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TEMA 3.

ARISTÓTELES, HELENISMO Y EDAD MEDIA

1. Contexto. ........................................................................................................ 2
1.1. El helenismo. ............................................................................................ 2
1.2. Roma. ....................................................................................................... 2
1.3. Edad Media. .............................................................................................. 3
2. Aristóteles (384-322 a.C.) ............................................................................... 4
2.1. Metafísica. ................................................................................................ 4
2.2. Física. ....................................................................................................... 5
2.3. Antropología. ............................................................................................ 7
2.4. Teoría del conocimiento. ........................................................................... 8
3. Escuelas filosóficas en el mundo greco-romano. ........................................... 9
3.1. Estoicismo. ............................................................................................... 9
3.2. Epicureísmo o hedonismo. ........................................................................ 9
4. San Agustín de Hipona (s.V)........................................................................ 10
4.1. La Patrística. ........................................................................................... 10
4.2. Filosofía de San Agustín de Hipona. ....................................................... 10
5. La Escolástica. .............................................................................................. 11
5.1. La Escolástica. ........................................................................................ 11
5.2. Anselmo de Canterbury (s. XI)................................................................ 11
5.3. Santo Tomás de Aquino (s. XIII). ........................................................... 12
6. Guillermo de Ockham (s. XIV).................................................................... 15
6.1. El nominalismo. ...................................................................................... 15
6.2. Separación entre fe y razón. .................................................................... 16

Tema 3. Aristóteles, Helenismo y Edad Media. Página 1.


1. Contexto.

1.1. El helenismo.

A la hegemonía Espartana, le sucede la hegemonía de Atenas y Tebas, que pasan a ser


las ciudades más importantes de Grecia. Poco después, tebanos y atenienses son derrotados
por los macedonios al mando de Filipo II. A Filipo le sucede su hijo, Alejandro Magno, que
en solo trece años conquista los dos grandes imperios que había entonces: el persa y el
egipcio (Cartago y Roma son aún pequeños). A este periodo de difusión de la cultura griega
se le conoce como “helenismo” y es el periodo de
máxima expansión de la lengua y cultura griega.

Alejandro fundó muchas ciudades con su nombre,


pero sin duda la más importante fue la Alejandría de
Egipto, que se convertiría en el centro cultural más
importante de toda la antigüedad gracias a su famosa
biblioteca y a los sabios que albergó en sus varios siglos
de historia: Hipatia, Hipócrates, Arquímedes, Ptolomeo,
Aristarco de Samos, etc.

Después, con la muerte de Alejandro, el imperio se


disgrega pero la lengua y la cultura griega perdurarán
como punto de encuentro de los sabios y de los eruditos.

1.2. Roma.

En el siglo II a.C., Roma conquista Grecia y adopta su cultura, sus dioses, su arte y su
pensamiento.
Roma llega a su máxima extensión con el emperador de origen hispánico Trajano, en
el siglo II después de Cristo. A partir del siglo III, Roma entra en crisis debido a guerras
civiles y a las incursiones en sus fronteras de tribus germánicas. Como resultado, el imperio
se dividió en dos: Roma en el occidente, y Constantinopla en el oriente. Finalmente, las
tribus germánicas fragmentaron Roma a partir del siglo V, dando comienzo la Edad Media.,
mientras que Bizancio seguirá existiendo hasta el siglo XV, que será tomada por los turcos
otomanos.

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Un suceso de gran impacto histórico y cultural fue la implantación del cristianismo,
llegando a ser la religión oficial a partir del Edicto de Tesalónica, en el 380.

1.3. Edad Media.

La Edad Media nace en el siglo V como resultado de la fragmentación del imperio


occidental en múltiples reinos gobernados por una élite germánica, con una población de
cultura y lengua latina, y una religión única, el cristianismo.
 La economía deja de basarse en el esclavismo: se establecen relaciones de vasallaje entre
los campesinos y siervos y los dueños de las tierras (señores feudales).
 Hay dos fases históricas en la Edad Media:
o Alta Edad Media (siglos V al X): La dispersión del poder político hace que la
vida urbana y el comercio pierdan protagonismo frente a la vida rural, basada en
la agricultura y la ganadería. La cultura clásica queda relegada a conventos y
abadías rurales, en donde es absorbida y sustituida por la teología. El arte de esta
época es el Románico.
o Baja Edad Media (siglos XI-XV): A medida que el poder político se va
concentrando y consolidando, renacerán los núcleos urbanos, cobrando más
importancia el comercio (nace la burguesía) la cultura, que empieza a irradiarse
desde las primeras universidades (filosofía Escolástica). El arte de esta época es el
Gótico.
 Grandes extensiones del antiguo imperio occidental quedan absorbidos por el Islam, que
mantendrá el legado de la cultura clásica y lo ampliará en muchos aspectos. La presencia
del Islam será a la vez una amenaza constante y una fuente de novedades y

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conocimientos. La frontera entre ambas civilizaciones estará en la península ibérica y en
las fronteras del imperio romano de oriente (Bizancio), que finalmente será tomada por
los turcos otomanos en 1453.
 La cultura medieval es teocéntrica, a diferencia de las culturas greco-latina y moderna,
que son antropocéntricas. Ello significará que la filosofía se subordina a la teología, y
que la razón se subordina a la fe.

2. Aristóteles (384-322 a.C.)

Aristóteles nace en la ciudad macedonia de Estagira. Estudia en la Academia de


Platón, donde llegará a ser el discípulo favorito. Posteriormente fundó su propio centro de
estudios en Atenas: el Liceo, que también se conoce como “escuela peripatética” por la
costumbre de Aristóteles enseñar a sus discípulos dando paseos alrededor del patio del Liceo.
Allí se preocupó más por investigaciones naturalistas y científicas que por cuestiones
estrictamente filosóficas. El alumno más destacado del Liceo fue Alejandro Magno.

Al contrario que Platón, escribió cerca de 200 tratados, de los cuales solo nos han
llegado 31, sobre las más diversas materias y es reconocido como el fundador de la lógica y
la biología.

2.1. Metafísica.

Aristóteles abandona el dualismo ontológico de Platón: las Ideas no existen fuera de


la mente, tienen solamente validez lógica y son formadas mediante la abstracción. Por tanto,
solo hay un único mundo real.

2.1.1. Las categorías.


Según Aristóteles, hay diez formas de decir que algo “es”. A estos predicados del ser
los llama “categorías”, las cuales son a la vez lógicas (permiten pensar el ser) y ontológicas
(son modos de ser).
La categoría principal es la sustancia: es lo que existe de verdad, el ser propiamente
dicho. La sustancia no es algo abstracto ni ideal, sino que se identifica con el individuo: es
todo aquello que podemos señalar con el dedo. Etimológicamente, “sustancia” o
“substancia” (ambas palabras son válidas) significa “lo que sub-yace”, “lo que está por
debajo”, soportando o sirviendo de sustrato a los accidentes.
Las otras categorías son los accidentes de las sustancias y solo pueden existir en tanto
que pertenecen a las sustancias: por ejemplo, el color blanco solo existe en tanto que es el
color de algo (por ejemplo, de un papel).

 Sustancia (Sócrates, una piedra…).


 Cualidad (blanco, negro…).

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 Cantidad (una medida, una altura, un peso…).
 Posición (sentado, en pie…).
 Acción (cantar, bailar…).
 Pasión (ser amado, estar enfadado…).
 Estado (armado, desarmado).
 Posesión (tener ropa…).
 Tiempo (cuándo es algo)
 Relación (doble, mitad, cerca de, lejos de…).

2.1.2. Teoría hilemórfica.


“Hilemorfismo” viene de dos términos griegos: hylé (materia) y morfé (forma). Según
Aristóteles en las sustancias puede distinguirse un sustrato material y una forma.
No hay formas separadas de la materia, como decía Platón. Tampoco existe materia
sin forma. Sin embargo, podemos distinguir (con el pensamiento) entre ambos elementos
constitutivos de las sustancias.

2.2. Física.

La Física, como estudio de la naturaleza, se ocuparía del cambio natural propio de los
seres naturales. Ello supone un cambio radical frente a Platón, para el que la ciencia solo
puede tratar sobre realidades que no cambian.

2.2.1. El cambio.
Entre el ser y el no ser, Aristóteles establece una tercera posibilidad, el “ser en
potencia”. El cambio se define como el tránsito de la potencia al acto: una forma que solo
existe como posibilidad de la materia, se actualiza, se hace acto. Los cambios pueden ser
accidentales o sustanciales.
 Las sustancias tienen un “ser en acto”: son lo que son (una semilla es una semilla). Pero
también tienen un “ser en potencia”: no son seres “acabados” (una semilla puede llegar a
ser un árbol).
o Sólo Dios es Acto Puro y, por tanto, un ser acabado, que no cambia en ningún
sentido, un ser inmóvil, estático, inalterable.
o El resto de los seres naturales pueden llegar a poseer accidentes diferentes (por
ejemplo, moverse o crecer en tamaño) o incluso llegar a ser otra cosa (una semilla
puede llegar a ser un árbol). Al conjunto de estas posibilidades la denomina
“potencia”.
 Aristóteles relaciona la distinción entre acto y potencia con la teoría hilemórfica:
o La materia se corresponde con la potencia: tiene la posibilidad de adoptar
distintas formas, de llegar a ser distintas sustancias.
o La forma se corresponde con el acto: las sustancias tienen una forma que las
define y que expresa lo que son.
o Hay formas no actuales que están presentes en la materia en tanto que
potencialidades de esa materia.

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2.2.2. Las causas.
Para Aristóteles en el cambio
intervienen siempre cuatro causas. Los
anteriores filósofos reconocían sólo
alguna de ellas, por ejemplo, los
presocráticos reconocían sólo la causa
material, Platón reconocía la causa
formal (Ideas), la eficiente (Demiurgo)
y la final (Bien).
 Causa material: la materia, que es
pura potencialidad.
 Causa formal: corresponde con la
esencia de algo; define lo que algo
es en acto, y también lo que puede llegar a ser, esto es, su ser en potencia.
 Causa eficiente:
o En el caso de los seres artificiales, la causa eficiente es quien moldea o dispone la
materia, como en el caso del escultor. Sin embargo, en la Naturaleza no hay un
Demiurgo o un Nous que ordene la materia, sino que los seres naturales tienen el
principio de su movimiento en sí mismos.
o La causa eficiente de los seres naturales es el conjunto de estímulos que
desencadenan cambios en dichos seres: por ejemplo, el sol y el agua desencadenan
que se las semillas inicien por sí mismas una serie de cambios con el fin de
actualizar su ser en potencia y llegar a ser, de este modo, plantas adultas.
 Causa final: cada ser natural tiende a alcanzar la perfección que le es propia.

2.2.3. Teleología.
La forma o esencia de una sustancia no solo define lo que algo es en acto, sino que
impulsa y dirige los cambios naturales en dichas sustancias en una determinada dirección.
Por tanto, Aristóteles tiene una visión teleológica de la naturaleza (“telos” significa
“finalidad”): cada ser natural tiende a alcanzar la perfección que le es propia.

La física teleológica de Aristóteles se opone a otros dos planteamientos que se han


propuesto históricamente ante la pregunta de por qué suceden los fenómenos naturales:
 El mecanicismo, afirmado por los atomistas y por la ciencia moderna. Defiende que los
cambios no persiguen una finalidad, sino que son resultado de unas leyes mecánicas de la
materia.
 El otro es el intervencionismo sobrenatural, defendido en los mitos, religiones y algunos
filósofos como Platón (con el Demiurgo), Anaxágoras (con el Nous) o Descartes (con
Dios). Según esta perspectiva, la voluntad creadora de algún ser sobrenatural sería la
responsable del orden de la realidad.

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2.2.4. Cosmología.
Afirmó que el universo es finito, eterno, lleno (no existe el vacío) y heterogéneo,
(pues se encuentra dividido en dos regiones con características distintas):
 El mundo sublunar está formado por los cuatro elementos y sometido a la generación y a
la corrupción, es decir al cambio y al movimiento.
 El mundo supralunar no contiene los cuatro elementos, sino que está formado por una
materia especial e incorruptible, el éter o quintaesencia, que solamente está sometido a un
tipo de cambio, el movimiento circular (que, al igual que Platón, Aristóteles considera
una forma perfecta de movimiento).
 La Tierra es una esfera inmóvil que se encuentra en el centro del universo.
 Alrededor de la Tierra, incrustados en un total de 55 esferas concéntricas, giran los
demás astros y planetas. El movimiento se comunica por contacto de una esfera a otra. La
última esfera (más allá no hay nada) es la esfera de las estrellas fijas (se suponía que las
estrellas estaban incrustadas, fijadas, en esta esfera).
 Hay primer motor inmóvil que provoca el movimiento en la esfera de estrellas fijas. Esta,
a su vez, transmite el movimiento (el cual se va degradando y haciendo cada vez más
imperfecto) al resto de las esferas y, finalmente, al mundo sublunar.
o El primer motor no es una causa eficiente, no crea el mundo, pues el universo,
según Aristóteles, es eterno. Tampoco tiene conocimiento ni voluntad.
o Es la causa final del universo: los seres naturales se ponen en marcha para lograr
acercarse a él, que es la suma perfección.
o El primer motor es un ser natural pero, a diferencia del resto de sustancias, es un
acto puro, sin potencia (y, por tanto, inmaterial, pues la potencia reside en la
materia, e inmóvil). A este ser lo llamó “Dios” (theos) y la tradición filosófica
cristiana lo identificó con el Dios cristiano.

2.3. Antropología.

Aristóteles aplicó la teoría hilemórfica a la antropología, concibiendo al ser humano


como una sustancia única con una materia (el cuerpo) y una forma o esencia (el alma), que
no pueden existir por separado (por tanto el alma nacería y moriría con el cuerpo).

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Distinguió entre tres tipos de alma en los seres vivos:
 El alma vegetativa ejerce las funciones de nutrición y de reproducción. Es el tipo de alma
propio de las plantas, aunque estas funciones se cumplen también en el resto de seres
vivos.
 El alma sensitiva es el alma propia de los animales. Además de realizar las funciones
propias del alma vegetativa, controla la percepción sensible, el deseo y el movimiento
local, lo que permite a los animales disponer de todas las sensaciones necesarias para su
supervivencia. Ello permite a los animales disponer de imaginación y memoria.El alma
racional es capaz de realizar tanto las funciones "irracionales" de la nutrición y la
sensación, como las funciones racionales, intelectivas (la capacidad de razonar).
Aristóteles definirá el hombre como animal racional, atendiendo al tipo de alma que le es
propia.

2.4. Teoría del conocimiento.

La ciencia trata de lo universal (como decían Sócrates y Platón), pero las realidades
sustanciales son particulares y concretas. Para conciliar ambas ideas, la Física aristotélica
establece que el OBJETO DEL CONOCIMIENTO son las formas o esencias (universales)
que residen en las sustancias. Para acceder a este conocimiento, se producen una serie de
procesos:
 Cuando el hombre nace no dispone de ningún contenido mental.
 El punto de partida del conocimiento lo constituye la SENSACIÓN: mediante los
sentidos captamos la realidad de las sustancias.
 Mediante la IMAGINACIÓN elaboramos una imagen sensible que contiene elementos
materiales y formales de las sustancias.
 La MEMORIA acumula estas imágenes y genera la experiencia.
 El ENTENDIMIENTO, que es una función exclusiva del alma racional, se nutre de
experiencias. Aristóteles utiliza su distinción entre potencia y acto para distinguir entre
dos tipos de entendimiento:

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o El entendimiento agente separa activamente la forma y la materia, quedándose
con el elemento formal. A esta actividad se le denomina “abstracción”.
o El resultado de la abstracción son los conceptos, que expresan las características
esenciales de los objetos.
o Desde el punto de vista de la potencia, el entendimiento paciente es capaz de
captar y recibir las esencias (formas) universales, los conceptos, y aplicar este
conocimiento a la experiencia.

3. Escuelas filosóficas en el mundo greco-romano.

3.1. Estoicismo.
Fundado por Zenón de Citio en el siglo IV a.C., propone un modo de vida basado en
el dominio y control de las pasiones y deseos que perturban la vida. Durante el período
helenístico adquirió mayor importancia y difusión, ganando gran popularidad por todo el
mundo grecorromano.

3.2. Epicureísmo o hedonismo.


Epicuro de Samos, en el siglo IV a. C., fundó una escuela que proponía la búsqueda
de una vida feliz mediante la elección inteligente de placeres, en especial los espirituales
(hedoné significa “placer”, de ahí el nombre de la escuela), la ataraxia (ausencia de
turbación) y la práctica de la amistad entre sus seguidores. Defiende también la conveniencia
de llevar una vida retirada y sencilla, así como eliminar el temor a los dioses y a la muerte.

Entre los seguidores de las enseñanzas de Epicuro en la antigua Roma figuran los
poetas Virgilio, Lucrecio y Horacio, cuya famosa declaración Carpe Diem ("aprovecha el
día") ilustra su filosofía.

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4. San Agustín de Hipona (s.V).

4.1. La Patrística.

El cristianismo no es una filosofía, sino una religión. Las creencias de la religión


cristiana no son fruto de la investigación ni de la reflexión, sino de la revelación divina y, por
tanto, de la fe.

Sin embargo, los primeros cristianos, los “padres de la Iglesia” (“patrística” procede
de pater, “padre” en latín) se encontraron con la tarea de utilizar conceptos filosóficos para
explicar los dogmas de la fe en el mundo greco-romano.

Son muchos los autores de la patrística. El más importante de todos ellos fue San
Agustín de Hipona (s. V), el cual evitó el pensamiento de Aristóteles, centrado en la physis,
y prefirió acercarse a los neoplatónicos, en especial a Plotino (filósofo neoplatónico del siglo
III), cuyo pensamiento tenía una clara vertiente religiosa o incluso mística.

La patrística se enfrentó a dos grupos de problemas fundamentales:


 En primer lugar, había que establecer en qué grado la fe es compatible con la razón, dado
que hacía afirmaciones que eran contrarias al pensamiento filosófico (como la creación
del mundo desde la nada) o incluso contrarias al sentido común (como la afirmación de la
resurrección de Cristo).
 En segundo lugar, dada la gran separación existente entre los centros de difusión del
cristianismo, muy pronto se produjeron diferencias doctrinales que amenazaban con
romper la unidad del cristianismo. Por tanto, se enfrentaron a dos tareas: por un lado
había que identificar y rechazar las herejías (el arrianismo de los visigodos, por ejemplo);
por otro lado, había que establecer con claridad los dogmas fundamentales de la Iglesia
(que quedarían recogidos el “Credo”).

A parte de estos dos grupos de problemas, la patrística trató otras cuestiones propias
del pensamiento filosófico (de metafísica, cosmología, teoría del conocimiento, psicología,
ética, política, derecho, etc.), sentando las bases para la síntesis que se producirá a lo largo
de la Edad Media entre el pensamiento clásico y la teología cristiana.

4.2. Filosofía de San Agustín de Hipona.

Recibió la influencia de Platón en su pensamiento, particularmente por medio de los


neoplatónicos Porfirio y Plotino.
 Metafísica. Adoptó la doctrina plotiniana según la cual las Ideas Ejemplares
(equivalentes a las Ideas platónicas, pues a partir de ellas se crea la realidad sensible) son
pensamientos de Dios.
 Teoría del conocimiento. Agustín sigue a Platón al despreciar el conocimiento sensorial
y al situar las Ideas que son causa y modelo de la realidad como máximo nivel del

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conocimiento. El filósofo añade a este nivel superior de conocimiento la doctrina de la
iluminación. Según esta es Dios quien nos aporta el criterio de la Verdad.
 Relación entre fe y razón: Reconoce que razón y fe pertenecen a ámbitos diferentes,
pero ambas contribuyen a alcanzar el gran objetivo del ser humano: la verdad. Expresó
esa idea del siguiente modo: “entiendo para creer, creo para entender” (credo ut
intelligam et intelligo ut credam).
 Antropología: La influencia pitagórica y platónica en la antropología agustiniana es
notable. Los hombres estamos formados por dos principios: el alma, inmaterial e
inmortal; y el cuerpo, material y mortal. Sin embargo, la doctrina cristiana obliga a
Agustín a desviarse de la doctrina platónica en otros tres puntos: las almas han sido
creadas como todas las demás cosas; la transmigración de las almas no es posible; la
anamnesis no es posible.
 Influencia posterior: La concepción agustiniana sobre la existencia de los dos mundos,
la inmortalidad del alma, la purificación del alma, y la vida eterna tuvieron influencia
sobre toda la Edad Media hasta la llegada de Tomás de Aquino. Y en el aspecto religioso
aún más allá. No en vano Agustín es padre y doctor de la Iglesia. Su pensamiento volvió a
ponerse de actualidad con la Reforma protestante por temas como la fe, la salvación y la
predestinación. No en vano Lutero fue monje agustino.

5. La Escolástica.

5.1. La Escolástica.

La Escolástica es un método de trabajo que se siguió en los centros de estudio


(escuelas catedralicias y universidades a partir del siglo) entre los siglos XI y XV (Alta Edad
Media) consistente en la lectura de textos clásicos de la Antigüedad (en especial los de
Aristóteles) junto con textos de la Biblia y de teólogos cristianos con el fin de elaborar un
sistema de pensamiento coherente.
Los autores más importantes de la Patrística son San Anselmo de Canterbury y Tomás
de Aquino.

5.2. Anselmo de Canterbury (s. XI).

San Anselmo de Canterbury es considerado el padre de la Escolástica: fue el primero


de los pensadores cristianos que sintió la necesidad de demostrar racionalmente la existencia
de Dios. Lo hizo mediante el argumento ontológico: si aceptamos la definición de Dios
como “el ser mayor que puede ser pensado”, y si aceptamos que lo más grande pensable es el
ser más perfecto, entonces debe concluirse que Dios tiene que existir realmente, pues si le
falta la perfección de la existencia, ya que no sería lo más grande que podemos pensar.

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5.3. Santo Tomás de Aquino (s. XIII).
5.3.1. Aparición de la obra de la obra de Aristóteles.
Los árabes habían rescatado y traducido gran parte de la obra de Aristóteles a raíz de
la conquista de Siria, en el siglo VII. Sin embargo, estas eran desconocidas en el ámbito
cristiano a excepción de la Lógica.
Esto cambió en el siglo XIII, gracias a las traducciones que se llevaron a cabo en
Toledo y Palermo: los estudiosos cristianos accedieron finalmente a las obras aristotélicas y a
los comentarios del cordobés Averroes (s. XII), el mayor especialista en Aristóteles del
mundo islámico.

5.3.2. El averroísmo latino y la teoría de la doble verdad.


Algunos autores cristianos, los averroístas latinos, abrazaron el nuevo pensamiento.
Sin embargo las obras de Aristóteles y los comentarios de Averroes contenían ideas que
chocaban frontalmente con la teología cristiana, como la afirmación de la mortalidad del
alma o la eternidad del universo.
La solución que propusieron algunos escolásticos a este pensamiento herético1 fue la
doctrina de la “doble verdad”: hay verdades de la razón distintas de las verdades de la fe,
pero no hay contradicción, pues podemos defender unas u otras verdades según el punto de
vista que adoptemos.
La Iglesia no pudo asumir esta teoría y reaccionó condenando el aristotelismo y
prohibiendo la difusión y estudio de las obras de Aristóteles y Averroes.

5.3.3. La síntesis de Tomás de Aquino.


Tomás de Aquino fue un monje dominico que daba clases en la universidad de París y
que representa la cumbre de la Escolástica y del pensamiento medieval en su conjunto.
Reconoció el extraordinario valor del pensamiento aristotélico y se esforzó en hacer
una interpretación de su obra distinta de la de Averroes, de modo que fuera compatible con la
teología cristiana. El resultado fue la aceptación del pensamiento de Aristóteles y una síntesis
entre aristotelismo y teología tan exhaustiva y completa que aún hoy constituye el núcleo
central de la teología cristiana.

1
De “herejía”, esto es, contrario a la fe.

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Tomás de Aquino rechazó la teoría de la doble verdad. Por el contrario, concibe
razón y fe como dos caminos muy diferenciados, pero que no pueden contradecirse, pues
todas las verdades provienen de Dios. Así distingue entre:
 Verdades no teológicas naturales: verdades que solo son accesibles para la razón (por
ejemplo, las de las matemáticas o la medicina).
 Verdades teológicas naturales (preámbulos de la fe): verdades a las que el hombre puede
llegar a través de la luz de la razón (por ejemplo, la existencia de Dios).
 Verdades teológicas reveladas: únicamente accesibles a través de la luz de la revelación
divina (por ejemplo, la trinidad divina).
A pesar de la relativa independencia que hay entre fe y razón, Santo Tomás sigue la
tradición de subordinar la razón a la fe, que es el principal criterio de verdad.

La obra en la que se expresa la síntesis que realizó Tomás de Aquino entre


aristotelismo y cristianismo es la Suma teológica, que puede ser consultada on line
(http://hjg.com.ar/sumat/a/index.html#c2) para, por ejemplo, examinar sus cinco
demostraciones de la existencia de Dios (parte I, cuestión 2, artículo 3), que reproducimos a
continuación:

La existencia de Dios puede ser probada de cinco maneras distintas.

La primera y más clara es la que se deduce del movimiento. Pues es cierto, y lo


perciben los sentidos, que en este mundo hay movimiento. Y todo lo que se mueve es movido
por otro. De hecho nada se mueve a no ser que en cuanto potencia esté orientado a aquello
para lo que se mueve. Por su parte, quien mueve está en acto. Pues mover no es más que
pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por quien está en
acto. Ejemplo: el fuego, en acto caliente, hace que la madera, en potencia caliente, pase a
caliente en acto. De este modo la mueve y cambia. Pero no es posible que una cosa sea lo
mismo simultáneamente en potencia y en acto; sólo lo puede ser respecto a algo distinto.
Ejemplo: Lo que es caliente en acto, no puede ser al mismo tiempo caliente en potencia, pero
sí puede ser en potencia frío. Igualmente, es imposible que algo mueva y sea movido al
mismo tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo que se mueve necesita ser movido por
otro. Pero si lo que es movido por otro se mueve, necesita ser movido por otro, y éste por

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otro. Este proceder no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que
mueve, y así no habría motor alguno pues los motores intermedios no mueven más que por
ser movidos por el primer motor. Ejemplo: Un bastón no mueve nada si no es movido por la
mano. Por lo tanto, es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En éste,
todos reconocen a Dios.

La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en


el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es
posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa
imposible. En las causas eficientes no es posible proceder indefinidamente porque en todas
las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y ésta, sea una o
múltiple, lo es de la última. Puesto que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el
orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la
intermedia. Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría
la primera causa eficiente; en consecuencia no habría efecto último ni causa intermedia; y
esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario admitir una causa eficiente primera.
Todos la llaman Dios.

La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice:


Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o
destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es imposible que las
cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la
posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí
mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es
verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más
que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir;
en consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son
sólo posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario. Todo ser necesario encuentra su
necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se
busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como quedó
probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea
absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa
de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.

La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas. Pues


nos encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas.
En unas más y en otras menos. Pero este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que
se aproximan más o menos a lo máximo. Así, caliente se dice de aquello que se aproxima
más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy bueno, muy noble; y, en
consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son sumamente verdaderas, son seres
máximos, como se dice en II Metaphys. Como quiera que en cualquier género algo sea lo
máximo, se convierte en causa de lo que pertenece a tal género -así el fuego, que es el
máximo calor, es causa de todos los calores, como se explica en el mismo libro —, del mismo

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modo hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de cualquier otra
perfección. Le llamamos Dios.

La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay
cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin.
Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir
lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino
intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas
por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay
alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios.

¿Podrías rellenar el siguiente cuadro a partir de la lectura del texto?

6. Guillermo de Ockham (s. XIV).

6.1. El nominalismo.
Supone el fin de la Escolástica. Su nominalismo anuncia el nacimiento de la Filosofía
moderna. El nominalismo es una de las respuestas que se ha dado en la historia de la filosofía
al problema de la naturaleza de los conceptos universales sobre los que se fundan las ciencias
en general y, dentro de ella, la metafísica y la teología. Las posturas que se han mantenido
son las siguientes:
 Realismo extremo de los universales: son anteriores a las cosas.
o Es la postura de Platón y San Agustín.
o Los conceptos universales son la auténtica realidad: están separados y son
anteriores a los seres concretos.

Tema 3. Aristóteles, Helenismo y Edad Media. Página 15.


o La realidad de los seres concretos depende y deriva de la los conceptos
universales.
 Realismo moderado de los universales: están en las cosas:
o Es la postura de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.
o Los conceptos universales son reales, pero están separadas de los seres concretos:
son las esencias de los seres concretos.
o La mente llega a conocer mediante el análisis de la experiencia (mecanismo de
“abstracción”).
 Nominalismo: son posteriores a las cosas:
o Los conceptos universales no son reales en absoluto. Son creaciones de la mente
humana que resultan útiles para referirnos a pluralidades de individuos.
o El primer nominalista de la historia fue Roscelino Compiègne, en el siglo XI.
Afirmó que solo hay seres individuales y hechos concretos de los que no se deriva
ninguna ley universal y necesaria, lo cual invalida cualquier pretensión de saber
universal sobre la realidad.
o Como consecuencia de su nominalismo, Okham propuso una simplificación
metodológica, la “navaja de Okham”: no hay que multiplicar los entes sin
necesidad (es decir, que deben eliminarse dichos conceptos y distinciones sobre
los que se basa la filosofía). La aplicación de la navaja de Okham tiene
consecuencias devastadoras:
 La teología filosófica es imposible, pues no tiene sentido la distinción
entre un ser necesario (Dios) en oposición a los seres contingentes
(criaturas): todo lo que hay son seres particulares.
 La ética es imposible, pues lo que está bien o está mal depende de la
voluntad de Dios (voluntarismo) y carece de base racional: Dios podría
haber decidido otras normas morales.
 La navaja de Okham ha sido
reformulada como “principio
de economía” o “principio de
parsimonia”, y hoy en día es
considerada como uno de los
principios fundamentales de la
ciencia: no hay que introducir
hipótesis innecesarias para
explicar los fenómenos (ante dos explicaciones posibles de un hecho,
debemos optar por la más sencilla: la que incluya menor número de
causas, factores o variables).

6.2. Separación entre fe y razón.


Como dijimos al principio, su defensa del nominalismo le llevó a separar
completamente fe y razón, lo que supone el nacimiento del mundo moderno. La razón sirve
para conocer y la fe para creer. Una sirve para conocer este mundo y la otra para ganarse el
otro mundo, el celestial. Por tanto, no tienen nada en común.

Tema 3. Aristóteles, Helenismo y Edad Media. Página 16.

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