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LA MAGIA DE “LOS DESCUBRIDORES”

Luis Ignacio Muñoz

Encontrar un libro que nos atrape como lectores desde la primera frase podría decirse que es un
hallazgo que nos puede acompañar de por vida. Hay emociones encontradas semejantes a la de
encontrar ese libro buscado por años en una venta callejera o la llegada por correo esperado con
ansiedad o ese libro que se quiere conseguir con la certeza de su compara y su pronta lectura, o ese
otro que llegó de regalo. Si no hay emoción en el libro que llega a nuestras manos empezamos mal
porque ocupará un lugar en los estantes de la biblioteca, pero no en nuestro corazón ni mucho
menos en la memoria que nos hará recordarlo siempre y llevará a la relectura. En otros casos hay
una química entre el lector que busca un libro al azar y el libro que también lo halla y por fin se
encuentran; a veces al comienzo de la búsqueda o al final, después de horas de escarbar en cientos
de ejemplares empolvados.

Así podría discurrir por páginas enteras acerca del asombro de tener en nuestras manos el libro que
deseábamos o que nos sorprende de manera inesperada. Hasta llegar al título que ejerce la
seducción y este poder es irrevocable. No importa el tema de esta búsqueda y encuentro. Solo hay
que cercarse a él. Es un caso parecido al del amor o la guerra donde suele decirse que todo vale.
Tampoco importa de cual modo. Es algo similar al libro que vamos a referir, se trata de Los
descubridores, de Daniel J. Boorstin, el gran historiador y ensayista norteamericano, ganador del
Premio Pulitzer y director de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Autor de libros de
reconocida trascendencia como Los creadores, (1992), Los pensadores (1998) y la trilogía Los
americanos, conforman una amplia bibliografía sustentada en años de trabajo arduo y constante.

En 1983 se publica el libro, una de sus más colosales aventuras literarias donde trata de desentrañar
el significado de la vida valiéndose de los descubrimientos realizados por el ser humano en su afán
de ir siempre fuera de lo convencional. De su constante búsqueda de otros mundos que no están
en la rutina y el conformismo para bien o para mal. Boorstin encuentra en este colosal esfuerzo un
estilo capaz de seducir a los lectores con el poder de las palabras que un novelista narra una
epopeya. Se adentra en los grandes viajes de antigüedad en busca de nuevas tierras y en el hombre
que empieza a contar el tiempo a través de la lectura de las sombras que lo lleva a inventar los
relojes de sol. Se refiere al mismo ser que planea y elabora mapas de los continentes conocidos
hasta entonces. El habitante del mundo que rinde culto a las montañas porque consideraba que allí
estaba el lugar de los dioses y recónditos misterios no revelados. Cuenta de manera magistral una
posible explicación de la naturaleza realizando la medición de la tierra y los primeros cálculos
matemáticos presentando un margen de error muy escaso con respecto a los estudios de la
ingeniería moderna.

Contar la aventura de la ciencia y los diferentes tabúes que la han envuelto desde hace siglos,
separándola de creencias, supersticiones y el descubrimiento paulatino de la naturaleza y la
sociedad, hacen sin duda, de Los Descubridores una obra maestra de la literatura moderna. No es
el texto científico especializado ni denso que se escriba pensando en un público especialistas, ni el
ensayo complejo dedicado a expertos en el tema sino se trata de un libro que causa regocijo al
encontrar una historia bien narrada, de una exquisitez única para aquel que gusta de la buena
lectura y a quien desea la experiencia de encontrarse con una lectura que lo transporte a través del
asombro de vivir a lo largo de los años, de esta iniciativa particular e irrepetible que es la búsqueda
de trascender y llegar muy lejos, que ha caracterizado al ser humano. También la más audaz he
interesante que lo haya hecho grande y único: la hazaña del conocimiento y cómo acercarse a él.

Si hablamos de grandes gestas debemos referirnos a esta empresa literaria que es contar en
setecientas páginas una larga historia que en condiciones normales ha llenado millones de hojas y
libros de todo tipo y no logra ser nada digerible para quien busca un libro que lo lleve a este viaje
maravilloso por el relato de cómo llegó la humanidad a sus descubrimientos, de una manera amena,
con la magia de los escritores que atrapan al lector desde las primeras frases de una novela sin
soltarlos de una forma casi hipnótica hasta el párrafo final. En Los descubridores se encuentra
además una inmensa posibilidad de encontrarse con el espejo de la civilización en su mejor
condición, la del humano emprendedor y quijotesco que no se conforma con lo que el entorno y su
normalidad le puedan proporcionar, sino que posee ambiciones que pretende capitalizar a través
de su inventiva y que algunos han dado en llamar locura sin la cual no hubiese superado la época de
las cavernas. Tampoco existiría un bien espiritual y terrenal como es la literatura y sin ella jamás
podríamos soñar y creer en la vida ni procurar el conocimiento.

Un autor dedicado a la investigación histórica, científica, artística y filosófica, que además cultivó un
excelente estilo literario que supo emplear a lo largo de sus noventa años de existencia (1914, 2004).
Que transcurrieron en medio de la catedra, la lectura, y una buena dosis de disciplina, fundamental
para poder entregar a la literatura y a los lectores curiosos y exigentes. Veinte libros, producto de
su incansable labor literaria e investigativa. Traducido a varias lenguas y reeditado muchas en
castellano, Los descubridores se ha constituido en un texto bibliográfico clave a la hora de entender
muchos aspectos de la vida humana y de nuestra evolución como sociedad generadora de progreso
que busca otro futuro a quienes formamos parte de ella.

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