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Leccion 5: Edicion Maestros – Para el

sabado 2 de Febrero de 2013


by admin on January 26, 2013

Edición para maestros. Primer trimestre (enero-marzo) de 2013

Para el Sabado 2 de Febrero del 2013

La Creación y la
Moralidad
El sábado enseñaré…

Texto Clave: Génesis 9:4-6.

Enseña a tu clase a:

Saber descubrir cuán importante es la Creación para la moralidad y la ética cristianas.

Sentir y experimentar la diferencia entre la moralidad basada en la Creación y la


moralidad basada en el evolucionismo.

Hacer: Aprender a vivir una vida de servicio abnegado, especialmente en conexión con
aquellos sobre los cuales ejercemos poder.

Bosquejo de la Lección

I. Saber: La importancia de la Creación para la moralidad


A. ¿Qué diferencia hace nuestra creencia acerca de los orígenes sobre la
moralidad y la ética?
B. Analiza el rol del relativismo en la ética. ¿Hasta qué punto una creencia
en la Creación informa y da forma a este análisis?
C. Explica la doctrina de la dignidad humana y su rol en la vida cristiana.
II. Sentir: Cultivar una experiencia personal sobre cómo la Creación da forma al
sentido de moralidad que tiene cada uno
A. ¿Qué significan para mí personalmente las diferentes implicaciones de la
Creación y del evolucionismo sobre la moral?
B. ¿Cómo mi creencia en la Creación da forma a mi estima propia y mi
concepto de la valía de otros?
C. A su vez, ¿cómo debería este concepto inspirarme a tratar a quienes
entran en contacto conmigo?
III. Hacer: Vivir una vida de servicio abnegado
A. ¿Cómo aplico a mi vida los principios morales derivados de la Creación?
B. ¿Cuáles son algunas de las maneras en que mi creencia en la Creación
puede ayudarme a llegar a ser más abnegado y orientado al servicio hacia
otros, especialmente hacia aquellos sobre los cuales tengo poder?

Resumen

Lo que creo acerca de los orígenes tiene implicaciones morales importantes. La


moralidad de la Creación estimula la creencia en normas fijas del bien y del mal, y nos
llama a usar nuestro dominio para servir y proteger aquello sobre lo cual tenemos poder.
El evolucionismo, en contraste, establece una especie de ostentación del poder de la
persona, la explotación y la depredación de los débiles, a fin de hacer avanzar los
intereses propios.

CICLO DE APRENDIZAJE

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Lo que uno cree acerca de los
orígenes, tiene importantes implicaciones morales.

PASO 1: ¡Motiva!
Solo para los maestros: Enfatiza que una creencia en la Creación como está descrita en
Génesis 1, establece los fundamentos para una clase definidamente diferente de
moralidad que la moral implicada por el evolucionismo.

Desde que Carlos Darwin publicó su tratado sobre la evolución, ha habido agitación
sobre si ésta tiene implicaciones morales. En general, se ha hecho poco trabajo erudito
para responder a esta pregunta, pero ha habido mucha agitación a nivel popular
pretendiendo que el darvinismo es tóxico para la moralidad y la ética judeocristiana.
Desde 1950, un grupo pequeño pero creciente de pensadores entrenados han estudiado
este tema de cómo la teoría de la evolución impactaría la ética tradicional.

Julián Huxley alegó que la moralidad misma es un producto de la evolución y, por ello,
“cualquier norma de bien o de mal, de algún modo, debe estar relacionada con el
movimiento de ese proceso {evolución] con el correr del tiempo”.–T. H. Huxley y
Julián Huxley, Touchstone for Ethics: 1893-1943, p. 131. Este argumento muestra que
la cosmovisión evolucionista favorece el relativismo en la moral. Esta observación, sin
embargo, es solo el comienzo del impacto del evolucionismo sobre la moralidad. En el
siguiente paso del Ciclo de Aprendizaje contrastaremos las diferencias en las
implicaciones morales entre Génesis 1 y la teoría de Darwin.

Actividad inicial para analizar: Si uno tomara los principios éticos de Génesis 1 o el
evolucionismo con seriedad, ¿cómo podría conducirse un creacionista en forma
diferente de un evolucionista?

PASO 2: ¡Explora!
Solo para los maestros: La creación suministra elementos fundamentales para la
moralidad cristiana, especialmente para el concepto de santidad y dignidad de la
persona humana.

La Creación introduce una ética de valor personal que nos llama a servir en vez de
explotar a quienes tienen menos poder que nosotros, sean humanos o animales.

Comentario de la Biblia

I. La imagen de Dios y el poder de la razón

(Repasa, con la clase, Génesis 9:4-6).

Cuando Dios ordenó a la humanidad a abstenerse de comer el fruto de un solo árbol,


vemos que el hombre se destacó al tener una característica que falta en los animales.
Elena G. de White observa: “La primera gran lección moral dada a Adán era la de la
negación propia. Las riendas del dominio propio fueron puestas en sus manos. El juicio,
la razón y la consciencia debían ceder a su dominio”. (AR&H, 24 de febrero de 1874).
Por eso, los humanos se distinguieron de los animales, y se les dio la capacidad singular
para reconocer opciones de libre albedrío, y para evaluarlas sobre la base de una norma
superior que sus propios deseos y preferencias. El informe de la Creación provee el
fundamento para el establecimiento del derecho que tiene Dios de hacernos demandas
dotadas de autoridad.

El cristianismo tiene una larga tradición de igualar la imagen de Dios con el poder de la
razón. Un desafío a esto proviene del evolucionista James Rachels, quien alega que la
razón debe haber evolucionado en pequeños aumentos y por eso no es peculiar de la
humanidad.

Meramente tenemos más, y por ello es solo cuantitativamente diferente de los animales.
Sin embargo, parece claro que se puede ofrecer una opción mejor que la razón sola.
Otro evolucionista, Robert Wright, reconoce que los humanos son singulares en
naturaleza, porque solo los humanos poseen un sentido moral. Wright parece tener un
punto: nuestro sentido moral es en realidad singular y no obstante refleja el sentido
moral de Dios. Por ello, tener un sentido moral parecería constituir una idea central de
ser hecho a la imagen de Dios, especialmente cuanto esta idea se vincula con el
dominio.

Dos problemas surgen de la idea de ser hechos a la imagen de Dios. El primero, es la


santidad de la vida humana. Génesis 9:4 al 6 protege la vida human de la matanza por
un animal o un agente humano porque el hombre fue hecho a la imagen de Dios. Algo
acerca de ser hecho a la imagen de Dios provee una base para considerar el asesinato
como moralmente malo. De este modo, la ética judeocristiana ha tendido a proyectar un
nivel más elevado de protección moral a los humanos que a los no humanos. De aquí
que, si se quema la casa, y tienes que salvar a un perro o a un bebé, eliges el bebé puesto
que tiene más derecho a protección como humano a imagen de Dios. Rachels alega que
el evolucionismo socava la doctrina de la dignidad humana, en parte, al socavar la idea
de que el hombre fue hecho a imagen de Dios. Si el evolucionismo materialista es el
agente creativo, entonces Dios no estaba diseñando y modelando activamente, y por lo
tanto, no puede haber humanos hechos a imagen de Dios.

Se puede construir también un contraste moral adicional entre Génesis 1 y el


evolucionismo. En el evolucionismo, el interés propio es la norma dominante. El fuerte
no se acomoda al débil, sino lo explota y se aprovecha de él. Pero en la Creación
anterior a la Caída, no había depredación ni explotación. Más bien, Adán y Eva debían
“servir y proteger” la naturaleza, usando su poder para nutrir, no explotar. (“Servir y
proteger” es una traducción muy literal del texto hebreo de Génesis 2:15).

El dominio humano debía imitar el dominio divino, por lo menos en estilo. Ya en


Génesis 1 podemos ver el principio moral de negarse a sí mismo para el bien de otros,
como se describe en Filipenses 2:5 al 7. Ser hechos a imagen de Dios, entonces, no es
meramente tener dominio y el poder para evaluar moralmente las elecciones, sino
significa vivir una vida dedicada a un servicio de sacrificio propio, de no explotación
del mundo que nos rodea. Explotar a cualquiera de los hijos de Dios en lo físico, sexual
o emocional es en su naturaleza más darvinista, y viola la imagen de Dios en quien
realiza la explotación, aunque ésta esté arruinada.

Considera: Si decimos que Dios creó por medio de procesos evolucionistas, ¿cómo
podría este concepto alterar los fundamentos de nuestra manera de considerar la
dignidad y la valía de los humanos?

PASO 3: ¡Aplica!
Solo para los maestros: Lo que creamos acerca de los orígenes impacta la forma en la
que hacemos decisiones ahora. La Creación demanda un servicio que se da (o se vacía)
a sí mismo, mientras el evolucionismo nos demanda un servicio de adecuarse para
sobrevivir. Las siguientes preguntas tienen la intención de indagar en estas diferencias.

Preguntas:
Si una persona vive en forma consistente los principios de Génesis 1, o del
evolucionismo, ¿cómo podría el creacionista conducirse en forma diferente del
evolucionista:

 ¿En su vida familiar?


 ¿En su vida profesional?
 ¿En la comunidad?

PASO 4: ¡Crea!
Solo para los maestros: Esta actividad toma las preguntas anteriores y las personaliza.
Anima a cada estudiante a pensar en el significado de estos problemas para su estilo de
vida actual. Usa la siguiente actividad para estimular la introspección personal, aun si
las respuestas no sean compartidas con la clase.

Actividad para el análisis: ¿Cómo puedo ser más orientado hacia la creación, viviendo
una vida de entrega en servicio y bendición hacia otros?

1. ¿En mi hogar?
2. ¿En mi vida profesional?
3. ¿En mi comunidad?
Lección 5: -La Creación y la moralidad –
Para el 2 de febrero de 2013 – Edicion
Adultos
by admin on January 26, 2013

Sábado 26 de enero

Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 2:16, 17; Génesis 1:26-28; Santiago
3:9; Hechos 17:26; Proverbios 14:31; Mateo 5:44-48; Apocalipsis 20:11-13.

Para Memorizar: “Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: De todo árbol del
huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque
el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gén. 2:16, 17).

A la gente le gusta hablar de los “derechos humanos”. Desde la Carta Magna (1215) a la
Declaración Francesa de los Derechos del Hombre (1789) a diversas declaraciones de
las Naciones Unidas, se promovió la idea de que los seres humanos poseen ciertos
“derechos inalienables”, derechos que nadie puede quitar de nosotros. Son nuestros
porque somos seres humanos (por lo menos, eso es lo que dice la teoría).

Queda la pregunta: ¿Cuáles son esos derechos? ¿Cómo determinamos cuáles son?
¿Pueden cambiar esos derechos, y si es así, cómo? ¿Por qué nosotros, como humanos,
tenemos esos derechos?

En algunos países, por ejemplo, a las mujeres no se les dio el “derecho” a votar hasta el
siglo veinte (algunas naciones todavía se lo niegan). Entonces, ¿cómo puede un
gobierno otorgar a las personas algo que, para comenzar, es su “derecho inalienable”?
Son preguntas difíciles, y sus respuestas están inseparablemente vinculadas a la
pregunta de los orígenes humanos, el estudio de esta semana.

Domingo 27 de enero: Nuestra dependencia del Creador

Génesis 2:7 pinta a Dios creando a Adán en forma individual, y lo representa como un
ser moral e inteligente y no como un animal. El texto no lo dice, pero podemos imaginar
a Dios usando sus manos para formar del polvo la forma y tamaño que él quería darle.
Uno podría pensar que el Soberano del universo no se agacharía ni se ensuciaría las
manos para hacer al hombre, pero la Biblia revela al Creador como íntimamente
vinculado con la Creación. La Biblia registra muchas ocasiones cuando Dios,
voluntariamente, inter actuó con la creación material. Los ejemplos incluyen Éxodo
32:15, 16; Lucas 4:40; y Juan 9:6. De hecho, la encarnación de Cristo mismo en la
humanidad, en carne humana, donde día tras día inter actuaba con el mundo creado en
forma similar a como lo hacemos nosotros, refuta la idea de que Dios no se inclinaría a
“ensuciarse las manos” entre la humanidad.

Lee Génesis 2:16, 17. ¿Qué mandato le dio Dios a Adán? ¿Qué se implica en esta
orden?

Podemos preguntar, ¿Qué derecho tenía Dios de establecer reglas para Adán y Eva?
Compara esta situación con la de un niño en una familia. Los padres del niño le
proporcionan un hogar y todas las necesidades de la vida. Aman al niño, y piensan en
los mejores intereses de él. Su mayor experiencia y sabiduría pueden ahorrarle al niño
mucha miseria si ese niño acepta la conducción de ellos. Algunos niños encuentran
difícil esa conducción, pero se reconoce universalmente que mientras el niño depende
de sus padres para sus necesidades, está obligado a aceptar las reglas de los padres. Del
mismo modo, por cuanto dependemos de nuestro Padre celestial para la vida y sus
necesidades, es apropiado que aceptemos la conducción de Dios. Por cuanto Dios es
amor, podemos confiar en que siempre proveerá lo que necesitamos para nuestro propio
bien.

Lee Salmo 95:6 y 7, y el Salmo 100. ¿Cómo expresa el salmista nuestra dependencia de
Dios? ¿Qué obligaciones pone sobre ti en forma automática esa dependencia,
especialmente con respecto a la forma en que tratamos a otros?

Lunes 28 de enero:

A la imagen de Dios
Lee Génesis 1:26 al 28. ¿Qué atributo especial se les dio a los humanos que no se les
dio a los animales?

¿Qué es, exactamente, la “imagen de Dios”? Este tema ha sido muy debatido, y las
opiniones varían. Pero los versículos dan algunas pistas acerca de la naturaleza de la
idea. Primero, nota que ser hechos a la imagen de Dios implica que nos parecemos a
Dios de algunas maneras. Un aspecto importante de la imagen de Dios es que Dios dio a
los humanos el dominio sobre las otras criaturas. Como Dios es soberano, ha querido
que los humanos compartan esa soberanía.

Nota también, que Dios tenía el propósito de hacer al hombre a “nuestra imagen”, es
decir, una imagen que involucraba la pluralidad de la Deidad. Entonces hizo a los
humanos masculinos y femeninos. La imagen de Dios no está plenamente expresada en
una persona sino en una relación. Así como la Deidad se manifiesta en tres Personas
que están en relación, entonces la imagen se expresa en relaciones de hombre y mujer.
Esa capacidad es parte de la imagen de Dios. Por supuesto, las relaciones implican
responsabilidades y la obligación de dar cuenta de ellas, lo que significa moralidad. Por
eso, aquí se nos da un indicio de cómo la moralidad encuentra su base en la historia de
la Creación.

Lee Génesis 9:6 y Santiago 3:9. ¿Cómo se vincula la idea de que los seres humanos
fueron hechos a la “imagen de Dios” con el concepto de moralidad?

Los humanos han luchado durante milenios con la cuestión de la moralidad. Aun antes
de hablar de qué es la clase correcta de moralidad, la idea de moralidad misma plantea
varios problemas profundos. ¿Por qué los humanos, a diferencia de los insectos, y aun
de los chimpancés, tienen una consciencia moral, un concepto que distingue entre el
bien y el mal? ¿Cómo pueden los humanos, hechos esencialmente de materia amoral
(quarks, protones, electrones, etc.), captar los conceptos morales? La respuesta puede
encontrarse en los primeros capítulos de la Biblia, que revelan a los humanos como
criaturas morales hechas “a la imagen de Dios”.

Martes 29 de enero:

Hechos de una sangre


En Génesis 2:23, se le da a Adán la tarea de poner nombre a su esposa, y la llamó
Haváh, palabra relacionada con el verbo hayáh, que significa “vivir”. La palabra hebrea
para “Eva” (Haváh) puede ser traducida como “dadora de vida”. El nombre de Eva
representa el hecho de que ella es la antepasada de todos los humanos. Todos somos una
familia en el sentido más literal.

Lee Hechos 17:26. ¿Cómo vincula Pablo la hermandad de toda la humanidad con la
creación? Compara con Mat. 23:9.

Estamos unidos pues descendemos de una mujer, Eva, y de un hombre, Adán. Y Dios es
el Padre de todos nosotros. Este hecho es la base de la igualdad humana. Piensa cuán
diferentes serían las relaciones humanas si todos reconocieran esta verdad. Si alguna
vez necesitáramos una prueba de cuánto daño nos ha hecho el pecado, está en el hecho
de que los humanos a veces nos tratamos peor que algunas personas tratan a los
animales.
Lee Proverbios 14:31 y 22:2. ¿Cómo estos textos nos ayudan a comprender el vínculo
entre la moralidad y el hecho de que somos creados por Dios?

Muchos factores han dividido la raza humana: políticos, nacionales, étnicos y


económicos. Éste es tal vez uno de los de mayores consecuencias (aunque nunca al
nivel que Karl Marx las visualizó). Hoy, como siempre, los pobres y los ricos a menudo
se consideran con sospecha y desdén. Cuán a menudo estos sentimientos condujeron a
la violencia, y aún a la guerra. Pero la pobreza y la solución de ella todavía siguen
desconcertándonos (ver Mat. 26:11), pero una cosa es segura por la Palabra de Dios: los
ricos o los pobres, todos merecemos la dignidad que es nuestra por virtud de nuestros
orígenes.

Hace años, después que el darvinismo se puso de moda, algunos justificaron la


explotación que hacen los ricos de los pobres sobre la base del “darvinismo social”, ya
que en el mundo natural los fuertes vencen y explotan a los débiles, ¿por qué no aplicar
el mismo principio a la economía? ¿Por qué un conocimiento correcto de los orígenes es
vital para la comprensión de la moralidad?

Miércoles 30 de enero:

El carácter de nuestro Creador


Dios nos creó a su imagen, lo que significa, entre otras cosas, que él quería que nos
pareciéramos a él en carácter. Es decir, hemos de ser como él, tanto como sea
humanamente posible (nota, ser como Dios no es lo mismo que aspirar a ser Dios, una
diferencia vital). Para que seamos como Dios, en el sentido de que reflejemos su
carácter, tenemos que entender correctamente cómo es su carácter.

Lee Mateo 5:44 al 48. ¿Qué revelan estos versículos no solo acerca del carácter de Dios
sino también acerca de cómo debemos reflejar su carácter en nuestras propias vidas?

Lee Lucas 10:29 al 37. Otra vez, ¿qué nos revela esto acerca del carácter de Dios y
cómo debería estar reflejado en la humanidad? Ver también Fil. 2:1-8.

La historia que contó Jesús involucraba a dos hombres de diferentes grupos de personas,
grupos que eran hostiles entre sí. Pero Jesús les mostró que eran prójimos. Cada uno
estaba dentro de la esfera de responsabilidad del otro, y Dios se agrada cuando sus
diferencias son puestas a un lado y uno trata al otro con bondad y compasión.

Qué contraste se ve entre los principios del reino de Dios y los principios del gobierno
de Satanás. Dios llama a los fuertes que se preocupen por los débiles, mientras que los
principios de Satanás plantean que los fuertes eliminen a los débiles. Dios creó un
mundo de relaciones pacíficas, pero Satanás lo ha distorsionado tan completamente que
muchos consideran la supervivencia de los más aptos como la norma corriente de
conducta. Si el proceso perverso de la selección natural (en el que los fuertes dominan a
los débiles) fuera el medio por el cual llegamos a la existencia, ¿por qué deberíamos
hacer algo diferente? Si aceptamos esa idea, no estamos siguiendo a Dios, y los dictados
de la naturaleza como él los ordenó, sino estamos procurando nuestros propios intereses
a expensas de los menos “seleccionados por la naturaleza”.

¿En qué otras formas puedes ver cómo una comprensión de nuestros orígenes puede
impactar nuestros conceptos morales?

Jueves 31 de enero:

Moralidad y responsabilidad
En una lección anterior, consideramos el sermón de Pablo a los atenienses (Hech.
17:16-31). Siguiendo con el razonamiento que usó, notemos no sólo dónde comenzó
sino dónde terminó. ¿Por qué es importante la conclusión a la que llegó, especialmente
con respecto al tema de los orígenes y la moralidad?

El sermón de Pablo a los atenienses comenzó con la Creación y terminó con el juicio.
De acuerdo con Pablo, el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él fijó un día en
el que ha de juzgar al mundo. Estar dotados de moralidad implica responsabilidad, y
cada uno de nosotros será responsable por nuestras acciones y nuestras palabras (ver
Ecl. 12:14; Mat. 12:36, 37).

Lee Apocalipsis 20:11 al 13, y Mateo 25:31 al 40. ¿Qué se enseña claramente en estos
textos que está ligado directamente con la moralidad?

Todos los que hayan vivido se reunirán en la presencia de Dios para enfrentar el juicio.
La diferencia entre los dos grupos de la parábola de Jesús es cómo cada persona trató a
los que tenían necesidad. El Creador está interesado en cómo se tratan entre sí sus
criaturas, especialmente los que están en necesidad. No hay lugar en el cielo para el
principio de la selección natural; es contrario al carácter del Dios de paz.

Si la Biblia enseña algo, es que la justicia que tanta falta hace en este mundo, un día será
devuelta por Dios mismo. Más aún, toda la idea del juicio implica un orden moral: ¿por
qué juzgaría Dios, y mucho menos, castigaría, si no hubiera normas morales con las
cuales medir a las personas?

Piensa en la realidad y la certeza del juicio. ¿Por qué, entonces, el evangelio y la


promesa de salvación en Cristo son tan vitales para nosotros para tener seguridad en ese
juicio?

Viernes 1 de febrero
Para Estudiar y Meditar:
De acuerdo con las Escrituras, Adán fue el primer hombre, y fue creado del polvo por
Dios. Por eso el origen de la moralidad se funda en el origen de Adán. Los conceptos
bíblicos de moralidad son inseparables de los conceptos bíblicos de los orígenes.

Reconociendo a Adán como el primer humano también refuta la posibilidad de que


cualesquiera fósiles sean antepasados de Adán o de otros humanos. ¿De dónde vienen,
entonces, esos fósiles? Existen varias otras posibilidades.

Primera, los fósiles similares al hombre podrían ser formas de humanos con
inteligencias normales pero con modelos de crecimiento diferentes de los humanos
actuales. Una segunda posibilidad es que los fósiles puedan haberse degenerado, debido
a su propio estilo de vida o el estrés ambiental u otros factores. Una tercera posibilidad
es que pueden ser el resultado de intentos directos de Satanás de corromper la Creación
de modos que no entendemos. Otra posibilidad es que no fueron humanos sino animales
con una morfología similar. Como no tenemos evidencia directa para resolver la
cuestión, es mejor evitar ser dogmáticos en nuestras especulaciones. Los fósiles no
vienen con etiquetas que digan: “Hecho en China hace 500 millones de años”. Nuestra
comprensión de la historia de la tierra, que varía mucho entre los científicos,
proporciona un marco de referencia dentro del cual interpretamos los fósiles, pero no
tenemos pruebas para nuestras interpretaciones.

Preguntas para Dialogar:

1. Piensa en lo que pasaría si no hubiera un Creador que impusiera un orden moral


sobre la humanidad. ¿De dónde provendrían los conceptos morales? Muchas
personas que no creen en Dios sostienen, sin embargo, estrictas normas de
moralidad. ¿Sobre qué base, fuera de Dios, podría una persona desarrollar un
código moral? ¿Qué escenarios posibles podría formular? ¿Cuál sería la
debilidad máxima en todos ellos?
2. ¿Con nuestro concepto de Creación ¿qué opiniones tenemos con respecto a
problemas actuales como la eutanasia, la clonación, el aborto, etc.?
3. Un ciudadano local hacía recorridos por el campo de concentración nazi de
Dachau y hablaba acerca de la teoría de la evolución de Carlos Darwin,
implicando que la teoría de Darwin llegó a Dachau. ¿Cuál es la lógica obvia de
ese razonamiento? ¿En qué formas puede presentar fallas?
Capitulo 5 “El Hombre Moral” – L.
James Gibson (Libro complementario de
escuela sabatica) Leccion 5 para el
sabado 2 de Febrero
by admin on January 27, 2013

El hombre moral
Los seres humanos somos singulares. Mientras los animales a menudo nos sorprenden
por lo que pueden hacer, solo los humanos tenemos un lenguaje complejo, podemos
pensar en abstracto y tenemos libre albedrío. Sin embargo, la diferencia más im-portante
entre la humanidad y los animales es que solo los humanos podemos adorar al Creador.
La gente ha sugerido varias razones -que varían desde el azar hasta el propósito divino-
en cuanto a la singulari-dad que caracteriza a los humanos. Esto es un tema importante,
porque la forma en que nos vemos a nosotros mismos afecta la manera en que nos
conducimos; y esto afecta nuestro bienestar, tanto individualmente como en cuanto
sociedades.
El concepto bíblico de la naturaleza humana difiere radicalmente de conceptos basados
en el naturalismo de la teoría evolucionista y las re-ligiones panteístas. La historia de la
creación de Adán y de Eva en Gé-nesis 1 y 2 está plena de propósito, y esto brinda a
nuestras vidas una riqueza de significado que no es inherente a los otros conceptos. Nos
proporciona información vital para comprender nuestro lugar en el universo.
La historia de la Creación nos dice que Dios concibió a los humanos intencionalmente.
1 No existimos por la suerte o por un accidente. La forma en que Dios creó a los seres
humanos revela el valor que él con-sidera que tenemos: él creó a Adán y a Eva personal
e individualmente, primero a Adán y luego a Eva; formó a Adán del polvo de la tierra, y
luego “construyó” a Eva a partir de una de las costillas de Adán (Géne-sis 2:7, 21, 22).
Una personalidad individual es un aspecto importante de la naturaleza humana.
Dios formó a los seres humanos a su propia imagen, lo que significa otro indicador de
su consideración hacia nosotros. Luego, les otorgó el “dominio” sobre las demás
criaturas, confiándolas a su cuidado. Todos estos aspectos de la narración bíblica son
indicadores de la considera-ción especial de Dios por la humanidad que él creó. 2
Los humanos compartimos algunas semejanzas con los animales. Ambos son descritos
como “seres vivientes” (néfesh hayyáh> Génesis 1:24; 2:7); hechos del polvo (Génesis
2:7,19); y con “aliento de vida” (Génesis 6:17; 7:22). Ambos tienen sangre, que
representa la vida (Gé-nesis 9:4, 5). Pero hay una enorme distinción entre los humanos
y los animales: solo la humanidad fue hecha a la imagen de Dios.

“A imagen de Dios lo creó”

Los miembros de la Deidad decidieron hacer al hombre “a nuestra imagen”, 3 y


“conforme a nuestra semejanza”. 4 A pesar de las enormes diferencias entre el Creador
y los creados, los seres humanos son, en cierto sentido, “como” Dios. Muchas personas
se han preguntado qué significa esto, y se han esbozado muchas sugerencias. 5
Ser creados a la imagen de Dios es ser hechos para relacionarse. Dios los creo varón y
hembra. Los humanos son seres sociales, hechos para estar en relación. Formamos
familias, grupos sociales y sociedades. Tal vez, esta sociabilidad refleja de algún modo
las relaciones dentro de la Trinidad. La riqueza de relaciones de la Deidad se demuestra
mejor en una relación social, no en un grupo de seres individualistas. 6
Los humanos también tenemos la imagen de Dios en el dominio que Dios nos otorgó
sobre las demás criaturas (Génesis 1:28). 7 Dios es el Rey soberano del universo, con
todas las cosas bajo su control; no obs-tante, confió a los humanos una autoridad
delegada sobre las otras cria-turas. Los humanos son los representantes de Dios sobre
esta tierra. Es-te “dominio”, o “mayordomía”, les da a los humanos un atributo simi-lar
al de Dios; y es entendido correctamente como un aspecto de la imagen de Dios.
Otro aspecto de la imagen de Dios que poseen los humanos es la creatividad. Dios es el
Creador original, y vemos en sus obras una rica exhibición de belleza en forma y color.
Esta capacidad creadora y amor por lo bello se refleja, sin embargo, débilmente, en las
obras del arte humano y su creatividad. Seguramente, esta expresión es parte de la
imagen de Dios.
También podemos considerar el cumplimiento, por parte de la hu-manidad, del mandato
de fructificad y multiplicaos; llenad la tierra” como otro aspecto de la creatividad. Dios
el Creador dotó a sus criaturas con la capacidad de traer a la vida a personas
individuales nuevas. Dios ordenó a las criaturas del mar, del aire y de la tierra que se
multi-plicaran también, pero ellos no tienen la capacidad de traer a la existen-cia a
personas nuevas; ellos solo pueden producir más animales, no he-chos a la imagen de
Dios.
El juicio moral es otra característica de la imagen de Dios que tam-bién poseen los seres
humanos. El juicio moral incluye el libre albedrío. Dios confirió a los humanos la
capacidad de tomar decisiones para el bien o para el mal; y les enseñó la diferencia.
(Analizaremos la morali-dad con mayor profundidad más adelante en este capítulo.)
El trabajo y el descanso constituyen otro aspecto de la imagen de Dios que reflejan los
humanos. Dios obra en su mundo, y otorgó a los hu-manos la responsabilidad de
trabajar también (Génesis 2:15). Además, así como Dios descansó de su obra el séptimo
día, también los hombres deben descansar de su trabajo el sábado, el séptimo día.
Cuando los humanos siguen el esquema de trabajar seis días de la semana y des-cansar
en el séptimo, están reflejando la imagen de Dios. 8
Finalmente, así como una imagen es similar al original en su forma, la forma humana
debe compartir algunas semejanzas con las del Creador. No quiero implicar que Dios
tiene cinco dedos en sus manos y sus pies, sino que, de algún modo, alguien que
conozca tanto a Dios como a los humanos sería capaz de identificar similitudes en su
apariencia.
¿Qué nos dice la forma en que Dios creó a Adán? Dios creó a Adán en dos pasos.
Primero, lo formó del polvo de la tierra, y luego sopló en sus narices el aliento de vida
(Génesis 2:7). Adán no estuvo vivo hasta que Dios sopló en él el “aliento de vida”.
Entonces Adán llegó a ser un alma viviente, un ser vivo. La creación de Adán no fue
una conversión de otra forma de vida en un ser humano. Fue una transformación de
materia no viva en un ser viviente.
La Escritura no enseña que los seres humanos están constituidos por dos entidades
diferentes: un cuerpo animal y un “alma” consciente. Los antiguos griegos desarrollaron
este concepto que, desafortunadamente, muchos cristianos añadieron a su sistema de
creencias. 9 Adán llegó a ser un “alma viviente”, o un “ser vivo”, cuando Dios le insufló
aliento. 10 Cuando Adán pecó, Dios explicó que moriría y volvería al polvo, y que su
“aliento”, 11 o vida, volvería entonces a Dios. Los humanos no tienen almas: son almas.
La muerte de una persona es la muerte de un alma.
La naturaleza unificada, u holística, de la humanidad se observa, además, en la promesa
de la resurrección (Juan 5:28, 29). Las propias palabras de Jesús indican que los
muertos, que están “en los sepul-cros”; saldrían de sus tumbas para recibir su
recompensa. Los muertos serán levantados con cuerpos espirituales nuevos (1 Corintios
15:42-49), y serán arrebatados para encontrarse con el Señor (1 Tesalonicenses 4:16,
17). La resurrección no significa reunir un alma consciente con un cuerpo terrenal que
no tiene conciencia. No hay almas conscientes se-paradas del cuerpo material. La
resurrección es una recreación de la persona entera: tanto la dimensión física como la
espiritual de esa per-sona. Esas dimensiones son inseparables.

La Creación y la unidad de la humanidad

Los humanos son variados. Diferimos en lo físico y, más importante aún, en idioma y
cultura. Dadas esas diferencias, tendemos a compa-rarnos con otros y a clasificar a los
demás como inferiores o superiores. Esto es totalmente artificial. En realidad, todos
somos descendientes de los mismos padres: Adán y Eva. Adán le dio su nombre a Eva,
que sig-nifica “Dadora de vida”, porque ella es la madre de todos los humanos (Génesis
3:20).
Muchas personas se preguntan si las diferencias entre los humanos modernos podrían
haber surgido en el corto lapso entre nuestro tiempo y la Creación. Durante cierto
tiempo, los biólogos creyeron que los hu-manos y otras especies cambiaban muy
lentamente. Más recientemente, se ha descubierto que una especie puede cambiar muy
rápidamente, en el transcurso de unas pocas generaciones. 12
Varios agentes afectan la tasa del cambio. Un factor es el grado de aislamiento. En los
humanos, el aislamiento puede ser geográfico -debido a la distancia- o puede ser
conductual, debido al lenguaje o a di-ferencias culturales. Hasta no hace mucho tiempo,
la mayoría de los humanos permanecían cerca de donde habían nacido y se casaban den-
tro de su grupo cultural. Esta práctica tiende a la endogamia, y natu-ralmente resulta en
la divergencia entre poblaciones aisladas, sean hu-manas o de cualquier otra especie.
Con el tiempo, las diferencias se acumulan y finalmente producen variedades distintas o
razas. Los hu-manos están sujetos a estos procesos mientras permanezcan en grupos que
están asilados unos de otros por la distancia o el idioma. Así, aun-que no tenemos
registros históricos del desarrollo de las razas huma-nas, sabemos ahora que tales
cambios no requieren de grandes perío-dos para desarrollarse; de hecho, las diferencias
entre los humanos son superficiales, comparadas con las de otras especies. Un 93 por
ciento de nuestra composición genética se encuentra en todas las razas; las dife-rencias
que distinguen a las razas son menores, y comprenden solo un 7 por ciento de nuestros
genes. 13
La unidad de la humanidad proporciona una base lógica para el re-conocimiento de que
todos los humanos llevan la imagen de Dios. Ver- (laderamente somos todos “de una
sangre” (Hechos 17:26). No hay ba-se para que ningún grupo humano crea que es
superior a cualquier otro grupo. En el pasado distante, se decía que los hombres judíos
da-ban gracias a Dios porque no eran gentiles, esclavos o mujeres. El após-tol Pablo
criticó implícitamente esta oración, al señalar que ninguno tiene un favor especial con
Dios (Gálatas 3:28). La salvación está dispo-nible sobre la misma base tanto para judíos
como para gentiles, escla-vos como libres, hombres o mujeres. La parábola de Jesús del
Buen Samaritano (Lucas 10:25-37) presenta el mismo punto: todos los seres humanos
son dignos de respeto y de bondad.
La Creación y la moralidad

La Creación proporciona la base para la moralidad. Como seres creados, somos


responsables ante nuestro Creador. Él ha provisto las reglas de la conducta moral.
Otorgó a Adán el dominio sobre las otras criaturas con la instrucción de “sojuzgar”
(kabásh), o gobernar, la Tierra. Dios también asignó a Adán que “labrara” 14 el huerto y
lo “guardara”. 15 Esto implica responsabilidad y rendición de cuentas que, combina-dos
con el don de la libre elección, son prerrequisitos para la morali-dad.
La moralidad comienza con nuestra responsabilidad frente a Dios el Creador. Como
criaturas, debemos nuestra existencia al Creador. Fui-mos creados con un propósito:
glorificar a Dios (Isaías 43:7)- Nuestra responsabilidad ante Dios incluye el cuidado y la
administración del mundo creado. Dios es bueno, y creó un mundo bueno. Pero, debido
a nuestro fracaso moral, el pecado ha corrompido este mundo bueno. Se nos llama a
reducir y, tanto como sea posible, revertir los malos efectos del pecado; a alimentar la
bondad de la creación y oponernos al mal. Al hacerlo, testificamos de la bondad del
Creador.
Nuestra responsabilidad moral, también, se extiende a la manera en que tratamos a los
demás humanos, como lo ilustra la historia de Caín y Abel (Génesis 4:2-12). La imagen
de Dios está presente en todos los humanos, aun cuando haya sido prácticamente
borrada por el pecado. © Recursos Escuela Sabática
Esto significa que la forma en que tratamos a nuestros semejantes reve-la cómo nos
sentimos acerca de Dios. Siendo que todos tenemos los mismos primeros padres y todos
estamos dotados con la imagen de Dios, deberíamos respetarnos unos a otros y tratarnos
unos a otros co-mo miembros de la misma familia. Dios nos instruyó para que demos-
tremos ese amor a otros mediante actos de bondad, especialmente ha-cia los débiles: los
huérfanos, las viudas y los que tienen desventajas (Deuteronomio 15:7-18). 16 Al
hacerlo, permitimos que Dios restaure su imagen en nosotros.
Otro aspecto de la creación y la moralidad es el mandato de ser fruc-tíferos y
multiplicarnos (Génesis 1:28). 17 La familia tiene la función de servir como un medio
de mantener la imagen de Dios en las personas nacidas en este mundo. Los niños que
crecen en una familia fiel, teme-rosa de Dios, serán adiestrados en el desarrollo de su
imagen, y tienen la oportunidad de cumplir el propósito divino de dar gloria a él. Las
familias que no adiestran a sus hijos adecuadamente, son responsables por la distorsión
de la imagen de Dios, que lo deshonra.
Muchos pensadores han tratado de encontrar una base para un sis-tema de moralidad sin
referencia a Dios. Aristóteles defendía los prin-cipios que contribuían a una vida feliz y
realizada. 18 David Hume pro-puso que la moralidad podría estar basada en el instinto;
que, de algún modo, instintivamente preferíamos una conducta moral sobre una in-
moral. 19 Emanuel Kant pensó que podíamos determinar los principios morales por
medio de la razón y del cumplimiento del deber. 20 Otros han sugerido que la conducta
moral está constituida por conductas que resultan ser de gran beneficio para una mayor
cantidad de personas. 21
Estas sugerencias recibieron diversos grados de aceptación, pero ninguna de ellas ha
tenido realmente éxito como base para la morali-dad, por lo menos debido a tres
razones:
Primera, la moralidad está basada en una obligación de cumplir al-guna norma; pero sin
un Dios Creador, no existe una norma perdura-ble. Cualquier sistema de moralidad
basado en la razón, la preferencia o la felicidad será inestable: lo que una vez fue moral
puede llegar a ser inmoral, y viceversa; y lo que contribuye a la felicidad de una persona
puede disminuir la felicidad de otra.
Segunda, los sistemas morales ateos fallaron porque no toman en cuenta la naturaleza
caída de los humanos. La felicidad humana, la ra-zón y las preferencias no proporcionan
una base confiable para la mo-ralidad, porque los humanos son egoístas. Ningún
sistema de moralidad que tenga el condimento del egoísmo puede ser estable.
Tercera, estos sistemas fallan porque someten a la minoría a la “tira-nía de la mayoría”.
22 Ningún sistema moral puede durar mucho, cuando una minoría importante se siente
oprimida por la mayoría do-minante. La única base objetiva para un código moral
duradero es la obligación que uno tiene para con el Creador.

La moralidad y el Creador

Muchas personas han propuesto la idea de que el evolucionismo, y no el creacionismo,


proporciona la verdadera historia de los orígenes. Pero, esa evolución tuvo éxito porque
Dios guiaba el proceso; no suce-dió por azar. Las teorías de los orígenes que incluyen
esta idea básica son ampliamente conocidas como “la creación evolucionista, o la evo-
lución teísta”. Algunas teorías de creación evolucionista proponen que Dios creó
gradualmente, a lo largo de períodos larguísimos, al guiar la forma en que los
organismos se reproducen, luchan por la existencia y mueren. Estas teorías no
consideran la muerte como el resultado del pecado; en vez de ello, es el medio que el
Creador eligió para traer a la existencia a las criaturas que él quiere. Sugieren que la
muerte y el su-frimiento siempre fueron parte de la naturaleza, y que la conducta hu-
mana no tiene relación con el mal natural.
Sin embargo, cualquier teoría que hace que Dios sea el arquitecto de la evolución es
incompatible con la vida y las enseñanzas de Jesús, así como con el informe bíblico de
la Creación. En primer lugar, tal teoría implica que Dios tiene un carácter malvado. El
proceso evolucionista, -que se basa en la violencia, el sufrimiento y la muerte- es
ampliamente reconocido como malo, 23 de modo que acusar a Dios de guiar la evolu-
ción es acusarlo de ser malvado.
Segundo, tales teorías implican que Dios no era capaz de crear direc-tamente lo que
quería, sino que fue obligado a hacerlo en pasos gra-duales. Esto hace de él un
debilucho, de quien no podemos depender para ayudarnos en respuesta a las oraciones,
ni para resucitar a los muertos.
Tercero, la creación evolucionista implica que Dios nos exige una norma moral más
elevada de la que él mismo práctica. El dios de la teoría evolucionista usa al fuerte para
eliminar al débil, mientras que el Dios de la Biblia espera que los humanos nutran a los
débiles, y los condena por oprimir a los que tienen desventajas. El dios del evolucio-
nismo es inmoral, según la norma de moralidad demostrada por la vi-
da y las enseñanzas de Jesús, y nadie quedaría satisfecho con un código moral basado en
el carácter de tal dios.
En resumen, el dios de la teoría evolucionista no tiene las cualidades del Dios de la
Biblia: la omnipotencia, la omnisciencia, la bondad y el amor. En contraste, Jesús
demostró estas cualidades; incluyendo el po-der de controlar la naturaleza, como lo
evidenció cuando calmó la tor-menta sobre el mar de Galilea (Marcos 4:35-40) y
multiplicó los cinco panes y los dos peces (Mateo 14:13-21). Jesús manifestó un
carácter mo-ral elevado, e identificó el mal como producto del maligno. 24 La teoría de
que Dios se valió de procesos evolucionistas para crear debe ser re-chazada sobre una
base moral, entre otras razones. Porque el malvado mecanismo, impelido por la muerte,
propugnado por el evolucionismo es incompatible con el Dios de la Biblia, abnegado y
dador de vida.
Conclusiones

Adán y Eva fueron creados individualmente, en el sexto día de la se-mana de la


Creación. Fueron dotados con características que reflejan, de un modo limitado, algunas
de las características del Creador. Se les otorgó el dominio sobre las demás criaturas,
una relación sagrada entre ellos, un tiempo especial para la comunión con el Creador y
la tarea de administrar el Jardín.
Los humanos son seres integrales, u holísticos, y sus almas consisten en la combinación
del aliento de vida dado por Dios y el cuerpo mate-rial. Todos los humanos son
descendientes de Adán y de Eva; todos llevan la imagen de Dios; y todos son dignos de
respeto y bondad.
Dios nos creó con libre albedrío y nos dio responsabilidad, lo que significa que somos
seres morales y responsables frente a nuestro Creador por la manera en que
respondemos a él, por la manera en que nos tratamos unos a otros y por la forma en que
tratamos con el resto de la creación. La vida y las enseñanzas de Jesucristo, junto con
las en-señanzas de los profetas divinamente inspirados, proporcionan la única base para
un código moral estable y satisfactorio.

Referencias
1 Esto está implícito en la declaración “Hagamos al hombre [...]” (Génesis 1:26).
2 Jesús afirmó esto en Mateo 10:29 al 31; y Lucas 12:6 y 7.
3 En hebreo, tselem, refiriéndose al parecido exterior (Génesis 1:26).
4 En hebreo, demúth, refiriéndose al parecido interior (R. M. Davidson, comunicación
personal, 2012).
1 5 Por ejemplo, Clines, D. J. A. “The Image of God in Man,” Tyndale Bulletin
(1968), pp. 53-103; Feinberg, C. L. “The Image of God”, Bibliotheca Sacra 129 (1972),
pp. 235-245; Moreland, J. P., The Recalcitrant Imago Dei (Londres: SCM Press, 2009).
6 Ver el capítulo 9 de este libro, para un mayor análisis sobre el matrimonio.
7 Ver el capítulo 10 de este libro.
8 Ver el capítulo 11 de este libro.
9 Agustín, City of God; Aquino, Summa Theologica;

http://michaelbrennen.com(wordpress/wp-content/uploads/2008/10/

augustine_aquinas.pdf descargado de la Web, el 12 de diciembre de 2011.


10 En hebreo, neishemáh, “aliento”. En Génesis 6:17 y en algunos otros textos, se usa la
palabra hebrea rúaj “viento”.
11 En hebreo rúaj, “viento”, “aliento”, o “espíritu . Esta presente tanto en los humanos
como en los animales (Génesis 7:15, 22).
12 Ver, por ejemplo, Hendry A. P. y M. T. Kinnison, “Perspective: The Pace of Modern
Life: Measuring Rates of Contemporary Microevolution” Evolution 53 (1999), pp.
1.637-1-653.
13 Ver Cavalli-Sforza, L. L., Genes, Peoples and Languages (Nueva York: North Point
Press, 2000); citado en M. Ridley, Evolution, Malden, MA: Blackwell Science, Ltd.
(2004), p. 365.
14 En hebreo, abád, “servir”, “labrar”.
15 En hebreo, shamár, “guardar”, “observar”, “cuidar”, como en “guardar el pacto”
(Gé-nesis. 17:9).
16 Cf. Miqueas 6:8; Levítico 19:18.
17 Sobre la creación y el matrimonio, ver también el capítulo 9 de este libro.
18 Ver Ethics, de Aristóteles.
19 David Hume, An Enquiry Concerning the Principles of Morals (1751).
20 Emanuel Kant, Metaphysics of Morals (1797).
21 Ver “Utilitarianismo”, en Wikipedia o en otra enciclopedia.
22 Ver “Tyranny of the Majority”, en Wikipedia.
23 Ver T. H. Huxley, Evolution and Ethics, (1893).
24 Mateo 13:24-30; 13:36-43; 17:18-21; Marcos 1:23-27; Lucas 8:26-39; 13:16; Juan
8:44.

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