Está en la página 1de 5

María Inclán sobre zapatistas: “(Ser un)

movimiento indígena es muy importante,


porque se convierte en un ícono, en un
emblema para diferentes movimientos de la
región”
Publicada en The Clinic
01/07/2019

De visita en Chile, la investigadora del Centro de Investigación y Docencia


Económica (CIDE) en México, María Inclán, Ph.D en Ciencias Políticas por la
Universidad del Estado de Pennsylvania, presentó su libro “El movimiento
zapatista y la transición democrática de México: movilización, éxito y
supervivencia”, publicado en inglés por la editorial Oxford University Press en
2018. Para ello, trabajó durante diez años en una base de datos de eventos de
protesta, movimientos sociales, concesiones y medidas represivas en las 118
localidades de Chiapas; además entrevistó a 45 personas involucradas en la
democratización y las negociaciones de paz de los años 90, entre ellos, periodistas,
políticos, académicos y miembros de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas.

La presentación del libro se llevó a cabo en la Universidad de Chile el martes 25


de junio. Dicha actividad fue organizada por el Centro de Estudios de Conflicto y
Cohesión Social (COES), la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la Universidad
de Chile y el Fondecyt Regular Nº 1160308 “Dinámicas de la participación en la
protesta”.

– ¿En qué se diferencia el ciclo de protestas del movimiento zapatista de otros


movimientos semejantes latinoamericanos?

En realidad, el ciclo de protestas zapatistas tiene un comportamiento muy similar


a todo ciclo de protestas de un movimiento. Es una ola que crece mucho y después
decae, pero sí marca la diferencia por la duración de la movilización que fue de
diez años. No he visto otros estudios de movimiento sociales tan sistemáticos que
se puedan contar y que podamos ver la misma curva de movilización. Yo considero
que se trata de uno de los movimientos más importantes, en cuanto a la influencia
que han tenido, en los últimos treinta años en México.
– ¿Qué es lo que hace “único” al movimiento Zapatista, y qué características
comparte con otros movimientos?

Varias cosas. Como guerrilla es bastante sui generis, porque es una guerrilla
pacífica. Las muertes que se le atribuyen al zapatismo o contra el zapatismo son
relativamente bajas. Al principio se habló de cientos, pero después los mismos
Zapatistas, en 2008, salieron a reconocer que habían sido 45 sus muertos. No debió
haber muerto ninguno, pero ninguna medición de guerra civil ni de rebelión, se
caracteriza como tal. Entonces, en ese sentido, se puede decir que es un
movimiento guerrillero relativamente pacífico. Como movimiento social impulsa
una transición democrática, pero creo que ha habido otros movimientos que han
sido más exitosos, como en El Salvador. Como movimiento indígena es muy
importante, porque se convierte en un ícono, en un emblema para diferentes
movimientos de la región. Sin embargo, otros movimientos indígenas como en
Ecuador o Bolivia, van a hacer mucho más exitosos que los zapatistas, y no
necesariamente tuvieron la influencia mediática que tuvieron los zapatistas, tal
vez porque fue el primer movimiento en usar el internet para movilizarse.

– Sí, de hecho, el movimiento zapatista aprendió a usar los medios de


comunicación para posicionarse y difundir sus mensajes. ¿Cuáles son las
principales lecciones del movimiento zapatista para otros movimientos de la
región?

Bueno, es cierto que son pioneros en el uso del internet, sobre todo porque en
aquel entonces (1994) no solo México, sino que varios países latinoamericanos
todavía tenían mucha censura por parte de los medios. Y ellos (EZLN), a través de
internet fueron capaces de evadir esa censura. Hay mucho que aprender, de cómo
han generado sus redes transnacionales de solidaridad a través de medios
electrónicos. Sin embargo, a la hora de movilizar comunidades indígenas, poco
tiene que ver eso. (Para ello) el mecanismo de movilización sigue siendo el
tradicional organizativo. Y bueno porque las comunidades en la selva Lacandona
no están conectadas a internet.

– En su investigación, usted dice que la actividad de protesta es más probable


que ocurra en entornos que tienen una mezcla de condiciones políticas abiertas
y cerradas, logrando una “relación curvilínea” con respecto a las oportunidades
políticas. No obstante, los entornos muy cerrados y muy abiertos son casi
inmunes a los eventos de protesta. ¿Podría desarrollar esta idea? ¿Qué significa
una “relación curvilínea” en el contexto de movimientos sociales?

Bueno, esta no es idea mía, es de Eisinger y Tilly, quienes dicen que, en los
escenarios muy cerrados, como una dictadura totalitaria o una utopía democrática
completamente abierta y tolerante, no debiera haber actividad contenciosa
política porque en la primera no se permite en absoluto y en la segunda se está
completamente permitido. ¿Dónde es más probable que ocurra? En la mitad, esa
es la relación curvilínea a la que se refieren (…) este punto es el de una transición
democrática, porque todavía no somos democracia, pero estamos moviéndonos
hacia allá. Todavía quedan muchos obstáculos que se están abriendo,
liberalizando. Entonces no es raro que el ciclo de protesta primero sea fuerte y
luego caiga. Puede caer por muchas razones: hastío, concesiones o por beneficio
de la duda.

– ¿Cuáles son los éxitos políticos del Movimiento Zapatista para la izquierda
latinoamericana?

Para medir el éxito de un movimiento primero habría que ver cuáles fueron sus
objetivos. Muchas veces me critican por qué estudio el éxito político cuando los
zapatistas nunca quisieron insertarse en el proceso político electoral. Cierto, pero
uno de sus objetivos era la representación de los intereses indígenas autónomos.
Si lo vemos así, pues no lo logran; pero al mismo tiempo, otro de los objetivos
podría ser precisamente la supervivencia del movimiento o de las comunidades
zapatistas, y ahí están. En ese sentido han sido muy exitosos.

– El levantamiento del movimiento zapatista en México se articula justamente


como respuesta al TLC con Estados Unidos y Canadá. Entendiendo que los
movimientos indígenas se sitúan en un ambiente en el cual la imposición del
neoliberalismo es cada vez más fuerte, ¿cómo se estructura hoy el Movimiento
Zapatista frente a las políticas de desarrollo?

Bueno los zapatistas han recibido al nuevo gobierno, ellos dijeron en la carta que
le enviaron a (al Presidente) López Obrador, que era “diferente mozo, siervo del
mismo amo”, entonces, a pesar que este gobierno se autodefine de izquierda, ellos
no lo reconocen como tal. Alcanzan a ver que este gobierno no va a cambiar el
programa de desarrollo económico neoliberal.
– En su libro detalla que el movimiento zapatista abrió oportunidades para la
movilización y la formación de ONG’s nacionales e internacionales a favor del
EZLN, lo que les permitió mantener un ciclo de protestas durante diez años y
sobrevivir. Sin embargo, sus demandas no fueron articuladas ni representadas
por las élites políticas que surgieron en ese período y tampoco lograron
convertirse en actores dentro del sistema político. ¿Cuáles fueron las
principales oportunidades políticas a las que se enfrentó el ciclo de protestas
que mantuvo el Movimiento Zapatista?

Primero viene una fase de apertura, en la cual se va a permitir la movilización. Es


cierto que en México el derecho a la organización y el derecho a manifestarse no
estaba prohibido, pero sí estaba coartado (…) Una vez que el zapatismo es público
y que atrae la atención de los medios, van a llegar muchas otras organizaciones
transnacionales a tener presencia en Chiapas y en el país. Eso coincide con la fase
de liberalización política, en la cual las élites estaban negociando cómo se iban a
regular las elecciones -y para regular las elecciones tú tienes que dar mucha más
tolerancia y apertura de organización política. Entonces, eso les abre una
oportunidad porque al menos el régimen tiene que crear esta fachada
democrática, de apertura a la organización política, sean partidos políticos u
organizaciones de la sociedad civil. Ahí va a haber un “boom”, no solo de actividad
de protestas, sino de formación de organizaciones civiles.

Luego, viene la parte de negociación, en la cual los zapatistas tuvieron la


oportunidad de sentarse en la mesa con el régimen, a negociar paz y autonomía
de los pueblos, que son los acuerdos que se llegan a firmar y que después se
desconocen. Como se desconocen esos acuerdos, se trunca la negociación y nunca
más vuelven a sentarse en la mesa. De forma paralela, se está llevando la
negociación entre élites políticas de cómo se va a regular la competencia
electoral, a la cual invitan a los zapatistas y los zapatistas deciden no formar parte.
Pero al no formar parte de esas negociaciones no van a tener una voz para poder
influenciar en la competencia electoral. De manera que se llevan a cabo estos dos
procesos democratizadores y pacificadores, en forma paralela. Las élites que están
tratando de negociarla apertura electoral no tienen los incentivos de representar
los intereses que las élites están negociando con los zapatistas. Por eso digo que
no lograron consolidar un verdadero poder político autónomo para los grupos
indígenas del país. Que lo tienen de facto, sí; a nivel de comunidad siempre lo han
tenido, y por eso han podido preservar sus valores y cultura, pero no tienen
reconocimiento legal o político.
– Hay quienes dicen que para que los pueblos indígenas sobrevivan deben
necesariamente integrarse, lo que en parte significa desaparecer. ¿De qué
manera el movimiento zapatista ha logrado persistir?

Al no querer ser parte del sistema ante la opinión pública pareciera que pierden
fuerza, sin embargo, uno cuando va a la zona zapatista sabe que están ahí. Esas
comunidades han resistido siglos, o sea no es solo una cosa que esté resistiendo al
neoliberalismo, esas comunidades han sabido resistir desde la colonia. No les van
a venir a enseñar los neoliberales cómo resistir. Entonces, en ese sentido, muchos
autores han dicho que esas comunidades tienen autonomía de facto, no de iure
(de derecho) pero ellos mismos se gobiernan y se han gobernado siempre. Que no
lo vea la opinión pública es porque no llega a la agenda política nacional, pero eso
no quiere decir que no esté. Y tal vez, esa desaparición del ojo público al mismo
tiempo les permite vivir en la clandestinidad.

– ¿Y cómo se articulan en la clandestinidad? ¿cómo funcionan?

Como comunidades zapatistas o que apoyan el movimiento, han sobrevivido gracias


a la solidaridad transnacional que tienen con diferentes proyectos. Hay ahora
proyectos no solo agroecológicos, sino que también turísticos, educacionales, pero
se están financiado o apoyando por esa solidaridad transnacional, y existe en las
capitales de los Caracoles (centros de autoridad política zapatistas o Juntas del
Buen Gobierno), no necesariamente en todas las comunidades zapatistas.

– El Movimiento Zapatista también se ha posicionado como un actor importante


en la lucha medioambiental. ¿Cómo se incorpora el discurso ambientalista con
las otras demandas del discurso zapatista?

Desde el principio uno puede ver que el discurso zapatista tenía elementos
ambientalistas, sin embargo, cuando uno analiza el discurso a través de los años
puede ver cambios, y creo que ahora tiene más importancias las demandas
ambientalistas que lo que fue antes. La demanda zapatista real siempre ha sido
tierra o derecho a la tierra o derecho a gobernar sobre esa tierra, el rechazo al
Estado como opresor de los pueblos que viven en esa tierra o ahora sería la defensa
del medioambiente o de los sitios sagrados de la madre tierra. Entonces, yo creo
que tiene que ver con los tiempos y las diferentes campañas transnacionales que
haya. No estoy negando que el zapatismo no haya tenido elementos ambientalistas
desde el principio, sino que ahora le dieron más importancia que la que tenía
antes.

También podría gustarte