Está en la página 1de 11

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

TEMA: ASENTAMIENTOS INFORMALES


DERECHO A LA CIUDAD

MATERIA: TEORÍA URBANA

DOCENTE: FOIS LUGO MARIA MILAGROS


5TO SEMESTRE

INTEGRANTES:
VICTORIA CELI
ERICK LARA
MELANIE MANRIQUE
NICOLE OÑA
KELVIN SERRANO
CRISTHIAN TOALA
¿Qué son asentamientos informales?

Un asentamiento irregular, asentamiento informal, es un lugar donde se


establece una persona o una comunidad que está fuera del margen de
los reglamentos o las normas establecidas por las autoridades
encargadas del ordenamiento urbano.

¿Cómo se generan?
1. Cuando la administración actual y las autoridades de desarrollo
urbano no pueden tratar las necesidades de la comunidad entera.
2. Cuando un grupo de personas requiere de un lugar donde vivir
pero no disponen de los recursos económicos necesarios para
poder adquirir una vivienda de tipo "regular".
Sus características

 El trazo de un asentamiento informal por lo general es de forma


irregular.

 Normalmente este tipo de asentamientos carecen de la


infraestructura y de los servicios básicos tales como agua potable,
drenaje, electricidad, y teléfono en sus inicios, con el transcurso del
tiempo estos se van dotando de los servicios mediante la
autoconstrucción y cooperación comunitaria.

 Frecuentemente se localizan en zonas de riesgo sujetas a la


degradación ambiental y peligros.

 Se complica la implementación de los servicios básicos por su


carencia de planificación y diseño urbano, además de su
acelerado crecimiento.

 Los residentes normalmente carecen de suficiente preparación


educativa y por lo tanto no es común que estén dentro de las
actividades económicas formales o al nivel del mercado laboral
aledaño.
Asentamientos informales en Guayaquil
El otro Guayaquil se ha formado por la proliferación de asentamientos
poblacionales informales (invasiones) que reflejan el funcionamiento del
mercado de tierras, en el que la oferta ha estado dominada
principalmente por traficantes o comerciantes de tierras y, por el lado de
la demanda, los pobres que buscaban satisfacer sus necesidades de
vivienda y trabajo. Buena parte de estos son migrantes de otras
provincias, y los restantes eran quienes vivían en conventillos o tugurios.
Este proceso se inició desde la década del cincuenta del siglo pasado,
que formaron el Suburbio Oeste, Cristo del Consuelo, etc., y continuó en
la del setenta por la vía a Daule, la Perimetral y desde la del ochenta se
comenzaron a invadir tierras en el norte de la ciudad (Bastión Popular,
Flor de Bastión, Monte Sinaí, Casuarina, etc.). El mecanismo era que los
traficantes se apropiaban de las tierras que luego las vendían a los
pobres. En estas invasiones, que forman el nuevo Guayaquil, donde
habita la mitad de su población, se ha dado una lucha, por parte de sus
pobladores, para obtener infraestructura básica (relleno, alcantarillado,
agua potable, vías de acceso, etc.) y servicios básicos que posibiliten una
vida digna. Las demandas de provisión de esta infraestructura se
presentaban ante el Municipio que, de acuerdo a la presión de los
pobladores y la política, la construía.

MONTE SINAÍ ESTERO SALADO


FLOR DE BASTIÓN

DERECHO A LA CIUDAD
El derecho a la ciudad, definido por Henri Lefebvre en 1967 como el
derecho de los habitantes urbanos a construir, decidir y crear la ciudad,
y hacer de esta un espacio privilegiado de lucha anticapitalista, se
encuentra de nuevo en el centro del debate político. Este resurgimiento
se debe especialmente a la explosión de nuevas luchas urbanas contra
las expresiones espaciales del dominio del capital financiero, como la
gentrificación o la degradación ambiental, pero también, al esfuerzo de
los habitantes por lograr una mayor injerencia en la definición de las
políticas urbanas.
El pensamiento de Lefebvre y su concepto de derecho a la ciudad han
tenido una trayectoria zigzagueante. Durante la década de 1970 sus
planteamientos se mantuvieron en un relativo olvido, por lo menos en el
contexto anglosajón y en parte de América Latina, ante la preeminencia
adquirida entonces por el análisis estructuralista sobre la cuestión urbana,
propuesto entre otros por Manuel Castells y los teóricos de la
dependencia.

El derecho a la ciudad: el enfoque fundante de Henri Lefebvre


Su producción teórica sobre lo urbano se dio en un contexto intelectual,
marcado por los agudos antagonismos sociales de Francia en la década
de 1960 y las rupturas epistemológicas en las ciencias sociales del
momento.
El urbanismo moderno, según Lefebvre, había generado una mayor
segregación espacial, el predominio del valor de cambio del espacio
ahora mercantilizado, y la imposibilidad de que los trabajadores pudieran
participar en las decisiones sobre la ciudad, confinados en una vida
urbana enajenada por el consumo, la fragmentación de la cotidianidad
y la exclusión espacial. Por ende, Lefebvre enunció el derecho a la
ciudad como el retorno de la clase obrera a la ciudad en calidad de
productora del espacio y usufructuaria de su valor de uso. La experiencia
urbana de la clase obrera y su cotidianidad no enajenada serían la
fuente de las nuevas utopías urbanas.

Cuando Lefebvre escribió sobre el derecho a la ciudad, las ciudades


europeas pasaban por un periodo de reconstrucción urbana y
económica, al que se denominó "Los Treinta Gloriosos" (1945- 1973). La
reconstrucción de posguerra, financiada por el Plan Marshall, implicó
crecimiento económico y la expansión urbana para Francia y sus
ciudades devastadas. El Estado francés implementó las propuestas
urbanistas de Le Corbusier, urbanista francés para quien la ciudad
debería ser reconstruida desde un orden espacial geométrico y
racionalista, capaz de regular el orden social urbano. A partir de estos
supuestos el Gobierno diseñó un gigantesco plan de viviendas en la
periferia urbana, que si bien resolvió el problema de habitación para
cerca de tres millones de familias obreras y de clase media, generó
segregación espacial y precarización de la calidad de vida urbana
(Fernández, 2013).
DERECHOS DE CIUDAD EN LATINOAMÉRICA
Con la primera publicación del Grupo de Trabajo Derecho a la Ciudad
en América Latina del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(GTDC, CLACSO), se pretende poner de manifiesto los elementos de
reflexión de una propuesta que habiendo sido acuñada en 1968 ha
emergido con fuerza en el siglo XXI, en un momento en que, como se
manifestó en la propuesta de creación del GTDC, la mayor parte de la
humanidad vive en ciudades, con históricas desigualdades y altísimos
niveles de pobreza urbana. En el presente libro se abordan los efectos
producidos por una economía mundial que hegemónicamente es
capitalista y neoliberal, y frente a ellos se reclama, bajo la consigna del
Derecho a la Ciudad, que las urbes son para la gente y no solo para los
negocios privados.
DERECHOS A LA CIUDAD GUAYAQUIL Y QUITO
GUAYAQUIL:

La ciudad es ese espacio urbano que habitamos como sociedad, es, en


palabras del sociólogo urbano Robert Park, “el intento más exitoso de la
humanidad”.

La ciudad es uno de los espacios que posibilita el desarrollo de la


sociedad, constituyendo una plataforma de derechos parar garantizar la
integridad de los individuos que la habitan. Es por ello, que surge la Carta
Mundial del Derecho a la Ciudad, reconociendo el derecho al Desarrollo
Urbano Equitativo y Sostenible, como uno de los más relevantes. En el
caso de Guayaquil, se observa en las últimas décadas, un proceso de
cambios como parte de la “regeneración urbana”.

Las ciudades están adscritas a la carta mundial del derecho a la ciudad.


Esta carta tiene varios derechos por ejemplo el derecho a la producción
social del hábitat, el derecho al DUES.

Cómo usted cree que la ciudad de Guayaquil cumple con el DUES, esto
quiere decir cuatro cosas: que haya un equilibrio entre desarrollo urbano
y protección patrimonial, Impedir segregación territorial, Producción
social del hábitat, Función social de la ciudad y propiedad.
QUITO:

La carta mundial del derecho a la ciudad, suscrita en 2004, por


consecuencia del Foro Social de las Américas –Quito, Ecuador, 2004 – y
del Foro Mundial Urbano –Barcelona, España, 2004– es un instrumento
orientado a apoyar en las luchas urbanas y el proceso de reconocimiento
de los derechos humanos y del derecho a la ciudad, en el sistema
internacional.

La carta define al derecho a la ciudad como “el usufructo equitativo de


las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad y justicia social. Se
entiende como un derecho colectivo de los habitantes de las ciudades,
en especial de los grupos empobrecidos vulnerables y desfavorecidos,
que les confiere la legitimidad de acción y de organización, basado en
sus usos y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del
derecho a un patrón de vida adecuado”.

A su vez, la carta define a la ciudad como un espacio colectivo


culturalmente rico y diversificado que pertenece a todos sus habitantes y
donde todas las personas tienen derecho a la ciudad sin discriminaciones
de género, edad, raza, etnia u orientación política y religiosa, y
preservando la memoria y la identidad cultural.

Además, este instrumento incorpora la definición de gestión democrática


de la ciudad en el que todos los ciudadanos tienen derecho a participar
a través de formas directas y representativas en la elaboración, definición
y fiscalización de la implementación de las políticas públicas en las
ciudades, priorizando el fortalecimiento, transparencia, eficacia y
autonomía de las administraciones públicas locales y de las
organizaciones populares.
Esta Carta contempla también fundamentos como la función social de
la ciudad, mismo que garantiza a todas las personas el usufructo pleno
de la economía y de la cultura de la ciudad, a la utilización de los recursos
y la realización de proyectos e inversiones en su beneficio y de los
habitantes, dentro de criterios de equidad distributiva,
complementariedad económica, y respecto a la cultura y
sustentabilidad ecológica; el bienestar de todos los habitantes en
armonía con la naturaleza, hoy y para las futuras generaciones.

La Carta contempla la función social de la propiedad y manifiesta que


los espacios y bienes – públicos y privados – de la ciudad y de los
ciudadanos deben ser utilizados priorizando el interés social, cultural y
ambiental; donde todos tengan derecho a participar en la propiedad
del territorio urbano dentro de parámetros democráticos, de justicia
social y de condiciones ambientales. Además, manifiesta que en la
formulación e implementación de las políticas urbanas debe prevalecer
el interés social y cultural por sobre el derecho individual de propiedad;
entre otros aspectos.

Otros de los principios del Derecho a la Ciudad que es parte de la Carta


son: el ejercicio pleno de la ciudadanía, la igualdad; no-discriminación;
protección especial de grupos y personas en situación vulnerable;
compromiso social del sector privado; e impulso de la economía solidaria
y políticas impositivas progresivas. Asimismo, la Carta contempla
derechos relativos a la gestión de la ciudad; derechos civiles y políticos
de la ciudad; derechos económicos sociales, culturales y ambientales de
las ciudades; entre otros.
FUENTE:

http://cite.flacsoandes.edu.ec/media/2016/02/Subirats-J_2014_El-
derecho-a-la-ciudad-en-America-Latina.-Visiones-desde-la-politica.pdf

FUENTE:https://www.lincolninst.edu/sites/default/files/pubfiles/regularizac
ion-asentamientos-informales-full_0.pdf
https://es.slideshare.net/carolinamfarruggio/asentamientos-informales

También podría gustarte