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El número de oro

EL NÚMERO DE ORO

La geometría, según cuentan los historiadores, nace a orillas del río Nilo. El faraón
obligaba a pagar los tributos proporcionalmente a la extensión de las tierras de cada
propietario. Asimismo, las crecidas y estiajes del Nilo obligaban a situar las marcas y los
lindes de los campos de cultivo después de cada inundación. La medida de áreas, dis-
tancias y ángulos favoreció el desarrollo de una serie de técnicas para ejecutar estos
procesos con precisión y lo que es más importante supuso el inicio de un proceso de
abstracción que convertía un accidente geográfico en una línea, una superficie de cul-
tivo en un gráfico y las distancias lineales y angulares podían ser tratadas matemática-
mente. En otras palabras, el inicio de la geometría a un nivel esencialmente práctico.

Fueron los inquietos y curiosos habitantes de Grecia quienes sistematizaron y for-


malizaron esas estructuras, descubriendo propiedades curiosas, elaboraron teoremas y
formularon demostraciones que tenían validez universal. La estructura básica de la
geometría del plano, "Elementos" de Euclides, ha llegado hasta nuestros días y sigue
estudiándose o mejor dicho debiera seguir estudiándose tal como lo hicieron los griegos
hace siglos.

De entre todas las facetas abarcadas por esa ciencia, voy a dedicar la charla de
hoy a un concepto muy simple, insultantemente simple, pero que en su sencillez encie-
rra innumerables consecuencias, aplicaciones e ines-
peradas propiedades. Voy a hablar del llamado número FI
(ϕ). Este número recibe su nombre de la inicial del
escultor Fidias (siglo V a.C.), autor del friso y del frontis
del Partenón, quien utilizó ampliamente sus propiedades
en su destacada obra artística.

Todo empieza con una línea recta. Imaginemos un segmento de una longitud dada l y
ahora queremos dividirlo en dos partes, de la forma más armónica posible. Por ejemplo,
sean a y b esos dos segmentos, tal que a + b = l.

a b

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El mayor grado de armonía entre ambos segmentos se alcanza cuando la relación


entre la longitud total y el segmento mayor es igual a la relación entre el segmento ma-
yor y el menor.

Vitrubio indicó que para que un todo dividido en partes desiguales pareciera her-
moso, "entre la parte mayor y la menor debe existir la misma relación que existe entre
la mayor y el todo".

Matemáticamente, esto se expresa como.

a+b a
=
a b

Desarrollando esta igualdad.

a 2 = a·b + b 2

a 2 − ab − b 2 = 0

Resolviendo esta ecuación de segundo grado.

b ± b 2 + 4b 2 b ± b 5 1 ± 5 
a = = =   b
2 2  2 

El número de oro ϕ es la relación entre los segmentos "a" y "b".


a
ϕ=
b

1+ 5 1− 5
ϕ1 = ϕ2 =
2 2

Tomando la solución positiva de la ecuación de 2º grado obtenemos el valor nu-


mérico de ϕ, un número irracional cuyo valor numérico es.

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ϕ = 1,618033989.....
Obsérvese que la parte decimal de ϕ1 y de ϕ2 es la misma. Y la parte decimal de

ϕ2 es también la misma que la de ϕ.

Es decir, se cumple que.


1
ϕ1 = −
ϕ2

ϕ2 = ϕ + 1

Esta simple relación o cociente entre las longitudes de dos segmentos es la base
de uno de los capítulos más curiosos y sugerentes de la Ciencia. Desde la antigüedad
ha despertado el interés y la curiosidad de filósofos, geómetras, matemáticos, pintores,
arquitectos y escultores. A mi juicio, su capacidad de fascinación reside en el hecho de
tratarse de un concepto estético primario que admite un intenso formalismo matemá-
tico. No nos debe extrañar esa dualidad arte-matemática, los hombres cultos de otras
épocas no establecían diferencia alguna entre el área de ciencias y el área de humani-
dades. La separación entre esas dos ramas del saber es uno más de los lamentables in-
ventos pedagógicos de este siglo. Por ello, la razón áurea (bautizada así por Luca Pa-
cioli) es un concepto curricular que ha desaparecido de los actuales planes de estudio
pero su existencia nos acompaña en nuestra vida cotidiana como comprobaremos a lo
largo de esta charla.

Pero volvamos a la definición inicial. El número de oro es, como hemos dicho an-
teriormente, la razón entre dos segmentos. Pero es algo más que un simple cociente de
longitudes, en su valor matemático lleva asociado un concepto estético, el canon de la
belleza, de la proporción perfecta.

Por ejemplo, si pedimos a un grupo de personas que dibujen un rectángulo que


resulte agradable a la vista o mejor aún, si pedimos que elijan entre una docena de
rectángulos con diferentes proporciones entre su anchura y su altura comprobaremos
que el rectángulo mayoritariamente elegido es aquel cuyos lados cumplen la relación.

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b
= 1,618.....
a

No es de extrañar que las tarjetas de crédito adopten


esta forma, son rectángulos áureos, acertadamente elegida
su forma para así hacer de oro a quien las emite. El do-
cumento nacional de identidad español también es un rec-
tángulo áureo al igual como el diseño de las cajetillas de
tabaco

Una forma sencilla de dibujar el rectángulo áureo es.

• partimos de un cuadrado de lado l.


• lo dividimos por la mitad
• con un compás pincho en A' y trazo el arco B’C

1+ 5
• la distancia AC = ·l
2

Para hallar la razón áurea de un segmento


procederemos de la siguiente forma.
• sea AC un segmento de longitud a, el cual quiero
dividir en dos partes que guarden entre sí la
relación áurea.
• levanto en C la perpendicular de longitud a/2

a· 5
• uno el punto A con el punto D. AD =
2
• trazo el arco CB' con centro en D.
• trazo el arco B'B con centro en A

a· 5 a 5 −1
• AB = AB' = − = · a = 0,618.... a
2 2 2
Al unir dos rectángulos áureos iguales se forma otro rectángulo áureo.

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Cuando se colocan dos rectángulos áureos iguales tal como se indica en la figura,
la diagonal AB pasa por el vértice C.

Al recortar en un rectángulo áureo el cuadrado de lado igual a la altura del rec-


tángulo, obtenemos otro rectángulo áureo
más pequeño. Repitiendo este proceso
indefinidamente observamos que las
diagonales de todos los rectángulos áureos
así construidos están situadas sobre dos
direcciones perfectamente delimitadas. Al
punto de intersección de estas dos
diagonales se le llama “el ojo de Dios”.

El número ϕ está muy ligado al pentágono regular tanto el convexo como el estre-
llado. El pentágono regular era el distintivo de los pitagóricos. Los pitagóricos se sentían
fascinados por las propiedades de los números e hicieron importantes descubrimientos
en música, al comprobar cómo al hacer vibrar una cuerda siendo su longitud proporcio-
nal a ciertos números enteros, entonces se producen sonidos melodiosos. Es decir,
existen ciertas longitudes expresables en forma de números enteros, asociados a la ar-
monía de los sonidos y, por tanto, al deleite del espíritu. Esa escuela filosófica, más
bien una secta religiosa, fascinados por las propiedades del número de oro y su repre-
sentación gráfica en el pentágono regular hicieron suyo ese símbolo que siempre ha
poseído unas connotaciones esotéricas. Para las invocaciones a los espíritus, al diablo,
se valen de una escenografía donde habitualmente aparece el pentágono regular, como
elemento intermedio, como puerta de acceso entre la realidad y la irracionalidad.

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• para la construcción del pentágono regular partimos de un cuadrado de lado l
OD
• construimos el segmento áureo OD, tal que = ϕ , por el método expuesto
OC
anteriormente.
• con centro en B' prolongo el arco BD hasta C'.
• con centro en O trazo el arco DC'.
• el segmento CC' es el lado del pentágono regular
• el segmento OC' es la diagonal del pentágono
• ambos están relacionados según.
diagonal = lado · ϕ
Los ángulos interiores de un pentágono miden:
180º · (n − 2) 180º · (5 − 2)
= = 108º
n 5
El triángulo OCC' es isósceles, los ángulos de los extremos miden
180º − 108º π
= 36º =
2 5
De aquí deducimos, por inspección del triángulo OCC', que.
π
ϕ = 2 · cos ( )
5

El triángulo isósceles de ángulos 36º, 72º, 72º es la base del pentágono regular
estrellado y es el llamado triángulo áureo. Obsérvese que en el triángulo áureo (isósce-
les), el lado desigual y la base están en la proporción del número de oro.

En el triángulo isósceles ACD, AD/DC = ϕ

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El decágono podemos descomponerlo en 10 triángulos de


oro y fácilmente se ve que el lado del decágono es justamente la
parte áurea del radio.

Por tanto, a partir del radio OB (ver


figura), levantamos el segmento OM de longitud igual a R/2.
Unimos M con B. Trazamos el arco OC con centro en M. El
segmento AB es la parte áurea del radio y consecuentemente, el
lado del decágono regular.

Llevando ese valor sobre la circunferencia marcamos los 10 puntos. Al unirlos de


dos en dos dibujamos el pentágono regular, al unirlos de tres en tres el decágono re-
gular estrellado y al unirlos de cuatro en cuatro el pentágono regular estrellado. Obsér-
vese en los polígonos estrellados como se forma interiormente el polígono convexo co-
rrespondiente.

En un pentágono regular, la relación entre el radio de la circunferencia circunscrita


y la circunferencia inscrita es el número de oro ϕ

Una cinta de papel anudada nos proporciona un pentágono regular.

Una hermosa figura geométricamente, la armonía y belleza de sus proporciones


nos indica que sus lados siguen la razón áurea.

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El pentágono, el pentágono estrellado, y los sucesivos pentágonos que se van formando al


repetir el proceso presentan una curiosa propiedad geométrica.
Los segmentos.
a .... diagonal del pentágono
b .... lado del pentágono
c ... lado de la punta de la estrella
d .... lado del pentágono interior
. . . . . . y sucesivos a b c d e
= = = = = ....... = ϕ
están en la relación del número de oro. b c d e f

Un curioso mosaico diseñado por Roger Penrose cuyos elementos tienen como
base las figuras.

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El "Entierro del Conde de Orgaz" y un estudio de sus proporciones basado en el


número de oro.

Un ejemplo de rectángulo áureo en el arte es el alzado del Partenón griego

En la pirámide de Keops (2.600 a.C.) aparece el número de oro aproximada-


mente, en algunas proporciones, aunque no hay constancia de la voluntariedad de sus
constructores, bien puede ser una casualidad

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El número de oro
Herodoto cuenta que los sacerdotes egipcios le
habían mostrado que el cuadrado de la altura total de
la pirámide de Keops es igual al área de una cara de la
pirámide.
L ·a
h2 =
2

a Area total Area lateral


A su vez; =ϕ =ϕ =ϕ
L /2 Area lateral Area base

En el libro “La divina proporción” de Luca Pacioli, editado en 1.509, aparece el


famoso dibujo de Leonardo da Vinci “El hombre de Vitrubio”. En dicho libro se indican
cuáles deben ser las proporciones de las construcciones artísticas. El hombre perfecto
de Leonardo tiene las distintas partes de su cuerpo según proporciones áureas. Esti-
rando manos y pies y haciendo centro en el ombligo se dibuja la circunferencia. El cua-
drado tiene por lado la altura del cuerpo que coincide con la distancia entre los extre-
mos de los brazos estirados.
El cociente entre la altura del hombre y la distancia del ombligo a la punta de la
mano o del ombligo al suelo (radio de la circunferencia) es la razón áurea.

El cuadro “Leda atómica” de Dalí está basado en el sagrado pentágono pitagó-


rico. En el cuadro no es tan evidente, pero en el boceto original se aprecia la disposi-
ción de la figura inscribiéndose en el pentágono estrellado.

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El rostro de “La Gioconda” está inscrito en un rectángulo áureo.

De todas formas, estas comprobaciones están hechas a posteriori. Ignoramos el


propósito del autor.

Si disponemos de una hoja de papel de dimensiones ϕ x 1, al eliminar el cua-


drado de lado unidad obtenemos otro rectángulo de dimensiones 1 x (ϕ-1), que es se-

mejante al primero. Procediendo sucesivamente tendremos toda una colección de rec-


tángulos áureos de tamaño cada vez más pequeños pero todos semejantes entre sí.

No sólo aparece el número de oro en las obras de arte sino también en la Natura-
leza.

Una construcción similar podemos realizar partiendo de un rectángulo áureo de


dimensiones ϕ x 1, dividiendo el rectángulo áureo en un cuadrado de lado = 1, enton-
ces el rectángulo sobrante tiene dimensiones 1 x (ϕ-1). En ese nuevo rectángulo sepa-
ramos el cuadrado de lado (ϕ-1) quedando un rectángulo sobrante de dimensiones (ϕ-

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1) x (2-ϕ). Siguiendo el proceso vamos obteniendo rectángulos de dimensiones (2-ϕ) x
(5-3ϕ), (5-3ϕ) x (5ϕ-8), tal como observamos en la figura.

Al trazar los cuartos de circunferencia correspondientes a cada uno de la sucesión


de cuadrados sucesivos, obtenemos una línea espiral cuyo perfil se asemeja con el de la
concha de multitud de caracoles marinos como el Nautilus o caracolas de mar.

Esta curva es parecida, aunque no igual a la espiral logarítmica, llamada también


espiral equiangular (el ángulo de corte del radio vector con la curva es constante) o es-
piral geométrica (el radio vector crece en progresión geométrica mientras el ángulo
polar decrece en progresión aritmética). J. Bernoulli, fascinado por sus encantos, la
llamó spira mirabilis, rogando que fuera grabada en su tumba.

La espiral logarítmica,
similar a la espiral áurea,
gobierna el crecimiento armónico
de muchas formas vegetales
(flores y frutos) y animales
(conchas de moluscos), aquellas
en las que la forma se mantiene invariante. El ejemplo más visualmente representativo
es la concha del nautilus.

La línea espiral así construida se asemeja a una espiral logarítmica cuyo polo es el
definido anteriormente como “ojo de Dios”. La espiral logarítmica tiene una curiosa pro-
piedad; trazando una línea recta cualquiera con origen en el polo, esa línea corta a la

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espiral según un mismo ángulo, por eso se la llama también “equiangular”. Esta curva
tan particular sigue la regla, “creciendo no cambia la forma”.

Los huevos de gallina son óvalos que pueden inscribirse aproximadamente en


rectángulos de oro, es decir, la altura y la anchura del huevo parecen seguir la propor-
ción áurea.

Y ya que estamos hablando de animales, de caracoles y de


huevos de gallina ¿por qué no hablar de conejos?. Pero antes
vamos a presentar a un gran matemático Leonardo de Pisa
(1.170-1.240), más conocido por Fibonacci (hijo de Bonaccio). A
pesar de ser un matemático brillante con una importante obra en
su haber, es conocido principalmente por una cuestión
aparentemente trivial, una sucesión de números enteros en la que
cada término es igual a la suma de los dos anteriores.

1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, .......

Esta sucesión representa un buen número de situaciones prácticas pero la más


anecdótica es la relacionada con una teórica (no real) cría de conejos. Supongamos una
pareja de conejos, los cuales pueden tener descendencia una vez al mes a partir del
segundo mes de vida, suponemos asimismo que los conejos no mueren y que cada
hembra produce una nueva pareja (conejo, coneja) cada mes. La pregunta es, ¿cuántas
parejas de conejos existen en la granja al cabo de n meses?.

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El número de parejas mensuales coincide con los términos de la sucesión de Fibo-


nacci.

La sucesión de Fibonacci es uno de los temas más sorprendentes de la Matemá-


tica, existen multitud de aplicaciones en los que aparece esa sucesión, existiendo una
amplísima bibliografía dedicada exclusivamente al estudio de sus propiedades y aplica-
ciones. A título de ejemplo citaremos.

• generación de algoritmos para el cálculo de máximos y mínimos de funciones


complicadas cuya derivada es difícil de obtener.
• en poesía, ciertas obras de Virgilio y otros poetas de su época se sirvieron deli-
beradamente de la sucesión de Fibonacci en sus composiciones.
• el número de rutas que recorre una abeja
cuando se desplaza por las celdillas de un
panal son términos de la sucesión de
Fibonacci, siendo n el número de celdillas.
El número de antepasados de los zánganos
son términos de Fibonacci (nótese que los zánganos son producidos a partir de los
huevos infertilizados de la abeja reina, es decir, tienen una madre pero no tienen
padre).
• en el estudio de las trayectorias de rayos luminosos que inciden oblicuamente sobre
dos láminas de vidrio planas y en contacto
• una propiedad de la sucesión de Fibonacci es que dos términos consecutivos cuales-
quiera son primos entre sí. Se discute si la sucesión de Fibonacci contiene un nú-
mero infinito de números primos.
• el cuadrado de cada término de la sucesión de Fibonacci se diferencia en una unidad
del producto de los dos contiguos; el anterior y el siguiente.
• en los girasoles, las semillas se distribuyen en forma de espirales
logarítmicas, unas en sentido horario y otras en sentido
antihorario, si contamos el número de espirales que hay en un
sentido y las que hay en el otro aparecen términos de Fibonacci
consecutivos. Igual sucede en las piñas de los pinos.

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Usando los términos de la sucesión de


Fibonacci dibujemos rectángulos de dimen-
siones iguales a los términos de la suce-
sión, expresadas, por ejemplo, en centí-
metros. Tal como se observa en la figura
adjunta, los rectángulos con estas dimen-
siones encajan perfectamente entre sí,
como piezas de un puzzle formando cua-
drados, de tamaños progresivamente ma-
yores.

La explicación es sencilla. Sumando los productos de los términos consecutivos de


la sucesión en la forma. (1·1) + (1·2) + (2·3) = 32, obtenemos el cuadrado del último
término.
(1·1) + (1·2) + (2·3) + (3·5) + (5·8) + (8·13) + (13·21) = 212
(1·1) + (1·2) + (2·3) + (3·5) + (5·8) + (8·13) + (13·21) + (21·34) + (34·55) +
(55·89) + (89·144) = 1442

Y ahora ha llegado el momento de preguntarnos, ¿y qué tiene que ver todo esto
con la razón áurea?

Si tomamos los términos de la sucesión de Fibonacci.

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El número de oro

1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, .......

Y dividimos cada término por el anterior vamos obteniendo los siguientes valo-
res.
1 2 3 5 8 13 21 34 55 89
=1 =2 = 1,5 = 1,66.. = 1,6 = 1,625 = 1,615 .. = 1,619 ... = 1,617... = 1,618...
1 1 2 3 5 8 13 21 34 55

Representando estos cocientes en forma gráfica.

Los cocientes sucesivos convergen hacia el valor 1,618033989..... En otras pala-


bras.

fn 1+ 5
lim = =ϕ
fn −1 2

El término general de la sucesión de Fibonacci es.

1  1 + 5  1 − 5  
n n
1  n 1 
n

fn = · 
−   fn = · ϕ −   
5  2   2   5   ϕ  
 

De nuevo, y sorprendentemente el número de oro aparece relacionado con los fe-


nómenos naturales que hemos descrito. Y es que el número de oro posee unas sor-
prendentes propiedades matemáticas.

Si comparamos

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El número de oro

1+ 5
ϕ= = 1,6180....
2
1 2
= = 0,6180....
ϕ 1+ 5

Observamos que poseen la misma parte decimal. En otras palabras.

1
ϕ=1+
ϕ

El único número que cumple esa propiedad es nuestro viejo conocido, el número
de oro.

Esa relación implica la curiosa sucesión de igualdades.

1 1 1 1
ϕ =1+ =1+ =1+ =1+ = ......
ϕ 1 1 1
1+ 1+ 1+
ϕ 1 1
1+ 1+
ϕ 1
1+
ϕ

Construyamos ahora la progresión geométrica.

1, ϕ, ϕ2, ϕ3, ϕ4, .....

Se trata de una progresión geométrica de razón ϕ pero al 1


ϕ =1+
mismo tiempo cada término es también LA SUMA de los dos ante- ϕ
riores. Es la única sucesión que participa al mismo tiempo de la ϕ = ϕ+1
2

naturaleza de la progresión aritmética y geométrica, de ahí se de- Y, en general


riva esa maravillosa perfección en las figuras cuya geometría y di- ϕn = ϕ n −1 + ϕ n −2

mensiones están vinculadas al número de oro. A su vez


ϕn = ϕ · ϕ n −1

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El número de oro
Siguiendo con las curiosidades matemáticas, una
forma de representar el número de oro es mediante la
sucesión de radicales consecutivos.

ϕ= 1+ 1+ 1+ 1+ 1+ 1 + ......

Otra expresión más rebuscada pero no menos sorprendente.

5  1 1 1 1   1 1 1 1   1 1 1 1  
ln ϕ = ·  − − +  +  − − +  +  − − +  + .....
2  1 2 3 4   6 7 8 9   11 12 13 14  

El número de oro está vinculado a la trigonometría con las relaciones.


ϕ 1
cos 36º = cos 72º =
2 2·ϕ

Como consecuencia, se verifica .

Y la solución de la ecuación trigonométrica.

cos x = tg x

1
x = arc sen  
ϕ
Una curiosidad muy poco científica.

sen (666º) + cos (6·6·6)º ≅ − ϕ – 1,618033989...

Para finalizar vamos a mostrar algunas relaciones de la razón áurea con la figura
humana, si hemos aplicado este concepto a la arquitectura y a la Naturaleza, es normal
que también los clásicos se hayan interesado por los cánones de belleza aplicados a las
proporciones humanas.

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El número de oro

Este sería a juicio de un artista el rostro más perfecto, más armónico de una mu-
jer.

El cuerpo humano puede inscribirse en un pentágono


regular. Una figura humana con esas proporciones estaría
dentro del canon de la belleza ideal.

Los perímetros de los distintos pentágonos regula-


res formados a partir de las diagonales son términos de
la sucesión de Fibonacci.

Un detalle curioso conocido por los clásicos es que la distancia del ombligo al
suelo es aproximadamente la razón áurea de su altura.

En la mano humana, la
distancia entre las falanges
parecen estar en la razón
áurea de la longitud del
dedo.

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El número de oro

En resumen, el número de oro parte de una definición. Al dividir un segmento en


dos partes, la razón entre el todo y la mayor es igual a la razón entre la mayor y la me-
nor. Esta definición le confiere una serie de propiedades interesantes, una sucesión de
potencias del número de oro participa del crecimiento aritmético y geométrico simultá-
neamente y también está vinculado con la sucesión de Fibonacci. Debido a las curiosas
y sorprendentes propiedades de ϕ, existe mucha literatura acientífica que lo usa indebi-
damente.

Otra aplicación matemática la tenemos en la


descomposición de un rectángulo cualquiera en tres
triángulos (en rojo) de igual área. La solución se obtiene
al hallar la parte áurea de sus lados.

El número de oro representa un canon de belleza, de armonía, un concepto esté-


tico ampliamente usado por pintores, escultores, arquitectos, a lo largo de la historia,
sin embargo, a mi juicio la belleza no puede circunscribirse a una relación prefijada, a
un modelo matemático, uniforme y universal. La belleza no consiste en que de entre los
infinitos rectángulos posibles exista uno, el rectángulo áureo, más armonioso que los
demás, la belleza consiste en que; “existen infinitos rectángulos” y que yo puedo esco-
ger aquel que más me apetezca. La belleza en la Naturaleza no está sujeta a un canon,
la belleza reside en la diversidad, en las posibilidades infinitas de combinaciones de
formas y tamaños.

Por ejemplo; ¿qué sería más deseable, un mundo con 3.000 millones de mujeres
armoniosamente perfectas e iguales?

O bien, ¿no es mucho más hermoso un mundo con personas donde nadie se
ajusta al canon de belleza pero rico en diversidad?.
 Vicente Viana Martínez Pág 20
El número de oro

BIBLIOGRAFÍA

• El número de oro. Matila C. Ghyka. Ed. Poseidón


• Matemáticas e imaginación. E. Kasner/J. Newman. Ed. Salvat
• Instantáneas matemáticas. Hugo Steinhaus. Ed. Salvat
• Miscelánea matemática. Martin Gardner. Ed. Salvat
• Circo matemático. Martin Gardner. Alianza Editorial
• La sezione aurea. Mario Livio. Rizzoli

DIRECCIONES DE INTERNET

• http://www.mcs.surrey.ac.uk/Personal/R.Knott/Fibonacci/phi2DGeomTrig.html
• http://platea.pntic.mec.es/~aperez4/
• http://www.mcs.surrey.ac.uk/Personal/R.Knott/Fibonacci/fib.html
• http://averroes.cec.junta-andalucia.es/recursos_informaticos/concurso/accesit3
• http://www.mathsoft.com/

 Vicente Viana Martínez Pág 21

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