Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ideas y valores • número 142 • abril de 2010 • issn 0120-0062 • bogotá, colombia
[172] reseñas
el trabajo queda hecho con tal maestría prender con otros ojos el mundo, Varèse,
que, después de leer la primera parte del Gehry y Lawvere se muestran ahora
libro, los puentes han quedado tan bien ascendiendo a las alturas de lo descono-
construidos que todas las relaciones pa- cido, de lo imposible, para emprender
recen evidentes. Por supuesto, no lo son un camino de descenso, en “remolino”,
en absoluto, y vale la pena leer con detalle en un ir y venir iterados, que trae como
las múltiples caras que adopta el abismo resultado espacios (musicales, arquitec-
en Melville, las descripciones de esos tónicos, matemáticos) casi inaccesibles
agónicos trazos de las pinturas de Ryder, al pensamiento: utopías de mundos aún
y el relato de ese mundo que es para por comprender. Basta con pensar en las
Peirce un entramado de contextos posi- construcciones de Gehry, concebidas en
bles, para entender por qué “un peculiar palabras de Zalamea “desde el revés
mixto de razón práctica y de ingenua in- de la visión” (132), para entender hasta
conciencia es el que permitió a la cultura qué punto las variaciones musicales de
norteamericana del s. xix asomarse a los Varèse y las paradojas axiomáticas de
abismos con una fresca mirada” y por Lawvere también representan nuevos
qué, entonces, “en algunos momentos abismos para la mirada desprevenida
privilegiados del s. xix norteamericano, y cada vez más descuidada del hombre
se produjo una mezcla enteramente ori- contemporáneo.
ginal de romanticismo y pragmatismo” Así, invirtiendo la búsqueda román-
(45). Esta originalidad del romanticismo tica por una unidad capaz de alojar la
norteamericano, gracias a una “cultura discordancia, Zalamea nos presenta
particularmente atenta y capaz de me- una búsqueda contemporánea por una
diar entre luces y sombras” (55) –como lo discordancia capaz, ahora, de alojar la
muestran por lo demás, las palabras con unidad. A cambio de un infinito que,
las que Zalamea describe los cuadros de en los románticos, intenta encarnarse
Ryder–, es una de los múltiples caminos una y otra vez en la finitud (en el co-
que este libro enseña a recorrer. razón de ese hombre que, como Ismael
en Moby Dick, o como el caminante en
Segunda constelación: el siglo xx los cuadros de Caspar David Friedrich,
como imágenes invertidas abarca lo inabarcable con su mirada), el
En la segunda parte del libro, el au- mundo contemporáneo busca encarnar
tor logra presentarnos algunas de las la finitud en lo infinito, y revitaliza con
expresiones artísticas del siglo xx, como ello, nos dice Zalamea, “la dialéctica ro-
movimientos inversos, imágenes inver- mántica entre el ser y el devenir” (142).
tidas, mundos románticos vistos del otro Si el devenir es todo lo que hay en un
lado del espejo. Con ello no sólo consi- mundo que no para de moverse, que
gue fortalecer su negativa de aceptar que no se preocupa por detenerse a con-
haya algo así como lo “postmoderno”, templar (como sí lo hacían un Melville,
sino acentuar la idea de que, si quere- un Ryder o un Peirce), es allí donde se
mos entender lo que sucede con el siglo debe buscar adentrarse atentamente y
xx y nuestro mundo contemporáneo, comprender que también aquí, donde
no podemos dejar de leerlo con la lupa todo fluye, en el ascenso cada vez más
del romanticismo. Si Melville, Ryder y abrupto a la superficie, hay insospecha-
Peirce descienden a las profundidades das profundidades.
para adquirir esa distancia y capacidad
reflexivas que permiten abordar y com-
ideas y valores • número 142 • abril de 2010 • issn 0120-0062 • bogotá, colombia
[174] reseñas