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Análisis del contexto actual de México a través de las obras de Juan Rulfo.

Por Najla Islas Ruiz

El llano en llamas, obra del destacado escritor hispanoamericano Juan Rulfo, es una obra
construida por el reconocido narrador de la posrevolución cuyo talento no sólo se encerraba en
la narrativa literaria sino también en la fotografía. Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo
Vizcaíno fue uno de los grandes escritores del siglo XX, cuyas reconocidas obras publicadas
en 1953 y 1955, El llano en llamas y la novela Pedro Páramo respectivamente, han sido
consideradas de alta relevancia debido a la creativa combinación de realidad y fantasía que
envolvían sus historias desarrolladas en escenarios rurales y posrevolucionarios de México,
evidenciando los problemas socio-culturales de la época así como la desgarradora atmósfera
tras una guerra interna.
En el siguiente trabajo analizaré la recolección de cuentos publicada en 1953 por el Fondo de
Cultura Económica centrándome en tres principales narraciones: La cuesta de las comadres,
El llano en llamas y Nos han dado la tierra, al mismo tiempo que examinaré el análisis
realizado por Angélica Tornero, La Revolución mexicana en la obra narrativa y la fotografía
de Juan Rulfo, cuyo objetivo es cuestionar las dos formas de expresión exploradas por el autor,
literatura y fotografía, en el sentido del contexto heredado por el movimiento revolucionario
(Tornero, 2010, p. 47). Pretendo analizar el contexto y discurso que el autor maneja y refleja
en sus obras literarias al mismo tiempo que en dos de sus fotografías cuya época coincide.

Tornero menciona que el historiador Alan Knight afirma que la revolución tuvo un carácter
mayormente popular y agrario, lo cual se ve reflejado a la perfección en las obras literarias de
Rulfo. Te transportas automáticamente al campo, eres uno más.

La cuesta de las comadres es un cuento arraigado por obvias razones a la narrativa


latinoamericana. Cuenta con un narrador de tipo primera persona gramatical con un alto grado
de participación debido a su rol como protagonista y testigo que plantea una perspectiva interna
sobre lo que ha vivido por años. El nivel de descripción de los hechos permite formar la
comprensión del contexto en el que se desarrolla la vida del narrador. El narrador es el principal
personaje de la historia, cuya profundidad psicológica se centra en dos principales áreas: lo
plano, debido a que el personaje no evoluciona a través del relato, y el tipo, cuyas características
son muy bien definidas a través de la descripción del contexto, así como el lenguaje utilizado
y las acciones y toma de decisiones realizadas.
El relato habla del despojo agrario, arrebato de pertenencias y abusos a los que se sometía el
pueblo ante dos hermanos que infligían terror, tema muy natural en la época de la Revolución.
Tornero hace énfasis en que Rulfo no está interesado en hablar sobre la Revolución como hecho
principal, sino realizar una práctica analítica sobre la apropiación del mundo y comprensión de
sí mismo como ser humano y como mexicano (Tornero, 2010, p. 51), por lo que el texto va
más allá de los hechos literales que se compartían en la realidad de aquel momento, sino trata
de comprender la esencia de un hombre que ha sido despojado de todas sus pertenencias, que
ha sido abusado y cuestionado sobre su inocencia ante un crimen que no cometió contra quienes
representaban dichas injusticias.

Nos han dado la tierra, cuya percepción parece simple, es un ejemplo más de la búsqueda de
comprensión ante los hechos ocurridos y el vacío inmenso físico, material e interno que queda
no sólo en individuos sino en sociedades enteras. La narración aumenta su complejidad ante el
cuento anterior, contamos con más personajes que cuentan una historia en tiempo presente que
involucra ya no sólo a campesinos abusivos sino también al gobierno. Su intención de denuncia
es claro, sin embargo el contexto socio-histórico que lo respalda aumenta el significado del
descontento que se intenta exponer. El relato narra la historia de cuatro campesinos ex-
revolucionarios quienes exponen lo que está sucediendo y cómo es que el gobierno les asigna
un pedazo de tierra inservible a modo de premio.
El trasfondo que envuelve este relato se remonta a la Revolución Mexicana, cuyo éxito fue
dudoso de principio a fin. En ella se exponían los casos de los campesinos y de los obreros,
pero los intereses y la ambición no permitieron un cambio radical, por lo que al pueblo sólo le
quedaba expresar la desilusión, la esperanza, fracasos y críticas ante una guerrilla vacía;
expresión que se encaminó, desde luego, hacia la literatura.
El título del relato evoca una gran ironía, “Nos han dado la tierra” con un tono libre y poderoso
cuando en realidad lo que se les ha dado es un pedazo árido que no representa mas que un
gobierno que se libera de sus obligaciones con actos aparentemente buenos que aportan
absolutamente nada.

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Podemos observar que el contexto y el discurso que se emplea no está muy lejos de nuestra
realidad. A pesar del léxico amigable manejado por el autor, la complejidad de sus obras y el
discurso que aluden van más allá que un cuento de la abuelita del campo, pero al mismo tiempo
dota de ambigüedad para que el lector realice diversas interpretaciones que incluso parecieran
contemporáneas debido a la situación actual de nuestro país. El lenguaje transparente permite
acercase a su mundo y al mismo tiempo generar sus propios juicios al lector, como plantea
Tornero “... lo conduce a formular hipótesis no en relación con el lugar, sino con aquello más
allá, a lo que el texto quiere conducirlo, en términos de construcción de sentido.” (Tornero,
2010, p.54).

El llano en llamas es todavía un peldaño más complejo. El uso del lenguaje popular ayuda al
deleite de la obra, sin embargo la complejidad va más allá del número de personajes y de la
extensión del relato. El objetivo de la narración es que el lector sienta las emociones a través
de la lectura, la fantasía, la realidad y figuras retóricas como la metáfora. El contexto histórico
en el que es realizado se recuerda un México intentando industrializarse a la par de cambios
políticos. Los temas principales que se abordan es la miseria de aquellas personas que trabajan
la tierra y sus condiciones de vida, haciéndose nuevamente presente la inconformidad del
pueblo tras la revolución.
La estructura narrativa nuevamente es en primera persona, mientras que la temporalidad se
centra en el ahora. El gobierno es nuevamente traído a colación disfrazado de los federales, sin
embargo la denuncia es la misma. El relato se cuenta a través de los ojos de Pichón, rebelde de
modelo revolucionario que a su vez representa a una sociedad arrepentida que utiliza la palabra
“hubiéramos” constantemente. Sin embargo esta vez el protagonista no es sólo una víctima,
sino también un bárbaro que termina en prisión por robar mujeres, quien tendrá un hijo
homónimo destinado a seguir sus pasos.
Una vez más el relato tiene un efecto contemporáneo, ya que parece que nuestro país no ha
cambiado mucho desde aquel entonces. Los discursos probablemente son diferentes debido al
avance que ha ocurrido en nuestro país, donde ya no nos dirigimos en su mayoría a una
población rural, del campo, sin embargo el contexto de corrupción del gobierno y mediocridad
del pueblo sigue siendo el mismo.

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Es curioso darte cuenta que del contexto y el discurso manejado por un gran artista mexicano
aproximadamente hace 55-60 años se acerca mucho a la realidad de nuestro país actual. No, no
es curioso, es triste.
Las similitudes que vivimos a comparación de la época de Juan Rulfo son bastante evidentes
en las siguientes dos fotografías extraídas del libro 100 fotografías de Juan Rulfo de 2010.

Ambas me llamaron la atención debido al gran contraste que representan para nuestro país,
además de que ambas se acercan mucho a nuestro contexto actual. Desconozco la fecha en la
que éstas fueron tomadas, sin embargo me parece importante que el autor haya podido vivir en
carne propia la transformación y desarrollo de un México posrevolucionario herido hacia un
México moderno e industrializado. Considero muy interesante la captura de la realidad a través
de sus ojos en dos momentos históricamente opuestos de un mismo lugar.
En una podemos observar un México avanzado, moderno, con construcciones dignas de una
metrópoli civilizada con ambición al futuro. Mientras que en otra podemos observar a un grupo
de personas conformado por lo que parece ser una mujer con sus hijos, acompañados de una
vestimenta tradicional mexicana que evidencia los recursos limitados a los que esta posible
familia hubiera podido tener acceso, sin olvidar sus canastas que probablemente son
herramientas de trabajo. Son dos imágenes completamente opuestas que representan dos estilos
de vida absolutamente distintos en un mismo territorio; imágenes tomadas posiblemente entre
1940 y 1980.

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Escogí estas imágenes debido a la familiaridad que sentí al verlas. Son exactamente la realidad
que puedo vivir un fin de semana en el centro histórico de cualquier estado del país. Es un
contraste que tuvo lugar en algún punto de la temporalidad señalada anteriormente pero que se
encuentra, al igual que sus relatos, en nuestra realidad. Es triste darse cuenta que nuestro país
sigue en las mismas condiciones de contexto que hace 100 años, variaciones más, variaciones
menos, pero hablando de una generalidad seguimos estancados en un país opreso por grupos
políticos, con una población conformista que cae en la mediocridad, acompañado de
diferencias socio-económicas abismales.
Considero que el arte que nos brindó Juan Rulfo es muy importante debido a lo que representa
en nuestra historia y para nosotros como individuos mexicanos. Él logró a través de sus
narraciones transmitirnos el dolor en el que se encontraba nuestra gente, nuestra tierra, en los
pies de personajes que implícitamente compartían características con nuestra persona y con
nuestras inconformidades. Y no sólo para quienes eran consumidores de su arte en aquella
época, sino actualmente son una herramienta tanto histórica como de concientización para
impulsarnos a cuestionarnos sobre la realidad en la que nos encontramos y el por qué 100 años
después del nacimiento de este talentoso artista seguimos compartiendo las mismas
condiciones. Son obras atemporales, lo cual no sé si sea algo positivo o negativo, ya que
podríamos disfrutar de ellas como lo hacemos de aquellas en tendencia o es un constante
recordatorio del estancamiento en el que se encuentra nuestro preciado país. La aproximación
a la realidad es muy certera y contundente, y lo que en algún momento fue un tipo de expresión
de la cotidianeidad no documental sino en modo de evidencia, hoy son un retrato atemporal de
la conformidad.

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Referencias:
 Jiménez, V. (2010) 100 fotografías de Juan Rulfo. México: Editorial RM.

 Rulfo, J. (s.f.) El llano en llamas. Google Accounts. Extraído el 23 de mayo de 2017 a


las 11:30hrs a través de
file:///Users/Nash/Downloads/El%20Llano%20en%20Llamas,%20Rulfo..pdf

 Tornero, A. (2010) La Revolución mexicana en la obra narrativa y la fotografía de Juan


Rulfo. Memoria de las Imágenes. En Miquel, A. (Ed.) Memoria de las imágenes 1, Artes
en relación. (pp. 47-68) México: Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

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