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DEVOCIONAL
DEVOCIONAL
1. ORACION
2. PEQUEÑA INTRODUCCIÓN.
La mayoría de los cargos tienen peligros que son inherentes a esos cargos o a esas
ocupaciones, se expone al peligro el que limpia vidrios y fachadas en las alturas, los tripulantes
de los submarinos, los que trabajan en brigadas y se enfrentas a criminales, los policías están
en constante peligro, en fin podríamos nombrar muchísimos más, pero le tengo una noticia, y
es que los siervos también nos enfrentamos a diversos peligros, acá no hay excepciones,
nosotros también estamos incluidos. Si con el solo hecho de haber aceptado a Jesus en
nuestro corazón empezamos a enfrentarnos a situaciones de peligro, imagínense cuanto más
siendo servidores de Cristo. Ustedes saben que el diablo anda como león rugiente buscando a
quien devorar, y se imaginan cómo será el sentimiento que el experimente cuando ha visto
que hemos entregado nuestra vida al Señor, y aparte optamos por servirle…muchachos nos
toca estar muy bien preparados porque los ataques de parte de él son directos e inminentes.
Pero que pasa, pensamos que por estar en una posición de siervos nada nos va a tocar, que
ahí estamos super seguros y que somos privilegiados, que Dios fluye en nuestras vidas y
muchas veces tendemos a relajarnos y a concebir concepto errados , como por ejemplo.
- Que los siervos tenemos poderes especiales. 2Corintios 3:5 No es que nos consideremos
competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios. Es decir, somos
humanos, llenos de toda clase de debilidades, tendientes al fracaso,
pero ayudados por Dios.
- Que no luchamos con problemas diarios. 2Corintios 4:8-9 8 Nos vemos atribulados en
todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no
abandonados; derribados, pero no destruidos. Acá se reflejan las luchas
comunes de todos nosotros.
- Que estamos protegidos de los peligros sutiles. 2Corintios 4:10-1110 Dondequiera que
vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su
vida se manifieste en nuestro cuerpo. 11 Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos
entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también su vida se manifieste en
nuestro cuerpo[a] mortal. Las personas que servimos a Dios llevamos con
nosotros señales de muerte, de peligros silenciosos que están al acecho…
En definitiva, los siervos somos seres humanos comunes y corrientes, y estamos expuestos a los
peligros de la vida, aunque no tenemos poderes, luchamos con los problemas de la vida diaria, y
ojo que los peligros a los que constantemente nos enfrentamos, pueden arrastrarnos por eso
tenemos que estar muy atentos.
Vamos a ver entonces cuales son esos peligros a los que nos exponemos, y para esto el autor del
libro se centra en la Giezi, siervo del profeta Eliseo.
—Arréglate la ropa, toma mi bastón y ponte en camino. Si te encuentras con alguien, ni lo saludes;
si alguien te saluda, no le respondas. Y, cuando llegues, coloca el bastón sobre la cara del niño.
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Pero la madre del niño exclamó:
—¡Le juro a usted que no lo dejaré solo! ¡Tan cierto como que el SEÑOR y usted viven!
Así que Eliseo se levantó y fue con ella. 31 Guiezi, que se había adelantado, llegó y colocó el bastón
sobre la cara del niño, pero este no respondió ni dio ninguna señal de vida. Por tanto, Guiezi volvió
para encontrarse con Eliseo y le dijo:
—Llama a la señora.
Esto mismo puede pasarle a muchos siervos, que trabajan fiel y diligentemente, pero que pasa?
Todo el crédito se lo llevan los otros, el esfuerzo del siervo, hace que otro tenga éxito..y esto
puede llegar a ser devastador para el que esta tras bambalinas trabajando duro sin ser reconocido.
Si esto llega a pasarles, no se desanimen, no se sientan usados porque Dios nunca pasará por alto
su dedicación. El verdadero siervo de Dios es como Jesús, que vino para servir y no para ser
servido, no busque las palmaditas de reconocimiento, porque eso puede llegar a convertirse en
orgullo.
(anécdota).
2Reyes 5:9-12 9 Así que Naamán, con sus caballos y sus carros, fue a la casa de Eliseo y se detuvo
ante la puerta. 10 Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: «Ve y zambúllete siete veces
en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio».
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Naamán se enfureció y se fue, quejándose: «¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme
personalmente para invocar el nombre del SEÑOR su Dios, y que con un movimiento de la mano me
sanaría de la lepra! 12 ¿Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, no son mejores que toda el
agua de Israel? ¿Acaso no podría zambullirme en ellos y quedar limpio?» Furioso, dio media vuelta
y se marchó.
Naamán era un oficial sirio de alto rango, era influyente, rico, orgulloso, y con influencia militar,
su problema es que era leproso.
Y a quien envío Eliseo a atender a Naamán fue a Giezi, `porque era su siervo, además le tenía
confianza, le toco a él ser el portador de las noticias que no quería escuchar Naamán, le toco
soportar el enojo de Naamán, quedar ahí como en un fuego cruzado, y es que la idea de que se
bañara en el río no era de el, el simplemente lo comunicó.
Y Cuantas veces a nosotros como siervos nos podría pasar una situación similiar, que el Señor nos
mande a hablar con otra persona a decirle alguna verdad que ella no quiere escuchar y nos toque
soportar insultos, injurias, gritos, y entonces que hacemos nosotros, gritamos igual que ellos? Nos
enojamos? Tomamos su misma actitud? Pues no. Miren lo que dice 2Timoteo 2:24-26. _
2Reyes 5:14 14 Así que Naamán bajó al Jordán y se sumergió siete veces, según se lo había
ordenado el hombre de Dios. ¡Y su piel se volvió como la de un niño, y quedó limpio!
15
2Reyes 5:15-19 Luego Naamán volvió con todos sus acompañantes y, presentándose ante el
hombre de Dios, le dijo:
—Ahora reconozco que no hay Dios en todo el mundo, sino solo en Israel. Le ruego a usted
aceptar un regalo de su servidor.
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Pero Eliseo respondió:
—¡Tan cierto como que vive el SEÑOR, a quien yo sirvo, que no voy a aceptar nada!
—Mi amo me ha enviado con este mensaje: “Dos jóvenes de la comunidad de profetas acaban de
llegar de la sierra de Efraín. Te pido que me des para ellos tres mil monedas[a] de plata y dos mudas
de ropa”.
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—Por favor, llévate seis mil —respondió Naamán, e insistió en que las aceptara.
Echó entonces las monedas en dos sacos, junto con las dos mudas de ropa, y todo esto se lo
entregó a dos criados para que lo llevaran delante de Guiezi. 24 Al llegar a la colina, Guiezi tomó los
sacos y los guardó en la casa; después despidió a los hombres, y estos se fueron.
Acá estamos viendo el deseo latente de ser aplaudido, reconocido y exaltado, Eliseo no quiso
recibir nada a Naaman porque no quería que este pensara, que lo había sanado con el intereses de
recibir algo a cambio, pero muy distinto pensaba Gieze, tal vez movido por la escacez, la misma
avaricia o por el deseo de recibir reconocimiento, actuo de la manera menos apropiada y además
mintió para obtener lo que quería. Ya en los versículos 25 a 27 nos muestras el trágico final que
tuvo este siervo, quedó leproso para siempre. Los siervos debemos ser responsables, con el fin de
que permanezcamos como barro puro y dócil en las manos del Señor.