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Conociendo la Teogonía de Hesiodo - Parte

1.
lckyou

27 de Abril de 2017
95
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¡Bienvenidos una vez más a otro de mis post!
Espero que les guste y tengan un lectura agradable.

Antes de comenzar a hablar del texto en sí, creo


necesario hacer una breve reseña sobre quien fue
Hesíodo y porque la Teogonía es uno de los texto
más ricos y hermosos para quienes estudiamos la
mitología griega.
Hesíodo es la primera figura, en la literatura universal, que se nos
aparece como una persona real y física, tenemos datos certeros de que
existió y a través de sus obras podemos conocer mucho acerca de él.
Si hablamos de fechas, podemos situar su vida y obra alrededor del 700
A.C, anterior a Alquílico pero posterior a Homero.
En lo personal tengo un amor muy profundo por este
personaje, dado que creo en lo que a mi parecer es
el catalogo de dioses mejor constituido en la
literatura universal: La Teogonía.
Para quienes quizás no estén dentro del área de
estudio, esta obra puede parecer aburrida, repetitiva
e incluso carente de sentido alguno, sin embargo
esconde una belleza única, y es esa misma belleza
la que quiero mostrarles hoy. Así que sin más
preámbulos, me sumerjo de lleno en el tema que nos
incumbe.
Al leer la Teogonía de Hesíodo casi no encontramos
más que genealogías de los dioses, es entonces
cuando cabe preguntarnos: ''¿Qué significan para
nosotros estos nombres?''. Al buscar el real de los
mismos es cuando comprendemos la fuerza poética
de la teogonía, es una divinización del mundo que
nos rodea, la personificación de los fenómenos y
actividades que implican el éxito y el fracaso, la
alegría y el dolor, yendo más profundo, la vida
humana.

En la teogonía se utiliza el nombre para convertir en


entidades eternas todas las circunstancias pasajeras
de esa vida. El objetivo de Hesíodo no es sólo
exponer su interpretación de esas realidades
humanas, sino explicar la clave religiosa de esa
armonía. ¿Cómo logra el poeta esto último?
Utilizando la clave del orden cósmico que radica en
el triunfo total del bien sobre el mal.

De esta forma podemos concluir entonces que el


mito de las sucesiones implica un proceso
progresivo desde el caos hasta el orden perfecto.
Estamos ante el primer poema griego que busca una
explicación divina al orden del mundo y que basa
dicha explicación en el triunfo del bien sobre el mal.

Puede parecer algo caótica la forma en que se


presenta a los dioses, dado que a simple vista no
parece tener un orden lógico, sin embargo un
análisis más profundo devela un orden por demás de
interesante.
Hesíodo muestra a Zeus en su función de soberano,
aparece como portador de la égida; Hera como
esposa de Zeus; Poseidón como dios de un
elemento estéril: el mar; y así sucesivamente: el
derecho precede al amor, éste a la belleza, etc. Para
culminar con personificaciones naturales como la
Aurora, el Sol y la Noche.

Al hablar de las musas nos volvemos a encontrar


con un catalogo, en este punto queda claro que el
propio acto de creación está implicado cada vez que
Hesíodo hace una pausa para realizar un catalogo.
Los nueve nombres brindados esta vez tienen un
significado profundo: Clío (la que da fama); Euterpe
(la muy encantadora), Talía (la festiva), Melpómene
(la que canta), Terpsícore (la que ama el baile),
Erato (la deliciosa), Polimnia (la de variados himnos),
Urania (la celestial) y Calíope (la de bella voz).
Por hoy voy a dejar hasta acá el análisis, dado que
la obra es por demás de interesante y no me
gustaría perder la esencia de la misma por querer
hacer todo en forma resumida.

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