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Entrevista Mark Fisher Sobre Realismo Ca PDF
Entrevista Mark Fisher Sobre Realismo Ca PDF
Peio Aguirre
La reciente publicación del libro de Mark Fisher, Realismo capitalista. ¿No hay alternativa?
(Caja Negra Editora, 2016), supone una sacudida teórica que nos informa de algunos de los
neoliberales para entrar en una fase de capitalismo más agresiva si cabe. Fisher, crítico
televisión, el cine, la literatura y la política para trazar los principales rasgos y mecanismos del
depresión que incapacitan al sujeto individual para cualquier capacidad de agencia colectiva.
el libre mercado, sirve a Mark Fisher para trazar el recorrido del realismo capitalista. En esta
entrevista le hemos preguntado por su libro de amplio recorrido que ahora se presenta en una
cuidada edición.
Peio Aguirre: Esta traducción de Realismo capitalista. ¿No hay alternativa? (libro
confusión. ¿Cómo ha cambiado el mundo en este lapso de tiempo? O mejor todavía, ¿cómo
capitalismo. Pero el problema de definirlo de ese modo está en que no es –no al menos en lo
principal– una creencia que los individuos sostienen conscientemente. Es más como un
aceptación fatalista en el dominio capitalista, una aceptación de que las demandas del
capitalismo neoliberal son “realistas” y, a la inversa, una idea de que cualquier alternativa a
esta forma de capitalismo es inviable o impensable. Otro modo de pensarlo tiene que ver con
un tipo de deflación de la conciencia. El realismo capitalista es solo posible una vez varios
Escribí el libro cuando una forma de realismo capitalista –el modo Clinton-Blair, establecido
en los noventa y consolidado en los dos mil– entraba en una crisis masiva. Desde entonces,
hemos visto un modo más agresivo de realismo capitalista, manifestado en los programas de
austeridad impuestos en el despertar de la crisis del crédito. Ahora hay signos de que esta
segunda fase de realismo capitalista se está ejecutando con problemas. Estas dos fases del
realismo capitalista dependían del posicionamiento de una “zona central”, un sentido común
alineado con los instintos de la élite corporativa y los “expertos” financieros. La anterior zona
Unido– están soportando una presión extrema, y esto ha servido para subrayar el enorme
Peio: Recientemente ha habido una serie de intentos teóricos por nombrar el sistema actual,
capitalismo tardío tal como la definiera Fredric Jameson, ya no sirviera o estuviera obsoleta.
Se han acuñado los términos metamodernismo, altermodernismo, etc. ¿Hay en tu obra una
subjetivo?
Mark: Bueno, veo el realismo capitalista como la próxima fase del posmodernismo que
naturalizado. Lo que todavía era algo reseñable cuando Jameson avanzó por primera vez sus
tesis sobre el posmodernismo –la ubicuidad de los media capitalistas, la dominación de todas
las áreas de la vida y la conciencia por las categorías del marketing– es ahora algo que se da
por sentado.
Peio: La educación y la burocracia son dos de los temas que abordas en tu libro, ambos
depresión parecen sus síntomas más visibles... ¿Hay alguna alternativa a sus efectos más
inmediatos?
Mark: La primera cosa a destacar aquí es que la ansiedad y la depresión no son efectos
accidentales o laterales del actual sistema. Un cierto nivel de ansiedad, un cierto nivel de
fin de contemplar una alternativa a esto, creo que necesitaríamos cuatro transformaciones
podría jugar un papel al generar este nuevo sentido de seguridad, pero requeriría de cambios
aparentemente vacíos y lleno de lugares comunes que sirvieron para normalizar los valores de
la empresa capitalista, y para hacer que cualquier alternativa a ellos –por ejemplo los servicios
públicos– parezcan pintorescos y anticuados. Desafiar y desarraigar estos valores dados será
reaccionarios) que se mantienen unidos por el odio hacia un otro racializado. Tenemos que
tiene que ver con estar en un movimiento. La cuarta cosa, y de ninguna manera la más
Uno de los tropos que ganaron el reciente referéndum sobre la adhesión del Reino Unido a la
Unión Europea para la campaña del “Leave” fue “recuperar el control”. Por supuesto, esto se
crucial que sigamos apuntando a las fuentes reales de esta impotencia: no los extranjeros,
sino el capital global. Es igualmente crucial que articulemos la manera de poner las cosas
¿Piensas que se está produciendo una “culturización” de la política a la par que una
politización de la cultura?
Mark: Espero que no. No hace falta decir que la cultura es importante. Pero gran parte de la
izquierda organizada todavía pasa por alto el poder de la cultura, la forma en que las luchas
hegemónicas no solo pueden ser combatidas en una arena política estrecha, sino en términos
de lo que la gente consume, lo que escucha, las identificaciones que forman y demás. Pero
también hace falta decir que una lucha que se lleve a cabo solo en el ámbito cultural no
obtendrá mucha tracción. Al mismo tiempo, sin embargo, la misma oposición entre la cultura
y la política no es especialmente útil. Es mejor decir que la cultura empapa la política: ¿qué
política podría decirse que tiene lugar fuera de la cultura? Es mejor decir que la cultura
empapa la política: ¿qué política podría decirse que tiene lugar fuera de la cultura?
Peio: Durante la década pasada, tu blog k-punk fue la punta de lanza para una comunidad
crítica que discutía sobre música, teoría y también política. Hace poco escuchaba a alguien
decir que los blogs han sido un fracaso tan grande como los zepelines. ¿En qué lugares se
produce ahora mismo el disenso y la crítica, y cuales son las posibilidades de los llamados
nuevos medios?
Mark: ¿Han sido los blogs un fracaso tan grande como los zepelines? Eso parece un poco
hiperbólico para mí sobre todo porque, como dices, gran parte de mi influencia y reputación
se construyó en la blogosfera. Solo podría decirse que los blogs fueron un fracaso tan grande
como los zepelines teniendo en primer lugar unas expectativas exageradas de los blogs. Hay
que reconocer que muchas de las novedades más interesantes en la teoría y la filosofía de la
los blogs. En un momento determinado, los blogs proporcionan una velocidad de discurso que
no puede ser igualada por ninguna otra red de discurso. Al mismo tiempo, las solicitudes de
relación entre los nuevos y los viejos medios de comunicación con la edad de un bebé que se
aferra a un anciano artrítico, pues no puede sostenerse sobre sus propios pies. En su mayor
parte, sin embargo, si las ideas desean tener mucha más tracción hegemónica, deben pasar a
través de los medios de comunicación “viejos”. Es obvio que sin duda ahora la hegemonía
con las diferentes velocidades y capacidades con las que cada una opera.
Peio: Tu siguiente libro, Ghosts of My Life. Writings on Depresion, Melancholia and Lost
Futures (Zero Books, 2014) indaga en lo que denominas, siguiendo a Franco Berardi “Bifo”, la
“lenta cancelación del futuro”, o lo que viene a significar una dificultad para la invención y la
extravagante del posmodernismo y que ahora se dan por sentado. Cuando Jameson teorizó el
posmodernismo todavía era posible sentir la comparación con la modernidad, quizá sobre
todo con lo que he llamado modernismo popular. Pero ahora el problema es que lo retro se ha
convertido en estándar, no hay prácticamente nada que no sea retro. Por lo que el fenómeno
Peio: Me gustaría preguntarte por Zero Books, una editorial que casi nace a la par de tu
primer libro y que ha evolucionado de una manera pasmosa. ¿Estamos viviendo un tiempo
Mark: Creo que sí. Eso ha continuado con Repeater Books, la editorial con la que trabajo
ahora y que está dirigido por la mayoría de las personas clave que configuraron Zero. Sin
duda, la aparición de para-espacios de pensamiento fuera de la academia tiene mucho que ver
condiciones.
Peio: Resulta inevitable preguntarte por la actual situación política en el Reino Unido y los
efectos inmediatos del “Brexit”. Resulta pertinente aquí aquel otro eslogan de Thatcher de
1979, “I want my money back!”, reclamando el dinero que el Reino Unido había invertido en
Mark: Es muy difícil de decir. Lo único que está claro es que un mes después de la votación
los que hicieron campaña por abandonar la Unión Europea no tenían ningún plan en absoluto
para lo que ocurriría en caso de ganar. Parece que el voto fue una especie de voto de protesta
que salió mal. Como he dicho anteriormente, la campaña del “Leave” atrajo el sentimiento de
impotencia de la gente, una sensación de impotencia que se llevaron con ellos a la cabina de
votación, con el resultado de que muchos votantes se quedaron perplejos cuando en realidad
ganaron. En cierto modo, el voto del “Brexit” fue un voto contra el realismo capitalista. Los
puntos de vista de los “expertos” y los tecnócratas de la élite capitalista corporativa,
rechazados. Pero esto fue una sacudida del realismo capitalista a la política de la fantasía, una
fantasía cargada de lo que Paul Gilroy llama la melancolía post-colonial, una especie de
melancolía que nunca se ha enfrentado o aceptado al fin del imperio. La retirada del realismo
abandona la modernidad en favor de este tipo de nostalgia política, ello despeja un espacio
para la izquierda para recuperar lo moderno. La modernidad que la izquierda debe defender
ofrece las únicas soluciones reales (en contraposición a las fantasmáticas) al sentimiento de
privación de derechos que la campaña del “Leave” utilizó de manera tan oportunista. La única
democratización de la política y el trabajo. Tenemos que ser visto para alinearnos con estos