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Cuando rodaban sus primer~s películ~s, .

El re-
1 gador regado y Salida del trabato de la f abrtca Lu-
"'re, los cineastas de la belle
rnze . epoque no se daban~
1 enta del trastorno que iban a causar en los ha-
:tos ,mentales de sus contemporáneos. Al entre-
garse a una actividad mucho más rev?lucionaria de
lo que creían, preparaban lo que Pierre Fougey-
rollas y Gilbert Cohen-Seat consideran como una
«mutación» 1 de la condición humana, mutación
evocada ya por Elle Faure, a quien citan estos auto-
res, cuando dice que la invención del cine fue tan
importante para la humanidad como la del fuego.
Porque, por primera vez sin duda, uno de los cinco
sentidos iba a cambiar de función. En adelante,
la vista iba a recibir una parte considerable de las
informaciones recogidas hasta entonces por el oído,
es decir, transmitidas por la palabra, que, cuando es
escrita, no exige el empleo de la vista más que como
sustitutivo del oído: el lector no es un espectador.
Antes que se produjese esta mutación, las in-
formaciones recogidas por la vista tenían esencial-
f mente por objeto el conocimiento del mundo ex-
tJ)'
¡,,,::
terior. Correspondían, a su nivel, a la toma de con-
ciencia del mundo por el niño, que primeramente
se informa a través del tacto y de la vista, y no
1
Gilbert Cohen-Seat y Pierre Fougeyrollas, L'action
Sur l'homme: cinéma et télévision (Denoel).
88
,. 89
La «nueva novela» f.,cJ imagen
rés de este examen proviene del hecho de que esta
recibe informaciones verbales más que a partir del
relación se ha invertido: la imagen era antes ilustra-
momento en que comprende lo que se le dice. y a
ción del texto; el texto se ha convertido , ahora,
partir de este momento, lo esenci al de las infor~ a-
ciones que recibe y que le sirven para conocer y en explicación de la imagen.
comprender el mundo es verbal. Hoy no sucede
exactamente lo mismo, y la imagen> tal y como nos
. rende del uso que los niños hacen
,es transmitida por los procedimientos utilizados
Na~e se sode la cantidad de imágenes que hoy
para representar las cosas, por las técnicas de in-
de la unagen, y in embargo hace cuarenta años
formación vísual , ocupa un lugar cada vez mayor e consumen. ' s ' d .d -
en nuestra vida. Estas técnicas producen una can- ~o desempeñaba más que un papel re ue1 o en s~
tidad tal de informaciones visuales, que nos vemos ·¿ s1· eli1· o esta fecha es porque me resulta co-
v1 a. . . ·
asaltados por ellas > asalto que tiene consecuencias moda y me permite refenrme a m1 prop_1a expe-
tanto más profundas cuanto que destruye en nos- . . Utiliz'o pues mis recuerdos y pienso en
nencia. , ' Co
otros las formas tradicionales del pensamiento, en el aspecto que tenían mis libros escolares. n;e-
otro tiempo apoyadas enteramente en informacio- nían aún lo que se llamaban grabados , fotografia_s
nes verbales. En efecto, ante las impresiones sen- bastante mediocremente reproducidas por procedi-
soriales que estas técnicas provocan, no disponemos mientos frecuentemente tipográficos . Ahora bien:
de los medios de defensa que constituían nuestro en los manuales de mis hijos, la imagen ocupa un
sistema de control de la información verbal. Recu- espacio considerable, y los medios de reproducción
rriendo a un.a expresión empleada por Fougeyrollas de que se valen han mejorado considerablemente
*v Cohen-Seat , nuestros sistemas de control han sido la calidad de las mismas. Y es mucho más sorpren-
<<vueltos del revés» y «cogidos por la espalda». Si- dente todavía comparar los periódicos infantiles de
tuación que se explica principalmente por el carác- otro tiempo con los de nuestros días. Cuando yo
ter fascinante del cine o de la televisión. tenía doce años, uno de los mayores placeres de
No tengo la íntención de examinar aquí los fe- mis vacaciones consistía en encontrar en casa de
nómenos que, en su conJunto, . ·
constnuyen e ste mis abuelos la colección del Magazin d'Education
«asalto» a que nos somete la imagen, sino solamen- et de Récréation, publicación a la que mi padre
.
t e los que se relacionan con m.1· s1·tuac1on,
·' que con- había estado suscrito en su niñez . Yo leía aquellos
. en estu¿·i.ar 1a m
s1sre . fl uencrn
. d e la imagen sobre . volúmenes con pasión, y no con la diversión que
~
la li te.r atura . Para comenzar es, sm · duda ' necesar10
. P~ovocan las cosas pasadas de moda. E n el .A1aga-
.
considerar la relac16n en apanenc1a mas · · ' . 11 a:
senc1 zm d'Education et de R écréation leí la mayor parte
la aue . entre ]a imagen
. }, la lec-tura · El rntc- <le las obras de los autores ed itados por Hetzel:
.. e:,..:iste ·
r 90 La ~nueva novcl,h " ~ • ¡1•¡Jy..Cf1 9J

1~ M.acé. lq..~1J,·é~ André Laurie }", por supu~to, h n ,n~tittlldo a Los ,msterios de PúrÍS y a El
1
¡, r,.crr• Ahora bien: todo el mundo sabe que b,
luho Yf'rrle Eran la~O'- relatos-1 cuyas entregas 2
abarc¡}han ~ne-ralmente un aoo entero de la colcc- r:tnd js dibujadas, diríjanse a los niños o a los adul
rion dorada-s de Husttadones escasas e impregna co<;, tienen como único objeto sumjnistrar una es
da.-.. :<ldavfa de romantidi.rno. -,ecie de sucedúneo escrito de fo película cmemater
Por d contrario, en los periódicos infantiles que ~d.fic.i . Los comics o.lcanzan hoy un éxito cr~ciL-nte
"'r editan hO\~. la imagen, con frecuencia sumaria. ~orque. tttn to los niño-,, como los adult05, tratan
reduad_a n formas y Qisí signos convencionales, ocu- de encontrar en eUos el placer dd cine y de la tde-
n_::, todo el espacio. Las palabras son escasas, y a vísión. Lo cierto es que este relato por med10 de
,~~ d to..-to ~ reduce a la reproducción onomato- im.ígenes no existe más que a título de ~ucedáneo;
~ica de un gnro o de un ruido. En resumen , es su ~isión consiste en reemplazar o evocar aquello
la i ~ la encargada del relato. Y éste no con- de que nuestros con temporáneos no pueden pres-
siste ,-a en una serie de p alabras , sjno en una serie cindir: la fascinación del cine y de la televisión.
de ~ e s- El niño) en tanto que receptor del Se plantea, pues, la cuestjón de ~aber por qué
reb.ti1~ b.a cambiado, pues, de papel ; de lector (es la imagen, en sus formas cinematográfica y tele-
dec.r . .aaditor con participación de lo visual ) de visada, se ha impuesto tan r.ípida, tan fácil y tan
plhb~ se rui convertido en espectador de imá- poderosamente, hasta el punto de Uegar :1 modiH
r("!l'e!:. car, cuando no a reemplazar , U!U acth·idad tan ca
Sabido es que esta nueva actitud del relato no racterística como la de la lccturn. Recordnmos ante
"~ aclusi.\.,.a de los niños. lviud1os lectores adultos todo que, al menos en el comíc-nzo, no se trar.ó de
se h~ C:-.:t.n.s1ormndo también en espectadores. La una intención delíberada por parte de los invento--
lne1~:1 ;>opula.r del último siglo I tan apasionante res del cine . Duranre mucho tiempo nadle creyó
oo• psr:i no~tros, que ruvo tun grande influencia que el cine llegase a ser ro.is que una Jisrracc1ón de
qlli:' nilii muodudu en lo vido de los príncipes y feria, una «atracción )~. Y d mis geni.il de los ci-
e; la <le- foh ddinwciltes. ha desaparc-cido en pro- neastas, ~Iélies, ~1si lo con,;iJ~ró. Ahora sabemo~
\lccbo de 'l~ :ebeo!J ~ y d;.- la!> no\ das fowgráficas. que las técnieüs modcrn~ts posc~o un pod~r tal qu1..~
· 1,; l1e:a de M1 -c or:n.t~n ) A.r:;.bc:l!c- . fa t.!!1m.1 n r enJ ':}ubrepa:5an o mo<litkan b::; intenciones Je l,)::i que
lJ-.. h.in dt!s~ubicrtv \' 1.k lo~ que l.ls uttli.zan. ~t,
~un '.>(..)llJ k,::i imcnt1,.m:" Jd ~i n..: k,~ q .1.:: rH, h::ib1.tn
• Ba.r: !rs f fr:1.ncf:íJ, <'O!'!: rt > ( mgl~s.). sun la-:.
c'r·n1:.:.fn
t.H<..:\ btu l-..l qui.! h,.) V lu lkg.,Jo ,l ser . ~in{\ qut: otn""
N¡'MK::ac~~,at.~ t,pt c-.n f .~¡i1!;.Ú1. d~1g1~a1tli.is corr1cntt"m~11
te <UP d 9cntn uo rc-Út t) J', de b rt-\ b llt .in fa1m 1 ..,,TJ-Kh, . Unt,J puc<.lc tk""-ir.;~ d~ h)-. inventür1;,.~ d<.:: l..1 rJJ.iü
que :.K: }.•¡llliH.n dode l~i.>e nfaü~ ( ,\ ' d,d l ) l L'll.1 cuttJn"-\.!"'. un..1. nuc:v.1 lt,~t...' :1 ~e p\.rn.fa. ;,i.l ,c.!r

~
92 La «nueva novela>> La imagen 93

vicio de la intención, y hoy son las ~écnicas las que tanto más grande cuanto que la lectura sea para mí
se convierten en fuente de nuevas Intenciones. En una actividad menos habitual. En todo caso, será
el fondo no existe diferencia alguna entre el uso que rnenester impedir que mi atención se disperse, y
se hace hoy de la imprenta y el que quería hacer cuando mi esfuerzo se haya relajado, será menester
Gutemberg. La técnica consistía entonces en un también que, primero, fije mi atención en el libro,
conjunto de procedimientos destinados a crear una y luego, en lo que expresa. Por el contrario, si voy
nueva actividad, y su perfeccionamiento, a lo largo al cine, de todas esas actividades sólo pongo en
de los siglos, no tenía otro resultado que hacer esa juego el consentimiento inicial necesario, en el sen-
actividad más fácil, más rápida o menos onerosa. tido de que, evidentemente, necesitaré decidirme a
Por el contrario, las técnicas modernas, principal- ir al cine, pagar mi entrada e instalarme en mi bu-
mente aquellas que conciernen a la representación taca. Pero, una vez tomada esta decisión, ya no
de las cosas, se han convertido, gracias a los pro- será caso de fijar, retener o trasladar mi atención
gresos realizados, en fuentes de medios de expre- hacia las imágenes que se me ofrecen: mi atención
sión, medios que no sólo no habían previsto los estará requerida.
inventores, sino que hubieran sido incapaces de La oscuridad de la sala y la fosforescencia de la
imaginarlos, puesto que tales medios surgieron pre- pantalla, las enormes sonoridades producidas, ya
cisamente del desarrollo de las técnicas. por las voces de los actores, ya por la música o los
ruidos que acompañan a las imágenes, eliminan para
mí todo lo que no es la película. No sólo olvido a
Si abandonamos este terreno, podemos decir los espectadores que me rodean, sino que, más rá-
también que el poder y el desarrollo de las técni- pida y más eficazmente aún que en el teatro, la fas-
cinación provocada por el contraste entre la oscu-
cas de la imagen -y, sobre todo, del cine y de la
ridad de la sala y el brillo de la pantalla hace que
televisión- se deben a causas de orden psicológi-
me olvide de mí mismo, lo que facilita mi parti-
co. La superioridad de la imagen sobre la palabra
cipación en el espectáculo. Añadiré una observa-
consiste en que la una es fascinante, mientras que ción, y no creo que el hecho a que me refiero me
la otra es comprensible. Si me instalo en una mesa haya acontecido .particularmente a mí: una sesión
para leer, puedo abstraerme de- todo lo que me en el teatro puede provocarme cierta clase de emo-
rodea, pero esto no podrá acontecer más que si ción o, simplemente, una distracción, lo mismo que
e~ un principio consiento en ello y si, a continu~- un concierto me conmueve o me irrita. Pero una
cion, me esfuerzo por lograrlo. Conseguida esta pri- sesión en el cine es, ante todo, un momento de re-
mera ?Peración, toda lectura, por simple que sea; poso, cualquiera que sea la película a la que asista.
me exige un esfuerzo de comprehensión, que sera
I' 94 La «nueva no l
Vea~
IIIJIIIIII'
La imagen
95

Es una esPecie de distensión


. mental, como Pod, tia - de rumores, de voces o de ruidos mu-
cotnpanar . . 1 . .
breve hipnosis o una corta cura de su _ ª·cales sus traba1·os cot1d1anos: son a s1tv1enta que
ser1o una h eno h
. 1
S1 e eme . se ha hecho asta
,
ese punto
. ,
neces .·
ario
51
1 hombre que se entrega a sus que aceres
barre, be r abierto la rad io, e1 eli ente que mtro
. d uce
para nues tros contemporaneos, l es quiza tan-.b·,
.1.J. len
h
tras ª e da en el toca d'1scos automatico
4

e Constituye el reposo, a compensación a ' · d e1 ca f'e,


~~ . 1a ne
•t ci6n de nuestra vida. Durante dos o tres h _ una roo 1 d
agia ... , fu o . ocuparse casi nunca de la natura eza o e
ras, sin que se nos exiJa rungun es_ erzo, sin que slfl pre
lidad de los ruidos que oye. Es pos1'ble que e1
1ª ca
nada dependa de nosotros, por la intervención de ·do les resulte hasta ta1 punto 10 · d'1spensable que
medios técnicos de extraordinaria eficacia, nos ve- rui puedan pasarse sin él: el uso de los transistores
mos reducidos a una situación de pura receptividad. no p ,
arece probarlo suficientemente. ero este es otro
Se nos da todo sin que tengamos que esforzarnos p . 1 .
problema. Lo que importa consignar _es que e rui-
para adquirirlo o para conseguirlo. Semejante fas- do deja al auditor vacante: no requiere en modo
cinación de la imagen se ejerce también por medio alguno su atención. Por eso hay que decir que el
de la televisión. Y el hecho de que ante ella se está auditor habitual de la radio, aunque la oye durante
no atento, sino fascinado, lo prueban sin duda las todo el día, no la escucha más que pocas veces.
enfermedades de la atención surgidas hoy en los Por el contrario, el aparato de televisión congrega
niños de los países en que el uso de la televisión a adultos y a niños atentos, incapaces de hacer nada
está universalmente extendido. que no sea contemplar las imágenes que se les trans-
miten. Puede decirse que, en nuestra civilización,
el ruido acompaña, mientras que la imagen se im-
Para convencerse de que la imagen es más fasci- pone.
nante que la palabra o que el ruido ( aunque éste De todos estos hechos no tendré en considera-
sea musical), basta comparar los efectos de la radio ción más que los que interesan a mi propósito. No
Y de la televisión, lo cual procede también de que intento, como han hecho tantos otros, definir o
el oído es un sentido que se ejerce más fácilmente delimitar la cultura de masas. Pero necesito dar
cualquiera que sea la posición del auditor con rela- testimonio de su existencia y del papel de primera
ción a la fuente del sonido. Por esta o por otras importancia que en ella desempeña la imagen por
razones, lo cierto es que la mayor parte de los audi- medio de técnicas que sirven para la representa-
tores de radio la utilizan raras veces para escuchar c~ón de las cosas: fotografía, cine, televisión Y> en
algo concreto, sino más bien para oír lo que sea. cierto modo, prensa y revistas. Lo que significa
No escuchan una pieza de teatro un concierto, una que, estando todos incluidos de alguna manera en
conferencia · • ' di ra esta cultura de masas, cualquiera que sea el nivel
, sino que se sirven de la ra o Pª
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97
La «nueva n
en que se sitúe nuestra cultura y cuales . OVe[a>>-
L,a ¡magen . llos tnismos se den
sean nuestras preferencias so su quiera que slll que e .d
Y b 11108 rnuchas veces , s es preciso cons1 erar
res. , so re todo, a todos ' nos ha ale~,.,., d 1'd -
s consurn sººn' ta. Por eso, unala vedze::~stra literatura no s~lo
. · ' d l · ~.u..a
cmac1on e a imagen, ya sea en fol:llJa d Odib la f~,-
0
cUe • actu es . li an
animados, de periódicos ilustrados (;cuán: UJos 1as tendene1as·mientos. de nuestra historia ter a,
o acontect - implemente a nuestra
sus comprad ores, son los que «leen» '- Mat 0b,)
s, entre
cotll
. o como p
ertenecientes s . _
t literatura no nos ensena-
cine o de televisión. e · , de s U1 p sto que es a
historia. . uecerca d e s1,. Illl·sma ni acerca de nosotros,
De
l . todas estas técnicas de la imagen hay rá nad a, n1 a 1 onsidere dentro del contexto
d .
exc u1r os, no por su 1mportanc1a, . sino porqu que q ue se a c d I
a menos . iliz. 1·0'n y de una cultura e a
son, de momento, las únicas a las que un perfecci~ al de una ClV ac
gener
fleJ· o· aque ,
1 pree1·samente ' en el que trata-
namiento y, sin duda, una antigüedad suficientes que es re . Ahora bien: uno de los ele-
permiten aspirar, sin excesiva vanidad, a poseer de encon tramos. 1
mos ,. hocantes de la nueva novela es e uso
calidades estéticas: la fotografía y el cine. Son las mentos mas e
imagen así como los nuevos carac-
únicas, por el momento, que desempeñan el doble que h ace de la '
papel de medios de información y de fuente de teres que intenta darle.
belleza. Además, constituyen el origen de una esté- Por supuesto, no es la nueva novela la que ha
tica nueva, al no deber la primera nada al ?r~e. de inventado la imagen literaria. Pero la ha transfor-
la pintura y al haberse la otra apartado defm1t1va- mado, confiriéndole no una nueva forma, sino una
mente del teatro. nueva naturaleza. Antes de entregarnos al examen
de esta nueva naturaleza, digamos que por imagen
literaria entendemos no sólo la metáfora, sino to-
Resultaba imposible que la literatura de nuestra dos los medios empleados por la literatura para
é?oca no se viese afectada alguna vez por la influen- representar las cosas. Entendido de este modo, la
cia de acontecimientos tan importantes. Marc Bloch palabra imagen engloba tanto la metáfora como la
ha dicho que la literatura es el espejo en que se simple descripción, trátese de la descripción de un
mira una civilización. Espejo, en el sentido de que objeto aislado, de un conjunto de objetos (singu-
reproduce las características de esta civilización. larmente el paisaje) o de un personaje. Al emplear
Pero espejo en el que uno se mira, es decir, en el la palabra en este sentido extensivo, puede decirse
que se quiere encontrar la justificación de lo que se ~ue :~ imagen literaria tenía hasta ahora por misión
es. Es cierto que la literatura es una manifestación Sigrúf1car algo que sobrepasase el o los objetos re-
significativa de sus contemporáneos y de lo que presentados. En cierto modo, la significación pro-
éstos piensan y conocen, pero también de lo que funda de la imagen era el acuerdo, el desacuerdo
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98 La «nueva novela»
• La imagen 99
0 la indiferencia; pero se trataba siempre de una
relación establecida entre la cosa y el hombre. ficativa de la que no podían desprenderse en nin-
aún momento.
En los objetos que le rodeaban, el hombre bus- 0
Es cierto, como continúa diciendo Robbe-Grillet,
caba una respuesta a 1a pregunta que no cesa de
que un espectáculo «no es nunca en~eramente ex-
hacerse a sí mismo: 1a de sus relaciones con el mun-
terior», y que, dado el uso que la literatura hace
do. Se regocijaba, pues, o bien se espantaba al des-
de la representación de las cosas por medio de la
cubrir en los objetos una respuesta conforme
0 imagen, es una proyección, sea del hombre en la
contraria a la esperada. O se desesperaba incluso de
cosa, sea de la cosa en el hombre. En el curso de
no hallar respuesta alguna. Esta es la situación que
un coloquio con otros escritores, Robbe-Grillet in-
los románticos, a su manera, expresaban al decir
dicó que la descripción del chaleco de un personaje
que un paisaje es un estado de alma. Robbe-Grillet
de Balzac tenía un contenido significativo que ex-
tiene, pues, perfecta razón cuando escribe, en Na-
cedía con mucho la simple representación de la
turaleza, humanismo, tragedia 2, que la metáfora
cosa en cuestión. Del mismo modo, puede decirse
literaria y sus características antropomórficas son
que Flaubert, al describirnos la boina del joven
signos de determinada metafísica. Y es cierto, como
Charles Bovary, nos muestra al mismo tiempo al
dice él también, que «para los escritores que utili-
personaje que la lleva, su medio ambiente, sus cos-
zan semejante terminología sólo puede tratarse del
tumbres, sus inclinaciones y, en cierto modo, su
establecimiento de una relación constante entre el
psicología. Nada de esto puede ponerse en duda.
universo y el hombre que lo habita». Esta relación Pero es indispensable darse cuenta de que lo que
estaba, por lo demás, inevitablemente establecida: aquí es válido para la imagen literaria no lo es
nacía del hecho de que la imagen literaria se apo- menos para cualquier otra imagen tal y como se nos
yaba en palabras y no tenía sentido más que a ofrece por mediación del artista que la crea. A este
través de ellas, que eran las encargadas de expre- respecto, no existe diferencia alguna entre la ima-
sarlo. Pero también de que esas palabras tenían un gen literaria y la imagen plástica. En este sentido,
contenido de significación que excedía la imagen. un paisaje es, en efecto, un estado de alma, lo mis-
En cierto modo, las palabras utilizadas llevaban una mo cuando es pintado que cuando es descrito. En-
carga significativa mayor que la necesaria para 1a tre un cuadro de Poussin y uno de Delacroix se
mera representación de las cosas, e imponían al lec- encuentra todo lo que separa una representación
tor, además de esta representación, la carga signi- clásica del mundo, con todo el contenido significa-
tivo que eso supone, de una representación román-

~
2 N. R. F. , octubre 1958. tica, con todo el contenido significativo que el ro-
manticismo igualmente supone.

li.
111
~
1

'

La «nueva novela>>-
101
,,, 100 La imagen
1
Advirtamos finalmente que los artistas nunca se tante, lo nuevo y, en ~onsecuencia, lo que cuenta
han propuesto alcanzar esa representación signifi- ante todo, es que tal llllagen puede no significar
cativa de las cosas. Es cierto que la imagen les absolutamente nada, excluir toda posibilidad de in-
permitía expresar sus ideas acerca de las relaciones terpretación, suprimir el «estado de alma» del crea-
entre el hombre y el mundo, pero, precisamente dor, convertirse en una representación perfecta-
estas ideas no eran enteramente suyas, no eran ab-' mente objetiva de las cosas tal y como ellas pueden
solutamente originales: las habían recibido de una presentarse a un ojo inhumano, a un ojo indife-
cultura y de un estado de civilización, que ellos rente. Ahora bien: éste es el tipo de imágenes ob-
expresaban al tiempo que se sentían formados por jetivas destinadas únicamente a representar los ob-
ellos. Parece, pues, que toda imagen construida por jetos que se muestran, que tenemos frecuentemente
un hombre no puede ser más que un estado de ante nosotros. Son las fotografías reproducidas por
alma, para emplear una expresión cómoda, puesto la prensa, e incluso aquellas que uno encuentra
que es el resultado de procedimientos técnicos de ojeando el álbum donde ha .pegado sus «recuerdos
los que sabemos que pueden ser susceptibles de de vacaciones». Son la tarjeta postal, la .película
expresar lo mismo una significación que la contra- de actualidades, la fotografía de un accidente . ..
ria, pero que la significación escogida por el artista Todo lo cual tiene como consecuencia que nuestro
es siempre la que corresponde a la idea que él se ha espíritu haya sido invadido por imágenes informa-
hecho de las relaciones del hombre con el mundo. tivas, no significativas; imágenes encargadas de
Hace algunos años se produjo un acontecimien- mostrarnos las cosas tal y como son -y consi-
to que alteró la naturaleza de la imagen: el descu- guiéndolo- y no tal y como el pintor o el escritor
brimiento de la imagen cinematográfica y fotográ- las ven. La existencia misma de esta nueva clase
fica y la importancia que una y otra han cobrado de imágenes es, evidentemente, importante, pero
en nuestra civilización. En adelante, la imagen y la lo es mucho más aún la amplitud que las técnicas
representación de las cosas pueden ser obtenidas de información han dado a su difusión, de talma-
por medio de técnicas que excluyen toda posibili- nera que la imagen informativa ha llegado a ocupar
dad de interpretación, toda posibilidad de inter- en el espíritu humano un lugar mucho mayor que
~ poner entre la imagen y el espectador el contenido el que jamás había logrado la imagen significativa.
significativo que la palabra o el estilo llevan con- Pero al mismo tiempo que la fotografía creaba
sigo. Es cierto que, gracias a diversos artificios, una por primera vez una representación indiferente de
imagen fotográfica o cinematográfica puede cargar- las cosas, el cine hacía, en otro terreno, innovacio-
se de significación, puede significar algo distinto nes no menos turbadoras. Probaba, por primera vez
del objeto singular que representa. Pero lo impor• también, que existe una forma de narración que

-
r 102 La «nueva novela». " 103
La imagen
puede prescindir de las palabras. O, más bien, crea- . ponen una síntesis objetiva más penetrante que
ba dicha forma. Cuando digo esto no me refiero cualquier abstracczon,
im . ' crean mundos que no piden
solamente al cine mudo. Tal y como es hoy, par- nada a nadie ni a nada. Pero de este juego puro de
lante v sonoro, una película continúa siendo un apariencias, de esta especie de transustanciación de
relato .,en el cual lo esencial prescinde de las pala- elernentos nace un lenguaje inorgánico que con-
1
bras. Para convencerse de ello basta recordar, por mueve el espíritu por ósmosis y sin ninguna clase
ejemplo, el éxito conseguido por una película como de transposición en las palabras. Y, por el hecho
La isla desnuda (de la que todo diálogo había sido de que trabaje la materia misma, el cine crea situa-
excluido). El encadenamiento mental que impone ciones que proceden de un mero choque de objetos)
todo relato se debe, para el espectador de una pe- de formas, de repulsas y de atracciones» 3•
lícula, al encadenamiento de las imágenes y no a He aquí, pues, adonde hemos llegado: nos en-
los lazos lógicos que unen las palabras pronuncia- contramos, en lo sucesivo, en presencia de infor-
das por los personajes. Por otra parte, conviene re- maciones visuales que nos traen representaciones
cordar que si el encadenamiento de las imágenes indiferentes de las cosas, que invaden cada vez más
consigue crear el relato cinematográfico, éste no nuestra existencia. Permanecemos constantemente
se consigue sino gracias a la fascinación ejercida por sumisos a la fascinación de imágenes objetivas, no
la imagen, mucho más fuerte que la exigencia de significativas, es decir, no representativas de un
una relación lógica entre las palabras oídas. estado de alma. Ha nacido un arte nuevo que nos
La importancia de una representación indiferen- invade cada vez más y cuyo objeto consiste en re-
te, no significativa, de las cosas, y el nacimiento presentar «la dermis de la realidad», que es «un
de un relato no verbal, sino visual, son, pues, los puro juego de apariencias», que nos ofrece «situa-
descubrimientos realizados por las técnicas de la ciones que proceden de un mero choque de obje-
información visual al utilizar sus propios recursos. tos». Nuestra civilización está modelada cada vez
De estos descubrimientos nació un arte nuevo cuya menos por la palabra y cada vez más por la imagen.
descripción más perfecta y actual es, sin duda, la También por el ruido, pero ése constituye otro
que en 1927 hizo Antonin Artaud: tema de reflexión. Se hacía necesario, volviendo a
« La piel humana de las cosas, la dermis de la la definición de Marc Bloch, que esta civilización
realidad, son aquello de lo que el cine se vale prin- en que la imagen objetiva, la información visual y
cipalmente. Exalta la materia y nos la presenta en el relato sin palabras ocupan tan gran espacio des-
su profunda espiritualidad, en sus relaciones con
el espíritu del que ha salido. Las imágenes nacen} 3 Antonin Artaud, Oeuvres completes) tomo III ,
se deducen unas de otras en tanto que imágenes, pág. 23 (Gallimard ).
~
La «nueua novela • 105
104 ÍA' imagen

cubrie~ un día el e~pejo en que pudiese ·mi rarse lor úflicamentc la dj ~posici6n de loe; obJecr,1> rela-
En cim.o IDMO. este espejo e.s la nueva novela 0 cion3dos entre sí, su aspect o / su conformación. pero
al :neo(\_'-, una de su.1;; formas . nunca lo que son para el que , al descri birln~, se
proyecta. a si mismo_ en eli~s . Invirtiendo la frase
del poeta , Robbe-Grillet afirma que los objetos in
Se \~e. pues, que se trata de algo muy distinto a animados carece n de alma . Dice concretamente
la simple influencia que el cine ha podido ejercer « Las cosas son las cosas, y el hombre no es rrnh
sobre la lite.ratunL Acerca de esta influencia podría que el hombre» 4 • Las cosas no contien~n , pues
deci.rse mucho . incluso sin hablar de esos escrito- ninguna respuesta para el hombre, del mismo modo
res - y algunos de entre los más ilustres, Hemíng- que el hombre no puede dirigir pregunta alguna a
;ray. por e jemplo- que con frecuencia han escrito las cosas . De aquí procede esa visión glacial. esa
sus 00\-rclas guiñando un ojo a H ollywood y a Cine- representación tal de la realidad que, si se le des-
cini. No se ttata aquí > pues, de obras escritas de gaja un fragmento con el propósito de citarlo, pa~
t2l man.en que el cine pueda adoptarlas y adaptar- rece a la vez fútil y vano, exactamente igual que
las fádlmcntc, sino de un fenómeno a la vez más una imagen extraída de una peücula no expresa
natural t> importante , consistente en que ciertos es- absolutamente nada cuando se la separa de la Ílna◄
cri:rorcs se han puesto a pensar sus obras en tér- gen que la precede y de la que la sigue. Lo que
:n:nos de cine por el simple hecho de que estaban Robbe-Grillet nos ofrece en sus primeras noitelas
~ t t impregnados de él; consistente tam- (y no en El laberinto, que es otra cosa ) o, mejor
bién en que el cine impuso a la novela, en lugar de dicho, lo que pretende ofrecemos, es exactamente
la ttadroonal visión novelesca del mundo , una vi- lo que Antonin Artaud llama «la dermis de la rea-
sión cn.en:z1ográñcs. Esta influencia se ejerce en lidad». Lo que in ten ta es traspasar a la novela la
d sentid.o de que la novela, de soporte de senti- imagen fotográfica , aquella en la cual no se inserta
mif:!ttos •t d.e significaciones que era, se convirtió ninguna interpretación, aquella que es perfecui-
en so;x m:c de im-ágenes .no ya literarias, sino visua- mente objetiva porque ha sido captada y reprodu-
les I d.e l!Ilágenes que tie11den a ser la representación cida por un aparato que opera únicnmente sobre
mi~ ex.aeth posible de las cosas en cuanto tales. La la cosa y nunca sobre sí mismo.
dtseripaóu «objetiva») tal y como la ha ensayado Queda , pues, da.ro q1.1e semejante técnica nove-
Rohbe-Grillet en La ce!crla) consiste en la desnip- lesca hubiera res ultado inimaginable boce un siglo .
c.i6n de ls.s COi as vistas a. travé:s de un objeúvo . En Robbe-Grillet no utiliza imágenes objc::óv~ ~mo
cr.n!.co..1enru , vistah por un ojo indiferente -e~
d.~r . no humano- y que tiene por misión revc- ~ Nüt rtri1leza, humumww , trag1.,.J1.i
106 La «nuev
,. . 107
a novela>> La zrnagen
porque sabe que tales ünágenes objetiva eso el relato cinematográfico se ha visto obligado
• s PUed
ser creadas, porque ya existen, porque 1 . en. a recurrir al procedimiento del flasb-back para ex-
. as hen.
constantemente ante 1os OJOS. Pero, hace u . e presar el pasado. Por otra pa~te,_ 1_11ie~tras que_ la
, . . b. . n siglo
1a un1ca imagen o Jet1va que con gran esfuer ' literatura tendía hacia lo «no s1gnif1cat1vo», el eme
día obtener un hombre era la que le devol z~ Po- intentaba, Por el contrario, desobjetivizar las imá-
espejo.. Tod as 1as d emas , expresab an, amén de v1a los
su genes. Su narración -la forma que adoptaba-
objetos por ellas representados, las intencione d tenía como finalidad principal hacer de las imáge-
los que las hubieran pintado, dibujado, esculpi~o: nes no significativas un relato significativo, y ha-
escrito. De una forma o de otra, antes de la fot _ cerlo mediante unos procedimientos con relación a
grafía no existían imágenes que no fueran estad:s los cuales se ordenaba la sucesión de los objetos
de alma. No existían imágenes objetivas y era representados. Ejemplo de este tipo de proceder
inconcebible que pudiesen existir. pudiera ser el siguiente: una mujer acaba de ser
asesinada; se nos quiere mostrar su cuerpo, y es
Si las técnicas de información visual han creado
preciso que nos convenzamos no sólo de que ha
de este modo imágenes de una nueva naturaleza,
habido muerte, sino del modo como ha sido co-
han elaborado también una técnica del relato fun- metida. La cámara .paseará, pues, su mirada alre-
dada en estas imágenes. El relato verbal obedece dedor del cadáver, en una especie de ronda con-
a ciertas leyes, que han sido, hasta ahora, las de la céntrica, dirigiendo nuestra atención hacia objetos
novela, las del cuento y las de la crónica. Pero el perfectame~te inexp~esivos por sí mismos, pero
relato visual obedece a leyes diferentes. El enca- q:1e cobraran repentinamente significación dramá-
denamiento lógico de las imágenes no coincide con tica cu,ando el o~jeto se fije en el cadáver y dé al
el encadenamiento lógico de las ideas, es decir, de espect~culo_ ofrecido una intensidad que no hubie-
las palabras. Puede pensarse que existe una lógica ra tenido sm ellos.
visual diferente de la lógica verbal. Porque mostrar h Jodas est~ características del relato visual se
no es decir, y representar no es contar. El cine, ª an en la literatura de ho Ante d
pues, ha creado una nueva clase de relato cu_Ya sivo presente de m·d'icat1vo
. Y· e 1to, o,
que · el•obse-
particularidad más notable consiste en que su sin- ahora utilizado f .' s e uruco tiempo
a la de y cuy~ , atigosa monotonía se suma
taxis, por la fuerza de las cosas, no utiliza más que Etiembleladp~esentacron objetiva de los hechos
un modo y un tiempo: el presente de indic~ti_vo. a vierte que la · . d ·
vela, al menos de 1 sintaxis e la nueva no-
La imagen está, efectivamente, presente y unica-
escuela de la miradª que p~etende pertenecer a la
mente presente. Atrae necesariamente al presen_te a, «consiste en ·
el pasado y el futuro, en el sentido de que no exis- o de un predicad l un suJeto segui-
d o, genera mente unido al suJeto.
ten imágenes en futuro ni imágenes en pasado. Por
108 La <<nueva n
.....-
ovela>) 109
5
el erbo ser» • .Pero no parece haberse Lt1 ¡,nagen
por v . . sorpte
did del empobreamrento que serneJante . ~- •d la de esos enamorados ligeramente ebrios.
o tanto a la uru.d ad d e tlempo
. de .Vl a, nte imágenes de este upo · d esp1ertan
·
inflige y deSlt}t~s v01came .
en
·, ll1od la sensación de que por fm nos acercamos
com0 a la de construccron. . 0
nosotros 'l .
Era evidente que, en setneJantes condicion verdad muy importante, y que so o graoas
,, por recurrir
. también al fes, a una d d . .
nueva novela acabana l l1a a ell a
s la encontraremos. Una ver a que vive m-
. .
back, cuyas po~ibilidades ,,hacía ya ti_ernp0 que ªf;~ cesantemente ante nuestros OJOS, pero que, uuno-
vilizada por la imagen, cob~a un peso y una fuerza
escritores amencanos hab1an descubierto. Pero
.,, es e el movimiento de la vida nos oculta con fre-
necesario creer que Ia ad.opcron por la no-vela d
las técnicas cinematográficas debía ir toda-vía tná: cuencia. Si hablamos aqm' d e tnVl
qu . . alidad , es nece-
lejos, puesto que encontramos en El mirón, de sario entenderse. No se trata de aquella que han
Robbe--Grillet, una novela enteramente construida tratado de describir Flaubert y, tras él, todos los
por el procedimiento que consiste en dar vueltas naturalistas: se trata de una trivialidad despojada
alrededor del objeto principal (la muchacha viola- de todo carácter novelesco o dramático, de todas
da) para hacerle cobrar su definitiva significación las significaciones que hasta ahora le conferían los
gracias. a los objetos no significativos hallados a lo pintores o los escritores. Cuando Flaubert repre-
largo del camino (el sapo aplastado, etc.). senta, en el mundo y la vida de Madame Bovary,
la trivialidad misma, su intención es, evidentemen-
te, polémica. Habla de ese mundo oponiéndolo a
otro carente de trivialidad. En cierto modo, sub-
Queda todavía un hecho, que los escritores de
hoy no han dejado de destacar: la imagen objetiva, raya la trivialidad. Si se examina el modo como un
la de la fotografía, es la única capaz de provocar escritor actual, Michel Butor, por ejemplo, habla
cierta impresión de trivialidad. Los grandes fotó-
de la trivialidad, se da uno cuenta de que su cami-
grafos lo han comprendido. Lo que buscamos en no es, exactamente, el contrario. No nos habla de
los álbumes de Cartier-Bresson no son espectáculos lo que nosotros hemos visto mal y que él se ve
obligado a subrayar para que comprendamos su
grandiosos o excepcionales, dramáticos o exaltan-
tes. Lo que en ellos nos sorprende es la imagen de sentido; nos habla de lo que conocemos perfecta-
esos aldeanos sentados en un rincón junto a la lum- ment~, de lo que nunca se nos ha escapado, pero
bre, el de esa pareja de pequeños burgueses en su que el plasma en la inmovilidad del relato como el
f?tógrafo en la inmovilidad de la imagen. Véase un
interior tan feo y tan evocador de cierto género
e1emplo, tomado de La modificación:
5
«Clarté», núm. 39. «Su perfil grueso os oculta el del eclesiástico del
que no veis más que la mano apoyada en el /mte-
110 111
La «nuev
a nove[ La ¿,nagen
pecho de la ventana, con los dedos t b Q¡)
ovela que puede utilizar todos los
causa d el movzmzento . h~ backy . todos
. . general el i'nd •e11z lor0 sos a ftas La n los modos,
, ha decidido no utiliz. ar
suave, maquinal, silenciosamente, en ,...,.
zcea·golp eando
ás que el presente (sujeto, verbo y comp1emento
uempos
s bzo del rui.
do, la larga placa de metal atornillado,,e-e ; atributo), y recurrir al flash-back, del que no ne-
d
se espl zega,
. , . (puesto que0 re la eual
como sabezs cesita si no es para representar imágenes en la me·
leerla verdaderamente, puesto que únicam no Pod'·ezs ,noria, puesto que, en este caso, no se trata ya de
d , . d. . , ente Po-
ezs a zvznar, mas o menos una a una cu 'l hechos pasados contados en presente, sino de he-
l l
as etras h orzzontales
. que se os aparecen , taa es son
z chos pasados remitidos al presente. Del mismo
ta as, tan deformadas por la perspectiva) n~~
d
z • ,nodo, Robbe-Grillet utiliza los procedimientos de
cripción bilingüe: "Es peligroso asomarse
rior - E pericoloso sporgersi". »
'a/e:~:: la narración concéntrica para presentarnos objetos
sin significación, mientras que el cine utiliza esta
En este párrafo puede verse con qué cuidado narración concéntrica sólo cuando intenta desespe-
nos lleva Michel Butor hasta ese «pericoloso spor- radamente dar una significación a imágenes que
gersi», conocido de nosotros desde siempre y que de otro modo, corrían el riesgo de no tenerla. A f~
hace mucho tiempo ha dejado de intrigarnos; in- de cuentas, las nuevas técnicas consisten sob
cluso hemos dejado de verlo. Lo importante es el todod para
bil' d la novela ~ en vetarse sus propias ' posi- re
efecto inesperado que esta imagen debe ejercer so- ª es.
de 1 los Y en
cuales el copiar
ci . proced"muentos
· por medio
bre nosotros: el de sumirnos en una trivialidad sin . . . ne intenta hacer lo
significación, sin contenido polémico, una triviali-
prmctp10, le resultab . . que, en un
transfieren a un a imposible. Los novelistas
dad real y, en consecuencia, objetiva, en la repre- arte una t, • .
otro, Y se vetan lo q 1 ecn1ca mventada por
sentación que de ella se nos da. 1 ue es es p ·
uego reconquistarlo . rop10 para intentar
desde hace años hall rmentras que el cine intent
arrebatar a la n 1 ar una técnica que le . a
Lo más sorprendente es que la novela, para al- ob. . ove a su te permita
Jetos significativos. rreno' que es el de los
canzar una representación perfecta de la trivialidad,
ha tomado de las técnicas visuales no tanto lo que .Tantos obsta'cu1os có d
son, sino lo que no querrían ser. Precisamente eso
mman por hacer 1
la descripción b.
ble
~
O 1et1va C
mo amente susci
empresa absurd
. ª·
Atados ter-
bsurd
de lo que intentan obstinadamente desembarazarse, . ' ¿por qué util" . omo sigue di . a es
lo que quisieran abandonar. Sin duda alguna, el silla, por qu' izar tres pá01n c1endo Etiem
e no utiliz º~ . . as en d . -
lcine no puede hablar más que en presente. Pero,
para escapar a es ta limitación, ha inventado el
esa «mirada (qu ) ~r trescienta ";:> • escribir una
e reg1 s t ta un e s · ;·-,.. A que,, vien
spectaculo a 1 modo e
112 La «nueva ~
11 113
ove/a>}
6
de una placa fotográfica» ? ¿ Consiste Vetda J,,(J imagen
mente el objeto de la novela en que de ell <lera, . . fa 81·empre. Pero puede rechazarse cuando el
rr1un , •
da decir, después de haberla leído: «La ~s:~iue, , saltado tiene tiempo de ponerse en guardia. Esto
unas foto grafías me causa un sentimiento sein . de '1 seguramente, lo que acontecerá. ¿Por qué nues-
te al que deja la lectura de Palace» 7 ? En te eJan.- cs, sucesores, más habituados que nosotros a la
-y sé que esta verdad e1en1ental sorprendsl.Unen...<
trOS b' . h
invasión de la imagen o Jet1va que a ca1 o so re
~¿ b
d . .
buen número e excelentes 1ngen1os- ¿no .. q a e. nuestra generación, no han de poder recupe~ar sus
, , sigue mecanismos de control>>? Todo nos permite su-
siendo la fotografia la más «fotográfica» de
artes? Y 1a competencia . que l a novela le intent 1as «oner que así suceda. Ese día dejarán a las técnicas
hacer, ¿no está destinada de antemano al fracaso; ~e la representación visual de las cosas la imagen
objetiva que les es propia y devolverán a la novela
lo que le pertenece. Nuestra literatura es hoy la
La absurda tentativa de la nueva novela qu de unos hombres celosos de una invención que no
les concierne y de la que quieren a toda costa ser-
consiste en competir con el cine y con la f oto~rafí:
virse. Pero eso durará poco tiempo.
en su propio terreno --el de la representación de
A fin de cuentas, estos escritores intentan hacer
las cosas-, debe, pues, en razón de su misma ab-
de la literatura una cosa distinta de lo que ha sido
surdidez, ser cargada en la cuenta del <<asalto»
) siempre. Les quedaba negar lo principal, ya lo han
asalto ejercido por la imagen sobre los hombres de hecho: en resumidas cuentas, llegarán a pensar que
nuestra generación. Con esto, pues, Fougeyrollas y el lector no debe leer. El lector no utiliza la vista
Cohen-Seat quedan justificados cuando dicen que más que como sustituto del oído. No es un espec-
semejante asalto ha destruido nuestras formas tra- tador. Ahora bien: la obsesión de la imagen es tal,
dicionales de pensamiento, y que, a causa de él, que nadie quiere tener ya delante más que imáge-
hemos sido tan bruscamente alterados, que nues- nes, y el escritor lamenta no poder dirigirse a su
tros mecanismos de control han sido «vueltos del vez al espectador. Existen, ciertamente, los tebeos,
revés» y «como cogidos por la espalda» a causa del pero no pertenecen a la literatura. Los escritores
choque. Pero acaso, o al menos es necesario espe- que quieren e..'{plorar hasta el final las absurdas ten-
rarlo ' se trate solamente del efecto de la sorpresa.
. . tativas a que se entregan, intentan> pues, modificar
Un asalto contra el cual no existe preparae1ón la actitud de aquellos a quienes se dirigen. Intentan
transformar a los lectores en espectadores. Tal es
6
Robert André, a propósito de Palace, de Claude el objeto de una obra como lvióvil, de Michel Bu-
Simon, en N. R. F ., junio 1962. tor. ~e trata de un libro ilegible, puesto que no es
7
Robert André, op. cit. un libro que esté destinado a ser leído. Hay que
8
,
1111111"
114 La «nueva •
110 tJe1a11

mirarlo. No es que se trate de un ejercicio d 1 .


. les .Juegos li' terariose tlt>o
de los caligramas, sunp .
. d b . , stno
po r el contra.no, . e una o ra enteranient"-.. coas.,
truida --o, más bien>compuesta, en el sentido IV
tlstico y tipográfico de esta palabra- para qu ar.
.
aspecto unporte , que el contem'd o. No se e e.l
mas EL SOLILOQUIO
. . d . ., pue.
de, pues, rmagmar una estrucc1on más profunda
y completa de los eleme?tos constitutivos de la
literatura, de su coherencra y de su razón de ser
Tras semejante tentativa, tras los Cien mil millone~
de poemas, de Queneau, ¿por qué sorprenderse
de que I ves Saporta publique un libro cuyas pági-
nas pueden barajarse como si se tratase de un juego
de cartas? A partir del instante en que se pretende
que un libro no está hecho para ser leído, todo es,
evidentemente, posible. El sueño de los escritores
actuales consiste en inventar una literatura no es-
crita. Y, como en ese terreno no existe aún ape-
lación controlada, continuarán dándole ese nombre
que ya comienza a no merecer.

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