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Daniel Ribas Villalobos B05194

Comentario crítico panel de discusión n°2


En el presente escrito se presenta una breve reseña y análisis de las ideas principales sobre
estética y el concepto de belleza en los textos, Orígenes de la estética moderna de Valeriano Bozal
y De las bellas artes (o sobre como buscar el mejor de los mundos posibles), de Rafael Ángel Herra.
De forma inicial se presentan las ideas principales de los autores como parte de un recorrido
histórico más cuyo punto o interés ha sido el de definir los criterios desde los cuales se define el
goce estético, y la belleza como causante primordial de dicho goce. Junto con el abordaje de estos
conceptos, se presentan críticas o comentarios, a lo formulado por los autores.

Para Valeriano Bozal el punto de ruptura fundamental para el desarrollo del pensamiento
estético moderno, se sitúa en el siglo XVIII, puesto que, de forma anterior, los textos que abordaban
esta temática eran de carácter fragmentario. Otro factor fue el desarrollo de ciertas disciplinas que
estaban influenciadas por los cambios en la producción artística, tales disciplinas eran la estética, la
historia del arte y la crítica del arte. Bozal señala como dentro del pensamiento estético moderno la
noción y la exigencia de autonomía en el campo del arte permitió el desarrollo del gusto, y del goce
estético. La autonomía del arte en la práctica artística, dio paso a que las cualidades visuales y
sensibles fuesen valoradas como fines más allá de un carácter ritual o funcional. La autonomía del
arte como la del conocimiento científico; se desarrolló en distención a los principios de la moral
dominante, lo cual es un rasgo característico de la modernidad.

Respecto a la historia del arte Bozal expone como durante este periodo se observó la
intención de registrar, sistematizar y abordar de manera rigurosa el pasado de la producción
artística, valorando estilos, épocas, las nociones de bellezas y el mismo concepto de arte. En cuanto
a la crítica de arte, esta estuvo ligada a los Salones y a las exposiciones, y su papel fundamental en
el desarrollo por un lado de una imagen de los monarcas, y por otro lado en la formación de un
público, que en bajo el amparo de esta institución podría disfrutar de bienes culturales cuyo disfrute
había sido un privilegio de la nobleza y las cortes.

Sobre la disciplina de la estética se señala que durante este periodo se amplía el listado de
categorías estéticas, surge lo sublime, lo cómico, además lo bello se definía como todo aquello que
produjera placer estético. A diferencia del pensamiento clásico y de los clasistas barrocos quienes
comprendían la belleza como cercanía con lo ideal, se vincula la estética con el placer y el gozo.
Además, se situó la imaginación como facultad intermedia, entre el conocimiento y la experiencia
sensible, por lo que ocupaba un papel central en goce estético. Por otro lado, el concepto de gusto
se planteó como una elaboración subjetiva que faculta la construcción de principios universales en
torno a la belleza.

En cuanto a la propuesta de Rafael Ángel Herra, el autor presenta una interpretación desde
el psicoanálisis sobre el concepto de belleza, señala como desde las fantasías ficcionales son
mecanismos de defensa, similares a la supresión o el olvido; que permiten hacer soportables lo
monstruoso u horrendo de la experiencia humana. Para Herra la ficción representa un intento por
resolver la disonancia entre la conciencia y el desierto de lo real, las artes funcionan como artilugio
que presentan bajo una distancia emocional la angustia del mundo. A partir de lo expuesto por el
autor se puede observar como el arte funciona como mecanismo de desplazamiento que permite
repetir acontecimientos dolorosos o traumáticos desde un lugar seguro, en un intento por contener
esa realidad que se desborda.
Para Herra las artes en general funcionan como un mecanismo neurótico para canalizar la
insatisfacción, y el malestar, en estos términos la belleza se nutre del horror de la experiencia real.
Por lo tanto, las bellas artes forman parte de otras actividades o prácticas, cuyo fin es evadir,
transformar, reconstruir o desentenderse de la realidad. Tales actividades son la religión, el crimen,
la rebelión, la revolución, el juego, el delirio, entre otros. Señala el autor que, de manera semejante
al esquema religioso, el artista debe ser mártir para lograr producir. Es en este aspecto en donde se
puede situar una de las criticas principales al texto, ya que se observa como el autor mistifica y dota
de sentido el dolor, lo plantea como una necesidad previa para la producción artística, sin embargo,
el dolor como experiencia universal es indiferente a las vías de canalización, desplazamiento,
defensa o evasión de los sujetos. Producir o concebir objetos para que sean contemplados como
obras de arte, implica que el creador disponga de cierto capital cultural, lo cual es indiferente al
malestar en la cultura y los padecimientos personales. Dicho capital cultural se puede construir a
pesar de tales padecimientos, a pesar del dolor del mundo experimentado en carne propia, pero
esta mediado por la clase, el género y la etnia de los sujetos.

Este aspecto del análisis de Herra, se encuentra en sintonía con la imagen de mártir del arte
construida sobre el pintor postimpresionista Vincent Van Gogh, cuyo mérito como pintor fue
reconocido de forma posterior a su suicidio, y cuya vida estuvo marcada por el aislamiento, la
soledad, el rechazo parental, y los padecimientos mentales. La triste vida de Van Gogh ha dado
material para la elaboración de nueve largometrajes entre los años 1948 y 2018, desde los cuales se
vincula el dolor a la práctica artística. Por lo general las representaciones cinematográficas de Van
Gogh no hacen justicia a su mérito técnico como pintor, hacen énfasis a sus padecimientos
psicológicos, obviando la relación con el contexto histórico y aspectos tanto coyunturales como
estructurales de la época. Entre estos se puede ubicar el desarrollo del capitalismo fabril producto
de la Revolución Industrial, el estado de desarrollo de la medicina y el tratamiento de los
padecimientos mentales, las formas históricas de las relaciones familiares y la crítica y la demanda
del mercado de objetos artísticos.

A manera de conclusión se puede señalar que desde el campo artístico se construyen


discursos formulados como verdad, verdades que hablan sobre los traumas y los horrores de la
existencia, verdades que apelan tanto a la experiencia sensible como al conocimiento cultivado
mediante la razón. También bajo la lógica del principio económico, de la escasez de los recursos, lo
bello se construye como valioso debido a su contraste con lo desolador, que es mayor y más
abundante.

Bibliografía

Bozal, Valeriano. “Orígenes de la estética moderna”, en Historia de las ideas estéticas y de las teorías
artísticas contemporáneas. Vol 1. pp. 17-103.

Herra, Rafael. Lo monstruoso y lo bello. Costa Rica: Editorial UCR, 1999.

Walther, Ingo F. Vincent Van Gogh. 1853-1890. Visión y realidad. Taschen, 2011.

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