Está en la página 1de 3

Análisis museográfico de la exposición “Las preguntas de Don Justo.

América Latina y
Colombia. La mirada de un panameño”1

“Las preguntas de Don Justo. América Latina y Colombia. La mirada de un panameño” es una
exposición temporal presentada en la Biblioteca Nacional. Esta obra contó con la colaboración, para su
producción, de la historiadora Marixa Lasso, quien es reconocida por sus investigaciones acerca del mito
de la armonía racial durante el período de Independencia de Hispanoamérica. La obra, a grandes rasgos,
surge para conmemorar los doscientos años del nacimiento de Justo Arosemena (1817-1896), considerado
una de las figuras intelectuales más importantes del siglo XIX en Panamá. La intención principal de la
exposición es brindar un resumen de su pensamiento político y, por lo tanto, de sus preocupaciones sobre
la situación y el porvenir de América Latina. Para esto se divide la exposición a partir de siete temas que,
para la época, eran muy importantes de resolver por motivo de la construcción de nación: (1) la definición
de nación, (2) la formación de la población latina, (3) la relación entre Iglesia y Estado, (4) el vínculo entre
región y centro, (5) la construcción de medios de comunicación, (6) el estatus de extranjero y (7) lo que era
América Latina.
En mi opinión, el guion museográfico se enfocó en mostrar a Justo Arosemena como un liberal
comprometido con los problemas sociales por los que afrontaba América Latina en ese momento. Algo que
se observa con la elección de algunas frases más representativas de sus trabajos, incluidos libros,
conferencias y discursos; para responder a cada una de las anteriores preguntas. Si bien es cierto que se
muestra la transformación en su modo de pensar, tomando como ilustración fragmentos escritos en
temporalidades distintas, se pone en relevancia una concepción de nación unida en cuestiones raciales y,
además, sobresaliente por su democracia. Sobre este punto hubo, quizás, un elemento muy importante para
analizar y fue el modo en que él concebía la nación y a la población latinoamericana.
En cuanto a nación Arosemena se centra en afirmar que su extensión no debe ser muy grande, ya que
dificultaría un adecuado desarrollo de su administración: “Uno de los hechos más constantes en la historia
antigua, es la tendencia de los pueblos a mantenerse constituidos en pequeñas nacionalidades… Vengamos
a la Grecia, Cartago, a Roma en tiempo de Numa, y a las colonias del Asia Menor: siempre veremos que
una gran ciudad y sus contornos eran los que más comúnmente formaba su nacionalidad”. 2 Esto es
importante, pues se puede vincular con el hecho de que Arosemena era panameño y pensaba que no era

1
Toda la información expuesta aquí entre comillas es tomada de la exposición, a menos que haya una clara referencia de lo contrario.
2
De acuerdo con la Biblioteca Nacional, este fragmento fue tomado de su obra El Estado Federal de Panamá, escrito en 1855.
1
posible, tal como también se muestra en la exposición, que los asuntos del istmo se solucionaran desde un
centro alejado y con un contexto diferente. Cabe precisar que para la época en que fue escrito esto, Panamá
hacía parte de Colombia. Los dos territorios unidos se llamaban La Nueva Granda. De aquí tal vez la crítica
de Arosemena, pues los problemas panameños se estaban tratando de resolver desde Bogotá (la capital del
país). Sin embargo, parecía pensar que era importante una especie de liga o confederación que permitiera a
los pueblos latinoamericanos unirse entre sí con el objeto de luchar entre todos por el bienestar de sus
naciones y población.
Este elemento también es central en virtud de que él tiene una concepción que, para ese entonces,
ya estaba emergiendo sobre la composición poblacional de estos territorios. En un primer momento afirma
que “la población de Hispano-América tiene la desgracia de haberse formado de las tres razas más indolentes
del mundo: la indígena, la española y la africana. Con semejantes elementos ¿qué actividad puede esperarse
de nuestros enemigos?”. Más adelante modera su postura señalando que “La raza de origen latino no ha
comenzado a fundar su civilización sino con la Democracia… desde 1810 hasta hoy… ha vivido en
completo drama de revueltas, de ambiciones y de sangres. ¿Pero por qué? Es porque esta raza… tenía delante
una tarea de constante demolición del pasado y de incesante elaboración del porvenir…”. Estos dos temas
fueron los que más me llamaron la atención, debido a que se conectan con gran parte de lo que se ha visto
en la clase. Primero, el de la construcción de nación posterior a las guerras de Independencia. Segundo,
porque también puede rastrearse, a partir de un análisis del uso de las palabras, cómo se transforma la
percepción del territorio y las personas que lo habitan desde el cambio en la nominación: se pasó de hablar
de Hispanoamérica a Latinoamérica. De acuerdo con Michel Gobat, este cambio emergió como un rechazo
a las intenciones expansionistas y, por ende, imperialistas de las potencias europeas y de los Estados Unidos
sobre el cono sur:3 se pensaban como americanos en la medida en que querían cortar lazos con el Viejo
Mundo y, específicamente, con España y, a la vez, se llamaban latinos para contraponerse al origen
anglosajón de la población estadounidense.
Pese a lo interesante que puede ser esta idea, considero que una de las debilidades del guion
museográfico fue hacer uso de fragmentos sueltos de la obra del autor panameño. Esto debido a que lo
descontextualiza y hace pensar, o caer en el lugar común, de que con ideas como “Latinoamérica” está
haciendo una apología al territorio y a su población; esto es algo por lo que apuesta la forma en que se
presenta al autor por parte de la Biblioteca Nacional. Pero, en un estudio más hondo sobre los intelectuales
o personajes que popularizaron el término de América Latina, Gobat indica que “the case of Arosemena
also reveals how elite concerns over whiteness undergirded “Latin America”. In his written work, he implied

3
Michel Gobat. “The invention of Latin America: a trans-national history of anti-imperialism, democracy, and race”, American Historical Review, diciembre,
2013, p. 1347.
2
that non-whites could form part of his Latin America polity […] if the were “properly civilized and did not
forget their place””.4 En ese orden de ideas, la idea de la población no es tan democrática ni abierta a la
pluriculturalidad como lo quiere mostrar la exposición. Esto es algo que también se puede evidenciar en las
imágenes que también hacen parte de la obra.
Entre otras cosas que se pueden encontrar, además de las ideas políticas de Arosemena, están una
serie de elementos que permiten reconstruir lo que era Panamá a mediados del siglo XIX. Por ejemplo, hay
un mapa el cual me pareció interesante debido a que hace una distorsión del tamaño de cada uno de los
territorios americanos con el ánimo de mostrar al istmo en el centro y, con esto, señalar su importancia para
toda América, ya que, a fin de cuentas, termina uniendo dos grandes extensiones de tierra que forman
Latinoamérica. Con respecto a las imágenes, solo se usaron como acompañamiento y no como un elemento
de primordial conexión con el pensamiento de Arosemena. Algo que no me gustó, debido a que considero
que las imágenes suelen ser, incluso, más disientes que un escrito y, de este modo, nos pueden decir más
sobre el pasado (si se la sabe interpretar). En resumen, estas imágenes mostraban la jerarquización racial
dentro del istmo en ese entonces, pues se ven a los negros sirviendo a los blancos y semidesnudos. Lo cual
puede, como una primera hipótesis, contraponerse a la idea de civilización.
Para finalizar, hay otros temas que se exponen y sobre los cuales no me referiré, pues son las ideas
recurrentes, y bien conocidas, que los liberales tenían con relación a aspectos socio-políticos tales como la
relación entre Iglesia y Estado, el modo de organización del territorio, las rutas comerciales, entre otros. A
fin de cuentas lo que nos muestra la exposición, sin pormenorizar en los posibles problemas que encuentro,
es el pensamiento de un hombre liberal del siglo XIX, el cual podría decirse que no se diferencia de la
mentalidad de esos políticos e intelectuales. Por consiguiente, no estaríamos ante un genio o un sujeto muy
adelantado para la época en la que vivió, sino ante una muestra de los innumerables liberales que se
esforzaron por pensar la nación.
Bibliografía

Gobat, Michel. “The invention of Latin America: A Transnational History of Anti-Imperialism, Democracy,
and Race”. American Historical Review 35 (2013): 1345-1375.

4
Gobat, “The invention of Latin America…”, p. 1362.
3

También podría gustarte