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Arte y Milagros en La Laguna Durante El PDF
Arte y Milagros en La Laguna Durante El PDF
del arte, y no deja de ser un elemento patrimonial más, que en algunos casos
pervive todavía. Cualquier encuesta, incluso sin rigor metodológico alguno,
que hiciéramos hoy nos devolvería un resultado incontestable. El Cristo de
La Laguna [Fig. 1] es la imagen de más devoción de la ciudad y encabezaría
una breve lista de efigies aún consideradas milagrosas. No ha sucedido así con
otras imágenes que en tiempos pasados compartieron esta fama prodigiosa y
protagonizaron en ocasiones sucesos misteriosos a los que no se encontró más
explicación que la de ser signos de Dios.
La nómina era entonces mucho más nutrida que hoy. Y antes era
también mucho más habitual la presencia de lo milagroso, de lo inexplicable.
Paradójicamente, lo excepcional era cotidiano: las imágenes aparecían y
desaparecían, sudaban o lloraban, se comunicaban con los fieles e intercedían
por ellos librándolos de enfermedades o favoreciendo los partos. No sólo
las representaciones de Dios, la Virgen o los santos actuaban de esta forma.
También algunas personas virtuosas gozaban de esta condición y formulaban
predicciones atinadas, daban consejos a quienes con fe se los pedían, entraban
en éxtasis e, incluso, se bilocaban o se teletransportaban. Todo esto se observó
en siglos pasados con una mezcla de asombro y naturalidad. Y se consideró
siempre la que detrás de esos acontecimientos estaba o podía estar la voluntad
de Dios, que advertía, salvaba o castigaba por estos cauces.
Lo milagroso o prodigioso distinguió a unas imágenes escogidas frente
a las demás; es como si de esta forma se las dotara de un plus de sacralidad,
contribuyendo a su prestigio1. No debe sorprendernos por lo tanto que dos
de las primeras obras literarias de Tenerife sean sendos libros que tienen como
protagonistas a las dos grandes devociones isleñas, la Virgen de Candelaria y
el Cristo de La Laguna. En ambos casos, los milagros son el tema central y
así queda recogido en sus títulos. Nos referimos a Del origen y milagros de la
santa imagen de Nuestra Señora de Candelaria, del dominico fray Alonso de
Espinosa, editado en Sevilla en 1594; y al Breve sumario de los milagros que
el Santo Crucifijo de San Miguel de las Victorias de la ciudad de La Laguna de
1
Véase, respecto al concepto de prestigio para las imágenes religiosas, Portús [2016], pp. 17-34.
22
2
Núñez de la Peña [1676], p. 504.
23
3
Christian [1991], p. 12.
24
Fig. 2. Virgen de la Peña de Francia, anterior a 1612. Casa Museo Cayetano Gómez Felipe,
San Cristóbal de La Laguna. Foto: Carlos Rodríguez Morales
muy enfermo de una enfermedad tan graue que casi llegó a la muerte i estaua
desahuziado de todos los médicos i por estar tullido i sin poderse mover si no
era aiudado de otras personas, le truje a una romería que auía prometido a
Nuestra Señora de la Peña de Francia, i estando en la iglesia del Conuento de
señor Santo Augustín desta ciudad Dios Nuestro Señor por medio de la Uirgen
Nuestra Señora de la Peña de Francia obró milagro en el dicho Melchor de la
Sierra, mi marido, dándole perfeta salud sigún que de antes la tenía, porque
mui poco antes desto auía entrado en la iglesia con dos muletas i aiuda de
otras personas sin poderse tener en sus pies, pidiendo con mucha debosión
la salud a la Uirgen Nuestra Señora, i respecto de auérsela dado i dentro de
mui poco tiempo dexó las muletas i andaua solo sigún que de antes i de aí a
poco tienpo fue de bueno a mejor i adquirió en todo perfetamente su salud i
25
por auer conosido del dicho mi marido la gran voluntad que tenía de que si
Dios Nuestro Señor le diese bienes dejar a la Uirgen Nuestra Señora de la Peña
de Francia vna buena memoria en remunerasión de las mersedes que le auía
fecho4.
4
AHPT: Sección histórica de Protocolos notariales (en adelante, pn), 1189, escribanía de Luis García
Izquierdo, ff. 544r-545v, 25/10/1621.
5
AHPT: pn, 1400, escribanía de Diego Remírez Machado, ff. 120r-120v, 29/10/1703.
6
AHPT: pn, 944, escribanía de Juan Machado Fiesco, ff. 62r, 63v-64r, 3/4/1712.
7
AHPT: pn, 1644, escribanía de Diego Martín de Barrios, ff. 539v-540r, 19/11/1619.
26
8
Núñez de la Peña [1676], pp. 316-317.
9
Riquelme Pérez [1982], pp. 74-77; Concepción Rodríguez [1994]; Padrino Barrera [2013], pp. 60-62.
10
Un amplio y minucioso estudio, con referencias a La Laguna, en Padrino Barrera [2013], pp. 70-78; y
[2014], pp. 30-49.
11
AHPT: pn, 1107, escribanía de Juan Antonio Sánchez de la Torre, f. 140r, 31/3/1692.
12
AHPT: pn, 77, escribanía de Agustín de Mesa, ff. 117v-118r, 17/12/1622.
27
una ymagen de un Ese Homo con túnica de tafetán carmesí, con quien tengo
particular deboçión por los muchos benefiçios que e esperimentado a obrado
con toda mi casa, y deseando se continúe con la maior desençia y beneraçión
posible y el graue sentimiento que me causó el hauerse quemado otra ymagen
de Esse Homo en el insendio que padeció la Yglesia y Conuento de Santa Clara
de esta ciudad, es mi uoluntad se entregue a las relijiosas de dicho conuento
para que puedan colocarlo en la parte que fuere de su mayor culto15.
13
AHPT: pn, 1477, escribanía de Agustín Gómez de Silva, ff. 493r-493v, 21/12/1693.
14
AHDLL: Fondo Histórico Diocesano, Varios, 4.
15
AHPT: pn, 1400, escribanía de Diego Remírez Machado, ff. 153r-153v, 19/6/1704.
16
AHPT: pn, 1405, escribanía de Gaspar Pérez Machado, f. 97r, 21/4/1722.
28
17
AHPT: pn, 732, escribanía de Francisco Tagle Bustamante, ff. 143v-145v, 13/11/1728.
29
La imagen del Niño Jesús que había tenido en sus brazos la titular de
la Iglesia de la Concepción tuvo fama milagrosa y por eso se prestaba a los
enfermos que lo pedían y a las embarazadas con dificultades, razón por la
que según Anchieta y Alarcón «lo llamaban el Parterito» [Fig. 3]. A mediados
del siglo xviii se concedió licencia a Isidro Paroi para fabricar retablo en
la iglesia donde colocar esta imagen, movido «por su devoción y salud que
consiguió en su enfermedad que tuvo». Estando enfermo «como de ersisipela
y sofocación trajeronle este Niño y entrando en la casa, luego se halló aliviado
y con conocida mejoría, y habiendo sanado quiso cumplir un voto que le
había hecho y así mandole a hacer un nicho en que se pusiera y pusolo en
el altar del Gran Poder de Dios en la Concepción». Con ese motivo, fue
trasladado desde su casa hasta la iglesia el último día de 1753, víspera de
una de las fiestas dedicadas al Niño Jesús, el 1 de enero18. Y por citar un
caso tardío para nuestro estudio, que prueba la vigencia de esta mentalidad,
podemos citar una cláusula del testamento otorgado por Isidoro García en
1829: «Declaro dever una promesa que hise a San Salvador de Orta, venerado
en el Conbento de San Francisco de esta ciudad, por haverme reparado dos
reloxes de oro que estavan a su cargo, dándosele como quiero que se le den para
su culto al reverendo padre guardián que es o fuere, diez pesos corrientes»19.
Los documentos no siempre son explícitos e informan del cumplimiento de
promesas sin entrar en detalles. En 1621 Juana Soler de Padilla, esposa de
Rodrigo Hernández Lordelo, enferma, declaró en su testamento que había
hecho
18
Anchieta y Alarcón [2017], v. iv, pp. 238-240; Hernández González [1990], p. 112 (aunque datando
esto en 1733, no en 1753); Fernández Rodríguez [1998], pp. 154-155, confunde esta imagen con la de
otro Niño Jesús, de plomo, conservada en el mismo templo.
19
AHPT: pn, 173, escribanía de Domingo Quintero y Párraga, f. 61r, 14/3/1829.
30
del Niño, que son dose por todo, ducados, y con ellos se le compre cosa que
conbenga a el servisio de la santa ymagen y Niño; esta es mi boluntad20.
es cosa muy dificultosa desarraygar de los pechos de los hombres sinples las
opiniones necias que dél tienen concebidas, como es dezir que no le saben
origen, que le traxeron los ángeles, que le crecen las vñas y cabellos, que le falta
vn diente, pareciendo en esto más a Christo, que de vna bofetada se lo quebra-
ron, y otras cosas deste talle y jaez, que dellas son necedades, y dellas saben a
heregía; y así para sinples son agradables, que sin fundamento creen qualquier
patraña con cobertura de piedad; más para hombres doctos y de juyzios desa-
pasionados, son cosas escandalosas y euitables21.
Sin embargo, fue el propio Espinosa quien dio por vez primera a la
imprenta una versión prodigiosa sobre el origen del Crucifijo, que de acuerdo
a ella habría sido adquirido en Barcelona por el adelantado Alonso Fernández
de Lugo con dinero que le facilitó un hombre misterioso identificado con «el
20
AHPT: pn, 803, escribanía de Diego Gómez, f. 223v, 17/4/1621. En este mismo documento expresó
que ella y su marido habían tratado de hacer «una ermita en nuestra heredad de Heneto a la adbocasión
de Santa María Magdalena», cuyo bulto tenía junto a «otra ymagen de Nuestra Señora de la Consepsión»;
pero no nos consta que este proyecto se llevara a efecto.
21
Espinosa [1594], pp. 61r-61v.
31
22
Espinosa [1594], pp. 62v-63v
23
Quirós [2005], pp. 187, 232-240.
24
Espinosa [1594], p. 36v-37r.
25
Núñez de la Peña [1676], p. 320.
32
El cómo y cuándo vino a este mi convento dicha santa ymagen para su vene-
ración y culto que con gran devoción de nuestros religiosos y demás fieles se
le ha dado, no se sabe o no se dize porque tendrá oculto algún prodigio que
la misma Señora no querrá se manifieste, porque ha sido ymagen que se ma-
nifiesta con los justos, aunque no ha dejado de usar de sus muchos prodigios
universalmente con todos sus devotos26.
26
Rodríguez Morales [2011], p. 400.
27
De la Llana [1730], p. 54
28
Un último estudio sobre el tema, con una propuesta de lectura, en Jara Vera [2016] y [2018].
29
Quirós [2005], p. 247.
33
Devociones especializadas
30
Núñez de la Peña [1676], pp. 501-503.
31
Dos estudios recientes, con bibliografía previa, en Barrena Delgado [2004] y Villalmanzo de Armas
[2006].
34
32
Díaz Pérez [1991], pp. 424-429; Amador Marrero [2006].
33
Amador Marrero/Villalmanzo de Armas [2006], p. 232.
34
Un último estudio por Pérez/Santana/Rodríguez [2017].
35
Riquelme Pérez [1982], pp. 133-134; Rodríguez González [2017]; Amador Marrero [2017].
35
Más éxito tuvo, como santo protector contra las epidemias, una pequeña
representación pictórica de san Juan Evangelista conservada en la Iglesia de
la Concepción, a partir, también, de un suceso estimado como prodigioso.
La mañana del 5 de mayo de 1648, mientras se oficiaba misa, los asistentes
advirtieron que sudaba esta pintura sobre tabla entonces integrada en el
antiguo retablo mayor. Se interpretó como signo de que el santo había librado
a Tenerife «de la enfermedad contagiosa que hubo en España, y en otros
reynos», y como consecuencia el Cabildo lo votó como patrón contra la peste
obligándose a celebrarle fiesta cada 6 de mayo. A partir de entonces fue muy
frecuente la participación del icono en rogativas celebradas no sólo en tiempo
de epidemia, pues su patronazgo se extendió a cualquier adversidad que
azotara la Isla. Buena prueba del arraigo de esta devoción, favorecida por la
Esclavitud elitista que se fundó al año siguiente, es el repertorio de verdaderos
retratos que se conservan de la pintura original, que había sido realizada por
Cristóbal Ramírez entre 1602 y 1606.
El fenómeno del sudor de imágenes religiosas tuvo otros ejemplos en
las Islas y existió predisposición a valorarlo como una llamada de atención
divina36. A ejemplos ya conocidos podemos añadir otro ocurrido en
La Laguna en 1689, aunque en este caso en un ámbito doméstico y sin
repercusión popular. En marzo de ese año un joven vecino de «la calle que
va a la Ermita de San Sebastián», quizá la actual calle Cabrera Pinto, observó
que una pintura de san Juan Bautista que su madre tenía en su casa «estaba
mojada por el rostro y brasos». Aunque en un principio pensaron que, en sus
propias palabras «podría ser que de lo alto del granero vbiessse corrido algún
orín de gatos o de ratones», luego descartaron esta posibilidad. Al repetirse el
suceso varios días, la autoridad eclesiástica inició unos autos en los que varios
testigos declararon haber visto sudar la pintura. Tiene particular interés que
se interrogara a la propietaria, la viuda de un modesto herrero,
36
Díaz Pérez [1991] y [1994].
36
Votos y rogativas
37
AHDLL: Fondo Histórico Diocesano, Documentación organizada por pueblos, 8.
38
AMLL: Sección 1a, R_XI, 3.
39
Núñez de la Peña [1676], pp. 165-166.
37
40
Núñez de la Peña [1676], p. 322; Rodríguez Moure [2015], p. 182; Cioranescu [1965], pp. 215-216;
Riquelme Pérez [1982], pp. 23-24.
41
Rodríguez Morales [2017].
42
Ordenanzas [1935], p. 3.
43
Ordenanzas [1935], p. 5.
44
Un estudio reciente, en Lorenzo Lima [2015], pp. 11-17
38
Fig. 4. Anónimos: Virgen de los Remedios, principios del siglo xvi, con importantes
modificaciones y la incorporación del Niño a finales del siglo xvii. Catedral de Nuestra Señora
de los Remedios, San Cristóbal de La Laguna. Foto: Guillermo Pozuelo
39
45
Quirós [2005], pp. 29-31.
46
AHPT: pn, 1230, escribanía de Lope de Mesa, foliación perdida, 12/9/1607.
47
Rodríguez Moure [1991].
48
AHDLL: Fondo parroquial de Santo Domingo de Guzmán, La Laguna, libro 157. Libro de Antigüedades
de la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, f. 66r.
40
Juan Núñez de la Peña. En 1693, tras una procesión general con la Virgen
de los Remedios y el Cristo de La Laguna, «desde aquella tarde se fue
desapareciendo dicha plaga de zigarra y al día siguiente de dicho mes de
noviembre no se supo mas de dicha langosta, ni del paradero que tuvo. Sea
Dios alavado y su Madre Santísima, que con su soberana intercesión nos
remedió en tan gran conflicto»49.
Dos años después, en 1695, la ciudad sufrió una epidemia de puntada
y tabardillo. Se recurrió en un primer momento a los santos especializados
contra las enfermedades: san Juan Evangelista, san Sebastián y san Roque,
cuyas imágenes fueron sacadas en procesión de rogativa. Pero «viendo que
Dios, nuestro Señor, no aplacó el azote de su justicia, pues se continuaba
la enfermedad», se acordó hacer novenario a la Virgen de los Remedios: «y
pareze que nuestro Señor, por intercesión de su sanctíssima Madre y Señora
nuestra de los Remedios, oyó nuestras deprecaciones, pues a pocos días
después se reconoció mucha mexoría en esta ciudad, siendo ya menos los
entierros, y las salidas con el viático»50. La prueba plástica de esta devoción
popular e institucional a la Virgen de los Remedios son sus numerosos retratos
pictóricos, tanto de medio cuerpo como de cuerpo entero, algunos de buena
mano y otros sencillas pinturas ingenuas y populares, todas del siglo xviii51.
Otras imágenes a la que se recurrió en alguna ocasión para propiciar
la lluvia fueron la Virgen de Gracia y el Señor de la Humildad y Paciencia,
de la Iglesia de Santo Domingo. Ya a finales del siglo xvii un anónimo
cronista recogió que por medio de esta efigie «ha obrado Su Majestad muchos
milagros, sanando enfermos y socorriendo el pueblo en faltas de agua»52. En
1711, y tras no haberse logrado el propósito con un novenario a la Virgen
de Gracia, que se trajo en procesión desde su ermita hasta la Iglesia de los
49
AHDLL: Fondo parroquial de Santo Domingo de Guzmán, La Laguna, libro 157. Libro de Antigüedades
de la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, f. 6v.
50
AHDLL: Fondo parroquial de Santo Domingo de Guzmán, La Laguna, libro 157. Libro de Antigüedades
de la Parroquia de Nuestra Señora de los Remedios, f. 8v.
51
Rodríguez Morales [2013].
52
Citado en Santana Rodríguez [2016], p. 33.
41
Remedios, se acordó iniciar otro con esta imagen de Jesús53. Atribuida por
Tarquis al arquitecto y escultor Antonio de Orbarán, nacido en Puebla de los
Ángeles y establecido en Canarias desde los años veinte del siglo xvii54, más
recientemente Pérez Morera la ha vinculado al imaginero isleño Francisco
Alonso de la Raya, hacia 165055, aunque puede ser algo anterior56.
Para el Cristo de La Laguna contamos también con testimonios
que señalan la sacralidad de la imagen. Entrar en contacto físico con ella
implicaba ya un valor taumatúrgico, Así, un ejemplar de la estampa del
Crucificado localizada hace algunos años en el Archivo Histórico Provincial
de Las Palmas, obra del grabador madrileño Gregorio Fosman, incluye a sus
pies unas inscripciones manuscritas. La primera frase, algo perdida, se ha
transcrito como «Está basada en su santa imagen»57. Sin embargo, a nuestro
juicio lo que se escribió fue: «Está tocada en su santa imagen»58. Es decir, la
estampa fue puesta en contacto con la escultura con la suposición de que, de
esa forma, tuviera un valor añadido: el grabado no sólo reproduce la efigie
del Cristo, sino que además ha estado unida a ella momentáneamente. Esta
costumbre, que permanece en nuestros días a través de, por ejemplo, el rito
del besapies o del besamanos, o con el gesto de pasar rosarios o pañuelos
por las imágenes sagradas, tiene otros ejemplos en las Islas para el periodo
barroco, en algunas veras efigies de la Virgen mexicana de Guadalupe y en
dos de la Virgen de Candelaria59.
53
Rodríguez Morales [2002].
54
Cioranescu [1965], pp. 202-203; Calero Ruiz [1987], pp. 140-141.
55
Pérez Morera [1997], pp. 76-84.
56
Santana Rodríguez [2002] y [2016], pp. 29-33.
57
Galante Gómez [1999], p. 181; [2002], p. 223.
58
Rodríguez Morales [2008], p. 12, n. xi. Aquí queremos advertir lo que supone, bajo nuestro criterio, otro
error de intepretación, considerar que esta estampa fue presentada por Jacinto Domenech Benítez y Valera
como «su primer escudo de armas», como afirma Galante Gómez [1999], pp. 39, 181, [2002], pp. 39,
223. Proponemos una lectura en sentido figurado, pero no literal, como por ejemplo se hizo en Nueva
España al editarse en 1746 la obra titulada Escudo de armas de México: celestial protección de esta nobilíssima
ciudad, de la Nueva España y de casi todo el Nuevo Mundo en su portentosa imagen del mexicano Guadalupe…
59
Rodríguez Morales [2006]; Rodríguez González [2009].
42
60
Quirós [2005], pp. 276-277.
43
Esta es la santa Cruz en que vino la milagrosa ymagen del Santísimo Christo
de La Laguna, que según tradición hay más de 214 años, que todo ha sido
por modo milagroso. Y lo que oy falta a esta Cruz a la medida de las manos y
pies del Señor, lo ha desmembrado la antigua deuoción de los fieles devotos
por aver obrado Su Magestad por este santo madero y santa ymagen del Santo
Christo de La Laguna innumerables milagros que ha hecho y está haziendo. Y
se colocó en este nicho en 25 de julio, año del Señor de 1724.
61
Rumeu de Armas [1947-1950], t. iii, primera parte, p. 181.
62
Rodríguez Morales [2003], pp. 72-74.
44
63
Álamo [1953], 1968.
64
Rodríguez Moure [1935], p. 109.
45
65
Archivo Histórico Nacional: Clero secular-regular, legajo 1777/2.
66
Rodríguez Morales [2011], t. i, pp. 403-405.
67
Rodríguez Morales [2014].
46
68
Aunque no todas mantuvieron su fama pasado el tiempo, todavía en 1911 Manuel A. Cambreleng
firmó en La Opinión (Santa Cruz de Tenerife, 30 de agosto) un texto lamentando la sustitución de la
imagen del Purísimo Corazón de María del Convento de Santa Clara, preguntándose cómo se vería
«que alguien suplantase por otra más bonita o de mayor mérito artístico nuestro Santísimo Cristo de
La Laguna o nuestro Cristo de la Humildad y Paciencia, nuestra Virgen de los Remedios o la Purísima
de la Concepción, que el cuadro del milagrosísimo San Juan Evangelista se relegara a un rincón para ser
sustiuido por una imagen de talla».
47
Bibliografía
LA LAGUNA
2018
6
Imagen de la cubierta:
Alfred Diston: Vista de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna (detalle), 1819. Yale Center for British
Art, Paul Mellon Collection
Editores:
Roberto González Zalacain y Carlos Rodríguez Morales
Preimpresión e impresión:
Litografía Romero S.L.
isbn: 978-84-09-06396-3
Depósito legal: tf 965-2018
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, ni registrada en
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7
Índice
Proemio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Programas del ciclo (2011-2017) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Carlos Rodríguez Morales
Arte y milagros en La Laguna durante el Barroco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Ana Viña Brito
Patrimonio documental en la ciudad de los Adelantados ............................. 51
Paz Fernández Palomeque
Instruir deleitando. El Patrimonio Bibliográfico de la
Universidad de La Laguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Miguel Á. Gómez Gómez
Las huellas de la comunidad flamenca en el patrimonio de
San Cristóbal de La Laguna (siglos xvi-xviii) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Carmen Gloria Calero Martín
Plazas, plazuelas y paseos en La Laguna del siglo xix . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
José Lorenzo Chinea Cáceres
Canten y bailen los serafines: las campanas de La Laguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
José Antonio Ramos Arteaga
Fuentes para el teatro en La Laguna: diarios y memorias
de un fenómeno efímero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Miguel Pérez Carballo
Lagunia. Los caminos y la naturaleza en la génesis orgánica
de la villa de San Cristóbal de La Laguna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219
Juan Tous Meliá
El pendón real de la isla de Tenerife y la festividad de San Cristóbal ............. 253
8