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Juridicción y Competen
Juridicción y Competen
INTRODUCCIÓN
En el marco del Estado Constitucional de Derecho, la potestad de administrar Justicia
en el ámbito penal, le compete exclusivamente al Poder Judicial, a través De una
delegación soberana del pueblo, basado en el consenso democrático que se renueva
periódicamente con el acto eleccionario. Es entonces, una garantía Fundamental que
los individuos sólo puedan ser objeto de una sanción punitiva, Por aquel órgano estatal
constitucionalmente conferido para dicha función. Ciertamente, el Poder Judicial
administra justicia a nombre de la Nación, el poder penal lo ejerce exclusivamente el
Estado, en la medida que los ciudadanos están vedados de ejercer justicia de propia
mano.
A partir de la creación del Derecho Canónico con el régimen de las Monarquía
Absolutas, se consolidó la idea de que los Jueces y Tribunales ejercen esta función en
Base a un poder público, en tanto, la comisión de un delito genera un legítimo interés
En la persecución. Afianzándose así los principios de oficialidad y legalidad, y siglos
Más tarde, con el nacimiento de las Repúblicas, el principio de la unidad y exclusividad
de la función jurisdiccional. No podemos olvidar que a afectos de perseguir
Arbitrariamente a los opositores o disidentes políticos, se constituían Tribunales de
Excepción a fin de dar mano dura contra estos individuos, contraviniendo todas las
Reglas del Debido Proceso.
La existencia de una Jurisdicción Militar paralela, ajena a los principios y garantías que
sostienen la actuación de la administración de Justicia en nuestro Sistema Jurídico-
Estatal fue blanco de legítimas críticas, en virtud de las infracciones constitucionales
que sus leyes operativas suponían, insostenibles en el marco del Estado Constitucional
de Derecho, que impone categóricamente la unidad y exclusividad de la función
jurisdiccional. Objeciones que se plasmaron finalmente en una acción de
Inconstitucionalidad interpuesta por la Defensoría del Pueblo, en concreto, sobre
diversos artículos de la Ley Orgánica de Justicia Militar, del Código de Justicia Militar
y la Ley del Ministerio de Defensa, en la medida, que esta normatividad era
incompatible con diversos principios consagrados constitucionalmente en los artículos
138° y 139° de la Carta Política. De esta manera, el Tribunal Constitucional dicta su
sentencia con fecha 30/10/2004 (Exp. N° 0023-2003-AI-TC), en la cual se declaran
como "inconstitucionales “una serie de dispositivos legales comprendidos en la
legislación jurídico-militar.
Esta es una máxima fundamental que sostiene la legitimidad de la administración de
justicia ante el colectivo, y que se cohesiona con el basamento humanista que inspira
todo el ordenamiento jurídico en su conjunto. Siendo así, no existe ninguna dificultad e
incompatibilidad con la creación de "fueros especiales", siempre que estén a cargo de
los magistrados nombrados según las disposiciones que emanan de la Constitución y las
leyes; además que sean respetados los principios del juez natural, la independencia
judicial, las garantías procesales, etc.
LA JURISDICCIÓN
La Jurisdicción pude ser definida como el Poder Judicial, integrado por Jueces y
Magistrados, a quienes, por su independencia y sumisión a la Ley y al Derecho. la
soberanía nacional ha otorgado en exclusiva la potestad jurisdiccional y, en
consecuencia, expresamente les ha legitimado para la resolución jurídica, motivada,
definitiva e irrevocable de los conflictos intersubjetivos y sociales, para la protección de
los derechos subjetivos, el control de la legalidad y la complementación del
ordenamiento jurídico.
Qué debemos entender entonces por Jurisdicción Penal, vendría a ser la potestad que
tienen determinados Tribunales de la Nación, para administrar justicia en el ámbito
criminal, esto es, para someter a procesamiento y juzgamiento, a todos aquellos que han
vulnerado supuestamente una norma jurídico-penal. En otras palabras: la Jurisdicción
Penal detenta el monopolio estatal en la función de imponer penas y medidas de
seguridad, a los responsables penalmente de haber vulnerado o puesto en peligro bienes
jurídicos penalmente tutelados. Para CLARIA OLMEDO, la jurisdicción es una función
soberana del Estado que se desenvuelve unitariamente frente a todo derecho actuable;
diremos que lo jurisdiccional es un poder propio del Estado, que se expresa a través de
ciertos funcionarios que tienen el deber de ejercer esa jurisdicción.28 En tanto que para
FLORIAN, la jurisdicción penal es función soberana que el Estado ejercita por medio
de personas físicas, las cuales, en cuanto órganos del Estado, toman el nombre de jueces.
Siendo así las cosas, diremos que la jurisdicción penal es ejercida por aquellos
magistrados investidos de dicho poder, el cual realizan no a nombre propio, sino a
nombre del Estado que le delega dicha facultad poderdante. Y, en el ámbito criminal, la
jurisdicción tiene por principal misión la aplicación de una norma penal material a
efectos de restablecer la paz y seguridad jurídica, y de auto confirmar la vigencia fáctica
del ordenamiento jurídico. La potestad jurisdiccional, entonces, es el poder-deber de
realizar dicha tarea, la de imponer la norma jurídica resolviendo los casos concretos con
el fin de lograr la paz social mediante la imposición del derecho.630 Esta tarea es tal
vez una de las más esenciales del Estado, pues, su activación presupone la afectación de
un interés jurídico superior –declarado insoportable por la sociedad- cuya resolución por
parte de la judicatura importa la expresión más intensa del poder coactivo del Estado,
cuyo interés es de naturaleza pública, pues, no olvidemos que tanto el Derecho Penal
como el Derecho Procesal Penal son instituciones públicas.
La existencia de una Jurisdicción penal implica dejar de lado la barbarie que supone la
realización del derecho de propia mano (ius-talionis), por una respuesta civilizada
basada en la razón y sobre todo en el derecho, de imponer la justicia sí, pero según
determinadas normas y formalidades, especialmente previstas por ley.
La Jurisdicción entonces se encarga de resolver los conflictos sociales más graves que
acontecen en la sociedad, en base a un interés público en la persecución. Como bien
reseña RUBIANES, la idea de conflicto es inseparable de la función jurisdiccional, pues
precisamente la necesidad de resolverlos es lo que ha originado la institución de esa
actividad del Estado. Lo que interesa a la sociedad es que mediante la función
jurisdiccional se resuelvan los choques de intereses, tutelando al que es lesionado,
desconocido, al sancionar el incumplimiento de normas jurídicas."
En un Sistema adversarial-garantista, que supuestamente adopta el nuevo Código
Procesal Penal, el Juez o Magistrado se coloca entre las partes como un Tercero
imparcial, director del debate, que pretende dirimir la controversia mediante la
aplicación del derecho en sujeción a las pruebas aportadas válidamente al proceso penal.
Son cinco los elementos que se reconocen a la Jurisdicción por parte de la doctrina: la
notio, la vocatio, la coertio, el iudicium y la executio, como señala RUBIANES, la notio
es el derecho de conocer una cuestión litigiosa determinada; vocatio, facultad de obligar
a las partes a comparecer; coertio, el empleo legal de la fuerza; iudicium, o decisión de
la sentencia; y executio, ejecución de las resoluciones judiciales.
Según nuestro Sistema Procesal la Jurisdicción Penal se promueve generalmente ne
procedat iure ex offcio, es decir, de oficio, y nemo iudex sine actore, en los casos de
delitos perseguibles a instancia del ofendido.
Siendo así las cosas, conferimos a la Jurisdicción Penal un fin eminentemente
Teleológico, de contribuir eficazmente a la paz social y jurídica, aplicando el derecho
penal material, de conformidad con una interpretación sujeta al marco del Estado de
Derecho y a las libertades y derechos consagrados constitucionalmente.
POTESTAD JURISDICCIONAL (ART. 16°)
La potestad jurisdiccional del Estado se ejerce por:
La Sala Penal de la Corte Suprema.
Las Salas Penales de las Cortes Superiores.
Los Juzgados Penales, 6 constituidos en órganos colegiados o unipersonales,
según la competencia que le asigna la Ley. En tal sentido, el Juez puede actuar
de forma singular o como integrante de un cuerpo colegiado delimitado en su
unidad por las reglas generales de la competencia.
Los Juzgados de la Investigación Preparatoria. Esta es una nueva denominación
que adopta el nuevo CPP, en función de delimitar la investigación de los actos
de juzgamiento, concediéndose al Juez de la Investigación Preparatoria
facultades muy precisas: controlar jurídicamente la Investigación Preparatoria y
adoptar las medidas coercitivas de carácter personal y real, así como las medidas
limitativas de derecho, empero, estos jueces no tienen facultad de fallo.
Los Juzgados de Paz Letrados, con las excepciones previstas por la ley para los juzgados
de paz. Los Juzgados de Paz Letrados se encuentran constituidos en mayoría de
Distritos Judiciales, pero, resulta que en algunos lugares recónditos de nuestra vasta
geografía, no se han podido conformar estos juzgados, por lo que se ha optado por la
creación de Juzgados de Paz no letrados, dirigidos por personas de la localidad, que sin
ser Abogados (letrados), administran justicia penal en los hechos punibles de mínima
gravedad antijurídica, en el caso de procesamiento por faltas (artículo 482.2).
IMPRORROGABILIDAD DE LA JURISDICCIÓN
La Jurisdicción penal ordinaria es improrrogable. Se extiende a los delitos y a las faltas.
Tiene lugar según los criterios de aplicación establecidos en el Código Penal y en los
Tratados Internacionales celebrados por cl Estado, debidamente aprobados y ratificados
conforme a la Constitución (Art. 17°). La ley penal peruana se aplica a todo el ámbito
territorial, de conformidad al ejercicio de la soberanía que se plasma en la pretensión
punitiva del Estado. En principio, el Estado Nacional es soberano en aplicar su ius
imperium, según el principio de Representación y de protección real. El principio
territorial es una consecuencia Lógica de la independencia de los Estados y del principio
de soberanía, pero también de garantía de una intervención punitiva abusiva
(incontrolable en cualquier otro caso).
Sin embargo, según el principio de extraterritorialidad, el Estado puede imponer el
derecho positivo nacional bajo los supuestos establecidos en el artículo 2° del Código
Penal (incisosl-4), donde cobra gran relevancia, el principio de Jurisdicción Universal
plasmado en el inciso 5 del mencionado artículo, que señala lo siguiente, la ley penal
peruana se aplica fuera del territorio nacional, cuando el Perú está obligado a reprimir
conforme a tratados internacionales, debidamente aprobados y ratificados de
conformidad a la Constitución.
De esta forma se reconoce el principio de cooperación judicial internacional que se
materializa en Tratados y Convenios Internacionales Bilaterales o Multilaterales, que
permiten a un Estado soberano perseguir penalmente al agente delictivo que se
encuentra en su territorio, sin interesar su nacionalidad y el lugar donde se cometió el
delito. Esta extensión jurisdiccional que relativiza los conceptos de soberanía y
territorio, supone la vigencia del principio de protección universal en jurisdicción en
crímenes internacionales.
Por consiguiente, las partes confrontadas no están en posibilidad de extender la
jurisdicción en el caso de la "ordinaria", y ésta se determina de conformidad con el
principio de ubicuidad, esto es, el lugar de la comisión del delito es aquel donde se
infringió la norma prohibitiva (acción), donde el sujeto obligado omitió realizar su
prestación salvadora (omisión) o donde se producen los efectos perjudiciales del evento
delictivo.
LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN PENAL ORDINARIA (ART. 18°)
La jurisdicción penal ordinaria no es competente para conocer:
De los delitos previstos en el artículo 173° de la Constitución, se refiere entonces, a los
delitos de función cuya competencia es el Fuero Castrense, y delito de función es todo
aquel injusto cometido por un agente militar o policial en pleno ejercicio de sus
funciones, que implica una deficitaria ejecución, una extralimitación o una omisión en
las funciones, siempre que afecte bienes jurídicos estrictamente castrenses, 9 en el caso
de afectación de bienes jurídicos fundamentales, la competencia será exclusiva de la
jurisdicción penal ordinaria.
En cuanto al delito de terrorismo, dada su compleja estructura y gravedad de su
manifestación antijurídica, se prevé una regulación especial en el caso de la
competencia, que es en este caso de naturaleza "nacional", tal como se dispone en la
Resolución y Circular que constituye la Sala Nacional de Terrorismo. De conformidad
con este marco regulativo, no interesa el lugar donde se cometió el delito, basta con que
se afecte el bien jurídico tutelado y sea el Perú competente para perseguir estos hechos
punibles. Eso sí, son los Tribunales comunes o dígase civiles para juzgar estos delitos,
si bien la Constitución en este artículo, disponía que las normas del Código de Justicia
Militar eran aplicables a civiles por delitos de terrorismo y de traición a la patria, la
sentencia del Tribunal Constitucional ordenó declarar la nulidad de estos procesos por
haberse vulnerado principios fundamentales: juez natural, jurisdicción predeterminada
por ley, y de ser juzgado por las normas que garantizan el Debido Proceso. Mientras que
el tipo penal de traición a la patria (Decreto Ley N° 25659), fue declarado
inconstitucional por el máximo órgano de la constitucionalidad (Exp. N° 010-2002-
AI/TC), por contener un trasfondo incompatible con el bien jurídico tutelado y la
función político- criminal que éste inspiraba, vulnerándose consiguientemente el
principio de legalidad penal, al confundirse irremediablemente con el tipo penal de
terrorismo tipificado en el artículo 2° del Decreto Ley N° 25475.4I Ante este estado de
cosas, los delitos comprendidos en la llamada "jurisdicción extraordinaria" previstos en
el artículo 173° de la Constitución, son el delito de función y el delito de terrorismo.
De los hechos punibles cometidos por adolescentes, los adolescentes infractores de la
ley penal están sometidos a una jurisdicción penal, los Juzgados de Familia, tal como lo
dispone el Código de los Niños y los Adolescentes (Ley N° 27337),42 pues a pesar de
haber cometido un verdadero injusto penal, la sanción punitiva que recae en el Código
Penal no es la conveniente para poder alcanzar la enmienda, educación y rehabilitación
de estos agentes infractores, no siendo la pena la adecuada por sus efectos retributivos,
se aplican medidas socio-educativas que conllevan una finalidad distinta.
De los hechos punibles en los casos previstos en el artículo 149° de la Constitución. Se
refiere a la denominada Justicia Campesina y Nativa, aquella que se aplica en
determinados ámbitos territoriales (comunidades campesinas y nativas), de
conformidad con el derecho consuetudinario. En la actualidad no existe una ley orgánica
que desarrolle su funcionamiento jurisdiccional, lo cual se precisa con urgencia, a fin de
dotar a esta Justicia de vigencia fáctica, tal como lo reclaman los diversos pueblos y
comunidades, que se extienden a todo lo largo del territorio nacional. De todas formas,
debe precisarse, que dicha Justicia debe adecuarse imperativamente a los cánones del
debido proceso y de la tutela jurisdiccional efectiva.
LA COMPETENCIA
Es harta conocida la definición, de que la Jurisdicción es el género, y la competencia es
la especie.
Todos los jueces y magistrados ejercen Jurisdicción desde que asumen el cargo según
las disposiciones legales vigentes, pero, no todos son competentes para avocarse a
cualquier caso de contenido penal. Como cualquier Institución Pública, el Poder Judicial
asume una estructura organizacional que permite establecer la delimitación de la
competencia en base a una suma de criterios, criterios que en suma, coadyuvan a una
optimización en el ejercicio de la función jurisdiccional. La importancia de las reglas de
competencia se advierte con sólo pensar en la imposibilidad actual de que a un único
tribunal se adjudique el conocimiento y decisión de todas las causas penales, y también
en la necesidad de hacer práctica la división funcional en las diversas fases del proceso.
En efecto, esta forma de organizar el avocamiento de los Tribunales permite solucionar
los conflictos que pueden acontecer cuando más de un juez se dicen competentes para
conocer un determinado caso de contenido penal, por lo que se establece una serie de
criterios (territoriales, jerárquicos, objetivos y materiales), destinados a solucionar dicha
problemática. Sería imaginable que todos los jueces sean competentes para ventilar
todos los casos que se presentan ante la Jurisdicción Penal, una organización de justicia
necesita en definitiva una división de funciones en base a criterios específicos.
La persecución penal estatal se encuentra sometida a una serie de presupuestos
procesales, en este sentido, la iniciación de un proceso necesita irremediablemente que
el Juez Penal sea competente para avocarse jurisdiccionalmente a un caso concreto, por
lo que la competencia es un presupuesto procesal que incide directamente sobre la
formación misma del proceso. La falta de competencia de un Juez no supone un ejercicio
inválido en la promoción de la acción penal, esto es, la idoneidad del juez por este
concepto no implica el cierre del proceso, sino su remisión al juzgador realmente
competente; mas sí sería un presupuesto formal de iniciación del proceso, que puede
anular todo lo actuado, la admisibilidad de una cuestión previa (artículo 4.1) u otro
medio de defensa técnica.
La competencia se traduce en la facultad de que se halla investido un funcionario público
para aplicar justicia en un caso concreto. La forma de limitar la jurisdicción es lo que se
denomina "competencia". La competencia puede también concebirse como capacidad
objetiva del juez, o sea, su capacidad considerada en relación al objeto del proceso y su
desenvolvimiento, y por eso los dos conceptos de competencia y capacidad objetiva del
juez coinciden. En tal sentido, la competencia determina la capacidad funcional de un
juez para avocarse a una determinada causa penal. Desde el punto de vista del tribunal,
se trata de un enfoque externo de la competencia, del cual -como señala CLARIA
OLMEDO- podemos dar un concepto objetivo y otro subjetivo. Objetivamente, es una
órbita jurídico-penal dentro de la cual el tribunal ejerce la jurisdicción. Subjetivamente,
es la aptitud que tiene un tribunal penal para entender en un determinado proceso o
momento por razones territoriales, materiales y funcionales. A partir de esta
delimitación conceptual, podemos decir que la Jurisdicción es el poder con el cual se
encuentran revestidos todos los jueces y magistrados para administrar justicia en el
ámbito criminal, y la competencia es el poder para avocarse a una determinada causa
penal que se reparte en virtud de una serie de criterios. Por consiguiente, la competencia
es la porción o parte de la jurisdicción de los diversos órganos jurisdiccionales y, a la
vez, la aptitud de ellos para juzgar determinados asuntos,651 en este caso, asuntos
estrictamente de contenido penal.
CARACTERES DE LA COMPETENCIA
1. 1 Improrrogabilidad, esto es, la competencia no puede ser trasladada a
Distrito Judicial ajeno al lugar donde se cometió el delito (forum commissi
delicti) por la voluntad de las partes involucradas, la excepción la constituye el
principio de extraterritorialidad y el principio de Justicia Universal, Es un tema
que se incluye en el apartado de la Jurisdicción Penal, en la medida que tiene
que ver con la soberanía del Estado de aplicar las leyes penales.
1.2 De legalidad, las reglas de competencia se determinan y modifican de acuerdo
a ley de la materia, esto es, en las normas del Código Procesal Penal, y
excepcionalmente en los dispositivos legales internos expedidos por el órgano
de gobierno del Poder Judicial.