Luego de la abstención revolucionaria sostenida por el radicalismo en contra de la
oligarquía que impedía el voto popular y luego de la sanción de la Ley Sáenz Peña en 1912, Irigoyen asumía la presidencia de la nación en 1916. los conservadores retuvieron al aparato cultural, en el que la universidad constituía un eslabón estratégico.
La aparición de las clases medias y el escenario social y político de la época, producto
de la expansión de una economía urbana cada vez más compleja, aunque insuficiente aun en su desarrollo industrial, daba cuenta del asenso de un actor social nuevo que pugnaba por abrirse paso en los terrenos económicos y políticos.
En Córdoba, la teología predominaba en las aulas y la severidad convivía con una
marcada tradición jesuita. Los criterios pedagógicos reconocían la influencia decisiva de las corporaciones profesionales que controlaban cada una de las facultades. el dominio ejercido por la Iglesia se traducía en un régimen reaccionario y conservador que se empeñaba en abortar cualquier intento de modificar el control que los sectores clericales ejercían sobre la institución.
A nivel internacional, procesos como el de la Revolución Mexicana de 1910, la
triunfante Revolución Rusa de 1917 y el enfrentamiento entre las potencias imperialistas en la Primera Guerra Mundial, reflejaban las convulsiones que producía el sistema capitalista. A nivel nacional, las sucesivas huelgas de la clase obrera trastocaban el régimen político oligárquico-conservador. En ese marco, los estudiantes cordobeses comenzaron a exigir la introducción de reformas en vistas de modernizar la casa de estudios que, fundada en 1613, aún funcionaba con la dinámica heredada de los tiempos coloniales. En pleno siglo XX las ideas darwinistas eran consideradas heréticas y se impartían materias como la de “Deberes para con los siervos”. Mientras tanto en el mundo, la ciencia inventaba prodigios: cine, radio, teléfono, automóvil, aeroplano. La concepción positivista de la ciencia basada en el método experimental predominaba en ese entonces. Todos estos avances, sumado a la impresionate corriente de pensadores que surgieron a partir de allí, fueron conformando el pensamiento reformista de la época que contrastaba fuertemente con las pretenciones de las autoridades de las universidades. No es de extrañar entonces, en este contexto cargado de tensiones, fin de una guerra mundial, pujas sociales, ascensos de la clase trabajadora y apliación del derecho a voto que los movimientos juveniles tomaran cartas en el asunto y decidieran reformar su casa de estudios, adecuandola a una realidad inminente.