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1

INTRODUCCION

¿Existe una especificidad en la opresión de la mujer? La


respuesta afirmativa nunca fue puesta en duda por los
socialistas y fue enunciada desde mediados del siglo XIX
por la socialista utópica franco peruana Flora Tristán.
Cuáles formas organizativas se desprendían de esa
peculiaridad y debían ser adoptadas por las organizaciones
revolucionarias para ganar a las trabajadoras a sus filas, en
cambio, fue objeto de ásperos debates en las tres
internacionales.
En el último período, las mujeres somos tal vez el sector
más dinámico de la lucha de clases. En la Argentina y en el
mundo. Contra la violencia hacia las mujeres y la
desigualdad salarial, por el derecho al aborto, contra la
trata, enfrentando a los gobiernos de Trump, de Fujimori,
de Bolsonaro.
Esta movilización cerró de hecho una discusión dentro del
movimiento de mujeres y numerosas sectores del
feminismo de la igualdad que opinaban -y opinan- que la
vía para “mejorar” la situación de la mujer es valerse del
lobby parlamentario para alcanzar la paridad de género o
imponer “políticas públicas” favorables a las mujeres. El 8
de marzo de 2017, un masivo paro internacional de
mujeres marcó una cota antes nunca vista en el
movimiento.
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¿Qué es la doble opresión?


Los trabajadores compartimos la opresión de clase con
independencia de nuestro género. Pero las mujeres vivimos
una segunda opresión. A diferencia de las corrientes
feministas o influidas por el feminismo, que adjudican la
responsabilidad de una opresión al capitalismo y de la otra
al patriarcado –o más directamente a los hombres (“el
femicidio es un pacto entre machos”)- los socialistas
sostenemos que ambas opresiones surgen del lugar que las
mujeres ocupamos en la producción capitalista.
Algunas corrientes califican esta idea como “economicista”
o simplificadora, también como un intento de “absolver” al
sexo opuesto, colocado integralmente en el rol de opresor.
Es un error, además de explotarnos como trabajadoras, el
capitalismo pretende que tengamos hijos suficientes como
para garantizar mano de obra abundante y barata, el
llamado “ejército de reserva”. Y que “cuidemos de la
familia” y garanticemos que esté en condiciones, cada día,
de volver a ser explotados --la reproducción de la fuerza de
trabajo--.
El capitalismo se vale de un enorme aparato ideológico para
que hombres y mujeres aceptemos como normal,
naturalicemos, la esclavitud doméstica y la maternidad
compulsiva: la Iglesia y otras religiones, algunas corrientes
“científicas”, los medios de comunicación, la publicidad, la
educación, buena parte de la producción cultural, etc.,
El mensaje es que las mujeres somos principal y
“naturalmente” esposas y madres, que nuestro “ámbito
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natural” es el hogar, que por razones biológicas (menos


fuerza, embarazo, parto, amamantamiento) o psicológicas
(sensibles, dóciles, inestables emocionalmente) no
podemos cumplir con la misma eficacia las mismas tareas
que los hombres. Nuestro trabajo tendría un carácter
complementario del salario del “jefe de familia”, y por lo
tanto es lógico que ocupemos los trabajos temporarios,
peor pagos y menos categorizados. Se intenta ocultar que
las mujeres no hemos sido siempre el sexo oprimido y que
durante miles de años la maternidad no fue una barrera
para que interviniéramos en la producción social.

Clase 1. El matriarcado, origen de la doble


opresión
Resumen
Las mujeres no fueron siempre el sexo oprimido y las
causas de su opresión no son biológicas sino sociales. Este
conocimiento ha sido expropiado y vedado para
mantenerlas sometidas. Las primeras comunidades fueron
sociedades nómades, con una economía de subsistencia
(extractiva y cazadora, sin excedente ni esclavos) y una
relación parasitaria con la naturaleza. Engels dice que la
función histórica del clan matriarcal fue sacar a la especie
de su animalidad y el canibalismo (persistió hasta 6.000 a
C.)
Otra farsa en presentar la familia como un producto
ahistórico, inmutable. En el clan matriarcal es una
comunidad de hermano-hermana, sostenida por dos
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tabúes: el del incesto y el carácter sagrado de la vida del


miembro del propio clan. Las mujeres son recolectoras y
madres sociales. Los hombres cazadores y se ignora el
papel masculino en la procreación.
Con la cría de animales pequeños y pequeñas huertas se
fundan las primeras aldeas. Las parejas se hacen más
estables, y se produce la primera invalidación de la
propiedad comunal. Comienzan a diferenciarse funciones y
clases y a surgir un excedente. El viejo sistema de
parentesco choca con la forma de producción y su
expresión social, las parejas y la propiedad privada.
La extensión de la ganadería y la agricultura exige mayores
brazos y abre paso a la esclavitud, esto crea diferenciación
de labores y genera un excedente que pone en cuestión el
derecho materno. Los esclavos van reemplazando a las
mujeres en la producción social, ellas empiezan a ser
recluidas en las casas y los hombres ganan poder. El
intento de garantizar la herencia padres-hijos y con ello el
control del excedente explica los rígidos controles sobre la
sexualidad y el cuerpo femenino y es el fin de primer
periodo de la historia humana.
La caída de clan matriarcal es “la gran derrota histórica del
género femenino” y coincide con la constitución de la
sociedad clasista y sus instituciones (familia, estado,
propiedad privada). Da origen a la institución familiar como
espacio represor. Algunos antropólogos han puesto en
cuestión detalles de estos desarrollos pero lo que nadie ha
5

podido rebatir es la base material de la opresión de las


mujeres descripta por Engels.
El capitalismo devuelve a las mujeres a la producción
social, pero sin que pierdan su lugar subordinado en la
familia, la esclavitud doméstica. Habrá que esperar que la
producción se socialice para construir una verdadera
emancipación femenina.

Los albores de la especie humana


Los primeros grupos humanos eran nómades, vivían de la
recolección y, cuando podían, de la caza. En esa economía
de subsistencia, parasitaria de la naturaleza, no se
producían excedentes por los que pudiera establecerse una
desigualdad o una disputa. No existían las clases
sociales y la diferencia sexual no significaba vínculo
de dominación ni de dominio.
Cada uno “encontraba” poco más que lo que consumía, y
por lo tanto no había esclavos ni ninguna clase de
explotados. A los derrotados en las guerras entre clanes -
que en general tenía que ver con acceso a los cursos de
agua, alimentos o el rapto de mujeres- los mataban o se
convertían en miembros plenos del clan vencedor.
En general había una tajante división genérica de las
tareas. Las mujeres y los niños recolectaban frutos y raíces
(que eran el sustento cotidiano) mientras que los hombres
cazaban (sustento eventual). En algunos lugares los roles
estaban invertidos.
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Algunas historiadoras/antropólogas feministas asignan a


esas tareas diferentes la construcción de una diferencia
genérica. La recolección, una tarea en grupo y
colaborativa, habría sido el fundamento de un mayor
desarrollo del lenguaje y también lo que mucho después les
permitiría a las mujeres, a partir del comprender el ciclo de
la naturaleza, iniciar las primeras huertas y cría de
animales pequeños
La mayor fuerza física masculina, la capacidad de correr
más rápido y cargar mayor peso, permitieron y a la vez
desarrollaron la aptitud como cazadores de los hombres.
Estas habilidades construyeron la idoneidad para ser
guerreros.
Fueron necesarios miles de años para ciertos avances
tecnológicos que facilitaron la caza, como el arco y la
flecha.
La humanidad ignoraba el papel de los hombres en la
fecundación, suponían que las mujeres parían por sus
pactos mágicos con las deidades y la Naturaleza. No se ha
hallado un vocablo que exprese el vínculo padre e hijo, pero
en todas las culturas está presente la palabra “madre”.
La obtención del alimento cotidiano y que dieran la vida
otorgó a las mujeres un lugar clave en la organización
social del clan matriarcal. Por su carácter procreados, las
mujeres fueron las primeras diosas.
Para garantizar la sobrevivencia en la durísima vida durante
el comunismo primitivo surgieron tabúes que intentaban
evitar que los miembros de un mismo clan se mataran o
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comieran. Dos tabúes están presentes en todas las culturas


conocidas y su violación se pagaba con la vida:
● el del incesto –prohibición de tener relaciones sexuales
con miembros del mismo clan;
● el que impone carácter sagrado de la vida de los
miembros de un mismo clan -y por lo tanto evita que se
maten entre ellos.

Recién hacia 7.000 antes de Cristo comenzará a extinguirse


el canibalismo, cuando se afianza la llamada revolución
neolítica.
El clan matriarcal
El clan matriarcal fue una sociedad de hermanos y
hermanas –que eran madres-. Compañeros no sexuales,
Evelyn Reed explica que estaban íntimamente unidos, pero
rigurosamente separados en el momento de comer y del
apareamiento para evitar conflictos y que los machos se
comieran a las crías en épocas de hambruna.
El matriarcado, dice Engels, surgió para liberar a la
humanidad del canibalismo y la animalidad.
La procreación se concretaba a través del matrimonio
grupal entre distintos clanes nómades, sin que implicara
ninguna convivencia entre las parejas.
Maternidad social
Todas las mujeres adultas eran consideradas madres de
todos los niños. La maternidad biológica –parir un niño-- no
significa ser la madre de ese niño: la maternidad era la
función social del sexo femenino.
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Hombres y adolescentes: En el clan matriarcal los


hombres eran hermanos o tíos. Ellos –nunca los hombres
del otro clan— tenían un papel importante en la crianza de
los menores porque la humanidad ignoraba que los
hombres eran necesarios para la fecundación.
Los niños comían y dormían con las madres, y los hombres
lo hacían en otro lugar. Cuando el niño se convertía en
adulto (en la primera adolescencia), se integraba a los
otros hombres con diversos rituales de pasaje.
Primeros huertos, cría de animales pequeños
La recolección y excavación de alimentos se extendió por
cientos de miles de años. Familiarizarse con las plantas y
reconocer sus propiedades curativas, convirtió a las
mujeres en las primeras médicas. La necesidad de
almacenar alimentos y transportarlos, en tejedoras y
artesanas. La mujer refinó el uso del fuego, aprendió a
conservarlo y a cocinar alimentos. Todo esto explica su
condición de magas y vínculo con la deidad.
Hace unos 8.000 años (entre el 6.000 y el 4.000 a C.) las
excavadoras -que entendieron el ciclo de la naturaleza-
comenzaron pequeños cultivos, siempre comunitarios.
La cebada y el trigo permitieron almacenar semillas y
molerlas para hacer harina, abriendo paso a la producción
de alimentos.
Esto fue seguido por la cría y domesticación de animales
pequeños en corrales comunitarios.
El proceso es contemporáneo al sedentarismo y el
afincamiento en las primeras aldeas.
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Estas dos actividades sacaron a la humanidad de la


animalidad.
La autoridad de las mujeres –que no implicaba dominio ni
explotación de un sexo sobre otro-- fue más visible durante
el primer tramo de la agricultura. Es una sociedad
igualitaria, donde la economía y la sociabilidad se basan en
la solidaridad.
El papel productivo de la mujer durante la este larguísimo
período desmiente las teorías que pretenden explicar su
lugar subordinado por razones “naturales” o de estructura
biológica (embarazo y amamantamiento).
Agricultura y pastoreo: surge el excedente
Así como los avances tecnológicos dieron paso de los
pequeños cultivos a la agricultura, también liberaron a los
hombres de la caza, y de la caza se pasó al pastoreo.
La revolución neolítica -el cultivo intencionado de plantas
y cría de pequeños animales- es el primer gran cambio de
la vida humana, que pasa de ser nómada a sedentaria y de
una economía recolectora depredadora (caza,pesca y
recolección) a productora (agricultura y ganadería). A esto
contribuye la desertificación, que obliga a permanecer cerca
de los cursos de agua.
La zona denominada Creciente Fértil, origen de la
Revolución Neolítica (del valle del Nilo al sur de Turquía)
fue cuna de las primeras civilizaciones históricas alrededor
del octavo milenio a C. En América este proceso se dio en
la zona andina y Mesoamérica (México y América central)
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El cultivo de cereales dio lugar a la invención del pan y


explica la extinción del canibalismo. Fue posible
almacenar alimento para humanos y forraje para los
animales.
La formación de rebaños llevó a buscar lugares para el
pastoreo: lentamente, la humanidad fue migrando de
los bosques tropicales hacia las praderas.
Esto impulsó mayores concentraciones de población,
una nueva y más compleja división del trabajo y el
desarrollo de oficios.
Por otra parte, la familia clánica ya no alcanzaba para
cuidar del ganado, que se reproduce más rápido que los
humanos. Es el origen de la esclavitud; los prisioneros se
convierten en esclavos, que además tienen el mérito de
multiplicarse, lo mismo que el ganado. Son esos esclavos
los que comienzan a desplazar lentamente a las
mujeres en las tareas agrarias.
El salto en el tipo de producción de una economía basada
en la caza y la recolección a una economía más
desarrollada, que se basa en la agricultura, la cría de
animales y el artesanado explica la caída de las mujeres.
La división social del trabajo –que solo era la que existía
entre hombres y mujeres- se fue diversificando y
complejizando. La obtención de un excedente cada vez
más importante impulsó mayores diferenciaciones y
después directamente la consolidación de distintos estratos
sociales.
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Pero además, esta revolución en los métodos de producción


comienza a generar un excedente superior a las
posibilidades de consumo inmediato.
“La domesticación de los animales y la cría de ganado
habían abierto manantiales de riqueza desconocidos hasta
entonces, creando relaciones sociales enteramente
nuevas.” F. Engels.

Del régimen hermana-hermano al régimen de parejas


Por miles de años perduraron el derecho materno, la
propiedad comunal, la herencia matrilineal, el sistema
hermano hermana. Sin embargo, los cambios en los modos
de producción impulsaron una lenta modificación de las
relaciones sociales, de las formas de apropiación y
parentesco.
El matrimonio por grupos fue sustituido (entre muchas
combinaciones de grado) por matrimonios transitorios entre
dos personas de distinto clan y la libertad sexual se fue
haciendo crecientemente restrictiva para las mujeres.
Los maridos comenzaron a vivir transitoriamente en el clan
de su esposa, aunque sin derecho sobre su descendencia.
La convivencia de maridos provenientes de distintos clanes
–no siempre amigos entre sí--, fue el fundamento de las
primeras viviendas individuales, para evitar las fricciones. A
esta primera invalidación de la propiedad comunal, le
seguirán las huertas y los corrales privados.
Por otra parte, una más compleja división del trabajo -
cuidado de los cultivos y el ganado, obras de regadío,
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custodia de la propiedad comunal-comienza a definir


diferentes clases, y algunas ganan poder y autoridad para
aprovechar el trabajo de los otros.
El sistema de pactos y regalos entre clanes que intentaban
mantener la paz –necesaria para la prosperidad de la
agricultura- se hizo extensivo a la constitución de parejas.
Esos pactos eran generalmente celebrados entre hombres -
ya no hay madres sociales- y expresaban una puja entre
el marido y el hermano individual de la esposa.
La descripción de Engels es la siguiente: Para que los
matrimonios fueran más duraderos y “apropiarse” de los
hijos de su esposa, los maridos tuvieron que socavar el
poder de los hermanos. La comunidad hermano hermana se
estaba convirtiendo en una comunidad de parejas
individuales con intereses opuestos.
El cuidado de los cultivos y del ganado exigía mucha mano
de obra. La compra de la esposa a cambio de ganado fue
expresándose también como “la compra de derechos sobre
los hijos” que tenía esa esposa. Si ella quería romper el
matrimonio, su clan se empobrecía, porque debía devolver
el ganado, y ella estaba obligada a abandonar a todos sus
hijos (fuera quien fuere el padre) en el clan del marido.
La observación de la procreación en los animales permite
un descubrimiento fundamental: la función procreadora
también es patrimonio de los hombres.
La introducción de la esclavitud selló la caída de las
mujeres, que fueron excluidas de la vida económica,
progresivamente recluidas en el hogar y limitadas a las
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tareas domésticas. Su trabajo ya no tenía carácter social ni


comunitario, sino familiar. También perdieron los derechos
sobre su vida e incluso sobre su cuerpo, ya que fueron
obligadas a ser fieles para garantizar la paternidad del
marido. Los hombres usaron las armas no sólo para
garantizar su propiedad sobre otros hombres sino para
desposeer a las mujeres (Reed).
La coexistencia antagónica del régimen de hermano-
hermana y de marido-esposa anuncia los futuros cambios
en la estructura matriarcal.

La historiadora feminista Gerda Lerner, autora de “El origen


de patriarcado”, considera que “la apropiación por parte de
los hombres de la capacidad sexual y reproductiva de las
mujeres ocurrió antes de la formación de la propiedad
privada y de la sociedad de clases. Su uso como
mercancía está, de hecho, en la base de la propiedad
privada (Capítulos 1 y 2.)”.
Esto, sostiene Lerner, la diferencia de la concepción
marxista de la constitución de las clases y los Estados. Es
un prejuicio, en El origen de la familia… Engels también
explica que los cambios en la producción, el surgimiento de
clases sociales a partir de la mayor complejidad del trabajo,
y sobre todo la definición del excedente y propiedad
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privada van a ser los que precipiten la conformación de los


Estados.
“La sexualidad de las mujeres, es decir, sus capacidades y
servicios sexuales y reproductivos, se convirtió en una
mercancía antes incluso de la creación de la civilización
occidental. El desarrollo de la agricultura durante el periodo
neolítico impulsó el «intercambio de mujeres» entre tribus,
no sólo como una manera de evitar guerras incesantes
mediante la consolidación de alianzas matrimoniales, sino
también porque las sociedades con más mujeres
podían reproducir más niños. A diferencia de las
necesidades económicas en las sociedades cazadoras y
recolectoras, los agricultores podían emplear mano de obra
infantil para incrementar la producción y estimular
excedentes. El colectivo masculino tenía unos derechos
sobre las mujeres que el colectivo femenino no tenía sobre
los hombres. Las mismas mujeres se convirtieron en
un recurso que los hombres adquirían igual que se
adueñaban de las tierras. Las mujeres eran
intercambiadas o compradas en matrimonio en provecho de
su familia; más tarde se las conquistaría o compraría como
esclavas, con lo que las prestaciones sexuales entrarían a
formar parte de su trabajo y sus hijos serían propiedad de
sus amos. En cualquier sociedad conocida los primeros
esclavos fueron las mujeres de grupos conquistados,
mientras que a los varones se los mataba. Sólo después
que los hombres hubieran aprendido a esclavizar a las
mujeres de grupos catalogados como extraños supieron
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cómo reducir a la esclavitud a los hombres de esos grupos


y, posteriormente, a los subordinados de su propia
sociedad. De esta manera la esclavitud de las mujeres,
que combina racismo y sexismo a la vez, precedió a
la formación y a la opresión de clases1. Las diferencias
de clase estaban en sus comienzos expresadas y
constituidas en función de las relaciones patriarcales. La
clase no es una construcción aparte del género, sino
que más bien la clase se expresa en términos de
género.” (Glenda Lerner, en la bibliografía).

¿De quién era el excedente?


Mientras la descendencia sólo se contaba por línea
femenina, la herencia quedaba en el clan y se transmitían
de madres a hijas (ropa, vasijas, pequeñas cosas). Según
el derecho matriarcal, cuando moría el dueño de los
rebaños, lo heredaba su clan original: hermanos y
hermanas y sobrinos. Los hijos se veían desheredados
porque no pertenecían al clan de su padre.
A medida que las riquezas fueron en aumento, el hombre
adquirió en la familia una posición más importante que la
mujer, prácticamente apartada de la producción social.
Surgió la necesidad de modificar el orden de herencia para
garantizar que la propiedad paterna fuera a los hijos.
Y que los herederos fueran efectivamente los hijos del
propietario.

1
Se puede ser marxista y sostener esto????
16

Para legalizar una transmisión continua de la propiedad de


padres a hijos había que abolir el derecho materno.2
La existencia del excedente abre la pregunta sobre quién es
el dueño de ese excedente, y sobre todo de quién lo
heredará. Los sectores dominantes necesitaban
controlar la capacidad reproductiva de las mujeres
para que los varones se aseguraran su descendencia
y legar sus riquezas y poder político y militar a sus hijos
verdaderos.
“En virtud del papel preeminente que habían tenido los
hombres en la agricultura extensiva, en los proyectos de
irrigación y construcción, así como en la cría de animales,
se apropiaron poco a poco del excedente, definiéndolo
como propiedad privada. Estas riquezas potencian la
institución del matrimonio y de la familia y dan una
estabilidad legal a la propiedad y a su herencia. Con el
matrimonio monogámico, la esposa fue colocada bajo el
completo control del marido, que tenía así la seguridad de
tener hijos legítimos como herederos de su riqueza.
Con la apropiación por parte de los hombres de la mayor
parte de la actividad social productiva, y con la aparición de
la familia, las mujeres fueron encerradas en casa al servicio

2 Esquilo. Orestiada. “Las furias”. Clitemnestra asesina a Agamenón, cuando éste regresa de Troya,
para vengar que haya matado a su hija Ifigenia. Orestes venga a su padre y asesina a su madre,
Clitemnestra. Las Furias acusan a Orestes porque mató a su madre, miembro del mismo clan; apoyadas
en el derecho materno, consideran que Agamenón es un extraño tanto para Clitemnestra como para
Orestes. ¿Por qué no acosaron a Clitemnestra?, se defiende Orestes. Las Furias contestan que “el
hombre que mató no era de su propia sangre”. “¿Soy yo acaso de la misma sangre que mi madre?”,
responde Orestes. Ella es solo un receptáculo que albergó el semen de mi padre. El empate en el Olimpo
es definido por la llegada de Afrodita, que vota en defensa de Oreste porque ella no tuvo madre sino que
nació de la cabeza de Zeus. (Así señala la mitología el fin del matriarcado y la caída del derecho
materno.)
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del marido y la familia. El aparato estatal fue creado para


reforzar y legalizar la institución de la propiedad privada, el
dominio masculino y la familia patriarcal, santificada luego
por la religión.” Evelyn Reed, Sexo contra sexo o clase
contra clase”

El conocimiento de la función procreadora masculina explica


que un dios hombre comience a acompañar a las Diosas-
Madre. Primero, en un lugar subordinado; después,
igualitario. Más tarde, se convertirá en el Cielo-Padre,
creador soberano de los elementos y de los hombres (en
Atenas o en Egipto). El último paso se dio con la creación
del Dios omnipotente de las grandes religiones patriarcales
(el Dios de los judíos, de los cristianos y de los
musulmanes). Aunque en sus comienzos el cristianismo y el
Islam impulsaron un mejoramiento de la condición de las
mujeres (iguales a los ojos de dios), la represión estaba
en germen dado que fueron excluidas, por primera
vez, de las funciones sacerdotales. En el judaísmo
directamente se les negó la condición religiosa. El
desarrollo de una casta de sacerdotes cuya enseñanza se
basó en la superioridad de los varones y el desprecio a las
mujeres consagró esa represión.

Lerner fecha en la Mesopotamia y en el cuarto milenio


antes de Cristo “el proceso histórico por el cual se
estableció e institucionalizó el patriarcado. Este proceso
quedó manifiesto en cambios en la organización del
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parentesco y en las relaciones económicas, en la


instauración de las burocracias religiosa y estatal y en el
giro que dan las cosmogonías con la ascensión de los dioses
masculinos” (pág. 5).
“El derrocamiento del derecho materno fue la gran
derrota histórica del sexo femenino en todo el
mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa;
la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la
esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento
de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se
manifiesta sobre todo entre los griegos de los tiempos
heroicos, y más aún en los de los tiempos clásicos, ha sido
gradualmente retocada, disimulada y, en ciertos sitios,
hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho
menos, abolida”. Engels.
La caída de las mujeres fue simultánea a la definición
del excedente como propiedad privada, a la
constitución de las clases sociales y del Estado. Esa es
la noción irrebatible: se pueden introducir correcciones de
detalle o complementarias sobre el neolítico o la
destrucción de las sociedades matrilineales a partir del
desarrollo de la antropología, pero la explicación de las
bases materiales de la opresión de la mujer sigue vigente.

“Un sistema social comienza a existir a partir de las


necesidades de la humanidad en un período determinado
de la historia y se corresponde con un nivel de desarrollo
económico de la humanidad. Cuando esas necesidades han
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sido colmadas, cae en desuso, sólo puede ser un


impedimento para el desarrollo posterior. El matriarcado
surgió para liberar a la humanidad del canibalismo y la
animalidad, dice Engels. Una vez que esto fue logrado, dejó
su lugar a nuevas formas que respondían a nuevas
necesidades. La dicotomía entre parientes y extraños tenía
que desaparecer, había llegado el tiempo del
reconocimiento del padre y del parentesco patrilineal. (…)
Nada menos que una revolución social colosal podría
resolverlo” Evelyn Reed

En muchas sociedades existen mitos que expresan la


existencia de un pasado matriarcal y cuentan que más
tarde las mujeres perdieron el poder y fueron los hombres
quienes impusieron su autoridad, formando las sociedades
patriarcales. Un mito clásico en este sentido sería el que
recogió el cura Martín Gusinde, entre los selknam y los
yaganes de la isla Grande de Tierra del Fuego. Esos pueblos
tienen mitos similares (hain y kina, respectivamente) que
hablan de un pasado en el que mandaban las mujeres, que
mantenían engañados a los hombres haciéndoles creer que
seres sobrenaturales avalaban su autoridad. Cierto día, los
hombres descubrieron el engaño y mataron a todas las
mujeres adultas, modificando el sistema en su propio
beneficio y fundando una sociedad dominada por los
hombres, con los mismos rituales (hain, entre los selknam)
ahora legitimando la dominación masculina y haciendo
creer a las mujeres y niños que los participantes en aquel
20

ritual (hombres disfrazados) eran seres sobrenaturales. Se


trata de un clásico mito y rito de inversión de roles que
trata de legitimar el orden social de dominación masculina.

Monogamia y familia patriarcal


La monogamia –dice Engels- no aparece de ninguna
manera en la historia como una reconciliación entre el
hombre y la mujer, y menos aún como la forma más
elevada de matrimonio. Los rasgos esenciales de la familia
patriarcal son la incorporación de los esclavos y la potestad
paterna. La palabra familia ni siquiera se aplica a la pareja
conyugal y a sus hijos, sino tan sólo a los esclavos.
Famulus quiere decir esclavo doméstico, y familia es el
conjunto de los esclavos pertenecientes a un mismo
hombre.
La familia monogámica “entra en escena bajo la forma del
esclavizamiento de un sexo por el otro, como la
proclamación de un conflicto entre los sexos, desconocido
hasta entonces en la prehistoria, dice Engels y sigue3
Y sigue: “De ninguna manera fue fruto del amor sexual
individual, con el que no tenía nada en común, siendo el

3 Federico Engels: “La familia monogámica se funda en el predominio del hombre. Su fin expreso es el
de procrear hijos cuya paternidad sea indiscutible, y esta paternidad indiscutible se exige porque
los hijos, en calidad de herederos directos, han de entrar un día en posesión de los bienes de su
padre. La familia monogámica se diferencia del matrimonio sindiásmico (en parejas transitorias) por
una solidez mucho más grande de los lazos conyugales, que ya no pueden ser disueltos por deseo de
cualquiera de las partes. Ahora, sólo el hombre, como regla, puede romper estos lazos y repudiar a su
mujer. También se le otorga el derecho de infidelidad conyugal, sancionado, al menos, por la costumbre
(el Código de Napoleón se lo concede expresamente, mientras no tenga la concubina en el domicilio
conyugal), y este derecho se ejerce cada vez más ampliamente, a medida que progresa la evolución social.
Si la mujer se acuerda de las antiguas prácticas sexuales y quiere renovarlas, es castigada más
rigurosamente que en ninguna época anterior” (El origen de la familia, el Estado y la propiedad privada)
21

cálculo, ahora como antes, el móvil de los matrimonios. Fue


la primera forma de familia que no se basaba en
condiciones naturales, sino económicas, y concretamente
en el triunfo de la propiedad privada sobre la propiedad
común primitiva, originada espontáneamente.
Preponderancia del hombre en la familia y procreación de
hijos que sólo pudieran ser de él y destinados a heredarle
(…) Por tanto, la monogamia no aparece de ninguna
manera en la historia como una reconciliación entre el
hombre y la mujer, y menos aún como la forma más
elevada de matrimonio. Por el contrario, entra en escena
bajo la forma del esclavizamiento de un sexo por el
otro, como la proclamación de un conflicto entre los
sexos, desconocido hasta entonces en la prehistoria.
En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx
y por mí, encuentro esta frase: ‘La primera división del
trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la
procreación de hijos’. Y hoy puedo añadir: el primer
antagonismo de clases que apareció en la historia
coincide con el desarrollo del antagonismo entre el
hombre y la mujer en la monogamia; y la primera
opresión de clases, con la del sexo femenino por el
masculino. La monogamia fue un gran progreso histórico,
pero al mismo tiempo inaugura, juntamente con la
esclavitud y con las riquezas privadas, aquella época que
dura hasta nuestros días y en la cual cada progreso es al
mismo tiempo un regreso relativo y el bienestar y el
desarrollo de unos verifícanse a expensas del dolor y
22

de la represión de otros. La monogamia es la forma


celular de la sociedad civilizada, en la cual podemos
estudiar ya la naturaleza de las contradicciones y de los
antagonismos que alcanzan su pleno desarrollo en esta
sociedad”.(F. Engels)
Para los socialistas, si la subordinación de la mujer tiene un
origen social e histórico concreto y se liga al surgimiento de
la propiedad privada y de las clases, sólo la sociedad sin
clases abrirá el camino de su liberación. (CM)
Conclusiones
● las mujeres no fueron siempre el sexo oprimido
● las causas de esta opresión no son biológicas sino sociales
● la degradación de las mujeres coincide con su desplazamiento
de la producción social y la constitución de la sociedad clasista y sus
instituciones (familia, estado, propiedad privada)
● la familia es un producto histórico, no inmutable, que expresa
un conflicto hasta entonces desconocido entre los sexos y tiene la
función de garantizar el control de la reproducción.
● el origen de la institución familiar como espacio represor.
● mientras las mujeres estén excluidas de la esfera de la
producción y ésta no se socialice no habrá una verdadera
emancipación femenina.
23

Bibliografía
Capítulo I de Opresión y lucha de la mujer
trabajadora (Plenario de Trabajadoras - Partido
Obrero) https://goo.gl/LPgb6l
Engels, El origen del Estado. Cap. 9. Barbarie y civilización.

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https://www.antimilitaristas.org/IMG/pdf/la_creacion_del_p
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