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neuropsicológica
[9.1] ¿Cómo estudiar este tema?
9 TEMA
Esquema
TEMA 9 – Esquema
Evaluación y programas de evaluación neuropsicológica
• Evaluación motriz.
Pruebas de evaluación de la motricidad y
• Evaluación de los reflejos motrices.
programas motrices
• Programa de intervención. Desarrollo motor.
2
• Evaluación de la lateralidad.
• Orientaciones para valorar la lateralidad.
Pruebas de lateralidad y programas de desarrollo
• Pruebas complementarias.
lateral
• Programas de intervención. Desarrollo de la lateralidad.
• Intervención en casos de lateralidad cruzada.
• Evaluación de la escritura.
Pruebas de escritura y programas de escritura
• Programas de intervención. Desarrollo de la escritura.
Niveles Táctiles, Motricidad, Lateralidad y Escritura
Ideas clave
Para estudiar este tema lee las Ideas clave recogidas a continuación.
Además, se recomienda la lectura de las páginas 263-265 del siguiente libro: Ferré, J.
y Ferré, M. (2013). Neuropsicopedagogía infantil. Bases neurofuncionales del
aprendizaje cognitivo y emocional. Barcelona: Lebón.
Disponible en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad Intelectual.
Existen diversas herramientas que nos permiten valorar de forma objetiva, tanto en el
ámbito de la psicomotricidad como la lateralidad y la escritura.
Para que los programas de intervención sean eficaces, es necesario definir el programa y
desarrollar las acciones correspondientes. Deben tener un plan de acción
secuenciado y organizado por fases, para conseguir los objetivos marcados, así
como responder a un diseño y una planificación adecuada Además, ha de poseer carácter
interdisciplinar, necesario, para fomentar la colaboración y aportación de otros campos,
como la medicina, la psicología, la terapia ocupacional, la neuropsicología, etc.
Los aspectos básicos de todos los programas de intervención son los siguientes:
Evaluación motriz
Para realizar la evaluación motriz existen numerosos test que valoran los diferentes
componentes del desarrollo motor. Cada uno de estos test evalúa diferentes cualidades
relacionadas con este desarrollo y así es posible conocer el momento de desarrollo de un
aspecto motor concreto.
La evaluación del desarrollo motor tiene que aportar respuestas a las siguientes tres
preguntas (Rigal, 2006):
Para la evaluación de los reflejos se cuenta con una serie de recursos que nos indican el
nivel de maduración. De este modo, se puede establecer qué tipo de intervención es la
más apropiada.
La falta de inhibición de los reflejos puede afectar al desarrollo motor y sus funciones,
generando graves alteraciones e impidiendo un aprendizaje adecuado. En ocasiones,
algunos niños pueden llegar a compensar ciertas anomalías presentadas por uno o dos
reflejos, pero no en las situaciones en las que la alteración es de un grupo de ellos.
» Nivel 1. Si el niño tiene un resultado de más de 10 en los test de los reflejos primarios,
necesitará de un programa específico de estimulación o inhibición de los reflejos
adaptados a su perfil.
» Nivel 2. Una puntuación entre 8 y 10 en los test de reflejos primarios con una
puntuación de más de 12 en los reflejos posturales indica que es necesario un
programa individualizado.
» Nivel 3. A los niños que obtienen nivel menor de 8 en cualquiera de los grupos de los
test de reflejos les puede ser muy beneficioso un programa más generalizado de
ejercicios para el desarrollo y se puede incorporar al día a día escolar.
Este autor, Goddard (2005), establece una serie de test para la valoración de los reflejos,
que pueden ser muy útiles para la identificación de las anomalías presentadas. El
diagnóstico del retraso en el desarrollo neuronal debe ser realizado por un
terapeuta cualificado.
Cuando se diseña un programa de desarrollo motor, es clave tener presente que una de
sus finalidades es solucionar problemas ya presentes en el niño y no plantearlos
como prevención a futuras dificultades.
Para realizar estos programas se hace necesario utilizar una serie de recursos materiales
específicos que nos permiten ejecutarlos con éxito. Algunos de estos materiales son
colchonetas, pelotas rítmicas, balancines, bancos suecos, escalera de braquiación, conos
de señalización, alfombras o reproductor de música.
Aunque son muchos los autores que establecen directrices para aplicar en las
sesiones de educación motriz, Rigal (2006) destaca las siguientes:
» Durante las sesiones hay que favorecer la acción motriz del niño en la mayor parte
del tiempo posible, evitando momentos de inactividad o eliminación del juego.
» El grado de dificultad que se propone en las actividades debe estar adaptado a las
posibilidades motoras y el nivel de desarrollo motriz de los niños.
» Incitar a los niños a descubrir por sus propios medios sus posibilidades motrices
para la búsqueda de soluciones a diferentes dificultades, del mismo modo que
conocer las dadas por otros niños.
» Las instrucciones deben ser siempre muy claras y concisas y la señal de parar ha
de estar totalmente asumida.
» Una parte principal de unos 35 minutos en las que se realizan todas las
actividades encaminadas a la consecución de los objetivos propuestos.
Existen dos aspectos muy importantes que deben ser considerados para llevar a
cabo un programa de intervención motriz: los recursos materiales y el espacio con
el que contamos. El educador debe optimizar estos dos aspectos para mejorar y facilitar
la intervención.
» Materiales de interior:
o Espalderas, redes, bancos, rampas, colchonetas finas y gruesas o túneles que
permitan subir, bajar, trepar o saltar, arrastrarse.
o Tacos, conos, picas, cuerdas, aros o bloques de goma espuma, que ayuden a crear
espacios diferentes.
o Elementos para trabajar el equilibrio como balancines, plataformas inestables o
bloques para formar caminos.
o Pelotas de diferentes tamaños, conos, vayas de goma espuma con los que poder
realizar todo tipo de ejercicios de coordinación.
El espacio en el que se realicen las sesiones de motricidad debe ser amplio y agradable.
El material debe disponerse de manera armónica, para que facilite los puntos de
referencia y orientación de los alumnos. El suelo debe ser confortable para que los niños
puedan realizar actividades descalzos, sin ningún problema, y las paredes deben tener
espejos para la realización de actividades de control postural.
Evaluación de la lateralidad
Los test que valoran la lateralidad están clasificados en dos tipos (Auzías, 1990):
» De eficacia comparada. En este tipo de test se pide al sujeto que realice la tarea
con un lado del cuerpo (normalmente con la mano), luego con la otra, y se compara la
calidad de la ejecución.
Para conocer la organización lateral del niño es necesario incluir en el protocolo los datos
del desarrollo y evolución del niño. En primer lugar, el historial de cada caso, donde
se realiza una entrevista a la familia para que aporte toda la información más relevante
de todos los antecedentes (dificultades en el desarrollo, alteraciones sensoriales,
motrices, línea de dominancia lateral familiar…), nivel de desarrollo prelateral y la
valoración de la lateralidad de los cuatro órganos (visual, auditiva, manual y pédica), así
como el nivel de automatización alcanzados.
» Test de Zazzo (1984). Esta prueba está diseñada para estudiar las dominancias en
motricidad del individuo, con pruebas para valorar la preferencia del miembro
superior, inferior y de giro. También incluye pruebas para valorar la preferencia
ocular.
Pruebas complementarias
» Dibujar espirales. Se puede pedir que dibuje una espiral y observar el sentido
direccional de la grafía, que es antihorario en el zurdo y horario en el diestro.
Una vez pasadas las pruebas de lateralidad, hay que interpretar los resultados de
forma correcta para establecer los diferentes tipos de lateralidad: diestra, zurda,
diestro en proceso de lateralización de pie, diestro con cruce visual izquierdo, diestro con
cruce audición izquierda, lateralidad cruzada, etc.
Nos podemos encontrar casos con trastornos más complejos, como la zurdería
contrariada, en esos casos es necesario ampliar las pruebas. En caso de que
desconociéramos cómo intervenir en función de la persistencia de los cruces laterales y
de la observación de ambidextrismo o se presentaran dudas en los casos más complejos,
es imprescindible desviar a profesionales especializados.
Todos los casos necesitan intervención con las siguientes finalidades u objetivos,
según Ferré, Casaprima, Catalán y Mombiela (2006):
Para el diseño de un programa de desarrollo lateral es esencial que cuente con un elenco
de actividades variadas y organizadas que reúnan las siguientes condiciones:
Evaluación de la escritura
Para detectar los problemas de escritura durante las clases, a veces es suficiente con
disponer de unas pautas sencillas de observación que orienten acerca de aquellos
aspectos más básicos en los que nos debemos fijar.
Algunas de las pruebas específicas de la escritura que se pueden utilizar son las
siguientes:
» El Proesc (Cuetos, Ramos y Ruano, 2004) está formado por seis pruebas: dictado de
sílabas, dictado de palabras, dictado de pseudopalabras, dictado de frases, escritura
de un cuento y escritura de una redacción. Los aspectos evaluados son el dominio de
las reglas ortográficas, de acentuación y de conservación fonema-grafema, el uso de
las mayúsculas y de los signos de puntuación, el conocimiento de la ortografía
arbitraria y la planificación de textos narrativos y expositivos.
» El test del análisis de lectoescritura (TALE) (Toro y Cervera, 1984) para niños
de primero y cuarto de Primaria evalúa la copia, el dictado y la escritura espontánea.
» TECI (Santibáñez y Sierra, 1989), enfocado a niños del primer ciclo de Primaria,
posee varias subpruebas: caligrafía, ortografía y composición.
Para tratar este tipo de disgrafías, García y González (2000) proponen las siguientes
cuestiones a tener en cuenta:
» Seguir estrictamente una secuencia adecuada para cada tipo de actividades: que
tengan una secuencia lógica en cuanto a la dificultad.
» Es importante que la práctica sea extensa a lo largo del tiempo, pero divididas
en sesiones cortas, para conseguir que se produzcan los automatismos motrices y
gráficos.
Auzías, M. (1990). Niños diestros, niños zurdos (1º edición 1977). Madrid: Visor D. L.
Cuetos, F., Ramos, B. y Ruano, E. (2004). Proesc: Evaluación de los procesos escritores.
Madrid: TEA Ediciones.
Goddard, S. (2012). Attention, Balance and coordination. The A.B.C. of learning success.
Malden, MA: Wiley-Blackwell.
Martín-Lobo, P., García-Castellón, C., Rodríguez I., Vallejo, C., (2011). Test de
lateralidad de la prueba neuropsicológica. Instituto de Neuropsicología y Educación.
Madrid: Fomento.
Oldfield, R.C. (1971). The assessment and analysis of handedness: the Edinburgh
Inventory. Neuropsychologia, 9, 97-113.
Portellano, J., Mateos, R., Martínez, R., Granados, M. y Tapia, A. (1999). CUMANIN.
Cuestionario de Madurez Neurposicológica Infantil. Madrid: TEA Ediciones.
Zazzo, R. (1984). Manual para el examen psicológico del niño (7ª edición). Paris:
Delachaurx et Niestlé.
Casos prácticos
» Lengua: Suspendido.
» Matemáticas: Suspendido.
» Ciencias Sociales: Aprobado.
» Biología: Aprobado.
» Educación Física: Notable.
» Inglés: Suspendido.
» Francés: Suspendido.
» Tecnología: Aprobado.
Departamento de Orientación
» Test I.T.P.A. La edad psicolingüística que nos aporta es de 9 años y 10 meses como
media, existiendo un desfase de un año y un mes.
» Test de inteligencia WISC-IV
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Test
6. Según Auzías (1990) las pruebas de lateralidad pueden dividirse en dos grupos:
A. De preferencia o de eficacia comparada.
B. De eficacia comparada o de dominancia.
C. De preferencia y dominancia.
10. ¿Qué serie de aspectos deben tenerse en cuenta en el momento de diseñar las
actividades para tratar los distintos tipos de disgrafías, según García y González (2000)?
A. Secuencia adecuada, no excesivamente largas, sesiones cortas y trazo de las
grafías.
B. Secuencia adecuada, no excesivamente largas, sesiones cortas, manipulativas y
de ejecución y trazo de las grafías.
C. Sesiones cortas, manipulativas y de ejecución y trazo de las grafías.