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Vasa
Banderas
Historial
Botado 1628
Baja 1628
Destino Hundido por inestabilidad en su primera
singladura en 1628.
Fue reflotado en 1961 y convertido en barco
museo.
Características generales
Desplazamiento 1200 t
Eslora 69 m
Manga 11,7 m
Calado 4,8 m
Índice
1Historia
2El naufragio
3Las esculturas
4El salvamento
5Véase también
6Referencias
7Bibliografía
8Enlaces externos
Historia [editar]
A inicios de los años 1620, Suecia se encontraba en guerra con Polonia dentro del creciente
conflicto de la Guerra de los Treinta Años, iniciada en Alemania. El conflicto se había iniciado
en 1618 y desde la perspectiva protestante la guerra no había progresado. El rey Gustavo II
Adolfo de Suecia llevaba ya quince años de reinado y la flota real sueca se encontraba en
malas condiciones.[cita requerida] Las intenciones del rey sueco exigían un control férreo sobre
el mar Báltico.
En 1625, el rey mandó construir cuatro naves, dos grandes (135 pies de eslora) y dos
menores (108 pies). Las mayores serían Vasen (el Vasa) y Tre Kronor (Tres Coronas) y la
intención es que fueran las naves más poderosas y mejor armadas que existieran. El
nombre Vasen se refiere a un haz (en sueco vase), el símbolo de la dinastía Vasa a la cual el
rey Gustavo II Adolfo pertenecía. En ese año se talaron mil robles solo para construir este
navío. Los carpinteros trabajaron a tiempo completo en Sörmland con plantillas para los
distintos detalles y escogiendo los árboles. Los árboles se cortaron y trasladaron a
Skeppsgården (hoy Blasieholmen), entonces compuesto por dos islas. La nave comenzó a
construirse en enero de 1626.
Entre 1621 y 1625, la construcción en el astillero de Estocolmo estuvo a cargo de Antonius
Monier; el holandés Henrik Hybertsson (alternativamente Henrijk Hybertson o Hendrijk
Hybertszoon) fue contratado como constructor naval. Henrik y su hermano Arendt Hybertsson
de Groote tomaron el control del astillero el 16 de enero de 1625 y a ellos se les encomendó la
construcción de los cuatro navíos.
En esa época no existían planos de construcción; en su lugar se utilizaban compases con
proporciones establecidas que se suponía que otorgaban buenas propiedades a una nave.
Los compases utilizados en la construcción del Vasa eran apropiados para un puente de
cañones, pero el rey había ordenado un segundo puente, lo cual habría dado lugar a una
temible máquina de guerra si todo hubiera funcionado.
El naufragio
La ruta seguida por el Vasa desde Skeppsgården (astillero) a su anclaje cerca del antiguo castillo
donde, en la primavera de 1628, y después al lugar donde se hundió, cerca de la isla Beckholmen.
El Vasa se hundió al encadenarse varios acontecimientos. Uno de los motivos barajados para
explicar por qué se dio la orden de su singladura, a pesar de haberse detectado con
anterioridad la inestabilidad del buque, fue porque el monarca se impacientó con los retrasos y
nadie se atrevió a llevarle la contraria.
Otros motivos, propuestos por Borgenstam y Sandstroem (1995), incluyeron que
el Vasa comenzó previsto como un buque más pequeño, en línea con la moda de la época, y
se terminó construyendo una nave mucho más grande de lo previsto, entre otras
consideraciones, para incorporar una segunda batería de cañones añadida una vez
comenzada la construcción.4
Por otra parte, el encargado de la obra, Henrik Hybertsson, enfermó y murió al año de
comenzar las obras y delegó en su ayudante, Hein Jacobsson, en lugar de supervisar la obra
él personalmente.4
Al observar que las troneras inferiores quedaban demasiado cerca del agua, el almirante
Fleming ordenó que solo se cargara la mitad del lastre previsto.4
En todo caso, parece claro que, siendo la embarcación demasiado alta con respecto a su
manga, su centro de gravedad estaba a una altura excesiva. Al pasar la isla de Södermalm se
levantó una suave brisa que escoró el navío y el agua empezó a entrar por las troneras de la
línea inferior de cañones. La acumulación de agua en la bodega precipitó su hundimiento. A
los 15 minutos de levar anclas, ya se había hundido.
Antes de levantar anclas se había hecho una prueba: treinta hombres de la tripulación
corrieron de estribor a babor. El resultado fue que el barco se escoraba, pero aun así
decidieron zarpar. A pesar de que las pruebas de estabilidad fueron abortadas por la evidente
inestabilidad del buque, el 10 de agosto de 1628 el Vasa levó anclas para navegar partiendo
de Estocolmo. Se elevaron cuatro velas y se disparó el saludo con dos tiros. El viento era
suave y el Vasa se deslizó lentamente a lo largo de Skeppsbron y luego a lo largo de los
montes meridionales de Södermalm. Varias fuentes indican que la nave se balanceó
anormalmente desde el inicio a pesar del suave viento.[cita requerida]
Las esculturas
Hay otra cosa que el mar ha conservado muy bien, las esculturas. Estas hermosas tallas de la
popa del barco, están divididas en cinco registros o partes.
En la primera parte se muestran dos leones sosteniendo un escudo. En la segunda parte
aparece un serie de caras humanas representando varias emociones: la primera cara
expresa risa, sonrisa exagerada; la segunda, ira; la tercera cara expresa estado normal; la
cuarta expresa sonrisa y, finalmente la quinta, miedo. El tercer registro muestra figuras
vestidas de cintura para abajo, con tocados parecidos a turbantes. En la cuarta parte de las
figuras de popa se ve al rey en el centro, un ángel a cada lado, dos soldados, criados y, al
lado de un criado, una criada. La quinta son figuras parecidas a sirenas y criaturas marinas.
Además de lo descrito, el barco portaba unas 700 esculturas más, de héroes bíblicos,
emperadores romanos y deidades griegas, de colores llamativos y sobre fondo rojo.
El salvamento
Tras haber permanecido en el fondo del mar, casi olvidado por más de 300 años, el
arqueólogo Anders Franzes, dio con él en 1956. Tras una gran operación de rescate, en 1961
(tardaron seis años en sacarlo a flote) se trasladó al nuevo museo Vasa para que fuese
tratado debidamente. Se trató durante años con líquidos especiales, hasta que quedó
perfectamente protegido, y reconstruido como barco museo.
Su buen estado de conservación se debía a la baja salinidad del agua ya que quedó hundido
en el fango, en una zona de muy bajas temperaturas.
Véase también[]
Museo Vasa
Dinastía Vasa
Referencias[]
1. ↑ (En sueco.) El Vasa«Om regalskeppets namn - Vasa, Wasa eller Wasen?» Faktoider.
Consultado el 10 de agosto de 2016.
2. ↑ Glete, Jan (en inglés) «The Swedish fiscal-military state and its navy, 1521-1721.» pp. 21-
22. Stockholms Universitet. Consultado el 10 de agosto de 2016.
3. ↑ Hocker, en Cederlund (2006), pp. 49.
4. ↑ Saltar a:a b c Czytko, Michael (en inglés) «Why VASA Capsized.» Consultado el 10 de agosto
de 2016.
Bibliografía[]
Borgenstam, Curt y Anders Sandstroem (1995), Why VASA Capsized. AB Grafisk Press,
Stockholm, ISBN 91-85268-60-7
Cederlund, Carl Olof (2006), Vasa I, The Archaeology of a Swedish Warship of 1628,
coordinador de la serie: Fred Hocker ISBN 91-974659-0-9
Otro ángulo de la proa del galeón con el mascarón y las troneras de los cañones. Imagen de
Dennis Jarvis Foto: Internet
EL HALLAZGO DEL GALEÓN SUMERGIDO
Desde la década de los años 50, un ingeniero, arqueólogo e investigador y estudioso del
legendario galeón Vasa, nombrado Anders Frazén, se dio a la tarea de localizar los restos del
barco. Lo primero que le llamó la atención fue conocer que el molusco xilófago Teredo
Navalis, que destruye los restos de madera en aguas saladas, no proliferaba en aguas del
Báltico. Lo que significaba que el barco podía localizarse.
Durante varios años el arqueólogo utilizó sondas de fabricación caseras para pescar infinidad
de restos del lecho marino en la bahía de Estocolmo, hasta que el 25 de agosto de 1956,
localizó un trozo de roble ennegrecido. Y luego, tras una inmersión se confirmó la ubicación
del Vasa, cubierto por una gruesa capa de lodo y otros sedimentos.
La popa del Vasa es una joya del trabajo desplegado por los artesanos suecos en el tallado de
la madera. Imagen de Dennis Jarvis Foto: Internet
Los arqueólogos estudiaron cuidadosamente una y otra vez cómo podrían extraer los
delicados restos de la mítica nave sin dañarla. Sabían que se habían realizados otros intentos
por rescatarla y que entre 1663 y 1664, les fueron extraídos unos 50 cañones.
Esta información ofrecía al equipo de especialistas un por ciento de seguridad, de que el barco
no se quebraría al ser izado a la superficie. Por eso se tomó la decisión de pasarle cuatro
cables por el casco y hacerlos firmes en dos grandes pontones en la superficie.
La maniobra consistió en llenar los pontones de agua y luego extraerla. De este modo se iría
izando la nave, desplazándola poco a poco, para una zona de menor calado.
Majestuosa imagen de la banda de babor del Vasa donde se aprecian las troneras con sus
cañones en zafarrancho de combate.Imagen de Dennis Jarvis Foto: Internet
Pero ahora los arqueólogos y demás especialistas se enfrentaban a otro grave problema: Su
conservación. No podían sacar del agua al Vasa ante el peligro de que el oxígeno, la humedad
relativa y otros elementos actuaran de forma tal, que la madera se cuarteara y acabara
fragmentada.
Para resolver esta situación, los especialistas diseñaron y construyeron una nave climatizada,
donde depositarían los restos del Vasa para continuar con los trabajos para su mejor
conservación.
Por fin, el 24 de abril de 1961, luego de una compleja operación, los restos del único barco del
siglo XVII que ha sobrevivido hasta nuestros días, con el 98 % de su estructura original fue
reflotado a la superficie.
Inmediatamente se eliminó con agua el lodo que lo cubría. Después se roció toda la nave con
el conservante polietileno glicol, un producto ceroso soluble en agua, que penetra lentamente
en la madera y reemplaza al agua. Esta solución se aplicó durante varios años.
Banda de babor del
galeón sueco del Siglo
XVII..Imagen de Dennis
Jarvis Foto: Internet
Se recuperaron cerca
de 14 000 objetos de
madera, incluidas 700
esculturas que fueron
restituidas a su lugar
original en el barco.
Como curiosidad
reproducimos estos
elementos relacionados
con el hundimiento de
galeón Vasa: «Solo
Dios sabe por qué», fue
la conclusión de una
larga investigación en la
que la culpa nunca
quedo clara: si el
constructor había
calculado mal, si el
lastre era insuficiente, si
la tripulación estaba
sobria y los cañones
bien amarrados… Pero
la culpa pudo ser de
una moneda.
Vista exterior del museo Vasa en Estocolmo, Suecia. Imagen de Holger
Ellgaard Foto: Internet
«Hace más de 2000 años que la tradición manda poner una moneda en la base del palo
mayor de los buques para darles suerte. Según pudo confirmar a ABC el ingeniero naval
Francisco Fernández González, cuando el Vasa fue reflotado y restaurado, antes de
convertirse en la mayor atracción turística de Escandinavia, los arqueólogos no hallaron
monedas en la base de los palos: es como si el barco estuviera maldito. Tal vez en el astillero
un obrero necesitado alargase la mano atrayendo sobre el buque insignia de la flota real
sueca, sobre toda Suecia, la desgracia que se vivió en 1628».
La popa del Vasa es toda una obra de arte en el tallado de la madera de roble. Imagen de
Dennis Jarvis Foto: Internet
Fuentes:
Vasa Museet
ABC Historia: el Titanic sueco, la tragedia del barco gigante que se fue al fondo del
mar en su viaje inaugural.
Blog de arqueología naval
La moneda que pudo causar la maldición del Vasa, publicado por Jesús García
Calero, Nov 23, 2013
Espléndida vista de la proa con su mascarón y demás adornos tallados. Imagen de Dennis
Jarvis Foto: Internet