Está en la página 1de 2

6 BABELIA EL PAÍS, SÁBADO 23 DE OCTUBRE DE 2004

MAPA LITERARIO DE CHILE

Un torrente
gran obra pueden, en efecto,
leerse por separado, como cinco
novelas aisladas; en tal caso,
ninguna de ellas perdería cali-

llamado Bolaño dad, pero se perdería la grande-


za que alcanzan juntas, la gran-
deza de un proyecto en verdad
infrecuente en la narrativa ac-
tual y que sólo se disfruta en su
Novela póstuma del escritor chileno residente en España, lectura total.
2666 es una ambiciosa narración inconclusa, lo mejor de
una producción literaria prematuramente interrumpida. 2666 está compuesta por La
parte de los críticos, La parte de
sangre, de heridas mortales y de Amalfitano, La parte de Fate, La
2666 fetidez. Bolaño, quien además de parte de los crímenes y La parte de
Roberto Bolaño novelas tan memorables como, Archimboldi, cinco “novelas” vin-
Anagrama. Barcelona, 2004 entre otras, Estrella distante, culadas por personajes, obsesio-
1.125 páginas. 33 euros Amuleto y Los detectives salvajes, nes, geografías, búsquedas, tensio-
también escribió relatos, dando nes anímicas, pérdidas, enigmas y
muestras de su habilidad en la “es- brutalidades que, como proyecta-
ANA MARÍA MOIX
grima” de la narración breve (re- das desde el invisible subsuelo
Amalfitano, uno de los protago- cuerde el lector sus volúmenes de narrativo por una oculta volun-
nistas de la segunda de las cinco cuentos: Llamadas telefónicas, tad guadiánica, aparecen, se cru-
partes o novelas que componen Putas asesinas y El gaucho insu- zan, desaparecen, se complemen-
2666, obra póstuma de Roberto frible), dejó, al morir el pasado tan y se contradicen saltando de
Bolaño, rememora desde México año, una gran y ambiciosa novela una “novela” a otra. Benno von
una conversación sostenida, ha- inconclusa, o mejor dicho, una Archimboldi, autor prusiano de
cía años en Barcelona, con un jo- gran novela de novelas, que es esa culto, candidato al Nobel, al que
ven farmacéutico que pasaba sus monumental 2666, sin duda lo nadie conoce, y los terribles ase-
noches de guardia leyendo. Al jo- mejor de su producción tan pre- sinatos de mujeres en el Estado
ven le gustaba leer novelas breves maturamente interrumpida. mexicano de Sonora, son los dos
como La metamorfosis, de Kafka; principales hilos que van tejiendo
Bartleby, el escribiente, de Melvi- Tanto en la nota preliminar un universo trepidante y enigmáti-
lle; Un corazón simple, de Flau- del libro (nota de los herederos co poblado por personajes al bor-
bert, o Un cuento de Navidad, de del autor) como en La nota a la de del abismo existencial.
Dickens, títulos que escogía en lu- primera edición, de Ignacio Eche- En la primera parte, cuatro
gar de El proceso, Moby Dick, varría, que cierra el libro, se nos profesores y críticos de literatura
Bouvard y Pécuchet o El Club advierte de que, si bien el autor que van de congreso en congreso
Pickwick, novelas largas de los ci- concibió esta obra como un solo presentando estudios sobre la
tados autores. “Qué triste para- volumen dividido en cinco partes, obra de Archimboldi (feroz el re-
doja, pensó Amalfitano”, escribe antes de morir decidió que las cin- trato de estos personajes de po-
Bolaño. “Ya ni los farmacéuticos co partes se publicaran por separa- bre vida emocional que se alimen-
ilustrados se atreven con las gran- do, como cinco novelas aisladas, tan de la obra del genio y escriben
des obras, imperfectas, torrencia- pensando en el futuro económico ponencias como Heine y Archim-
les, las que abren caminos en lo de sus hijos y en las ventajas prác- boli: caminos convergentes o Er-
desconocido. Escogen los ejerci- ticas que esto supondría para el nst Jünger y Benno von Archim-
cios perfectos de los grandes maes- editor. Sin embargo, tras la lectu- boldi: caminos divergentes) hasta
tros. O lo que es lo mismo: quie- ra y estudio de la obra y del mate- que emprenden viaje a México,
ren ver a los grandes maestros en rial de trabajo dejado por Bolaño donde creen que se oculta el escri-
sesiones de esgrima de entrena- (labor que ha desempeñado Igna- tor y donde vive un, como ellos,
miento, pero no quieren saber na- cio Echevarría, amigo del autor), archimboliano, un tal Amalfita-
da de los combates de verdad, en sus herederos, el propio Ignacio no, que será el protagonista de la
donde los grandes maestros lu- Echevarría y el editor Jorge He- segunda parte del libro, La parte
chan contra aquéllo, ese aquello rralde, de común acuerdo, han de Amalfitano. Aquí aparece este
que nos atemoriza a todos, ese optado por obviar las razones curioso personaje, abandonado
aquello que acoquina y encacha, y prácticas que dictaron las últi- por su mujer (Lola, que partió a
hay sangre y heridas mortales y fe- mas instrucciones de Bolaño y España, en busca del poeta de
tidez”. Y, de hecho, eso es 2666: respetar la concepción literaria Mondragón, con el propósito de
una gran obra torrencial, que inicial de la obra. Una decisión sacarlo de un centro de salud y lle-
abre caminos en lo desconocido; que, una vez leída 2666, elogia- várselo a Francia), que pasa ho-
un combate de verdad, lleno de mos: las cinco partes de esta Roberto Bolaño (1953-2003) visto por Loredano. ras y horas contemplando un li-

Dentro de un subterráneo caos chileno


jo la lista de lecturas obligatorias: fue así siasmo que desde luego muchos consi- Parra o el nuevo José Donoso de la li-
Alejandro como las novelas de Isabel Allende, Luis deraron excesivo y hasta pueril. Los teratura chilena? La pregunta está mal
Zambra Sepúlveda, Marcela Serrano y Antonio profesores, siempre más aplicados que formulada pero, en un notable aunque al-
Skármeta, los intelectuales de moda, se el resto, aprovecharon el bullicio para di- go injusto artículo sobre el propio Dono-
transformaron en materiales de estudio. versificar un poco el corpus de lecturas so, Bolaño ya la contestó: “Desde los
ANTES DE que comenzaran a llegar los Los libros de Bolaño —de un tal obligatorias: sumaron, entonces, a Her- neoestalinistas hasta los opusdeístas, des-
libros de Roberto Bolaño, la literatura Bolaño, Roberto, chileno sólo a medias, nán Rivera Letelier, a Roberto Ampuero de los matones de la derecha hasta los
chilena se debatía entre el triunfalismo y porque “ha pasado la mayor parte de su y —para internacionalizar un poco el matones de la izquierda, desde las femi-
la desesperación: los narradores —que, vida en México y en España”— más tem- asunto— a Paulo Coelho. nistas hasta los tristes machitos de San-
por entonces, no leían poesía— intenta- prano que tarde aparecieron. Fue el ori- En fin: la literatura chilena es propen- tiago, en Chile todos, veladamente o no,
ban, con mayor o menor delicadeza, con- gen de un subterráneo pero efectivo sa a la endogamia y a los espaldarazos. Se se reclaman discípulos de Donoso. Grave
tradecir o al menos reproducir la ator- caos. Los narradores comenzaron a leer piensa a sí misma como un espacio autó- error. Mejor harían leyéndolo. Mejor se-
mentada perfección de las novelas de José poesía y los poetas a leer y hasta a es- nomo, como una isla orgullosamente dis- ría que dejaran de escribir y se pusieran a
Donoso; los malos poetas —que no leían cribir cuentos y novelas. Secretamente, tante, que recibe con los brazos abiertos leer. Mucho mejor leer”.
novelas— procuraban no parecerse a eso sí: después de comparar Los perros a los turistas, pero mira con desconfian- Por lo pronto —y es aquí donde entra
Neruda, mientras que los buenos —que románticos con La literatura nazi en za a los hijos pródigos. “La cantinela, en- Borges que, en realidad, nunca ha estado
tampoco leían novelas, en el mejor de los América o Estrella distante, la conclu- tonada por latinoamericanos y también fuera— Bolaño no tiene sucesores, sólo
casos leían cuentos, con la condición de sión oficial del gremio lírico fue unáni- por escritores de otras zonas depaupera- precursores: voces que aún no hemos des-
que fueran breves, muy breves, de una o me: como poeta, Bolaño es un estupendo das o traumatizadas, insiste en la nostal- cubierto, pero que sin duda vagan disper-
dos líneas, a lo sumo— luchaban sin pau- novelista. No faltó el narrador, en tanto, gia, en el regreso al país natal, y a mí eso sas por las páginas de Amuleto, Nocturno
sa y sin método por no parecerse a Nica- que definió Los detectives salvajes como siempre me ha sonado a mentira”, opina- de Chile o 2666. Los lectores chilenos de
nor Parra o a Gonzalo Rojas o a Enrique una buena novela de aventuras, ni el que ba, en cambio, Bolaño, y ese descrei- Bolaño son también lectores de Wilcock,
Lihn o a Rodrigo Lira; por su parte, los caracterizó a Bolaño, con calculada mali- miento —que sólo puede ser considera- Marcel Schwob y Raymond Carver, de
críticos elogiaban o condenaban a los es- cia, como un escritor “para poetas”. Los do saludable— le valió la antipatía de Enrique Vila-Matas y Sergio Pitol, de Ma-
critores nacionales con celosa cortesía, críticos reaccionaron con desconfianza o unos cuantos. Fue, claro está, el mayor cedonio Fernández, de Nicanor Parra, de
pero reservaban sus adjetivos predilectos con razonable incredulidad: muy pronto escritor hispanoamericano de su gene- Enrique Lihn; autores, todos, enorme-
para ponderar a los clásicos (y durante las aguas se dividieron entre quienes pa- ración, y más allá de las querellas mente diversos y libres que, por lo mis-
aquellos aciagos años hasta Tolkien era saron de Bolaño —y siguieron buscando literarias —tan necesarias como mez- mo, no suelen figurar —afortunadamen-
considerado un clásico). Los profesores, al sucesor de José Donoso o glosando a quinas— el hecho es que vamos a seguir te— en las listas de lecturas obligatorias.
en tanto, algo desorientados, aprovecha- Tolkien— y quienes reseñaron Llama- varias décadas leyendo y releyendo sus Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) es
ron ese valioso tiempo —el de la renacien- das telefónicas y Los detectives salvajes libros con ansiedad y con legítima en- autor de los libros de poemas Bahía inútil y Mu-
te democracia— para modificar a su anto- con indisimulado entusiasmo, un entu- vidia. ¿Bolaño, entonces, es el nuevo danza.
EL PAÍS, SÁBADO 23 DE OCTUBRE DE 2004 BABELIA 7

MAPA LITERARIO DE CHILE


bro que ha colgado de un tendede-
ro, a modo de ready-made: Testa-
mento geométrico, de Rafael Dies-
te, en cuya solapa se explica que,
en realidad, son tres libros en uno
La historia mueve el ensayo
“con su propia unidad, pero fun-
cionalmente correlacionados por te se oyen voces muy atracti-
el destino del conjunto” (caracte- Manuel vas es en la historia. La inter-
rística similar a la concepción de Corrada pretación de la de Chile, con
2666), y vive con su hija Rosa, marcado acento literario,
personaje también de la tercera que viene haciendo Alfredo
sección del libro, La parte de Fa- TRAS EL regreso de la demo- Jocelyn-Holt; la social, tan
te, en la que un periodista de co- cracia a Chile, en 1990, da la iluminadora, que plantea Ga-
lor norteamericano llega a Sono- impresión de haberse produ- briel Salazar; las aproxima-
ra para hacer un reportaje de un cido un auge del ensayo. Qué ciones de derechas a las que
combate de boxeo y, poco a poco, duda cabe que después de se atreve Gonzalo Vial; los
en un mundo de prostitución, diecisiete años de dictadura vericuetos entre literatura y
droga, alcohol y violencia, se va in- cundió la sensación de que política de los que se ocupa
teresando por el misterio de los resultaba posible hablar de Joaquín Fermandois; el ar-
asesinatos de mujeres, asunto cualquier cosa. Pero tam- te, la cocina y la ropa que
que centra La parte de los críme- bién, por primera vez fueron aborda Isabel Cruz; el papel
nes. Bolaño describe más de cien mostrados restos de los cadá- de las monjas para frenar el
crímenes (119, si no me he descon- veres, pruebas irrefutables Nelly Richard. EL MERCURIO alud secularizador decimonó-
tado al leer), alternando con el de ejecuciones y torturas, nico que destaca Sol Serra-
relato de las vivencias de una mul- que hasta entonces nunca se no; o la perspicaz clarividen-
titud de personajes (policías in- habían visto. Frente a tal pa- cia para mirar la actualidad
vestigadores de los crímenes, per- norama, ni la prensa, por su de Sofía Correa, configuran
sonajes del hampa de la ciudad escasa diversidad, ni la televi- un territorio apasionante
de Santa Teresa, periodistas, ma- sión, por su artificial equili- que une solvencia de conoci-
leantes, poderosos narcotrafican- brio para quedar bien con mientos con gracia intelec-
tes, políticos, Klaus Haas, gigante Dios y con el diablo, lograban tual.
albino detenido como presunto construir opiniones hasta De esta línea podría decir-
culpable, por cuya descripción que Chile actual: anatomía se que arrancan senderos
sospecha el lector que pueda tra- de un mito (1997), del sociólo- que no solían preponderar
tarse del escritor alemán candida- go Tomás Moulian, resalta en el ensayo chileno. Dos
to al Nobel…) una paradoja: globalización muestras recientes. La pren-
Hay que poseer un dominio versus amnesia histórica. Éxi- sa, la moda, el cine, la música
de la narración realmente ex- to de ventas, inicio de discu- popular o el fútbol forman
traordinario para describir más siones académicas y políti- parte de 1973: la vida coti-
de cien crímenes que presentan cas, enlaza con debates que a diana de un año crucial
víctimas y circunstancias simila- raíz de las novedades econó- (coordinado por Claudio Ro-
res sin cansar al lector, es más, lo- micas ya habían surgido, con Tomás Moulian. EL MERCURIO lle); y el aclarador tejido de
grando arrastrarle página tras pá- menos bullicio y en direccio- familias y apellidos, entre
gina a sabiendas de que, al final, nes diferentes, en el decenio vienen del mestizaje y el cato- significaban, cuál era su sen- quienes se reparte práctica-
no dará con la solución (los crí- anterior. licismo. Por dicho motivo, el tido. A partir de 1990, la fe- mente todo el poder, que pre-
menes de mujeres en México son En efecto, en los ochenta empeño del sistema económi- cundidad de su pensamiento senta El sentimiento aristo-
más de 400 y su autoría sigue en la economía chilena y sus de- co dará al traste. Desde otra plural se encarnará en la re- crático: elites chilenas frente
el misterio). Esta parte del libro, mostraciones vistosas en el perspectiva, el historiador vista que dirige, Crítica Cul- al espejo (1860-1960), de Ma-
la cuarta, y la última, La parte de consumo y bienestar mate- Mario Góngora a partir de tural. Desde la teoría crítica ría Rosaria Stabili.
Archimboldi, son en verdad ma- rial, no siempre acompañado una obra clásica, que encen- o el posestructuralismo, los La apertura ha traído oxíge-
gistrales. Esta “novela” final (en de igual bienestar en los dere- dió polémicas acaloradas, En- studies o el feminismo, sus no. ¿No levanta el ánimo Mo-
realidad la primera en el orden chos y libertades individua- sayo histórico sobre la no- páginas abordan las aristas rir un poco: moda y sociedad
cronológico) es la historia de Ar- les, produjeron, aparte de ción de Estado en Chile en los de Chile y los planos de la dis- en Chile, 1960-1976, de Pía
chimboldi, desde su infancia en apologías simplonas, críti- siglos XIX y XX (1981), nota cusión intelectual del mun- Montalva? O leer a Lucas
Prusia hasta su partida a México, cas. Mientras triunfaba el ca- que las olas modernizadoras do, una postura que tempera Sierra cuando escribe de los
para auxiliar a un sobrino preso, pitalismo disfrazado de eco- del neoliberalismo dejan un la cultura más correcta, gran- modelos familiares, de la tele-
acusado de asesinato de más de nomía de mercado junto con perdedor: el Estado. dilocuente y, en ciertos ca- visión y la pedofilia, de las sus-
cien mujeres (el gigante albino el totalitarismo, mezcla que En aquel paisaje arriesga- sos, hasta conservadora y an- picacias que despierta que el
que habíamos confundido por el Elías Díaz ha caracterizado do de hace ahora veinte años ticuada. candidato de derecha para las
propio Archimboldi). Una his- como fascismo, hubo quie- aparecen manifestaciones, Otra revista, también ine- elecciones presidenciales de
toria marcada por la guerra eu- nes temieron que se resque- en las artes visuales y la litera- vitable al momento de hablar 2005 sea miembro del Opus
ropea, cuyo protagonista asiste, brajara la “identidad”, un vo- tura, que golpean al neocon- del ensayo, es la muy respeta- Dei. El talante de este aboga-
estuporoso, a la agonía de una civi- cablo que ocupó buena parte servadurismo que se fragua ble Estudios Públicos. De do y sociólogo representa una
lización a la que la corrupción mo- de las controversias de la épo- al alero del gobierno militar claro perfil liberal, desde manera de ver a medio cami-
ral ha arrastrado al abismo. Una ca. Para el sociólogo Pedro y que tampoco encajan con la 1980 sus números tocan gran- no entre la literatura y la filo-
maraña de personajes, que rela- Morandé, en Cultura y mo- cultura del exilio. Pero la luci- des asuntos de fondo, por sofía, entre el saber sólido y la
tan sus vidas desde el interior del dernización en América Lati- dez y oportunidad de un ensa- ejemplo, económicos, de teo- opinión vacilante, y a lo mejor
relato de las vidas de otros perso- na (1984), la racionalidad lai- yo de Nelly Richard, Márge- ría política, o bioéticos y jurí- refleja que nuevos aires so-
najes, componen un fresco huma- ca heredada del siglo XVIII, nes e instituciones: arte en dicos, y han formado opinión plan en la sociedad chilena.
no desolador, en el que el humor, cimiento de las moderniza- Chile desde 1973 (1986), ayu- en sectores influyentes. Manuel Corrada es crítico de ensayo
en ocasiones negro, de Bolaño no ciones, resulta antinatural en dó a explicar por qué esas Ahora bien, sería injusto y no-ficción de la revista de libros del
sólo subraya la intensidad del rela- unos países cuyos genes pro- obras eran lo que eran, qué negar que donde últimamen- diario chileno El Mercurio.
to sino que, al mismo tiempo, per-
mite un respiro al lector.

También podría gustarte