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A fin de conocer a Dios, debemos pensar frecuentemente en Él, y cuando

lleguemos a amarle, entonces pensaremos en Él frecuentemente, porque


nuestro corazón estará con nuestro tesoro.
No lo olvides, piensa en Él frecuentemente, adórale continuamente, vive y
muere con Él. Ésta es la gloriosa ocupación de un Cristiano. Ésta es nuestra
profesión en el mundo. Si no lo sabemos debemos aprenderlo.

Que toda nuestra ocupación sea conocer a Dios. Mientras más uno le
conoce, más desea conocerle. El conocimiento es comúnmente la medida
del amor. Mientras más profundo y extenso sea nuestro conocimiento,
mayor será nuestro amor. Si nuestro amor a Dios fuera grande le
amaríamos igualmente en los dolores y en los placeres.”
Hermano Lorenzo

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