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Auditoría
social
en
Guatemala:
Mucha
teoría
y
poca
práctica
Curso:
Descentralización
y
gobierno
local
Miguel
L.
Castillo
Girón
Guatemala,
2016
I
¿De
qué
se
trata?
La
auditoría
social
es
un
proceso
de
propuesta,
monitoreo,
seguimiento,
verificación
y
evaluación
cuantitativa
y
cualitativa,
que
la
sociedad
civil
realiza
a
la
gestión
del
Estado
y
entidades
no
estatales
que
administran
recursos
nacionales
o
internacionales1.
También
es
entendida
como
el
proceso
que
una
empresa
u
organización
realiza,
con
ánimo
de
presentar
balance
de
su
acción
social
y
comportamiento
en
relación
con
sus
objetivos
y
los
de
terceros
(personas
físicas
o
jurídicas)
directa
o
indirectamente
implicados2.
Auditoria
(anglicismo
que
puede
ser
sustituido
por
el
de
control)
proviene
del
verbo
latino
“audire”,
escuchar.
Los
romanos
utilizaron
este
término
para
controlar,
en
nombre
del
emperador,
la
gestión
de
las
provincias.
Fue
introducido
por
los
anglosajones
en
el
siglo
XIII
a
la
gestión
privada
y
la
primera
empresa
de
auditoría
fue
fundada
en
el
siglo
XIV
en
Londres3.
En
Guatemala
la
auditoría
social
se
sustenta
legalmente
en
la
Constitución
Política
de
la
República,
la
ley
de
Consejos
de
Desarrollo
Urbano
y
Rural,
la
ley
General
de
Descentralización,
el
Código
Municipal
y
los
acuerdos
de
Paz.
La
eficacia
de
la
participación
casi
siempre
se
mide
a
través
de
la
auditoría
social.
Esta
se
define
como
un
proceso
que
permite
evaluar
los
resultados
obtenidos
por
los
programas
y
proyectos,
el
comportamiento
ético
y
el
uso
eficiente
de
los
recursos
económicos,
técnicos
y
humanos.
En
el
ámbito
público,
evalúa
el
desempeño
de
los
funcionarios
electos
para
la
administración
de
los
recursos,
estableciendo
procesos
que
permitan
derogar
a
aquellos
que
no
cumplan
con
sus
mandatos
o
funciones.
El
propósito
es
mejorar
los
resultados
y
la
transparencia
del
uso
de
los
recursos.
Se
trata
de
un
proceso
donde
los
ciudadanos
organizados
establecen
mecanismos
para
analizar
la
acción
del
funcionariado
de
instituciones
públicas
en
función
de
sus
objetivos,
procedimientos
y
los
resultados
obtenidos.
Requiere
que
la
ciudadanía
esté
informada
de
los
impactos
y
consecuencias
de
las
actividades
y
prácticas
para
promover
mayor
responsabilidad
a
las
entidades
que
las
implementan,
así
como
exigir
a
la
administración
pública
la
provisión
de
servicios
eficientes
que
satisfagan
las
demandas
sociales.
Por
otra
parte,
necesita
un
gobierno
abierto
y
transparente,
que
permita
a
los
ciudadanos
involucrarse
en
sus
actividades
y
toma
de
decisiones,
donde
exista
un
flujo
de
información
constante
entre
gobierno
y
ciudadanía
así
como
mecanismos
para
rendir
cuentas4.
Propósitos5
• Estimular
la
capacidad
crítica
de
ciudadanos
y
ciudadanas
y
sus
organizaciones
para
demandar
una
administración
pública
correcta
y
adecuada
que
permita
que
el
Estado
cumpla
efectiva,
eficiente
y
eficazmente
con
las
responsabilidades
asignadas
por
las
leyes
del
país.
• Contribuir
a
garantizar
la
equidad
y
transparencia
de
la
gestión
del
Estado.
• Involucrar
a
la
ciudadanía
en
la
toma
de
decisiones,
acompañamiento
y
evaluación
para
la
solución
de
los
problemas
nacionales
y
su
incidencia
en
la
aplicación
de
políticas
públicas.
• Solicitar
cuentas
a
partir
de
la
confrontación
de
los
indicadores.
• Vigilar
el
funcionamiento
adecuado
de
la
administración
pública
en
cuanto
a
transparencia
y
eficacia.
1 MIDDES, 2004:8.
2 Cfr. en Bedford, 2013.
3 Cfr. en Bedford, 2013.
4 Ibid.
5 Ibíd, MIDDES, 2004:8.
• Atender
denuncias
sobre
violaciones
al
derecho
público
o
de
violación
a
la
seguridad
e
integridad
física
de
las
personas
por
parte
de
funcionarios
del
Estado.
• Solicitar
y
obtener
información
sobre
planes,
proyectos
y
programas
de
inversión
pública,
fuentes
de
los
recursos
y
ejecución
de
presupuesto.
• Coordinación
con
otras
instancias
(de
gobierno,
privadas,
locales,
etc.)
para
evaluar
los
resultados
de
proyectos
y
programas
públicos.
• Estimular
a
los
gobernantes
en
el
cumplimiento
transparente
de
sus
funciones,
contribuyendo
así
al
buen
funcionamiento
del
gobierno.
• Fomentar
la
participación
y
autoestima
ciudadana,
proporcionando
medios
para
expresarse
(queja,
protesta,
denuncia,
propuesta,
etc.)
• Fortalecer
a
las
organizaciones
civiles
y
contribuir
al
mejoramiento
de
las
comunidades.
Clases
de
Auditoría
Social6
• Auditorías
Recurrentes:
Son
aquellas
que
se
realizan
de
manera
sistemática
y
periódica
en
sectores
o
áreas
del
ámbito
político,
institucional,
administrativo,
económico,
financiero
y
social.
• Auditorías
Especiales:
Son
aquellas
que
se
realizan
como
resultado
de
una
solicitud
o
denuncia
de
la
sociedad
civil
debidas
a
hechos
singulares
o
actos
ilícitos
que
afectan
directa
o
indirectamente
a
la
población.
Tipos
de
Auditoría
Social
• Administrativa,
en
sus
diferentes
fases:
planificación,
ejecución,
control
y
evaluación
• Contable
y
financiera
• Legal-‐institucional
• Operacional
• Programática
• De
recursos
• De
seguimiento
a:
i)
convenios
y
compromisos
de
Estado,
ii)
políticas
públicas,
iii)
Convenios
y
compromisos
políticos
públicos,
iv)
promesas
y
ofrecimientos;
y,
v)
convenios
y
compromisos
particulares
en
comunidades
específicas.
Funciones
de
la
Auditoría
Social7
• Velar
por
el
adecuado
desempeño
de
la
administración
pública;
la
transparencia
y
la
eficacia
en
todos
sus
actos.
6 MIDDES, 2004:8.
7 MIDDES, 2004:10-11.
• Atender
toda
denuncia
sobre
violación
a:
i)
procedimientos
o
acciones
relacionadas
con
el
proceso
de
auditoría
social
y
ii)
derecho
de
ser
servido
con
prontitud,
eficiencia,
honradez,
sencillez
y
claridad,
para
referirla
a
la
instancia
que
corresponda
de
acuerdo
a
la
naturaleza
del
hecho
denunciado.
• Atender
toda
denuncia
sobre
violación
a
los
derechos
humanos,
a
la
seguridad
económica,
a
la
seguridad
e
integridad
física
y
moral
por
parte
de
los
agentes
del
Estado
o
de
organizaciones
estatales
y
no
gubernamentales.
• Solicitar,
obtener
y
analizar
información
sobre
los
proyectos,
planes
y
acciones
concernientes
a
la
inversión
pública,
las
fuentes
de
inversión
y
la
ejecución
de
presupuestos
destinados
al
bien
público
o
colectivo.
• Coordinar
con
las
instancias
gubernamentales,
privadas,
locales,
nacionales
e
internacionales,
el
intercambio
de
información
confiable
y
clara,
para
lograr
evaluar
los
resultados
de
la
gestión
del
gobierno
y
emitir
conclusiones
y
recomendaciones.
• Contribuir
al
buen
gobierno
municipal
y
nacional,
estimulando
a
los
gobernantes
al
cumplimiento
transparente
de
sus
funciones,
a
honrar
sus
compromisos,
promesas
de
campaña
y
su
legitima
autoridad
de
gobernante.
• Coadyuvar
a
garantizar
el
adecuado
encauzamiento
y
el
establecimiento
de
una
justicia
pronta
y
cumplida
que
implique
una
significativa
reducción
de
la
impunidad
en
el
país.
Etapas
de
la
Auditoría
Social8.
Planificación
• Selección
del
ente
a
auditar
• Información
preliminar
• Entrevista
preliminar
• Alcance
y
extensión
• Diseño
del
programa
de
trabajo
• Recurso
humano
que
practicará
la
auditoría
• Control
y
supervisión
• Recursos
económicos
Ejecución
• Concreción
del
plan
o
programa
de
trabajo
• Aplicación
de
mecanismos
de
auditoría
• Realización
de
pruebas,
procedimientos
y
técnicas
de
auditoría
• Preparación
de
papeles
de
trabajo
y
recopilación
de
evidencias
suficientes
y
competentes
Finalización
y
elaboración
de
propuestas
• Revisión
de
papeles
de
trabajo
y
evidencias
recabadas
• Evaluación
del
cumplimiento
de
los
objetivos
de
la
auditoría
8 MIDDES, 2004:15-16.
9 Sollis y Winder, 2006:3.
10 Ibíd.
proceso
de
control
a
posteriori
de
la
actividad
económica,
financiera,
operativa
o
de
gestión
de
cualquier
organización.
Hoy
en
día,
de
forma
general,
el
significado
podría
ser
11:
“Un
conjunto
de
técnicas
de
información
y
de
evaluación
aplicado
por
un
profesional
en
el
seno
de
un
proceso
coherente,
con
el
fin
de
adoptar
un
juicio
en
referencia
a
unas
normas
y
de
formular
una
opinión
sobre
el
procedimiento
y/o
las
modalidades
de
realización
de
una
operación
determinada.”
La
auditoría
social
en
sí
se
remonta
a
la
década
de
los
setentas
del
siglo
pasado
cuando
las
corporaciones
en
la
Mancomunidad
Británica
(British
Comonwealth),
algunos
países
europeos
y
en
Estados
Unidos,
respondieron
a
las
demandas
de
consumidores
y
movimientos
ambientalistas,
que
en
esos
años
tuvieron
un
gran
auge
y
para
lo
cual
implementaron
varios
métodos
para
involucrar
activamente
a
las
partes
interesadas
y
comunidades
en
el
proceso
de
toma
de
decisiones.
Las
corporaciones
concluyeron
en
que
si
llegaban
a
las
partes
interesadas,
éstas
podían
comprender
el
impacto
y
las
necesidades
del
producto,
mejorar
sus
calidades
y
servicios,
diseñar
una
cultura
corporativa
más
sana
y
productiva
y,
a
su
vez,
fortalecer
su
productividad
y
ganancias12.
En
la
década
de
los
ochenta
el
concepto
pasó
desde
el
sector
privado
al
sector
público
en
respuesta
a
nuevas
tendencias
emergentes
de
gobernabilidad
democrática.
A
medida
que
más
países
hacían
transiciones
las
organizaciones
de
sociedad
civil
lograban
mayor
legitimidad
y
espacios
de
participación
(particularmente
en
aquellos
temas
relacionados
con
derechos
humanos,
género
y
medio
ambiente)
y
las
organizaciones
internacionales
se
centraban
en
cuestiones
como
rendición
de
cuentas
y
transparencia13.
En
cuanto
los
países
continuaban
consolidando
la
gobernabilidad
democrática
en
la
década
de
los
noventas
y
el
nuevo
siglo,
mediante
procesos
electorales
periódicos
y
más
transparentes,
la
auditoría
social
ganaba
una
mayor
atención
debido
a
que
también
crecía
la
preocupación
por
la
calidad
de
la
misma14.
En
general,
los
ciudadanos
de
todo
el
mundo
se
han
tornado
ambivalentes
sobre
el
impacto
de
las
instituciones
democráticas
y
políticas
públicas
en
sus
vidas
diarias.
Aunque
la
participación
se
ha
ampliado
los
hechos
de
corrupción
también
se
han
incrementado.
La
falta
de
mecanismos
de
rendición
de
cuentas
y
de
transparencia
institucional
así
como
la
creciente
percepción
de
que
las
prácticas
corruptas
afectan
negativamente
a
la
inversión
y
el
crecimiento
económico
ha
dañado
la
confianza
en
las
instituciones
políticas.
Como
resultado
de
esto,
el
apoyo
público
para
la
gobernabilidad
disminuye
y
la
desconfianza
crece.
La
auditoría
social,
como
se
conoce
actualmente,
es
el
fruto
de
la
experiencia
municipal
del
izquierdista
Partidos
de
los
Trabajadores
(PT)
de
Brasil,
en
el
desempeño
de
gobiernos
municipales,
especialmente
en
el
caso
de
la
ciudad
de
Porto
Alegre,
capital
del
sureño
estado
brasileño
de
Río
Grande
del
Sur.
La
misma
era
parte
de
los
esfuerzos
de
dicho
partido,
bajo
la
influencia
de
sus
raíces
trosquistas
y
de
la
Teología
de
la
Liberación,
de
pasar
de
una
democracia
representativas,
que
en
estas
tradiciones
tendía
siempre
a
la
burocratización
y
la
oligarquización,
a
una
democracia
directa,
participativa
y
asambleísta15.
La
auditoría
social
al
igual
que
los
presupuestos
participativos
eran
mecanismos
de
control
popular
sobre
los
funcionarios
electos.
11 ITESCAN, 2008:2.
12 Berthin, 2011:25.
13 Berthin, 2011:26.
14 Diamong, 2008, citado en Bethin, 2011:25.
15 Cfr. en Teni Cacao, 2008:10 y ss.
Los
esfuerzos
del
PT
en
Porto
Alegre
comenzaron
con
la
propuesta
de
los
Presupuestos
Participativos.
Esto
es
que
la
planificación
municipal
era
elaborada
con
participación
de
la
población;
pero
muy
pronto
su
aplicación
generó
demandas
adicionales
de
control
sobre
su
ejecución.
De
allí
se
comienza
a
dar
lo
que
se
denominó
la
auditoría
social.
La
experiencia
de
Porto
Alegre
fue
difundida
entre
la
izquierda
mundial
por
medio
del
denominado
Foro
Social
de
Porto
Alegre,
que
fue
su
respuesta
a
las
grandes
reuniones
del
grupo
de
los
siete
países
más
industrializados
(G-‐7),
más
la
Rusia
post-‐soviética,
que
se
reunión
en
los
años
noventa
en
Génova
y
Seattle.
Finalmente,
el
concepto
fue
adoptado
por
el
Programa
de
Naciones
Unidas
para
el
Desarrollo
(PNUD)
y
promovido
por
todos
los
países
tenía
presencia16,
entre
ellos
Guatemala.
III
El
tema
en
Guatemala
En
la
legislación
guatemalteca,
la
auditoria
social
(o
por
lo
menos
la
idea)
es
mencionada
en
los
varios
instrumentos
legales:
• Constitución
Política
de
la
Republica
de
Guatemala
• Ley
General
de
Descentralización.
• Ley
de
Desarrollo
Social.
• Ley
del
Sistema
de
Consejos
de
Desarrollo
Urbano
y
Rural
y
su
Reglamento.
• Código
Municipal.
• Ley
Orgánica
del
Presupuesto
y
su
Reglamento.
• Ley
Preliminar
de
Regionalización.
• Ley
del
Organismo
Ejecutivo.
• Ley
de
Compras
y
Contrataciones
del
Estado
y
su
Reglamento.
El
Código
Municipal
incluye,
en
su
artículo
17,
el
derecho
de
los
vecinos
a
la
Auditoría
Social,
por
medio
de
la
figura
de
la
Comisión
Ciudadana
Municipal
de
Auditoría
Social
(COCIMAS)17.
La
creación
y
funcionamiento
de
la
misma
corresponde
al
Consejo
Municipal
de
Desarrollo
(COMUDES)
y
en
la
misma
deben
incluirse
tanto
a
representantes
de
la
sociedad
civil
así
como
un
Síndico
para
que
sirva
de
enlace
con
la
corporación
municipal.
El
objetivo
de
la
comisión
es
asegurar
la
participación
de
los
vecinos
en
el
proceso
de
priorización
de
necesidades
y
de
ejecución
de
proyectos,
así
como
en
el
control
y
evaluación
de
los
mismos.
Acá,
el
concepto
de
auditoría
social
está
ligado
a
la
idea
de
Transparencia18,
entendida
como
gestión
clara,
veraz
y
objetiva
por
medio
de
la
ejecución
y
desarrollo
de
sistemas
de
control,
fiscalización,
probidad
y
ética,
con
participación
ciudadana.
Significa
que
la
actuación
política
debe
ser
limpia
y
pública
y
que
nada
debe
permanecer
oculto,
que
debe
abolirse
el
secreto
en
el
ejercicio
del
poder
y
en
la
administración
del
Estado.
Es
la
necesidad
de
que
todos
los
procedimientos
sean
limpios
y
honestos,
que
aseguren
la
correcta
ejecución
de
los
recursos
públicos,
y
que
puedan
ser
revisados
sin
traba
alguna
por
cualquier
ciudadano19.
La
transparencia
puede
tener
varias
definiciones,
significados
y
aplicaciones
para
delimitar
su
uso
y
calificar
las
funciones
principalmente
del
gobierno,
pero
también
las
actividades
de
otras
personas.
En
la
16 Bethin, 2011:26.
17 Cfr. en PROMUDEL, 2007:17.
18 FOSDEH, 2007:13.
19 Ibíd.
actualidad
el
concepto
se
ha
convertido
en
un
instrumento
amplio,
una
norma,
un
ambiente
de
moderno
desempeño
público
y
apunta
a
transformarse
en
un
valor
y
forma
de
vida20.
Para
lograr
lo
anterior,
es
indispensable
que
los
vecinos
cuenten
con
información
verdadera,
completa
y
oportuna
sobre
la
forma
cómo
se
manejan
los
recursos
financieros
de
la
municipalidad.
Las
oficinas,
registros,
documentos
y
expedientes
deben,
entonces,
ser
públicos
y
estar
en
disposición
de
ser
examinados
y
consultados
(Artículo
139
del
Código
Municipal).
La
descentralización
y
la
participación
son
fundamentales
en
una
sociedad
democrática
para
cumplir
con
la
tarea
de
la
auditoría
o
del
control
social.
La
experiencia
demuestra
que
en
todo
Estado,
especialmente
en
aquellas
donde
los
mecanismos
institucionales
(como
la
Contraloría
General
de
Cuentas,
el
Ministerio
Público
y
los
tribunales
de
justicia)
no
son
suficientemente
eficaces,
es
necesario
que
exista
una
permanente
actividad
de
fiscalización
sobre
el
manejo
de
los
recursos
públicos,
para
que
las
instituciones
sean
más
eficientes
y
los
recursos
sean
administrados
con
honradez.
Uno
de
los
problemas
más
serios
que
afecta
a
Guatemala
y
a
muchos
países
en
vías
de
desarrollo
es
la
corrupción.
Este
fenómeno
tiene
muchas
formas
de
expresarse.
Por
ejemplo,
las
comisiones
o
mordidas
(delito
conocido
como
“cohecho”
en
el
Código
Penal)
que
reciben
funcionarios
por
adjudicar
un
contrato
o
dar
una
licencia
o
la
utilización
de
materiales
o
de
bienes
del
Estado
para
beneficio
personal.
También
es
corrupción
el
desperdicio
o
el
gasto
innecesario
de
los
recursos
del
Estado21.
En
el
Índice
de
Percepción
de
la
Corrupción
(IPC)
elaborados
desde
2001,
cuya
autoría
corresponde
a
la
organización
Transparencia
Internacional,
no
aparece
ningún
país
latinoamericano
entre
los
considerados
más
limpios.
En
cambio,
de
los
diez
países
calificados
como
más
corruptos
todos
son
en
vías
de
desarrollo
o
del
antiguo
bloque
socialista
(como
Rusia).
El
más
limpio
tiene
calificación
de
9.99
y
el
más
corrupto
de
1.0.
En
este
índice,
Guatemala
tiene
una
calificación
de
2.9,
que
se
ha
ido
deteriorando
con
los
años
y
que
está
muy
lejos
de
Chile,
el
mejor
de
América
Latina,
que
tiene
7.5.
La
corrupción
tiene
muchos
efectos
negativos.
Los
ciudadanos
se
niegan
a
pagar
los
impuestos
porque
piensan
que
el
dinero
será
desviado
en
beneficio
de
algunos
funcionarios,
o
bien
que
será
utilizado
para
proyectos
que
no
son
necesarios.
Además,
desestimula
la
inversión,
con
lo
que
afecta
el
proceso
de
desarrollo
de
un
país.
La
corrupción
afecta
entonces
la
credibilidad
y
la
confianza
en
las
instituciones
y
la
capacidad
de
las
instituciones
de
gobierno
para
atender
las
necesidades
de
la
población.
Un
aspecto
fundamental
para
evitar
la
corrupción
es
la
transparencia
de
la
administración
pública.
Esto
significa
que
los
funcionarios
trabajen
como
si
estuvieran
en
la
vitrina
de
una
tienda,
donde
todos
pueden
ver
lo
que
hacen.
En
Guatemala
la
administración
pública
sigue
siendo
cerrada,
es
difícil
obtener
información
a
pesar
de
que
hay
un
mandato
constitucional
muy
claro
sobre
que
todos
los
documentos
y
expedientes
de
las
dependencias
del
gobierno
son
públicos,
con
excepción
de
los
asuntos
militares
y
diplomáticos
y
los
datos
proporcionados
por
particulares
bajo
reserva
de
confidencialidad.
En
los
procesos
de
descentralización
y
desconcentración,
la
mayor
cercanía
de
las
instituciones
y
de
las
autoridades
con
los
ciudadanos
permite
que
exista
más
transparencia
porque
todos
pueden
tener
un
acceso
más
fácil
a
la
información,
los
ciudadanos
tienen
más
oportunidades
para
entrar
contacto
con
las
autoridades
y,
por
tanto,
hay
una
mayor
posibilidad
de
realizar
una
auditoría
o
control
social
efectivo.
20 FOSDEH, 2007:14.
21 FUNCEDE, 2002:14.
Pero
la
transparencia
no
se
da
en
forma
automática;
por
ejemplo,
las
municipalidades
tienen
desde
hace
muchos
años
la
obligación
de
informar
a
la
población
cada
tres
meses
sobre
el
estado
de
ingresos
y
gastos
de
su
presupuesto.
Muy
pocas
cumplen
con
tal
obligación
pero
tampoco
los
ciudadanos
lo
exigen.
La
causa
de
esto
puede
ser
la
falta
de
conocimiento
sobre
las
obligaciones
de
las
autoridades
y
los
derechos
de
los
ciudadanos,
así
como
sobre
los
procedimientos
que
se
pueden
seguir
para
obligar
a
un
funcionario
a
que
cumpla
con
la
ley.
La
confianza
de
los
ciudadanos
en
la
forma
cómo
son
manejadas
las
instituciones
del
Estado
tiene
un
efecto
directo
y
positivo
que
facilita
el
trabajo
de
la
administración
pública.
Por
ejemplo,
contribuye
a
la
formación
de
una
cultura
tributaria,
pues
el
ciudadano
pagará
sus
impuestos
con
más
facilidad
y
puntualidad
si
conoce
la
forma
cómo
se
administran
los
recursos
y
el
destino
que
se
les
da.
La
confianza
en
las
instituciones
también
es
fundamental
para
la
sostenibilidad
de
la
democracia
porque
los
ciudadanos
están
convencidos
de
que
las
instituciones
son
necesarias
y
beneficiosas.
En
caso
contrario,
las
verán
como
un
gasto
inútil,
como
algo
que
solamente
quita
el
dinero
a
los
particulares
para
que
los
funcionarios
lo
puedan
gastar
en
su
provecho
personal.
En
lo
que
respecta
a
la
región,
según
el
Banco
Interamericano
de
Desarrollo
(BID),
en
Centroamérica
la
auditoría
social
se
ha
venido
practicando
desde
los
años
noventa,
facilitado
en
gran
parte
gracias
a
la
finalización
de
los
conflictos
armados
que
permitieron
que
la
participación
ciudadana
fuera
posible
en
un
nuevo
contexto
pacífico
y
dentro
de
sistemas
democráticos.
Este
es
precisamente
el
caso
de
Guatemala,
en
donde
los
Acuerdos
de
Paz
de
1996
jugaron
un
papel
sumamente
importante
para
la
promoción
e
implementación
de
los
procesos
de
auditoría
social,
ya
que
fue
en
este
contexto
que
el
BID,
mediante
su
programa
denominado
Programa
de
Desarrollo
Comunitario
para
la
Paz
(DECOPAZ),
destinó
56
millones
de
dólares
con
la
finalidad
de
ayudar
a
parte
de
la
población
más
afectada
por
el
conflicto
en
Huehuetenango
y
en
donde
la
auditoría
social
formó
parte
de
los
ejes
centrales
del
programa
para
que
los
ciudadanos
pudieran
medir
y
calificar
los
resultados
de
los
distintos
proyectos
realizados22.
El
programa
se
basó
en
la
capacitación
intensiva
en
gestión
de
proyectos
para
lograr
la
incorporación
de
la
población
afectada
por
el
conflicto
en
el
proceso
de
desarrollo
comunitario
en
un
entorno
de
paz,
para
lo
cual
DECOPAZ
delegó
en
las
comunidades
la
pre-‐identificación,
selección,
planeación
y
ejecución
de
los
proyectos
locales
considerados
como
prioritarios.
En
cada
municipio
participante,
el
Programa
apoyó
la
formación
de
microrregiones
constituidas
por
comunidades
contiguas
e
identificadas
utilizando
criterios
geográficos,
sociales,
culturales
y
económicos.
En
el
ámbito
de
micro
región,
el
Programa
además
promovió
la
creación
y
legalización
de
las
Entidades
Representativas
Microrregionales
(ERM)
formadas
por
representantes
de
las
organizaciones
comunitarias,
las
autoridades
municipales
y
otros
actores
locales.
Las
actividades
de
auditoría
social
constituyeron
procesos
sustanciales
en
la
metodología
del
programa
DECOPAZ.
Éstas
se
implementaron
con
el
propósito
de
incorporar
la
evaluación
en
el
ciclo
de
proyectos,
identificando
lecciones
aprendidas
para
estimular
las
capacidades
locales,
el
uso
transparente
de
los
recursos
y
el
fortalecimiento
de
la
organización
social
de
las
ERM.
Previo
a
su
implementación
se
definieron
mecanismos
e
instrumentos
prácticos
con
información
útil
para
la
gestión
participativa,
financiera
y
administrativa
del
ciclo
de
proyectos
con
el
propósito
de
potenciar
la
toma
de
decisiones.
Estas
actividades
se
vincularon
directamente
con
el
proceso
metodológico
de
control,
monitoreo,
evaluación
y
seguimiento
del
programa
DECOPAZ,
el
cual
se
implementó
en
dos
niveles:
primero
a
través
22 Sollis y Winder, 2006:36.
de
la
participación
de
la
comunidad
en
general,
la
cual
estuvo
informada
sobre
la
gestión
y
ejecución
de
recursos
y
tuvo
participación
en
el
control
y
monitoreo
de
proyectos;
y
segundo
a
través
de
los
órganos
creados
por
las
ERM
en
la
aplicación
de
los
instrumentos
técnicos
y
monitoreo
de
los
proyectos.
Los
principales
actores
del
proceso
fueron
las
comunidades
organizadas,
los
gobiernos
municipales,
el
gobierno
departamental
y
el
gobierno
nacional,
y
los
beneficiarios
finales
unas
480
mil
personas
ubicadas
en
17
municipios
que
llegaron
a
conformar
un
total
de
93
ERM.
Otro
ejemplo
de
práctica
de
auditoria
social
fue
el
convenio
que
para
su
ejecución
se
firmó
entre
la
Coordinadora
“Si,
Vamos
por
la
Paz”
y
la
Contraloría
General
de
Cuentas
de
la
Nación,
para
auditar
los
costos
del
denominado
proceso
de
Paz23.
No
parece
que
se
hayan
tenido
resultados
trascedentes
en
el
mismo.
Por
iniciativa
de
USAID,
a
partir
del
proceso
de
reconstrucción
posterior
al
huracán
Mitch,
en
1998,
los
gobiernos
centroamericanos
han
estado
invirtiendo
en
fortalecer
sistemas
nacionales
de
rendición
de
cuentas.
Las
comunidades
organizadas
y
las
Organizaciones
de
la
Sociedad
Civil
(OSC)
se
convirtieron
en
actores
cada
vez
más
activos,
presionando
a
los
gobiernos
nacionales
y
locales
para
lograr
su
participación
en
los
procesos
de
formulación
de
políticas
y
en
los
mecanismos
de
supervisión24.
En
Centro
América,
el
compromiso
dinámico
entre
las
OSC
locales,
el
gobierno
nacional
y
local,
agencias
bilaterales
e
instituciones
multilaterales,
ha
impulsado
un
proceso
generador
de
un
sinnúmero
de
experimentos
en
“control
social”
y
“contraloría
social”25.
IV
Experiencia
locales
De
las
pocas
experiencias
sistematizadas
en
Guatemala
sobresale
la
realizada
en
el
municipio
de
Livingston,
departamento
de
Izabal,
con
el
apoyo
del
colectivo
“Si,
vamos
por
la
paz”,
realizada
en
el
puesto
de
salud
de
la
cabecera
local,
entre
junio
de
2003
a
junio
de
200426.
Este
esfuerzo
fue
parte
de
las
actividades
iniciadas
por
este
colectivo
y
sus
aliados
a
partir
de
la
Consulta
Popular
de
1999,
sobre
la
inclusión
de
elementos
de
los
acuerdos
de
paz
en
la
Constitución,
y
que
como
se
sabe,
fueron
un
fracaso27.
La
actividad
se
inició
en
junio
de
2003
con
una
proceso
de
identificación
de
personas
interesadas,
buscando
que
fueran
representativos
de
los
cuatro
grupos
principales
en
el
municipio
(q’eqchi’s,
garífunas,
ladinos
y
culíes
hindús).
El
proceso
tuvo
las
siguientes
características:
• Los
organizadores
tuvieron
dificultades
para
conseguir
suficientes
participantes.
En
la
búsqueda
de
la
muestra
representativa
resultó
que
la
mayoría
de
las
personas
no
acudían
al
puesto
de
salud
para
sus
problemas
de
ese
tipo,
ya
que
quienes
tenían
algunos
recursos
preferían
hacer
uso
del
hospital
público
de
Puerto
Barrios
o
los
hospitales
privados
en
Livingston,
El
Estor
o
Puerto
Barrios.
La
población
más
pobre
hacía
uso
de
medicina
tradicional
o
consultaba
directamente
a
los
encargados
de
las
farmacias.
23 Álvarez, 2009.
24 La Washington Office on Latin America (WOLA), desde finales de los años 90 hasta inicios de 2000, llevó acabo un programa de capacitación en la
región dirigido a organizaciones de la sociedad civil centroamericana. El programa trató sobre herramientas y técnicas para el cabildeo con el gobierno.
Cfr. también, Sollis, 2005:542 y ss.
25 Sollis y Winder, 2006:38.
26 Morales, 2008:55 y ss.
27 Morales, 2008:15.
• El
puesto
de
salud
carecía
de
archivos
y
registros
de
sus
actividades,
por
lo
cual
no
se
conocían
detalles
de
sus
actividades;
los
pocos
registrados
ubicables
estaban
físicamente
en
la
dirección
de
salud
ubicada
en
Puerto
Barrios.
Cabe
destacar
que
las
autoridades
de
ese
lugar
no
presentaron
objeciones
a
las
solicitudes
de
información28.
• La
mayoría
de
las
personas
entrevistadas
e
interesadas
en
el
proceso
no
pudieron
integrarse
en
la
Comisión
Municipal
de
Auditoria
Social
porque
no
llenaban
los
requisitos
mínimos
(saber
leer
y
escribir
con
cierta
solvencia).
• Por
esta
misma
razón,
el
proceso
de
información
y
capacitación
fue
más
lento
y
complejo
de
lo
esperado.
Los
participantes
no
tenían
noción
de
lo
que
les
tocaba
hacer,
especialmente
carecían
de
conocimiento
de
los
instrumentos
legales
en
que
se
basa
la
Auditoria
Social.
Como
en
muchos
casos,
el
proceso
de
auditoría
social
no
tuvo
continuidad
una
vez
agotado
el
financiamiento
llegado
de
fuera
por
lo
que
la
comisión
municipal
desapareció.
V
Obstáculos
para
la
auditoria
social
La
práctica
de
éste
mecanismo
ciudadano
se
ha
extendiendo
en
el
país,
aunque
ha
encontrado
fuerte
oposición
de
parte
de
aquellos
actores
para
los
cuales
la
corrupción
representa
fuertes
ganancias,
tanto
materiales
como
de
otro
tipo
(clientelismo).
Algunos
casos
documentados
como
el
de
Comitancillo,
tras
la
tormenta
Stan,
denota
las
dificultades,
por
ejemplo,
ante
la
confusión
entre
un
proceso
de
auditoría
social
y
uno
de
monitoreo,
en
éste
caso
de
ayuda
para
reconstrucción29.
Lo
que
en
Meléndez,
2007
se
presenta
como
auditoria
social,
es
en
realidad,
un
monitoreo
sobre
la
reconstrucción
y
la
atención
a
los
damnificados
después
de
la
tormenta
Stan.
Aunque
se
indica
que
se
llevaron
procesos
de
capacitación
sobre
el
tema,
con
la
colaboración
de
Acción
Ciudadana
y
la
Pastoral
Social
de
la
Diócesis
de
San
Marcos,
en
el
reporte
de
lo
realizado
puede
observarse
que
nunca
se
conformó
una
comisión
de
auditoría
social
con
participación
de
la
población
y
que
las
entidades
involucradas
se
dedicaron
a
dar
seguimiento
a
la
reconstrucción
pero
sin
entrar
al
tema
del
buen
uso
de
los
fondos
públicos.
Lo
que
terminaron
generando
fue
un
informe
general
sobre
los
problemas
de
la
reconstrucción,
pero
sin
aplicar
los
elementos
que
conforman
una
verdadera
auditoria
social30.
Casi
siempre
se
encuentra
una
gran
reticencia
a
realizar
auditorías
sociales
en
las
municipalidades;
luego
de
una
extensa
revisión
documental
en
procura
de
casos
aplicados
en
Guatemala
las
pocas
existentes
tienen
más
como
destino
al
gobierno
central
mientras
que
muy
pocos
están
ligados
a
las
alcaldías
y
sus
funcionarios.
Pero
además
de
la
resistencia
de
quienes
se
benefician
con
la
corrupción,
también
existe
oposición
de
parte
de
las
mismas
instituciones
encargadas
de
la
fiscalización
“formal”.
Estas
sienten
que
las
comisiones
de
auditoría
social
invaden
su
campo
de
acción
y
aunque
aparentemente
aceptan
su
existencia,
en
la
práctica,
se
oponen
a
su
labor31.
28 Esto fue antes de la aprobación de la actual Ley de Acceso a la Información. Paradójicamente, su aprobación ha hecho el acceso a la información más
engorroso y tardado que antes.
29 Menéndez, 2007.
30 Menéndez, 2007:65 y ss.
31 Cfr. en Menéndez, 2007:68.
Hay
pocas
evaluaciones
de
los
resultados
concretos
de
las
experiencias
de
auditorías
sociales.
Se
asume
que
son
positivos,
pero
no
se
tiene
información
que
compruebe
o
rechace
dicha
conclusión.
La
debilidad
fundamental
es
su
dependencia
del
financiamiento
internacional
y
el
hecho
de
que
por
su
procedencia,
los
implicados
no
puedan
realizar
actividades
sin
la
autorización
de
la
autoridad
evaluada.
En
el
caso
de
gobierno
central
y
sus
dependencias,
donde
muchos
programas
reciben
financiamiento
de
la
cooperación
internacional,
esto
es
más
fácil
porque
la
dependencia
trata
de
ser
“amable”
hacia
las
demandas
del
cooperante.
Pero
en
el
caso
de
las
municipalidades,
que
no
dependen
directamente
de
la
cooperación
internacional,
aún
si
no
tienen
nada
que
ocultar
no
les
parece
adecuado
ser
supervisadas
por
entes
externos,
aunque
sólo
sea
porque
con
esto
se
crean
precedentes
que
más
tarde
su
pueden
volver
en
su
contra.
Incluso
la
cooperación
internacional
tiene
temor
de
“enemistarse”
con
los
alcaldes
por
el
bloqueo
que
pueden
realizar
de
sus
actividades.
El
resultado
es
que
la
auditoria
social
queda
como
una
práctica
enseñada
en
talleres
y
seminarios
pero
quien
desee
realizarlo
deberá
hacerlo
con
sus
propios
y
escasos
recursos.
A
esto
se
agrega
que
la
mayoría
de
los
presuntos
interesados
en
este
tipo
de
prácticas,
en
la
realidad
no
lo
están
tanto.
muchas
de
las
personas
interesadas
en
la
auditoría
social
son
personas
que,
si
se
dan
las
condiciones,
estarían
más
interesadas
en
participar
en
política
local
y
le
ven
únicamente
como
un
medio
para
promocionarse
socialmente
pero
que
compartes
las
visiones
patrimonialistas
y
corporativas
que
caracterizan
la
política
del
país.
Para
estos
interesados,
la
auditoría
social
es
“una
estaca”
en
la
cual
se
puede
sentar
a
un
posible
competidor
pero
que
no
es
el
lugar
donde
se
desearía
estar.
Por
ello,
hay
quienes
le
consideran
un
escalón
para
una
futura
carrera
política
pero
no
una
práctica
que
interese
convertir
en
rutinaria.
El
resultado
es
que
la
auditoria
social
es
una
práctica
esporádica
que
depende
de
factores
externos
a
los
que
deberían
estar
interesados
e
involucrados,
ya
que
en
gran
medida
las
comunidades
o
los
sectores
urbanos
le
siguen
viendo
como
una
práctica
no
propia
de
sus
costumbres
y
que
les
puede
poner
en
riesgo
frente
a
poderes
(políticos
o
económicos)
a
los
que
consideran
superiores
a
sus
propias
fuerzas.
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