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El Buen Macroeconomista

La verdadera responsabilidad de todo buen


macroeconomista no es tanto el venderse como un
gran conocedor de múltiples disciplinas del
conocimiento (tales como; economía, estadística,
filosofía, política, matemáticas) ni como un
individuo que sabe tratar con múltiples modelos
abstractos que buscan simplifican la realidad; ya
que si bien conocer lo mencionado (en su justa
medida) es su responsabilidad - en virtud que sobre
el dominio que tenga de todas estas herramientas
determinara de qué tamaño pueden ser sus aportes
a la disciplina-, el verdadero objetivo y razón de ser
de todo buen macroeconomista es emplear todo su
conocimiento para construir, proponer y
transformar teorías y políticas (de índole
económico y social) que permitan solucionar
múltiples factores de inestabilidad
macroeconómica y social que tanto aquejan a las
economías y que, al final del día, son los mismo
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factores adversos que tanto vulneran el bienestar de


millones de individuos que viven y se desarrollan
en dichas sociedades.

Como parece claro, la responsabilidad de la teoría


macroeconómica (en general) y de los
macroeconomistas interesados en seguir esta bella
disciplina no es algo que diste de lo que representa
un gran reto. Pero que a su vez, cabe agregar, es el
mismo reto que (a los ojos del individuo interesado
en solucionar múltiples aspectos de la vida
económica y social que le rodea) destella como un
rayo de claridad dentro de ese mundo viscoso y
pantanoso. Y que además, sobra mencionar, se
vuelve el verdadero motivo por el cual se opta por
la macroeconomía como el hermoso camino por el
cual se andará el resto de la vida. Claro está y como
se vuelve a repetir, siempre teniendo claro que
sobre esta hermosa labor recae que los múltiples
aspectos de inestabilidad económica y social que,
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día a día, se hacen notar (en la medida que el


sistema económico y financiero se desarrolla y se
vuelve más robusto) puedan ser maguados y, en
consecuencia, resueltos.

Por todo lo mencionado hasta ahora, nunca tendré


ningún tipo de duda del porque elegí este hermoso
camino como mi profesión, mi estilo de vida; y
que, a su vez, también es la verdadera razón que me
permite justificar cada nueva herramienta del
conocimiento que anhelo aprender y en
consecuencia aprendo. Ya que, más que por el
hecho de ser un sabelotodo, me permite estar más
seguro de que mi trabajo y la manera en la que
ejerzo mi profesión se acerca más a lo que haría
todo buen macroeconomista.

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