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En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Oración inicial:

Señor mío Jesucristo, postrado ante tu divina


presencia, suplico a tu amorosísimo Corazón que me
admitas a la meditación de los Excesos de tu Amor en
el misterio de tu Encarnación. Dame tu ayuda, gracia,
amor, profunda compasión y entendimiento de tus
padecimientos, mientras medito el ____ Exceso de tu
amor. Y a ti Madre Inmaculada, te pido que me
encierres en tu Corazón, y que me hagas un pequeño
lugar en tu seno materno, para que pueda contemplar,
comprender y acompañar a tu Hijo Jesús en este
misterio, e imitándolo a Él y a Ti, deje de reinar en mi
a la Divina Voluntad, como en el Cielo así en la tierra.
Amén.
Octava Hora
“Hija mía, no me dejes solo,
apoya tu cabeza sobre el seno
de mi amada Mamá, porque
también desde afuera oirás mis
gemidos, mis súplicas, y viendo
que ni mis gemidos ni mis
súplicas mueven a compasión de
mi Amor a la criatura, me pongo
en actitud del más pobre de los
mendigos y extendiendo mi
pequeña manita, pido por
piedad, al menos a título de
limosna sus almas, sus afectos y
sus corazones.
Mi Amor quería vencer a cualquier costo el corazón
del hombre, y viendo que después de siete excesos de
mi Amor permanecía reacio, se hacía el sordo, no se
ocupaba de Mí ni se quería dar a Mí, mi Amor quiso ir
más allá, debería haberse detenido, pero no, quiso salir
más allá de sus límites, y desde el seno de mi Mamá Yo
hacía llegar mi voz a cada corazón con los modos más
insinuantes, con los ruegos más fervientes, con las
palabras más penetrantes.
¿Pero sabes qué les decía? “Hijo mío, dame
tu corazón, todo lo que tú quieras Yo te
daré con tal que me des a cambio tu
corazón; he descendido del Cielo para
tomarlo, ¡ah, no me lo niegues! ¡no
defraudes mis esperanzas!”
Y viéndolo reacio, y que muchos me
volteaban la espalda, pasaba a los gemidos,
juntaba mis pequeñas manitas y llorando,
con voz sofocada por los sollozos le añadía:
“¡Ay, ay! soy el pequeño mendigo, ¿ni
siquiera de limosna quieres darme tu
corazón?” ¿No es esto un exceso más
grande de mi Amor, que el Creador para
acercarse a la
criatura tome la forma de un pequeño niño
para no infundirle temor, y pida al menos
como limosna el corazón de la criatura, y
viendo que ella no se lo quiere dar ruega,
gime y llora?”.
Después me decía: “¿Y tú no quieres darme tu
corazón? ¿Tal vez también tú quieres que gima, que
ruegue y llore para que me des tu corazón?
¿Quieres negarme la limosna que te pido?”.
Y mientras esto decía oía como si sollozara, y yo le
dije: “Mi Jesús, no llores, te dono mi corazón y toda yo
misma”.
Entonces la voz interna continuaba:
“Sigue más adelante, y pasa al noveno exceso de mi
Amor”.
Al terminar cada
meditación:

Se reza un Padre Nuestro,


Ave María y Gloria. Pidiendo
el Reino de la Divina
Voluntad sobre la tierra, y
por las intenciones del
Santo Padre y de toda la
Iglesia.
Catecismo de la Iglesia Católica

469. La Iglesia confiesa así


que Jesús es
inseparablemente
verdadero Dios y
verdadero Hombre.
Él es verdaderamente el
Hijo de Dios que se ha
hecho hombre, nuestro
hermano, y eso sin dejar
de ser Dios, nuestro
Señor:
Resumen del Catecismo (Encarnación)

479. En el momento establecido por Dios,


el Hijo único del Padre, la Palabra eterna,
es decir, el Verbo e Imagen substancial del
Padre, se hizo carne: sin perder la
naturaleza divina asumió la naturaleza
humana.

480. Jesucristo es verdadero Dios y


verdadero Hombre en la unidad de su
Persona divina; por esta razón Él es el
único Mediador entre Dios y los hombres.

481. Jesucristo posee dos naturalezas, la


divina y la humana, no confundidas, sino
unidas en la única Persona del Hijo de
Dios.
Papa Emérito Benedicto XVI

En estos días, en nuestras iglesias ha resonado varias


veces la palabra "Encarnación" de Dios, para expresar
la realidad que celebramos en la Santa Navidad: El
Hijo de Dios se hizo hombre, como recitamos en el
Credo. Pero ¿qué significa esta palabra central de la fe
cristiana? Deriva del latín "incarnatio". San Ignacio de
Antioquía, a finales del siglo I y especialmente San
Ireneo han utilizado este término, reflexionando sobre
el Prólogo del Evangelio de San Juan, en particular
sobre la expresión "La Palabra se hizo carne" (Jn
1,14).

Aquí la palabra "carne" –según la costumbre hebraica–


se refiere a la persona integralmente, en su totalidad,
a su aspecto de caducidad y temporalidad, su pobreza
y su contingencia. Y ello para decirnos que la salvación
traída por el Dios hecho carne en Jesús de Nazaret,
abraza al hombre en su realidad concreta y en
cualquier situación en la que se encuentre.
Padre de la Iglesia

"Esto es por qué el Verbo se hizo hombre, y el


Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre,
al entrar en comunión con la Palabra y recibiendo
así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios

"(Adversus haereses, 3,19,1:. PG 7,939; cf Catecismo de la Iglesia Católica, 460).


Para profundizar en los Escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol 1. Sin Fecha

Vol 4.Noviembre 16, 1900

Vol 11. Febrero 26, 1912


Para tener en cuenta:

Bondad, mansedumbre por una


Navidad autentica

“La vida tiene que ser vivida con bondad, con


mansedumbre. Cuando nos damos cuenta de
que Dios está enamorado de nuestra
pequeñez, que él mismo se hace pequeño
para propiciar el encuentro con nosotros, no
podemos no abrirle nuestro corazón y
suplicarle: «Señor, ayúdame a ser como tú,
dame la gracia de la ternura en las
circunstancias más duras de la vida,
concédeme la gracia de la cercanía en las
necesidades de los demás, de la humildad en
cualquier conflicto” (24.12.2014).
Adoración al Santísimo en vivo

http://radiolinksmedia.com:1935/uai/uai/playlist.m3u8

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