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Semana 17
Semana 17
El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas de
habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro.
Entraron pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar de esto,
cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Asustadas,
inclinaron el rostro a la tierra, pero les dijeron «Por qué buscáis entre los muertos al que
está vivo No está aquí, ha resucitado. Recordar cómo les habló cuando estaba todavía en
Galilea, diciendo. Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los
pecadores y sea crucificado, pero al tercer día resucitará.» Y ellas recordaron sus
palabras.
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humana y se hizo hombre para redimirnos; esto fue lo que fuimos estudiando en el
transcurso de las semanas.
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Dios es uno, pero eso no significa que sea solitario, sino que en su intimidad es una
relación de tres Personas Divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta es la fe de la
Iglesia que se goza de haber recibido y que cumple con la Misión de enseñarla.
Jesús tuvo que cargar sobre sus hombros todos los pecados de la humanidad
hasta entregar su vida. Morir crucificado era la forma más cruel que se podía conocer
en ese momento; siendo Dios entregó su vida por el hombre. Sin embargo, el Señor
sigue saliendo a nuestro encuentro, así fue cómo lo estudiamos en la segunda unidad
que trató sobre los sacramentos, que son precisamente acciones que conceden la vida
divina y nos entregan la gracia necesaria para vivir en Cristo.
Pero la vida en Cristo y más específicamente ser cristiano, implica toda la vida
de la persona, por lo mismo Dios nos dejó los mandamientos y en especial el
mandamiento del amor. La vida del cristiano no es un mero cumplimento de deberes,
sino que las acciones nacen del amor de Dios. La gracia que nos da el Señor nos da la
fuerza necesaria y perfecciona nuestra libertad para responder a su llamado. La
eucaristía como alimento de Pan de Vida, es decir, Jesús con su alma y divinidad, es el
lugar por excelencia donde el Hijo de Dios se nos entrega para acompañar la vida del
hombre.
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profundizaras los principios de la fe cristiana. La Iglesia siempre nos invita a
adentrarnos más en el misterio de Cristo, pues en Él está la verdadera
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felicidad. En este sentido, hemos visto que muchas cosas parecen que nos dan la
verdadera felicidad y plenitud, sin embargo, vemos con frecuencia que sentimos que ese
anhelo del corazón no se sacia, es así que, el único que puede colmar todo nuestro
corazón es el mismo Dios hecho hombre. Es Jesús el que nos restituye de manera
completa e integral al hombre haciéndolo su mejor amigo. El llamado que nos hace Jesús
es que en nuestra vida personal y profesional hagamos su voluntad. San Alberto Hurtado
decía « ¿qué haría Jesús en mi lugar? » esta pregunta puede orientar para vivir siempre
con el corazón puesto en Dios, esta es la invitación para dar término a este curso: buscar
e imitar a Jesús en todos los aspectos de mi vida.
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