El establecimiento de un proceso que conduzca a la terminación del conflicto interno
armado y lleve a la paz del país, ha sido una aspiración largamente deseada y solicitada por la mayoría de la población y las organizaciones de la sociedad civil; porque entienden que insistir en superar la guerra por la vía armada solo continuará ahondando la deshumanización, la afectación de la gran mayoría de la población del país y el mantenimiento de un status quo que desvía y pierde muchos de los recursos y oportunidades en el objetivo de la guerra. Colombia, si quiere la paz, tiene que renunciar a la guerrilla y al paramilitarismo. Sin esa renuncia irrevocable no se puede ni siquiera empezar a conversar, porque el talante guerrillero, hermano gemelo del talante paramilitar no conversan, violentan. Y la violencia es la negación de la confianza, sustancia del diálogo. Por otro lado la tenencia de la tierra es un tema de tanta importancia en Colombia que se constituyó en el primer punto de discusión en los diálogos de paz, por encima de la participación política de las FARC y el narcotráfico. El gobierno cree que la paz se construye ante todo en el campo y que, sin una transformación profunda del sector rural que rompa el círculo vicioso de violencia en el campo el fin del conflicto no está garantizado. Sin embargo, aunque se lograra llegar a un acuerdo de paz con las FARC, la tarea no es fácil. Está, en primer lugar, el hecho de que esta guerrilla no es la única despojadora de los campesinos. También lo son los paramilitares, narcotraficantes y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Estos procesos son largos, y no puede caerse en la trampa de aplazarlos porque dependan presuntamente de lograr la paz, o porque no se ha probado "científicamente" que la violencia tiene que ver con el desempleo o la desigualdad social, o porque quizás haya que negociarlos. Ni dejar que se mantengan como supuesta fuente de legitimidad de la guerrilla: no habrá paz, ha anunciado esta, hasta que se resuelvan -a pesar de que sea la guerrilla la mayor responsable de que el país se haya enredado en esta espiral de endurecimiento político y social y violencia que se pretende resolver precisamente con las armas, la responsable principal de que no haya habido alternativas viables de cambio social Es de gran importancia el acuerdo nacional entre los actores del conflicto para reconciliar a los frentes sociales, desde mi punto de vista la paz no solo es un proceso de diálogos o reuniones entre grupos armados y el gobierno, la paz es un camino donde todos los actores de la sociedad del conflicto lleguen a puntos en común y acuerdos que contribuyan al mejoramiento y desarrollo de la sociedad colombiana en todos los aspectos económicos, social, político y cultural.