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Monumentos de Grecia

Acrópolis de Atenas
La colina rocosa que hoy domina Atenas estuvo habitada desde el Neolítico.
Los aqueos construyeron sobre ella una ciudad de murallas ciclópeas. Siglos
más tarde, al principio del periodo griego, fue transformada en santuario
dedicado a la diosa Atenea, patrona de la ciudad. En el 480 a.C.

Atenas y su santuario fueron arrasados y saqueados por el ejército persa al


mando de Jerjes I durante la II Guerra Médica y mediados del siglo V a.C.
Pericles, el más grande de los dirigentes atenienses, convenció a los
atenienses para llegar a cabo un ambicioso programa de reconstrucción de la
Acrópolis. No reparó en gastos; empleó los mejores materiales, arquitectos,
escultores y artistas, transformando la Acrópolis en una ciudad de templos
considerada el máximo exponente del arte clásico.

La roca, revestida de paredes de mármoles, era accesible por el Oeste, a


través de la vía Sacra –a lo largo de la cual discurría la procesión de las
Panateneas- se llegaba a los Propileos, la entrada monumental al lugar
sagrado, obra de Mnesicles. En su interior el Templo de Atenea Nike Aptera,
pequeño templo de orden jónico construido para conmemorar la victorias
atenienses contra los persas, diseñado por Calicrates, edificado en mármol
pentélico; el Erecteion, que ocupa el lugar más sagrado de la Acrópolis,
construido en diferentes niveles, obra de Calícrates, y famoso por su elegante y
monumental arquitectura jonica y por su pórtico de cariátides; y su
monumentos cumbre: el Partenón, diseñado por los arquitectos Ictinos y
Calicrates para albergar una impresionante estatua de Atenea Partenos
esculpida por Fidias. Bajo el Imperio Romano, la Acrópolis y sus laderas
fueron objeto de embellecimiento arquitectónico y nuevas
construcciones. El paso del tiempo ha causado estragos en los monumentos
que han sobrevivido. El año 1687 fue especialmente nefasto, un ataque
veneciano contra los turcos incendió la Acrópolis y causó una explosión en el
Partenón, empleado como polvorín por los otomanos. La Acrópolis ardió
durante dos días y las llamas dañaron todos los edificios. Más tarde el saqueo
de los ocupantes extranjeros, el expolio de los arqueólogos foráneos, la
ineptitud en las labores de restauración llevadas a cabo tras la independencia
de Grecia, los terremotos que a lo largo de los siglos han asolado el Ática y la
amenaza actual de la lluvia ácida, derivada de la contaminación y del tráfico,
que disuelve el mármol de los monumentos está causando estragos.

Delfos
Delfos.- El famoso Santuario de Apolo se construyó a finales del siglo IX a. C.
sobre el solar de un anterior asentamiento micénico que según parece ya era
un importante lugar de culto en el que se adoraba a la diosa Tierra (Gea).
Según la mitología griega, Apolo habría vencido y matado a Pithón, la
serpiente-dragón (hija de Gea) y guardián de una oquedad rocosa desde la que
Gea desprendía vapores que otorgaban facultades proféticas, convirtiéndose
en Señor del Santuario. Delfos, el mítico “ombligo del mundo” se convirtió en
uno de los máximos epicentros políticos de la antigüedad y su nivel excepcional
de riquezas -procedente de donaciones- es evidente desde el siglo VII a.C.

Micenas
El lugar arqueológico más importante de la civilización micénica, surgida a
finales de la Edad de Bronce (1700 – 1100 a.C.) que floreció en el Peloponeso,
se caracteriza por la arquitectura ciclópea de sus ciudades fortificadas, los
palacios reales distribuidos alrededor del “megaron” y sus tumbas de falsa
cúpula “tholos”. Micenas, una ciudad a caballo entre el mito y la historia.
Considerada durante siglos producto de la imaginación de Homero, rapsoda
griego (s.VIII a.C.) Hasta el siglo XIX sus poemas épicos la Iliada y la Odisea
sólo eran leyendas de gran belleza y fuerza, sin embargo Heinrich Schliemann
(1822 – 1890), millonario alemán obsesionado con los relatos épicos de la
Iliada y la Odisea, financió sus excavaciones y tras descubrir Troya y demostrar
la base real del relato homérico, se dirigió al Peloponeso y empezó a excavar,
hallando en 1870, la hasta entonces la mítica ciudad de Micenas, fundada por
Perseo, hijo de Danae y Zeus.

Santuario de Olimpia
Los orígenes de Olimpia se remontan a la época micénica (milenio II a. C.). La
Gran Diosa identificada con Rea era adorada en este lugar durante el primer
milenio antes de Cristo, pero en la era clásica fue sustituida por Zeus. Este
centro de culto tuvo la doble faceta de santuario no oracular y punto de
convergencia de toda la Hélade en la fiesta cuatrienal de las Olimpiadas,
celebrada en honor de Zeus, a la que correspondía una tregua sacra durante la
cual se buscaba solución a los conflictos y diferencias entre las polis. Olimpia
se convirtió en uno de los mayores epicentros de manifestaciones artísticas de
la Hélade, vigente hasta finales del siglo IV d.C., cuando el emperador romano
Teodosio I prohibió los cultos paganos y los juegos. En el año 426 Teodosio II
decretó la demolición de los templos de Olimpia, y los posteriores terremotos
que sacudieron la zona y aluviones devastadores completaron la obra,
destruyendo o sumergiendo el santurario bajo una espesa capa de fango. De
los magníficos edificios de la antigua Olimpia hoy queda muy poco, pero aún
así recorrer las diferentes construcciones del Santuario sigue siendo
sumamente interesante: el “gymnasium” (obra del siglo III a. C.), la “palaestra”
(escuela de lucha libre) restaurada parcialmente, el “theokoleon” (casa del
sacerdote), el taller en el que Fidias hizo la impresionante escultura de Zeus en
oro y marfil, una de las siete maravillas del mundo antiguo, el “leonidaion” (una
compleja estructura en la que se alojaban los dignatarios), el inmenso Templo
de Zeus, construido en el siglo V a.C. en estilo dórico, en cuyo interior se
hallaba la estatua de Fidias de 12 m de altura, el “bouleuterion” donde los
competidores juraban obedecer las normas decretadas por el Senado olímpico.
El “stadium” con capacidad para 30.000 espectadores (sólo hombres), del que
se conservan las líneas de inicio y fin de la pista de 120 m, al igual que los
asientos de los jueces, el hipódromo para las carretas de carros, el templo de
Hera, también dórico que es la estructura mejor conservada, los doce tesoros
(pequeños templos) que cada ciudad-estado construía, las termas romanas con
suelo de mosaico, llamadas las “Termas de Cladios”, de época de Trajano.

Santuario de Poseidón en el Cabo Sunion


En el extremo meridional del Atica se encuentra el Cabo Sunion abierto al mar
Egeo. Una acrópolis natural en el que los atenienses desde el periodo
Geométrico adoraron a Poseidón. El antiguo “demos” ático de Sunion se
levantó alrededor de un antiquísimo lugar de culto del dios del mar, en cuyo
témenos hubo unos enormes kouroi del último cuarto del siglo VII a. C.
(expuestos hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas). Con murallas y
torreones modificadas varias veces desde finales del siglo V a. C. y mediados
del III a. C. accesibles por medio de una puerta en el noroeste y reforzada por
un bastión en medio del lado Este de la acrópolis natural, Sunion albergaba el
Santuario de Poseidon en el punto mas alto, en el interior de un recinto sagrado
delimitado por un salón de banquetes sagrados y por un pórtico doble en el
lado norte y otro sencillo en el lado oeste. El acceso lo formaba un doble
propilon colocado en medio del lado norte. El edificio de culto, dórico, períptero,
hexastilo, en mármol blanco azulado de Agriléza se levantó en el 444 – 440
a.C. en sustitución del primero fundado hacia el 490 a.C., destruido por los
persas. Las medidas, el arquitrabe, el friso continuo de mármol de Paros que
abarcaba el frontal y los laterales del pronaos y el opistodomos (con los temas
de la Gigantomaquia, la Centauromaquia y las empresas de Teseo), las
proporciones buscando esbeltez y elegancia, hacen pensar en la obra de un
artista de origen jónico.

Templo de Atenea Afaya


Sobre una colina cubierta de pinos, con unas vistas imponentes del golfo
Sarónico que alcanzan hasta el cabo Sunion, lugar de culto desde tiempos
prehelénicos, se alza un espléndido y bien conservado templo, dedicado a la
diosa Atenea. Construido alrededor del 510 – 500 a. C. en caliza local estucada
rodeado por una perístasis de 6 por 11 columnas, con un santuario dividido en
tres naves de dos filas de columnas dóricas en dos niveles; la pronaos y el
opostodomo tenían dos columnas. A primera vista se observan las
proporciones armónicas del edificio que ya anuncia el equilibrio de los futuros
ejemplos de la época clásica. Los frontores decorados con escenas de tamaño
un poco menor del natural, en mármol insular, contaban la Guerra de Troya; la
mayor parte desaparecieron en el siglos XIX para ir a parar en manos de Luis I.
Actualmente se encuentran en la Gliptoteca de Munich. La decoración
escultórica de los frontones tiene una enorme importancia en la historia del arte
griego porque en el cuarto de siglo (510 – 485 a.C.) que separó la ejecución del
frontón oeste, de la restauración del frontón este (deteriorado quizás por un
seísmo), se pasó del estilo final arcaico al protoclásico. Pero el templo es
impresionante aun sin las esculturas.

Teatro de Epidauro
Diseñado por Policleto el Joven hacia el 350 a. C. y construido en piedra caliza,
es famoso por su perfecta acústica y su extraordinario estado de conservación.
Cuenta con una orquesta circular que se conserva de la antigüedad, aunque el
altar que albergaba en el centro ha desaparecido Los actores accedían al
escenario por dos pasillos laterales o (paradoi) cada uno con una entrada
monumental cuyos pilares se han vuelto a erigir recientemente. Detrás de la
orquesta y de cara al auditorio están los restos de la escena, el vestíbulo
principal y el proscenio que los actores utilizaban como extensión del
escenario. Rodeando la orquesta, la cavea (graderio), con capacidad para
albergar entre 12.000 y 15.000 espectadores; las primeras 34 filas son
originales, mientras que las últimas 21 filas las añadieron los romanos.

Templo de Zeus Olímpico


Atenas la ciudad del mundo más amada por Trajano fue objeto bajo su
mandato de una transformación urbana y de una serie de obras de
embellecimiento entre 125 y 138. En el año 132 se completó e inauguró uno de
sus más antiguos edificios de culto, el colosal Teatro de Zeus Olímpico.
Iniciado en el siglo VI a.C., se volvió a proyectar en estilo corintio con planta
diptera y dimensiones aún más grandiosas bajo Antioco IV (en el s. II a.C.),
pero será finalmente bajo el emperador romano Adriano quién decida retomar
el proyecto, levantando el mayor templo corintio del mundo antiguo. Del
“bosque” de altísimas columnas quedan sólo 15, pero dan una idea de las
originares dimensiones y elegancia del templo.
Letras

Lengua y escritura
Desde el principio de los tiempos los hombres buscaron plasmar su
pensamiento de una forma duradera para que otros pudieran leerlo. Los
primeros sistemas de escritura consistieron simplemente en dibujar lo que se
quería representar.

Jeroglífico egipcio
Los egipcios fueron de los primeros en mezclar este sistema de imágenes con
otro 'fonético'. Todavía en nuestro alfabeto quedan restos de ese origen. La
imagen ha dado lugar a nuestra letra

El griego, de origen indoeuropeo, junto con el chino y el egipcio, es una de las


lenguas del mundo de las que podemos seguir su evolución a través de más de
treinta siglos.

La aparición de la escritura fue un hecho trascendente para la evolución de la


comunicación y cultura humanas.

Aunque existen diferentes tipos de escritura, el alfabeto es, sin duda el de


mayor difusión. Pero su historia, dentro del mundo griego, estuvo precedida de
otros pasos igual de importantes.

Tipos de escritura. El alfabeto.

Escritura silábica
Los griegos micénicos ya utilizaron desde el siglo XV a. C. un tipo de escritura
por sílabas que desapareció con la destrucción de su civilización hacia el siglo
XII a. C. Esta escritura y otras más antiguas de diferente naturaleza habían
sido 'inventadas' mucho antes por otros pueblos orientales, de quienes los
micénicos imitaron este extraño artificio.

El sistema arcaico de escritura 'silábica', representa el primer testimonio de


cómo el pueblo griego consiguió fijar por escrito las palabras de su lengua.

Escritura alfabética
Pero hubo que esperar a los siglos IX y VIII a. C. para que aparecieran los
primeros testimonios escritos de la que llamamos escritura alfabética griega,
aunque seguramente el griego, como lengua, debió de hablarse miles de años
antes.

Los restos conservados de la lengua griega son muy variados, pero


fundamentalmente se dividen en:

Textos literarios. El poeta Homero (siglo VIII a. C.) fue el primero que fijó
por escrito sus poemas, la Ilíada y la Odisea. Su influencia fue enorme en la
historia de la cultura de Grecia antigua.

Inscripciones. Tratan asuntos varios (epitafios, leyes, etc.) y nos ayudan


a aproximarnos a lo que debió ser la lengua griega hablada de esos tiempos.
Estas inscripciones se hacían sobre soportes diversos: piedra, metal, monedas,
etc.

En principio, sólo se utilizó las letras mayúsculas o capitales. Sólo a partir de la


época helenística se introdujo la variante minúscula, creada por los sabios
alejandrinos para poder leer con mayor facilidad los textos.

El origen del alfabeto


El alfabeto fue una creación de la civilización fenicia. Probablemente, este
pueblo comerciante de la antigüedad inventó este sistema de signos por
razones prácticas relacionadas con un modo sencillo de llevar la contabilidad.

Los griegos, tras adoptar este original sistema de escritura, adaptando algunos
signos y creando otros, lo aplicaron con maestría a toda clase de actividades
humanas con fines literarios, científicos, legislativos, políticos, etc.

Bien se podría afirmar que, sin este 'invento', la humanidad habría empleado
aún más tiempo en su progreso cultural y científico.

Alfabeto griego y abecedario latino.

Alfabeto
El alfabeto griego toma esta denominación del nombre de las dos primeras
letras de la escritura griega. Antes, los fenicios habían dado nombre a sus
letras, según el objeto que representaban: 'alfa' procede del nombre fenicio
'aleph' y 'beta' procede del nombre 'beth' .

Los griegos perfeccionaron el alfabeto fenicio, añadiendo signos para las


vocales (inexistentes en los alfabetos de origen semita) hasta un total de 23 ó
24 caracteres. También lo aplicaron a todas las actividades del ser humano.
Alfabeto griego
En cuanto a la forma de escribir, los griegos en época clásica generalizaron la
escritura de izquierda a derecha, a diferencia del fenicio, que, como todas las
lenguas semíticas, preferían la escritura de derecha a izquierda, como el árabe
actual.

Abecedario
Con el tiempo, el alfabeto griego, a su vez, fue adoptado por los latinos, y de la
civilización romana pasó a casi todos los alfabetos vigentes en el mundo
occidental. Ahora bien, si el alfabeto latino procede del griego, ¿por qué motivo,
entonces, resultan tan distintos cuando los comparamos?

La aparente diferencia entre estos dos sistemas gráficos, uno derivado del otro,
se debe a que los romanos no adoptaron el alfabeto griego que llamamos
clásico, sino que prefirió una variante occidental que utilizaba un pueblo vecino
de Roma, los etruscos. Éstos, a su vez, probablemente adoptaron las grafías
griegas de las ciudades del sur de Italia y Sicilia, lugares colonizados por
Grecia desde el siglo VIII a. C.

El abecedario latino, como es fácil de imaginar, recibe su nombre de las cuatro


primeras letras de esta escritura. Los latinos llevaron a cabo significativas
modificaciones del sistema gráfico griego.

Morfología
El griego presenta algunas particularidades morfológicas que comparte con
todas las lenguas clásicas derivadas del indoeuropeo, incluido el latín.De todas
ellas la más significativa es su naturaleza flexiva, es decir, la facultad de utilizar
cambios en los finales de algunas palabras para modificar su valor o función.
Estas palabras que tienen la posibilidad de variar su forma se denominan
palabras flexivas o variables y en español aún conservamos sus huellas tanto
en los verbos como en los pronombres personales.

Por el contrario, palabras invariables son las que no pueden cambiar su forma:
adverbios, conjunciones, preposiciones y partículas en general.

El carácter flexivo del griego puede observarse en los siguientes rasgos de la


morfología nominal y verbal:

Los nombres tienen terminaciones distintas según la función que cumplan en


su frase. Estas desinencias o sufijos se llaman casos y en griego son cinco.

Estas palabras se reúnen luego, según la terminación de su raíz, en diferentes


grupos denominados declinaciones. En griego hay cinco declinaciones.
El verbo griego, según el tiempo y modo que exprese se clasifica en cuatro
temas diferentes: presente, futuro, aoristo y perfecto.

Cada uno de estos temas cuenta con varios modos, indicativo, subjuntivo,
imperativo, optativo) y las llamadas formas nominales del verbo, infinitivo y
participio.

El significado de la Literatura
La literatura es una de las mayores aportaciones del mundo clásico que aún
pervive con mayor vigor. De hecho, la literatura, según hoy la entendemos, es
un invento genuinamente clásico. Las literaturas occidentales –y entre ellas las
españolas- son hijas y deudoras de la literatura clásica en general.

Sin embargo, la influencia que la literatura griega ejerció sobre las literaturas
occidentales se produjo a través de los autores latinos, sobre todo, hasta el
siglo XIX . Fue a partir del Romanticismo cuando se halló en los originales
griegos una fuente renovadora de la literatura occidental.
Teatro
Origen del teatro
El teatro griego nació en el Ática a partir de las danzas y cantos corales de los
siglos VI y V a. C., que se celebraban en primavera durante las fiestas en honor
del dios Dioniso, denominadas «Grandes Dionisíacas». Estas fiestas
comenzaban con una procesión en la que la estatua del dios Dioniso era
paseada sobre un barco acompañado por flautistas y músicos. Estas danzas y
cánticos se realizaban en un principio en cualquier espacio abierto cercano al
altar o templo del dios Dioniso. Posteriormente se preparó un lugar, de tierra
lisa y forma circular denominado «orchestra».

Tespis, un poeta lírico, que viajaba en carreta de pueblo en pueblo,


organizando las fiestas locales de cada «polis», introdujo en el siglo VI a. C. el
«ditirambo» en el Ática.

Los ditirambos de Tespis consistían en representaciones de textos literarios


para bailar y cantar, con acompañamiento de flauta, en las que intervenían
cincuenta hombres o jóvenes.

También Tespis (o Frínico, su sucesor) dotó de mayor protagonismo a uno de


los componentes del coro, creando así la necesidad del diálogo dramático.
Surgía así la forma teatral que denominamos tragedia (de «tragos», cabra y
«od», canto, que viene a significar «canto del macho cabrío»). Este género
teatral se impulsó en el 538 a. C. cuando el tirano Pisístrato decretó la primera
competición ateniense de tragedias y le asignó más tarde un importante lugar
en la ciudad, en la ladera sureste de la Acrópolis, en lo que se conoce todavía
hoy en día como teatro de Dioniso.

El teatro con mejor acústica del mundo


En la Argólida (Peloponeso) se encuentra el Teatro de Epidauro, el teatro de la
antigüedad con mejor acústica del mundo. Los espectadores de las filas
superiores, situadas a 70 metros de distancia, escuchan perfectamente a los
actores del escenario.

En este teatro fue proclamada la independencia de Grecia en 1822.

Partes del teatro griego


El género teatral es de creación griega y el edificio que alberga el espectáculo
también es una construcción típicamente griega.
Todos los grandes teatros se construyeron a cielo abierto. En un principio se
utilizaba un espacio circular de tierra lisa y compacta denominado «orchestra»
en cuyo centro se ubicaba un altar («thymile») donde se sacrificaba un cordero
en honor del dios Dioniso.
Más tarde se construyeron edificios adyacentes de madera para que los
actores se vistieran y gradas para el público aprovechando generalmente la
ladera de una colina.

Conforme la representación teatral se fue complicando el tamaño del altar fue


disminuyendo hasta salir fuera de la «orchestra» que quedó reservada para el
coro, se construyó un escenario elevado o «proskenion» donde los actores
realizaban la representación, una «skené» o caseta para que los actores se
cambiaran de máscaras e indumentaria y las gradas se construyeron de
madera o de piedra.

Las partes de un teatro griego clásico son las siguientes:

 «Orchestra»

 «Skené»

 «Koilon»
«ORCHESTRA»

Del griego «orcheisthai», bailar.


Espacio circular o mayor de un semicírculo de tierra lisa y compacta, situado al
aire libre, donde el coro bailaba y cantaba.
Los miembros del coro entraban en la «orchestra» por unos pasillos
denominados «parodoi» (plural de «párodos»).

«SKENÉ»

Zona de forma rectangular alargada y estrecha con el lado mayor de cara al


público situada detrás de la «orchestra» y elevada tres metros por encima de la
misma mediante una plataforma de tablas sostenida por una columnata.
En la parte posterior se ubicaba una construcción de madera que servía a la
vez de decorado, de bastidores y de camerinos para los actores.
La parte anterior de la «skené» más cercana a los espectadores se denomina
«proskenion» (delante de la escena) y era el lugar donde los actores realizaban
la representación.
La «skené» podía adornarse con estatuas y columnas donde se fijaban los
decorados («pinakes»). También podía disponer de complejos recursos
escénicos como pantallas giratorias («periaktos») para cambiar de decorado,
plataformas móviles («ekkyklema») para trasladar personas por la escena,
grúas («theologheion») que bajaban dioses o personajes relacionados con el
Olimpo y escaleras subterráneas por las que aparecían los dioses o héroes que
procedían del Hades.
1. Koilon 2. Diazomatos 3. Kerkis 4. Orchestra 5. Skené 6. Thymile

«KOILON»

«Koilon» o graderío significa «lugar desde donde se contempla».


Es el espacio de forma semicircular reservado para el público. Siempre se
utilizaba la falda de una colina que se acondicionaba con asientos de madera o
de piedra. El graderío se dividía en sectores («kerkís»).
Para facilitar el paso del público existían uno o dos pasillos semicirculares
(«diazoma») y escaleras.
Los asientos de la primera fila (proedria o presidencia), situada más cerca de la
«orchestra», se reservaban para las autoridades y sacerdotes de Dionisos, se
construían con mármol y se decoraban con inscripciones.
Un pequeño muro denominado «balteus» separaba las gradas de la
«orchestra»
La oratoria griega

Género
Los discursos aparecen en la literatura griega desde sus inicios. Podemos
encontrar discursos en la épica, en la tragedia y en la historia, pero no será
hasta la segunda mitad del siglo V a. C. cuando aparezca la oratoria como
género literario con sus propias normas. La oratoria surgió como resultado de
los regímenes democráticos, ya que por un lado la democracia ofrecía a los
ciudadanos la posibilidad de hablar en público ante una asamblea y, por otro
lado, en democracia los litigios se resolvían ante un numeroso tribunal popular
donde el propio ciudadano podía defenderse o acusar a otro o bien acudir a un
orador profesional. Por otro lado la aparición del movimiento sofista contribuyó
en gran medida a la oratoria. El hombre que domina el lenguaje puede hacer
creer a todo un auditorio que lo que es blanco es negro y viceversa.

No todos los discursos son iguales. Podemos dividir la oratoria en tres


categorías fundamentales, aunque los límites entre unos y otros no están
siempre demasiado claros:

Discursos deliberativos o políticos: Se sopesan las ventajas e


inconvenientes de una decisión. Son los discursos dirigidos a cualquier
asamblea o institución de carácter deliberativo. Son discursos dirigidos al
futuro.

Discursos forenses o judiciales: Recogen los argumentos de las partes


implicadas en un proceso. Son los dirigidos ante un tribunal de justicia. Son
discursos referidos al pasado.

Discursos epidícticos: Son discursos de alabanza de personajes o


discurso fúnebres. Son pronunciados en situaciones solemnes. Su tiempo de
referencia es el presente.

Normalmente la elaboración y ejecución de un discurso conlleva unos pasos.


Estos pasos o fases suelen ser:

 Encontrar el tema y objeto del discurso.


 Ordenar el material según el siguiente esquema:

- Prólogo (Captatio benevolentiae): Se intenta captar la atención del


auditorio y prepararlo a su favor.
- Cuerpo central donde se ordenan las ideas.

- Epílogo: Es una síntesis de los argumentos y se expone la intención del


orador.

 Ornato del discurso. Tan importante es el fondo y lo que se dice como la


manera en la que se dice. Lo ideal es conseguir un equilibrio entre la
forma y el contenido.

 Estudio de la voz y la gesticulación. El orador debe interpretar su


discurso. La voz y el gesto deben guardar relación con las palabras y las
ideas.

Entre los primeros oradores que conocemos debemos destacar a Gorgias,


Antifonte y Andócides, pero los más celebres a lo largo de la historia serán
Lisias, Isócrates y Demóstenes.

Autores
a) LISIAS (458-380 a. C.)

Fue un meteco ateniense procedente de Sicilia. La mayor parte de sus


discursos de carácter judicial fueron escritos para ser pronunciados por otros
oradores. Escribió 130 discursos que destacan por la aparente simplicidad de
su estilo, la gran viveza con la que indica la situación y el carácter de los
protagonistas del litigio, y el retrato de la personalidad de sus clientes.

Su discurso más célebre es Contra Eratóstenes.


b) ISÓCRATES (436-338 a. C.)

Fue una de las figuras más relevantes de la oratoria griega del siglo IV a.C.
Practicó todas las formas de la oratoria y abrió una escuela de retórica en
Atenas en la que insistía en la educación moral. Isócrates consideraba la
retórica la principal herramienta educativa.

Consciente de que los discursos eran una obra de arte, dedicó sus
energías al cuidado del lenguaje y a la elaboración de la estructura argumental.

Compuso extensos discursos con valoraciones sobre la política interna de


Atenas. Su pensamiento político siempre estuvo orientado a conseguir la
unidad de los griegos.

Tuvo mucha influencia en su época y en autores posteriores como Cicerón.

c) DEMÓSTENES (384-322 a. C.)

Nacido en el Ática, se quedó huérfano a los siete años. Sus tutores


dilapidaron la fortuna que le había dejado su padre y con 18 años se querelló
contra ellos. De esta forma comenzó su carrera en la oratoria. Comenzó a
escribir discursos para otros como logógrafo, pero posteriormente, metido en la
vida política, creará discursos para él. Fue también maestro de retórica. El
pueblo ateniense agradecido le concedió una corona de oro por su postura
antimacedónica, pero fue esta misma postura y la entrada de los macedonios
en Atenas lo que causaron primero su huída de Atenas y luego su suicido por
envenenamiento.

Poseía un gran vigor intelectual, un completo control de los acontecimientos


y la capacidad de presentar la propia visión de los hechos como la única
realidad. Consideraba que el propio acto de la declamación con sus efectos
visuales y orales era lo fundamental del discurso. Con gran ahínco se dedicó a
vencer sus dificultades físicas y a educarse como orador. Para corregir su
tartamudez recitaba al lado del mar con pequeños guijarros metidos en la boca.

Practicó los tres géneros de la oratoria. Conservamos más de sesenta


escritos suyos, aunque parte de los mismos fueran de su círculo y no de él
mismo.

Entre los discursos de carácter privado podemos señalar: Contra Afobo,


Contra Estéfano, Contra Beoto, Contra Formión, Contra Calicles….y entre los
de carácter público: A favor de los megalopolitas, Sobre la libertad de los rodios
y los discursos contra Filipo de Macedonia: Olintiacos, Sobre la paz, Sobre el
Quersoneso y las cuatro Filípicas que son unos de sus discursos más
importantes junto con el Discurso de la corona en el pasa revista a toda su
actividad política.

Los discursos de Demóstenes son serios y apasionados, carentes de


humor y con un mínimo de patetismo. Su estilo es espectacular y poderoso:
jugaba con metáforas, cambios de tono y mezclas constantes de estilo que
impactaban emocional e intelectualmente en su auditorio. Cuidaba la estructura
de la sintaxis oracional y su disposición rítmica usando hipérbatos, simetrías,
enumeraciones, acumulaciones, preguntas retóricas…Emplea el dialecto ático
y un vocabulario no literario, vivo, con constantes llamadas al auditorio.

Demóstenes fascinó a los romanos, en especial, a Catón, a Cicerón y a


Quintiliano.
Filosofía griega
La filosofía griega es un periodo de la historia de la filosofía comprendido,
aproximadamente, entre el surgimiento de la filosofía occidental en la zona de
Jonia a principios del siglo VI a. C. hasta la invasión de Macedonia por los
romanos en 149 a. C. En ocasiones también se denomina filosofía clásica o
filosofía antigua, si bien ese período puede incluir también la filosofía romana.

La filosofía griega se puede dividir en tres subperíodos: el de la filosofía


presocrática, que va de Tales de Mileto hasta Sócrates y los sofistas, la
filosofía griega clásica (Platón y Aristóteles), y el período post-aristotélico o
helenístico. A veces se distingue un cuarto período que comprende a la
filosofía cristiana y neoplatónica.

La filosofía presocrática se caracterizó por una variedad de propuestas distintas


sobre cómo entender el mundo y el lugar del hombre en él. A causa de los
avances culturales y el intenso contacto con las culturas vecinas, las ciudades
del mundo griego comenzaron a criticar a la tradicional concepción mitológica
del mundo, y buscaron una concepción alternativa, natural y unificada. El
pensamiento de estos primeros physiólogoi solo nos llega a través de escritos
fragmentarios y reportes de otros pensadores posteriores.

Con la aparición de los sofistas a mitad del siglo V a. C., el hombre pasó a ser
el centro de las reflexiones filosóficas. Los sofistas se ocuparon en particular de
problemas éticos y políticos, como la cuestión de si las normas y los valores
son dados naturalmente o son establecidos por los hombres. Al mismo tiempo,
el ateniense Sócrates desarrolló y aplicó la mayéutica, un método por el cual
conversaba con otras personas y las llevaba por medio de una serie de
preguntas a revelar las contradicciones inherentes a sus posturas. Sus
manifestaciones de independencia intelectual y su conducta no acomodada a
las circunstancias, le valieron una sentencia de muerte por impiedad a los
dioses y corrupción de la juventud.

Debido a que Sócrates no dejó nada por escrito, su imagen fue determinada
por su discípulo Platón. Sus obras en forma de diálogos constituyeron un punto
central de la filosofía occidental. A partir de la pregunta socrática de la forma
«¿Qué es X?» (¿Qué es la virtud? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es el bien?),
Platón creó los rudimentos de una doctrina de la definición. También fue autor
de la teoría de las formas, que sirvió de base a la representación de una
realidad con dos partes: el plano de los objetos perceptibles con nuestros
sentidos frente al plano de las Formas sólo accesibles al intelecto mediante
abstracción. Sólo el conocimiento de estas Formas nos brinda una
comprensión más profunda de la totalidad de la realidad.

Aristóteles, discípulo de Platón, rechazó la teoría de las Formas como una


innecesaria «duplicación del mundo». La distinción entre forma y materia es
uno de los rasgos principales de la metafísica de Aristóteles. Su escuela
comenzó a clasificar toda la realidad —tanto la naturaleza como la sociedad—
en los diversos campos del conocimiento, a analizarlos y ordenarlos
científicamente. Además, Aristóteles creó la lógica clásica del silogismo y la
filosofía de la ciencia. Con esto, estableció algunos de los supuestos filosóficos
fundamentales que fueron decisivos hasta la modernidad.

En la transición del siglo V a. C. al siglo III a. C., tras la muerte de Aristóteles y


la decadencia de las polis, las guerras entre los reyes helénicos por suceder a
Alejandro Magno volvieron la vida problemática e insegura. Surgieron entonces
en Atenas dos escuelas filosóficas que, en una clara oposición a la Academia
platónica y al Liceo aristotélico, pusieron la salvación individual en el centro de
sus preocupaciones. Para Epicuro y sus seguidores, por un lado, así como
para los estoicos alrededor de Zenón de Citio, por otro lado, la filosofía servía
principalmente para alcanzar con medios éticos el bienestar psicológico o la
paz. Mientras tanto, los seguidores del escepticismo pirrónico negaron la
posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables.

Contexto histórico
La sociedad griega presentaba características peculiares. Una estructura
política basada en la polis, una religión politeísta carente de jerarquía y
ortodoxia, una clase social emprendedora, dedicada al comercio y al ocio y con
amplios contactos con otras culturas del Mediterráneo, así como una
desarrollada curiosidad. La unión de estos elementos, junto a un supuesto
genio griego propició la aparición de nuevas explicaciones sobre la naturaleza y
el ser humano, hasta entonces solamente aclaradas por los mitos y las
tradiciones.

La expansión de la cultura griega durante el helenismo, su absorción por el


Imperio romano, la posterior relación con el cristianismo y su definitiva
recuperación en el siglo XIII gracias a traductores como Averroes, así como el
interés que durante el Renacimiento se profesó a este conjunto de pensadores,
contribuyeron a que la filosofía griega se continuara estudiando, y a que se
convirtiera en uno de los pilares de la cultura occidental.

El mundo griego anterior a la aparición de la filosofía vivía instalado en la


actitud mítica. A través de los mitos el hombre conseguía dar una explicación
de los fenómenos naturales y de las instituciones sociales. El gran
acontecimiento espiritual que inician los griegos entre los siglos VII y VI a. C.
consistió en intentar superar esta manera de pensar el mundo con otra manera
revolucionaria que apuesta por la razón como el instrumento de conocimiento y
de dominio de la realidad. Cabe señalar que no debe entenderse este paso
como algo brusco sino paulatino. Las influencias míticas son todavía
apreciables en muchos pensadores de la antigüedad. En realidad, fueron unas
pocas personas las que participaron del nuevo y revolucionario modo de
pensar (aquellos que habrían de llamarse filósofos), aunque poco a poco este
se fue haciendo más universal. Incluso en nuestra época, la actitud mítica no
ha desaparecido todavía. Este gran paso de la mitología a la explicación
racionalista se le conoce como «paso del mito al logos».

Con esta nueva forma de pensar, los griegos proponen que las cosas del
mundo están ordenadas siguiendo leyes. El mundo es un cosmos, no un caos,
por lo que la naturaleza no se comporta primero de una manera y luego de otra
completamente distinta, sino que en su comportamiento hay cierto orden que
sigue leyes, las cuales pueden ser descubiertas por la razón. Con los griegos
aparecen por primera vez muchas de las cuestiones filosóficas fundamentales
y varias de las posibles soluciones ya se encuentran articuladas en la filosofía
griega.

Períodos
Filosofía presocrática

La filosofía griega se originó en las ciudades griegas del Asia Menor (Jonia), a
partir de las primeras reflexiones de los presocráticos, centradas en la
naturaleza, teniendo como base el pensamiento racional o logos. El objetivo de
los filósofos presocráticos era encontrar el arché, o elemento primero de todas
las cosas, origen, sustrato y causa de la realidad o cosmos. La búsqueda de
una sustancia permanente frente al cambio, de la esencia frente a la
apariencia, de lo universal frente a lo particular será lo que sentaría las bases
de las posteriores explicaciones filosóficas.

Los primeros filósofos de este período fueron monistas, en tanto buscaban un


único principio o fundamento material de la realidad. Para Tales de Mileto, el
primer filósofo según Aristóteles, el agua era esta "materia primordial", basado
en el descubrimiento de fósiles de animales marinos tierra adentro y en que el
agua es fundamental para la nutrición y el crecimiento de cualquier ser vivo.
Anaximandro, por su parte, consideró que era lo ilimitado o indeterminado
(ápeiron), a partir de lo cual se van produciendo los opuestos de la naturaleza
(en primer lugar lo frío y lo caliente), mientras que para Anaxímenes la materia
primordial era el aire, un principio neutral como el ápeiron pero sin carecer de
propiedades.

Por otra parte, Pitágoras sostuvo la tesis de que "todas las cosas son
números", lo que significa que la esencia y estructura de todas las cosas puede
ser determinada encontrando las relaciones numéricas que expresan.8
Pitágoras se inscribió además en la tradición sófica y sostuvo la novedosa idea
de la inmortalidad del alma y de la posibilidad de la transmigración del alma
humana después de su muerte a otras formas animales.

Dos grandes presocráticos, iniciadores de la tradición metafísica occidental,


fueron Heráclito y Parménides. Heráclito dio cuenta del devenir sensible del
universo y postuló la razón (Logos) como principio regulador de este devenir,
por cuanto unifica los opuestos. La realidad está en perpetuo cambio, cada
opuesto tiende hacia su contrario, en un proceso con orden y medida, según el
Logos. Al modo de sus predecesores, concibió al fuego "siempre vivo" como
principio o fundamento del universo, aunque entendiéndolo como una imagen
del perpetuo devenir, más que como elemento material constitutivo de todas las
cosas.

Por el contrario, para Parménides la realidad es una e inmutable. Existe el Ser,


mientras que no existe el no-Ser. Establecido esto, el cambio o devenir resulta
imposible si no existe el no-Ser (cuya imposibilidad es lógica).8 Sus
argumentos a favor de esta tesis fueron retomados por Platón para justificar su
división de la realidad en dos ámbitos: el ámbito ilusorio del cambio y el ámbito
real de la permanencia. También Aristóteles rescatará de sus argumentos los
tres principios fundamentales de la lógica, el arte de los razonamientos.
Parménides entendía la razón como la facultad humana de pensar o razonar,
medio para descubrir las propiedades esenciales del Ser (que es uno,
inmutable, indivisible, increado, imperecedero, homogéneo), a diferencia de
Heráclito que la concebía como orden del universo. Si este último se valía de
los sentidos para afirmar cómo es la realidad, para Parménides confiar en ellos
nos conduce por la vía del engaño y del error, la vía de la opinión (doxa). Lo
que verdaderamente es (el Ser) y cómo es, sólo nos puede ser revelado por
medio de la razón.

Posteriormente, algunos filósofos comenzaron a buscar más de un fundamento


de la realidad. Entre estos filósofos pluralistas se destacó Empédocles. Éste
fundó la doctrina de los cuatro elementos, que perdurará en la filosofía de la
naturaleza hasta el siglo XVIII: agua, fuego, tierra y aire, a partir de los cuales
los principios movientes "amor" y "odio" componen todas las cosas. El pluralista
Anaxágoras, por su parte, sostuvo que todo está compuesto de diminutas
partes (homeomerías), ordenadas por una inteligencia (Nôus).

Los atomistas constituyeron la escuela pluralista más importante, con gran


influencia en la física post-aristotélica. Sus fundadores, Leucipo y Demócrito,
concibieron la realidad compuesta de dos tipos de espacios: uno vacío y una
lleno (la materia). Este último está compuesto de átomos, que, como su
nombre lo indica, son partículas indivisibles. Todas las cosas visibles están
compuestas de átomos unidos entre sí debido a sus distintas formas (esferas o
garfios). Pero estas uniones no se producen sino al chocar según movimientos
azarosos en el espacio vacío.

Los pensadores milesios, que intentaron explicar la naturaleza reduciéndola a


un único principio originario y una materia primordial. Tales propuso que la
materia fundamental de la cual todo se origina y todo está compuesto es el
agua; Anaximandro asignó ese rol a lo indeterminado (tó ápeiron), lo ápeiron, y
Anaxímenes al aire.

Pitágoras y la escuela pitagórica, para quienes los números eran el principio


determinante y estructura de toda la realidad, adelantándose de esta manera a
un importante principio de la ciencia moderna, aunque conservando un
pensamiento arcaico, al considerar los números como unidades discretas y no
como entidades meramente abstractas.

Heráclito, quien propone una visión dialéctica de la realidad. Postuló como


estructura de la realidad la razón (el logos), un principio unificador de los
opuestos, de cuya tensión y oposición se constituye la identidad de cada cosa.

Parménides, quien postuló una ontología de la permanencia y no del cambio.


Parménides señaló la unidad y la inmutabilidad del ser, dado que el cambio
resulta imposible si no existe el no-ser (cuya imposibilidad es lógica).

Una serie de filósofos que intentaron aunar las premisas eleáticas con la
observación sensible de la realidad, interpretando conceptos como generación
o corrupción a través de otros como unión o separación de determinados
componentes originarios. Así Empédocles de Acragas funda la doctrina de los
cuatro elementos o raíces -agua, tierra, aire y fuego- de cuya mezcla y
separación se forma toda la realidad conocida, en un ciclo cósmico continuo
dominado por dos fuerzas, el amor y el odio. Por otro lado Anaxágoras de
Clazomenas, postulará que es imposible que surja algo de donde no lo hay,
sosteniendo que todo está en todo desde el principio, en una sustancia infinita
y de divisibilidad infinita, cuya interacción y mezcla, que comienza con el
impulso de un Intelecto, llamado nous, da lugar a todo lo que conocemos.
Finalmente el pensamiento presocrático llega a su máxima expresión con el
atomismo de Leucipo y Demócrito. El atomismo expreso que todo está
compuesto de unas partículas indivisibles e infinitamente pequeñas llamadas
átomos de cuya agrupación, a partir de átomos de diferentes formas y tamaño
surge toda la realidad conocida, sin intervención de ninguna fuerza exterior y
de manera mecánica.

Filosofía griega clásica

La escuela sofista primero, y Sócrates después, centrarán sus reflexiones en la


ética y la política, así como en la naturaleza del lenguaje, las normas, las leyes
y la sociedad. Su interés se separa de la cosmología para centrarse en los
asuntos humanos.

La aparición de grandes pensadores sistemáticos (como Platón y Aristóteles)


supondrá la consagración de las primeras grandes concepciones filosóficas,
que incluirán una pluralidad de temas, desde la cosmología hasta la política,
pasando por la antropología o la ética. Sin embargo, entre todos estos temas
destaca el tratamiento sistemático de la ontología (teoría del Ser o del ente en
cuanto ente) así como los primeros textos que reflexionan sobre el método que
ha de seguirse en filosofía, a fin de ponerse en condiciones de producir un
conocimiento auténtico, específicamente un conocimiento legítimo de los
principios o fundamentos --Cfr. p. ej., La República VI y VII, así como el libro
Gamma (Γ) o IV, cap. 4, de la Metafísica12

Existe una discusión considerable acerca de por qué la cultura ateniense


promovió la filosofía, pero una teoría popular indica que ocurrió porque Atenas
poseía una democracia directa. Es bien conocido, gracias a los escritos de
Platón, que muchos sofistas mantenían escuelas de debate, que eran
miembros respetados de la sociedad y que eran bien pagados por sus
estudiantes. También es bien conocido que los oradores tenían una tremenda
influencia sobre la historia ateniense, hasta posiblemente causando su falla
(véase Batalla de Mileto).

Otra teoría sobre la popularidad del debate filosófico en Atenas se debía al uso
de la esclavitud en el lugar - la fuerza de trabajo, en su mayoría esclavos,
realizaban la labor que, de otra manera, la población masculina de la ciudad
realizaría. Libres de trabajar en los campos o en actividades productivas,
organizaban asambleas en Atenas, y pasaban largas horas discutiendo
preguntas populares filosóficas. La teoría llena los espacios en blanco
afirmando que los estudiantes de los sofistas querían adquirir habilidades
oratorias para poder influir sobre la asamblea ateniense, y por tanto ser ricos y
respetados. Como los debates ganados conducían a la riqueza, los sujetos y
métodos de debate fueron extremadamente desarrollados.
Filosofía helenística

La filosofía helenística es el período de la filosofía griega que va desde la


muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) hasta la invasión de Macedonia por los
romanos (148 a. C.). Las ciudades griegas pierden su independencia y Atenas
su hegemonía comercial, política y en menor medida la cultural. A las ciudades-
Estado suceden las monarquías helenísticas. Hay una situación continua de
inestabilidad política. Se acentúan las diferencias entre clases sociales.

En la transición del siglo IV al III a. C., tras la muerte de Aristóteles y la


decadencia de las ciudades estado griegas, las guerras entre los reyes
helénicos por suceder a Alejandro Magno volvieron la vida problemática e
insegura. Surgieron entonces en Atenas dos escuelas filosóficas que, en una
clara oposición a la Academia platónica y al Liceo aristotélico, pusieron la
salvación individual en el centro de sus preocupaciones: para Epicuro y sus
seguidores, por un lado, así como para los estoicos alrededor de Zenón de
Citio, por otro lado, la filosofía servía principalmente para alcanzar con medios
éticos el bienestar psicológico o la paz.

Mientras que los seguidores del escepticismo pirrónico, en principio, negaron la


posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables, Plotino, en el
siglo III d. C., transformó la teoría de las Ideas de Platón para dar lugar a un
neoplatonismo. Su concepción de la gradación del Ser (del “Uno” a la materia)
ofreció al cristianismo una variedad de enlaces y fue la filosofía dominante de
finales de la Antigüedad.

Se suele incluir en este período a las diferentes escuelas posteriores, como los
peripatéticos, los escépticos, los cínicos, los epicúreos y los estoicos, todos
ellos preocupados principalmente por cuestiones éticas, pero por ello mismo
también, necesariamente, por los problemas del conocimiento.
Los sofistas

El materialismo aplicado a la vida diaria inspira la filosofía de un grupo conocido


como los sofistas, que surgió en el siglo V a.C. Haciendo hincapié en la
importancia de la percepción humana, sofistas como Protágoras dudaban que
la humanidad pudiera ser capaz de alcanzar nunca la verdad objetiva a través
de la razón, y defendían que el éxito material, en lugar de la verdad, debía ser
el propósito de la vida:

* Sofistas (del griego sophi, 'experto', 'maestro artífice', 'hombre de sabiduría'),


en su origen, nombre aplicado por los antiguos griegos a los hombres eruditos,
tales como los Siete Sabios de Grecia; en el siglo V a.C., nombre que se daba
a los maestros itinerantes que proporcionaban instrucción en diversas ramas
del conocimiento a cambio de unos honorarios convenidos con antelación.
Personas que compartan puntos de vista filosóficos mucho más amplios que
los de una escuela, los sofistas popularizaron las ideas de varios filósofos
anteriores; pero, basándose en su interpretación de ese pensamiento filosófico
anterior, casi todos ellos concluyeron afirmando que la verdad y la moral eran
en esencia materias opinables. Así, en sus propias enseñanzas tendían a
enfatizar formas de expresión persuasivas, como el arte de la retórica, que
facilitaba a los discípulos técnicas útiles para alcanzar el éxito en la vida, en
especial en la vida pública. Los sofistas gozaron de popularidad durante un
tiempo, sobre todo en Atenas; sin embargo, su escepticismo de la verdad
absoluta y la moral suscitó a la postre fuertes críticas. Sócrates, Platón y
Aristóteles pusieron en tela de juicio los fundamentos filosóficos de las
enseñanzas de los sofistas. Platón y Aristóteles les censuraron por aceptar
dinero. Más tarde, fueron acusados por el Estado de carecer de moral. Como
consecuencia, la palabra sofista adquirió un significado despectivo, al igual que
el moderno término sofisma, que puede ser definido como astuto y engañoso o
como argumentación o razonamiento falsos. No obstante, diversas corrientes
filosóficas han reivindicado el sofismo como un espíritu crítico, desde mediados
del siglo XX. Autores tan dispares como el apátrida de origen rumano, Emil
Michel Cioran, el español Fernando Savater y diversos teóricos del
postmodernismo han elaborado el gran elogio doctrinal del sofismo. En último
extremo, los sofistas fueron de importancia menor en el desarrollo histórico del
pensamiento filosófico occidental. Fueron, sin embargo, los primeros en
sistematizar la educación. Entre los principales sofistas del siglo IV a.C.
destacan Protágoras, Gorgias, Hipias de Elide y Prodicus de Ceos.
* Protágoras (c. 480-c. 411 a.C.), filósofo griego, nacido en Abdera, Tracia. En
el 445 a.C. se estableció en Atenas, donde llegó a ser amigo del estadista
Pericles y consiguió gran fama como maestro y filósofo. Fue el primer pensador
en llamarse a si mismo sofista y en enseñar a cambio de dinero, recibiendo
grandes sumas de sus alumnos. Enseño gramática, retórica e interpretación de
la poesía. Sus obras principales, de las que solo perduran algunos fragmentos,
fueron tituladas Verdad y Sobre los dioses. El fundamento de su reflexión fue la
doctrina de que nada es bueno o malo, verdadero o falso, de una forma
categórica y que cada persona es, por tanto, su propia autoridad última; esta
creencia se resume en su frase: "El hombre es la medida de todas las cosas".
Acusado de impiedad, Protágoras se exilió, pereciendo ahogado en el
transcurso de su viaje a Sicilia. Dos célebres diálogos de Platón, Teeteto y
Protágoras, rebatieron las doctrinas de Protágoras.

* Gorgias (c. 485-c. 380 a.C.), retórico griego y filósofo sofista. Nacido en
Leontini, Sicilia, Gorgias ejerció como embajador en Atenas en el 427 a.C.,
donde más tarde se estableció para practicar y enseñar el arte de la retórica.
Como retórico, fue de los primeros en introducir la cadencia en la prosa y en
utilizar lugares comunes en los argumentos. Es el personaje del título del
diálogo Gorgias de Platón, donde Sócrates discute sobre la retórica falsa y
verdadera, y sobre la retórica entendida como el arte de la adulación. La
filosofía de Gorgias es nihilista y está expresada en tres proposiciones: nada
existe; si algo existe, no puede ser conocido; si algo existe y puede ser
conocido, no puede ser comunicado. Las obras de Gorgias que han llegado
hasta nosotros son El elogio a Helena y La apología de Palamedes. Murió en
Tesalia a la edad de 105 años.
El Helenismo

Es el período comprendido, desde la muerte de Alejandro Magno, en el año


323 a. C., hasta la mitad del siglo I a. C., cuando los romanos incorporan esos
territorios a su Imperio. Sin embargo, los rasgos culturales del helenismo
sobrevivieron ulteriormente durante un largo tiempo.

Alejandro Magno, de Macedonia, que gobernó desde el año 336 a. C., hasta el
año 323 a. C., logró establecer un Imperio que comprendía desde el río Indo
hasta Egipto.

La cultura griega fue incursionando en los distintos pueblos, pero también ella
recibió la influencia de las culturas orientales, dando nacimiento a una nueva, la
helenística, que se difundió en la vida urbana, ya que entre las comunidades
campesinas siguieron rigiéndose por sus propias tradiciones.

Las ciudades helenísticas, entre cuya población se adoptó el griego como


lengua oficial, fueron fundadas por Alejandro, en un número superior a setenta,
según el modelo griego. Las principales ciudades fueron Pérgamo y Antioquía,
en Asia Menor (en la orilla izquierda del río Orontes), y Alejandría, en Egipto.
Allí vivían griegos de todas las profesiones: filósofos, artistas, comerciantes,
soldados y científicos, que aportaron su cultura y adoptaron la oriental, con sus
lujos y ornamentos.

Alejandro adoptó la costumbre oriental persa, de postrarse ante el rey, en su


sede de Babilonia. Se casó con Roxana, hija de un sátrapa persa y estimuló a
sus amigos y compañeros de armas a imitarlo. Los persas fueron admitidos en
las filas del ejército, obteniendo igualdad de derechos.

La ciudad de Alejandría, fue capital de Egipto, y del reino de los ptolomeos,


durante un millar de años. Fue fundada en el año 332 a. C., y estuvo
conformada por aproximadamente un millón de habitantes, contando con un
museo, un jardín botánico y un zoológico, siendo un importantísimo centro
comercial, desde cuyo puerto, iluminado por un faro de más de cien metros de
altura, se comerciaba con Arabia, la India y África. Este faro fue considerado
una de las siete maravillas del mundo. Su producción artesanal incluía
perfumes, trabajos en metal y papiros.

Fue muy famosa su Biblioteca, que subsistió hasta su incendio, en el año 47 a.


C., contando con alrededor de 500.000 rollos de papiro, con la información de
la época.

A la muerte de Alejandro, en el año 323 a.C., tras un largo período de luchas


por la sucesión, el territorio se desmembró en tres reinos: Macedonia, Egipto y
Siria, recibiendo el nombre de reinos helenísticos, rivales entre sí, con
gobiernos a cargo de monarcas absolutistas y teocráticos que adquirían el
poder por méritos o acciones militares, lo cual ocasionaba muchas disputas
entre los aspirantes al trono, que llegaban a incluir conspiraciones y asesinatos.

La palabra «helenismo» de origen griego, significa «hablar como griego» y


deriva de «helen» que quiere decir, griego.

Dentro de la fusión cultural, también la religión sufrió esta influencia,


produciéndose lo que se conoce como sincretismo religioso: Al dios Zeus se lo
identificó con el dios egipcio Amón, creándose además nuevos dioses, como la
diosa Fortuna, o Tiqué, que determinaba el destino de la humanidad.

En esta etapa se produjo un gran avance científico, destacándose Euclides, un


matemático de la escuela de Alejandría, quien expuso varios teoremas sobre
geometría, contándose entre sus discípulos a Arquímedes. El geógrafo y
matemático Eratóstenes, calculó el diámetro terrestre utilizando el reflejo del
Sol de mediodía en pozos excavados en forma equidistante, y elaboró un mapa
del mundo donde unió Asia y África. Arquímedes perfeccionó el método griego
de numeración, creó máquinas bélicas y estableció principios sobre la
aplicación del plano inclinado, la palanca, la polea y la grúa. En medicina se
destacó Galeno.

La teoría heliocéntrica fue sostenida por Aristarco de Samos, pero no le


creyeron.
Se otorgó gran importancia a la vida artística, con esculturas que
representaban escenas cotidianas, desnudos femeninos y niños, con sensación
de movimiento, y posturas exageradas. El hombre representado deja de ser
una abstracción para cobrar el aspecto de un ser concreto. En este ámbito
cabe destacar a Lisipo. Los edificios se caracterizaron por la opulencia y las
grandes dimensiones, dejando de lado en cierta medida, el equilibrio estético.
En pintura, se destaca la importancia otorgada al paisaje, ya sea como tema
central o ambientando la obra.

En el ámbito filosófico sobresalieron dos escuelas, de hondo contenido moral,


la estoica y la epicúrea.

La primera fue fundada en el año 300 a. C., por Zenón de Citio (335-263) y se
esforzaba por llegar a la virtud, alejándose de los bienes terrenales y de los
placeres mundanos, proponiendo un autodominio de las emociones, por
ejemplo, renunciando a manifestar el dolor.

La epicúrea, escuela ateniense, que toma su nombre de su fundador, Epicuro


de Samos (341-270) proponía llegar a la felicidad, que asociaban a la paz
espiritual, lograda a través de los valores éticos. Mediante la sabiduría, el
placer y el bien, que resultan unidos, se pretendía alanzar la serenidad
(ataraxia).
http://viajesgrecia.es/monumentos-de-grecia/

http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/cclasica/esc323ca1.php

http://www.guiadegrecia.com/general/teatro.html

https://sites.google.com/site/literaturagriega2bach/la-oratoria

filosofia.net/materiales/rec/griega.htm

https://es.wikipedia.org/wiki/Filosof%C3%ADa_griega

https://www.laguia2000.com/edad-antigua/el-helenismo

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