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LH24 (25) PROCESOS HISTÓRICOS DE

DEMOCRATIZACIÓN DEL S. XX

Actividad de Aprendizaje 1. Comparativo sobre los procesos


de democratización de España y la URSS.

Jaime Antonio Hernández De La Torre


Con el final de la Segunda Guerra Mundial, las sociedades políticas resultantes del
triunfo de los aliados sobre el eje Berlín-Roma-Tokio se polarizaron unas en torno a
Estados Unidos y otras en torno a la Unión Soviética, conformando así dos bloques
enfrentados durante la denominada Guerra Fría: las sociedades capitalistas frente
a las del socialismo realmente existente. Y, curiosamente, ambas reclamaban para
sí el adjetivo de sociedades democráticas: unas serían las «democracias
homologadas», del Estado del Bienestar, y las otras las «democracias populares»
del Socialismo real. Si leemos lo que nos señala el Diccionario de filosofía de
Rosenthal y Iudin, que ofrece la perspectiva del materialismo dialéctico, no
encontramos esenciales diferencias entre una y otra clase de democracias, pues
ambas son pluripartidistas y reconocen derechos políticos:

«Son rasgos característicos de la democracia popular la existencia de un sistema


de varios partidos (excepto en algunos países de Europa); aparte de los partidos
comunistas, hay otros partidos democráticos que mantienen posiciones socialistas
y reconocen el papel dirigente de la clase obrera; la existencia de un tipo de frente
popular que une a los partidos políticos y a las organizaciones de masas. Las otras
particularidades del período en que se forma la democracia popular estriban en la
ausencia de limitaciones a los derechos políticos, en la mayor duración del plazo
para acabar con el viejo aparato estatal, &c.» («Democracia popular» en Diccionario
de filosofía. Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965, pág. 111.)

La diferencia se encuentra no en criterios formales (derechos políticos, sistema de


varios partidos) sino en la economía capitalista de mercado, lo que conduce a la
ideología de la democracia como selección de elites dentro de la sociedad
capitalista, formulada por Schumpeter en 1942: «método democrático es aquel
sistema institucional, para llegar a las decisiones políticas, en el que los individuos
adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de competencia por el voto
del pueblo» (Joseph Schumpeter, Capitalismo, socialismo y democracia [1942].
Aguilar, Madrid 1968, pág. 343).
Sin embargo, como bien se comprobaría en poco tiempo, la democracia genera
desigualdad, tanto en salarios como en posición social, pues el mercado requiere
distintos productos a distintos precios (de lo contrario sería lo mismo una
democracia capitalista que una democracia «popular», socialista), lo que implica
que el Estado ha de intervenir para acabar con los efectos perjudiciales del mercado
capitalista y así recuperar el «estado de equilibrio», que dirían Lord Keynes o un
John Rawls que en su Teoría de la Justicia (1971) postuló un supuesto «velo de
ignorancia» muy similar al contrato social roussoniano.

¿La democracia, la igualdad y el progreso en la concepción errónea de democracia?


¿qué significa democracia? en la sociedad dividida en oprimidos y opresores, en
una clase de explotados y otro de explotadores en el Poder, jamás puede haber un
auténtico Poder del pueblo, y la democracia siempre tiene un carácter clasista.
Particularmente, en la sociedad burguesa, la democracia constituye la forma de
dominación de clase de la burguesía. Hasta cierto momento la burguesía está
interesada en la democracia como medio de su dominación política. Elabora una
Constitución, crea un Parlamento y otras instituciones representativas, establece el
“derecho al sufragio universal” y la libertad política formal. Sin embargo, la
posibilidad de hacer uso de tales derechos y de las instituciones democráticas por
parte de las extensas masas trabajadoras es disminuida por todos los medios, y, en
su conjunto, el aparato democrático de la República burguesa está adaptado para
que pueda paralizar la actividad política de las masas y apartar a los trabajadores
de su participación en la vida política. “La democracia burguesa, escribía Lenin, aun
cuando constituye un gran progreso histórico en comparación con el medioevo,
sigue siendo siempre –y bajo el capitalismo no puede dejar de serlo– estrecha
castrada, falsificada, hipócrita; un paraíso para los ricos y una trampa y un engaño
para los explotados, para los pobres”. El parlamento, “lugar de charlatanería”, es
una pantalla para encubrir la política secreta interior y exterior antipopular que se
elabora en un estrecho círculo de banqueros, empresarios y políticos profesionales,
y se realiza con la ayuda del aparato ejecutivo del Poder estatal,
independientemente del Parlamento, que también, dicho sea de paso, es
generalmente un órgano obediente de la burguesía. El llamado “derecho al sufragio
universal” se reduce, en realidad –como ya lo dijo Marx– “a que una vez cada tres
o seis años se le dé al elector la posibilidad de decidir qué miembros de la clase
dominante han de representar y aplastar al pueblo en el Parlamento”. Cuando hay
una crisis o una guerra, cuando el Poder de la burguesía está amenazado, se dejan
de lado las pantallas democráticas y aparece en escena la dictadura militar abierta
de la burguesía. Durante la época del imperialismo en los Estados burgueses se
efectúa “el viraje desde la democracia hacia la reacción política” (Lenin).

¿Cómo podría hacer una comparación entre España franquista - fascista y la URSS
hacia un supuesto rumbo democrático si ambos países eran de naturaleza
ideológica distinta y de reacciones internas distintas?

Muy simple, es una imposibilidad, en el proceso “democrático” español nos


encontramos con un grupo reaccionario burgués – monárquico, simpatizante de
Franco que ya había encontrado la forma de permanecer en el poder aun después
de la muerte de su personaje simbólicamente mas imponente y forjador de la
estructura que los mantuvo en la comodidad hasta el año de 1975, al rey Juan
Carlos I lo dejó puesto en España el dictador Franco. El joven venía con una mano
delante y otra detrás, o sea, tapándose lo que antes se llamaban las vergüenzas de
tener tan poco como para ir desnudo. Ni siquiera hablaba un español que pasara el
filtro de cualquier académico de la lengua que se tome lo suyo muy en serio. Franco
supuso que un personaje así podía ejercer de eslabón entre una inevitable
transición política y la preservación de los intereses de las grandes familias de la
oligarquía monárquica que habían apoyado el franquismo. El joven se lo tomó tan
en serio como un académico el lenguaje exclusivo: se avino a simular democracia
a cambio de amasar una fortuna basada en la inviolabilidad. Un negocio redondo.
Compraron hasta los supuestos socialistas del PSOE. Para los 70’s el régimen
franquista era incapaz de resolver los estragos de la crisis que el mismo estaba
generando. La apertura de la economía al mercado europeo a través de la adhesión
a la CEE era una necesidad para la reproducción del capital español. La única
condición era pasar página del franquismo y colocar al estado entre las democracias
europeas.
A eso se pusieron manos a la obra lo más florido de la intelectualidad orgánica del
franquismo que no sin contradicciones parieron el denominado “régimen del 78”. Se
trataba de hacer lo que parecía imposible: como dejar intacto el régimen de poder
de los vencedores del 39 (al que pertenecían) dándole una apariencia de régimen
de libertades políticas. Se tuvieron que inventar partidos que no habían existido
nunca o recrear otros prácticamente muertos (UCD y PSOE respectivamente) para
lo que contaron con el apoyo de los Estados Unidos y Alemania deseosos de
acceder al “pastel” español. Ni que decir tiene que esos dos partidos se alimentaron
de miembros procedentes del régimen franquista que crearon una Constitución que
si en el fondo no era muy democrática era suficiente a las exigencias de unas
democracias europeas que ya habían dado lo máximo de sus prestaciones y que
se encontraban en camino de la involución y por tanto, casi nada exigentes. Por su
parte el PCE, acogido a la máxima del “mal menor”, y consecuente con su política
de “reconciliación nacional” puesta en marcha muchos años antes, aceptó todas las
condiciones que se le exigieron a cambio de su entrada, un tanto vergonzante, al
juego político electoral y, por supuesto, del dinero suficiente para mantener su
aparato de profesionales. La constitución se sometió a referéndum y, como no podía
ser de otra manera, ganó su aprobación (excepto en el País Vasco), previas
amenazas que se “filtraban” a la prensa de movimientos en los cuarteles. Ningún
pilar del entramado político-económico-ideológico del franquismo fue remozado del
contenido constitucional. Muy al contrario, su a partir de ahora “legitimidad” les
dotaba de mayor poder que antes. En efecto, a partir de la “inquebrantable” unidad
de la patria (garantizada por la acción del ejército), piedra angular del poder
económico de la oligarquía española, hasta la libertad de enseñanza, esto es el
mantenimiento del monopolio eclesiástico, pasando por el mantenimiento de una
Justicia al servicio del capital, la defensa de las formas corporativas de participación
(sindicatos como aparatos del estado, colegios profesionales…), la sacralización del
capitalismo como modelo económico, la práctica imposibilidad de su propia reforma,
etc…Y, cómo no, la figura del Rey, en manos de una de las dinastías -si se puede
hacer esta distinción- más corruptas y criminales que han existido, los Borbones.
Los preceptos constitucionales se dividen en dos: los que se cumplen sí o sí (todos
los que tienen que ver con lo expuesto hasta ahora) y aquellos que no tiene por qué
cumplirse: vivienda, trabajo, salud, educación… esto es, los derechos de las
personas a compartir la riqueza y beneficiarse de la justicia social. Élites políticas,
administrativas y judiciales (procedentes de las “buenas familias”), ejército (mandos
procedentes de las “buenas familias”), Iglesia (curia procedente de las “buenas
familias”) y sus familiares directos de la economía -banqueros, industriales,
terratenientes las “buenas familias”- tienen en la Constitución española del 78 su
mejor base jurídica e ideológica para el mantenimiento de su poder y privilegios.
Probablemente esta sea la Constitución del mundo donde todo esté tan cerrado y
definido y donde la voluntad popular como máxima expresión democrática para
cambiar lo que sea, parte o todo, esté tan olvidada y despreciada. El estado español
mantiene el divorcio más patente entre voluntad popular y el monopolio del poder
de las élites de todas las constituciones de su entorno. Y solo hay una explicación
a esto: los que hoy mandan son los que ganaron la guerra y mantienen sus
posiciones de poder por “derecho de victoria”. El “estado de las autonomías” (que
entre otras cosas consumó la división del territorio castellano en cinco comunidades
autónomas) fue ese engendro que tenía como misión asegurar la unidad
inquebrantable a través de la adhesión de los poderosos locales que no podían
desaparecer en un estado tan diversificado -en múltiples aspectos – como el estado
español. El famoso “café para todos”. Fue intentar hacer del mayor defecto de la
artificial concepción de “unidad española” una virtud tan artificial como poco
operativa. Su costo ha sido enorme en recursos y la garantía de la red de corrupción
que el franquismo mantuvo y amplió. En definitiva, las autonomías son la forma
“legalizada” de la red de clientelismo político que procuró una cierta cohesión social
a través de la corrupción económica, una relación feudal como corresponde a un
régimen monárquico.
¿No era la “transición” el momento de discutirlo todo? Pocos fueron los que en la
teoría y la práctica “osaron” a poner en solfa el régimen anterior sacrificando en
muchos casos incluso la vida por alumbrar un verdadero régimen de libertades,
luchando por los derechos reales de los Pueblos y las/os trabajadores/as. ¿Por qué
no se discutieron los mitos enfermizos del franquismo como la “patria” española, su
artificial unidad, sus mitos y delirios, la represión y la muerte de millones de
trabajadores que supuso el franquismo? ¿Por qué no se discutió cosas elementales
como la forma de estado, la forma económica, la realidad de la existencia de
Pueblos sometidos al estado? ¿Por qué la reforma política que aprobaron las Cortes
franquistas fueron la base del nuevo periodo, asumiéndose que el régimen era
“legal” y no producto del terror desatado en el ‘36? Porque se repartieron las regalías
del poder en forma del “estado de las autonomías”, en forma de burocracias
sindicales y políticas eliminando su posible potencial de crítica. Esto es, sobornando
y corrompiendo. Ya no era tiempo de “pistoleros”, sino que había que entrar en
Europa y dar “otra” imagen. Eso se lo dejarían a las cloacas del estado y las bandas
paramilitares para acallar a la verdadera crítica. Solo los Pueblos y sus clases
subalternas pueden hacer esa crítica -teórica y práctica- porque es imposible
sobornarlos a todas, y sólo la represión y la guerra pueden derrotarlos como en el
39. El Pueblo de Catalunya es un ejemplo actual y muy vivo de esa crítica y la
constitución española con mas de 40 años de edad es un ejemplo claro de la falacia
democrática burguesa. En cuanto a la URSS el caso como dije cumple con
características distintivas, los intervencionistas del capitalismo, los revisionistas al
interior del partido comunista y estadistas burgueses hicieron un enorme trabajo de
sabotaje, tanto interna como externamente, Innumerables intelectuales e
historiadores de la época, incluso aquellos que se reconocían comunistas, se dieron
a la tarea de recalcar que la Revolución Rusa fracasó, otros simplemente callaron.
Centenares de escritos fueron publicados acerca de la “crisis de la URSS” y del
fracaso del socialismo, lo que a su vez justificó la Perestroika iniciada por Mijaíl
Gorbachov en 1985, y la transición a una economía de mercado promovida y
consolidada por Boris Yeltsin a partir de enero de 1992, luego de asumir la
presidencia de Rusia. Confundidos por la situación económica que se vivía en la
URSS desde mediados de los 80, caracterizada por la escasez de alimentos, la cual
se manifestaba en colas cada vez más largas a las puertas de los establecimientos,
los estudiosos, líderes y decisores comenzaron a cuestionar el modelo socialista
justificando la necesidad imperiosa y urgente de un cambio y de una transición hacia
un sistema similar al de Occidente. Es así como ante la confusión de lo que ocurría,
y convencidos de que la causa era el fracaso del socialismo, Gorbarchov inició un
conjunto de transformaciones que apuntaron a la liberación de los mercados. Se
preguntarían los intelectuales y líderes políticos de la época ¿por qué tardó 70 años
en fracasar el modelo socialista? se habrán paseado por la interrogante de ¿por qué
la Revolución sobrevivió las dos guerra mundiales y no fue sino hasta finales de los
80 cuando comienzan a manifestarse síntomas de una supuesta crisis?, ¿habrán
pensado en revisar los indicadores económicos y sociales que les permitiesen
afirmar y sustentar el discurso del fracaso del modelo socialista y la necesidad de
transitar hacia el libre mercado?, ¿les habrá pasado por la mente que la Revolución
Rusa podía estar siendo asediada y boicoteada por el imperialismo? bien lo expreso
la ministra de Inglaterra en aquel lejano 1991 “La URSS es un país que supone una
seria amenaza para el mundo occidental. No me estoy refiriendo a la amenaza
militar; en realidad esta no existía. Nuestros países están lo suficientemente bien
armados, incluyendo el armamento nuclear. Estoy hablando de la amenaza
económica. Gracias a la economía planificada y a esa particular combinación de
estímulos morales y materiales, la Unión Soviética logró alcanzar altos indicadores
económicos. El porcentaje de crecimiento de su Producto Nacional Bruto es
prácticamente el doble que en nuestros países. Si añadimos a esto los enormes
recursos naturales de los que dispone la Unión, con una gestión racional de la
economía, son más que reales las posibilidades que tiene de expulsarnos del
mercado mundial… Por eso siempre hemos adoptado medidas encaminadas a
debilitar la economía de la Unión Soviética y a crear allí dificultades económicas.
“Margaret Thatcher. Houston, Texas, 1991. El escritor Serguei Kara-Murza, quien
se ha dedicado a sistematizar y desmontar con indicadores y gráficos el mito del
fracaso de la Revolución Rusa, afirmó de manera tajante : “No hubo ninguna crisis
económica en la URSS al inicio de la Perestroika. Cualquiera puede ver esto en los
anuarios estadísticos”. Entre 1917 y 1991, la economía rusa registró un crecimiento
continuo. La producción medida en términos per cápita incrementó 378%. Los
niveles más altos de producción se registraron a finales de los años 80. Fue a partir
de la disolución de la URSS cuando comenzó a registrarse una disminución de la
producción. Entre 1991 y 1998, la economía rusa cayó 45%. Cómo explicar,
entonces, la supuesta crisis económica de la década de los 80, cuando durante esos
años se registraron los mayores niveles de producción.

Mientras EE.UU. alcanzó niveles de desempleo que ascendieron al 23% durante la


Gran Depresión, en la URSS se registraba pleno empleo, el cual se mantuvo hasta
1988.
¿Y sobre el hambre de las personas en la URSS? el consumo de alimentos del
pueblo soviético era el más alto al compararlo con Europa, EE.UU. y España.
Alcanzó en 1989 las 3.500 kilocalorías diarias por persona. Sin embargo, a partir de
1990 comenzó a descender. En 1991 se ubicó en 2.800 kilocalorías diarias,
recordamos que la FAO establece como mínimo, para garantizar seguridad
alimentaria, 2.780 kilocalorías. Mucho se dijo acerca del bajo consumo de carne de
la población soviética. Al respecto, hay que recordar que por condiciones
climatológicas los países de la URSS no son productores de carne bovina, debido
a la falta de agua y de pasto para la alimentación del ganado. La URSS importaba
2 kilogramos de carne por persona al año, lo que equivalía al 1% de sus
importaciones. Países como Alemania e Italia importaban 4 y 7 veces más de carne
que la URSS. Adicionalmente, la importación de carne era más que compensada
por la exportación de pescado, la cual ascendía a 20 kilogramos por persona al año.

Por su parte, Valentina Rushnikova, economista y exempleada de la comisión


agroindustrial del Estado de la URSS, en un artículo publicado en 2011 afirmó:
Mucho antes de 1991 ya se había creado y estaba en pleno funcionamiento la
“quinta columna”, inculcando progresivamente en la conciencia de la gente el
irrespeto por el modo de vida socialista, a menudo originando problemas de un
modo artificial. No solo operaba la propaganda antisoviética, que se servía de
determinadas dificultades del sistema socialista, también estaba en marcha la
actividad saboteadora, oculta hasta ese momento. Una de las direcciones
fundamentales para exacerbar la tensión en la sociedad fue la creación artificial de
problemas relacionados con el suministro de bienes de consumo, en primer lugar
con productos de alimentación. Desde mediados de los 80, en muchas ciudades y
núcleos urbanos comenzaron a escasear los productos de alimentación en muchos
aparadores de las tiendas, y no sólo las exquisiteces, sino también los productos de
consumo diario. Era un proceso que iba en aumento de año en año, con la única
excepción de la capital, donde la variedad de productos de alimentación se
mantenía a un nivel decente. Explicaba Rushnikova que: En 1987 el volumen de
producción de la industria alimentaria, en comparación con los indicadores de 1980,
había crecido en un 130%. En el sector cárnico ese crecimiento ‒en comparación
con 1980‒ había sido de un 135%, en el sector de lácteos fue de un 131%, en el de
pescado de un 132% y en el de derivados de la harina de un 123%. En ese mismo
periodo de tiempo, el crecimiento de la población fue de un 6,7%, mientras que el
salario medio en la economía creció de media un 19%. En consecuencia, la
producción de productos de alimentación en nuestro país iba muy por delante del
incremento de población y del poder adquisitivo.Todas las empresas de la industria
alimentaria trabajaban a plena capacidad, estaban garantizados los suministros de
productos agrícolas y de otros tipos de materias primas necesarios para su
funcionamiento, así como la mano de obra. Significa esto que el desarrollo de la
industria alimentaria en modo alguno pudo ser el causante de la escasez de género
en las tiendas de comestibles.

Concluye la economista: Por eso sólo cabe hacer una deducción: la escasez fue
generada de modo consciente, artificial, pero no en la etapa de la producción, sino
en la esfera de la distribución. El objetivo era crear tensión social en el país. Por
cierto, que nuestra generación recuerda bien el programa “600 segundos”. En él, en
1990, se mostraron reportajes bastante elocuentes de cómo se destruía embutido,
mantequilla, aceite y otros productos que ya eran deficitarios en ese momento. En
una de las publicaciones de la época, el entonces alcalde de Moscú y hoy consejero
del alcalde, Gabril Popov, reconocía esos casos en que se destruían productos de
alimentación con el objetivo de generar escasez en la ciudad. En la prensa se
informaba cómo se habían detenido al unísono, para ser “reparadas”, todas las
empresas que producían tabaco y detergente. Los medios de comunicación
desempeñaron un rol protagónico a finales de los 80. Afirma Kara Murza : Si entre
la población apareció alguna sensación de crisis, esto fue debido a la insistente
campaña de prensa y TV. Un ejemplo : el consumo de leche y productos lácteos en
1989 fue en la URSS de 341 kg por persona (en EE.UU. 260 Kg), pero un 44%
respondió en la encuesta de percepción que consumía, a su juicio, poco. Y donde
más se prestó la población a la campaña antisoviética, más amargada estaba la
gente. En Armenia, donde los radicales le dieron el primer golpe militar a la URSS,
desatando la guerra criminal contra los azeríes, el 62% estaba descontento de su
consumo de leche, que en realidad era de 480 kg por persona”. Otro fenómeno se
dio en la URSS a finales de los años 80 y está relacionado con la brecha, cada vez
mayor, entre el tipo de cambio oficial y el que se marcaba en los mercados ilegales.
Para el año 1990, el tipo de cambio oficial era 1,68 rublos por dólar, mientras que,
en el mercado ilegal, este ascendía a 10 rublos por dólar. En abril de 1991, la tasa
oficial del Banco del Estado era de 1,75 rublos por dólar, y la tasa del mercado ilegal
era de 30 a 33 rublos, es decir, 19 veces mayor. No sólo se evidencia una brecha
desproporcionada entre ambas tasas, sino el aumento de 230% del tipo de cambio
ilegal entre 1990 y 1991. Al respecto, Kara Murza, al referirse al manejo que los
medios de comunicación dieron a la situación de la URSS, afirma: En un número de
1990 El País dedicó todo un artículo al rublo soviético, demostrando lo mala que era
la economía de la URSS. Se dijo: “El rublo ha perdido completamente su valor y se
cambia en el mercado negro diez rublos por un dólar”. Pero ¿por qué el valor se
mide en el mercado negro en que circulaban sumas míseras, microscópicas en
relación con el tamaño de la economía? Evidentemente, hay medidas absolutas,
con que se comparan las unidades de recursos independientes del lugar, el orden
económico o la ideología. Estas medidas expresan el valor de la moneda en el lugar
donde ésta funciona. Sabía muy bien el corresponsal de El País estas medidas y el
volumen de rublos fluidos en cada una de estas vertientes. He aquí algunas: un viaje
en metro en Moscú valía 0,05 rublos, y en Nueva York, 1,5 dólares. Esto significa
que la misma suma de recursos “absolutos” (maquinaria, construcción, energía,
mano de obra, etc.) necesarios para proporcionar 20 viajes en metro se pagaba por
1 rublo o por 30 dólares. Es decir, en términos de transporte el valor de 1 rublo era
equivalente al de 30 dólares (lo que equivale a decir que 1 dólar equivale a 0,33
rublos). En términos de pan, un rublo valía lo mismo que 12 dólares. En
comunicaciones (teléfono), unos 20 dólares, en término de medicinas, 30 dólares y
en la compra de vivienda, 15 dólares. Éste era el valor real del rublo como medio de
pago de los bienes básicos. Cabe preguntarse: ¿Hubo manipulación mediática del
tipo de cambio en los mercados ilegales? ¿Qué relación pudo haber tenido esta
marcación con los niveles de precios en la economía soviética de finales de los 80
e inicios de los 90, los cuales registraron aumentos importantes durante ese
período?.

No hubo tal fracaso del socialismo como sistema económico, social y político. No
es lo que muestran los indicadores. Por el contrario, el deterioro se observa a partir
de 1991, una vez liberados los mercados. En todo caso, de atribuirse un fracaso a
la Revolución Bolchevique, fue el no haberse blindado ante los ataques y sabotajes
por parte del imperialismo, entonces podemos observar como los elementos
externos e internos de intervención en los procesos de funcionamiento de la URSS
causaron una regresión en el ámbito democrático, un ejemplo claro es como la
oligarquía rusa pro zarista de derecha a mantenido en el poder al dictador Vladímir
Vladímirovich Putin desde el año 2000 hasta la actualidad, donde se violan a diario
los derechos humanos, de la mujer y de las minorías en un país cada vez más
conservador, el Parlamento debatirá si aprueba una ley contra la violencia
doméstica (ahora en periodo de enmiendas) para tratar de combatir la brutal lacra
de las agresiones a mujeres, de la privacidad también echan a andar nuevas leyes
para controlar Internet y la nueva regulación que permite declarar agente extranjero
a periodistas o blogueros que reciben dinero de fuera. Medidas con las que el
Kremlin aumenta la presión sobre cualquier tipo de oposición y medios críticos,
donde cada vez se le entrega mas poder a las empresas privadas nacionales y
según un nuevo estudio realizado por un instituto de investigación vinculado al
Kremlin, más de una quinta parte de la población rusa vive ahora en la pobreza. El
informe de la Academia Presidencial Rusa de la Administración Nacional de
Economía y Administración Pública, dado a conocer el 21 de noviembre del 2018,
dice que el 22 por ciento de los rusos cae en la "zona de pobreza", lo que significa
que no pueden comprar nada más allá de los alimentos básicos necesarios para la
subsistencia. El estudio colocó a casi el 36 por ciento de los rusos en la "zona de
riesgo del consumidor", con ingresos que les permiten comprar alimentos y ropa
decentes, pero poco o ningún ingreso disponible, lo que dificulta enormemente la
compra de "artículos para un uso más prolongado. "Para las personas en este
grupo, las perspectivas de mejora en su estado financiero en el corto plazo son
escasas, mientras que el 14 por ciento cae en una "zona de posibles cambios" y
puede ver un aumento de su riqueza, mientras que en noticias mas actualizadas en
el BBC se dice que oficialmente, el 13% de los rusos vive hoy en día en la pobreza.
Una cifra que ha estado creciendo en los últimos cinco años. Una encuesta reciente
del instituto Ranepa, que tiene buenos contactos, sugiere que esta estadística, en
realidad, se sitúa en el 22% y el actual presidente o neodictador Putin, pese a que
Rusia es uno de los países más afectados por el calentamiento global —se calienta
2,5 veces más rápido que la media del planeta—, ha adoptado en ocasiones una
postura negacionista de las causas, podemos observar y puedo reiterar que la
democracia burguesa es el verdadero fracaso hacia el progreso humano, que en las
condiciones antinaturales en las que se engendra el capitalismo no puede nacer
una verdadera democracia que represente las necesidades del pueblo y del planeta
Tierra, podemos concluir que mientras en España se realizó una continuación de
poderes del fascismo a una forma más evolucionada de organización burguesa para
que el anterior siempre encontrara una casa bajo el lema de la supuesta “libre
expresión”, mientras que en Rusia se vivió una involución y retroceso en los
procesos democráticos a causa de la intervención de la burguesía extranjera, de los
intereses de la oligarquía nacional y los revisionistas – oportunistas que traicionaron
a su pueblo.
Referencias
Decima, J., 2017. Revolución rusa: “Las ideas de Vladimir Putin están más cerca de la ideología
tradicional del imperio ortodoxo”. [En línea]
Available at: https://www.clarin.com/mundo/vladimir-putin-herencia-sovietica-100-anos-
revolucion-octubre_0_Hy0g67yyG.html

Kara-Murza, S., 1994. ¿QUÉ LE OCURRIÓ A LA UNIÓN SOVIÉTICA?. s.l.:Dialnet.


https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4810520.pdf

Kara-Murza, S., 2007. El libro blanco de Rusia: las reformas neoliberales: 1991-2004. Intervención
Cultural ed. s.l.:El Viejo Topo.

Laxe, R., 2016. ¿Qué es el régimen del 78?. [En línea]


Available at: https://www.corrienteroja.net/que-es-el-regimen-del-78/

Rainsford, S., 2019. BBC: La Rusia de Putin: cómo la creciente pobreza está agrietando la
popularidad del presidente en Siberia. [En línea]
Available at: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46710181

Rushnikova, V., 2011. Páginas desconocidas de la historia. El déficit bajo Gorbachov fue creado
artificialmente. [En línea]
Available at: https://kprf.ru/rus_soc/99032.html

«Democracia popular» en Diccionario de filosofía. Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965,


pág. 111

Joseph Schumpeter, Capitalismo, socialismo y democracia [1942]. Aguilar, Madrid 1968, pág. 343

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