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HERNANDO TÉLLEZ: CENIZAS PARA EL VIENTO

Ricardo Iglesias Dávila

más abstracto: cóndores en extinción, paz y

N uestra historia se encuentra signada


por la violencia originada en la férrea
voluntad individual de mantener lo
nuestro; de ser libres, por la ambición y el
orden por conocer. Romanticismo augusto
royendo nuestras espaldas.

Discriminar el período comprendido


egoísmo que genera gobernar, por las entre 1946 y 1966 como la época de la
venganzas acumuladas y el usufructo de lo Violencia es hacer una división adverbial de
ajeno. Nuestra historia está bañada por la cantidad y cualidad de instrumentos y formas
violencia emocional y racional; la estatal y la por lo execrable y hórrido de su “ser” y porque
de grupos al margen de la ley, la de grupos contó con una serie de escritores y críticos que
contestatarios…, por la generada en el miedo y si bien no estudiaron su problemática,
por todas aquellas acciones de fuerza con las contaron el fenómeno. Pero igual, ¿Dónde
cuales pretendemos acabar con la fuerza de la están los escritos literarios, históricos o
violencia. críticos de la violencia de la Guerra de los mil
El bautizo del país y la cultura llamada días o la violencia fratricida, política y
Colombia se perpetró desde el abuso y la económica de las décadas del 20 y 30? Sólo
mentira, allí tuvo sus orígenes y desde allí se por nombrar dos casos. ¿Aislados?
afirmó y extendió sus ramas imperturbables La violencia, del período 48-66, se
cargadas de atropellos, delitos, torturas, debe entender como el período de mayor
genocidios (palabra moderna nombrante de violencia “física” en el país; como el
hechos antiguos) y desarraigos. No hay de ella recrudecimiento de lo existente; como la
nada nuevo en el correr de los tiempos, su acción exacerbada de lo mismo que cubrió
única renovación: sus instrumentos y formas. más de regiones y protagonistas y, ya
Por ello, debemos hablar de la violencia como convertida en humillación social generalizada
un fenómeno, como el hermano mellizo, del en violencia física, psicológica, moral, verbal
“desarrollo” del país. y económica, se la destacó y nombró como la
El tiempo de la violencia se ha Violencia. Sin embargo, dicha sustantivización
convertido en escultor y testigo que con flujo tendió un cerco sutil que limitó y circunscribió
incontenible teje el velo que minuciosamente su memoria colectiva.
va escondiendo sufrimientos y vejámenes En la década del 50 un grupo de
pero, que ya vencido no permite retomarlos artistas se lanzó a expresar los
para superarlos. El tiempo urde raudo la acontecimientos, bebieron de la realidad y se
cortina del olvido sobre los días hórridos y volcaron sobre el papel, el lienzo, las tablas,
empieza a destejer su anverso: la ilusión. Así, sobre todo aquello que sirviera de soporte para
un nimio momento de alegría o sosiego basta representarla y que todos pudieran observar en
para desvanecer la memoria, pues el hombre espejo lo que sucedía y mirar y detallar cómo
en su infinito deseo de vivir recuerda con las figuras en él reflejadas palidecían de
mucha facilidad los éxitos y progresos, y sólo angustia y terror. Mostrar, expresar, contar y
como en claroscuro amarguras y derrotas. despertar sensibilidad, era el objetivo primero
Así cargados de olvido y de ilusiones, y único, que fuera literatura o arte poco
avanzamos pretendiendo encontrar los días del importaba.
arco iris; el sol de la noche inmarcesible; la Novelas como viento seco, calle diez
nueva historia de los colores de nuestra entre otras, son novelas testimoniales de la
bandera y el sentido de un escudo cada vez Violencia. Palabras-fotos describiendo

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minuciosa y crudamente las acciones, sin todo el silencio de la casa, probablemente
esfuerzo alguno por simbolizar la realidad, tal en todo el silencio del pueblo y de los
campos”.
si se hubiesen escrito en el sitio mismo de los
sucesos: paneo rápido de la situación y
primeros planos de las víctimas. Estas novelas … cuando matar se convirtió en un
mantienen la gran virtud y el valor histórico de oficio.
ser faros sobre ese inmenso mar llamado
Violencia. Sus autores, de liberales Hernando Téllez nos revela la
profesiones, tomaron iniciativa y delantera a violencia desde diferentes perspectivas.
sus colegas de mayor trayectoria y prestigio. Despliega los personajes en toda su humana
Qué hace que las novelas mencionadas dimensión, con sus propias obsesiones o
se encuentren distantes, literariamente, de circunstancialmente prestadas por la multitud
otras como La hojarasca o La mala hora de convertida en tumulto frenético y que en su
García Márquez; los cuentos: espumas nada loca carrera no distingue más allá de los
más, preludio, sangre en los jazmines o el colores de sus propios intereses, se hace grito
regalo de Hernando Téllez; cuentos de la sordo e irracionalidad exacerbada que
zona tórrida de Mejía Vallejo, si surgen del enceguece y resta.
mismo deseo: contar la Violencia. La razón: el Cenizas para el viento, más allá de ser
modo de contarla. ¿La inmediatez de los un título, de nombrar o reseñar una serie de
acontecimientos? Vs ¿la mediatez del relatos cortos, es la reflexión sobre un tema de
lenguaje? la realidad nacional y universal en un
La Violencia fue una cadena de momento determinado; es metáfora de un
acciones que afligió y sometió física y sentimiento sufrido, pensado y ahogado por el
emocionalmente a la mayor parte de la miedo. Es clara exposición verbal de hechos
población, sobre todo en zonas rurales, que enajenantes que lanzan a los hombres a
más allá de rechazarlas, se dedicó a defender matarse entre sí; es narración en ascendente
su vida tomando partido por uno de los bandos espiral, fuerza centrípeta que absorbe y crea un
enfrentados, matándose por política o clima de efervescencia y de aceptación: somos
quedándose en medio, bajo el fuego de los violentos por naturaleza.
grupos en disputa. La población se dividió Cenizas para el viento, de Hernando
entre agentes y pacientes; entre soplones, Téllez, aparecido en el mes de octubre de
matones o víctimas. Por eso, el monstruo 1950, es un conjunto de cuentos breves, 19 en
Violencia dividió gravemente el país, se aferró su primera edición, que narra de manera
y se alimento de ese otro monstruo llamado contundente lo que está sucediendo en el país.
miedo. Y el miedo aturde y mata más que el Cobo Borda definía la obra como “Algunas
valor. pocas páginas que afrontaban el tema de la
violencia en Colombia y le daban una
“Le bastaría con levantar el arma y trascendencia estética insospechada hasta el
apuntar. Algo muy sencillo, muy fácil. momento”. El autor logra, a partir de los
¿No es cierto? Mejor quedarme quieto. diferentes personajes mostrar las múltiples
Me dolían las manos por la presión de los
músculos. “Puede matarnos, matarnos a
facetas del conflicto, que sin ser nunca una
todos”, pensaba yo. Y rectificaba: “No, a guerra civil declarada, dividió políticamente a
todos no, porque le faltarían en el los actores del conflicto y legitimó la
revólver cinco cápsulas”. “¿Son cinco o desaparición del contrario desde la actuación
seis las que lleva el tambor?”. Y luego misma de las fuerzas armadas del Estado al
volvía el miedo, como en oleadas, a
golpear en el pecho. Pablito Mancera
servicio de un bando, la muerte andaba ahora
seguía llorando, débilmente, tenuemente, por toda la comarca con uniforme del
como si se hallara en trance de morir. Y gobierno, unas veces, y otras sin uniforme.
no se oía nada más que un susurro de Dicho accionar, desde lo político, ubicó dos
pena en todo el silencio de la clase, en

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orillas: “amigo o enemigo”, azul o rojo, y luego ensayar sobre determinados sitios del
autoridad o resistencia. cuerpo una mutilación a bala? Al barbero más
allá del ejercicio de un oficio, lo distingue de
-“NO SALUDO AL ENTRAR. YO su enemigo: un pensar, una moral y una ética
ESTABA REPASANDO sobre una que no le permiten llevar a cabo sus
badana la mejor de mis navajas. Y
cuando lo reconocí me puse a
pensamientos, porque yo soy un
temblar. Pero él no se dio cuenta. revolucionario pero no soy un asesino. Y lo
Para disimular continué repasando la merece. ¿Lo merece? ¡No, qué diablos! Nadie
hoja”. merece que los demás hagan el sacrificio de
convertirse en asesinos. ¿Qué se gana con
-“Me habían dicho que usted me
mataría. Vine para comprobarlo. Pero ello? Pues nada. Vienen otros y otros y los
matar no es fácil. Yo sé por qué se lo primeros matan a los segundos y éstos a los
dijo”. Y siguió calle abajo. terceros y siguen y siguen hasta que todo es un
mar de sangre. Se mezcla en la narración las
Según Carl Schmitt, <<lo político>> reflexiones mismas sobre los acontecimientos,
no ha de confundirse nunca con <<la las venganzas que se acumulan tras una acción
política>>. Pues, el concepto del Estado y que terminan siendo “cenizas para el viento”
presupone el concepto de lo político. Y lo porque la situación en nada cambia y en su
político es por completo ajeno a lo moral lugar, generaliza la violencia a partir de actos
(bueno - malo), a lo estético (bello – feo) y a lo individuales o individualizando el odio tras la
económico (rentable – no rentable). Lo perpetración de masacres colectivas.
político, en últimas, descansa sobre una Así como el cuento marca de entrada
distinción que le es propia: amigo – enemigo. una tensión narrativa, el final, perfectamente
Esta distinción es independiente de las logrado, nos lanza el pensar del capitán en tan
anteriores y en ella lo que está en juego es sólo tres líneas, desplegando su diferencia
nada menos que la vida o la muerte. política y el oficio ejercido. Pero matar no es
fácil. Oficio que debe ser aprendido. No basta
El cuento Espumas nada más vestir el uniforme de militar, ni ser bendecido
transcurre en el espacio de una barbería y los por el capellán y marchar al redoble de
protagonistas son el barbero y el capitán tambores, se requieren condiciones especiales
Torres. El tiempo es breve, lo que dura la para lograrlo: aprendizaje intenso, des-
afeitada. Le calculé cuatro días de barba. Los sensibilización y más allá de las armas,
cuatro días de la última excursión en busca de adoctrinamiento ideológico y religioso
los nuestros. Sin embargo, el monólogo profundo. Así mismo, la relevancia de la
interior del barbero, con gran eficacia de autoridad del líder que convoque la obediencia
lenguaje, ubica rápidamente lo que viene de “las tropas”. Pareciera ser que la sumisión
sucediendo en el pueblo: la persecución, humana no conociera límites.
captura, tortura y muerte de los rebeldes por En el caso del capitán torres, tenemos
parte del ejercito. El barbero es un que el carácter de su profesión está
revolucionario clandestino que ve en su cliente subordinado a la obediencia incondicional de
al verdugo del pueblo y tras llenarse de órdenes superiores, principio que anula
motivos imagina dar muerte a su oponente, cualquier forma de oposición o mirada
una muerte rápida, estoy seguro de que un personal. Debe cumplir con la misión
golpe fuerte, una honda escisión, le evitaría encomendada: acabar con el enemigo.
todo dolor. No sufriría. Todo lo contrario a los
vejámenes que infiere el capitán a los -“Pescamos a los principales. Unos
vienen muertos y otros todavía viven.
capturados rebeldes, Un hombre con Pero pronto estarán todos muertos.
imaginación, porque ¿a quién se le había (…) El pueblo habrá escarmentado
ocurrido antes colgar a los rebeldes desnudos con lo del otro día”, dijo.

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-(…) situación paulatinamente generalizada durante
“¿Fusilamiento?” la época: violencia y política ejercida con el
“Algo por el estilo, pero más
lento”, respondió.
ánimo de expropiar tierras.
(…) “¿Lo mismo del otro día?” Le Procedimiento que data desde el siglo
pregunté horrorizado. Puede que XIX y “que reposa, no sobre mecanismos de
resulte mejor, respondió. “¿Qué mercado, sino sobre mecanismos políticos en
piensa usted hacer?”. “No sé todavía. los cuales la fuerza desempeña un papel
Pero nos divertiremos. (…) “¿Piensa
castigarlos a todos?” Aventuré
considerable”. Entonces, esta forma de
tímidamente. “A todos”. violencia instrumental no es exclusiva del
período de la Violencia para acceder a tierras
Después de reiteradas incursiones, la fértiles y de gran beneficio económico. Ya en
agresividad se transforma en violencia y la la década de 1920, el país había iniciado su
violencia en excesos, se adquiere la participación en la economía mundial gracias
competencia para matar, rematar y al café, inserción que exigió grandes
contramatar; para ejercer el oficio a la extensiones de tierra y mano de obra barata
perfección: “acabar” con los enemigos y para producir la cantidad de producto
sembrar el terror en la población. Acciones necesario para permanecer en el mercado.
reiteradas que conllevan al disfrute de la Muchos latifundios dedicados al
muerte. Muerte prolongada, espectáculo de cultivo del producto se formaron a través de la
suplicio, dolor insospechado y escarmiento expropiación forzosa de tierras o en su defecto,
general. Momento crucial donde se sitúa la compradas a bajos precios, pues los
violencia con toda su crueldad, sevicia y propietarios amenazados y boleteados
horror. El goce infame ante la fragmentación preferían salir huyendo, originando las
del cadáver, con el terror y el asco que migraciones de campesinos a las ciudades.
suscita, es, pues, la expresión máxima del goce Fueron muy pocas, escasas mejor, las tierras
de matar. Sin embargo, no todo combatiente adquiridas a precio justo. ¿La razón? La
llega inevitablemente a estos extremos. Es precariedad del Estado que no alcanzaba a
siempre un orden cultural, o subcultural: ejercer su influencia en todo el territorio
militar o mafioso, el que genera y legitima este nacional y declinaba su administración a
tipo de asesinato. clientelas partidistas y a la Iglesia, que
Espumas nada más, manifiesta la proclamaba su “doctrina social”.
visión de dos actores del conflicto. La
autoridad legitimada detentando el poder, la “Es mejor que se vayan”, repitió el
fuerza y el oficio para arrasar con todo lo hombre, con la mirada en el suelo, sin
levantar la cabeza. Juan no respondió.
opuesto al régimen. Y el barbero (yo narrador Se hallaba de pie, a un metro de
representante del colectivo), bajo sospecha, se distancia del visitante.
vale de su oficio para obtener y pasar
información, y bajo el temor de ser el próximo (…) La vereda era pobre y la casa de
goce del capitán Torres. Juan y el campo que la rodeaban no
valían ciertamente la pena de que las
autoridades se ocuparan de ella. No
Cenizas para el viento, es el relato que da les iban a servir para nada: unos
nombre al libro y señala cómo las experiencias cuadros de maíz, unas manchitas de
vividas no han servido de nada, acciones papa, un cuadrilátero de legumbres y
un chorro de agua que bajaba, a Dios
caídas en el abismo del olvido colectivo, y si gracias, decía Carmen, desde la
acaso se piensan no se expresan gracias al propiedad, esa sí grande y rica de los
temor que terminó invadiendo todos los señores Hurtado”.
rincones de la existencia.
En el cuento Cenizas para el viento, se Así, el mapa de la Violencia se irá
narra la experiencia de la familia Martínez, modificando progresivamente, pasando de las

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regiones tradicionales que representan un volvió a Juan, y haciendo sonar el
amplio caudal de votos, a las regiones donde el látigo contra sus propios pantalones
le dijo: “¿Y usted también es de los
campesinado tiene mayor presencia que se está resistiendo?”.
económica, ante todo en las regiones de (…) Arévalo intervino:
cultivo del café. Es allí, donde el bandolerismo “Sí, es de los rojos, de
económico y social hallan terreno privilegiado. aquí cerca, de la vereda
Provenientes de diversos sectores sociales y de las tres espigas”.
escondidos tras el ambiente de violencia (…) El guayacán parecía un largo
acaparan tierras y rentas. La coyuntura se dedo con las coyunturas abultadas por
presta a ello tanto más cuanto que, de 1949 a el reumatismo. Y el látigo seguía
1955, sucede un auge espectacular de las sonando sobre la tela basta, color de
cotizaciones internacionales del café. cobre, de los pantalones del uniforme.
“Ajá, ajá”, gruñó insidioso el guardia.
“Pero es de los tranquilos, yo lo
La generalización de la violencia en la década conozco”, cortó Arévalo. (…) “Ya
del 20 y del 49 al 55, obedece, entre otros, a la veremos. Ya veremos, porque todos
incapacidad del Estado de controlar los flujos son unos hijoe…madres”, y se le
monetarios que surgen en un momento abrió al guardia en la mitad de la cara
una sonrisa sardónica.
determinado. Dos momentos mediados por
confrontaciones institucionales que impidieron
El guardia lleva consigo el látigo como
ejercer control, legislar, y ejecutar las pautas
extensión de la mano, cetro que impone
necesarias para el beneficio y desarrollo
silencio, temor y detenta el poder, y el fusil,
equitativo de todos los involucrados en el
instrumento para desaparecer la diferencia, al
proceso de producción, comercialización y
“otro” que es la rebeldía, que está de la otra
exportación del café. Las grandes utilidades
orilla, que es rojo y por tanto, enemigo
generadas por la bonanza del café quedaron en
acérrimo. Así, la polarización partidista
pocas manos pertenecientes a familias
alcanzó a las fuerzas del orden.
acaudaladas.
La violencia al llegar a una región se
“EL HOMBRE TENÍA UN
afana por “purificar” las diferencias y
AIRE CORDIALMENTE
transformarla en un ente hegemónico que siniestro. Hacía por lo menos un
obedezca las directrices del grupo al mando, cuarto de hora que trataba de
máxime si representa al poder central. Irrumpe explicarse, sin conseguirlo. Estaba
cortando los lazos sociales existentes y sentado sobre un gran tronco de
creando un clima de incertidumbre y delación. árbol, a la entrada de la casa. No se
había quitado el sucio sombrero, un
Los que no están con el poder están en su fieltro barato de color carmelita y
contra. mantenía los ojos bajos, al hablar.
Juan lo conocía bien. Era el hijo de
“Debían irse”. ¿Por qué? El hijo de Simón Arévalo y de la señora Laura.
Simón Arévalo y de la difunta Laura Un chico muy inquieto desde el
había gastado casi media hora, comienzo. Pero no tanto para suponer
tratando de explicarlo. Pero que lo que se decía que estaba haciendo
confuso había estado. Esas cosas de en la región, con viejos y buenos
la autoridad y de la policía siempre amigos de sus padres. Juan no lo
eran complicadas. Y el hijo de Simón creía, pero ahora… “Es mejor que se
Arévalo tampoco las sabía bien a vayan”, repitió el hombre…”
pesar de que ahora andaba en tratos
con los de la autoridad, haciéndole En el hijo de Simón Arévalo toma
mandados a la autoridad. “El muy
bellaco”, pensó Juan.
cuerpo la amenaza, primer eslabón en la
administración del terror, en ese mismo
(…) El guardia no le dio tiempo al muchacho que no parecía tan malo, y que se
señor Benavidez para contestar. Se había convertido en un sostén de la autoridad;

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en el soplón de los “rojos” de la región; en el visiones, focaliza desde diversos protagonistas
traicionero de la amistad y los tiempos de la violencia como objeto histórico, y la
juego, que pasaba de amigo de infancia a ser el competencia para ser violento: amenazar,
“otro”. Es el acto político, salvaguarda de la minimizar, agredir, excluir, matar.
existencia, creador de la relación dual amigo – La violencia como temática de
enemigo, asunto de vida o muerte. escritura en Hernando Téllez es
“Doce días habían pasado desde la innegablemente por encima de todo un
visita. Y Juan pensaba que todo fenómeno ideológico y psicológico.
estaba en orden. “Una semana,
váyanse dentro de una semana. Es
mejor para ustedes. De lo La violenta experiencia de la Violencia,
contrario…”. Y ahí llegaba otra vez que la mayor parte de la sociedad colombiana
Arévalo, pero acompañado de la padeció y que se encuentra encerrada en
autoridad. pequeñas historias y en reducidos relatos
El guardia echó otro tiro al aire, al
individuales, se ha ido expulsando paulatina y
acercarse a Juan. “¿Suena bien, no? sistemáticamente de toda historia colectiva que
Dijo, “y sonarán mañana muchos guarde un sentido. Se recuerda sólo la
más, si a esta hora no se han largado violencia sobre los cuerpos y las vidas. Las
de aquí. ¿Entienden?”. causas múltiples y sus variados protagonistas,
a excepción del pueblo mismo, van quedando
Se presenta el cuerpo de la amenaza, velados por la historia que ha buscado reprimir
Arévalo, acompañado del instrumento, el y sepultar la memoria sobre la Violencia, que
guardia, que exigirá el cumplimiento ha buscado convertir todo en Cenizas para el
perentorio de la orden de desalojo. El primero, viento.
una víctima más del conflicto, convertido en
agente de la violencia y el segundo en el brazo
armado del régimen que sustenta y legitima 1. Renarración: Espumas y nada más
dicha violencia. El pueblo contra el pueblo, • Anticipaciones:
guiados por elites con ideologías e intereses
• Creación de un escenario de
propios.
encuentro entre dos personajes con
“¿Cómo les fue?”. “Bien señor
visiones diferentes de la realidad:
alcalde”, respondió Arévalo, El barbero y el Capitán Torres.
taciturno. • Situación que aparecerá en la obra
(…)Todos cumplieron: Arévalo y la La mala hora (1959) de Gabriel
autoridad, Juan y Carmen y el niño. García Márquez y sus protagonistas
“Cometieron la estupidez de trancar
las puertas y quedarse adentro, y, son el dentista y el alcalde militar.
usted comprende, no había tiempo
que perder…”. “El dentista localizó la muela enferma,
apartando con el índice la mejilla
inflamada y orientando la lámpara móvil
Y así fue. “El aceite seguía goteando de la con la otra mano, completamente
caneca al embudo y del embudo a la botella”.Y sigue insensible a la ansiosa respiración del
siendo una estupidez defender lo propio; paciente. Después se enrolló la manga
levantar la voz contra la injusticia; pensar y hasta el codo y se dispuso a sacar la
expresar. muela.
El alcalde lo agarró por la muñeca.
En Hernando Téllez la violencia es un --Anestesia—dijo.
“personaje”, que se va adentrando en cada una Sus miradas se encontraron por primera
de los personajes, es el mal que arrasa con el vez.
hombre y/o sus empresas. Son múltiples las --Ustedes matan sin anestesia—dijo
experiencias de violencia en sus relatos. La suavemente el dentista”.
obra es un conjunto que muestra diferentes

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El mismo García Márquez volverá levante la mano con el machete en señal
sobre la escena y la situación en el cuento Un de amenaza”.
día de estos del libro Los funerales de la mamá
grande. • La masificación de la violencia
• Muestra la ambivalencia del “Ni él ni los demás me oyeron. Todos
drama: el perseguido (El barbero) gritaban, energúmenos, violentos. Mi
y el perseguidor (el capitán. Porque grito se perdió así en el aire. La gente
no hay drama humano que pueda llevaba superpuesto sobre su rostro, el
ser unilateral. rostro de la revolución: ira y miedo, rojo
y blanco. A mí me había cogido la
revolución en plena calle, cuando estaba
1. Renarración: Cenizas para el viento parado frente a la vitrina de una
• La violencia: un personaje de primer bizcochería, en la Gran Avenida. Un
orden minuto antes yo me hallaba con las
manos desnudas, en la actitud del
desamparado, del que no tiene empleo,
“En la tienda de don Rómulo Linares no
del que tiene un poco de hambre,
le quisieron vender aceite. Le dijeron que
imaginando la posibilidad de que algún
se había acabado. Pero el aceite estaba
día yo pudiera entrar a esa tienda y
ahí, goteando, espeso, brillante, de la
comerme, minuciosamente uno después
negra caneca al embudo y del embudo a
de otro, todos los bizcochos de la vitrina.
una botella, detrás del mostrador”.
Un minuto después la revolución me
hacía el obsequio de un machete. ¡Para
“Luego entró a la farmacia por una caja
qué! Yo no sabía para qué”.
de vaselina perfumada y un paquete de
algodón. El señor Benavidez, muy
amable, pero con cierto aire de misterio le “El machete me daba cierta prestancia.
preguntó: ¿Por allá no ha pasado nada ¿Pero qué iba a hacer con el machete? La
todavía?. Y cuando Juan iba a revolución no se equivoca, pense, pues si
responderle, el señor Benavidez le hizo están repartiendo machetes algo habrá
señas de que se callará. Entró un guardia que cortar, algo habrá que defender, y a
y detrás, precisamente, el hijo de Simón alguien habrá que matar”
Arévalo”.
• División entre los habitantes del 1. Recorrido por los tres cuentos:
pueblo: a partir de lo político se • Toma partido desde lo axiológico a
establece la dualidad amigo – enemigo. partir de la reflexión de los personajes.

“Era el hijo de Simón Arevalo y de la El barbero:


señora Laura. Un chico muy inquieto
desde el comienzo. Pero no tanto como “Maldita la hora en que vino, porque yo
para suponer lo que se decía que estaba soy un revolucionario pero no soy un
haciendo en la región, con viejos y asesino. Y tan fácil como resultaría
buenos amigos de sus padres. Juan no lo matarlo. Y lo merece. ¿Lo merece? ¡No,
creía, pero ahora…”Es mejor que se qué diablos! Nadie merece que los demás
vayan “, repitió el hombre, sin levantar la hagan el sacrificio de convertirse en
cabeza”. asesinos. ¿Qué ganan con ello? Pues
nada. Vienen otros y otros y los primeros
1. Renarración: PRELUDIO matan a los segundos y estos a los
• La transformación del hombre a partir de terceros y siguen y siguen hasta que todo
es un mar de sangre”.
un arma, del poder que esta le confiere.

“--Si usted toca ese vidrio lo mato—dije Cenizas, Juan:


llevado de un impulso extraño, de una
fuerza secreta que parecía estar en mi “¿Pero, si era cierto como lo dijo el hijo
interior, pero que yo comprendía también de Simón Arévalo, que ellos tenían que
que estaba en la calle, en la atmósfera. Y irse de allí? Claro que él había votado en
las últimas elecciones. ¿Y qué? ¿No

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habían votado también los demás? Los
unos de un lado. Los otros del otro. Y
• Preludio (el machete herramienta
todos en paz. el que gana, gana. Y el que
pierde, pierde”. (20) y arma mortal)

“Pesaba el machete. En la empuñadura de


Lenguaje y su eficacia madera podían descansar con amplitud
Los instrumentos, sus usos, sus mis cinco dedos, colocados allí en la
transformaciones y el poder conferido: forma que ustedes saben: la forma del
• Espumas: (la navaja usada desde puño cerrado, pero con el trozo de
la razón) madera entre la mano”.

El machete era, pues, un inconveniente.


“Es un hombre sereno, que ni siquiera Con él en las manos yo debía parecer un
piensa en lo que ha de hacer esta tarde revolucionario de verdad. Pero yo no era
con los prisioneros. En cambio yo, con un revolucionario. Yo era un pobre diablo
esta navaja entre las manos, puliendo y que andaba por ahí sin rumbo fijo, con
puliendo esta piel, evitando que brote diez centavos entre el bolsillo y que se
sangre de estos poros, cuidando todo había parado frente a una vitrina.
golpe, no puedo pensar serenamente”.
El machete me daba cierta prestancia.
“Yo podría cortar este cuello, así, ¡zas, ¿Pero qué iba a hacer con el machete? La
zas! No le daría tiempo de quejarse y revolución no se equivoca, pense, pues si
como tiene los ojos cerrados no vería ni están repartiendo machetes algo habrá
el brillo de la navaja ni el brillo de mis que cortar, algo habrá que defender, y a
ojos… de ese cuello brotaría un chorro de alguien habrá que matar.
sangre sobre la sábana, sobre la silla,
sobre mis manos, sobre el suelo”. --¡Viva la revolución!
Yo respondí automáticamente: --¡Que
“Usted vino para que yo lo afeitara. Y yo viva!—y, sin saber como, me encontré
cumplo honradamente con mi blandiendo el arma poseído de insólita
trabajo…No quiero mancharme de ira.
sangre. De espuma y nada más. Usted es --¡Recoja el machete, miserable!—
un verdugo y yo no soy más que un Ordenó a mi espalda una voz autoritaria
barbero. Y cada cual en su puesto. Eso es. --Recójalo o si no yo le enseño a
Cada cual en su puesto”. obedecer—Insistió la voz.
--Podemos romperla—propuso con
• Cenizas (el látigo y el fusil como absoluta frialdad –présteme el
extensiones de la mano) machete.

En la nuca había caído el tajo certero, y a


“(…) El guayacán parecía un largo dedo
mí me parecía que al descargarlo, una
con las coyunturas abultadas por el
cosa dura y sonora se rompía bajo mis
reumatismo. Y el látigo seguía sonando
manos, exactamente como ocurre al partir
sobre la tela basta, color de cobre, de los
un delgado trozo de leña contra la rodilla.
pantalones del uniforme. “Ajá, ajá”,
gruñó insidioso el guardia. “Pero es de
los tranquilos, yo lo conozco”, cortó El machete pasa de ser herramienta agraria a
Arévalo. (…) “Ya veremos. Ya veremos, convertirse en arma mortal.
porque todos son unos hijoe…madres”, y
se le abrió al guardia en la mitad de la
cara una sonrisa sardónica”. • Contundencia al iniciar y finalizar la
El guardia lleva consigo el látigo como narración:
extensión de la mano, cetro que impone
silencio, temor y detenta el poder, y el fusil, Espumas
instrumento para desaparecer la diferencia, al
-“NO SALUDO AL ENTRAR.
“otro” que es la rebeldía, que está de la otra YO ESTABA REPASANDO sobre una
orilla, que es rojo y por tanto, enemigo badana la mejor de mis navajas. Y
acérrimo. cuando lo reconocí me puse a temblar.

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Pero él no se dio cuenta. Para disimular usted comprende, no había tiempo que
continué repasando la hoja”. perder…”.

-“Me habían dicho que usted me “El aceite seguía goteando de la


mataría. Vine para comprobarlo. Pero caneca al embudo y del embudo a la
matar no es fácil. Yo sé por qué se lo botella.”
dijo”. Y siguió calle abajo.
Preludio
Cenizas
“PRIMERO FUE UN GRITO.
“EL HOMBRE TENÍA UN AIRE DESPUÉS MILES DE GRITOS.
CORDIALMENTE siniestro. Hacía por Después un tumulto. Después la
lo menos un cuarto de hora que trataba de revolución. A mí me entregaron un
explicarse, sin conseguirlo. Estaba machete, grande y nuevecito. Brillaba la
sentado sobre un gran tronco de árbol, a hoja contra la pálida luz, al voltearla”.
la entrada de la casa. No se había quitado
el sucio sombrero, un fieltro barato de “El lodo y el agua se tiñeron
color carmelita y mantenía los ojos bajos, fugitivamente de sangre. La vitrina
al hablar. Juan lo conocía bien. Era el hijo estaba, por fin abierta. Pero una sensación
de Simón Arévalo y de la señora Laura. de náusea me había quitado el hambre y
Un chico muy inquieto desde el con el hambre el deseo de saciarme, hasta
comienza. Pero no tanto para suponer lo el hartazgo”.
que se decía que estaba haciendo en la
región, con viejos y buenos amigos de Final que se une con el de Espuma y nada
sus padres. Juan no lo creía, pero ahora… más:
“Es mejor que se vayan”, repitió el
hombre…” Matar no es fácil. Yo sé por
qué se lo dijo”. Y Seguimos calle abajo.
“¿Cómo les fue?”. “Bien señor
alcalde”, respondió Arévalo, taciturno.
¿Martínez se había ido?. “No”, dijo el
rebenque, “cometieron la estupidez de
trancar las puertas y quedarse adentro, y,

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