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Personajes:
Jazmin:
Amigo Edú:
Juan:
Escena 1:
Amigo Edú:
No es bonita, Juan, admítelo. Jazmín te parece linda, ¡porque no tiene competencia!, porque la
estás comparando con otras vecinas, y el nuestro es un barrio de feas.
Juan:
¡No es cierto!
Amigo Edú:
¡Cómo que no! ¿Por qué crees que desde hace diez años somos el único barrio en la ciudad que no
presenta candidata a Reina de la Primavera?
Juan:
Es verdad...
Amigo Edú:
¡Claro que es verdad, Juan! Nuestro barrio solo ha presentado candidatos para el interbarrial de
Corra con el huevo en la cuchara.
Juan:
Amigo Edú:
¡Vaya, qué honor! Ya podemos enviar nuestro equipo ganador a las Olimpiadas.
A decir verdad, nuestro barrio no se caracterizaba por ser el semillero de las futuras reinas de
belleza, pero aun así a mí me parecía que Jazmín era linda. Edú, que se creía un experto en
mujeres, había diseñado un parámetro de medición de la belleza femenina y, según sus exigencias,
había colocado a Jazmín en la categoría «Discretamente agradable, con un "no sé qué" que llama
la atención si se la mira de perfil, entre la una y las dos de la tarde.
Escena 2:
(Edu y Juan encaramádos sobre el tabique que dividia sus cases viendo pasar a Margarita, Rosa,
Violeta y Jazmín y a Jaimitorrodrigo)
Juan:
Amigo Edú:
Juan:
Cien dólares
Amigo Edú:
¡Hecho!
(Jazmin pasa ignorando a Juan. Edú saca una libreta de Tortugas Ninja)
Amigo Edú:
Con esto ya me debes... siete mil seiscientos dólares, Juan, si continúas con tu éxito con las
mujeres dentro de poco podré comprarme mi propio auto.
Edú y yo éramos amigos desde que nuestras familiar se mudaron a vivir en casas una al lado de la
otra en el barrio Sauces del Este. Aunque ya no habían Sauces, los vecinos habían convertido el
bosque en una cancha.
Escena 3:
Amigo Edú:
Juan:
Eso no puede ser posible. Deberíamos hacer algún plan para detenerlos.
Amigo Edú:
Juan:
Ahora que habíamos terminado de construirla en las ramas de uno de los sauces más altos.
Amigo Edú:
Encima, ya tenía el nombre perfecto.
Juan:
Es cierto.
Juan:
Amigo Edú:
Juan:
Amigo Edú:
Tendremos que desistir, no contamos ni con el apoyo de nuestras familias para nuestros planes.
Amigo Edú:
Y eso que nuestros padres son futbolistas de corazón... pero solo de corazón, porque de piernas y
barriga más se asemejaban a los luchadores de sumo.
Escena 4:
Juan:
Amigo Edú:
Juan:
Amigo Edú:
Juan:
Sí, Laura y Lucía son las gemelas más lloronas de la historia de la humanidad. No son malas, no son
monstruosas, no son inquietas... simplemente lloran y lloran y lloran y lloran como si no tuvieran
otra cosa que hacer en la vida.
Amigo Edú:
Juan:
La descubrimos por pura casualidad un sábado en que mamá las paseaba, a cada una en un brazo,
mientras ellas lloraban sin consuelo. En esa caminata por toda la casa, mamá pasó por la sala
donde mi papá y yo veíamos la televisión. En ese preciso momento papá cambió de canal y
apareció en la pantalla la figura del presidente de la República en una de sus habituales cadenas
nacionales. Al verlo, Laura abrió los ojos como hipnotizada y Lucía cerró la boca como si un ratón
se le hubiera tragado la lengua. El milagro había ocurrido.
Amigo Edú:
¿Y no volvieron a llorar?
Juan:
Mi papá volvió a poner el canal donde pasaban el partido y otras vez ellas se echaron a llorar.
Amigo Edú:
¿Y qué hicieron?
Juan:
Mi mamá y yo le suplicamos que cambiara al discurso del Presidente. Desde entonces tenemos la
casa llena de afiches y fotografías del presidente.
Amigo Edú:
Juan:
Amigo Edú:
Deberíamos llevar a tus hermanas a un programa de televisión... sería una muy buena propaganda
para el Gobierno y de seguro lograríamos un contrato para publicidad.
Juan:
Amigo Edú: