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Cómo germinar cualquier tipo semilla

Para saber cómo germinar cualquier tipo de semilla, existen dos formas efectivas de germinación que
vamos a describir seguidamente.

Germinación hipogea.

La germinación hipogea, en la cual una vez que emerge la raíz, el vástago embrionario (plántula) es
empujado hacia arriba, dejando los cotiledones en el interior de la tierra. Finalmente, la plántula
emerge y produce las primeras hojas verdaderas.

La germinación hipogea tiene lugar en plantas como el guisante (Pisum), la encina (Quercus) y
algunos bulbos, en los que los cotiledones y la reserva alimenticia permanecen en el suelo con la raíz.

El vástago en crecimiento emerge únicamente cuando se forman las primeras hojas verdaderas.

Si la semilla se encuentra a la profundidad suficiente, tendrá una buena oportunidad de sobrevivir en el


caso de que el vástago apical resulte dañado ya que podrá producir un segundo brote o brotes.

La germinación hipogea supone una dificultad para los jardineros, porque pueden transcurrir varios
meses después de la germinación antes de que sea visible cualquier señal de crecimiento.

Germinación epígea.

La germinación es la epígea, cuyo desarrollo de la raíz de la semilla empuja la plántula y sus


cotiledones protectores hacia la superficie. Los cotiledones nacen en el ápice del vástago en desarrollo
hasta que se producen las primeras hojas verdaderas.

Las plantas como el tomate (Lycoprsicon) y el haya (Fagus) emergen elevando los cotiledones por
encima de la superficie (germinación epígea) al mismo tiempo que se desarrolla la radícula. Si el tejido
apical se congela o muere, el crecimiento se detiene.

Una ves iniciada la germinación, si los niveles de humedad, luz, aire o calor disminuyen, la semilla
puede morir rápidamente.

Condiciones necesarias para la germinación.

Antes de que una semilla seca pueda empezar a desarrollar debe volver a hidratarse, pues el agua
hace que la cubierta de la semilla se hinche y estalle.

La mayoría de semillas doblan su tamaño antes de germinar. El desarrollo del embrión de la semilla
consiste en un proceso bioquímico complejo y se requieren grandes cantidades de oxígeno para
liberar las reservas energéticas de la semilla.

Sí el suelo o sustrato es muy compacto o está congelado, anegado o calcinado, el oxígeno no llegará
al embrión y éste no será capaz de respirar.

Normalmente, el aumento de las temperaturas durante la primavera favorece la germinación, lo que


permite que las plántulas tengan tiempo de establecerse antes del siguiente invierno.

Las temperaturas adecuadas para cada planta varían de forma considerable: mientras que Fraxinus
excelsior germina a 2º C, una vez finalizado su periodo de latencia, las semillas de los geranios
germinan mejor a 25º C.
La temperatura media suele ser de 8-18º C en climas templados o de 15-24 ºC en climas cálidos.
A temperaturas altas la germinación se puede ver retrasada.

Por otro lado, proporcionar calor en exceso mediante medios artificiales resulta caro y puede causar
una latencia secundaria.

Algunas especies necesitan luz para germinar, en especial la de semillas muy finas, que apenas
cuentan con nutrientes de reserva para alimentar al embrión. Ejemplos de ello son mastuerzos
(Lepidium sativum), la lechuga (Lactuca) y el abedul (Betula).

Se puede utilizar luz artificial, aunque para cubrir semillas sembradas a poca profundidad en sustrato
ocurrir la superficialmente con vermiculita, debería bastar la exposición a la luz natural durante la
primavera y el verano.

Casi todas las semillas, si se siembran a una profundidad excesiva, pueden morir o permanecer
inactivas, ya que no pueden reconocer cuando la luz de la superficie es suficiente para desarrollarse.

Cómo regla general, es mejor cubrir las semillas a una profundidad que sobrepase su propio tamaño.

Algunas semillas pueden detectar los niveles de rojo de la luz para evitar germinar a la sombra, cómo
bajo los árboles, dónde las hojas verdes absorben las ondas de color rojo.

Recolección casera de semillas.

Como regla general en la recolección de semillas, si se recoge semillas del jardín, estas deben
pertenecer a una especie, no a un híbrido.

La calidad de los vástagos de un híbrido (a menos que se estabilicen para su cultivo como variedad)
puede variar mucho de un ejemplar a otro: algunos serán tan buenos como los progenitores o incluso
mejores, pero casi ninguno será idéntico al original.

Intente recoger las semillas de una planta vigorosa, prolífica y que se encuentre aislada de otras
especies similares, con lo que el riesgo de hibridación natural será menor y las plántulas tendrán un
aspecto muy similar al de sus progenitoras.

He aquí algunas de las ventajas de la recolección casera de semillas:

 Las semillas con baja viabilidad presentan un mayor porcentaje de éxito en la germinación si se
plantan frescas.
 Recolectar semillas en su punto justo de maduración puede evitar la latencia química de la semilla.
Una recolección temprana también permite tratar las semillas antes de la siembra con el fin de romper
las complejas latencias que tienen lugar antes de la germinación.
 Es posible obtener un gran número de plantas a bajo coste.
 Las semillas tenidas en un jardín con frecuencia producen plantas mejor adaptadas a las condiciones
locales, en especial en el caso de las hortalizas. Un progenitor resistente no produce necesariamente
un descendiente con las mismas características, pero las probabilidades de que esto suceda son
mayores.
 Incrementar el número de ejemplares exóticos a partir de semillas recolectadas ayuda a conservar
las poblaciones de estas especies en su medio natural, al reducir su demanda.
 Se preservan las poblaciones existentes de especies, en especial hortalizas, que no se encuentran
disponibles en establecimientos comerciales, al tiempo que se favorece la diversidad genética dentro
del género.

Ver vídeos: https://www.youtube.com/playlist?list=PLliv4GYGx9QyoAC5D98V8fDjK-Y1u86kD

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