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. El pensamiento budista.

- Seis principios filosóficos principales.

* Principio de causalidad:
toda acción actúa como causa, produce un efecto;
las acciones, a su vez, son causadas por el arsenal de la formación de ideas;
la causa del arsenal es el vacío o talidad.
Todo es interdependiente, está concectado, formando una totalidad armónica.

* Principio del indeterminismo:


todo fluye y está sujeto a un cambio constante. No se concibe un principio
inmóvil o un Dios creador (como en el Cristianismo y el Hinduismo) ni un
decreto del cielo (como en el Confucionismo), no se plantea.

* Principio de identificación mutua:


La primera forma es por mezcla.
Conlleva una cierta tendencia al sincretismo.
La segunda considera dos realidades opuestas como aspectos de una misma
realidad, según se mire desde el punto de vista esencial o fenoménico.
Por ejemplo: dolor es no-dolor, actuar no-actuando.
La tercera considera idéntico lo que solamente en apariencia es diferente.
Por ejemplo: la ola es mar.

* Principio de la verdadera realidad


La verdadera realidad es vacío o talidad, la realidad tal cual despojada de
cuanto cae en sentido. Lo más importante, lo esencial en el Zen, es caer en la cuenta
de esta realidad.

* Principio de totalidad
Está recogiendo sobre todo en los sutras Avatamsaka o Kegon. Todo es uno, está
conectado con la totalidad y es interdependiente. Todas las cosas se reducen a
lo uno, y lo uno se manifiesta en la diversidad.

* Principio del nirvana, o libertad perfecta


Es un concepto básico del Budismo, que se refiere a una realidad no
conceptualizada propiamente. Nagarjuna, consecuentemente, contesta a
alguien que le pregunta sobre el nirvana: “Si el nirvana fuera existencia y no-
existencia...”, “si el nirvana fuera a la vez existencia y no-existencia...” y “si el
nirvana no fuera ni existencia ni no-existencia” (24). Se suele hablar de nirvana
como extinción. Lo mismo que el “vacío”, sin embargo no tiene que ver con la
nada nihilista. No responde a la pregunta de si algo existe o no, sino si es
perceptible o no. “ ¿Existe o no existe? No podemos concebirlo” (ibidem).

El nirvana en la vida cotidiana es el estado de quien vive libre de pasiones y deseos.


Estando sometido a todos los cambios del mundo fenoménico, actúa desde su
ser esencial, desde la talidad, de un modo completamente natural. El nirvana
definitivo es la liberación total después de la muerte, desaparecidos los
sentidos.(25)
Sin duda, el zazen, la práctica de abismamiento del Zen, responde a este
transfondo filosófico, o esta filosofía es el modo como se ha ido dando nombre a
la experiencia de la realidad última. ¿Qué ha sido primero, el huevo o la
gallina?

Desde mi experiencia (nos dice la Hna. Ana Ma. Schlüter) en el acompañamiento


de bastantes personas, puedo confirmar que la práctica del zazen es un camino
que lleva al despertar (kensho o satori), a caer en la cuenta del vacío. Lleva a
caer en la cuenta de la unidad vacía con todo y, en la medida en que el despertar
es genuino y va transformando a la persona, lleva a la compasión y la humildad.
Lleva a caer en la cuenta de que todas las cosas fluyen, y a la vez despierta un
sentido de reverencia incluso ante la más pequeña cosa.. Lleva a vivir en
libertad en medio de cualquier circunstancia, en medio del dolor (¡que no
desaparece!) y en medio de la alegría. Pero es un camino largo y exigente. Hay
que “morir en el cojín” para resucitar a esta vida nueva. El maestro Zen
discierne sobre el transfondo filosófico y doctrinal (26).
Ciertamente, antes de darse estos frutos a que me acabo de referir, se produce en
la persona una estabilización y mayor serenidad, como un árbol que al
desarrollar raíces sanas da mejores frutos, sin que por fuera uno se dé cuenta
de qué lo origina. Para referirse a esto se habla de jo-riki, fortaleza del abismar
o asentarse, una capacidad creciente para superar las perturbaciones de la
mente y llegar a un equilibrio espiritual. (27).

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