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Eduardo Aliverti:

Si yo tuviera que hacer… si usted tuviera que hacer un diccionario de esto que habíamos
señalado: la generación del 37 hasta llegar a Roca y el primer paso hacia la constitución de un
sistema de enseñanza primaria, por lo menos. ¿Qué ranking haría y cómo lo describiría?
¿Sarmiento va a la cabeza, en términos de ideas que aporten a la constitución de un ciudadano
de la educación para…?

Rubén Cucuzza:
Es muy difícil fijar un ranking en ese sentido. Podríamos, quizás, decir, en principio, que
atribuir a esta generación del 80, simplemente emblocarla en el término liberal, o ilustrado o
positivista, resulta un tanto abusivo. Hay contradicciones internas entre esos grupos. Es
probable que si uno sigue las orientaciones de la llamada historiografía tradicional, la línea de
Mayo sería Belgrano, Rivadavia, Echeverría, Sarmiento. Pero existe toda una cantidad de
fenómenos contradictorios y complejos que se van dando dentro de esa supuesta línea
mostrando fracturas y contradicciones internas al punto que es posible demostrar que el
programa de la generación del 37, el programa basado en la transformación de la barbarie por
medio de dos palancas fundamentales, la inmigración y la escuela primaria, no es el programa
que se implementa después de Pavón. Podemos decir que… bueno, Echeverría ya había
muerto, pero podemos decir que el Sarmiento y el Alberdi posteriores al 52 y a Pavón no son
los mismos que habían integrado la generación del 37. Desde el punto de vista de creaciones
concretas, la generación del 37 no logra realizaciones en medio de las guerras civiles. Pero sí,
efectivamente, formula un programa deudor de la Ilustración, deudor de las ideas iluministas.
Es la primera generación que tiene detrás la generación de los padres que hicieron la
Independencia, es decir, son los primeros que pueden reflexionar acerca de lo que había
ocurrido en 1810 porque eran los hijos, eran los que habían nacido en 1810 y crecido durante
toda su juventud y adolescencia en medio de las luchas civiles. Entonces, la utopía iluminista,
la utopía afrancesada de formar al ciudadano, la libertad, la igualdad, la fraternidad, se
desenmascaraba o se observaba frente a una realidad de una fractura total y donde de pronto
Lavalle lo fusilaba a Dorrego, es decir, esto no era la utopía racionalista ni el reino de la razón
en la Tierra, que había prometido la ideología de estos padres de la Revolución de Mayo.
Ellos sí formulan el programa, y efectivamente el programa de la generación del 37 intenta
suturar, zafar de esta discusión entre unitarios y federales, y lograr una determinada síntesis
apoyándose, básicamente, en ideas del Romanticismo, en el saintsimonismo, algunas ideas
socialistas utópicas que ya comienzan a penetrar en el país en ese momento. El mismo libro
de Echeverría Dogma socialista remite a esto. No al socialismo, en el sentido de fines del
siglo XIX, sino al Romanticismo social de Saint-Simon, por ejemplo. Lo que ocurre después de
la caída de Rosas, a mi juicio, es que una vez establecida la hegemonía porteña, especialmente
después de la batalla de Pavón, lo que se produce es que las luchas estas que se venían dando
entre oligarquías regionales, aristocracias criollas de distintas regiones, pasan a convertirse en
una lucha interna entre distintos programas dentro de la misma oligarquía porteña. Es decir,
hay por lo menos –por lo menos, así abusivamente–, hay un sector que pretende seguir el
modelo alemán, el modelo prusiano –diríamos así– de desarrollo capitalista del agro, donde se
mantiene el latifundio, pero se lo convierte en empresas de orden burgués y capitalista. Y hay
otro sector que busca desarrollo capitalista del agro, pero apoyándose en pequeños y
medianos propietarios. Es decir, se convoca entonces al inmigrante en función de la
colonización. Ese era el plan originario de la generación del 37. Pero cuando el inmigrante
llega a nuestro país, lo que se afianza es el latifundio pegado a la producción del Shorthon y a
los frigoríficos ingleses, y entonces no acceden a la propiedad de la tierra, o se convierten en
arrendatarios, o provocan este proceso de urbanización acelerado. Un proceso que, si uno ve
simplemente el crecimiento de las ciudades, parecería que en la Argentina de esa época se
estaba produciendo un proceso de industrialización muy profundo y es simplemente porque la
inmigración no accede a la propiedad de la tierra y permanece en las grandes ciudades,
especialmente Buenos Aires.

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