Está en la página 1de 4

La Florista de Cádiz

PRIMERA PARTE

Cuando Farid se sentó a beber un refresco con hielo y limón en el bar que daba justo a uno
de los puestos de la plaza de las flores de Cádiz, no imaginaba que el destino le tenía un plan
distinto para su vida.
Llevaba viviendo más de doce años en la bahía y nunca en todo ese tiempo se había
cruzado con Luciana, la muchacha que vendía flores en la plaza.
El había abandonado Tánger con la ilusión de los que no tienen nada que perder y mucho
menos que ganar. Marruecos era su lugar de origen y sin embargo el se sentía más gaditano que
"la Pepa"1. Para ese entonces y dada la situación económica reinante y que aquello de conseguir

1
Conocida popularmente como La Pepa o La Constitución de Cádiz, se refiera a la Constitución española de 1812, se le
ha otorgado una gran importancia histórica por tratarse de la primera constitución promulgada en España, además de
ser una de las más liberales de su tiempo. Respecto al origen de su sobrenombre, la Pepa, no está muy claro aún, pero
parece que fue un recurso indirecto tras su derogación para referirse a ella, debido a que fue promulgada el día de San
José. Da origen a la expresión popular “Viva la Pepa”.

1|P ági na
un buen trabajo era cada día más complicado, Farid pensaba en regresar a su ciudad para estar
con su familia, esa idea le rondaba la cabeza cuando se sentó a beber algo que aliviase "la caló"2.
Luciana, había llegado a Madrid, a principios del nuevo siglo, huyendo de su Buenos Aires
natal y de la sucesión de presidentes que intentaban silenciar el clamor popular a la voz de "que se
vayan todos3". Luego de un tiempo de atender un puesto del rastro de Madrid 4, Luciana llegó a
Cádiz en el verano de 2003 y encontró su lugar en el mundo, el mar sería el motivo para seguir
soñando. Se ganó la vida trabajando las temporadas de verano como camarera en chiringuitos de
playa y haciendo retratos, trenzas y pulseras para vender por las calles durante el resto del año.
La plaza de las flores era su lugar preferido en la ciudad, allí solía sentarse todas las tardes
mientras contemplaba las clavelinas, su flor predilecta y pasaba las horas leyendo autores
latinoamericanos que intercalaba siempre con poemas y textos de Benedetti.
Una vez, en San Lucar de Barrameda, conoció a un hombre que la reconoció al instante,
pues el hombre la observaba cada tarde desde su puesto de flores en la plaza. Luciana andaba
distraída por los campos de flores cuando oyó la gruesa voz del hombre que le decía “Pero si es la
niña de los libros” expresión que le causó cierta gracia. Al verle, su rostro le resultó familiar. ¿Es
usted el dueño de la tienda de flores?, preguntó sorprendida.
Don Manuel había vivido toda su vida de la horticultura, no conocía otra manera de ver el
mundo sino a través de las flores, aquella tarde, le contó todo cuanto sabia del tema y recordó que
gracias a las flores había viajado incluso hasta Holanda, donde llevaba camiones cargados de flor
cortada, que en la época del hambre tuvo que emigrar a Barcelona y que gracias a las flores pudo
superar la tristeza del exilio. Aquel hombre con pinta de bonachón esa tarde sintió que no estaba
sólo en el mundo y que de alguna manera esa muchacha sería una hija para él hasta el día mismo
de su muerte, así sus flores no quedarían solas en el mundo, porque si algo sabía don Manuel era
de flores y de soledades.
Esa tarde, Luciana adoptó también a Manuel, después de todo ella sabía también de
soledades. Cada tarde desde ese día al llegar a la plaza Manuel la esperaba con una jarra de
limonada bien helada y le contaba historias de flores, algún viejo amor, su militancia en la CNT 5 y

2
La Caló (El calor): Expresión andaluza para referirse al calor, cuando éste supera los 40°, Er caló (El Calor) refiere a
temperaturas hasta 40°.
3
“Que se vayan todos” expresión popular durante las manifestaciones de diciembre de 2001 en argentina, donde el
pueblo salió a las calles provistos de cacerolas por la inminente crisis y el posterior “corralito” financiero.
4
El Rastro de Madrid (o simplemente El Rastro) es un mercado al aire libre, originalmente de objetos de segunda mano,
que se monta todas las mañanas de domingos y festivos en un barrio castizo del centro histórico de la capital de España.
1
Nació hacia 1740 en torno al «Matadero de la Villa», ocupando las aceras de la cuesta de Ribera de Curtidores del
barrio de Lavapiés, como un zoco semi-clandestino de venta de objetos usados (baratillos) El Rastro, con más de un
2
cuarto de milenio de existencia, ha ido reglamentando su existencia y actividad comercial. Su fama internacional (no
existe guía de viaje sobre Madrid que no lo mencione), le emparenta con otros mercadillos existentes en diversas
ciudades de Europa: Los Encantes en Barcelona, el Waterlooplein de Ámsterdam, Portobello en Londres, el mercado del
Porta Portese en Roma. En el año 2000 superaba los 3500 puestos.
5
CNT: Fundada en 1910 en Barcelona, a partir de la unión de las sociedades obreras no vinculadas a las corrientes
socialdemócratas, la CNT sigue fiel a los principios anarcosindicalistas, y es la única heredera en el Estado español del
espíritu de la Primera Internacional.
La CNT es, hoy por hoy, el único sindicato en el Estado español totalmente independiente de directrices políticas, en el
que los que deciden son los trabajadores afiliados y no un comité de profesionales del sindicalismo, que renuncia a la
financiación del Estado y la Patronal para mantener su independencia económica, y que no deja las negociaciones en
manos de intermediarios.

2|P ági na
las épocas de la posguerra, ella le leía poemas y le hablaba de su país, de viajes que le gustaría
hacer y de un sueño que se le repetía, soñaba que estaba en Marruecos y se enamoraba de un
hombre que le decía no esperes nada de mí, no espero nada de ti, eres una mujer hermosa.
Siempre la misma frase, nunca podía recordar su rostro, sólo aquellas palabras.
La tarde que Luciana llegó al puesto de flores y lo encontró cerrado, supo de inmediato
que las cosas no andaban bien, fue el camarero del bar de enfrente el que le confirmo que ha don
Manuel lo habían llevado en ambulancia esa misma mañana y que seguro estaba en el puerta del
mar, el hospital universitario de la ciudad. Sintió que el tiempo se detuvo, como si de repente el
mundo entero su hubiese congelado, aturdida y desorientada entró a urgencias y pregunto por
Manuel López García, es usted familia inquirió la enfermera de turno. La hija, contesto.
En la sala de cuidados intensivos, Manuel le entregó una carta con algunos deseos e
instructivos que había escrito desde hace tiempo para ella. Pidiendo como deseo que la carta
fuese leída en su ausencia. Luciana sintió nuevamente que el mundo entero se le congelaba a sus
pies, un aroma a clavelina recorrió su mente y desconsoladamente beso a Manuel que acababa de
morir.
Luciana tardó tres días en cumplir la voluntad de Manuel, abrió la carta.
Mi querida y bella Luciana, esta carta la empecé tantas veces, que espero terminarla,
seguramente cuando estés leyendo esto, será porque yo ya no estoy a tu lado para prepararte la
limonada. Tendrás que ser valiente, pues quiero pedirte algunos deseos y contarte algunas cosas.
Necesito que veas a don Hilario, es un viejo amigo anarquista que está al tanto de todo, pues
hemos charlado muchas horas sobre ti, el te entregara algunas cosas que quiero que conserves,
entre esas cosas, las llaves de mi casa, úsala, yo ya no la necesitaré, y ya me encargue de que esté
a tu nombre, veras que en el manojo de llaves hay una con una marca roja (¿de qué color sino?).
Esa llave abre la tienda, cuida de las flores, pues siempre te han pertenecido. Hilario te ayudará
con todo lo de la tienda hasta que estés habituada, que cómo eres muy lista, no te llevará
demasiado tiempo. Te entregará un sobre conteniendo algunas cosas, por ejemplo, los datos
bancarios a tu nombre para que puedas usar el dinero que reserve para ti, úsalo con calma, veras
que es suficiente como para que no tengas sobresaltos, recuerda que el dinero es sólo un
transporte para cumplir tus deseos, no te esclavices a él. El éxito no consiste en cuanto tienes, sino
en cuanto eres capaz de sentir. Encontraras también unos billetes para el barco que sale de Tarifa
a Marruecos, ve, tal vez encuentres el rosto que le falta a tu sueño. Me gustaría también que
cuides de Saimon, es mi otro hijo, mi gato, si no está en casa, no te preocupes, él te encontrará. Se
llevarán bien. Saimon es todo negro, de pelo abundante y suave, más suave que lo que pudieras
imaginar tiene ojos verdes, ojos que inspiran inocencia, es un gato puro amor. Cuídalo, él te
cuidará a ti también. Querida hija, debes saber que fuiste muy importante para mi vida, fuiste la
posibilidad de sentir que valía la pena estar vivo, que contigo he vuelto a sonreír y a ser feliz.
Recuerda siempre mi pequeña, que el mundo puede caber en la palma de una mano, que eres tú
quien escribe tu destino y que puedes ser todo lo que desees ser. Si bien es cierto que no podré
salvarte de la tristeza que deja la ausencia, hazme un favor más, una vez hayas llorado lo
suficiente, recuérdame con afecto y sal a la vida y se una mujer libre en permanente búsqueda de
la felicidad. Creo habértelo dicho alguna vez ya, la felicidad habita en los sueños, sueña y haz todo
lo necesario para que suceda. Se justa, no malgastes tu tiempo en criticar a los otros, entiende que

3|P ági na
son precisamente eso, otros. No perdones jamás las injusticias y defiende al débil. Siempre es
posible cambiar el mundo. Querida hija, déjame perdurar en tu recuerdo. Besos infinitos.

Una semana después de leer la carta, Luciana visitó a don Hilario

Don Hilario, era un viejo cascarrabias que se pasaba el día entero sentado en el bar que
daba a la plaza de Jesús en Puerto Real, Luciana lo encontró rodeado de chavales a los que les
gustaba escuchar historias de la posguerra y diversas anécdotas que incansable repetía una y otra
vez. Se había ganado la vida como carpintero en los astilleros de Puerto Real en Cádiz y había
formado parte de las manifestaciones que bajo la protección de la CNT, luchaba contra la
reconversión exigiendo trabajo para el pueblo. Los martes manifestábamos en el astillero y los
jueves en el pueblo, las mujeres autoconvocadas y nosotros defendiendo el trabajo para nuestros
hijos, todo el pueblo haciendo barricadas y resistiendo a la policía que llegaba de refuerzo desde
todas las provincias andaluzas, hasta de Madrid, Gijón y Barcelona venían, pero no podían con
nosotros porque estábamos organizados y dispuestos a no abandonar la lucha, abandonar
significaba abandonar el pan de nuestros chavales. Manolo, ese hijoputa sí que era bueno con el
tirachinas. Luciana no podía reprimir la emoción de escucharle y recordaba con nostalgia los días
en la plaza de mayo donde la impotencia y la falta de organización habían conseguido nada, ni
siquiera que se vayan todos como aullaban las cacerolas. Al poco tiempo un intento de auto
organización por parte del pueblo había surgido con la proliferación de lugares destinados al
trueque y que rápidamente, como dijo un lúcido Hilario, fue desmantelado por los movimientos
peronistas que no tardaron en introducir el dinero como arma desestabilizadora. El dinero no
existe, es solo un papel en el que hay escrito un numero, si tú te crees el valor funciona, si dejas de
creer desbaratas a un Estado y tus compatriotas lo sabían, por eso se cargaron el trueque, existen
dos maneras de luchar, por hambre y por dignidad e ideología, al hambre lo callas con pan, pero a
la otra, ah! No, a la otra no la callas y su voz resuena tanto que hace tumbar a los gobiernos,
termino diciendo aquel analfabeto culto al tiempo que pedía una caña, una de ensaladillas y un
coca cola pa´la niña.

De camino a casa, Don Hilario entregó el sobre a Luciana, ¡ya tienes tú que ser muy buena
pa que el Manolo te diera esto! El era un cabrón solitario, que la tierra le sea leve.

Luciana subió al tren de cercanías con la certeza de que el mundo era generoso con ella,
no por lo que heredaba sino por las gentes que el destino le cruzaba en su camino. Abrió el sobre
en el tren y lo primero que encontró fue el billete que la llevaría de Tarifa a Marruecos, un manojo
de llaves, detalles bancarios y una nota que decía solamente, “el mundo es tuyo, el camino está
lleno de respuestas”.

Desde la costa de Tarifa y los días de profunda claridad se ve la costa de Marruecos, justo
donde el mediterráneo y el océano se encuentran. Luciana suspiro, recordó a Don Manuel, miró la
nota sobre las respuestas que guardaba en un libro de Galeano y subió al barco que 16 kilómetros
después la dejaría en otro continente.

4|P ági na

También podría gustarte