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Palabras clave
Biblia | TV | televisión | series
televisivas | seriales | guionismo
| telenovela | temporada |
episodio | premisa | gancho
Keywords
Bible | TV | television | TV
series | serials | scriptwriting |
soap opera | season | episode |
pitch | cliffhanger
Estudios Cinematográficos • Abril 2018 • Nueva Época • núm. 1 • ISSN: 0188-8056 impreso 23
DOI: https://doi.org/10.22201/cuec.01888056p.2018.1.30
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los en los pasillos de la televisora, «pues todos fueron desastres absolutos de rating»,
se puso a pontificar acerca de «lo que el televidente mexicano quiere ver»; o, mejor
dicho, “la televidente mexicana”, a la que él describía como si la conociera personal-
mente:
—Es el ama de casa que pone sus novelas mientras plancha y cocina. No todo el
tiempo puede verlas, a riesgo de que se le quemen ropa y guisado, así que más bien
Sección Central las escucha; por eso, todo lo importante debe figurar en los diálogos, y nunca en las
acciones ni en las imágenes.
—Como una radionovela.
—Exacto.
Ese día aprendí que en los guiones televisivos (que en esa época se escribían, sin
excepción, con el formato de dos columnas) todo lo importante debía figurar en la
columna de diálogo, pues la de acotaciones no la leían ni siquiera los miembros del
equipo de producción:
—El director agarra el guión, dobla el libreto en dos y se concentra sólo en aquella
mitad donde figuran los diálogos. Así que, si quieres que se entere de algo, más te vale
meterlo de ese lado del doblez.
Fue a lo largo de esa lección de televisión jurásica cuando oí por primera vez la
palabra “biblia” aplicada a la escritura de proyectos de televisión. Tras los inevitables
malentendidos semánticos («¡¿la gente de la NBC de veras piensa que posee los de-
rechos exclusivos del Antiguo Testamento?!»), me enteré de que, en otras latitudes,
antes de producir una serie o una telenovela se elaboraba un grueso tomo que reco-
pilaba cantidades industriales de información acerca de los personajes, con biogra-
fías detalladas de cada uno, sus preferencias culinarias y futbolísticas, e incluso sus
influencias astrológicas:
—Los españoles les asignan signos zodiacales: así, cuando un nuevo guionista en-
tra al relevo, sólo tiene que remitirse a cualquier manual de astrología para entender el
carácter y comportamiento de cada uno de los personajes.
2. Previously on...
El hecho de que el documento donde se plasma un proyecto televisivo sea llamado
biblia no sólo refleja el contexto profundamente religioso de la industria televisiva de
Estados Unidos —un país donde se puede estar seguro de encontrar una copia de
las Sagradas Escrituras en la cómoda de cualquier cuarto de hotel—, sino que tiene
implicaciones jerárquicas claras: Dios (el ejecutivo o productor todopoderoso) le co-
munica su decálogo a una suerte de Moisés (el jefe de guionistas), quien, con la ayuda
de un grupo de evangelistas (los escritores), redacta a partir de esos mandamientos el
“libro de los libros” que contendrá todo lo que se necesita saber sobre el mundo de
una serie, desde su génesis hasta su apocalipsis.
El término se ha vuelto de uso corriente en la industria audiovisual mexicana a raíz
del boom de las series en los últimos años. No obstante, su definición y contenido si-
guen siendo un tanto vagos, sobre todo para los guionistas, realizadores y productores
que cada año emigran desde el mundo del cine. Este artículo no pretende establecer un
decálogo para la escritura de biblias, sino brindar un panorama acerca de los aspectos
que suelen ser tomados en cuenta al redactar un proyecto para serie de ficción. Antes,
sin embargo, conviene revisar a vuelo de pájaro algunos antecedentes sobre la escritura
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1 Siglas de “Over The Top”, término que designa a las plataformas de distribución de contenido audiovisual
vía streaming.
2 El caso de España es atípico, pues durante años las cadenas de transmisión de dicho país han privilegiado
el formato de 70 minutos por capítulo, incluso para los programas cómicos. A partir de la irrupción de las
plataformas OTT, la extensión de su producción ha empezado a uniformarse con la de otros países.
3 “Season”, el término usado para las temporadas de las series televisivas, es también el que denomina a
cada una de las cuatro estaciones del año.
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las temporadas entre sí. En la actualidad, incluso las series médicas o policiacas, que
heredan el planteamiento de “caso por capítulo” de las viejas series, tienen algún
tipo de historia que se va desarrollando, aunque sea lentamente, a lo largo de los
episodios y las temporadas. La estructura resultante tiende a estar más emparenta-
da con la novela (y con la telenovela) que con el cuento que funcionaba como para-
digma para las viejas series de episodios unidos por un tema o un género en común,
Sección Central pero sin relación causal entre sí, como La dimensión desconocida (The Twilight Zone,
Rod Serling, 1959-1964), Alfred Hitchcock presenta... (Alfred Hitchcock Presents, 1955-
1962), o, en México, La hora marcada (1986-1990; otra serie producida por Carmen
Armendáriz, donde hicieron sus pininos Alfonso Cuarón, Emmanuel Lubezki y
Guillermo del Toro, entre otros). Black Mirror (Charlie Brooker, 2011–) es una de
las excepciones a la regla en los tiempos que corren.
En síntesis, podríamos decir que las series (y, por lo tanto, sus biblias) eran, hasta
hace algunos años, algo considerablemente rígido: un conjunto de contenedores de
tamaños fijos y preestablecidos, donde lo único que cambiaba era la historia; pero, a
raíz de las transformaciones ocurridas en la industria durante los últimos años, su es-
critura se ha flexibilizado de manera importante y hoy en día implica la necesidad (al
menos, la posibilidad) de hacer planteamientos acerca de la duración, la estructura,
el formato, el número de capítulos, etcétera.
4. The son-of-a-pitch
La escritura de una biblia constituye un paso decisivo en el desarrollo literario de una
serie. Es conveniente ubicarlo dentro de un proceso que inicia con la premisa (o “pitch”)
y que, en ocasiones, pasa por la elaboración de un anteproyecto.
La premisa de una serie es similar a la de una película, con la particularidad de que
debe plantear una historia, unos personajes y, en ocasiones, un formato capaz de soste-
ner decenas de horas de narración, en vez de sólo un par de ellas. La idea inicial puede
provenir del guionista, de un productor o de cualquier otra persona, incluso ajena a la
producción audiovisual; o bien, de un libro, una película o cualquier material preexis-
tente. Sin embargo, el pitch propiamente dicho implica una manera específica de con-
tar esa historia o de dibujar a esos personajes; es decir, un punto de vista narrativo, y en
ocasiones también temático y formal. Es común que el pitch sea una propuesta verbal
acompañada de un aterrizaje escrito, ya sea en un párrafo o en un par de cuartillas.
El anteproyecto (llamado “format” en la industria estadunidense) sirve como
puente entre la premisa y la escritura de la biblia, haciendo visible, para aquellos de
quienes depende el financiamiento, que efectivamente hay una serie en ciernes ahí.
También resulta útil para efectos de registro y protección de los derechos de autor,
pues, aunque a veces veamos un crédito de “idea original” en los programas televi-
sivos de nuestro país, la Ley Federal de Derecho de Autor establece, en su artículo
14, que «no son objeto de protección como derecho de autor (...) I. Las ideas en sí
mismas».6
6 En la televisión estadunidense, el crédito que suele aparecer es el de «created by» («creada por...»), que
por lo común tiene implicaciones concretas acerca de regalías, bonos y otros derechos. Cf. Stephen F.
Breimer, The Screenwriter’s Legal Guide, 2a ed., Allworth, Nueva York, 1999, pp. 134-135.
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Writers Guild of America Theatrical and Television Basic Agreement, 2014, art. 1.C.24, en <http://www.
wga.org/uploadedfiles/contracts/MBA14.pdf>.
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El Writers Guild of America define “format” como «una presentación escrita que consiste en lo siguien-
te: a) Para una serie o una serie episódica, dicho formato describe el marco dentro del cual operarán los
personajes centrales y el marco que se pretende repetir en cada episodio; el escenario, el tema, la premisa
o la línea narrativa general de la serie o serie episódica propuesta; y los personajes centrales, que se dis-
tinguen y son identificables, incluyendo su caracterización detallada y la relación entre ellos. También
puede incluir una o más líneas argumentales sugeridas para episodios individuales». Cf. Writers Guild of
America Theatrical and Television Basic Agreement, 2014, art. 1.C.24.a, en <www.wga.org/uploadedfiles/
contracts/MBA14.pdf>.
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El Writers Guild of America define el término “bible” como un “format” o anteproyecto que adicional-
mente (y por solicitud o instrucciones de la compañía productora) contiene cada uno de estos requisi-
tos: «(1) Es mucho más detallado que un anteproyecto tradicional e incluye el contexto, el marco y las
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2) Qué funciones cumple. Una biblia sirve para varias cosas a la vez. En primer lugar,
es el aterrizaje más amplio del proyecto antes de la escritura de los guiones, cuyo
financiamiento con frecuencia depende de la aprobación de este documento. Al
mismo tiempo, puede implicar la redefinición (a veces radical) de algunas o todas
las premisas temáticas, argumentales, dramáticas, formales, etc. En tercer lugar, es
un vehículo de comunicación entre el equipo de escritura y los diferentes involu-
Sección Central crados en la serie; a los actores, por ejemplo, en ocasiones se les entrega, junto con
los guiones, la descripción de su personaje que figura en la biblia. Y —no menos
importante—, si la serie pasa a la fase de escritura de libretos, y con suerte a la
de producción, la biblia puede convertirse en una valiosa base de datos que con-
centre toda la información dramática y narrativa del proyecto: ya no sólo aquella
de donde se partió, sino también la que se haya agregado durante el proceso de
escritura. Lo que en un principio es el germen de la serie se convierte, así, en una
bitácora de su evolución.
3) A quién va dirigida. Aunque la biblia es considerada como parte de los “entregables”
(los documentos a cuya entrega y aprobación están amarrados los pagos), es co-
mún que su revisión a detalle le sea encomendada a un supervisor literario, mien-
tras los productores y ejecutivos se limitan a leer algunas secciones. No olvidemos,
sin embargo, las funciones de vehículo de comunicación y base de datos de la serie
descritas en el inciso anterior, que implican que todo el equipo de guionistas, pri-
mero, y el personal de otros departamentos, después, podrían usar la biblia como
punto de partida para sus respectivos trabajos.
4) Quién la elabora. A diferencia del anteproyecto, es poco frecuente que la biblia
sea redactada por una sola persona. Normalmente, es en esta fase cuando empie-
za a formarse el equipo que escribirá la serie. En la escritura de una biblia gene-
ralmente intervienen dos o tres escritores (uno de ellos puede fungir, ya, como
jefe de equipo), además de los supervisores literarios que los productores asignen.
Si, posteriormente a su aprobación, la biblia se transforma en una base de datos
o bitácora de la serie, es importante que haya un encargado de alimentarla con to-
dos los agregados y modificaciones que vayan surgiendo a lo largo de la escritura de
los guiones, de modo que en cualquier momento del desarrollo o de la producción
de la serie se cuente con una versión actualizada de personajes, tramas, formato,
etcétera.
5) Qué extensión tiene. Este aspecto es quizás el más variable de todos. Su tamaño rara
vez está por abajo de las 50 u 80 cuartillas, y en ocasiones puede llegar a acumular
varios centenares, dependiendo del grado de complejidad del proyecto, la amplitud
de su contenido, los requisitos de la empresa que la financia, etcétera. Una biblia
demasiado extensa, sin embargo, corre el peligro de no ser leída entera por nadie
premisas centrales, así como los temas y la progresión de las serie o la miniserie. (2) Describe detallada-
mente el desarrollo de la historia general para las obras multiparte o para la primera temporada de una
serie (o un periodo más corto para el que se contrate al escritor) e incluye líneas argumentales detalladas
para (a) todos los episodios proyectados de una miniserie o (b) la mayoría de los episodios proyecta-
dos para la transmisión de la primera temporada de una serie (o un periodo más corto para el que se
contrate al escritor). (3) Los personajes no solamente deben distinguirse y ser identificables, sino que
deben estar desarrollados mediante descripciones y caracterizaciones detalladas». Cf. Writers Guild of
America Theatrical and Television Basic Agreement, 2014, art. 1.C.24.a, en <www.wga.org/uploadedfi-
les/contracts/MBA14.pdf>.
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y de generar una enorme cantidad de trabajo en balde, pues con toda probabili-
dad las grandes ideas que contiene sufrirán cambios tan fundamentales como im-
predecibles en cuanto inicie la escritura de los libretos. Por otra parte, una biblia
demasiado sucinta no será de mucha ayuda a la hora de escribir las seiscientas o
setecientas páginas de guión de la primera temporada.
6) Cuánto tiempo requiere. Si las características del proyecto no son muy complejas,
Sección Central o si las presiones de la producción son considerables, esta etapa puede durar de
cuatro a seis semanas; aunque un periodo razonable para planear una serie se
acercaría a los dos o tres meses (un tiempo equivalente al que, en una película de
largometraje, llevaría la escritura del primer tratamiento, pues se trata de procesos
de definición similares). Ahora bien, si tomamos en cuenta la función de la biblia
como documento maestro y bitácora del proyecto durante todo su desarrollo y
producción, no es descabellado afirmar que su escritura realmente terminará sólo
el día en que sea emitido el episodio final de la última temporada.
7) Con qué aplicaciones se escribe. La elección de los programas de cómputo resulta fun-
damental para que la biblia pueda pasar de ser un documento compacto y legible,
a una herramienta capaz de almacenar y localizar cualquier información sobre la
historia y sus personajes de manera rápida y eficaz durante las siguientes etapas del
proyecto (es decir, por un lapso de meses o años). El uso de una aplicación adecua-
da puede significar el ahorro de horas y horas de búsqueda en los archivos de una
computadora, cuando, por ejemplo, en el episodio 37 finalmente aparece el lugar
óptimo para un diálogo, una secuencia o una subtrama desechada en un capítulo de
la primera temporada, escrita tres años atrás.10 Para la escritura del pitch y del ante-
proyecto se puede utilizar Word o cualquier otro procesador de palabras; en cambio,
la multiplicidad de funciones que cumple una biblia hace necesaria una herramienta
o un conjunto de herramientas compatibles, suficientemente poderosas y flexibles
como para permitir la generación de la versión entregable (generalmente, en forma-
to .docx o .pdf), pero también el almacenamiento progresivo y ordenado de la infor-
mación en su versión más amplia, incluyendo ideas, apuntes y escenas que aún no es
claro dónde serán utilizados, para lo cual se requiere un programa con funciones de
base de datos. Existen muchas aplicaciones que cumplen alguna de estas funciones,
pero es difícil encontrar una que cubra todas las necesidades.11
10 Hay que tener en cuenta que, si sumamos todas las versiones de la escaleta, todos los tratamientos de los
capítulos y el contenido mismo de la biblia, la cantidad de material generado en la escritura de una sola
temporada puede ascender fácilmente a las cuatro o cinco mil páginas.
11 El programa que es el estándar industrial para la escritura de guiones, por ejemplo, resulta muy poco
práctico a la hora de estructurar u ordenar cualquier cosa más complicada que un largometraje (y, con
frecuencia, incluso para éste). Las bases de datos más sofisticadas, por su parte, no cuentan con las he-
rramientas de formato ni de conversión indispensables para la escritura audiovisual. Lo más cercano a
un programa “integral” quizás sea Scrivener, una herramienta que combina el manejo de formatos para
la escritura especializada con una notable capacidad de almacenamiento, ordenamiento y jerarquización
de la información, que permite organizar los documentos de varias temporadas en un solo archivo, y ex-
portarla total o parcialmente en formatos .docx, .pdf o .fdx.
Estudios Cinematográficos • Abril 2018 • Nueva Época • núm. 1 • ISSN: 01888056 impreso
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mas que aborda. Recordemos que, a diferencia del pitch y del anteproyecto, algunas de
las personas a las que va dirigida nunca leerán la biblia completa, sino sólo los rubros
que más les interesen.
Abriendo el documento propiamente dicho suelen figurar un resumen de una
cuartilla de la premisa, y una presentación un poco más extensa. Se trata de los mis-
mos componentes básicos que encontramos al inicio del anteproyecto, los cuales muy
Sección Central probablemente han sufrido profundas modificaciones durante el proceso; por ello,
aunque estén ubicados antes que el resto, es recomendable que sean los últimos en ser
redactados, de modo que reflejen la versión actualizada del proyecto.
Este primer bloque de descripciones breves también puede incluir un escrito acer-
ca de la relevancia del tema y la óptica desde la que será abordado; así como la descrip-
ción de su género, tono, formato y duración, la cantidad de capítulos, el público al que
va dirigida y otras definiciones. Al abordar el formato, resulta útil incluir un “capítulo
modelo” que describa los componentes estructurales básicos de la serie, así como las
variaciones que se tenga previsto hacer respecto a dicho paradigma.
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