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Ensayo: Aprender de otras crisis

Por: Emily Luna


El análisis del artículo reeditado por Princeton University Press surge del libro “Una historia
monetaria de los Estados Unidos” publicado en 1963 por Milton Friedman y Anna Jacobson
Schwartz, el mismo que se centra en una de las Crisis de mayor impacto en la historia, la
Crisis de 1929. Este artículo nos muestra un contraste entre la crisis de los años 30 y la
crisis del 2008, dejando claro que cada crisis económica tiene sus propias características,
pero también similitudes.

Una de las lecciones que han aprendido los bancos centrales desde principios del siglo XXI
ha sido el enfrentarse a la disyuntiva entre castigar a los accionistas y gerentes de las
entidades bancarias por sus malas prácticas financieras, o hacer frente al posible
riesgo sistémico que genera una oleada de quiebras bancarias, esto explica las políticas
de apoyo masivo a los bancos que se han generado por el miedo a repetir los errores
cometidos por la Reserva Federal en los años treinta, sin embargo, estos errores fueron la
base de buena parte de la investigación académica de Ben Bernanke, presidente de la
Reserva Federal durante la crisis financiera de 2008. A pesar de haber estudiado los errores
de la Crisis de 1929 aún se sigue criticando la quiebra de Lehman Brothers, decisión que,
hoy en día, es la más polémica de cuantas han tomado los gestores de política económica
Muchos economistas y profesionales del sector financiero consideran que permitir la quiebra
de este banco de inversión agravó la situación financiera hasta el extremo de obligar a tomar
medidas aún más extraordinarias para salvar al resto del sistema.

Otra de las lecciones que nos deja este capítulo del libro, es la importancia de la política
monetaria como instrumento para combatir este tipo de crisis, la misma que controla los
factores monetarios para garantizar la estabilidad de precios y el crecimiento económico. Los
bancos deben reducir su nivel de «apalancamiento» (la relación entre recursos ajenos,
tomados a préstamo, y los recursos propios, que son el capital y las reservas) para estabilizar
su situación. Es decir, en una crisis financiera, los bancos y las entidades financieras tienden
a otorgar menos crédito y a acumular más reservas bancarias para hacer frente a las posibles
situaciones de iliquidez, con lo que los instrumentos a corto plazo emitidos por agentes
privados se vuelven más ilíquidos ,es decir, resulta más difícil venderlos ya que el público sólo
confía en el papel emitido por el Estado.

Se puede decir que la principal diferencia entre ambas crisis financieras radica en la reacción
de las autoridades monetarias ante la crisis. Por un lado, en la crisis del 29, la actuación de la
Reserva Federal durante los primeros años treinta no hizo más que empeorar las cosas, por
otro lado, en la crisis del 2008 se debe reconocer que los bancos centrales, hicieron todo lo
que estuvo a su alcance para evitar los errores que condujeron a la Gran Depresión.

En conclusión, en el intento de pretender dominar el ciclo económico a través de la alteración


del tipo de interés se puede llegar fácilmente al fracaso, y esto sucede porque se está
alterando algo tan importante como lo es el precio del tiempo. De esta forma podemos decir
con seguridad que los problemas ocasionados por las crisis financieras tienen su raíz en el
mal manejo de las políticas monetarias al intentar dominar un proceso tan impredecible como
el ciclo económico.

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