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Cinco pasos para fortalecer la voluntad 1. Ser consciente de querer ser mejor.

Con esto ya se tiene


la mitad del camino andado. 2. Tratar de hacer las cosas lo mejor posible. Por pequeñas que éstas
sean. 3. No desfallecer, no darse por vencido antes de tiempo, ante dificultas y adversidades, si no
enfrentarlas con buen ánimo. 4. No tener miedo al esfuerzo, sudar hasta la última gota. 5.
Ejercitarla, ponerla a prueba continuamente “Los hombres suelen pasar la mayor parte de su vida
haciendo el mal, una gran parte no haciendo nada, y toda la vida en no hacer lo que deberían”
Séneca Es indispensable considerar que, no por el hecho de desear o querer algo, esto será bueno,
es decir, la voluntad se puede equivocar al elegir por muchos motivos, tales como: · Porque la
razón le presenta las cosas de manera distorsionada o deformada. · Porque escogemos y
decidimos movidos por impulsos o deseos biológicos sin reflexión o; cuando nos ciegan las
pasiones, una decisión que se toma por sed de venganza, y por orgullo al calor de la pasión,
distorsionará o deformará la capacidad de juicio de la conciencia y de la voluntad. Por eso es tan
importante reflexionar y formar la voluntad para elegir acertadamente ya que somos responsables
de las elecciones que hacemos porque tenemos libertad. Y por ello, tenemos que aceptar las
consecuencias de las decisiones que se han tomado así como de nuestros actos. “Por tener
inteligencia, libertad y voluntad, la persona es responsable de sus decisiones y tendrá que aceptar
las consecuencias de sus actos libres” Medios para formar la voluntad · Repetirnos
constantemente las siguientes palabras: ¡Es necesario!, ¡Quiero!, ¡Puedo!... 5 · La voluntad no es
un don, es el esfuerzo constante de todos los días, meses y años. · La voluntad es como una semilla
sembrada en tu alma; si la cuidas con esmero, aplicación, cuidado y atención te llevará a hacer las
cosas bien y, si haces que se desarrolle, crecerá y será un roble que resista a los huracanes, pero si
la descuidas... · Saber observar bien, es decir, emplear bien tus sentidos, distinguir lo principal de
lo secundario, ver con claridad la situación del momento y obrar en consecuencia. · Aprender a
pensar y discernir para una mejor toma de decisiones. · Aplicarnos en pequeñas tareas y con
tenacidad conseguir el propósito. · Ejercitarnos cada día en vencernos, aunque sólo sea en algo
insignificante y así tras un ejercicio de años alcanzaremos una voluntad fuerte. · Para formar la
voluntad es necesario el sacrificio, y la renunciación. “Tanto adelantarás en el bien, cuanto sepas
dominar tu voluntad” Tomas de Kempis Ejercitar la voluntad · He de negarme a menudo cosas
deleitosas · No he de perder jamás la ocasión de hacer una buena obra · ¿Me he librado del
defecto mayor que haya descubierto en mí? · ¿Retrocedo en mis planes y deberes con facilidad? ·
¿Lucho constantemente contra todo aquello que impide mi desarrollo personal, social? El
desaliento, el capricho, la pereza, etc. · ¿Digo siempre la verdad? · ¿Soy desprendido con los
demás y pongo interés en sus problemas? · ¿Combato la pereza, la comodidad, el desamor, el
capricho, la glotonería, la curiosidad, el chismorreo, la crítica, etc.? · ¿Sé decir ¡no! cuando me
incitan a cosas prohibidas? · ¿Tengo dominio de mí mismo o me dejo arrastrar fácilmente por los
deseos sensuales, las malas compañías, los instintos, la ira, la injusticia, el orgullo, el odio, el
rencor, etc.? · ¿Vivo con entereza, firmeza, rectitud y disciplina mis convicciones despreciando la
ironía y el ruido de los demás? · ¿Reconozco mis faltas? · ¿Lo que he empezado no lo dejo a mitad
del camino? · ¿No se me pasa el día sin haber hecho algún sacrificio o una obra buena? · ¿Cumplo
siempre con mis promesas? · ¿Permanezco inquebrantablemente fiel a todo cuanto manda la
conciencia? · ¿Me preocupa lo que dirá el otro?... Como reza el dicho alemán “La mejor almohada
para dormir, es una conciencia tranquila”. · ¿Me inclino más en hacer el mal que el bien, o el bien
lo hago más que el mal? · ¿Soy el dueño de mis sentimientos, mi imaginación y el temperamento?
Franz Listz dijo: “Si no hago ejercicio un día; lo noto yo, si lo omito durante tres días, entonces lo
percibe el público” 6 El dominio de sí mismo no es el silencio de una voluntad endeble, débil o
enfermiza no es una resignación o conformidad pasiva, sino clara muestra de una voluntad
disciplinada, que es dueña en todas las circunstancias y sabe pesar de antemano el significado de
la palabra que se va a pronunciar. La educación de la voluntad no es sino una labor sistemática,
metódica, cuidadosa y organizada para la conquista de todas aquellas potencias espirituales:
Como el entendimiento, los sentidos, la memoria, la imaginación, que influyen en la función de la
voluntad.

Educar la voluntad

El joven le preguntó a la vida: ¿Qué me darás?, ¿Qué puedo esperar de ti?

Pero la vida le devuelve la pregunta como el surco al campesino: “Depende de lo

que tú me des, recibirás tanto cuanto trabajes y te esfuerces, y recogerás las mieses

de lo que hayas sembrado”

Y para ello hay que decir: ¡Quiero, yo quiero!

¿Qué quiero?

· Quiero hacerme dueño de mis sentidos y sentimientos...

· Quiero poner orden en mis pensamientos.

· Quiero pensar antes y sólo hablar después.

· Quiero tomar consejo y sólo después obrar.

· Quiero aprender del pasado, pensar en el porvenir y para eso hacer fructificar

el presente.

· Quiero vivir sin estarme quejando...

· Quiero adaptar mi voluntad a una dirección justa y noble y permanecer en

ella.

· Quiero ejercitarme continuamente a obrar según los ideales nobles ante

cualquier circunstancia de la vida.

· Quiero esforzarme por adquirir principios rectos y firmes en mi interior.

Ejemplo: ¿Cuál es el principio sano respecto a mis compañeros?

· Quiero ejercitar mi voluntad de modo que en cualquier circunstancia me

decida a seguir sin titubeos o indecisión y, con alegría el bien.

· ¿Por qué sabiendo necesariamente se actúa en forma correcta y en el sentido


debido?

· Por ello, no sólo instruir, adiestrar o adoctrinar porque los libros no forman la

voluntad que pasa del querer del deseo, el anhelo, del yo quisiera, etc. Al

querer del ejercicio constante, el esfuerzo arduo y pleno del que pone los

medios necesarios para conducirse hacia los bienes que pretende alcanzar.

Estamos llenos de quereres y pocas acciones voluntarias y de autodeterminación

responsable que requiere el “atleta”, del latín atlas= gigante, persona fuerte y

decidida para lograr a pesar de los obstáculos la meta trazada.

“No seas veleta, no empieces a cada momento algo nuevo, fíjate el objetivo y

persíguelo hasta el fin” Reinick.

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