Está en la página 1de 85

versión de

Joaquín Pérez Suárez


695 36 06 21
joaquin.perz.suarz@gmail.com
LOUIS
SUZANNE, su hermana.

ANTOINE, su hemano.
CATHERINE, mujer de Antoine.

LA MADRE, madre de Louis, Antoine y Suzanne.

Esto transcurre en la casa de la madre y de Suzanne, un domingo, por supuesto, o


bien también durante casi un año entero.
prólogo
2.

LOUIS
Más tarde, en un año
- me tocaría morir -
ahora tengo cerca de treinta y cuatro años y a esa edad moriré,
en un año,
llevaba ya muchos meses esperando sin hacer nada,
haciendo trampas, sin saber qué ni cómo
llevaba muchos meses esperando terminar,
en un año,
como a veces sin atreverse uno a moverse,
apenas,
ante un peligro extremo, imperceptiblemente, sin querer hacer ruido o cometer un
movimiento demasiado violento que despertaría al enemigo y te destruiría al instante,
en un año,
a pesar de todo,
el miedo,
asumiendo ese riesgo y sin esperanza alguna jamás de sobrevivir,
a pesar de todo,
en un año,
decidí volver a verlos, volver sobre mis pasos, desandar el camino y emprender el viaje,
para anunciar, lentamente, con cuidado, con cuidado y precisión
- eso creo -
lentamente, con tranquilidad, de manera serena
- y acaso - ¿no fui siempre para los demás y para ellos, precisamente, no fui siempre un
hombre sereno?,
para anunciar,
decir,
decir solo,
mi muerte próxima e irremediable,
anunciarla yo mismo, ser su único mensajero,
y aparentar que
- quizás sea lo que siempre he querido, querido y decidido, en cualquier circunstancia y
hasta donde yo pueda recordar -
aparentar aún ahí el poder decidir,
concederme y conceder a los demás, a ellos, y especialmente a ti, a vosotros, a ella,
incluso a los que todavía no conozco (demasiado tarde y poco importa),
concederme y conceder a los demás por última vez, la ilusión de ser responsable de mí
mismo y de ser, hasta ese extremo, dueño de mi.
3.

primera parte
4.

ESCENA 1

SUZANNE
Es Catherine.
Ella es Catherine.
Catherine, es Louis.
Este es Louis.
Catherine.

ANTOINE
Suzanne, por favor, le dejas pasar, déjale pasar.

CATHERINE
Está contenta.

ANTOINE
Parece una liebre.

LA MADRE
No me digas eso, lo que acabo de oír, es verdad, olvidaba, no me digas eso, que no se
conocían.
Louis, ¿no conoces a Catherine? No me digas eso, ¿no os conocéis, nunca os habíais
visto, jamás?

ANTOINE
¿Cómo quieres que se conozcan?

LOUIS
Estoy muy contento.

CATHERINE
Si, yo también, por supuesto, yo también.
Catherine.

SUZANNE
¿Le das la mano?

LOUIS
Louis.
Suzanne lo ha dicho, lo acaba de decir.

SUZANNE
Le das la mano, le da la mano. ¿No le darás la mano? No se van a dar la mano como si
fueran extraños.
5.

Él no cambia, me lo imaginaba tal cual,


no cambias,
él no cambia, ya me lo imaginaba yo, Louis, no cambia,
y con ella, Catherine, ella, te llevarás, os llevaréis sin problemas.
No le des la mano, dale dos besos.

ANTOINE
¡Suzanne, se están viendo por primera vez!

LOUIS
Le doy dos besos, ella tiene razón, perdona, es un verdadero placer, ¿me permites?

SUZANNE
Ves, lo que decía, hay que decírselo.

LA MADRE
De hecho, ¿quién me ha metido una idea semejante en la cabeza, dentro de la cabeza? Lo
sabía. Pero soy así, nunca hubiera podido imaginar que no se conocían, que no os
conocíais,
que la esposa de mi otro hijo no conoce a mi hijo, esto, no lo habría imaginado.
Vivís de una manera extraña.

CATHERINE
Cuando nos casamos, no vino y después, hasta ahora, no se había presentado la ocasión.

ANTOINE
Si, lo sabe perfectamente.

LA MADRE
Si, no necesitaba explicaciones, ¡qué tontería!,
no sé ni por qué lo preguntaba,
también lo sé pero lo olvidaba, había olvidado todos aquellos años,
no recordaba hasta ese punto, eso quería decir.

SUZANNE
Ha venido en taxi.
Yo estaba detrás de la casa cuando oí un coche,
he pensado que habías comprado un coche, no sé, podría ser, tendría su lógica.
Te esperaba y el ruido del coche, del taxi, inmediatamente,
supe que llegabas, fui a ver y era un taxi,
has venido en taxi desde la estación,
podría haber ido a buscarte, tengo mi propio coche,
hoy me llamas y me acerco en un momento,
solo tenías que avisar y esperarme en un bar.
6.

Dije que harías eso,


les dije,
que cogerías un taxi,
pero todos pensaron que sabías lo que hacías.

LA MADRE
¿Has tenido buen viaje? No te he preguntado.

LOUIS
No, no tengo coche.
¿Y tú qué tal, cómo estás?

ANTOINE
Bien.
¿Y tú qué tal, cómo estás?

LOUIS
Estoy bien.
Bueno no es para tanto, no es un gran viaje.

SUZANNE
Ves, Catherine, lo que decía,
es Louis,
no besa nunca a nadie,
siempre ha sido así.
Su propio hermano y no le besa.

ANTOINE
Suzanne, ¡déjanos en paz!

SUZANNE
¿Pero qué es lo que he dicho?
No hablo contigo, no hablo con él,
¿estoy hablando contigo?
¡Mamá!
7.

ESCENA 2

CATHERINE
Están en casa de su otra abuela,
no podíamos saber que vendrías,
y ella no hubiera aceptado que nos los lleváramos de repente.
Les habría gustado verte, de eso no hay ninguna duda
-¿verdad?-
y, evidentemente, a mí también, y a Antoine,
nos habría gustado que por fin os conocierais.
Ni si quiera te imaginan.

La mayor tiene ocho años.


Dicen, pero no me doy mucha cuenta,
no soy la más indicada,
todos lo dicen,
dicen,
y esas cosas no me parece que tengan nunca mucha lógica
-o tan solo un poco, ¿cómo decirlo?, como para hacer la gracia,
¿no?-,
no sé,
dicen y no les llevaré la contraria, que se parece a Antoine,
dicen que es su vivo retrato, pero en niña,
la misma persona.
Siempre se dicen cosas así de los niños, no sé, ¿por qué no?

LA MADRE
El mismo genio, el mismo mal genio,
son los dos iguales, igual de cabezones.
Tal como él es ahora, así será ella más tarde.

CATHERINE
Nos mandaste una nota,
me mandaste una nota, una notita, y flores, me acuerdo.
Fue, era, fue un bonito detalle y me gustó mucho.
Nosotros te enviamos, te habíamos enviado una fotografía de ella
- es pequeñita, menudita, es un bebé, ¡qué tonterías!-
y en la fotografía, no se parece a Antoine, en absoluto, no se parece a nadie,
tan pequeños, no se parecen a nada,
no sé si te llegó.
8.

Ahora está muy distinta, es una niña, y no podrías reconocerla,


ha crecido y tiene pelo.
Es una pena.

ANTOINE
Déjalo ya, le aburres.

LOUIS
En absoluto,
¿por qué dices eso?, no me digas eso.

CATHERINE
Te aburro, aburro a cualquiera con eso de los niños,
una cree ser interesante...

LOUIS
No sé por qué ha dicho eso,
no lo entiendo,
¿por qué has dicho eso?
Eso no me aburre en absoluto, todo eso, mis ahijados, sobrinos, mis sobrinos, no son mis
ahijados, son mis sobrinos, sobrinas, mi sobrina, me interesa.

También hay un niño pequeño, se llama como yo, ¿Louis?

CATHERINE
Sí, te pido disculpas.

LOUIS
Me gustó el detalle, te lo agradezco.

CATHERINE
Hay un niño pequeño, sí.
El niño pequeño tiene,
tiene ahora seis años.
¿Seis años?
No sé, ¿qué más?
Se llevan dos años, dos años les separan.
¿Qué más puedo decir?

ANTOINE
No he dicho nada,
¡no me mires así!
¿Ves cómo me mira?
9.

¿Qué he dicho?
Apenas te conoce y está molesta,
Catherine es así.
No he dicho nada.
Te está escuchando,
¿te interesa?
Te está escuchando, acaba de decirlo,
le interesan, nuestros hijos, tus hijos, mis hijos,
le gusta,
¿te gusta?
Le apasiona, es un hombre apasionado por esta
descripción de nuestra descendencia
le encanta ese tema de conversación,
no sé por qué, qué me ha pasado,
nada en su rostro manifestaba el sentimiento de aburrimiento,
he dicho eso, habrá sido sin querer.

CATHERINE
Sí, no, no se trataba de eso.

LA MADRE
Hablabas de Louis,
Catherine, hablabas de Louis,
el crío.
Déjalo, ya sabes cómo es.

CATHERINE
Sí. Perdón. A lo que iba,
se llama como tú, pero, a decir verdad...

ANTOINE
Lo siento,
Vale, ya, lo siento, no he dicho nada,
pero no me mires así,
no sigas mirándome así,
en serio, en serio,
¿qué he dicho?

CATHERINE
Lo he oído.
Te he oído.
10.

A lo que voy, lleva sobre todo,


ese es más bien el origen de todo
-lo estoy contando yo-
lleva sobre todo el nombre de tu padre e inevitablemente, por deducción...

ANTOINE
Los reyes de Francia.

CATHERINE
Escucha, Antoine,
escúchame bien, me callo, me da igual,
¡ahora lo cuentas tú!

ANTOINE
No he dicho nada,
bromeaba,
no se puede bromear,

LA MADRE
Bromeaba, es una broma que ha hecho más veces.

ANTOINE
Venga, sigue.

CATHERINE
Lleva el nombre de tu padre,
creo, creemos, hemos creído, creo que está bien,
esto le gustaba a Antoine, es una idea con la que, a la que,
una idea a la que se aferraba,
y yo,
no tenía por qué poner ninguna pega
-no me disgusta ese nombre.-
Y además,
y como tú tampoco tenías hijos, como tampoco tiene hijos,
-porque lo lógico hubiera sido...-
lo que quería decir:
pero como no tienes hijos
y Antoine dice eso,
lo dices, lo has dicho,
Antoine dice que tampoco los tendrás
-eso no es decidir por ti pero creo que no se equivoca.
11.

Después de cierta edad, salvando las excepciones, uno abandona, se renuncia-


como no tienes hijos,
y sobre todo,
como no tendrás hijos,
parecía lógico,
eso es lo que pensamos, que le llamaríamos Louis, como tu padre, es decir como tú, de
hecho.
También creo que eso le gusta a tu madre.

LA MADRE
Realmente es una pena que no puedas verle.
Y si por tu parte...

LOUIS
Y entonces, para él,
¿cómo dijiste? ¿El <<heredero varón>>?
¿No mandé una nota?

ANTOINE
¡Joder, es que no ves que no hablaba de eso!

CATHERINE
¡Antoine!
12.

ESCENA 3

SUZANNE
Cuando te fuiste
-no te recuerdo-
no sabía que te ibas por tanto tiempo, no me di cuenta,
no presté atención,
y me encontré sin nada.
Te olvidé relativamente pronto.
Era pequeña, joven, lo que se suele decir, pequeña.

No está bien que te hayas ido,


ido tanto tiempo,
no está bien, y no está bien para mí
ni está bien para ella
(eso no te lo dirá)
y tampoco está bien, de alguna manera,
para ellos, Antoine y Catherine.
Pero también
-y no creo equivocarme-,
pero además, no debe de ser, no habrá debido de ser, no debe de ser
bueno para ti tampoco,
para ti también.
Habrás debido, a veces,
aunque no lo reconozcas nunca jamás,
aunque no tuvieras nunca que reconocerlo,
-porque aquí se trata de confesión-
has debido a veces, tú también
(lo que yo digo)
tú también, nos habrás, a veces, necesitado y habrás sentido no poder decírnoslo.
O de forma más hábil
-pienso que eres un hombre hábil, un hombre que se podría calificar de hábil, un hombre
<<dotado de una cierta habilidad>>-
o de forma más hábil todavía, habrás sentido no poder hacernos sentir que nos
necesitabas
y obligarnos, por nuestra cuenta, a preocuparnos por ti.

A veces, nos enviabas cartas,


a veces nos envías cartas,
no son cartas, ¿qué son?
13.

unas notitas, solo notitas, un par de frases, no más, nada,


¿cómo llamarlas?
elípticas.
<<A veces, nos enviabas cartas elípticas>>.
Pensaba, cuando te fuiste
(lo que pensé cuando te fuiste),
cuando era niña y que nos faltó tu presencia (ahí comienza todo),
pensaba que tu oficio, lo que hacías o tenías intención de hacer con tu vida,
lo que deseabas hacer en la vida,
pensaba que tu oficio era escribir (sería escribir)
o que, de todos modos
-y sentimos unos y otros, aquí, y lo sabes, no puedes no saberlo, una cierta forma de
admiración, ese es el término exacto, una especie de admiración por ti por eso-,
o que, de todas formas,
si lo necesitabas,
si sentías la necesidad,
si tuvieras de repente, la obligación o la gana, sabrías escribir,
te servirías de eso para salir de un mal paso o avanzar aún más.
Pero nunca, respecto a nosotros,
nunca te sirves de esta posibilidad, de ese don (se dice así,
una especie de don, creo, te ríes)
nunca, respecto a nosotros, no te sirves de esa cualidad
-esa es la palabra y una palabra extraña tratándose de ti-
nunca te sirves de esta cualidad que posees, con nosotros,
para nosotros.
No nos lo enseñas, no nos consideras dignos.
Eso es para los demás.

Esas notitas
-las frases elípticas-
esas notitas, siempre escritas al dorso de unas postal,
(tenemos hoy una colección envidiable)
como si quisieras, de esta manera, parecer siempre estar de vacaciones,
no sé, creía eso,
o incluso, como si, por adelantado,
quisieras reducir el lugar que nos tenías reservado
y dejar a la vista de todos, los mensajes sin importancia que nos enviabas.
<<Estoy bien y espero que también vosotros estéis bien>>.
14.

Y hasta, en un día como hoy,


incluso para anunciar una noticia tan importante,
y no podrás negar que fue una noticia importante para nosotros,
todos nosotros, aunque los demás no te lo digan,
solo has escrito, de nuevo, unas escasas indicaciones de hora y día al dorso de una postal
comprada muy probablemente en un estanco representando, si lo recuerdo, la vista aérea
de una ciudad nueva de la gran periferia, con, es fácil darse cuenta, en primer plano, el
parque de las exposiciones internacionales.
Ella, tu madre, mi madre,
dice que hiciste y siempre hiciste,
y desde la muerte de ese,
que hiciste y siempre hiciste lo que tenías que hacer.
Lo repite
y si tuviéramos por casualidad, como de pasada, como de refilón, si tuviéramos que
insinuar, atrevernos a insinuar que quizás,
¿cómo decirlo?,
no siempre estuviste siempre tan pero que tan presente,
responde que <<hiciste y siempre hiciste lo que tenías que hacer>>,
y nosotros, nos callamos,
¿cómo lo vamos a saber?
no te conocemos.
Lo que pienso, lo que he pensado y Antoine piensa como yo,
me lo confirmó cuando pensó que tanto en este punto como en otros ya tenía edad para
entender,
lo que nunca olvidaste fueron las fechas señaladas de nuestras vidas,
cualquier cumpleaños,
que siempre te mantuviste cerca de ella, de cierta manera,
y que no teníamos ningún derecho a reprocharte tu ausencia.

Es extraño,
quería ser feliz y serlo contigo,
y te reprocho cosas y tú escuchas,
pareces escucharme sin interrumpirme.
Sigo viviendo aquí con ella.
Antoine y Catherine, con los niños
-soy la madrina de Louis-
tienen una casita, un chalé mejor dicho,
no sé por qué, pero algo me dice que te tienen que gustar
(eso creo)
estos pequeños matices, una casita, bueno,
como cualquier otra, a unos cuantos kilómetros de nosotros, por allí, hacia la piscina
descubierta del polideportivo, coges el bus 9 y luego el 62 y luego tienes que caminar
otro poco.
15.

Está bien, a mí no me gusta, no voy nunca pero está bien.


No sé por qué,
hablo,
y me dan casi ganas de llorar,
todo esto,
que Antoine viva cerca de la piscina.

No, no está bien,


es un barrio bastante feo, lo reconstruyeron pero no tiene arreglo,
no me gusta el sitio donde vive, está lejos,
no me gusta,
ellos siempre vienen aquí y jamás vamos allí.
Esas postales, podrías escogerlas mejor, no sé, las podía haber pegado en la pared, ¡se las
podía haber enseñado a las demás chicas!
Bueno. No pasa nada.

Sigo viviendo aquí con ella. Me gustaría irme pero no puede ser,
no sé como explicarlo,
cómo decirlo,
entonces no lo digo.
Antoine dice que tengo tiempo,
siempre dice cosas así, ya verás (quizás ya te hayas dado cuenta),
dice que no estoy mal
y de hecho, si se piensa
-y de hecho, lo pienso y me río, ya está, me da la risa-
de hecho, no estoy mal, no digo eso.
No me voy, me quedo,
vivo donde siempre he vivido pero no estoy mal.
Quizá,
(¿acaso se pueden adivinar estas cosas?)
quizá tenga siempre esta misma vida, uno se resigna,
bueno,
hay gente y son la mayoría,
hay gente que se tira toda una vida en el mismo lugar donde nació
y donde nacieron sus padres antes,
y no son infelices,
uno se conforma,
o al menos no son infelices por ello, eso no se puede decir,
y quizás sea esa mi suerte, la palabra esa, mi destino, esta vida.
16.

Vivo en la segunda planta, tengo mi habitación la guardé


y también recuperé la de Antoine
y la tuya también podría si lo quisiera,
pero esa, no la tocamos,
es como un desván, no es con mala intención, metemos ahí los trastos viejos que ya no
sirven pero que nos da cosa tirar,
y de alguna manera,
es mucho mejor,
es lo que dicen todos cuando se ponen en mi contra,
es mucho mejor que lo que podría encontrar con el dinero que gano si me fuera.
Es como una especie de apartamento.
Es como una especie de apartamento, pero, y luego paro,
pero no es mi casa, es la casa de mis padres,
no es lo mismo,
lo puedes entender.

También tengo mis pertenencias, cosas domésticas


todo eso, la televisión y los aparatos para escuchar música
y hay más cosas aún, arriba, en mi casa
te lo enseñaré
(y como siempre Antoine),
hay más confort que el que hay aquí abajo,
no, <<aquí abajo>>, no abajo, no te burles,
que aquí.
Todas esas cosas me pertenecen,
no las he pagado todas, no he terminado,
pero me pertenecen,
y solo me las quitarían a mí,
si no las pudiera pagar.

¿A ver, qué más?


Hablo demasiado pero no es cierto,
hablo mucho cuando hay gente, pero el resto del tiempo, no,
considerando una línea temporal, compensa,
soy proporcionalmente más bien callada.
Tenemos coche, no es solo mío, pero se ha negado a aprender a conducir,
dice que le da miedo,
y hago de chófer.
Es muy práctico, nos viene bien y no nos vemos siempre obligadas a depender de los
demás.

Eso es todo.
17.

Lo que quiero decir, es que todo va bien y que hubiese sido inútil,
de hecho,
preocuparte.
18.

ESCENA 4

LA MADRE
El domingo...

ANTOINE
¡Mamá!

LA MADRE
No he dicho nada,
hablo con Catherine.
El domingo...

ANTOINE
Se lo sabe de memoria.

CATHERINE
Déjala hablar,
no dejas hablar a nadie.
Ibas a hablar.

LA MADRE
Le molesta.
Trabajamos,
su padre trabajaba, yo trabajaba
y el domingo
-lo voy a contar, no escuches-,
el domingo, porque, entre semana, las tardes son cortas, había que madrugar al día
siguiente, las tardes entre semana, no era lo mismo,
el domingo, íbamos a pasear.
Siempre y sistemáticamente.

CATHERINE
¿Dónde vas, qué haces?

ANTOINE
A ningún sitio,
no me voy a ningún sitio,
¿adónde quieres que vaya?
No me muevo, escuchaba.
El domingo.
19.

LOUIS
Quédate con nosotros, ¿no? Es una pena.

LA MADRE
Lo que iba diciendo:
ya le conoces, el mismo mal genio,
cabezón,
de niño ya era así, ¡tal cual!
Y a menudo por gusto,
así lo ves, así ha sido siempre.

El domingo
-a lo que voy-
el domingo salíamos a pasear.
No pasaba un solo domingo sin salir a pasear, como un ritual, yo decía eso, como un
ritual,
una costumbre.
Salíamos a pasear, sin escape posible.

SUZANNE
Es la historia de antes,
cuando yo era demasiado pequeña
o cuando aún no existía.

LA MADRE
Bueno, cogíamos el coche,
hoy eso ya no lo hacéis,
cogíamos el coche,
no éramos extremadamente ricos, no, pero teníamos coche y no recuerdo tampoco nunca
haber conocido a su padre sin coche.
Incluso antes de que nos hubiésemos casado,
Antes de habernos casado, ya lo veía
-ya lo miraba-
tenía un choche,
uno de los primeros por aquí,
era viejo, feo y hacía mucho ruido, demasiado,
pero, bueno, era un coche,
él había trabajado y era suyo,
era el suyo y estaba muy orgulloso de su coche.

ANTOINE
De eso no tengo duda.
20.

LA MADRE
Después, nuestro coche, más tarde,
pero no deben acordarse,
no pueden, eran demasiado pequeños,
no me doy cuenta, sí, quizá,
habíamos cambiado de coche,
el nuestro era largo, más bien alargado,
<<aerodinámico>>,
y negro,
porque negro, eso decía él, tenía ese tipo de ideas,
negro sería más <<chic>>, era esa palabra,
pero era más bien porque no había encontrado otro.
Rojo, le conozco, el color rojo, sí que le hubiera gustado más.

El domingo por la mañana, lo lavaba, le sacaba brillo, un maníaco,


tardaba dos horas
y por la tarde, después de comer,
nos íbamos.
Siempre fue así, no sé,
varios años, largos y maravillosos años,
cada domingo, como una tradición,
vacaciones no teníamos, pero cada domingo, nieve o llueva,
decía cosas así, una frase para cada situación de la vida,
<<nieve, llueva o haga viento>>,
cada domingo, salíamos a pasear.A veces también,
el primer domingo de mayo, ya no sé por qué,
una fiesta quizá,
el primer domingo después del 8 de marzo, que es la fecha de mi cumpleaños, ahí,
y cuando el 8 de marzo caía en domingo, eso es,
y también el primer domingo de las vacaciones de verano
-decíamos que <<nos íbamos de vacaciones>>, pitábamos,
y por la noche, al volver, decíamos que, a fin de cuentas, como en casa no se estaba en
ningún sitio,
tonterías-
y también, un poco antes de que empezaran las clases, era lo contrario, como si
volviéramos de vacaciones, las mismas historias de siempre,
a veces,
lo que intento decir,
íbamos a un restaurante,
siempre a los mismos restaurantes, no muy lejos y los dueños nos conocían y siempre
comíamos los mismos platos,
las especialidades y lo de temporada,
la fritura de carpa o las ranas con nata, pero a estos no les gustaban.
21.

Después, cuando cumplieron trece o catorce años,


Suzanne ya era pequeña, no se querían mucho, siempre se peleaban, aquello enfadaba a
su padre, fueron las últimas veces y ya nada era igual.

No sé por qué cuentos esto, me callo.

Otras veces,
nos íbamos de picnic, sin más, nos íbamos a la orilla del río,
¡madre mía!
bueno, es verano y comemos sobre la hierba, ensalada de atún con arroz y mayonesa y
huevos duros,
-a este, le siguen gustando tanto los huevos duros-
y después, dormíamos un poco, su padre y yo, sobre la manta, una manta espesa, verde y
roja,
y ellos jugaban a pelearse.
Era bonito.
Después, lo que digo no va con mala intención,
después estos dos se hicieron demasiado mayores, ya no me acuerdo, ¿acaso se puede
saber cómo acaban las cosas?
ya no quisieron venir con nosotros, iban cada uno por su lado a montar en bicicleta, cada
uno por su cuenta,
y nosotros, solo con Suzanne,
ya no tenía sentido.

ANTOINE
Es culpa nuestra.

SUZANNE
O mía.
22.

ESCENA 5

LOUIS
Hará como unos diez días apenas quizá
-¿dónde estaba?-
tenía que ser hace diez días
y quizá fuera también por esa única e ínfima razón que decidí volver aquí.
Me levanté
y dije que vendría a verles
a visitarles,
y después, los días que siguieron,
a pesar de las excelentes razones que me di,
ya no cambié de opinión,

Hace diez días,


estaba en la cama y me desperté,
con calma, sereno
-hace mucho,
hoy hará un año, lo dije al principio,
hace mucho ya que no me ocurre y que me encuentro siempre, cada mañana, con la única
idea en mente lo justo para empezar, empezar de nuevo,
justo con la idea en mente de la llegada de mi propia muerte-
me desperté, con calma, sereno
con ese pensamiento extraño y claro

no sé si podré enunciarlo bien

con este pensamiento extraño y claro


que mis padres, que mis padres,
que la gente también, los demás, en mi vida,
la gente más cercana a mí,
que mis padres y todos a los que me acerco o que se han acercado a mí,
mi padre también en el pasado, digamos que me acuerdo,
mi madre, mi hermano aquí hoy,
y mi hermana también,
que todos los que se forjaron una cierta idea de mí, cualquier día me dejarán de querer,
me dejarían de querer
que ya no se me quisiera
(eso quiero decir)
<<al final>>
como por desengaño, como cansados de mí, que me abandonaron siempre porque pido el
23.

abandono

era esta impresión, no encuentro palabras

cuando me desperté
-un instante, se sale del sueño, todo es cristalino, creemos tenerlo y desaparece de
inmediato-
que siempre me abandonaron,
poco a poco,
a mí mismo con mi soledad en medio de los demás,
porque no saben alcanzarme,
tocarme,
y que hay que renunciar,

y se renuncia a mí, renunciaron a mí,


todos,
de alguna manera,
después de que hayan tratado tanto tiempo de mantenerme
cerca de ellos,
diciéndomelo también,
porque les desanimo a ello,
y porque quieren entender que dejarme en paz, simulando despreocupación, es quererme
aún más.

Entendí que esa ausencia de amor de la que me quejo y que


fue desde siempre el único motivo de mis cobardías,
sin que jamás hasta ahora lo haya visto,
que esa ausencia de amor hizo sufrir mucho más a los demás que a mí.

Me desperté con el pensamiento extraño y desesperado e indestructible también


de que ya se me quería vivo de la misma manera que cuando
esté muerto
sin poder ni saber jamás que decirme.
24.

ESCENA 6

LOUIS
No dices nada, estás muy callada.

CATHERINE
No, lo siento, no sé.
¿Qué quieres que diga?

LOUIS
Siento el incidente de antes,
quería que lo supieras.
No sé por qué ha dicho eso, no lo entendí, a Antoine.
Él siempre quiere que no me meta, ya te habrá puesto en guardia contra mí.

CATHERINE
No me acordaba, ya no pensaba en eso, no tiene importancia.
¿Por qué dices eso?:
<<Ha debido ponerte en guardia contra mí.>>,
que él ha debido <<ponerme en guardia contra ti>>,
vaya idea.
Habla de ti como es debido, y de todas formas no lo hace muy a menudo,
casi nunca,
no creo que hable de ti y jamás en esos términos, jamás he oído nada igual, te equivocas.

Él cree, eso creo, cree que tu no quieres saber nada de él, eso es, que tu no quieres saber
nada de su vida, que su vida no significa nada para ti,
yo, con los niños, todo eso, su oficio, el oficio al que se dedica...
¿Conoces su oficio, sabes a qué se dedica?
No es realmente un oficio,
tu, tu tienes un oficio, un oficio es algo que se aprende, algo para lo que uno se ha
formado, ¿me equivoco?
¿Conoces su situación?
No es mala, podría ser peor, no es nada mala.
Su situación, tú no la conoces,
¿sabes en qué trabaja? ¿Sabes lo que hace?
No es un reproche, no quiero que pienses eso,
si te lo tomas así, no está bien, estás equivocado, no es un reproche:
yo misma, lo que puedo decir, yo misma no sabría exactamente con exactitud, no sabría
decir la función que desempeña.
25.

Trabaja en una pequeña fábrica de utillaje,


por aquí,
se dice así, una pequeña fábrica de utillaje, yo sé dónde está,
a veces voy a esperarle a la salida,
ahora ya casi nunca, pero antes lo esperaba a la salida,
construye herramientas, me imagino, es lo lógico, supongo,
¿qué más te puedo contar?
Debe de construir herramientas pero tampoco sabría explicar cada una de las pequeñas
operaciones acumuladas durante el día y no podría reprocharte que tú tampoco lo
supieras, no.
Pero él, sí puede deducir de esto,
y lo deduce sin duda,
que su vida no te interesa
o más bien, si lo prefieres -no quiero que pienses que te juzgo-, cree probablemente,
creo que es así
y tu debes recordarlo, él no habrá cambiado mucho desde entonces,
cree probablemente que lo que hace no es interesante o susceptible, la palabra exacta,
susceptible de interesarte.
Y no es ser mala
(malo ¿tal vez?)
y no es ser malo, no,
pensar que no se equivoca del todo,
¿no crees? ¿O me equivoco? ¿Me estoy equivocando?

LOUIS
No es ser malo, de hecho,
es más correcto.
Deseo, en cuanto a mí, lo que deseaba,
me encantaría poder...

CATHERINE
No me digas nada, te interrumpo,
es mucho mejor que no me digas nada y que le digas a él lo que le tienes que decir.
Creo que es mejor.
Yo, yo no no diré nada,
no pinto nada aquí
soy así
no es mi función
o, al menos, como yo lo imagino.
Y ahora tu también estás
¿cómo dijiste?
<<puesto en guardia contra mí>>.
26.

LOUIS
No tengo nada que decir o no decir, no entiendo.

CATHERINE
Muy bien, entonces perfecto, mejor me lo pones.

LOUIS
¡Vuelve! ¡Catherine!
27.

ESCENA 7

SUZANNE
Esta chica, no te lo puedes creer, así a primera vista,
parece frágil y sin recursos, tuberculosa o huérfana desde hace cinco generaciones,
pero estamos equivocados,
no te fíes:
sabe elegir y decidir,
es directa, clara, precisa.
Habla claro.

LOUIS
¿Tú, Suzanne, siempre igual?

SUZANNE
¿Yo?

LOUIS
Sí. <<Siempre igual>>. ¿Dando tu opinión?

SUZANNE
No, a decir verdad,
cada vez menos.
Hoy, un poco, pero casi nada.
Último número en tu honor, solo para darte remordimientos.
¿Si?
¿Perdón?

LOUIS
¿Qué?

SUZANNE
Lo normal, en este momento, es que Antoine diga:
<<Cierra el pico, Suzanne.>>
28.

LOUIS
Perdona, no lo sabía.
<<Cierra el pico, Suzanne.>>
29.

ESCENA 8

LA MADRE
Eso no es asunto mío,
me suelo meter donde no me llaman, no cambio, siempre he sido así.
Quieren hablar contigo y ya está,
les he oído
pero también los conozco,
lo sé,
¿cómo no voy a saber?
No los habría oído, podría haberlo deducido sencillamente,
lo deduciría por mi misma, equivaldría a lo mismo.
Quieren hablar contigo,
se enteraron de que venías, y pensaron que podrían hablar contigo,
bastantes cosas que decirte y la oportunidad, por fin.

Querrán explicarte pero lo harán mal,


porque no te conocen, o mal,
Suzanne no sabe quién eres,
eso no es conocer, es imaginar,
siempre está imaginando y no sabe nada de lo que es la realidad,
y él, Antoine,
Antoine, es diferente,
te conoce pero a su manera, como todo y todo el mundo,
como conoce las cosas o como quiere conocerlas,
forjándose una idea sin querer debatirla.

Te querrán explicar
y es probable que lo haga
y con torpeza,
es lo que quiero decir,
porque temerán el poco tiempo que les dedicas,
del poco tiempo que pasaréis juntos
-de hecho tampoco me hago ilusiones, dudo que te quedes mucho tiempo con nosotros,
por aquí.
Acababas de llegar,
30.

que te he visto,
acababas de llegar y ya pensabas que habías cometido un error y te hubieras querido
marchar enseguida,
no me digas nada, no me digas lo contrario- tendrán miedo (también aquí, hay miedo)
tendrán miedo del poco tiempo y lo harán con torpeza,
y esto acabará mal dicho o demasiado rápido,
o de forma brusca, que viene a ser lo mismo,
y con brutalidad también,
porque son brutos,
siempre lo han sido y no dejan de serlo,
y duros también,
así es como actúan,
y no lo entenderás, sé cómo ocurrirá todo, como siempre ocurrió.
Contestarás dos o tres palabras, no más,
y permanecerás calmo como has sabido serlo por tu cuenta
-ni yo, ni tu padre,
tu padre menos aún,
no somos nosotros los que te hemos enseñado esa manera tan hábil y odiosa de mostrarte
sereno en cualquier circunstancia, no lo recuerdo
o al menos no soy responsable-
contestarás dos o tres palabras, no más,
o sonreirás, que viene a ser lo mismo,
les sonreirás
y más tarde, solo recordarán,
luego, más tarde,
por la noche, al coger el sueño,
solo recordarán esa sonrisa,
es la única respuesta que querrán guardar de ti,
y es esa misma sonrisa a la que le darán vueltas y vueltas,
no habrá cambiado nada, más bien lo contrario,
y esa sonrisa habrá empeorado las cosas entre vosotros,
será como la marca del desprecio, la peor de las heridas.

Ella, Suzanne, se sentirá triste por esas dos o tres palabras,


a causa de esas <<dos o tres palabras, no más>>, soltadas de cualquier manera,
por esa sonrisa de la que hablo,
y por esas <<dos o tres palabras, no más>>,
Antoine se mostrará más duro aún,
más bruto,
cuando tenga que hablar de ti,
o guardará silencio, negándose a abrir la boca,
lo que dolerá más aún.
31.

A Suzanne le gustaría marcharse,


quizás ya lo haya dicho,
alejarse y vivir otra vida
(lo que cree ella)
en otro mundo, historias que se cuentan.
Algo bastante parecido , cuando uno quiere recordar
(lo recuerdo)
algo bastante parecido a ti, más joven que ella
y nada que fuera aún más grave.
El mismo abandono.
Él, Antoine, desearía más libertad, no sé,
es la palabra que utiliza cuando está enfadado
-parece que no al verle así, pero es un hombre que se enfada a menudo-
desearía vivir de otra manera con su mujer y sus hijos
y no deber nada,
esa es otra idea a la que se aferra y que repite,
no deber nada.
¿A quién, el qué? No lo sé, es una frase que dice a veces, de vez en cuando,
<<no deber nada más>>.
Nada. Le escucho. Eso, y nada más.

Y es a ti a quien quieren pedírtelo,


es a ti a quien desean pedir permiso,
es una idea extraña
y dices que no lo entiendes,
que no les debes nada
y que no te deben nada
y que pueden hacer con su vida lo que quieran,
eso, de alguna manera,
y no es faltarte al respeto,
eso te da exactamente igual y no te incumbe.
Quizá no estés equivocado,
ha pasado demasiado tiempo (de ahí viene todo)
jamás quisiste responsabilizarte y jamás sabríamos obligarte a ello.
(Piensas, quizá, no lo sé,
hablo por hablar,
piensas también quizá que me equivoco,
que me lo invento,
y que no tienen nada que decirte
y que esto terminará así, como empezó,
sin necesidad, sin importancia. Puede ser.
32.

Quizá)

Lo que quieren, lo que les gustaría, es que quizá les animaras -¿pensándolo bien, acaso, al
fin y al cabo, no faltaron siempre ánimos?-
que les animaras, que les dieras permiso o no para hacer tal o tal cosa,
que les dijeras,
que dijeras a Suzanne
-aunque no fuera verdad, una mentira, ¿qué más da? Como una promesa, que por
antelación no será cumplida, nada más-
dos o tres veces al año,
que fuera a verte,
que podrá,
que podría visitarte, si le viniera en gana,
si le viene en gana,
que podría ir a verte donde estás tú, ahora
(no sabemos donde vives).
Que puede moverse, ir y venir y todo lo que quiera y que te interesa,
que no parezca que te interesa sino que de verdad te interesa,
que te preocupa.

Que le des a él,


Antoine,
la sensación de no sentirse responsable de nosotros,
de ella o de mí,
-nunca lo fue,
eso lo sé mejor que nadie,
pero siempre tuvo la sensación de que lo era,
siempre quiso creerlo
y siempre fue así, todo estos años,
se quiso responsable de mí y responsable de Suzanne y nada más le pareció ser tanto un
deber en su vida
y también un dolor y una especie de crimen que robar una función que no era la suya-
que le dieras la sensación,
la ilusión,
que le dieras la ilusión de que podría, a su vez, en su momento, abandonarme,
cometer un gesto tan cobarde como ese
(así lo ve él, estoy segura, y lo es),
que tuviera el derecho y la capacidad.
No lo hará,
se pondrá otros obstáculos
o se lo prohibirá por razones todavía más secretas
pero le gustaría tanto imaginárselo, poder imaginárselo.
Es un chico que imagina tan poco, y sufre por ello.
33.

Les gustaría a los dos que estuvieras ahí,


mas presente,
más a menudo presente,
que pudieran localizarte, llamarte,
pelearse contigo y reconciliarse y perderte el respeto,
ese famoso respeto obligado, el de los hermanos mayores,
ausentes o extraños.
Te responsabilizarías un poco más,
y a us vez,
tendrían el derecho y podrían abusar de ello,
podrían a su vez convertirse de lleno en tramposos.

¿Una pequeña sonrisa?


¿O solo <<dos o tres palabras, no más>>?

LOUIS
No,
solo la pequeña sonrisa. Estaba escuchando.

LA MADRE
Eso digo.
Qué años tienes,
¿cuántos son los años que tienes hoy?

LOUIS
¿Yo?
¿Me lo preguntas?
Tengo 34 años.

LA MADRE
34 años.
Para mi también, hará 34 años.
No me doy cuenta:
¿eso es mucho tiempo?
34.

ESCENA 9

LA MADRE
Es por la tarde, siempre ha sido así:
la comida es más larga,
no se tiene nada que hacer, estiramos las piernas.

CATHERINE
¿Quieres un poco más de café?

SUZANNE
¿Vas a ser Doña Perfecta todo el día? La nuera perfecta

ANTOINE
¡Suzanne, déjale que haga lo que quiera!

SUZANNE
¡Joder, contigo!
¡Contigo no hablo, no te hablo, no te estoy dirigiendo la palabra!
Puedes dejar de estar todo el rato agobiándome,
no me vas a agobiar, así, todo el rato,
no me vas a estar agobiando, todo el rato
no te pido nada,
¿qué es lo que he dicho?

ANTOINE
¿Has visto cómo me estás hablando?
Ves como me hablas,
jamás te he visto así.
Quieres darte un aire,
como está Louis, porque estás aquí,
estás aquí y quiere darse un aire.

SUZANNE
¿Qué tiene que ver con Louis,
de qué estás hablando?
No tiene nada que ver con Louis.
¿Qué estás diciendo?
¡Joder, joder y joder!
¿Pillado? ¿Entendido? ¿Comprendido?
¡Y con corte de manga si te hace falta! ¡Toma, con corte de manga!
35.

LA MADRE
¡Suzanne!
No la dejes irse,
¿qué historias son estas?
¡Deberías ir tras ella!

ANTOINE
Volverá.

LOUIS
Si, vale, un poco más de café.

ANTOINE
<<Sí, vale, un poco más de café>>.

CATHERINE
¡Antoine!

LOUIS
Te burlabas de mí, al menos lo intentabas.

ANTOINE
Todos iguales, ¡sois todos iguales!
¡Suzanne!

CATHERINE
¡Antoine! ¿adónde vas?

LOUIS
Volverán.
Siempre vuelven.

LA MADRE

Estoy contenta, no lo he dicho, estoy contenta de que estemos aquí reunidos.


¿Adónde vas?
¡Louis!

Catherine se queda sola.


36.

ESCENA 10

LOUIS
Al principio, lo que uno cree
-eso creí-
lo que siempre se cree, me lo imagino,
es tranquilizador, es para sentir menos miedo,
uno se repite a sí mismo esa solución como a los niños para que duerman,
lo que se cree un instante,
al menos es lo que se espera,
es que el resto del mundo desaparecerá contigo,
que el resto del mundo podría desaparecer contigo,
apagarse, hundirse y no sobrevivirme.
Venid todos conmigo y acompañadme para no regresar jamás.
Llevándomelos para no estar solo.

Luego, pero eso es mas tarde


-la ironía vuelve, me tranquiliza y me conduce de nuevo-
despues uno sueña, soñé,
soñé, con que veía los demás, el resto del mundo, tras la muerte.
Uno les juzgará.
Uno los imagina en el desfile, se les mira,
ahora son nuestros, los observamos y no los queremos mucho,
quererlos demasiado entristecería y amargaría, y esa no debe ser la regla.
Se les adivina de antemano,
uno se divierte, me divertía,
los organizamos y hacemos y deshacemos el orden de sus vidas.
Uno se ve así, tumbado, mirándoles desde las nubes, no sé, como en los libros para niños, es
una idea que tengo.
¿Qué harán conmigo cuando ya no esté?
Uno desearía mandar, dirigir, aprovechar vilmente su desasosiego y mandarles un poco más.
Uno desearía oírles, no les oigo,
hacerles decir tonterías definitivas,
y por fin saber lo que piensan.
Se llora.
Se está bien.
Estoy bien.
37.

A veces, es como un sobresalto,


a veces, todavía me aferro, me vuelvo rencoroso,
rencoroso y rabioso,
hago cuentas, me acuerdo.
Muerdo, a veces me pasa, muerdo.
Lo que había perdonado, lo cojo de nuevo,
un ahogado que mataría a sus salvadores, les meto la cabeza bajo el agua,
los destrozo sin remordimientos y con ferocidad.
Digo maldades.
Estoy en mi cama, de noche, y porque tengo miedo,
no consigo dormir,
vomito el odio.
Me apacigua y me agota,
y ese será el agotamiento que me dejará desaparecer por fin.
Mañana estaré sereno de nuevo, lento y pálido.
Los mato uno tras otro, no lo saben y soy el único superviviente,
moriré el último.
Soy el asesino y los asesinos no mueren,
habrá que matarme.
Pienso cosas malas.
No quiero a nadie,
nunca les he querido, era mentira,
no quiero a nadie y soy un solitario,
y solo, no le temo a nada,
lo decido todo,
la Muerte también, es decisión mía
y morir les estropea, y lo que pretendo es estropearlos.
Muero por despecho, muero por maldad y mezquindad,
me sacrifico.
Sufrirán más tiempo y con más dureza que yo y los veré, los adivino, los miraré
y me reiré de vosotros y odiaré sus dolores.

¿Por qué debería la Muerte hacer de mí una buena persona?


Es una idea de persona viva preocupada por sus posibles distracciones.
Malos y mediocres, me quedan solo minúsculos temores e ínfimas preocupaciones,
nada peor:
¿qué harán de mí y de todas esas cosas que me pertenecían?
No es muy bonito pero siendo menos bonito se me añorará menos.

Más tarde, aún,


hará de eso unos meses,
huí.
Visito el mundo, quiero convertirme en viajante, errar.
38.

Todos los agonizantes pretenden eso, machacarse la cabeza con los cristales de la
habitación,
dar golpes de alas grandes e imbéciles,
errar, perdidos ya y
creer desaparecer,
correr ante la Muerte,
pretender despistarla,
que jamás pueda alcanzarme o que no sepa jamás dónde encontrarme.
Ahí donde estoy y estuve siempre, ya no estar, estaré lejos, escondido en grandes espacios,
en un agujero,
mintiéndome y riendo.
Visito.
Me gusta ser diletante, un hombre falsamente frágil que se va desgastando y adoptando
poses.
Soy extranjero. Me protejo. Simulo para la ocasión.
Habría que haberme visto, con mi secreto, en la sala de espera del aeropuerto, ¡era tan
convincente!
La Muerte próxima y yo,
nos despedíamos,
nos paseábamos,
caminábamos en la noche por las calles desiertas con una bruma ligera y nos sentíamos muy
a gusto.
Somos elegantes y despreocupados,
somos incluso misteriosamente guapos,
no dejamos percibir nada
y los recepcionistas, por la noche, sienten respeto por nosotros, podríamos seducirles.
No hacía nada,
simulaba,
sentía nostalgia.
Descubro países, me gustan literarios, leo libros,
vuelvo a ver recuerdos,
a veces doy grandes rodeos, solo para empezar otra vez,
y otros días,
sin saber ni entender,
suelo querer evitarlo todo sin reconocer nada.
No creo en nada.
39.

Sin embargo, cuando una noche,


en el andén de la estación
(es una imagen bastante buena para la circunstancia),
en una habitación de hotel,
este, por ejemplo, <<Hotel de Inglaterra, Neuchâtel, Suiza>> o este otro <<Hotel del Rey de
Sicilia>>, poco importa,
o en cualquier comedor, al fondo de un restaurante lleno de gente celebrando algo donde
cenaba solo en medio de indiferencia y ruido,
alguien, con una triste sonrisa de chaval perdido, me diera un golpecito en el hombro
diciéndome:
<<¿Para qué?>>
Ese <<para qué>>
recordando a la Muerte
-por fin me encuentra sin ni siquiera buscarme-,
ese <<para qué>> me haría regresar a casa, me enviaría a casa, me animaría a dejar de lado
mis irrisorias e inútiles escapadas,
dándome la orden de dejar ya de jugar.
Ya es hora.

Cruzo el paisaje de nuevo al revés.


Cada lugar, hasta el más feo o el más estúpido,
quiero recordar que lo veo por última vez,
pretendo retenerlo.
Vuelvo y espero.
Estaré tranquilo, ahora, lo prometo,
no montaré más escándalos,
digno y en silencio, esas son las palabras que se usan.
Pierdo. Perdí.
Coloco, ordeno, vengo a hacer una visita, dejo las cosas como estaban, intento terminar,
sacar conclusiones y estar en paz.
Ya no me muevo y emito sentencias simbólicas llenas de subtextos gratificantes.
Me complazco.
Nada es más halagador, en este punto, que mi propia angustia.
A veces me ocurría, también,
<<estos últimos tiempos>>
de sonreírme a mí mismo como una fotografía futura.
Los dedos la van acariciando pero con cuidado para no ensuciarla ni dejar huellas culpables.
<<Era igualito>>
y
si se paran a pensar tan solo un instante podrían darse cuenta,
eso no es en absoluto verdad,
tan solo fingía.
40.

ESCENA 11

LOUIS
No llegué esta mañana, viajé anoche,
me fui ayer por la tarde y quise llegar más pronto pero a mitad de camino, renuncié,
me detuve,
lo que quería decir,
y esta mañana, estaba en la estación,
ya a las tres o las cuatro.
Esperaba el momento decente para presentarme aquí.

ANTOINE
¿Por qué me cuentas eso?
¿Por qué me estás contando eso?
Qué es lo que tengo que contestar,
¿acaso tengo que contestar algo?

LOUIS
No sé, no,
te lo digo, quería que lo supieras,
no importa,
te lo digo porque es cierto y quería contártelo.

ANTOINE
No empieces.

LOUIS
¿Qué?

ANTOINE
Ya sabes. No empieces,
me vas a contar historias,
me voy a perder,
te veo venir, me vas a contar historias.
Estabas en la estación, estabas esperando,
y poco a poco, me vas a ahogar.
Así es.
Has viajado esta noche, ¿qué tal todo? ¿Bien?
41.

LOUIS
No, solo te contaba, no tiene importancia.
Sí, todo bien.
No sé, un viaje bastante normal, siempre parece que creéis que vivo a miles, centenares, a
miles de kilómetros.
Viajé, eso es todo.
No diré nada, si no quieres decir nada.

ANTOINE
Ese no es el problema,
no he dicho nada, te escucho.
Enseguida, de repente así, no te impedía nada.
¿Si?
¿La estación?

LOUIS
No, nada, nada que valga la pena,
nada importante,
solo lo contaba, pensaba que quizás estarías feliz,
bueno,
feliz no, contento de saberlo,
pensé que quizás estarías contento de que te lo contara,
o feliz, feliz de saberlo.
Estaba en la cafetería de la estación,
no sé a qué hora llegaría, serían como las cuatro,
estaba en la cafetería de la estación y esperaba estaba ahí,
no tenía intención de venir aquí directamente,
faltar tanto tiempo y presentarme así de repente,
no, podían haber tenido miedo,
incluso, podían no haberme abierto,
-me imagino bastante bien a Suzanne, ahí, como te veo a ti, me la estoy figurando, me
imagino a Suzanne recibiéndome con un rifle-
no,
estaba esperando y pensé,
estaba pensando y por eso quería comentártelo,
son ideas que se te pasan por la cabeza y uno piensa más tarde que tendrá que decirlas
(recomendaciones que uno se hace,
pensé,
me hice la recomendación, eso es, de comentártelo más tarde al verte,
y también me prometí contártelo solo a ti, sobre todo, ese es el fin,
ocultárselo a ellas porque podrían enfadarse,
pensé que te diría que había llegado mucho más pronto y que había estado por ahí, dando
vueltas.
42.

ANTOINE
Eso es,
exacto, lo que decía,
historias,
y después uno se ahoga
y yo,
tengo que escuchar y nunca averiguaré lo que es cierto y falso,
la parte de mentira.
Eres así,
si hay una cosa
(¡y no es la única!),
si hay una cosa que no se me ha olvidado cuando te recuerdo,
es eso precisamente, eso de estar liando para nada,
liando, no entiendo nada.

No decías nada.
Te tomabas un café, tendrías que tomarte un café
y te dolía la tripa porque no fumas y que ese tipo de sitios, tan pronto por la mañana,
lo sé mejor que tú,
ese tipo de sitios apesta a humo y dan ganas de echar la pota,
con el humo que se te echa encima te entra dolor de cabeza y de ojos.
Leías el periódico,
tienes que haberte convertido en ese tipo de hombres que lee el periódico, el periódico
que yo no leo nunca
-a veces, sentados frente a mí, veo a hombres leyendo el periódico y pienso en ti y digo
este es el tipo de periódico que tiene que leer mi hermano, tiene que parecerse a estos
hombres, intento leer al revés y enseguida abandono y me da igual, ¡hago lo que me da la
gana!-
intentabas leer el periódico
porque, el domingo por la mañana, en la cafetería de la estación,
tienes a todos los críos que se han ido de fiesta,
y tú, en tu rincón,
no puedes ni leer, centrarte en tu lectura,
y lo único que te da el humo de los cigarrillos son ganas de largarte,
eso es en lo que pienso, punto.
Te arrepentías,
te arrepientes de haber hecho este viaje,
no te arrepientes, no entiendes por qué has venido, no le has encontrado el propósito.
43.

Tampoco sé por qué has venido,


y nadie lo entiende
quieres arrepentirte de que no lo sepamos,
porque si lo supiéramos, si lo supiera,
las cosas serían más fáciles, menos largas
y te librarías de esa tarea.

Has venido porque lo has decidido,


te surgió un día,
la idea, solo la idea.
¿Cómo dijiste?
¿Una <<recomendación>> que te hiciste a ti mismo, a uno mismo? Joder, e incluso,
desde hace muchos años,
¿cómo lo voy a saber, cómo podía saberlo?
quizás desde el primer día,
apenas fuera de aquí, en el tren, o al día siguiente, tan pronto,
-siempre ha sido así, arrepintiéndose de una cosa y de su contraria-
desde hace muchos años ya, pensabas,
no dejabas de repetírtelo,
te repetías que algún día de estos tendrías que hacernos una visita,
vernos, volver a vernos,
y ahí, de repente, te decidiste, no sé.
¿Acaso crees que para mi es importante?
Te equivocas, no es importante para mí, ya no puede serlo.

No decías nada, lo sé, te veo.


No decías nada,
no pensabas decirme nada,
no pensabas decirme ni la más mínima cosa,
tonterías, te lo estás inventando.
Es ahora, en este preciso momento,
cuando me has visto,
y te lo has inventado todo para hablarme.
no decías nada porque no me conoces,
crees conocerme pero no me conoces,
¿me tendrías que conocer por ser mi hermano?
44.

Tonterías,
ya no me conoces, hace mucho ya que no me conoces,
no sabes quién soy,
nunca lo supiste,
no es ni culpa mía, ni tuya,
tampoco te conozco yo a ti
(pero yo, no pretendo nada),
no nos conocemos
y uno no puede imaginarse decir tal o tal cosa a alguien que no conoce.
Lo que deseamos decir a alguien que nos imaginamos,
nos lo imaginamos también,
son historias y nada más.

Lo que quieres, lo que querías,


me has visto y no sabes como pillarme,
<<cómo cogerme>>
-siempre decís lo mismo <<no sabemos cómo cogerle>>
y también, os oigo decir, <<hay que saber cogerle>>,
como cuando se habla de un ser malvado y bruto-
querías pillarme y soltaste eso,
empiezas la conversación, eso se te da bien,
es una técnica, solo es una técnica para ahogar y matar a los animales,
pero yo, no quiero,
no me da la gana.
Por qué has venido, no quiero saberlo,
estás en tu derecho, ni más, ni menos,
y no estar, también está en tu derecho,
a mí me da igual.
Aquí, en cierto modo, es tu casa, y puedes venir siempre que quieras y aún más, puedes
irte, también es tu derecho,
no es asunto mío.
Tu vida no es excepcional,
en tu pequeña vida,
porque tu vida también es pequeña, no debo tener miedo a eso, no todo es excepcional,
puedes intentar convertirlo todo en algo excepcional,
pero todo no lo es.

LOUIS
¿Adónde vas?
45.

ANTOINE
No quiero estar aquí.
Ahora me vas a hablar,
querrás hablarme
y tendré que escuchar
y no quiero escucharte.
No quiero. Tengo miedo.
Siempre tenéis que estar contándomelo todo,
siempre, siempre,
desde siempre me habláis y tengo que escuchar.
Los demás creen que la gente que no dice nunca nada quiere escuchar,
pero la mayoría de las veces, no lo sabes,
me callaba para dar ejemplo.

¡Catherine!
46.

intermedio
47.

ESCENA 1

LOUIS
Es como de noche en pleno día, no se ve nada, solo oigo ruidos, escucho, estoy perdido y
no encuentro a nadie.

LA MADRE
¿Qué has dicho?
No te he odio, repite,
¿dónde estás?
¡Louis!
48.

ESCENA 2

SUZANNE
Tú y yo.

ANTOINE
Lo que quieras.

SUZANNE
Te oía, gritabas,
no, creí que gritabas,
creía oírte,
te buscaba,
estabais discutiendo, os habéis vuelto a encontrar.

ANTOINE
Me enfadé, nos enfadamos,
no pensé que fuera así,
pero <<de costumbre>>, los demás días,
no somos así,
no éramos así, no lo creo.

SUZANNE
No siempre así.
Los demás días, vamos cada uno por nuestro lado,
no nos tocamos.

ANTOINE
Nos entendemos.

SUZANNE
Eso es amor.
49.

ESCENA 3

LOUIS
Y después, aún en mi sueño,
todas las habitaciones de la casa estaban lejos unas de otras,
y nunca conseguía alcanzarlas,
había que andar durante horas y no reconocía nada

VOZ DE LA MADRE
¡Louis!

LOUIS
Y para no tener miedo, como cuando ando en la noche, soy un niño,
y ahora tengo que volver muy rápido,
me lo repito,
o más bien lo canturreo para oír solo el sonido de mi voz,
y nada más que eso,
canturreo que a partir de ahora,
lo peor de todo,
<<lo sé muy bien,
lo peor de todo, sería que estuviera enamorado,
lo peor de todo,
que quiera esperar un poco,
lo por de todo...>>
50.

ESCENA 4

SUZANNE
Lo que no entiendo.

ANTOINE
Yo tampoco

SUZANNE
¿Te ríes? Nunca te veo reír.

ANTOINE
Lo que no entendemos.

VOZ DE CATHERINE
¡Antoine!

SUZANNE
(gritando)
¿Sí?
Lo que no entiendo y nunca he entendido

ANTOINE
Y es probable que nunca lo entienda

SUZANNE
Que nunca lo entienda

VOZ DE LA MADRE
¡Louis!

SUZANNE
(gritando)
¿Si? ¡Estamos aquí!

ANTOINE
Lo que no entiendes...
51.

SUZANNE
No estaba tan lejos, habría podido venir a vernos
más a menudo,
y nada de tragedias tampoco,
ni dramas, ni traiciones,
lo que no entiendo,
o no puedo entender.

ANTOINE
<<Así>>.
Sin otra explicación, nada más.
Siempre ha sido así, deseado,
no sé si se puede decir eso,
deseado y lejano,
distante, nada que se preste mejor a la situación.
Se fue sin haber sentido nunca el deseo o la más mínima necesidad.
52.

ESCENA 5

CATHERINE
¿Dónde están?

LOUIS
¿Quiénes?

CATHERINE
Ellos, los otros.
Ya no oigo a nadie,
estaban discutiendo, Antoine y usted,
no me equivoco,
se oía a Antoine enfadarse
y es como si ahora todo el mundo se hubiera ido y estuviéramos perdidos.

LOUIS
No sé. Deben de estar por ahí.

CATHERINE
¿Adónde va?
¡Antoine!

VOZ DE SUZANNE
¿Si?
53.

ESCENA 6

SUZANNE
¿Y que sea desgraciada?
¿Que pueda ser infeliz y desgraciada?

ANTOINE
Pero no lo eres y nunca lo has sido.
Es él, el Hombre infeliz,
ese que no te has visto durante todos estos años.
Hoy crees que eras infeliz
pero os parecéis,
él y tú,
y yo también soy como vosotros,
solamente has decidido que lo eras, que debías serlo y has querido creértelo.
Tú querías ser infeliz porque él estaba lejos,
pero esa no es la razón, no es una buena razón,
no puedes responsabilizarle,
no es una razón en absoluto,
solo es un arreglo.
54.

ESCENA 7

LA MADRE
La estaba buscando.

CATHERINE
No me he movido, no la había oído.

LA MADRE
Era Louis estaba escuchando, ¿era Louis?

CATHERINE
Se ha ido por allí.

LA MADRE
¡Louis!

VOZ DE SUZANNE
¿Sí? ¡Estamos aquí!
55.

ESCENA 8

SUZANNE
¿Por qué no contestas nunca cuando te llamamos?
Te ha llamado, Catherine te ha llamado, y a veces, nosotros también,
nosotros también te llamamos,
pero nunca contestas
y entonces hay que buscarte, tenemos que buscarte.

ANTOINE
Siempre me encontráis,
nunca me he perdido por mucho tiempo,
no recuerdo que nunca,
<<a fin de cuentas>>,
que nunca me hayáis perdido definitivamente.
Ahí justo, cerquita, siempre al alcance de la mano.

SUZANNE
Puedes intentar amargarme más aún,
incluso hacerme rabiar, lo que viene a ser lo mismo,
no funcionará.
Tú también te buscas tus apaños,
los conozco, ¿acaso crees que no?

ANTOINE
Lo que yo decía:
<<encontrado>>.

SUZANNE
¿Qué?
No lo he entendido, ya te vale, lo que has dicho, ¿qué has dicho?
¡Vuelve!

ANTOINE
¡Cierra el pico, Suzanne!

Se ríe, ahí, ella sola.


56.

ESCENA 9

LA MADRE
Louis.
¿No me oías? Te estaba llamando.

LOUIS
Estaba aquí. ¿Qué pasa?

LA MADRE
No sé.
No es nada, creía que te habías ido.
57.

segunda parte
58.

ESCENA 1

LOUIS
Y más tarde hacia el final del día,
así es precisamente,
cuando pienso en ello,
como me había imaginado las cosas,
hacia el final del día,
sin haber dicho nada de lo que realmente me importaba
-solo es una idea, pero no es factible-
sin haberme atrevido nunca a hacer tanto daño,
retomé el camino,
pedí que me acompañaran a la estación,
que me dejarán marchar.

Prometo que ya no pasará tanto tiempo


antes de que vuelva,
miento,
prometo estar ahí, de nuevo, muy pronto,
frases como esas.

Las semanas, tal vez los meses,


que siguen,
llamo, doy noticias,
escucho lo que me cuentan, hago algún esfuerzo,
tengo un amor repleto de buena voluntad,
pero solo es la última vez,
lo que me digo sin dejar traspasar nada.

Ella, ella me acaricia una sola vez la mejilla, despacio, como explicándome que me
perdona no sé qué crímenes,
y esos crímenes que desconozco, los añoro,
siento remordimientos por ellos.
59.

Antoine, en el umbral de la puerta,


agitando las llaves del coche,
dice varias veces que en ningún caso quiere meterme prisa,
que no quiere que me vaya,
que nunca me echa,
pero que es hora de irse,
y aunque todo esto sea cierto,
parece que quiere echarme, es la imagen que da,
esa es la idea que me llevo.
No me retiene
y sin decírselo, me atrevo a acusarle por ello.

Eso es de lo que me vengo.


(Un día, me otorgué todos los derechos).
60.

ESCENA 2

ANTOINE
Voy a acercarle,
te acerco,
lo que podemos, podríamos hacer,
eso sí que sería práctico,
lo que podemos hacer es acercarte,
acompañarte de vuelta a casa,
me pilla de camino, sí, está de paso, solo habrá que dar un pequeño rodeo,
y te acompañamos, te dejamos en casa.

SUZANNE
Yo también puedo,
vosotros os quedáis aquí, luego cenamos todos juntos
yo le llevo, le llevo yo,
y enseguida vuelvo.
Mejor todavía,
pero como nunca me hacéis caso
y ya está todo decidido,
o mejor todavía, cena con nosotros,
puedes cenar con nosotros
-no sé por qué me molesto-

y coge otro tren


¿qué importa?
Mejor todavía,
ya veo que no sirve para nada...

¡Di algo!

LA MADRE
Que hagan lo que quieran.

LOUIS
Mejor todavía, duermo aquí, paso la noche, y ya me voy mañana,
mejor todavía, como mañana en casa,
mejor todavía, ya no trabajo más,
renuncio a todo,
me caso con mi hermana y vivimos muy felices.
61.

ANTOINE
Suzanne, ya he dicho que le acompaño,
está insoportable,
todo está arreglado, pero tiene que cambiarlo todo de nuevo,
estás insoportable,
quiere marcharse esta noche y vuelves otra vez con lo mismo,
quiere marcharse, se marcha,
le acompaño, le acercamos, nos pilla de camino,
no nos viene mal.

LOUIS
Un paseo bonito y aprovechado.

ANTOINE
Si, eso es, exactamente
¿cómo se dice?
<<Matar dos pájaros de un tiro>>.

SUZANNE
Pero mira que puedes ser desagradable,
no lo entiendo,
eres un borde, ¿te das cuenta de cómo le hablas?
Eres un borde, no puede ser.

ANTOINE
¿Yo?
¿Hablas de mí?
¿Yo soy un borde?

SUZANNE
Ni siquiera te das cuenta,
eres borde, esto es increíble,
no te oyes, si te oyeras...

ANTOINE
¿Y ahora esto a qué viene?
Estás insoportable hoy, lo que decía,
no sé que le pasa conmigo,
no sé que te pasa conmigo,
estás rara.
62.

Si es por Louis, por su presencia,


no sé, intento entender,
si es por Louis,
Catherine, no sé,
no decía nada,
quizá ya he dejado de entender por completo,
Catherine, ayúdame,
no decía nada,
estábamos ayudando a Louis a irse,
quiere marcharse,
yo le acompaño, digo que le acompañemos, no he dicho nada más,
¿qué más he dicho?
No he dicho nada desagradable,
¿por qué iba a decir algo desagradable?
¿Qué hay de desagradable en ello?
¿Hay algo desagradable en lo que he dicho?
¡Louis! Qué opinas,
¿he dicho algo desagradable?

¡No me miréis todos así!

CATHERINE
No te ha dicho nada malo,
eres un poco bruto, no se te puede decir nada,
no te das cuenta,
a veces eres un poco bruto,
solo lo quería señalar.

ANTOINE
¿Que soy un poco bruto?
¿Por qué dices eso?
No.
No soy bruto.
Sois horribles conmigo, todos.

LOUIS
No, no ha sido bruto, no entiendo lo que queréis decir.

ANTOINE
¡Y tú, <<la Bondad personificada>>, calladito!

CATHERINE
Antoine.
63.

ANTOINE
¡No me pasa nada, no me toques!
Haced lo que queráis, no deseaba hacer daño, no deseaba hacerle daño a nadie,
siempre tengo que actuar mal,
solo decía,
me parecía bien, solo quería decir,
-¡tú tampoco me toques!-
no he dicho nada malo,
solo decía que podíamos acompañarlo, y ahora,
me estáis mirando como si fuera una mala bestia,
no había nada malo en lo que he dicho, no está bien, no es justo, cómo te atreves a
pensarlo,

¡dejad de tratarme siempre como un imbécil!


Hace lo que quiere, ya no me importa,
quería echar una mano, pero me equivoqué,
dice que se quiere ir y encima va a ser mi culpa,
ya verás como va a ser otra vez culpa mía,
no puede ser siempre así,
no es justo,
no podéis poneros siempre en mi contra,
no puede ser,

solo decía,
solo quería decir
y no lo decía con mala intención,
solo decía, solo quería decir...

LOUIS
No llores.

ANTOINE
Me tocas: te mato.

LA MADRE
Louis, déjale.
Ahora déjale.

CATHERINE
Me gustaría que te fueras.
Te pido disculpas, no te deseo nada malo,
pero debería marcharte.
64.

LOUIS
También lo creo.

SUZANNE
Antoine, mírame, Antoine,
no quería hacerte daño.

ANTOINE
Estoy bien, lo siento.
estoy cansado, ya no sé por qué estoy siempre cansado,
desde hace tiempo, lo pienso, que me he convertido en un hombre cansado,
no es por el trabajo,
cuando uno está cansado, creemos que es por el trabajo, o las preocupaciones, el dinero,
no sé,
no,
estoy cansado, no sabría decir,
hoy, jamas había estado tan cansado en mi vida.

No quería hacer daño,


¿cómo me has llamado?
<<bruto>>, no pretendía ser bruto,
no soy un hombre bruto, no es cierto, eso es lo que os creéis,
no me miráis, decís que soy bruto, pero no lo soy ni lo he sido nunca,

has dicho eso y era como si de repente contigo y con todos,


estoy bien, ya está, lo siento, ahora estoy bien,

era como si, de repente, contigo,


hacia ti,
y con todos,
con Suzanne también
y con los niños, era bruto, como si me acusara de ser un hombre malvado
pero no es justo, no es así.
65.

Cuando éramos más jóvenes, él y yo,


Louis, tienes que recordarlo,
él y yo, ella lo dijo, siempre nos peleábamos,
y siempre ganaba yo, siempre, porque soy más fuerte, porque estaba más fuerte, quizá, no
lo sé
o porque este,
y posiblemente mas bien (ahora mismo caigo,
al instante, al recordarlo)
porque se dejaba ganar, perdía aposta
y se hacía el protagonista,
no sé,
hoy me da exactamente igual,
pero no era bruto, por entonces tampoco lo era,
solo tenía que defenderme,
todo esto, es solo para defenderme.
No se me puede acusar.

No le digas que se vaya, que haga lo que quiera, también es su casa,


tiene derecho, no le digas nada.

Estoy bien.

Suzanne y yo,
qué ingenuos somos
(me hace gracia, ríete conmigo, me hace gracia,
no te quedes ahí parada,
¿Suzanne?
No pensaba pegarle, no tengas miedo, se acabó)
qué ingenuos somos, Suzanne y yo, deberíamos estar siempre juntos,
no deberíamos separarnos nunca,
codo con codo, ¿cómo se dice?
Arrimar el hombro,
los dos no somos suficientes contra este, creo que no te das cuenta,
hay que ser como mínimo dos contra este,
lo digo y me hace gracia.
66.

Todo el día de hoy, te has puesto de su lado,


no lo conoces,
no es malo, no,
no estoy diciendo eso,
pero igualmente, estás equivocada,
porque no es del todo bueno, tampoco, te equivocas
y qué ingenuos somos,
sí, eso es, pero qué ingenuos somos,
qué tontería, no deberías ponerte en mi contra.

LA MADRE
Nadie está en tu contra.

ANTOINE
Sí. Seguro. Es posible.
67.

ESCENA 3

SUZANNE
Y después, un poco más tarde.

LA MADRE
Casi no nos movemos,
estamos las tres, como ausente,
los miramos, nos callamos.

ANTOINE
Dices que no te queremos, eso te oigo decir, siempre lo has dicho,
no recuerdo ninguna vez, en ningún momento de mi vida,
que no lo hayas dicho,
en un momento u otro,
hasta donde yo recuerde, no guardo ninguna imagen en la que no acabes diciendo
-es tu forma de terminar si te sientes atacado-
no conservo ninguna imagen en la que no acabes diciendo que no te queremos,
que no te queríamos,
que jamás, nadie, te quiso,
y que de lo que sufrías, era de eso.
Eres niño, te lo oigo decir,
y pienso, no sé por qué, sin que pueda explicarlo,
sin encontrar una explicación,
pienso,
y sin embargo, no tengo prueba de ello.

-lo que quiero decir y no podrías negarlo si quisieras recordarlo conmigo,


lo que te quiero decir,
no te faltaba nada, y no experimentabas nada parecido a lo que se puede llamar
infelicidad.
68.

Incluso la injusticia de ser poco agraciado o feo y las humillaciones que acarrean,
no las has conocido, y estuviste protegido-

creo,
creía,
que quizá, sin llegar a entender
(como algo que me superaba),
que quizá, no estabas equivocado,
y que en efecto, los demás, los padres, yo, el resto del mundo,
no éramos buenos contigo,
y te hacíamos daño.
Me convencías de ello,
estaba convencido de que carecías de amor.
Te creía y te compadecía,
y ese miedo que sentía
-porque aquí también , de miedo es de lo que se trata-
ese miedo que tenía a que no te quisiera nadie,
ese miedo que me hacía también infeliz,
como siempre los hermanos pequeños se creen obligados a serlo por mimetismo o
preocupación,
también infeliz,
pero culpable además,
ademas culpable de no sentirme tan infeliz,
de no serlo más que por obligación,
culpable de no creérmelo en silencio.

A veces, ellos y yo,


y ellos dos, los padres, lo hablaban y delante de mi además,
como si se atrevieran a desvelar un secreto cuyo responsable fuera yo también.
Pensábamos,
y mucha gente, eso pienso yo hoy, mucha gente, hombres y mujeres,
aquellos con los que tienes que vivir hoy desde que nos dejaste,
y mucha gente debe pensarlo también, seguro,
pensamos que no estabas equivocado,
que para repetirlo tanto y tan a menudo, para gritarlo tanto
como se gritan insultos, debía ser cierto,
pensábamos que, en efecto, no te queríamos lo suficiente, o al menos,
que no sabíamos decírtelo
(y no decírtelo lo suficiente, equivale a lo mismo, no decirte que te queremos lo
suficiente, debe ser lo mismo que no quererte lo suficiente).
69.

No nos los decíamos con facilidad,


jamás nada aquí se ha dicho con facilidad,
no,
no lo queríamos reconocer,
pero con ciertas palabras, ciertos gestos, los más discretos,
los menos destacados,
en ciertos detalles,
-otra expresión que te hará reír, pero ya no me importa ser ridículo, no te haces una idea-
ciertos detalles contigo,
nos obligábamos, llamémoslo así,
a cuidar más a menudo y mejor de ti todavía,
y nos animábamos unos a otros a darte una prueba
de que te queríamos más de lo que podrías haber
imaginado nunca.

Cedía.
Debía ceder.
Siempre cedí.
Hoy no es nada, no era nada, son nimiedades
y tampoco yo podría aspirar también, eso sería placentero,
a una desgracia insuperable,
pero lo que guardo en mente,
cedía, te entregaba partes enteras, tenía que mostrarme, la palabra que me repiten,
tenía que mostrarme <<razonable>>.
No tenía que hacer ruido, dejarte el sitio, no llevarte la contraria
y gozar por fin del espectáculo apaciguante de tu frágil supervivencia ligeramente
prolongada.

Nos vigilábamos,
nos vigilábamos, nos responsabilizábamos de esta presunta infelicidad.
Porque toda esa infelicidad no fue nada más que una presunción,
lo sabes tanto como yo,
y estas también lo saben,
y todos hoy vemos este juego con claridad
(aquellos con los que vives, los hombres, las mujeres, no me digas lo contrario,
han descubierto el pastel, seguro que no me equivoco),
toda tu presunta infelicidad no es más que una forma que tienes,
que siempre has tenido y que siempre tendrás,
-porque te gustaría, ya no puedes dejarlo, te has enganchado al papel-
que tienes y que siempre has tenido de engañar,
de protegerte y huir.
70.

Nada nunca es alcanzado en ti,


pasaron años para darme cuenta de ello,
pero nada nunca en ti es alcanzado,
no sufres
-si sufrieras, no lo dirías, eso también lo aprendí-
y toda tu infelicidad no es mas que una forma de contestar,
una forma que tienes de contestar,
de estar ahí ante los demás y de no dejarles pasar.
Es la manera tuya, tu forma de ser,
la infelicidad marcada en la cara como otros pasean un aire de estupidez satisfecha,
has escogido eso, te sirve y lo guardas.

Y nosotros, nos hicimos daño también,


ninguno tenía nada que reprocharse
y solo podían ser los demás los que te perjudicaban y nos responsabilizábamos todos,
yo, ellos,
y poco a poco, era mi culpa, solo podía ser mi culpa.
Debían quererme demasiado ya que no te quería lo suficiente
y quisieron arrebatar lo que entonces tampoco me daban,
y ya no me dieron nada,
y estaba así, repleto de bondad sin interés sin derecho a quejarme nunca,
sonreír, jugar,
estar satisfecho, colmado,
sí, esa es la palabra, colmado,
mientras que tú siempre, sin poder explicarlo, sudabas infelicidad
de la cual nada ni nadie, pese a todos tus esfuerzos, podría distraerte ni rescatarte.

Y cuando te fuiste, cuando nos dejaste, cuando nos abandonaste,


ya no sé qué palabra en concreto nos echaste en cara,
incluso ahí, debí ser el responsable,
permanecer en silencio y admitir la fatalidad, y sentir pena por ti también,
preocuparme por ti en la distancia
y nunca jamás atreverme a decir una palabra contra ti, ni siquiera atreverme nunca jamás
a pensar mal de ti,
quedarme ahí, como un tonto, esperándote.

Yo soy la persona más feliz del mundo,


y nunca me pasa nada,
aunque me pasara algo no podría quejarme ya que <<lo normal>>
es que no me pase nada.
No será por una vez,
por una pésima pequeña vez,
que la aprovecharé como un cobarde.
71.

Y las pésimas pequeñas veces, que fueron numerosas, esas pésimas pequeñas veces, en
las cuales podría haberme tumbado por el suelo sin jamás volver a moverme,
en las cuales podría haberme quedado en la oscuridad sin volver a contestar,
esas pequeñas veces, las tengo acumuladas por centenas en la cabeza,
y siempre era poca cosa, a fin de cuentas,
¿qué significaban?
no podía tenerlas en cuenta,
no sabría decirlas
y no puedo reclamar nada,
es como si no me hubiera pasado nada, nunca.
Y es verdad, nunca me ha pasado nada y no puedo pretenderlo.

Estás ahí, ante mí,


sabía que estarías así, acusándome sin palabras,
de pie ante mí para acusarme sin palabras,
y te compadezco, y siento piedad por ti, es una palabra anticuada,
pero siento piedad por ti,
y miedo también, y preocupación,
y pese a toda esta ira, espero que no te pase nada malo,
y ya me reprocho
(y todavía no te has ido)
el daño que te he hecho hoy.

Estás ahí,
me hundes, eso ya no se dice,
me hundes,
nos hundes,
te veo y tengo aún más miedo ahora por ti que cuando eras niño,
y pienso que no le puedo reprochar nada a mi propia existencia,
que es serena y agradable
y que soy un mal imbécil que ya se reprocha haber estado a punto de lamentarse,
mientras que tú,
silencioso, ¡o cuán silencioso!,
bueno, lleno de bondad,
esperas, envuelto en tu infinito dolor interno del que no sabría sospechar ni siquiera el
inicio del inicio.
72.

No soy nada,
no tengo derecho,
y cuando nos vuelvas a dejar, cuando me abandones,
seré menos todavía,
ahí solo, reprochándome las frases que he dicho,
intentando recuperarlas con exactitud,
menos todavía,
solo con el resentimiento,
el resentimiento contra mí.

¿Louis?

LOUIS
¿Si?

ANTOINE
Acabé.
No diré nada más.
Solo los imbéciles o aquellos atrapados por el miedo podrían haber reído.

LOUIS
No les he oído.
73.

epílogo
74.

LOUIS
Después, lo que hago,
me voy.
No regreso jamás. Muero meses más tarde,
un año no más.

Una cosa que recuerdo y que cuento todavía


(después habré acabado):
es verano, ocurre durante todos estos años que estuve ausente,
es en el sur de Francia.
Porque estoy perdido, de noche, en la montaña,
decido andar, a lo largo del ferrocarril.
Evitaré los incidentes eventuales, el camino será más corto
y sé que pasa cerca de la casa donde vivo.
Por la noche, no circula ningún tren, no corro peligro
y es así como no me perderé.
En un momento, estoy en el umbral de un viaducto inmenso,
domina el valle que intuyo bajo la luna,
y camino solo, en la noche,
a igual distancia del cielo y de la tierra.
Lo que pienso
(y eso es lo que quería decir)
es que debería pegar un grito grande y espléndido,
un grito largo y alegre que retumbaría por todo el valle,
que esa es la felicidad que debería ofrecerme,
chillar de una vez por todas,
pero no lo hago,
no lo hice.

Retomo mi camino con el único ruido de mis pasos sobre la gravilla.

Esos son los olvidos que añoraré.


Noviembre 2019
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
1 2 3
4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17
18 19 20 21 22 23 24
25 26 27 28 29 30
icalendario.net
Diciembre 2019
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
1
2 3 4 5 6 7 8
9 10 11 12 13 14 15
16 17 18 19 20 21 22
23 24 25 26 27 28 29
30 31
icalendario.net
Enero 2020
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11 12
13 14 15 16 17 18 19
20 21 22 23 24 25 26
27 28 29 30 31
iCalendario.net
Febrero 2020
Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Domingo
1 2
3 4 5 6 7 8 9
10 11 12 13 14 15 16
17 18 19 20 21 22 23
24 25 26 27 28 29
iCalendario.net

También podría gustarte