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YACIMIENTOS
INTRODUCCION
La minería es una actividad que ocasiona daños inmediatos a la naturaleza, sin
embargo, es una importante fuente de obtención de riquezas que contribuyen al
logro de la sustentabilidad de las comunidades. En el artículo, que a continuación
se presenta, se analiza cómo desde una concepción ética del manejo de los
recursos naturales, se promueve la participación activa de todos los actores
sociales de las comunidades mineras, es posible lograr un tipo de desarrollo, a
largo plazo, sustentable dentro de un sistema más amplio de relaciones socio -
económicas donde la minería es una actividad más del tejido social.
Se reflexiona sobre la posibilidad del desarrollo de una minería que respete la
diversidad socio - cultural como una vía de alcanzar la sustentabilidad. Se analiza
cómo el carácter hegemónico de la minería se convierte en una barrera para
desarrollar proyectos socio económicos basados en la filosofía que impulsa el
desarrollo sustentable. Particularmente se le presta atención a la relación que
existe entre la homogeneización de la minería y de las culturas que arrasan con
fuentes de vida en las regiones mineras y terminan por imponer una racionalidad
socio cultural que nada tiene que ver con los saberes tradicionales donde,
frecuentemente en Iberoamérica, se asientan las minas.
El rápido crecimiento de la población ha llevado a la humanidad a idear cada día
condiciones que le permitan sobrevivir, mejorar los sistemas tradicionales de
producción, de construcción de vivienda y de bienes y servicios para satisfacer las
necesidades de supervivencia de manera que pueda cumplir con su objetivo Se ha
impuesto la necesidad de optimizar todos los recursos, entre ellos el tiempo y el
capital, con el fin de garantizar mejores condiciones de vida para la humanidad y
de generar condiciones de competitividad urbana para el bienestar de ella.
(Gonzales, 2017)
Se valora acerca de la importancia de la elaboración de códigos de ética del
minero en los países de fuerte presencia minera y la formación de profesionales
de esta ciencia, partiendo de la premisa que, estos más allá de su elaboración
conceptual, allí donde existe una comunidad moral se pueden convertir en un
estímulo para la participación en acciones que promuevan la formación de valores
ambientales. Teniendo presente que los recursos minerales son renovables, y que
su explotación actual, para ser sustentable, tiene que generar actividades
alternativas que compensen a las generaciones actuales y futuras ante la pérdida
de espacios económicos, consecuencia de la desaparición física de los
yacimientos actuales.
DESARROLLO
Uno de los recursos que han mejorado la calidad de vida es el petróleo y sus
derivados. Los estudios de evaluación de impacto tienen múltiples maneras de
abordarlos, todas ellas dependen de lo cerca o lo lejos que se encuentre de la
información, de la cantidad y calidad de la misma, pero mientras todos ellos
tengan un alto grado de rigurosidad, todas las metodologías son válidas. Esta
investigación se realizó mediante el uso de información primaria derivada diversos
artículos e investigaciones de algunas áreas del país que se ven de una u otra
manera afectados o beneficiados con la extracción del petróleo. Para el estudio se
tomó como base información de noticias y revistas nacionales, reportes de la
contraloría y la defensoría del medio ambiente, importantes referentes como
algunas de las evaluaciones que se han realizado en la región que se han visto
impactadas con el tema de discusión.
En exploración minera no se puede iniciar los proyectos de este sector. Por eso es
importante que se continúe invirtiendo en exploración minera en el Perú ya que
esta actividad forma parte de uno de los sectores que impulsa el crecimiento
económico, como es la minería. De hecho, se sabe que el Perú es el cuarto mejor
destino para la inversión en minería, según el Ministerio de Energía y Minas. En el
último año las inversiones mineras superaron los 458 millones de dólares, lo que
representó un incremento del 19,4%, en comparación con el año anterior (Gestión,
diciembre de 2018). Si hablamos de producción minera no metálica, las cifras
también son favorables, ya que se estima que el crecimiento de esta, en la última
década, ha superado el 150% (El Comercio, marzo de 2019).
Realidad minera
La minería, como se ha planteado, es una actividad que por la forma en que se
produce ocasiona daños al medio ambiente que son percibidos por las
comunidades de forma inmediata, sin embargo, es totalmente imprescindible para
mantener las conquistas alcanzadas por la humanidad, y especialmente para
aquellos países subdesarrollados que, ante el reto de cualquier modelo de
desarrollo, su primera urgencia es desarrollarse. En tal caso, es de gran
importancia educar la percepción pública de las comunidades en la adecuada
valoración de los impactos negativos, en la mayoría de los casos
sobredimensionados por grupos interesados en desacreditar la minería, y en la
comprensión de cómo puede convertirse esta actividad en una palanca propulsora
de las economías nacionales.
Cuando hablamos de percepción pública en minería no se puede perder de vista
que en el contexto minero interactúan diversos actores sociales, que por sus
intereses tienen percepciones diferentes del problema minero y en consecuencia
con ello adoptan comportamientos contrapuestos ante un mismo problema. Están,
por citar un ejemplo, los propietarios de las minas, los mineros, la población
residencial, las organizaciones comunitarias – especialmente las ecologistas -, el
estado; frecuentemente un actor independiente, los banqueros, los proveedores
de equipos mineros, los empleados en otras actividades económicas, etc. Todos
tienen sus propias percepciones ante el tema minero lo cual provoca frecuentes
conflictos en las comunidades mineras.
Estos conflictos adquieren dimensiones dramáticas en aquellas zonas donde la
explotación de los yacimientos minerales destruye actividades económicas
basadas en recursos renovables y que por su grado de afectación al medio los
convierte en no – renovables.
Tal es el caso de las minas que vierten residuales al mar y los ríos, las que
desaparecen miles de kilómetros de bosques o las que contaminan los pastos del
ganado o las plantaciones agrícolas con lluvias ácidas u otros agentes
contaminantes. Sin embargo, el problema, como tal no es de la minería
propiamente dicha como actividad económica, es el resultado de una concepción
del desarrollo social, donde no se utilizan las ganancias que produce la actividad
en la generación de alternativas para las comunidades y donde no se ha logrado
identificar nichos concretos de sustentabilidad, que la minería puede potenciar con
los recursos que genera, muy especialmente con el conocimiento geológico –
minero que se va gestando con el desarrollo de las diferentes operaciones
mineras.
En primer lugar, las tecnologías utilizadas por las empresas transnacionales tienen potenciales
productivos capaces de consumir en menor tiempo los yacimientos minerales que con las formas
tradicionales de explotación, por parte de las empresas nacionales, perdurarían por un espacio
mayor de tiempo. Este razonamiento es válido para la pequeña, la mediana y la gran minería que
se enfrentan en esta situación al dilema de la competitividad o la quiebra, sinónimo de pobreza y
marginación en el mundo de la globalización. De hecho, ésta constituye una de las causas más
frecuentes de conflictos entre las comunidades residentes y las empresas productoras cuando se
descubren nuevos yacimientos, como es el caso del oro. Un estudioso de esta situación en
Latinoamérica evalúa la problemática con los siguientes términos: "Confrontaciones con la
comunidad residente y con comunidades nativas son frecuentes en regiones donde recién se
descubre y explota un yacimiento aurífero. Debido a que esta actividad requiere conocimientos
técnicos y capital de inversión, los pequeños mineros por lo general no están preparados para una
participación equitativa" (Pantoja, 2002:96-97).
Evidentemente esta constituye una barrera para el logro de la sustentabilidad y la causa de
numerosos conflictos territoriales que es preciso tener en cuenta cuando se analiza la realidad
minera.
En segundo lugar, estos "desarrollos", que desconocen los valores auténticos de las comunidades
nacionales son consumidores de altas cuotas de sociodiversidad, lo cual impone a los grupos de
residentes la necesidad de adoptar prácticas ajenas a sus costumbres ancestrales. Entre los
conflictos que generan las nuevas tecnologías se encuentran los asociados a la aparición de nuevos
estilos de vida que entran en contradicción con la cosmovisión de los grupos asentados en las
proximidades del yacimiento y que casi de forma inmediata se convierten en empleados de las
minas.
En los últimos años, la actividad minera, impulsada por los altos precios
internacionales, se ha convertido en uno de los sectores de mayor crecimiento en
el país. Así, hoy encontramos operaciones mineras en veintiún de las veintiséis
regiones. Este incremento de la actividad minera ocurre, en nuestro país, en un
entorno social dinámico y no exento de dificultades. En este contexto, se
presentan diversos escenarios que representan un reto para los distintos actores
involucrados. Así, encontramos empresas con una comprensión limitada de la
realidad social del medio en el que operan, o comunidades que tienen poco o
ningún conocimiento sobre los procesos que involucra la actividad minera.
Cuando una empresa minera llega a una zona, es a menudo vista como extraña y
potencial generadora de impactos negativos y conflictos. Es usual que esta
respuesta esté condicionada por experiencias previas de los pobladores de la
zona con operaciones mineras que se realizaron sin consideraciones por el
cuidado ambiental o social. Otro escenario frecuente es aquel donde las
comunidades perciben a las empresas como la solución a sus problemas de
desarrollo. Este exceso de expectativas genera presiones sobre la empresa que
pueden afectar una adecuada gestión social.
El Estado, por su parte, no se involucra lo suficiente o es un agente ausente. La
falta de un rol activo del Estado como regulador, fiscalizador y mediador
incrementa las posibilidades de conflicto. Los proyectos mineros pueden entonces
volverse “campos de batalla” para los distintos grupos de interés, algunos con
reivindicaciones legítimas y otros con agendas propias. En este contexto
cambiante y complejo, el comportamiento de las compañías está bajo constante
escrutinio público. Hay mucho interés acerca de cómo actúan, cómo deberían
actuar y qué se puede hacer para lograr un mejor desempeño social.
Exploración minera
Cuando un área explorada para minería cumple con lo necesario para empezar las
excavaciones y extracción del mineral, también hay que solicitar una serie de
permisos. Uno de ellos es la autorización del uso de agua; otro, la autorización de
uso de explosivos. Del mismo modo, se deben proporcionar estudios y permisos
ambientales, etc.
Las empresas, por ende, tomaron conciencia que adoptar políticas y acciones de
responsabilidad social corporativa constituye una fuente de beneficios para su
reputación e imagen corporativa; lo cual a su vez reduce el riesgo de oposición
pública contra sus operaciones, ayuda a conservar a los clientes y entidades
financieras, y es un requisito para la competitividad internacional, facilitando el
ingreso a nuevos mercados con mayores exigencias. En resumen, genera valor a
la empresa.
Conclusión
En términos generales, esta investigación concluye que a pesar de que la
actividad de exploración-producción petrolera y sus derivados ha traído consigo
efectos no solo ambientales sino también a la comunidad, no es bajo ninguna
circunstancia algo de lo que el país pueda prescindir, pues como se mencionó
inicialmente el petróleo es uno los recursos que mejora la calidad de la vida de las
personas y que de una u otra manera su uso se hace necesario en la vida
cotidiana.
En consecuencia, con la investigación, se puede evidenciar que, aunque
Ecopetrol y otras empresas petroleras no son las directamente responsables del
derrame de crudo en el país o en el mundo, si tienen el deber de adoptar planes
de contingencia para subsanar los daños ocasionados al medio ambiente y de
hecho con esta investigación se comprobó que la empresa Ecopetrol tiene un plan
de Responsabilidad Social no solo para el medio ambiente sino también para sus
colaboradores.
Pese a que la medición de impacto, en la mayoría de las oportunidades, sugiere el
uso de indicadores, por falta de información que por cuestión de tiempo no
alcanzó a ser recolectada, en este proyecto se conjugo la información cualitativa,
basada en con la información derivada de los atributos o características sobre las
que se analizó (reportes, revistas, noticias, internet). Es necesario incluir, como
una importante, pero además obvia conclusión, que podrá ser objeto de otra
investigación, el hecho que en lo económico ha sido más el impacto positivo que
ha generado Ecopetrol en cuanto a que ha vinculado una gran cantidad de
personal a sus trabajos, tanto en la construcción de la infraestructura y obras
previas, como en el desempeño de la parte operativa actual.
Esta situación se hace evidente si se observa el informe anual de la entidad, del
cual se desprende que se han generado cientos de empleos, además de los
proyectos de responsabilidad social y de otras alternativas que ha ofrecido con el
fin de minimizar los riesgos. Es importante resaltar que, pese a lo anterior, hay un
importante número de personas que consideran que la extracción de petróleo no
ha sido benéfica para su región ya que se han visto directamente afectados o en el
peor de los casos damnificados y como consecuencia no ha significado aspectos
positivos para ello o sus familias.