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LA VARIEDAD LITOLÓGICA

En la Península se distinguen tres grandes zonas litológicas, que se corresponden con


áreas estructurales de formación e historia diferentes:

La España silícea ocupa el oeste de la Península: el zócalo de la Meseta, el Macizo Galaico,


Cordillera Cantábrica hasta Asturias, el Sistema Central, los Montes de Toledo y Sierra
Morena más algunos puntos en la zona axial de los Pirineos, las altas cumbres de Sierra
Nevada y núcleos aislados del Sistema Ibérico. Estructuralmente esta zona se corresponde
con la zona de los macizos antiguos. Por tanto está formada por materiales paleozoico-
hercinianos y algunos precámbricos como el granito, gneis, cuarcitas, pizarras, mármoles,
etc. El relieve predominante es el llamado relieve granítico, que forma crestas agudas y
escarpadas y canchales o acumulaciones de fragmentos de rocas, en las zonas de alta
montaña. Y montículos de formas redondeadas, llamadas domos, y berrocales o
apilamientos de rocas, en las zonas menos elevadas.

La España caliza está formada por sedimentos de la era secundaria que se plegaran en la era
terciaria. Los terrenos calizos forman en la península una Z invertida que se extiende por los
Prepirineos, los Montes Vascos, el Sistema Ibérico, la parte oriental de la Cordillera
Cantábrica, parte de la Cordillera Costero Catalana y la Cordillera Subbética. Predominan
las rocas calizas, aunque también abundan conglomerados, areniscas y margas. La topografía
del área procede de las características de la roca caliza. Ésta es una roca dura, que se
disuelve fácilmente con el agua acidulada (por el CO2 que lleva disuelto) Da lugar a un
relieve complejo, llamado relieve cárstico, formado por: lapiaces o lenares (surcos o
cavidades formadas por el agua de escorrentía); gargantas o valles estrechos y
profundos; poljés (depresiones alargadas de fondo horizontal); dolinas o torcas
(grandes cavidades formadas donde el agua se estanca); cuevas y simas (aberturas
estrechas que comunican las superficie con las galerías subterráneas).

La España arcillosa constituida por materiales sedimentados muy poco resistentes a la


erosión como arcillas, margas, yesos, etc. que se depositaron durante las eras terciaria y
cuaternaria. El área arcillosa se extiende por las cuencas sedimentarias de las dos
submesetas por las depresiones exteriores, del Ebro y del Guadalquivir, en áreas
hundidas y llanuras costeras mediterráneas.
La arcilla tiene escasa resistencia a la erosión, por este motivo, el relieve arcilloso es
básicamente horizontal, formado por campiñas o llanuras suavemente onduladas y
cárcavas, o surcos estrechos y profundos, y badlands, un tipo de paisaje muy abrupto,
en zonas donde se alternan los largos periodos secos y calurosos con otros de lluvias
torrenciales, como el SE peninsular y el centro del valle del Ebro.

El relieve causado por la erosión diferencial. En estas tres zonas, es frecuente la existencia
de rocas de distinto origen y resistencia. La erosión actúa en estos casos de forma diferencial o
selectiva, dando lugar a distintos relieves según la disposición de los estratos.
a) Relieve horizontal o aclinal. Cuando los estratos son horizontales y alternativamente
duros y blandos, los ríos abren valles que separan páramos o mesas, formas de
relieve de cima horizontal. Cuando los páramos se erosionan, dan lugar a cerros
testigo y antecerros. Este tipo de relieve es característico de las cuencas
sedimentarias del Ebro y del Guadalquivir.
b) Relieve en cuesta o monoclinal. Se produce cuando los estratos están suavemente
inclinados y alternan materiales duros y blandos y la erosión de los ríos forma un
relieve en cuestas. El retroceso de las cuestas por la erosión da lugar también a
cerros testigo y antecerros.
c) Relieve plegado. Cuando los estratos están plegados y formados por materiales
de diferente dureza, se crean los relieves apalachense y jurásico. El relieve
apalachense se forma al plegarse las rocas paleozoicas de los Macizos Antiguos
hercinianos. Se caracteriza por crestas paralelas (anticlinales erosionados), largas,
estrechas y de altitud similar, constituidas por las rocas duras, que están separadas por
depresiones (sinclinales) alargadas abiertas en rocas más blandas. Ejemplos de este
relieve pueden encontrarse en Sierra Morena. El relieve jurásico forma de relieve de
las cordilleras de plegamiento alpina que se caracteriza por el plegamiento de sus
estratos, creando anticlinales y sinclinales. Puede observarse el Sistema Ibérico, la
parte oriental de la Cordillera Cantábrica, los Pirineos y las Cordilleras Béticas.

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