Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
La esteganografía (del griego στεγανος steganos, "cubierto" u "oculto", y γραφος graphos,
"escritura") trata el estudio y aplicación de técnicas que permiten ocultar mensajes u
objetos, dentro de otros, llamados portadores, para ser enviados y de modo que no se
perciba el hecho. Es decir, procura ocultar mensajes dentro de otros objetos y de esta
forma establecer un canal encubierto de comunicación, de modo que el propio acto de la
comunicación pase inadvertido para observadores que tienen acceso a ese canal.
Con esteganografía y criptografía, en ambas, se intenta ocultar un mensaje para ser
enviado, pero ellas son fundamentalmente diferentes, ya que la criptografía solo cifra los
mensajes, manteniéndolos visibles pero indistinguibles de basura, aparecen como una
secuencia de bit aleatorios; para ver su contenido original es necesario conocer una clave.
En la esteganografía, el archivo u objeto que contiene el mensaje oculto se observará
idéntico al original, y para conocer su mensaje contenido será necesario conocer la clave y
el algoritmo (software) con el que se ocultó.
Esta disciplina ha suscitado mucho interés en los últimos años, especialmente en el área
de seguridad informática, debido a que ha sido utilizada por organizaciones criminales y
terroristas. No obstante, no se trata de nada nuevo, pues se emplea desde la antigüedad,
y tradicionalmente la han utilizado las instituciones policíacas, militares y de inteligencia, y
también criminales o civiles que desean evadir el control gubernamental, especialmente en
regímenes tiránicos.
La esteganografía clásica se basaba únicamente en el desconocimiento del canal
encubierto utilizado, mientras que en la era moderna también se emplean canales digitales
(imágenes, videos, audios y protocolos de comunicaciones, entre otros) para alcanzar el
objetivo. En la mayoría de los casos, el objeto contenedor o portador es conocido, se
ignora que contenga algo oculto, y si se llega a saber, también se ignora el algoritmo de
inserción de la información en dicho objeto, es decir cómo extraerlo.
Para que pueda hablarse de esteganografía, debe haber voluntad de comunicación
encubierta entre el emisor y el receptor.
Índice
Motivación[editar]
La utilidad de la esteganografía se manifiesta en el llamado problema del
prisionero (Gustavus J. Simmons, 1983). Resumidamente, en el problema del prisionero se
tienen dos prisioneros que quieren comunicarse de forma confidencial para escapar. El
problema es que sólo pueden intercambiar mensajes a través de un guardián. El guardián
puede leer, modificar o generar él mismo los mensajes. Si el guardián detecta cualquier
comunicación que pueda ser utilizada para escapar (por ejemplo, si detecta un cifrado),
dejará de transmitir los mensajes perdiéndose toda comunicación posible. En este
escenario, los prisioneros necesitan establecer un canal encubierto.
El uso de la esteganografía permite disponer de un canal encubierto de forma que es
posible comunicarse sin ser detectado. La estrategia que sigue la esteganografía para
resolver el problema del prisionero es esconder los datos, que no deben ser
detectados, fusionándolos o mezclándolos con los mensajes permitidos por el guardián.
Funcionamiento y terminología[editar]
La idea que sigue la esteganografía es enviar el mensaje oculto en un otro (portador u
objeto) de apariencia inocua, que servirá de “camuflaje”. Esto es, se aplica una función de
Historia[editar]
Estos son algunos ejemplos o historias que demuestran que la esteganografía ha estado
presente desde tiempos antiguos y que constantemente va evolucionando.
Heródoto[editar]
Probablemente uno de los ejemplos más antiguos del uso de que la esteganografía sea el
referido por Heródoto en Las historias.6 En este libro, describe cómo un personaje tomó un
cuadernillo de dos hojas o tablillas, rayó bien la cera que las cubría y en la madera misma
grabó el mensaje y lo volvió a cubrir con cera regular. Otra historia, en el mismo libro,
relata cómo otro personaje había rasurado a navaja la cabeza de su esclavo de mayor
confianza, le tatuó el mensaje en el cuero cabelludo, esperó después a que le volviera a
crecer el cabello y lo mandó al receptor del mensaje, con instrucciones de que le rasuraran
la cabeza.
Siglo XV[editar]
El científico italiano Giovanni Battista della Porta descubrió cómo esconder un mensaje
dentro de un huevo cocido. El método consistía en preparar una tinta mezclando
una onza de alumbre y una pinta de vinagre, y luego se escribía en la cáscara. La solución
penetra en la cáscara porosa y deja un mensaje en la superficie de la albúmina del huevo
duro, que sólo se puede leer si se pela el huevo.
Primer libro[editar]
El origen del vocablo esteganografía se remonta a principios del siglo XVI.
El abad alemán Johannes Trithemius escribió un libro al que tituló Steganographia. En él
se trataban temas referentes a la encriptación de mensajes, así como métodos para
conjurar a los espíritus. El libro en cuestión se considera hoy en día un libro maldito y es
muy apreciado por los esoteristas. Aparte de este título, también publicó Polygraphiae Libri
Sex, un compendio de seis tomos sobre criptografía que no participaba de los
elementos esotéricos de su libro anterior.
Otros libros[editar]
Básicas: sustancias con alto contenido en carbono: leche, orina, zumo de limón, jugo
de naranja, jugo de manzana, jugo de cebolla, solución azucarada, miel diluida, coca
cola diluida, vino, vinagre, etc. Básicamente, sin importar cuál de las “tintas”
mencionadas se utilice, el mensaje quedará invisible, y al calentar la superficie donde
se escribió, el carbono reaccionará, y aparecerá el mensaje en un tono marrón.
Más sofisticadas: aparecen tras una reacción química, o tras ser expuestas a la luz de
cierta longitud de onda (IR, UV y otras).