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EL PODER DE UNA OFRENDA

Sabemos que la tierra es nuestra herencia de parte de Dios, quien nos la dio desde el
inicio del tiempo para cuidarla, sojuzgarla y hacerla producir bendición.

La tierra es valiosa y nuestra vida en este mundo es importante porque tiene un


propósito, pero debemos acercarnos al Señor para descubrirlo y esforzarnos por
alcanzarlo.

Sin nuestro Padre, nada podemos hacer, por ello, hay que darle gracias con nuestra
adoración, servicio y con el fruto de nuestro trabajo.

Nuestra ofrenda le agrada, pero el enemigo intenta provocar que no seamos obedientes
en ese aspecto porque sabe que es un arma poderosa a nuestro favor, ya que el Señor
dice que si le honramos de esa forma, Él reprenderá al devorador para que no destruya el
fruto de la tierra.

La ofrenda es tan importante delante de Dios que el mismo Jesús se convirtió en una para
salvarnos.

Él es el Cordero de Dios que quita nuestro pecado y también, quien sana nuestra tierra.

Así que si ya perdonó nuestros pecados, roguémosle que sane nuestra tierra, porque ya
estamos cansados de que reine la maldad.

La Palabra lo dice, Jesús se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante.

En la cruz del Calvario, Él era el Cordero a ser sacrificado.

Así que debemos dimensionar la gran importancia que tiene el acto de honrar a Dios con
la ofrenda, ya que el hecho más importante que nos ha sucedido, implicó el sacrificio de
dar lo más valioso.

Por lo tanto, al hablar de salvación inevitablemente hablamos de ofrenda.

Nos encanta recibir el beneficio de la cruz, pero debemos entender que fue una ofrenda,
un sacrificio con el cual incluso Jesús experimentó esa sensación de abandono que a veces
nosotros experimentamos.

Cierto que la ofrenda es un tema delicado porque aborda las finanzas, y muchos,
equivocadamente, consideran que el Señor no desea instruirnos sobre ello, cuando Su
promesa ha sido darnos abundancia en todo sentido, material y espiritualmente.
Entonces, no podemos esperar que todos comprendan lo que significa la ofrenda; incluso
en tiempo de Pablo, solo los filipenses lo habían comprendido.

Sin embargo, cuando el apóstol habló sobre el tema, mencionó los mismos calificativos
que se dicen de Jesús: “sacrificio acepto, olor fragante a Dios”.

Por lo tanto, dale a la ofrenda la importancia que tiene. Muchas veces recitamos de
memoria:

“El Señor suplirá mi necesidad conforme a Sus riquezas en gloria”.

Pero lo sacamos de contexto, ya que en la Escritura, la condición es ser responsable con la


ofrenda; de esa forma, el Señor suplirá de acuerdo a Sus riquezas en gloria.

Al respecto, la Biblia nos habla de un caso particular. El pueblo de Madián atormentaba y


atemorizaba al pueblo de Dios, les robaba sus cosechas y sus animales porque habían
desobedecido y fueron necios en hacer el mal, pero luego el Señor escuchó sus ruegos y
levantó a Gedeón para que los liberara.

Esta historia nos enseña mucho sobre lo que Dios quiere hacer con nosotros ahora.

Nos habla de la tierra que el enemigo arrebató, pero que tenemos que recuperar con
valor y decisión.

En este tiempo ya no debe haber más temor en el pueblo del Señor, ¡no fuimos destinado
al miedo, sino al poder y dominio propio! Se acabó el tiempo en el que los buenos temen y
se esconden, como hacía el pueblo de Israel; a partir de ahora, son los malos los que
deben avergonzarse y tener miedo. La maldad en Guatemala ha llegado a nivel de
descaro. Antes nos daba pena la violencia, ahora los muertos se cuentan por docenas y no
hacemos nada. ¡Nuestra nación no puede seguir así! Es nuestra responsabilidad asumir el
papel que el Señor nos ha otorgado y luchar espiritualmente en contra de la huestes de
maldad. ¡Deben ser desafiadas por el pueblo de Dios que se levantará en oración y
cambiará su actitud para actuar correctamente! Reclama la tierra para el Señor, demos
batalla con intercesión, ayuno y un cambio de mentalidad que nos mueva a multiplicar la
bendición que recibimos.

Ahora nos preguntamos lo mismo que los israelitas en tiempos de Gedeón. Si Dios está
con nosotros, ¿por qué estas tinieblas? Porque como Sus hijos no nos hemos levantado
con valor a recuperar la tierra que nos pertenece, entonces, la dejamos a merced de los
corruptos, asesinos y ladrones. Pero esta situación se acaba ahora, ya que estamos
convencidos de que Dios quiere santificar la tierra.

Tal como sucedió con Gedeón, no hay excusas, no importa tu condición, Dios te puede
usar para liberar tu tierra de la maldad, porque Él se manifiesta con poder en nuestra
debilidad y nos dará la victoria sin violencia, sino con hechos sobrenaturales. El Señor
confundirá a los malos, quienes se exterminarán entre sí. Eso es lo que el Espíritu de Dios
puede lograr si clamamos, suplicamos y ofrendamos para llamar Su atención y que acabe
de una vez por todas con esta terrible situación en nuestro país.

Entonces, ¿cuál es una de las claves para hacernos escuchar? ¡Claro que la ofrenda! ¿Ves
por qué es tan importante la honra en el reino de Dios? Gedeón, en medio de su pobreza,
ofrendó para que se cumpliera la promesa que el Señor le estaba dando de derrotar a los
enemigos. Si tuviéramos el corazón de Gedeón deberíamos acercarnos al Señor, tomar Sus
promesas y ofrendarle[6]. esa es un arma que Dios te dejó para reprender al devorador.
¡Úsala para recuperar tu tierra, derrota al diablo! Pero hazlo con el corazón correcto, con
amor, con fe, con deseo de agradarle, ya que la ofrenda no es una exigencia, sino que es
una disposición del corazón. No dudes, al obedecer al Señor y honrarlo con tu ofrenda, Él
abundará en gracia y provisión para buenas obras[7]. Recuerda que cosechas según
siembras, Dios es justo y no le dará poco al que ha dado mucho. ¡Deja tu ofrenda delante
del altar y clama a Dios, profetiza que Guatemala será transformada!

Padre, sana nuestra tierra, así como has sanado nuestro corazón de pecado y culpa. Nos
acercamos delante de ti con ofrenda que esperamos sea olor fragante que te agrade para
que selle el pacto que hacemos hoy, porque sabemos que nos darás la victoria frente al
enemigo y recuperaremos la tierra que nos pertenece. Te damos el honor y la gloria
porque bendices y proteges a nuestra familia que desde hoy es libre de persecución y de
temor. Reprendemos todo lo malo en nuestro país, no hay más violaciones, secuestros ni
extorsiones. ¡Dios poderoso, confunde a los malos, que se larguen, que nos dejen en paz!
Bendice a nuestros gobernantes y a cada ciudadano, danos ideas para crecer en el bien y
desterrar el mal. Tú eres nuestra esperanza, ¡gracias, porque sabemos que nos escuchas y
nos respaldas para llevar paz y restauración a los confines de nuestra tierra!

Versículos de Referencia:
[1] Malaquías 3:10-11 asegura: Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi
casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas
de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé
también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en
el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
[2] Juan 1:29 dice: El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
[3] Efesios 5:1-2 enseña: Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en
amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor fragante.
[4] Filipenses 4: 15-19 comparte: Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio
de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó
conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me enviasteis
una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que
abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno,
habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto,
agradable a Dios. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús.
[5] Jueces 6:1-14 relata: Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y
Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció
contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los
montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había sembrado,
subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los
atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y
no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían ellos y sus
ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos
eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo empobrecía Israel
en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a Jehová. Y cuando los
hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas, Jehová envió a los hijos de
Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir
de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre Os libré de mano de los egipcios, y de
mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de delante de vosotros, y os di su
tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en
cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz. Y vino el ángel de Jehová, y se
sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón
estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel de
Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. Y Gedeón
le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo
esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo:
¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado
en mano de los madianitas. Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a
Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?
[6] Jueces 6: 15-18 explica: Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a
Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.
Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo
hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de
que tú has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y
saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.
[7] 2 Corintios 9:5-8 dice: Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que
fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida,
para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto digo:
El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es
Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en
todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

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