Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LOUIS
Más tarde, en un año
- me tocaría morir -
ahora tengo cerca de treinta y cuatro años y a esa edad moriré,
en un año,
llevaba ya muchos meses esperando sin hacer nada,
haciendo trampas, sin saber qué ni cómo
llevaba muchos meses esperando terminar,
en un año,
como a veces sin atreverse uno a moverse,
apenas,
ante un peligro extremo, imperceptiblemente, sin querer hacer ruido o cometer un
movimiento demasiado violento que despertaría al enemigo y te destruiría al instante,
en un año,
a pesar de todo,
el miedo,
asumiendo ese riesgo y sin esperanza alguna jamás de sobrevivir,
a pesar de todo,
en un año,
decidí volver a verlos, volver sobre mis pasos, desandar el camino y emprender el viaje,
para anunciar, lentamente, con cuidado, con cuidado y precisión
- eso creo -
lentamente, con tranquilidad, de manera serena
- y acaso - ¿no fui siempre para los demás y para ellos, precisamente, no fui siempre un
hombre sereno?,
para anunciar,
decir,
decir solo,
mi muerte próxima e irremediable,
anunciarla yo mismo, ser su único mensajero,
y aparentar que
- quizás sea lo que siempre he querido, querido y decidido, en cualquier circunstancia y
hasta donde yo pueda recordar -
aparentar aún ahí el poder decidir,
concederme y conceder a los demás, a ellos, y especialmente a ti, a vosotros, a ella,
incluso a los que todavía no conozco (demasiado tarde y poco importa),
concederme y conceder a los demás por última vez, la ilusión de ser responsable de mí
mismo y de ser, hasta ese extremo, dueño de mi.
3.
primera parte
4.
ESCENA 1
SUZANNE
Es Catherine.
Ella es Catherine.
Catherine, es Louis.
Este es Louis.
Catherine.
ANTOINE
Suzanne, por favor, le dejas pasar, déjale pasar.
CATHERINE
Está contenta.
ANTOINE
Parece una liebre.
LA MADRE
No me digas eso, lo que acabo de oír, es verdad, olvidaba, no me digas eso, que no se
conocían.
Louis, ¿no conoces a Catherine? No me digas eso, ¿no os conocéis, nunca os habíais
visto, jamás?
ANTOINE
¿Cómo quieres que se conozcan?
LOUIS
Estoy muy contento.
CATHERINE
Si, yo también, por supuesto, yo también.
Catherine.
SUZANNE
¿Le das la mano?
LOUIS
Louis.
Suzanne lo ha dicho, lo acaba de decir.
SUZANNE
Le das la mano, le da la mano. ¿No le darás la mano? No se van a dar la mano como si
fueran extraños.
5.
ANTOINE
¡Suzanne, se están viendo por primera vez!
LOUIS
Le doy dos besos, ella tiene razón, perdona, es un verdadero placer, ¿me permites?
SUZANNE
Ves, lo que decía, hay que decírselo.
LA MADRE
De hecho, ¿quién me ha metido una idea semejante en la cabeza, dentro de la cabeza? Lo
sabía. Pero soy así, nunca hubiera podido imaginar que no se conocían, que no os
conocíais,
que la esposa de mi otro hijo no conoce a mi hijo, esto, no lo habría imaginado.
Vivís de una manera extraña.
CATHERINE
Cuando nos casamos, no vino y después, hasta ahora, no se había presentado la ocasión.
ANTOINE
Si, lo sabe perfectamente.
LA MADRE
Si, no necesitaba explicaciones, ¡qué tontería!,
no sé ni por qué lo preguntaba,
también lo sé pero lo olvidaba, había olvidado todos aquellos años,
no recordaba hasta ese punto, eso quería decir.
SUZANNE
Ha venido en taxi.
Yo estaba detrás de la casa cuando oí un coche,
he pensado que habías comprado un coche, no sé, podría ser, tendría su lógica.
Te esperaba y el ruido del coche, del taxi, inmediatamente,
supe que llegabas, fui a ver y era un taxi,
has venido en taxi desde la estación,
podría haber ido a buscarte, tengo mi propio coche,
hoy me llamas y me acerco en un momento,
solo tenías que avisar y esperarme en un bar.
6.
LA MADRE
¿Has tenido buen viaje? No te he preguntado.
LOUIS
No, no tengo coche.
¿Y tú qué tal, cómo estás?
ANTOINE
Bien.
¿Y tú qué tal, cómo estás?
LOUIS
Estoy bien.
Bueno no es para tanto, no es un gran viaje.
SUZANNE
Ves, Catherine, lo que decía,
es Louis,
no besa nunca a nadie,
siempre ha sido así.
Su propio hermano y no le besa.
ANTOINE
Suzanne, ¡déjanos en paz!
SUZANNE
¿Pero qué es lo que he dicho?
No hablo contigo, no hablo con él,
¿estoy hablando contigo?
¡Mamá!
7.
ESCENA 2
CATHERINE
Están en casa de su otra abuela,
no podíamos saber que vendrías,
y ella no hubiera aceptado que nos los lleváramos de repente.
Les habría gustado verte, de eso no hay ninguna duda
-¿verdad?-
y, evidentemente, a mí también, y a Antoine,
nos habría gustado que por fin os conocierais.
Ni si quiera te imaginan.
LA MADRE
El mismo genio, el mismo mal genio,
son los dos iguales, igual de cabezones.
Tal como él es ahora, así será ella más tarde.
CATHERINE
Nos mandaste una nota,
me mandaste una nota, una notita, y flores, me acuerdo.
Fue, era, fue un bonito detalle y me gustó mucho.
Nosotros te enviamos, te habíamos enviado una fotografía de ella
- es pequeñita, menudita, es un bebé, ¡qué tonterías!-
y en la fotografía, no se parece a Antoine, en absoluto, no se parece a nadie,
tan pequeños, no se parecen a nada,
no sé si te llegó.
8.
ANTOINE
Déjalo ya, le aburres.
LOUIS
En absoluto,
¿por qué dices eso?, no me digas eso.
CATHERINE
Te aburro, aburro a cualquiera con eso de los niños,
una cree ser interesante...
LOUIS
No sé por qué ha dicho eso,
no lo entiendo,
¿por qué has dicho eso?
Eso no me aburre en absoluto, todo eso, mis ahijados, sobrinos, mis sobrinos, no son mis
ahijados, son mis sobrinos, sobrinas, mi sobrina, me interesa.
CATHERINE
Sí, te pido disculpas.
LOUIS
Me gustó el detalle, te lo agradezco.
CATHERINE
Hay un niño pequeño, sí.
El niño pequeño tiene,
tiene ahora seis años.
¿Seis años?
No sé, ¿qué más?
Se llevan dos años, dos años les separan.
¿Qué más puedo decir?
ANTOINE
No he dicho nada,
¡no me mires así!
¿Ves cómo me mira?
9.
¿Qué he dicho?
Apenas te conoce y está molesta,
Catherine es así.
No he dicho nada.
Te está escuchando,
¿te interesa?
Te está escuchando, acaba de decirlo,
le interesan, nuestros hijos, tus hijos, mis hijos,
le gusta,
¿te gusta?
Le apasiona, es un hombre apasionado por esta
descripción de nuestra descendencia
le encanta ese tema de conversación,
no sé por qué, qué me ha pasado,
nada en su rostro manifestaba el sentimiento de aburrimiento,
he dicho eso, habrá sido sin querer.
CATHERINE
Sí, no, no se trataba de eso.
LA MADRE
Hablabas de Louis,
Catherine, hablabas de Louis,
el crío.
Déjalo, ya sabes cómo es.
CATHERINE
Sí. Perdón. A lo que iba,
se llama como tú, pero, a decir verdad...
ANTOINE
Lo siento,
Vale, ya, lo siento, no he dicho nada,
pero no me mires así,
no sigas mirándome así,
en serio, en serio,
¿qué he dicho?
CATHERINE
Lo he oído.
Te he oído.
10.
ANTOINE
Los reyes de Francia.
CATHERINE
Escucha, Antoine,
escúchame bien, me callo, me da igual,
¡ahora lo cuentas tú!
ANTOINE
No he dicho nada,
bromeaba,
no se puede bromear,
LA MADRE
Bromeaba, es una broma que ha hecho más veces.
ANTOINE
Venga, sigue.
CATHERINE
Lleva el nombre de tu padre,
creo, creemos, hemos creído, creo que está bien,
esto le gustaba a Antoine, es una idea con la que, a la que,
una idea a la que se aferraba,
y yo,
no tenía por qué poner ninguna pega
-no me disgusta ese nombre.-
Y además,
y como tú tampoco tenías hijos, como tampoco tiene hijos,
-porque lo lógico hubiera sido...-
lo que quería decir:
pero como no tienes hijos
y Antoine dice eso,
lo dices, lo has dicho,
Antoine dice que tampoco los tendrás
-eso no es decidir por ti pero creo que no se equivoca.
11.
LA MADRE
Realmente es una pena que no puedas verle.
Y si por tu parte...
LOUIS
Y entonces, para él,
¿cómo dijiste? ¿El <<heredero varón>>?
¿No mandé una nota?
ANTOINE
¡Joder, es que no ves que no hablaba de eso!
CATHERINE
¡Antoine!
12.
ESCENA 3
SUZANNE
Cuando te fuiste
-no te recuerdo-
no sabía que te ibas por tanto tiempo, no me di cuenta,
no presté atención,
y me encontré sin nada.
Te olvidé relativamente pronto.
Era pequeña, joven, lo que se suele decir, pequeña.
Esas notitas
-las frases elípticas-
esas notitas, siempre escritas al dorso de unas postal,
(tenemos hoy una colección envidiable)
como si quisieras, de esta manera, parecer siempre estar de vacaciones,
no sé, creía eso,
o incluso, como si, por adelantado,
quisieras reducir el lugar que nos tenías reservado
y dejar a la vista de todos, los mensajes sin importancia que nos enviabas.
<<Estoy bien y espero que también vosotros estéis bien>>.
14.
Es extraño,
quería ser feliz y serlo contigo,
y te reprocho cosas y tú escuchas,
pareces escucharme sin interrumpirme.
Sigo viviendo aquí con ella.
Antoine y Catherine, con los niños
-soy la madrina de Louis-
tienen una casita, un chalé mejor dicho,
no sé por qué, pero algo me dice que te tienen que gustar
(eso creo)
estos pequeños matices, una casita, bueno,
como cualquier otra, a unos cuantos kilómetros de nosotros, por allí, hacia la piscina
descubierta del polideportivo, coges el bus 9 y luego el 62 y luego tienes que caminar
otro poco.
15.
Sigo viviendo aquí con ella. Me gustaría irme pero no puede ser,
no sé como explicarlo,
cómo decirlo,
entonces no lo digo.
Antoine dice que tengo tiempo,
siempre dice cosas así, ya verás (quizás ya te hayas dado cuenta),
dice que no estoy mal
y de hecho, si se piensa
-y de hecho, lo pienso y me río, ya está, me da la risa-
de hecho, no estoy mal, no digo eso.
No me voy, me quedo,
vivo donde siempre he vivido pero no estoy mal.
Quizá,
(¿acaso se pueden adivinar estas cosas?)
quizá tenga siempre esta misma vida, uno se resigna,
bueno,
hay gente y son la mayoría,
hay gente que se tira toda una vida en el mismo lugar donde nació
y donde nacieron sus padres antes,
y no son infelices,
uno se conforma,
o al menos no son infelices por ello, eso no se puede decir,
y quizás sea esa mi suerte, la palabra esa, mi destino, esta vida.
16.
Eso es todo.
17.
Lo que quiero decir, es que todo va bien y que hubiese sido inútil,
de hecho,
preocuparte.
18.
ESCENA 4
LA MADRE
El domingo...
ANTOINE
¡Mamá!
LA MADRE
No he dicho nada,
hablo con Catherine.
El domingo...
ANTOINE
Se lo sabe de memoria.
CATHERINE
Déjala hablar,
no dejas hablar a nadie.
Ibas a hablar.
LA MADRE
Le molesta.
Trabajamos,
su padre trabajaba, yo trabajaba
y el domingo
-lo voy a contar, no escuches-,
el domingo, porque, entre semana, las tardes son cortas, había que madrugar al día
siguiente, las tardes entre semana, no era lo mismo,
el domingo, íbamos a pasear.
Siempre y sistemáticamente.
CATHERINE
¿Dónde vas, qué haces?
ANTOINE
A ningún sitio,
no me voy a ningún sitio,
¿adónde quieres que vaya?
No me muevo, escuchaba.
El domingo.
19.
LOUIS
Quédate con nosotros, ¿no? Es una pena.
LA MADRE
Lo que iba diciendo:
ya le conoces, el mismo mal genio,
cabezón,
de niño ya era así, ¡tal cual!
Y a menudo por gusto,
así lo ves, así ha sido siempre.
El domingo
-a lo que voy-
el domingo salíamos a pasear.
No pasaba un solo domingo sin salir a pasear, como un ritual, yo decía eso, como un
ritual,
una costumbre.
Salíamos a pasear, sin escape posible.
SUZANNE
Es la historia de antes,
cuando yo era demasiado pequeña
o cuando aún no existía.
LA MADRE
Bueno, cogíamos el coche,
hoy eso ya no lo hacéis,
cogíamos el coche,
no éramos extremadamente ricos, no, pero teníamos coche y no recuerdo tampoco nunca
haber conocido a su padre sin coche.
Incluso antes de que nos hubiésemos casado,
Antes de habernos casado, ya lo veía
-ya lo miraba-
tenía un choche,
uno de los primeros por aquí,
era viejo, feo y hacía mucho ruido, demasiado,
pero, bueno, era un coche,
él había trabajado y era suyo,
era el suyo y estaba muy orgulloso de su coche.
ANTOINE
De eso no tengo duda.
20.
LA MADRE
Después, nuestro coche, más tarde,
pero no deben acordarse,
no pueden, eran demasiado pequeños,
no me doy cuenta, sí, quizá,
habíamos cambiado de coche,
el nuestro era largo, más bien alargado,
<<aerodinámico>>,
y negro,
porque negro, eso decía él, tenía ese tipo de ideas,
negro sería más <<chic>>, era esa palabra,
pero era más bien porque no había encontrado otro.
Rojo, le conozco, el color rojo, sí que le hubiera gustado más.
Otras veces,
nos íbamos de picnic, sin más, nos íbamos a la orilla del río,
¡madre mía!
bueno, es verano y comemos sobre la hierba, ensalada de atún con arroz y mayonesa y
huevos duros,
-a este, le siguen gustando tanto los huevos duros-
y después, dormíamos un poco, su padre y yo, sobre la manta, una manta espesa, verde y
roja,
y ellos jugaban a pelearse.
Era bonito.
Después, lo que digo no va con mala intención,
después estos dos se hicieron demasiado mayores, ya no me acuerdo, ¿acaso se puede
saber cómo acaban las cosas?
ya no quisieron venir con nosotros, iban cada uno por su lado a montar en bicicleta, cada
uno por su cuenta,
y nosotros, solo con Suzanne,
ya no tenía sentido.
ANTOINE
Es culpa nuestra.
SUZANNE
O mía.
22.
ESCENA 5
LOUIS
Hará como unos diez días apenas quizá
-¿dónde estaba?-
tenía que ser hace diez días
y quizá fuera también por esa única e ínfima razón que decidí volver aquí.
Me levanté
y dije que vendría a verles
a visitarles,
y después, los días que siguieron,
a pesar de las excelentes razones que me di,
ya no cambié de opinión,
abandono
cuando me desperté
-un instante, se sale del sueño, todo es cristalino, creemos tenerlo y desaparece de
inmediato-
que siempre me abandonaron,
poco a poco,
a mí mismo con mi soledad en medio de los demás,
porque no saben alcanzarme,
tocarme,
y que hay que renunciar,
ESCENA 6
LOUIS
No dices nada, estás muy callada.
CATHERINE
No, lo siento, no sé.
¿Qué quieres que diga?
LOUIS
Siento el incidente de antes,
quería que lo supieras.
No sé por qué ha dicho eso, no lo entendí, a Antoine.
Él siempre quiere que no me meta, ya te habrá puesto en guardia contra mí.
CATHERINE
No me acordaba, ya no pensaba en eso, no tiene importancia.
¿Por qué dices eso?:
<<Ha debido ponerte en guardia contra mí.>>,
que él ha debido <<ponerme en guardia contra ti>>,
vaya idea.
Habla de ti como es debido, y de todas formas no lo hace muy a menudo,
casi nunca,
no creo que hable de ti y jamás en esos términos, jamás he oído nada igual, te equivocas.
Él cree, eso creo, cree que tu no quieres saber nada de él, eso es, que tu no quieres saber
nada de su vida, que su vida no significa nada para ti,
yo, con los niños, todo eso, su oficio, el oficio al que se dedica...
¿Conoces su oficio, sabes a qué se dedica?
No es realmente un oficio,
tu, tu tienes un oficio, un oficio es algo que se aprende, algo para lo que uno se ha
formado, ¿me equivoco?
¿Conoces su situación?
No es mala, podría ser peor, no es nada mala.
Su situación, tú no la conoces,
¿sabes en qué trabaja? ¿Sabes lo que hace?
No es un reproche, no quiero que pienses eso,
si te lo tomas así, no está bien, estás equivocado, no es un reproche:
yo misma, lo que puedo decir, yo misma no sabría exactamente con exactitud, no sabría
decir la función que desempeña.
25.
LOUIS
No es ser malo, de hecho,
es más correcto.
Deseo, en cuanto a mí, lo que deseaba,
me encantaría poder...
CATHERINE
No me digas nada, te interrumpo,
es mucho mejor que no me digas nada y que le digas a él lo que le tienes que decir.
Creo que es mejor.
Yo, yo no no diré nada,
no pinto nada aquí
soy así
no es mi función
o, al menos, como yo lo imagino.
Y ahora tu también estás
¿cómo dijiste?
<<puesto en guardia contra mí>>.
26.
LOUIS
No tengo nada que decir o no decir, no entiendo.
CATHERINE
Muy bien, entonces perfecto, mejor me lo pones.
LOUIS
¡Vuelve! ¡Catherine!
27.
ESCENA 7
SUZANNE
Esta chica, no te lo puedes creer, así a primera vista,
parece frágil y sin recursos, tuberculosa o huérfana desde hace cinco generaciones,
pero estamos equivocados,
no te fíes:
sabe elegir y decidir,
es directa, clara, precisa.
Habla claro.
LOUIS
¿Tú, Suzanne, siempre igual?
SUZANNE
¿Yo?
LOUIS
Sí. <<Siempre igual>>. ¿Dando tu opinión?
SUZANNE
No, a decir verdad,
cada vez menos.
Hoy, un poco, pero casi nada.
Último número en tu honor, solo para darte remordimientos.
¿Si?
¿Perdón?
LOUIS
¿Qué?
SUZANNE
Lo normal, en este momento, es que Antoine diga:
<<Cierra el pico, Suzanne.>>
28.
LOUIS
Perdona, no lo sabía.
<<Cierra el pico, Suzanne.>>
29.
ESCENA 8
LA MADRE
Eso no es asunto mío,
me suelo meter donde no me llaman, no cambio, siempre he sido así.
Quieren hablar contigo y ya está,
les he oído
pero también los conozco,
lo sé,
¿cómo no voy a saber?
No los habría oído, podría haberlo deducido sencillamente,
lo deduciría por mi misma, equivaldría a lo mismo.
Quieren hablar contigo,
se enteraron de que venías, y pensaron que podrían hablar contigo,
bastantes cosas que decirte y la oportunidad, por fin.
Te querrán explicar
y es probable que lo haga
y con torpeza,
es lo que quiero decir,
porque temerán el poco tiempo que les dedicas,
del poco tiempo que pasaréis juntos
-de hecho tampoco me hago ilusiones, dudo que te quedes mucho tiempo con nosotros,
por aquí.
Acababas de llegar,
30.
que te he visto,
acababas de llegar y ya pensabas que habías cometido un error y te hubieras querido
marchar enseguida,
no me digas nada, no me digas lo contrario- tendrán miedo (también aquí, hay miedo)
tendrán miedo del poco tiempo y lo harán con torpeza,
y esto acabará mal dicho o demasiado rápido,
o de forma brusca, que viene a ser lo mismo,
y con brutalidad también,
porque son brutos,
siempre lo han sido y no dejan de serlo,
y duros también,
así es como actúan,
y no lo entenderás, sé cómo ocurrirá todo, como siempre ocurrió.
Contestarás dos o tres palabras, no más,
y permanecerás calmo como has sabido serlo por tu cuenta
-ni yo, ni tu padre,
tu padre menos aún,
no somos nosotros los que te hemos enseñado esa manera tan hábil y odiosa de mostrarte
sereno en cualquier circunstancia, no lo recuerdo
o al menos no soy responsable-
contestarás dos o tres palabras, no más,
o sonreirás, que viene a ser lo mismo,
les sonreirás
y más tarde, solo recordarán,
luego, más tarde,
por la noche, al coger el sueño,
solo recordarán esa sonrisa,
es la única respuesta que querrán guardar de ti,
y es esa misma sonrisa a la que le darán vueltas y vueltas,
no habrá cambiado nada, más bien lo contrario,
y esa sonrisa habrá empeorado las cosas entre vosotros,
será como la marca del desprecio, la peor de las heridas.
Quizá)
Lo que quieren, lo que les gustaría, es que quizá les animaras -¿pensándolo bien, acaso, al
fin y al cabo, no faltaron siempre ánimos?-
que les animaras, que les dieras permiso o no para hacer tal o tal cosa,
que les dijeras,
que dijeras a Suzanne
-aunque no fuera verdad, una mentira, ¿qué más da? Como una promesa, que por
antelación no será cumplida, nada más-
dos o tres veces al año,
que fuera a verte,
que podrá,
que podría visitarte, si le viniera en gana,
si le viene en gana,
que podría ir a verte donde estás tú, ahora
(no sabemos donde vives).
Que puede moverse, ir y venir y todo lo que quiera y que te interesa,
que no parezca que te interesa sino que de verdad te interesa,
que te preocupa.
LOUIS
No,
solo la pequeña sonrisa. Estaba escuchando.
LA MADRE
Eso digo.
Qué años tienes,
¿cuántos son los años que tienes hoy?
LOUIS
¿Yo?
¿Me lo preguntas?
Tengo 34 años.
LA MADRE
34 años.
Para mi también, hará 34 años.
No me doy cuenta:
¿eso es mucho tiempo?
34.
ESCENA 9
LA MADRE
Es por la tarde, siempre ha sido así:
la comida es más larga,
no se tiene nada que hacer, estiramos las piernas.
CATHERINE
¿Quieres un poco más de café?
SUZANNE
¿Vas a ser Doña Perfecta todo el día? La nuera perfecta
ANTOINE
¡Suzanne, déjale que haga lo que quiera!
SUZANNE
¡Joder, contigo!
¡Contigo no hablo, no te hablo, no te estoy dirigiendo la palabra!
Puedes dejar de estar todo el rato agobiándome,
no me vas a agobiar, así, todo el rato,
no me vas a estar agobiando, todo el rato
no te pido nada,
¿qué es lo que he dicho?
ANTOINE
¿Has visto cómo me estás hablando?
Ves como me hablas,
jamás te he visto así.
Quieres darte un aire,
como está Louis, porque estás aquí,
estás aquí y quiere darse un aire.
SUZANNE
¿Qué tiene que ver con Louis,
de qué estás hablando?
No tiene nada que ver con Louis.
¿Qué estás diciendo?
¡Joder, joder y joder!
¿Pillado? ¿Entendido? ¿Comprendido?
¡Y con corte de manga si te hace falta! ¡Toma, con corte de manga!
35.
LA MADRE
¡Suzanne!
No la dejes irse,
¿qué historias son estas?
¡Deberías ir tras ella!
ANTOINE
Volverá.
LOUIS
Si, vale, un poco más de café.
ANTOINE
<<Sí, vale, un poco más de café>>.
CATHERINE
¡Antoine!
LOUIS
Te burlabas de mí, al menos lo intentabas.
ANTOINE
Todos iguales, ¡sois todos iguales!
¡Suzanne!
CATHERINE
¡Antoine! ¿adónde vas?
LOUIS
Volverán.
Siempre vuelven.
LA MADRE
ESCENA 10
LOUIS
Al principio, lo que uno cree
-eso creí-
lo que siempre se cree, me lo imagino,
es tranquilizador, es para sentir menos miedo,
uno se repite a sí mismo esa solución como a los niños para que duerman,
lo que se cree un instante,
al menos es lo que se espera,
es que el resto del mundo desaparecerá contigo,
que el resto del mundo podría desaparecer contigo,
apagarse, hundirse y no sobrevivirme.
Venid todos conmigo y acompañadme para no regresar jamás.
Llevándomelos para no estar solo.
Todos los agonizantes pretenden eso, machacarse la cabeza con los cristales de la
habitación,
dar golpes de alas grandes e imbéciles,
errar, perdidos ya y
creer desaparecer,
correr ante la Muerte,
pretender despistarla,
que jamás pueda alcanzarme o que no sepa jamás dónde encontrarme.
Ahí donde estoy y estuve siempre, ya no estar, estaré lejos, escondido en grandes espacios,
en un agujero,
mintiéndome y riendo.
Visito.
Me gusta ser diletante, un hombre falsamente frágil que se va desgastando y adoptando
poses.
Soy extranjero. Me protejo. Simulo para la ocasión.
Habría que haberme visto, con mi secreto, en la sala de espera del aeropuerto, ¡era tan
convincente!
La Muerte próxima y yo,
nos despedíamos,
nos paseábamos,
caminábamos en la noche por las calles desiertas con una bruma ligera y nos sentíamos muy
a gusto.
Somos elegantes y despreocupados,
somos incluso misteriosamente guapos,
no dejamos percibir nada
y los recepcionistas, por la noche, sienten respeto por nosotros, podríamos seducirles.
No hacía nada,
simulaba,
sentía nostalgia.
Descubro países, me gustan literarios, leo libros,
vuelvo a ver recuerdos,
a veces doy grandes rodeos, solo para empezar otra vez,
y otros días,
sin saber ni entender,
suelo querer evitarlo todo sin reconocer nada.
No creo en nada.
39.
ESCENA 11
LOUIS
No llegué esta mañana, viajé anoche,
me fui ayer por la tarde y quise llegar más pronto pero a mitad de camino, renuncié,
me detuve,
lo que quería decir,
y esta mañana, estaba en la estación,
ya a las tres o las cuatro.
Esperaba el momento decente para presentarme aquí.
ANTOINE
¿Por qué me cuentas eso?
¿Por qué me estás contando eso?
Qué es lo que tengo que contestar,
¿acaso tengo que contestar algo?
LOUIS
No sé, no,
te lo digo, quería que lo supieras,
no importa,
te lo digo porque es cierto y quería contártelo.
ANTOINE
No empieces.
LOUIS
¿Qué?
ANTOINE
Ya sabes. No empieces,
me vas a contar historias,
me voy a perder,
te veo venir, me vas a contar historias.
Estabas en la estación, estabas esperando,
y poco a poco, me vas a ahogar.
Así es.
Has viajado esta noche, ¿qué tal todo? ¿Bien?
41.
LOUIS
No, solo te contaba, no tiene importancia.
Sí, todo bien.
No sé, un viaje bastante normal, siempre parece que creéis que vivo a miles, centenares, a
miles de kilómetros.
Viajé, eso es todo.
No diré nada, si no quieres decir nada.
ANTOINE
Ese no es el problema,
no he dicho nada, te escucho.
Enseguida, de repente así, no te impedía nada.
¿Si?
¿La estación?
LOUIS
No, nada, nada que valga la pena,
nada importante,
solo lo contaba, pensaba que quizás estarías feliz,
bueno,
feliz no, contento de saberlo,
pensé que quizás estarías contento de que te lo contara,
o feliz, feliz de saberlo.
Estaba en la cafetería de la estación,
no sé a qué hora llegaría, serían como las cuatro,
estaba en la cafetería de la estación y esperaba estaba ahí,
no tenía intención de venir aquí directamente,
faltar tanto tiempo y presentarme así de repente,
no, podían haber tenido miedo,
incluso, podían no haberme abierto,
-me imagino bastante bien a Suzanne, ahí, como te veo a ti, me la estoy figurando, me
imagino a Suzanne recibiéndome con un rifle-
no,
estaba esperando y pensé,
estaba pensando y por eso quería comentártelo,
son ideas que se te pasan por la cabeza y uno piensa más tarde que tendrá que decirlas
(recomendaciones que uno se hace,
pensé,
me hice la recomendación, eso es, de comentártelo más tarde al verte,
y también me prometí contártelo solo a ti, sobre todo, ese es el fin,
ocultárselo a ellas porque podrían enfadarse,
pensé que te diría que había llegado mucho más pronto y que había estado por ahí, dando
vueltas.
42.
ANTOINE
Eso es,
exacto, lo que decía,
historias,
y después uno se ahoga
y yo,
tengo que escuchar y nunca averiguaré lo que es cierto y falso,
la parte de mentira.
Eres así,
si hay una cosa
(¡y no es la única!),
si hay una cosa que no se me ha olvidado cuando te recuerdo,
es eso precisamente, eso de estar liando para nada,
liando, no entiendo nada.
No decías nada.
Te tomabas un café, tendrías que tomarte un café
y te dolía la tripa porque no fumas y que ese tipo de sitios, tan pronto por la mañana,
lo sé mejor que tú,
ese tipo de sitios apesta a humo y dan ganas de echar la pota,
con el humo que se te echa encima te entra dolor de cabeza y de ojos.
Leías el periódico,
tienes que haberte convertido en ese tipo de hombres que lee el periódico, el periódico
que yo no leo nunca
-a veces, sentados frente a mí, veo a hombres leyendo el periódico y pienso en ti y digo
este es el tipo de periódico que tiene que leer mi hermano, tiene que parecerse a estos
hombres, intento leer al revés y enseguida abandono y me da igual, ¡hago lo que me da la
gana!-
intentabas leer el periódico
porque, el domingo por la mañana, en la cafetería de la estación,
tienes a todos los críos que se han ido de fiesta,
y tú, en tu rincón,
no puedes ni leer, centrarte en tu lectura,
y lo único que te da el humo de los cigarrillos son ganas de largarte,
eso es en lo que pienso, punto.
Te arrepentías,
te arrepientes de haber hecho este viaje,
no te arrepientes, no entiendes por qué has venido, no le has encontrado el propósito.
43.
Tonterías,
ya no me conoces, hace mucho ya que no me conoces,
no sabes quién soy,
nunca lo supiste,
no es ni culpa mía, ni tuya,
tampoco te conozco yo a ti
(pero yo, no pretendo nada),
no nos conocemos
y uno no puede imaginarse decir tal o tal cosa a alguien que no conoce.
Lo que deseamos decir a alguien que nos imaginamos,
nos lo imaginamos también,
son historias y nada más.
LOUIS
¿Adónde vas?
45.
ANTOINE
No quiero estar aquí.
Ahora me vas a hablar,
querrás hablarme
y tendré que escuchar
y no quiero escucharte.
No quiero. Tengo miedo.
Siempre tenéis que estar contándomelo todo,
siempre, siempre,
desde siempre me habláis y tengo que escuchar.
Los demás creen que la gente que no dice nunca nada quiere escuchar,
pero la mayoría de las veces, no lo sabes,
me callaba para dar ejemplo.
¡Catherine!
46.
intermedio
47.
ESCENA 1
LOUIS
Es como de noche en pleno día, no se ve nada, solo oigo ruidos, escucho, estoy perdido y
no encuentro a nadie.
LA MADRE
¿Qué has dicho?
No te he odio, repite,
¿dónde estás?
¡Louis!
48.
ESCENA 2
SUZANNE
Tú y yo.
ANTOINE
Lo que quieras.
SUZANNE
Te oía, gritabas,
no, creí que gritabas,
creía oírte,
te buscaba,
estabais discutiendo, os habéis vuelto a encontrar.
ANTOINE
Me enfadé, nos enfadamos,
no pensé que fuera así,
pero <<de costumbre>>, los demás días,
no somos así,
no éramos así, no lo creo.
SUZANNE
No siempre así.
Los demás días, vamos cada uno por nuestro lado,
no nos tocamos.
ANTOINE
Nos entendemos.
SUZANNE
Eso es amor.
49.
ESCENA 3
LOUIS
Y después, aún en mi sueño,
todas las habitaciones de la casa estaban lejos unas de otras,
y nunca conseguía alcanzarlas,
había que andar durante horas y no reconocía nada
VOZ DE LA MADRE
¡Louis!
LOUIS
Y para no tener miedo, como cuando ando en la noche, soy un niño,
y ahora tengo que volver muy rápido,
me lo repito,
o más bien lo canturreo para oír solo el sonido de mi voz,
y nada más que eso,
canturreo que a partir de ahora,
lo peor de todo,
<<lo sé muy bien,
lo peor de todo, sería que estuviera enamorado,
lo peor de todo,
que quiera esperar un poco,
lo por de todo...>>
50.
ESCENA 4
SUZANNE
Lo que no entiendo.
ANTOINE
Yo tampoco
SUZANNE
¿Te ríes? Nunca te veo reír.
ANTOINE
Lo que no entendemos.
VOZ DE CATHERINE
¡Antoine!
SUZANNE
(gritando)
¿Sí?
Lo que no entiendo y nunca he entendido
ANTOINE
Y es probable que nunca lo entienda
SUZANNE
Que nunca lo entienda
VOZ DE LA MADRE
¡Louis!
SUZANNE
(gritando)
¿Si? ¡Estamos aquí!
ANTOINE
Lo que no entiendes...
51.
SUZANNE
No estaba tan lejos, habría podido venir a vernos
más a menudo,
y nada de tragedias tampoco,
ni dramas, ni traiciones,
lo que no entiendo,
o no puedo entender.
ANTOINE
<<Así>>.
Sin otra explicación, nada más.
Siempre ha sido así, deseado,
no sé si se puede decir eso,
deseado y lejano,
distante, nada que se preste mejor a la situación.
Se fue sin haber sentido nunca el deseo o la más mínima necesidad.
52.
ESCENA 5
CATHERINE
¿Dónde están?
LOUIS
¿Quiénes?
CATHERINE
Ellos, los otros.
Ya no oigo a nadie,
estaban discutiendo, Antoine y usted,
no me equivoco,
se oía a Antoine enfadarse
y es como si ahora todo el mundo se hubiera ido y estuviéramos perdidos.
LOUIS
No sé. Deben de estar por ahí.
CATHERINE
¿Adónde va?
¡Antoine!
VOZ DE SUZANNE
¿Si?
53.
ESCENA 6
SUZANNE
¿Y que sea desgraciada?
¿Que pueda ser infeliz y desgraciada?
ANTOINE
Pero no lo eres y nunca lo has sido.
Es él, el Hombre infeliz,
ese que no te has visto durante todos estos años.
Hoy crees que eras infeliz
pero os parecéis,
él y tú,
y yo también soy como vosotros,
solamente has decidido que lo eras, que debías serlo y has querido creértelo.
Tú querías ser infeliz porque él estaba lejos,
pero esa no es la razón, no es una buena razón,
no puedes responsabilizarle,
no es una razón en absoluto,
solo es un arreglo.
54.
ESCENA 7
LA MADRE
La estaba buscando.
CATHERINE
No me he movido, no la había oído.
LA MADRE
Era Louis estaba escuchando, ¿era Louis?
CATHERINE
Se ha ido por allí.
LA MADRE
¡Louis!
VOZ DE SUZANNE
¿Sí? ¡Estamos aquí!
55.
ESCENA 8
SUZANNE
¿Por qué no contestas nunca cuando te llamamos?
Te ha llamado, Catherine te ha llamado, y a veces, nosotros también,
nosotros también te llamamos,
pero nunca contestas
y entonces hay que buscarte, tenemos que buscarte.
ANTOINE
Siempre me encontráis,
nunca me he perdido por mucho tiempo,
no recuerdo que nunca,
<<a fin de cuentas>>,
que nunca me hayáis perdido definitivamente.
Ahí justo, cerquita, siempre al alcance de la mano.
SUZANNE
Puedes intentar amargarme más aún,
incluso hacerme rabiar, lo que viene a ser lo mismo,
no funcionará.
Tú también te buscas tus apaños,
los conozco, ¿acaso crees que no?
ANTOINE
Lo que yo decía:
<<encontrado>>.
SUZANNE
¿Qué?
No lo he entendido, ya te vale, lo que has dicho, ¿qué has dicho?
¡Vuelve!
ANTOINE
¡Cierra el pico, Suzanne!
ESCENA 9
LA MADRE
Louis.
¿No me oías? Te estaba llamando.
LOUIS
Estaba aquí. ¿Qué pasa?
LA MADRE
No sé.
No es nada, creía que te habías ido.
57.
segunda parte
58.
ESCENA 1
LOUIS
Y más tarde hacia el final del día,
así es precisamente,
cuando pienso en ello,
como me había imaginado las cosas,
hacia el final del día,
sin haber dicho nada de lo que realmente me importaba
-solo es una idea, pero no es factible-
sin haberme atrevido nunca a hacer tanto daño,
retomé el camino,
pedí que me acompañaran a la estación,
que me dejarán marchar.
Ella, ella me acaricia una sola vez la mejilla, despacio, como explicándome que me
perdona no sé qué crímenes,
y esos crímenes que desconozco, los añoro,
siento remordimientos por ellos.
59.
ESCENA 2
ANTOINE
Voy a acercarle,
te acerco,
lo que podemos, podríamos hacer,
eso sí que sería práctico,
lo que podemos hacer es acercarte,
acompañarte de vuelta a casa,
me pilla de camino, sí, está de paso, solo habrá que dar un pequeño rodeo,
y te acompañamos, te dejamos en casa.
SUZANNE
Yo también puedo,
vosotros os quedáis aquí, luego cenamos todos juntos
yo le llevo, le llevo yo,
y enseguida vuelvo.
Mejor todavía,
pero como nunca me hacéis caso
y ya está todo decidido,
o mejor todavía, cena con nosotros,
puedes cenar con nosotros
-no sé por qué me molesto-
¡Di algo!
LA MADRE
Que hagan lo que quieran.
LOUIS
Mejor todavía, duermo aquí, paso la noche, y ya me voy mañana,
mejor todavía, como mañana en casa,
mejor todavía, ya no trabajo más,
renuncio a todo,
me caso con mi hermana y vivimos muy felices.
61.
ANTOINE
Suzanne, ya he dicho que le acompaño,
está insoportable,
todo está arreglado, pero tiene que cambiarlo todo de nuevo,
estás insoportable,
quiere marcharse esta noche y vuelves otra vez con lo mismo,
quiere marcharse, se marcha,
le acompaño, le acercamos, nos pilla de camino,
no nos viene mal.
LOUIS
Un paseo bonito y aprovechado.
ANTOINE
Si, eso es, exactamente
¿cómo se dice?
<<Matar dos pájaros de un tiro>>.
SUZANNE
Pero mira que puedes ser desagradable,
no lo entiendo,
eres un borde, ¿te das cuenta de cómo le hablas?
Eres un borde, no puede ser.
ANTOINE
¿Yo?
¿Hablas de mí?
¿Yo soy un borde?
SUZANNE
Ni siquiera te das cuenta,
eres borde, esto es increíble,
no te oyes, si te oyeras...
ANTOINE
¿Y ahora esto a qué viene?
Estás insoportable hoy, lo que decía,
no sé que le pasa conmigo,
no sé que te pasa conmigo,
estás rara.
62.
CATHERINE
No te ha dicho nada malo,
eres un poco bruto, no se te puede decir nada,
no te das cuenta,
a veces eres un poco bruto,
solo lo quería señalar.
ANTOINE
¿Que soy un poco bruto?
¿Por qué dices eso?
No.
No soy bruto.
Sois horribles conmigo, todos.
LOUIS
No, no ha sido bruto, no entiendo lo que queréis decir.
ANTOINE
¡Y tú, <<la Bondad personificada>>, calladito!
CATHERINE
Antoine.
63.
ANTOINE
¡No me pasa nada, no me toques!
Haced lo que queráis, no deseaba hacer daño, no deseaba hacerle daño a nadie,
siempre tengo que actuar mal,
solo decía,
me parecía bien, solo quería decir,
-¡tú tampoco me toques!-
no he dicho nada malo,
solo decía que podíamos acompañarlo, y ahora,
me estáis mirando como si fuera una mala bestia,
no había nada malo en lo que he dicho, no está bien, no es justo, cómo te atreves a
pensarlo,
solo decía,
solo quería decir
y no lo decía con mala intención,
solo decía, solo quería decir...
LOUIS
No llores.
ANTOINE
Me tocas: te mato.
LA MADRE
Louis, déjale.
Ahora déjale.
CATHERINE
Me gustaría que te fueras.
Te pido disculpas, no te deseo nada malo,
pero debería marcharte.
64.
LOUIS
También lo creo.
SUZANNE
Antoine, mírame, Antoine,
no quería hacerte daño.
ANTOINE
Estoy bien, lo siento.
estoy cansado, ya no sé por qué estoy siempre cansado,
desde hace tiempo, lo pienso, que me he convertido en un hombre cansado,
no es por el trabajo,
cuando uno está cansado, creemos que es por el trabajo, o las preocupaciones, el dinero,
no sé,
no,
estoy cansado, no sabría decir,
hoy, jamas había estado tan cansado en mi vida.
Estoy bien.
Suzanne y yo,
qué ingenuos somos
(me hace gracia, ríete conmigo, me hace gracia,
no te quedes ahí parada,
¿Suzanne?
No pensaba pegarle, no tengas miedo, se acabó)
qué ingenuos somos, Suzanne y yo, deberíamos estar siempre juntos,
no deberíamos separarnos nunca,
codo con codo, ¿cómo se dice?
Arrimar el hombro,
los dos no somos suficientes contra este, creo que no te das cuenta,
hay que ser como mínimo dos contra este,
lo digo y me hace gracia.
66.
LA MADRE
Nadie está en tu contra.
ANTOINE
Sí. Seguro. Es posible.
67.
ESCENA 3
SUZANNE
Y después, un poco más tarde.
LA MADRE
Casi no nos movemos,
estamos las tres, como ausente,
los miramos, nos callamos.
ANTOINE
Dices que no te queremos, eso te oigo decir, siempre lo has dicho,
no recuerdo ninguna vez, en ningún momento de mi vida,
que no lo hayas dicho,
en un momento u otro,
hasta donde yo recuerde, no guardo ninguna imagen en la que no acabes diciendo
-es tu forma de terminar si te sientes atacado-
no conservo ninguna imagen en la que no acabes diciendo que no te queremos,
que no te queríamos,
que jamás, nadie, te quiso,
y que de lo que sufrías, era de eso.
Eres niño, te lo oigo decir,
y pienso, no sé por qué, sin que pueda explicarlo,
sin encontrar una explicación,
pienso,
y sin embargo, no tengo prueba de ello.
Incluso la injusticia de ser poco agraciado o feo y las humillaciones que acarrean,
no las has conocido, y estuviste protegido-
creo,
creía,
que quizá, sin llegar a entender
(como algo que me superaba),
que quizá, no estabas equivocado,
y que en efecto, los demás, los padres, yo, el resto del mundo,
no éramos buenos contigo,
y te hacíamos daño.
Me convencías de ello,
estaba convencido de que carecías de amor.
Te creía y te compadecía,
y ese miedo que sentía
-porque aquí también , de miedo es de lo que se trata-
ese miedo que tenía a que no te quisiera nadie,
ese miedo que me hacía también infeliz,
como siempre los hermanos pequeños se creen obligados a serlo por mimetismo o
preocupación,
también infeliz,
pero culpable además,
ademas culpable de no sentirme tan infeliz,
de no serlo más que por obligación,
culpable de no creérmelo en silencio.
Cedía.
Debía ceder.
Siempre cedí.
Hoy no es nada, no era nada, son nimiedades
y tampoco yo podría aspirar también, eso sería placentero,
a una desgracia insuperable,
pero lo que guardo en mente,
cedía, te entregaba partes enteras, tenía que mostrarme, la palabra que me repiten,
tenía que mostrarme <<razonable>>.
No tenía que hacer ruido, dejarte el sitio, no llevarte la contraria
y gozar por fin del espectáculo apaciguante de tu frágil supervivencia ligeramente
prolongada.
Nos vigilábamos,
nos vigilábamos, nos responsabilizábamos de esta presunta infelicidad.
Porque toda esa infelicidad no fue nada más que una presunción,
lo sabes tanto como yo,
y estas también lo saben,
y todos hoy vemos este juego con claridad
(aquellos con los que vives, los hombres, las mujeres, no me digas lo contrario,
han descubierto el pastel, seguro que no me equivoco),
toda tu presunta infelicidad no es más que una forma que tienes,
que siempre has tenido y que siempre tendrás,
-porque te gustaría, ya no puedes dejarlo, te has enganchado al papel-
que tienes y que siempre has tenido de engañar,
de protegerte y huir.
70.
Y las pésimas pequeñas veces, que fueron numerosas, esas pésimas pequeñas veces, en
las cuales podría haberme tumbado por el suelo sin jamás volver a moverme,
en las cuales podría haberme quedado en la oscuridad sin volver a contestar,
esas pequeñas veces, las tengo acumuladas por centenas en la cabeza,
y siempre era poca cosa, a fin de cuentas,
¿qué significaban?
no podía tenerlas en cuenta,
no sabría decirlas
y no puedo reclamar nada,
es como si no me hubiera pasado nada, nunca.
Y es verdad, nunca me ha pasado nada y no puedo pretenderlo.
Estás ahí,
me hundes, eso ya no se dice,
me hundes,
nos hundes,
te veo y tengo aún más miedo ahora por ti que cuando eras niño,
y pienso que no le puedo reprochar nada a mi propia existencia,
que es serena y agradable
y que soy un mal imbécil que ya se reprocha haber estado a punto de lamentarse,
mientras que tú,
silencioso, ¡o cuán silencioso!,
bueno, lleno de bondad,
esperas, envuelto en tu infinito dolor interno del que no sabría sospechar ni siquiera el
inicio del inicio.
72.
No soy nada,
no tengo derecho,
y cuando nos vuelvas a dejar, cuando me abandones,
seré menos todavía,
ahí solo, reprochándome las frases que he dicho,
intentando recuperarlas con exactitud,
menos todavía,
solo con el resentimiento,
el resentimiento contra mí.
¿Louis?
LOUIS
¿Si?
ANTOINE
Acabé.
No diré nada más.
Solo los imbéciles o aquellos atrapados por el miedo podrían haber reído.
LOUIS
No les he oído.
73.
epílogo
74.
LOUIS
Después, lo que hago,
me voy.
No regreso jamás. Muero meses más tarde,
un año no más.