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EN EL PERÚ?
(Un estudio sobre el teatro político en el Perú, sus perspectivas
y posibilidades en el presente a partir de la experiencia y obra
de Yuyachkani)
Desde ese año hasta 1990 integra el grupo musical post punk Masoko
tanga como guitarrista, cantante y compositor. En 1989 integró el
colectivo parateatral Ulkadi desarrollando sus actividades en los
circuitos subterráneo y universitario.
Por capítulos
V – LECTURAS ESCOGIDAS.
VI – BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
PREFACIO
Era preciso para este ensayo, ordenar una línea que vaya del contexto
en que se inició y desarrolló el teatro político de Yuyachkani en sus
primeras dos décadas, y el momento de los noventa hacia delante.
Detenerme en la decisiva influencia que los momentos de quiebre social
han tenido sobre su trabajo (análisis en que dejé de lado aspectos
meramente biográficos y circunstanciales del grupo). Enfocar las obras
que personalmente hemos podido ver (y comentar también las que no)
y que representen lo mas destacado para subrayar la temática
abordada, con el afán de volver luego sobre el cometido objetivo de
nuestra labor. Para ello he requerido también la ayuda de otros textos,
entre bibliográficos, periodísticos y de Internet misma, que nos serán
valiosos para reconocer el panorama de crisis ideológica que se generó
a partir de 1989, y como se reflejó esto en la conducción de las
propuestas estéticas en lo escénico.
“…Una huelga minera que había dejado como saldo obreros muertos,
presos y despedidos de sus trabajos nos puso en alerta, ver a los
familiares de los mineros en las calles, madres, esposas, hijos, escuchar
sus razones nos llevo inmediatamente a abandonar el proyecto de la
guerra con Chile y decidir hacer nuestra primera obra de creación
colectiva a partir de documentar lo que estaba sucediendo con los
mineros. Fue así que nació "Puño de Cobre"…”
(Miguel Rubio / Sumario: Hacer teatro hoy, La escena iberoamericana
Investigar el teatro PERÚ. Grupo y memoria. Viaje a la frontera /
Extraído de Internet).
“…A nosotros nos parece que este concepto puede ser mas útil en
Europa donde existe claramente un teatro tradicional, un teatro de
vanguardia, al que se opone el tercer teatro, como una actitud que mas
que estética, pretende buscar actitudes humanas desde el individuo y
las mini-comunidades o islas flotantes para la resistencia de culturas de
grupos. Este concepto lo asociamos, sin poderlo evitar, a los
movimientos posteriores a mayo de 1968 en Europa, que da como
resultado una severa crítica a las ideologías revolucionarias para el
cambio social, acercándose al apoliticismo y escepticismo, lujos que nos
están negados hoy en América Latina, donde la dependencia
económica nos lleva aceleradamente a los límites de la pauperización
extrema, acrecentados por una deuda externa impagable que nos
conecta con problemas no resueltos hace quinientos años…”
Buda
La década de los ochenta se abría en el Perú con el retorno a la vía
democrática, la esperanza de la clase media con el segundo gobierno de
Belaúnde Terry y el retorno a los cuarteles de los militares. Para lograr
mayor fuerza, los partidos de izquierda se cohesionaron en un solo
frente que pasó a llamarse Izquierda Unida (IU), que luego de la
experiencia vivida en la asamblea constituyente de 1979 y que en 1983,
se reafirmó al llegar a la alcaldía de Lima, Alfonso Barrantes Lingán
por esa coalición de partidos. Pero fue un joven Alan García candidato
y líder del APRA, quien logró la presidencia en 1985. La posterior
crisis económica, la determinación del gobierno aprista de pagar la
deuda externa con el 8% del PBI y la posterior estatización de la banca
nacional marcaron la pauta de un desastroso gobierno saboteado por
cúpulas de poder.
Pero es la guerra desatada en 1980 por Sendero Luminoso,
organización nacida en las aulas de la Universidad de Huamanga bajo
los lineamientos que del pensamiento marxista maoísta, trazaron un
grupo de catedráticos y alumnos dirigidos por el profesor de filosofía
Abimael Guzmán al que denominaron Marxismo-leninismo-maoísmo-
Pensamiento Gonzalo (que en sus dos primeros años fue considerada
tumulto de una banda de abigeos en las serranías del país) lo que
impactaría el alma social y dejaría para el futuro las imágenes del
Perú: muertos, fosas comunes, desaparecidos y un trauma social que
marca aun con fuerza a la sociedad en su conjunto.
(Miguel Rubio / Notas sobre los trabajos – 1991 / Libro Notas sobre
Teatro).
“…En principio, habría que decir que esto se dio básicamente desde la
creación de la música chicha. La música chicha surgió en un medio
netamente urbano y limeño, dentro de una atmósfera de convulsión
social y cultural, de fusión de géneros musicales (cuyos gestores fueron
tanto migrantes aclimatados como sus descendientes o nuevos limeños)
y de una suerte de enfrentamiento entre lo serrano y lo costeño. Su
aparición, a fines de los años 60 en el medio musical urbano
incrementó (léase redefinió) el sentido del término. De ese modo, la
chicha no sólo era una bebida, sino además un género de música. A
partir de ese hecho, al término chicha se le fue adjudicando un
contenido adicional según tres elementos importantes: 1) las
características que fueron presentándose en el desarrollo musical de la
chicha; 2) los sujetos que convocaba; y 3) las nuevas circunstancias
sociales que se desplegaron a su alrededor. Elementos que se irán
conjugando para redefinir el contenido de la Chicha…”
Es esta clave del registro mítico lo que permite ver una necesidad de
aprehender el desenvolvimiento de los acontecimientos recurriendo a
las figuras que componen el imaginario del mundo andino en la Fiesta
de la Candelaria de Puno, el mito del pishtaco e incluyendo el
testimonio de una mujer sobreviviente de la masacre de Soccos, una de
las muchas producto de la guerra interna, buscando articular un
planteamiento narrativo que ampliando el concepto básico del mito, se
interrelacione en la definición de ese lenguaje en el teatro.
“...Porque antes que dos o tres ideas muy concretas que quisiésemos
imponer desde un convencimiento absoluto a los espectadores, yo creo
que hemos sacado todas nuestras armas, incluso nuestros vínculos con
la historia del teatro más antiguo, con el teatro griego, con el teatro
prehispánico, con la teatralidad popular; hemos sacado todo lo que
teníamos, con la simbolización que el teatro nos permitía, con nuestras
máscaras, con nuestra fiesta, con nuestro dolor, con nuestro canto,
para dar nuestro testimonio. Poner y decir “esto somos, esto sentimos,
esto pensamos” Pero sin creer como hace veinte años, que ese concepto
iba a ser determinante o va a ser determinante.
Hoy veinte años después, estamos muy claros en que uno es una
partícula muy pequeña de una gran maquinaria, que no sé si puede
ayudar, pero sí dialogar con su medio, con su país, con su gente; No se
puede quedar callado frente a lo que pasa, frente a la muerte, a la
guerra sucia, a la violencia y al culto a la violencia, como se da ahora, y
a la aceptación de esa violencia a través de los medios y en nosotros
mismos…”
(Miguel Rubio - ¿Veinte años no es nada? Un testimonio de vida de
Miguel Rubio, entrevista por Hugo Salazar Del Alcázar y Juan Larco,
1991 – Libro Notas sobre Teatro)
“…Con ese voltear los ojos hacia adentro particularmente creo que es
hacia una realidad social, y no hacia una realidad individual, hacia un
subjetivismo, a donde se dirige la mirada de los latinoamericanos. En
este momento me parece ver que lo que podemos ver en el continente,
como tendencia actual, es precisamente la búsqueda de una identidad
nuestra, latinoamericana, el vernos más en nuestra realidad…”
“…En la forma de hacer teatro en los últimos treinta años; casi hemos
oficializado una manera, una sola manera. Y creo que los peor que nos
puede pasar es decir: este es el modo de hacer teatro desde una óptica
marxista-leninista y no hay otra opción y así cancelar muchas otras
posibilidades. Yo creo que este desconcierto que hay en América
Latina responde necesariamente a una crisis ideológica que existe y
que ha permitido reconocer la autonomía relativa que puede tener el
nivel artístico en relación con el nivel político. El histórico primero de
enero de 1959 prácticamente marcó una manera de hacer teatro.
Entonces el panorama de la América latina, si no era menos complejo,
por lo menos se nos aparecía mucho más claro. No existían los nuevos
fenómenos que han aparecido. Recuerdo que en mi época de estudiante
en la universidad las disciplinas que estudiábamos eran exclusivamente
materialistas. Nunca llevamos cursos de funcionalismo, teorías que
tuvieran que ver con teorías sociales burguesas. Prácticamente fue una
formación marxista la que se llevo durante la época de Velasco. Y
ahora yo veo con asombro como los jóvenes que empiezan a hacer
teatro o que empiezan a expresarse artísticamente en mi país no tiene
el mito que nosotros tuvimos en los años sesenta; y sus expresiones
artísticas están mas cerca de lo que podría ser la anarquía, el
movimiento punk, el rock subterráneo, fenómenos nuevos. Hubo un
momento en que se reivindicó mucho la nueva canción
latinoamericana, el nuevo folclor, la influencia andina en la ciudad,
etc., y ahora aparecen hasta actitudes autodestructivas, cosas que yo
veo con asombro dentro de la nuevas generaciones que empiezan a
interesarse por el teatro…”
Ernst Jünger
Los noventa empiezan con el ascenso al poder de un advenedizo y
desconocido en el terreno político, el ingeniero y ex rector de la
Universidad Agraria Alberto Fujimori quien sorpresivamente derrota
en segunda vuelta al candidato favorito y escritor mundialmente
famoso Mario Vargas Llosa, lo que significa un golpe importante para
un sector de poder que aun miraba la política desde formas
convencionales. En pocos meses, aplica un ajuste severo de la economía
a fin de contrarrestar la hiperinflación económica que dejó el gobierno
aprista, y los precios de productos básicos se elevan considerablemente
(algunas hasta diez veces más su valor) aumentando el pánico social en
una población ya azorada por el terror subversivo. En abril de 1992
Fujimori con apoyo militar disuelve el congreso y pone en efecto la
llamada Ley antiterrorista que otorgaba poderes al estado para
realizar capturas y encarcelamiento de sospechosos sin pruebas, en
setiembre de ese año es capturado Abimael Guzmán Reynoso y en 1998
lo es Víctor Polay Campos, ideólogos y cabecillas de Sendero Luminoso
y del M.R.T.A. respectivamente, lo que supuso el debilitamiento
ideológico y logístico posterior del aparato subversivo.
(Miguel Rubio / Notas sobre los trabajos - 1990 / Libro Notas sobre
teatro)
“…La primera asociación que tuve con este texto fue con el mito de
Inkarrí, que habla del cuerpo descuartizado del Inca, que se
recompone debajo de la tierra para renacer. Este personaje como un
Inkarrí contemporáneo no esperaba la recomposición de su cuerpo,
sino que él decide ir en busca de los huesos que le faltan…”
(Miguel Rubio / Notas sobre los trabajos – 1990 / Libro Notas sobre
teatro)
(Miguel Rubio – Notas sobre los trabajos – 1991 / Libro Notas de teatro)
(Miguel Rubio / El ojo de afuera - Notas sobre “Serenata”, 1996 [de una
carta no enviada] / Libro Notas sobre Teatro).
Antonin Artaud
¿Será como dice Carlos Batalla en su artículo: Yuyachkani: Un teatro
de la esperanza que en “Retorno” el grupo metafóricamente plantea la
duda de su propio derrotero? Lo cierto era que la anomia y el
escepticismo se hallaban enquistados en la sociedad y una mirada de
incertidumbre y miedo se lanzaba al futuro. Con ese sentir cerraba la
década de los noventa.
“…De este modo el texto clásico nos mostraba su poder: cruzar siglos
para encajar en una situación y tiempo cercanos. Desde ese entonces
empezamos a pensar en la puesta en escena de Antígona. Y el
desarrollo de la violencia que vivió nuestro país fue haciéndonos más
conscientes de la necesidad del proyecto: ¿Quien no recuerda a las
mujeres buscando familiares desaparecidos, las tumbas NN, la
soledad de los desplazados? …El enterramiento de un suceso o una
persona implica evaluarlo, conocer su significado y ponerle un nombre
para no olvidarlo, es ubicarlo como un hecho vivo y ejemplar en
nuestra memoria. Allí debe estar como quien ocupa un espacio,
dispuesto para el dialogo con nosotros, ahora o en el futuro…”
(Yuyachkani “Notas sobre nuestra Antígona”/ Teresa Ralli – Miguel
Rubio / Nota extraída de Internet, 2000)
A partir de la lectura del libro “Cosas del cuerpo” del poeta José
Watanabe se da la colaboración del mismo proponiendo una poética
que podía articular a Antígona en el presente y plantear el encuentro
con la situación vivida en el país.
(Santiago Roncagliolo / Cita extraída del artículo “Cuentos del mas allá,
el teatro peruano y su nueva generación de dramaturgos” Portal La
Insignia / Internet, 2002).
Quiero terminar este segmento del trabajo con dos líneas de Miguel
Rubio que me he permitido, extraer de su contexto para resumir
personalmente el significado de su labor:
“No imagino las preguntas que me hace este trabajo sin mi grupo”,
“No hemos llegado hasta aquí buscando ser originales”