Está en la página 1de 44

El siglo XX fue una época donde el monopolio del pensamiento occidental lo detentaba la escuela

de Frankfurt, hasta que aparece en occidente una joven rusa y judía* que le hace recordar al
mundo el papel que juega la realidad y la libertad en la vida del hombre, de cada hombre
individual. Ayn Rand no solamente revolucionó al pensamiento en occidente, sino que representa
una de las pocas voces del pensamiento realista en la filosofía. (La influencia de la filósofa rusa-
americana fue contemporánea a la de la Escuela Austríaca con Von Misses a la cabeza). El sistema
filosófico que ella creó, El Objetivismo, es una lectura serena y actual del Aristotelismo, sin
concesiones al idealismo, que como retórica en términos de lógica teórica puede sostenerse, pero
como ciencia aplicada a la tecnología es inútil y hasta pernicioso.

Es un error decir que Rand era en muchos aspectos una copia de Nietzsche. Pese a que ambos
tenían en común varios puntos como el individualismo, los separa el papel que juega la razón en
ambos. Nietzsche concibe una razón ambigua y a ratos contradictoria. Llevándolo a un extremo, el
filósofo alemán dice que el individuo debe buscar su placer individual, egoístamente. Pero ese
egoísmo es irracional bajo ciertas circunstancias, porque dice que el hombre debe ser egoísta a
costa de todo, siendo que cada hombre es un dios totalitario de sí mismo. Cuando el hombre
afronta la controversia entre actuar razonablemente para evitar un daño a un tercero, o
perjudicarlo como único medio de befeficiarse a sí mismo, Nietzsche, que concibe al hombre
superior como al que vence en todas las guerras, sostiene que el hombre debe ignorar a la razón y
hacer lo que lo beneficia, que en su interpretación extremista eso sería "lo racional". En la "lógica"
de Nietzsche, los deseos del prójimo cuando se contraponen a los deseos propios, son un
obstáculo que se debe sobrepasar de cualquier forma. Rand concuerda que hay que buscar
satisfacer las propias necesidades egoístamente, pero, al igual que Robert Nozick, sostiene que
sólo se debe buscar el propio beneficio cuando no se perjudique a un tercero; "los derechos de los
demás determinan las restricciones de nuestra conducta".

Lamentablemente el concepto de egoísmo nietszcheano, que su exegeta alemán mas que tomarlo
de los griegos lo toma de los cristianos y los judíos, y que comparte con los altruistas que él mismo
defenestraba, es el concepto que trascendió como universal; el concepto en la acepción original
de la palabra en cambio -que es el que usa Adam Smith y Ayn Rand- no es el que se aplica al uso
corriente. Vulgarmente se entiende que el egoísmo es un vicio, porque se entiende por tal al
egoísmo irracional nietszcheano; en lugar de verlo como una virtud -como lo que es- al ser un
egoísmo racional randiano; egoísmo que por otra parte es responsable de todo el progreso de la
humanidad desde que el hombre inventó el primer utensilio hasta la actualidad.

Ayn Rand además rechaza a Kant, siendo que para ella la razón es el medio con el que cuenta el
hombre para vivir, pero no para crear la realidad, y por ello ha de ser el único absoluto del
hombre. La razón es la herramienta que tiene el hombre para conocer a la naturaleza que
perciben sus sentidos, y para en base a ese conocimiento, que es objetivo y no subjetivo como
decía Kant, modificar la naturaleza para su propio y egoísta beneficio personal.
En “El Manifiesto Romántico” Rand recordó que la verdadera identidad del arte era representar
las cosas como deberían ser, así como el papel de esparcimiento que tiene; también advirtió los
riesgos que implica los mensajes que contenían el cine, la televisión y la literatura moderna,
siendo que suelen ser mensajes pensados dirigidos hacia personas que no piensan.

Quien quiera saber algo sobre la obra de Ayn Rand puede empezar con “Filosofía ¿Quién la
necesita?”, que es un compendio con lo mejor de toda su literatura, que va más allá de sus muy
célebres frases como “Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de
ignorar la realidad" (frase que en realidad fue pronunciada antes por su enemigo Keynes), o “La
minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no
pueden pretender además ser defensores de las minorías”.

Rand concibe al hombre como un ser dueño de sí mismo, cuya mayor propiedad es su vida y su
mayor absoluto la razón, dado que el principal atributo del ser humano es su mente, capaz de
crear y producir. ("El hombre al que le quitan lo que produce con su esfuerzo e inteligencia es un
esclavo"). Define a la filosofía como la ciencia capaz de responder a las preguntas que todo
hombre se hace a sí mismo ("inventor es una persona que no deja que se interponga nada entre
su por qué y la respuesta correcta"), y relaciona la naturaleza de sus acciones con la razonabilidad
de las respuestas que acepte según la filosofía que consciente o inconscientemente haya
aceptado. Aquí destaca la necesidad de todo hombre en tomarse en serio las convicciones que
decide creer, pues el carecer de una filosofía de vida por más elemental que sea, deja al hombre a
la deriva de cualquier idea que puede hasta aceptar sin conocerla ni darse cuenta, y en cualquier
sitio: en la universidad, en el trabajo o a través de los medios de comunicación. Cita en el referido
libro, a Kant como el ejecutor de la destrucción moderna de la filosofía, pues éste separó a la
razón de la filosofía, sumiendo en un completo caos la civilización occidental desde su tiempo.
Aceptar que cada cosa puede ser cosas diversas de acuerdo al cristal con que se las mire, es el
equivalente a acabar con todo lo que implica el avance científico en la historia de la humanidad. Es
por el absoluto de descubrir que una cosa es sólo una cosa y no todas las otras, que el productor
crea su obra trascendental; en términos aristotélicos: A es A, o su tautología: A no es no A.

Ayn Rand describe la filosofía como “una batalla por la mente del hombre”, donde si no se está
atento se es vulnerable a las peores ideas. Donde hay héroes y hay villanos filosóficos, donde estos
últimos mas que intentar ilustrar la mente humana para que cada una saque su propio provecho,
la buscan para destruirla por odio al mismo hombre, no por los defectos de éste, sino por la
grandeza a la que puede llegar con una mente clara y con principios coherentes y racionales. A su
vez, Rand ayuda a aclarar muchas tinieblas a las que nos somete el pensamiento políticamente
correcto, que ella denominó altruismo y misticismo. Donde veíamos al principio una gran hazaña
intelectual, artística o altruista, descubrimos que a la final es un atentado contra la dignidad, y la
razón humana.
* Puse que Rand era judía y rusa cuando debiera haber puesto de origen judío y nacida en Rusia,
siendo que su razón la llevó a ser atea y su superlativa capacidad creativa a que los Estados Unidos
le otorgara nacionalidad americana. Si opté por decir que era judía y rusa fue para significar cuán
lejos puede llegar una persona usando su razón; siendo que ser judía en la Rusia de Lenin era una
de las situaciones más desventajosas desde las cuales se puede partir. También es un error decir
que ella estaba en contra de las religiones en cuanto a tales, ella se oponía a cualquier cosa que
ponga valores (sean estos valores dogmas religiosos, prejuicios, costumbres, rutinas, caprichos o lo
que fuere) por sobre la razón humana, que es según Ayn Rand el primario absoluto que debe regir
todo lo que el hombre hace.

Posted: Mayo Von Höltz

Buscar el propio beneficio sin causar daño al prójimo no sólo que no es un vicio sino que es la más
sana manifestación de amor a la vida; lo vicioso es usar al prójimo como instrumento a nuestros
propios fines; ser egoísta es una cosa, ser un psicópata, otra."Desde el momento en que "el bien"
elige víctimas, deja de ser el bien"." Ayn Rand

Considerándome la mayor autoridad mundial al respecto del conocimiento de la obra de Ayn


Rand, un periodista español me pide que le escriba un artículo donde aborde lo que yo
consideraba los diez pensamientos mas importanes de autora de La Rebelión de Atlas. El trabajo
nunca se hizo porque su potencial autor pidió para hacerlo una suma que sólo podría ser
redituable si el suplemento cultural del ABC de España (tal el lugar donde iba a salir publicada la
nota), vendiera sólo por el hecho de contener la nota pedida, un millón de ejemplares mas que el
promedio histórico.

El trabajo como dije no se realizó, pero si se concretó el primer paso del plan de ejecución, que fue
recolectar cien pensamientos de la autora en cuestión. Luego de un estudio que nunca se hizo, se
iba a extraer de esos cien pensamientos, los diez pensamientos mas importantes a juicio del
selector.

Para que todo no termine en el tacho de la basura, y ante la posibilidad de que alguien no tenga
nada para leer cuando va al baño con su celular, publico a continuación cien pensamientos de Ayn
Rand.

1. Elegiré amigos entre los hombres, pero no esclavos ni amos. Elegiré sólo a los que me plazcan, y
a ellos amaré y respetaré, pero no obedeceré ni daré órdenes. Y uniremos nuestras manos cuando
queramos, o andaremos solos cuando lo deseemos.
2. No hay diferencia entre comunismo y socialismo, excepto en la manera de conseguir el mismo
objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo
mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio.

3. La ambición de poder es una mala hierba que sólo crece en el solar abandonado de una mente
vacía.

4. El poder económico se ejerce a través de lo positivo, ofreciendo a los hombres una recompensa,
un incentivo, un pago, un valor. El poder político se ejerce a través de lo negativo, por la amenaza
de castigo, daño, encarcelamiento y destrucción. Las herramientas del hombre de negocios son los
valores, la herramienta del burócrata es el miedo.

5. Los derechos no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a eliminar los
derechos de una minoría; la función política de los derechos es precisamente la protección de las
minorías frente a la opresión de las mayorías.

6. El avance de la maldad es el síntoma de vacío. Siempre que la maldad gana, es sólo por ausencia
de oposición: Por el fracaso moral de aquellos que evaden el hecho de que no puede haber
compromiso en principios básicos.

7. La felicidad es un estado de alegría sin contradicciones. Es posible sólo para el hombre racional,
el hombre que sólo desea objetivos racionales, sólo persigue valores racionales y sólo encuentra
su alegría en acciones racionales.

8. El hombre (cada hombre) es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir
por su propio esfuerzo, sin sacrificarse a otros ni sacrificar a otros para sí mismo. La búsqueda de
su propio interés racional y de su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida.

9. Puesto que no existe tal entidad conocida como el público, ya que el público es meramente una
cantidad de individuos, la idea de que el interés público va por encima de los intereses y derechos
privados sólo tiene un significado: que los intereses y derechos de algunos individuos tienen
prioridad sobre los intereses y derechos de los demás.
10. Los derechos individuales no están sujetos al voto público; una mayoría no tiene derecho a
votar la derogación de los derechos de una minoría.

11. Una sociedad que roba a un individuo el producto de su esfuerzo... no es estrictamente


hablando una sociedad, sino una revuelta mantenida por violencia institucionalizada.

12. Los hombres sólo pueden tratar entre sí de dos formas: Armas o lógica. Fuerza o persuasión.
Aquellos que saben que no pueden ganar utilizando la lógica, siempre han acabado por recurrir a
las armas.

13. Ningún hombre puede tener el derecho de imponer a otro hombre una obligación no escogida,
un deber no recompensado o un servicio involuntario.

14. El capitalismo ha sido el único sistema de la historia en el cual la riqueza no se ha adquirido


mediante saqueo, sino mediante producción, no por la fuerza, sino mediante el comercio, el único
sistema que ha defendido el derecho de los hombres a su propia mente, a su trabajo, a su vida, a sí
mismos.

15. Es fácil ver cómo donde hay sacrificios, alguien los está recogiendo. Donde hay servicio, alguien
está siendo servido. El hombre que te habla de sacrificios está hablando de esclavos y amos, e
intenta ser el amo.

16. Piedad por el culpable es traición al inocente.

17. Cuando uno observa las pesadillas de desesperados esfuerzos hechos por miles de personas
que luchan para huir de los países socializados de Europa, de escapar a través de las alambradas,
bajo el fuego de las ametralladoras, uno no puede seguir creyendo que el socialismo, en
cualquiera de sus formas, esté motivado por la benevolencia y el deseo de alcanzar el bienestar
humano.

18. Si quisiera hablar con vuestro vocabulario, diría que el único mandamiento moral que tiene el
hombre es: Pensarás. Pero un 'mandamiento moral' es una contradicción en los términos. Lo
moral es lo escogido, no lo forzado; lo comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la
razón no acepta mandamientos.
19. El estatismo sobrevive saqueando; un país libre sobrevive por la producción.

20. El hombre no puede sobrevivir, salvo mediante su propia mente. Llega desarmado a la Tierra.
Su cerebro es su única arma

21. Tener miedo a enfrentarse a un hecho es temer que lo peor es verdad.

22. ¿Qué es la grandeza? Contestaré: Es la capacidad de vivir de acuerdo a los tres valores
fundamentales de John Galt: Razón, Propósito y Autoestima.

23. La realidad existe como un absoluto objetivo: los hechos son los hechos, independientemente
de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres.

24. Nunca te irrites con nadie cuando te diga la verdad.

25. Quien maldice el dinero lo ha obtenido de manera deshonrosa, pero quien lo respeta se lo ha
ganado honradamente.

26. Toda interferencia gubernamental en la economía consiste en conceder un beneficio no


ganado, extraído por la fuerza, a algunos hombres a expensas de otros.

27. ¡Que el Dios que has inventado te perdone!

28. El altruismo es la doctrina que exige que el hombre viva para los demás y coloque a los otros
sobre sí mismo.

29. Se nos ha enseñado que el ego es sinónimo de mal y el altruismo el ideal de la virtud. Pero
mientras el creador es egoísta e inteligente, el altruista es un imbécil que no piensa, no siente, no
juzga, no actúa. Esas son funciones del ego.

30. La fuerza y la mente son opuestos. La moralidad termina donde empieza la pistola.
31. Aquél que produce mientras otros disponen de su producción es un esclavo.

32. Tan sólo existe una forma de depravación humana: carecer de metas.

33. El amor es nuestra respuesta a nuestros más altos valores.

34. La racionalidad es el reconocimiento del hecho de que la existencia existe, de que nada puede
alterar la verdad, y de que nada puede ser más importante que el acto de percibirla, que se llama
pensamiento...

35. A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos
armados tan solo con su propia visión. Sus objetivos eran diferentes, pero todos tenían esto en
común: El paso era el primero, el camino nuevo, la visión original, y la respuesta que recibieron.

36. El argumento de la intimidación es una confesión de impotencia intelectual.

37. Juro por mi vida y por mi amor por ella, que nunca viviré para otro hombre, ni pediré a otro
hombre que viva para mí.

38. Observen cómo cualquier movimiento social que empieza “redistribuyendo” ingresos, acaba
distribuyendo sacrificios.

39. Si una vida pudiera tener un tema central, y creo que toda vida valerosa lo tiene, el mío sería
una religión, una obsesión o una manía, o todo ello expresado en una palabra: individualismo. Nací
con esa obsesión y nunca he visto ni conozco hasta el momento una causa más válida,
incomprendida, aparentemente desesperada y trágicamente necesitada.

40. La minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos
individuales no pueden pretender además ser defensores de las minorías.

41. Me pregunta usted: Exactamente, ¿por qué no cree usted en Dios? Porque no he encontrado
argumento racional que apoye dicha creencia.
42. Aprende a valorarte, lo que significa luchar por tu felicidad.

43. Mantener una juventud que no se marchita es alcanzar al final de la vida la visión con la que
empezó.

44. ¿Investigación científica libre? El segundo adjetivo es redundante.

45. El capitalismo ha creado los mayores estándares de vida jamás conocidos en el mundo. La
evidencia es incontrovertible. El contraste entre Berlín Occidental y Oriental es la demostración
definitiva, como un experimento de laboratorio a la vista. Aún así los que más alto proclaman su
deseo de eliminar la pobreza son los que más alto denuncian el capitalismo. El bienestar humano
no es su objetivo.

46. Un místico es un hombre que ha rendido su mente en su primer encuentro con las mentes de
otros. En algún momento de su lejana infancia, cuando su propia comprensión de la realidad
chocó con las afirmaciones de otros, con sus órdenes arbitrarias y demandas contradictorias, cedió
ante un miedo tan profundo a la independencia que le hizo renunciar a su facultad racional.

47. No existe ningún trabajo despreciable, sino tan sólo personas despreciables a quienes no les
interesa hacerlo.

48. ¿Por qué siempre nos enseñan que lo fácil y malvado es hacer lo que queremos y que debemos
disciplinarnos para reprimirnos a nosotros mismos? Es la cosa más difícil del mundo: Hacer lo que
queremos. Y necesita del más elevado tipo de coraje. Quiero decir, lo que realmente queremos.

49. La necesidad del creador viene antes que la necesidad de cualquier posible beneficiario. Aún
así todo, se nos ha enseñado a admirar al que reparte dádivas que no ha producido por encima de
aquel que hace posibles las dádivas. Elogiamos un acto de caridad. Nos encogemos de hombros
ante el éxito del productor.

50. No puede haber semejante cosa, en las leyes o en la moralidad: Acciones prohibidas a un
individuo y permitidas a una muchedumbre.

51. No hay nada que pueda quitar la libertad a un hombre salvo otros hombres. Para ser libre, un
hombre debe ser libre de sus hermanos.
52. Cada aspecto de la cultura occidental necesita un nuevo código ético -una ética racional- como
condición previa para el renacimiento.

53. Una pistola no es un argumento.

54. El valor económico del trabajo de un hombre está determinado, en un mercado libre, por un
solo factor: El consentimiento voluntario de aquellos con la voluntad de comerciar con él a cambio
de sus productos o de su trabajo.

55. Si los trabajadores luchan por mayores sueldos, se claman como beneficios sociales, si los
empresarios luchan por mayores beneficios, esto es condenado como avaricia egoísta.

56. Conocer los propios deseos, su significado y sus costes, requiere la más alta virtud humana:
Racionalidad.

57. La posibilidad de la inmoralidad humana no es la única objeción a la anarquía: Incluso una


sociedad en la cual todos sus miembros fuesen completamente racionales e impecablemente
morales, no podría funcionar en una situación de anarquía; Es la necesidad de leyes objetivas y el
arbitrio de desacuerdos honestos entre los hombres el que necesita del establecimiento de un
gobierno.

58. El hombre es la única especie viviente que tiene el poder de actuar como su propio destructor
y es esa la manera en que mayormente ha actuado a través de su historia.

59. Quien lucha por el futuro ya lo vive en el presente.

60. Un inventor es un hombre que pregunta ¿Por qué? al Universo y no permite que nada se
interponga entre la respuesta y su mente.

61. Soy una atea intransigente, pero no una atea militante. Esto significa que abogo por la Razón
sin compromisos de ningún tipo y que lucho a favor de la Razón, no contra la religión. Debo
también mencionar que respeto a la religión en sus aspectos filosóficos, en el sentido en que
representa una forma temprana de religión.
62. Para decir: Yo te quiero, uno debe saber primero como pronunciar el Yo.

63. Ningún ser humano tiene el derecho de iniciar el uso de la fuerza contra otro.

64. Miles de años atrás, un gran hombre descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue
quemado en la misma estaca que había enseñado a encender a sus hermanos.

65. El arte es una recreación selectiva de la realidad de acuerdo con los valores y juicios
metafísicos del artista.

66. Soy romántica en el sentido de que presento al hombre como debería ser. Soy Realista en el
sentido de que lo sitúo aquí y ahora, en este mundo.

67. ¿Cuál es el principio básico, el esencial, el crucial, que diferencia libertad de esclavitud?. Es el
principio de acción voluntaria frente a la coerción física u obligatoriedad.

68. Una correa es una soga con lazos en ambos extremos.

69. Felicidad es ese estado de consciencia que procede del logro de los propios valores.

70. Las definiciones son las guardianas de la racionalidad, la primera línea de defensa contra el
caos de la desintegración mental.

71. Un deseo presupone la posibilidad de la acción necesaria para su logro, Una acción presupone
un objetivo digno de ser alcanzado.

72. No considere a los colectivistas como idealistas sinceros pero engañados. La propuesta de
esclavizar a algunos hombres por el bien de otros no es un ideal; la brutalidad no es idealista, no
importa cuál sea su propósito. Nunca diga que el deseo de hacer bien por la fuerza es un buen
motivo. Ni la impetuosidad ni la estupidez son buenos motivos.
73. El capitalismo no es meramente práctico, sino que es el único sistema moral de la historia.

74. Defendemos el Capitalismo porque es el único sistema orientado hacia la vida de un ser
racional.

75. Incluso si la contaminación fuese un riesgo para la vida humana, debemos recordar que la vida
en la Naturaleza, sin tecnología, es un matadero al por mayor.

76. Es el mercado libre el que hace imposibles los monopolios.

77. Todas las razones que hacen que el inicio de fuerza física sea un mal absoluto, hacen que el
uso defensivo de la fuerza sea un imperativo moral. Si una sociedad pacifista renunciase al uso
defensivo de la fuerza, quedaría indefensa a merced del primer matón que decidiese ser inmoral.

78. Los Derechos Individuales son los medios de subordinación de la sociedad a la ley moral.

79. El anarquismo, como concepto político, es una ingenua abstracción flotante.

80. No soy primariamente una defensora del capitalismo, sino del egoísmo; y no soy
primariamente una defensora del egoísmo, sino de la razón. Si uno reconoce la primacía de la
razón y la aplica consistentemente, todo lo demás viene por descontado. Esto, la supremacía de la
razón, era, es y será el principal interés de mi trabajo, y la esencia del objetivismo.

81. Veo al novelista como a una combinación de prospector de metales y orfebre. El novelista
debe descubrir el potencial, la mina de oro, del alma del hombre, debe extraer el oro y entonces
crear una corona tan magnífica como su habilidad y su visión se lo permitan.

82. Precisamente quería prevenirle contra el pecado del perdón.

83. La maldad del mundo se hace posible sólo por la sanción que tú le das.
84. Cuando el dinero deje de ser la herramienta mediante la cual los hombres se relacionan entre
sí, los hombres mismos se convertirán en herramientas de otros hombres.

85. El hecho de que una persona pueda mantener contradicciones en su mente no significa que las
contradicciones existan en la realidad.

86. Cuando el bien común de una sociedad es considerado como algo aparte y superior al bien
individual de sus miembros quiere decir que el bien de algunos hombres tiene prioridad sobre el
bien de otros hombres, aquellos consignados en el estatus de animales sacrificados.

87. La justificación moral del capitalismo yace en es el único sistema consonante con la naturaleza
racional del hombre, que protege la superviviencia del hombre como hombre y que su principio
gobernante es la justicia.

88. Mantener una contradicción en la mente conlleva tarde o temprano a una destrucción,
semejante a un choque frontal a alta velocidad.

89. ¡Dios salve al capitalismo de los defensores del capitalismo!

90. Cuando digo Capitalismo, quiero decir Capitalismo completo, puro, incontrolado, no regulado,
laissez faire. Con una completa separación del Estado y de la economía del mismo modo y por las
mismas razones por las que existe separación entre el Estado y la Iglesia.

91. Dios... Un ser cuya única definición es que está más allá de de la capacidad de la mente
humana para ser comprendido.

92. El grado de libertad de una sociedad es el grado de su progreso.

93. En una sociedad capitalista, todas las relaciones humanas son voluntarias. Los hombres son
libres para cooperar o no, para llegar a acuerdos o no, como dicten sus propias convicciones,
juicios e intereses individuales.
94. Sea cual sea su futuro, en el amanecer de sus vidas los hombres buscan una noble visión de la
naturaleza del hombre y del potencial de la vida.

95. Ningún concepto que el hombre forme es válido a menos que se integre sin contradicción en la
suma de su conocimiento.

96. El dinero no comprará la felicidad a quien no sabe que desea.

97. Una cultura se hace -o se destruye- por sus voces más articuladas.

98. Observe como, en política, el término extremismo se ha convertido en un sinónimo de


malvado, independientemente del contenido del asunto (lo malvado no es aquello sobre lo que se
sea extremo, sino el mero ser extremo, esto es, consistente).

99. La peor maldad que puedes hacer, psicológicamente, es reírte de ti mismo. Eso significa
escupir en tu propia cara.

100. El objetivismo es un sistema integrado de pensamientos, que define principios abstractos en


los que el hombre debe pensar y actuar si es que quiere vivir la vida propia de un hombre. El
"Objetivismo" es la filosofía para vivir en la tierra.

Posted: Mayo Von Höltz ®

El grado de libertad de una sociedad es el grado de su progreso.

Los personajes de la Rebelión de Atlas, salvo Hank Rearden, son totalmente inverosímiles*. Los
diálogos lo son aun mas. El discurso radiofónico de John Galt, que filosóficamente es una de las
mas grandes obras maestras que registra la historia del pensamiento, debe durar unas 80 páginas,
ni Castro daba discursos tan extensos y ni Einsten lograría concentrarse escuchando por radio algo
semejante. Ayn Rand era inteligentísima. En el prólogo dice que debe parte de su formación a un
solo filósofo: Aristóteles, los demás son despreciables según ella. Me pareció excesivo el
comentario, pero después de estudiar su obra (me faltan sólo dos libros de ensayos recopilados),
me doy cuenta que, excluyendo la mezquina no mención de Von Mises, cuyo pensamiento se
encuentra diseminado por todos los rincones de su obra, tiene razón. Las críticas -implícitas en sus
cuatro obras de ficción y explícitas en sus siete libros de ensayo- que hace a Hume, Kant, Berkeley,
Sócrates, Platón, San Agustín, Skinner, Freud, Keynes, Marx y Fromm son justas. Incluso me hizo
ver claramente una contradicción que ya vislumbraba en la obra de Borges. Borges refiere en
infinidad de ensayos y poemas que el "yo" no existe, que es una ilusión (esto es Hume), también
(aunque queda claro que no se lo cree) dice que la realidad material no existe (Berkeley): "la
vigilia, ese otro soñar". Muchas veces niega Borges la capacidad humana de crear algo
individualmente, "la literatura de un hombre es toda la literatura y toda la literatura es la
literatura de un sólo hombre". También está en contra de discutir para imponer una razón, "hay
que hablar como si el otro tuviera la razón", que es un rasgo de civilidad japonés. Niega también la
acción por sobre la contemplación, como hacen los hindúes: "y a la inacción dejé, que es la
cordura". Niega la importancia y originalidad del "yo", como los budistas, "en el aquel templo
perdido en el centro de un bosque perdido, los hombres no tenían nombres, cada uno era todos y
todos eran uno", y en Everything and nothing dice algo parecido refiriéndose a Shakespeare. Sin
embargo -a pesar de toda esta catarata de pavadas- toda su vida y toda su obra es la mas grande
(y merecida) exaltación del propio "yo", del único y genial "yo borgeano", "yo" del cual su dueño
se encontraba -merecidamente- profundamente orgulloso. En qué quedamos Georgie?. El "yo"
existe o no existe?. Es la literatura de un hombre, toda la literatura?, o las literaturas de Homero,
Virgilio, Dante, Cervantes, Shakespeare, Quevedo y vos mismo, son todas literaturas únicas e
independientes, sólo posible de ser pensadas y ejecutadas por los únicos hombres que las
ejecutaron?. Borges depreciaba indisimulablemente a toda la literatura que no provenía de él
mismo y de dos o tres popes mas de su misma altura, y ese desprecio era merecido porque en
efecto él era mejor que todos, sin embargo, hipócritamente, demagógicamente, decía que el "yo"
no existe, profesaba el excepticismo epistemológico un tipo que no aceptaba que le cambien una
sóla coma de su lugar. Con infinito tino jamás dejó que nadie prologara sus libros, porque
cualquier cosa que otro dijera de su obra, la arruinaría, arruinaría para el lector el embrujo pefecto
pergeñado por su numen. Borges no avalaba la mas mínima intromisión de un tercero en su obra,
y tenía razón, lo que es absurdo es que luego, ese mismo tipo que poseía una obra genial como
apoteosis exclusiva de su monumental "yo" único e incorregible, decía, cínicamente: "perdone mi
ignorancia", sabiendo perfectamente que la persona a quien perdón le pedía, era infinitamente
mas ignorante que él. Cuántas veces escuchamos a Borges decir que su obra no tenía valor, que él
era un "chapucero y un impostor"... Como le diría Beatriz Sarlo a Orlando Barone: "Conmigo no
Borges!".

Borges se sabía genial, y debiera haberlo dicho, o callarse la boca a lo sumo, pero no decir lo
contrario a lo que pensaba. Es contradictorio y hasta inmoral predicar la inexistencia del "yo" y a la
vez tener una vida que es la mas grande y egoísta exaltación del propio "yo", y conste que pongo
el adjetivo egoísta como un elogio; lo que condeno a la hoguera es la simulación de la humildad, la
falsa modestia arrojada como una migaja de pan mojado para que no se irriten los mediocres. Dijo
Georgie: "Negar la sucesión temporal, negar el yo son desesperaciones aparentes y consuelos
secretos, nuestro destino no es terrible porque es irreal, es terrible porque es irreversible y de
hierro. El mundo desgraciadamente es real, yo desgraciadamente, soy Borges". Debió haber dicho:
"Negar la sucesión temporal, negar el yo son desesperaciones abúlicas y cobardes consuelos,
nuestro destino no es terrible porque no es irreal, es hermoso porque nuestra inteligencia y coraje
lo teje. El mundo por suerte es real, yo por suerte, soy Borges".
Carta sin fecha mandada a mi gran amigo Maik Sagastume, muerto en el año 2013.

PD: decidí no corregirla por no estar en vena como para hacerlo.

* En un opúsculo precedente tacho de inverosímiles a los personajes de la Rebelión de Atlas,


salvando de mi temeraria inquisición solamente a Hank Rearden, recibo a cambio una atinadísima
corrección de Victor Víctor Vargas, quien dice:

-El Dr. Robert Stadler, Ferris y Thompson son unos villanos geniales. En mi opinión bastante
creíbles.

Cosa que me mueve a contestar lo siguiente:

- Tenés razón, también es bastante creíble Jimmy Taggart, los que son totalmente inverosímiles
son Francisco D' Anconia, Ragnar Danneskjöld y John Galt, y -en menor medida- Dagny Taggart,
que es el alter ego de Ayn Rand. Una prueba de la verosimilitud de los personajes que mencionás
es que uno los odia cuando lee lo que dicen y hacen, y uno no podría odiarlos si fueran
inverosímiles. Los odiamos porque tales personajes de ficción nos recuerdan -en un plano
inconsciente- a personajes reales que conocemos, el odio que sentimos es pues, una traslación de
los personajes reales hacia sus pares de ficción; si no fueran verosímiles estos últimos no se
produciría la traslación y no sentiríamos nada cuando leemos lo que dicen y hacen.

Posted: Mayo Von Höltz ®

De niño me gustaba llegar a esa parte del libro donde cobra significación su título; la gran mayoría
de los títulos no revisten misterio alguno como Don Quijote o Hamlet, pero hay otros, como el
Guardián del Centeno o La Rebelión de Atlas, que son indescifrables si uno no lee el libro; algunos
casos incluso, no se logra descifrar la razón de ser del título ni siquiera leyendo la obra entera que
viene detrás; a estos libros solía catalogarlos como una vil estafa de su autor hacia sus lectores,
siendo que muchos compran el libro por su título, y su título luego no guarda ninguna relación con
su contenido. Ciertos titulares de diarios, que son puestos sólo para vender ejemplares, apelan
deshonrosamente a tal ardid; recién luego de comprado el diario y leída la nota, comprobamos
que poco y nada tiene que ver la nota con su título.

Si mi opinión como lector tuviera algún peso, diría que entre inventar un título vendedor para
anteponerlo a una noticia verdadera, o inventar una noticia para anexarla a un título verdadero,
yo optaría por esto último, pero como lo que vende es el título y no la nota que viene detrás,
generalmente se inventa el título, cosa que confieso también haría yo si fuera el dueño del diario,
siendo que la función de la prensa escrita es vender diarios, en vez de arruinar el negocio por
incurrir en el escrúpulo extravagante de decir la verdad.

En uno de los últimos capítulos del Guardián del centeno, su narrador nos dice que cuando niño
solía jugar a las escondidas con unos amigos en un campo de centeno que daba a un precipicio.
Como la altura de la planta de centeno era mayor que la altura de los niños que corrían por entre
los surcos que deja el arado, había un guardián cerca del precipicio que cuidaba que los niños no
se cayeran él, siendo que por perspectiva no podían verlo. Si uno lee la novela, se da cuenta
fácilmente que ese "caer" por el precipicio que el guardián evita con su permanente vigilanicia, es
el "caer" de la niñez a la madurez, cosa que para el autor -y para muchos de sus lectores- es caer
de la inocencia y la pureza a la hipocresía y la vileza. No otra cosa es madurar en la gran mayoría
de los casos.

El título original de la Rebelión de Atlas es Atlas Shrugged, lo que literalmente significa, El


encogimiento de hombros de Atlas, que sería en concreto la rebelión o huelga de Atlas, siendo que
su trabajo consistía en tener al mundo sobre sus hombros. Atlas es el titán mitológico a quien, por
haber organizado una rebelión contra los dioses del olimpo para quitarles el poder, Zeus castigara
con la pena de tener que sostener para siempre el mundo sobre sus hombros. Para Ayn Rand -y
para cualquier persona sensata que analice cinco minutos el tema- los que sostienen el mundo
sobre sus hombros son los grandes empresarios dispersos por toda la faz del planeta, aunque mas
concentradamente en los territorios donde rige el capitalismo. Para explicar qué pasaría si esos
hombres se rebelaran o fueran a una huelga por tiempo indeterminado, es que Ayn Rand escribió
la novela más larga que registra la historia, superando no sólo a los bodoques preexistentes sino
también a los ulteriores.

En el párrafo que transcribo a continuación, que está en la tercera parte del libro, descubrimos por
qué Ayn Rand tituló a su novela con el título Atlas Shrugged, o El encogimiento de hombros de
Atlas, o La Rebelión de Atlas, para decirlo en el idioma de los bárbaros sudamericanos.

No huelga un breve resumen para la buena inteligencia del texto en cuestión:

Durante el decurso de la novela, los mejores empresarios norteamericanos van desapareciendo de


manera misteriosa, abandonando sus puestos de trabajo y sus empresas. Finalmente Dagny
Taggart, la dueña de la empresa ferroviaria más importante del mundo, encuentra a los
empresarios desaparecidos viviendo en un valle enclavado en la cima de una montaña. John Galt
los había convencido a todos para que abandonen un país cada vez más socialista donde los
políticos imponen sus caprichos como reyes, para que se vayan a vivir con él a su valle. Allí, en una
cena donde estan todos los desaparecidos presentes, se da un diálogo entre Dagny Taggart, la
protagonista de la novela, y John Galt, que transcribo a continuación para deleite de todos los
seres pensantes que pululan este foro.

"....

—¿Por qué? —exclamó Dagny—. ¿Por qué? ¿Qué hacen aqui ́ en este valle todos ustedes?

—Estamos en huelga —respondió John Galt.

....

Continúa Galt:

"

—¿Por qué le parece tan extraordinario todo esto? Sólo existe una clase de hombres que nunca
estuvieron en huelga en toda la historia humana. Las otras clases se han detenido cuando lo
desearon, presentando demandas, proclamándose indispensables... excepto aquellos que llevaron
al mundo en sus hombros, lo mantuvieron vivo y soportaron torturas como único pago, pero que
nunca abandonaron el camino seguido por la raza humana. Pues bien, su turno ha llegado. Que el
mundo descubra quiénes son, qué hacen y

639

qué sucede cuando rehúsan funcionar. Ésta es la huelga de las mentes privilegiadas, Miss Taggart.
La huelga del espi ́ritu.

Dagny no se movió; tan sólo los dedos de su mano derecha ascendieron lentamente por su mejilla
hasta rozar la sien.

—A través de los siglos —continuó Galt —la mente ha sido considerada nociva, y toda clase de
insultos, procedentes del hereje, o del materialista, o del explotador, toda clase de iniquidades,
desde el exilio a la privación de derechos civiles y a la expropiación, toda forma de tortura, desde
la burla al potro y al pelotón de ejecución, han sido utilizados contra aquellos que asumieron la
responsabilidad de contemplar al mundo con los ojos de una conciencia viva y teatizar el acto
crucial de establecer conexiones racionales. Sin embargo, sólo en la medida que entre cadenas y
en calabozos y rincones obscuros, en las celdas de los filósofos y en las tiendas de los negociantes,
algunos hombres continuaron pensando, sólo en dicha medida fue la humanidad capaz de
sobrevivir. Durante los siglos en que se adoró la insensatez, cualquiera que haya sido el
estancamiento que la humanidad aceptó soportar o las brutalidades que haya practicado, fue sólo
gracias a los hombres que supieron que el trigo necesitaba agua para crecer, que las piedras
colocadas en curva formarán un arco, que dos y dos suman cuatro, que el amor no prospera con la
tortura y que la vida no se alimenta de destrucción... sólo gracias a estos hombres, el resto de ellos
aprendió a vivir momentos en que captaron el chispazo de su verdadero ser y sólo la suma de tales
momentos les permitió continuar la existencia. Fue el hombre de espi ́ritu quien les enseñó́ a cocer
su pan, a curar sus heridas, a forjar sus armas e incluso a construir las prisiones en las que más
tarde fue encerrado. Un hombre de energi ́a inagotable y de persistente generosidad comprendió
que el estancamiento no es el destino humano, que la impotencia no constituye su naturaleza, que
la ingeniosidad de la mente engloba el poder más noble y beneficioso. Y en servicio a ese amor y a
la existencia que sólo él senti ́a, continuó trabajando, trabajando a cualquier precio, trabajando por
quienes lo despojaban, por sus carceleros, por sus verdugos, pagando con su vida el privilegio de
salvar la de ellos. Tal fue su gloria y su culpa: la de permitir que le enseñ aran a sentirse culpable de
su gloria; aceptar el papel de un animal sacrificado y, en castigo por el pecado de su inteligencia,
perecer sobre el altar de los brutos. La broma más trágica de la historia humana es la de que en
cualquiera de los altares erigidos por el hombre, siempre fue éste el inmolado y el animal el que
ocupó las hornacinas. Siempre fueron los atributos animales, no los humanos, los que la
humanidad adoró; el i ́dolo del instinto y el i ́dolo de la fuerza; los mi ́sticos y los reyes; los mi ́sticos
que anhelaban una conciencia irresponsable y gobernaron proclamando que sus obscuras
emociones eran superiores a la razón, que el conocimiento brota en ciegos impulsos, sin causa,
que han de ser seguidos también ciegamente, sin dudar de ellos; y los reyes, que gobernaron por
medio de sus garras y sus músculos, adoptando la conquista como método y el saqueo como
propósito, con una estaca, un arco o un fusil como única sanción de su poder.

»Los defensores del alma humana se preocuparon por los sentimientos de sus semejantes; los
defensores del cuerpo humano tuvieron como solo objetivo el estómago de aquéllos, pero ambos
se unieron para luchar contra la mente. Sin embargo, nadie, ni el más bajo de los seres humanos,
puede renunciar totalmente a su cerebro. Nadie ha crei ́do por completo en lo irracional: lo que
aceptó es simplemente la injusticia. Cuando un hombre denuncia la mente, es porque su meta
adopta una naturaleza que la mente no le permite confesar. Cuando predica contradicciones, lo
hace a sabiendas de que alguien aceptará el fardo de lo imposible, de que alguien lo hará
funcionar para él, al precio de su propio sufrimiento o de su vida. La destrucción es el precio de las
contradicciones. Son las vi ́ctimas quienes hacen posible la injusticia. Son los hombres dotados de
razón los que hacen posible que los brutos gobiernen el mundo. El ataque a la razón ha sido el
motivo de todo credo antirrazón, surgido en la tierra. El ataque contra la propia habilidad ha sido

640

el propósito de todo credo defensor del autosacrificio. Los saqueadores siempre lo supieron.
Nosotros no. Pero ha llegado el momento de ver claro. Lo que ahora pretenden obligarnos a
adorar es lo mismo que en otros tiempos quedó revestido con el carácter de dios o de rey: es la
desnuda, torcida, insignificante figura del Incompetente humano. Tal es el ideal de nuestros di ́as,
el objetivo a alcanzar, el propósito por el que vivir. Y los hombres serán recompensados de
acuerdo con su acercamiento a ello. Estamos en la edad del hombre común, nos dicen. Pero este
ti ́tulo puede alcanzarlo cualquiera en la medida de aquello que nunca haya logrado conseguir.
Ostentará un rango de nobleza, gracias a los esfuerzos que ha dejado de hacer; será honrado por
virtudes que no ha ejercido y se le pagará por géneros que no produce. Nosotros, en cambio,
deberemos expiar la culpa de la inteligencia y trabajar para apoyarles en lo que ordenen, teniendo
su placer como única recompensa. Y aunque poseamos más elementos que nadie, seremos los
que menos podamos hablar. Como dueñ os de una mejor capacidad para pensar, no se nos
permitirá una idea propia. Dotados de juicio para actuar, no se nos aceptará un acto de propia
elección. Trabajaremos bajo directrices y controles promulgados por quienes son incapaces de
producir nada. Ellos dispondrán de nuestra energi ́a porque nada tienen que ofrecer, y de nuestros
productos porque no pueden fabricarlos. ¿Dice usted que todo esto es imposible? Ellos lo saben,
pero nosotros no, y cuentan con dicha ignorancia. Cuentan con que continuemos trabajando hasta
el li ́mite de lo inhumano, alimentándolos mientras nos dure la vida. Porque cuando nos
derrumbemos surgirá otra vi ́ctima para substituirnos; una vi ́ctima que luche por su supervivencia.
Y el margen entre cada vi ́ctima sucesiva se irá haciendo menor. Usted morirá para dejarles un
ferrocarril, pero su último descendiente desaparecerá también para dejarles un sencillo pan. Pero
esto no preocupa lo más mi ́nimo a los saqueadores. Su plan, como todos los planes de sus
semejantes en el pasado, consiste sólo en que el boti ́n le dure toda la vida. Siempre ha ocurrido
asi ́, porque en una generación no es posible agotar todas las vi ́ctimas. Pero esta vez será distinto.
Las victimas se han declarado en huelga. Estamos en huelga contra el martirio y contra el código
moral que nos lo exige. Estamos en huelga contra quienes creen que el hombre ha de existir sólo
para beneficiar a otros. Estamos en huelga contra esa moralidad de cani ́bales, tanto si se practica
de un modo material como espiritual.

»No trataremos con nadie, excepto bajo nuestros propios términos, y éstos constituyen un código
moral según el cual el hombre es un fin en si mismo y no un medio para lograr fines ajenos. No
queremos forzarles a aceptar nuestro código. Quedan en libertad para creer lo que les plazca.
Pero, por una vez, tendrán que creer y que existir sin nuestra ayuda. Y de una vez para siempre,
aprenderán el significado de su propio credo. Dicho credo ha perdurado durante siglos gracias a la
sanción de las vi ́ctimas; gracias a la aceptación por parte de éstas del castigo derivado de
quebrantar un código cuya práctica resultaba imposible. Pero dicho código teni ́a forzosamente
que quebrantarse. Beneficia no a quienes lo practican, sino a los que no lo observan. Es una
moralidad mantenida en existencia, no por las virtudes de sus santos, sino por la gracia de sus
pecadores. Hemos decidido no ser pecadores por más tiempo. Hemos cesado de quebrantar ese
código moral. Podemos eliminarlo para siempre, gracias al único método que no puede rechazar:
obedeciéndolo. Lo estamos obedeciendo. Cumplimos con él. En los tratos con nuestros
semejantes, lo observamos al pie de la letra, ahorrándoles todas las maldades que denuncian. ¿La
mente es un mal? Hemos retirado las obras de nuestra mente de la sociedad y ni una sola de
nuestras ideas será conocida o utilizada por hombres. ¿La habilidad es un egoi ́smo perjudicial que
no permite oportunidad alguna a los menos capacitados? Nos hemos apartado de la competición y
dejado abiertas todas las posibilidades a los incompetentes. ¿La consecución de la riqueza es
avaricia y rai ́z de todo daño? Ya no buscamos hacer fortuna. ¿Es pernicioso ganar más de lo que
basta para el propio sostenimiento? No aceptamos otras tareas que las más bajas, y producimos
por el esfuerzo de nuestros músculos tan sólo lo que consumimos en nuestras inmediatas
641

necesidades, sin que un centavo ni un rasgo de inventiva puedan sobrar, perjudicando al mundo.
¿Es detestable triunfar, puesto que el éxito se consigue por los fuertes a expensas de los débiles?
Hemos cesado de agobiar a los débiles con nuestra ambición y los dejamos en libertad de
prosperar sin nosotros. ¿Es aborrecible emplear a otros? No tenemos empleos que ofrecer. ¿Es
maldad tener propiedades? No poseemos nada. ¿Resulta despreciable disfrutar de la propia
existencia? No existe forma alguna de comodidad que nosotros busquemos en su mundo. Lo más
duro de conseguir fue lo que ahora sentimos hacia su mundo, la emoción que ellos predican como
un ideal: la indiferencia, la nada, el cero, la muerte... Damos al hombre aquello que ha declarado
considerar como virtud durante siglos. Ahora veamos si realmente lo desea.

—¿Fue usted quien inició esta huelga? —preguntó Dagny.

—Si ́. -contestó Galt.

Galt se puso en pie con las manos en los bolsillos. Teni ́a el rostro bajo la luz, y le vio sonrei ́r con la
jovialidad sencilla, espontánea, implacable, de quien está totalmente seguro de lo que cree.

—Hemos oi ́do hablar mucho de huelgas —explicó —y acerca de la dependencia del hombre
privilegiado respecto al hombre común. Hemos oi ́do gritar que el industrial es un parásito, que los
obreros lo mantienen, crean su riqueza y hacen posible su lujo. ¿Qué le sucederi ́a si lo
abandonaran? Muy bien. Propongo enseñ ar al mundo quién depende de quién, quién mantiene a
quién, quién es la fuente de la riqueza, quién hace posible la vida de quién y qué le ocurre a un ser
cuando otros lo abandonan..."

Posted: Mayo Von Höltz

Holleben Licht dice que leer La Rebelión de Atlas cura al enfermo que padece socialismo; la clave
está en la dosis que se suministre: Marx la tiene que leer 50 veces, Keynes 25 y Obama 10.

El siglo XX fue una época donde el monopolio del pensamiento occidental lo detentaba la escuela
de Frankfurt, hasta que aparece en occidente una joven rusa y judía* que le hace recordar al
mundo el papel que juega la realidad y la libertad en la vida del hombre, de cada hombre
individual. Ayn Rand no solamente revolucionó al pensamiento en occidente, sino que representa
una de las pocas voces del pensamiento realista en la filosofía. (La influencia de la filósofa rusa-
americana fue contemporánea a la de la Escuela Austríaca con Von Misses a la cabeza). El sistema
filosófico que ella creó, El Objetivismo, es una lectura serena y actual del Aristotelismo, sin
concesiones al idealismo, que como retórica en términos de lógica teórica puede sostenerse, pero
como ciencia aplicada a la tecnología es inútil y hasta pernicioso.
Es un error decir que Rand era en muchos aspectos una copia de Nietzsche. Pese a que ambos
tenían en común varios puntos como el individualismo, los separa el papel que juega la razón en
ambos. Nietzsche concibe una razón ambigua y a ratos contradictoria. Llevándolo a un extremo, el
filósofo alemán dice que el individuo debe buscar su placer individual, egoístamente. Pero ese
egoísmo es irracional bajo ciertas circunstancias, porque dice que el hombre debe ser egoísta a
costa de todo, siendo que cada hombre es un dios totalitario de sí mismo. Cuando el hombre
afronta la controversia entre actuar razonablemente para evitar un daño a un tercero, o
perjudicarlo como único medio de befeficiarse a sí mismo, Nietzsche, que concibe al hombre
superior como al que vence en todas las guerras, sostiene que el hombre debe ignorar a la razón y
hacer lo que lo beneficia, que en su interpretación extremista eso sería "lo racional". En la "lógica"
de Nietzsche, los deseos del prójimo cuando se contraponen a los deseos propios, son un
obstáculo que se debe sobrepasar de cualquier forma. Rand concuerda que hay que buscar
satisfacer las propias necesidades egoístamente, pero, al igual que Robert Nozick, sostiene que
sólo se debe buscar el propio beneficio cuando no se perjudique a un tercero; "los derechos de los
demás determinan las restricciones de nuestra conducta".

Lamentablemente el concepto de egoísmo nietszcheano, que su exegeta alemán mas que tomarlo
de los griegos lo toma de los cristianos y los judíos, y que comparte con los altruistas que él mismo
defenestraba, es el concepto que trascendió como universal; el concepto en la acepción original
de la palabra en cambio -que es el que usa Adam Smith y Ayn Rand- no es el que se aplica al uso
corriente. Vulgarmente se entiende que el egoísmo es un vicio, porque se entiende por tal al
egoísmo irracional nietszcheano; en lugar de verlo como una virtud -como lo que es- al ser un
egoísmo racional randiano; egoísmo que por otra parte es responsable de todo el progreso de la
humanidad desde que el hombre inventó el primer utensilio hasta la actualidad.

Ayn Rand además rechaza a Kant, siendo que para ella la razón es el medio con el que cuenta el
hombre para vivir, pero no para crear la realidad, y por ello ha de ser el único absoluto del
hombre. La razón es la herramienta que tiene el hombre para conocer a la naturaleza que
perciben sus sentidos, y para en base a ese conocimiento, que es objetivo y no subjetivo como
decía Kant, modificar la naturaleza para su propio y egoísta beneficio personal.

En “El Manifiesto Romántico” Rand recordó que la verdadera identidad del arte era representar
las cosas como deberían ser, así como el papel de esparcimiento que tiene; también advirtió los
riesgos que implica los mensajes que contenían el cine, la televisión y la literatura moderna,
siendo que suelen ser mensajes pensados dirigidos hacia personas que no piensan.

Quien quiera saber algo sobre la obra de Ayn Rand puede empezar con “Filosofía ¿Quién la
necesita?”, que es un compendio con lo mejor de toda su literatura, que va más allá de sus muy
célebres frases como “Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de
ignorar la realidad" (frase que en realidad fue pronunciada antes por su enemigo Keynes), o “La
minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no
pueden pretender además ser defensores de las minorías”.

Rand concibe al hombre como un ser dueño de sí mismo, cuya mayor propiedad es su vida y su
mayor absoluto la razón, dado que el principal atributo del ser humano es su mente, capaz de
crear y producir. ("El hombre al que le quitan lo que produce con su esfuerzo e inteligencia es un
esclavo"). Define a la filosofía como la ciencia capaz de responder a las preguntas que todo
hombre se hace a sí mismo ("inventor es una persona que no deja que se interponga nada entre
su por qué y la respuesta correcta"), y relaciona la naturaleza de sus acciones con la razonabilidad
de las respuestas que acepte según la filosofía que consciente o inconscientemente haya
aceptado. Aquí destaca la necesidad de todo hombre en tomarse en serio las convicciones que
decide creer, pues el carecer de una filosofía de vida por más elemental que sea, deja al hombre a
la deriva de cualquier idea que puede hasta aceptar sin conocerla ni darse cuenta, y en cualquier
sitio: en la universidad, en el trabajo o a través de los medios de comunicación. Cita en el referido
libro, a Kant como el ejecutor de la destrucción moderna de la filosofía, pues éste separó a la
razón de la filosofía, sumiendo en un completo caos la civilización occidental desde su tiempo.
Aceptar que cada cosa puede ser cosas diversas de acuerdo al cristal con que se las mire, es el
equivalente a acabar con todo lo que implica el avance científico en la historia de la humanidad. Es
por el absoluto de descubrir que una cosa es sólo una cosa y no todas las otras, que el productor
crea su obra trascendental; en términos aristotélicos: A es A, o su tautología: A no es no A.

Ayn Rand describe la filosofía como “una batalla por la mente del hombre”, donde si no se está
atento se es vulnerable a las peores ideas. Donde hay héroes y hay villanos filosóficos, donde estos
últimos mas que intentar ilustrar la mente humana para que cada una saque su propio provecho,
la buscan para destruirla por odio al mismo hombre, no por los defectos de éste, sino por la
grandeza a la que puede llegar con una mente clara y con principios coherentes y racionales. A su
vez, Rand ayuda a aclarar muchas tinieblas a las que nos somete el pensamiento políticamente
correcto, que ella denominó altruismo y misticismo. Donde veíamos al principio una gran hazaña
intelectual, artística o altruista, descubrimos que a la final es un atentado contra la dignidad, y la
razón humana.

* Puse que Rand era judía y rusa cuando debiera haber puesto de origen judío y nacida en Rusia,
siendo que su razón la llevó a ser atea y su superlativa capacidad creativa a que los Estados Unidos
le otorgara nacionalidad americana. Si opté por decir que era judía y rusa fue para significar cuán
lejos puede llegar una persona usando su razón; siendo que ser judía en la Rusia de Lenin era una
de las situaciones más desventajosas desde las cuales se puede partir. También es un error decir
que ella estaba en contra de las religiones en cuanto a tales, ella se oponía a cualquier cosa que
ponga valores (sean estos valores dogmas religiosos, prejuicios, costumbres, rutinas, caprichos o lo
que fuere) por sobre la razón humana, que es según Ayn Rand el primario absoluto que debe regir
todo lo que el hombre hace.

Posted: Mayo Von Höltz

Buscar el propio beneficio sin causar daño al prójimo no sólo que no es un vicio sino que es la más
sana manifestación de amor a la vida; lo vicioso es usar al prójimo como instrumento a nuestros
propios fines; ser egoísta es una cosa, ser un psicópata, otra.

La rebelión de Atlas, cuyo título original es Atlas Shrugged, es una novela de Ayn Rand publicada
en Estados Unidos en 1957. El libro relata una rebelión ficticia de los grandes empresarios contra
el gobierno y los políticos de Estados Unidos, que realizan un lock out paralizando el país.

"Si viese usted a Atlas, el gigante que sostiene al mundo sobre sus hombros, si usted viese que él
estuviese de pie, con la sangre latiendo en su pecho, con sus rodillas doblándose, con sus brazos
temblando, pero todavía intentando mantener al mundo en lo alto con sus últimas fuerzas, y
cuanto mayor sea su esfuerzo, mayor es el peso que el mundo carga sobre sus hombros, ¿qué le
diría usted que hiciese? [...] Que se rebele."

Ayn Rand, Barcelona, 1961.

Resumen

La rebelión de Atlas (Atlas Shrugged) ha sido considerada la obra de ficción más importante de
Rand. El libro, escrito entre 1946 y 1957, describe un Estados Unidos en decadencia y lo atribuye al
excesivo intervencionismo del gobierno.

Divide a la sociedad estadounidense en dos clases: la de los «saqueadores» y la de los «no


saqueadores». Los «saqueadores» están representados por la clase política (místicos del músculo)
y los cultos religiosos (místicos del espíritu) que piensan que toda actividad económica debe estar
regulada y sometida a una fuerte imposición fiscal. Los «no saqueadores» son hombres
emprendedores, los capitanes de empresa y los intelectuales que piensan que la solución está
justamente en todo lo contrario. Entre ellos, y más en concreto, de los grandes empresarios, surge
un movimiento de protesta que se concreta en un lock out acompañado de sabotajes y
desapariciones misteriosas de empresarios y emprendedores.
El líder de este movimiento es un misterioso personaje llamado John Galt, a la vez un filósofo y
científico. Galt, desde su escondite en las Montañas Rocosas, da órdenes, sugiere iniciativas y
mueve todos los hilos. Junto con él se refugian los principales empresarios e intelectuales del país.
Durante el tiempo que dura el lock out y la desaparición de los empresarios, el sistema
estadounidense se va hundiendo bajo el peso del cada vez más opresivo intervencionismo estatal.
La novela termina cuando los empresarios deciden abandonar su escondite y marchan a los
centros de decisión económicos, encabezados por el dólar, símbolo que Galt ha elegido como
estandarte de su particular rebelión.

Rand quería llamar a su novela La huelga. El título La rebelión de Atlas le fue sugerido por su
esposo, para identificar a los empresarios con la figura del titán de la mitología griega que carga a
sus espaldas los destinos del mundo, tal como fue representado por el escultor Lee Lawrieen la
estatua que simboliza el Rockefeller Center. Cuando la obra apareció, llamó la atención por lo
atrevido y osado del planteamiento para ese entonces. Hasta ese momento, ni siquiera en Estados
Unidos a alguien se le había ocurrido el que los empresarios y el Estado fuesen antagónicos.

En su ficción Ayn Rand intenta mostrar que los Estados Unidos no podrían subsistir sin la razón y la
creatividad individual, expresada en términos materiales con el ejercicio del comercio libre, por lo
que toda política planteada en un sentido restrictivo de las libertades y de intervención económica
no acabaría sino destruyendo el país y a sus individuos.

En esta novela, Ayn Rand expone la filosofía del objetivismo en una historia que integra: ética,
metafísica, epistemología, política, economía, estética y amor. Atlas Shrugged propone una visión
del universo y del alma humana, que pretende equipararse a la ciencia, la religión o el arte.

"La historia de La rebelión de Atlas presenta el conflicto de dos antagonistas fundamentales, dos
escuelas opuestas de filosofía, o dos actitudes opuestas hacia la vida. Como forma breve de
identificarlas, las llamaré el eje "razón-individualismo-capitalismo" versus el eje "misticismo-
altruismo-colectivismo".

Ayn Rand — Conferencia en el Ford Hall forum de 1964

Fuente: Dios Wikipedia

Posted: Mayo Von Höltz


Holleben Licht dice que leer La Rebelión de Atlas cura al enfermo que padece socialismo; la clave
está en la dosis que se suministre: Marx la tiene que leer 50 veces, Keynes 25 y Obama 10.

"A no puede ser -A", dice Aristóteles en Organon. El veneno no es comida y el veneno mezclado
con comida es comida envenenada. El marxismo es veneno, el capitalismo es comida y el
keynesianismo es comida envenenada.

OBJETIVISMO

La filosofía de Ayn Rand

Ayn Rand, llamó a su filosofía, "Objetivismo", describiéndola como la filosofía para vivir en la
tierra. El objetivismo es un sistema integrado de pensamientos, que define principios abstractos
en los que el hombre debe pensar y actuar si es que quiere vivir la vida propia de un hombre. En
primer lugar, Ayn Rand, presentó su filosofía a través de las novelas, ambas best-sellers, "The
Fountainhead" (1943), traducida al castellano como "El Manantial", y "Atlas Shrugged" (1957),
como "La Rebelión de Atlas". En estas se presenta al hombre como un ser heróico, un individuo
racional digno de vivir en la tierra, ya que puede lograr lo mejor de sí mísmo. Posteriormente,
presentó su filosofía en forma de no-ficción.

Principios básicos del objetivismo

METAFISICA: La realidad, el mundo exterior, la existencia independiente de la conciencia del


hombre; independiente de cualquier conocimiento, creencias, sentimientos, deseos o temores.
Esto significa que A es A, los hechos son hechos, las cosas son lo que son; y la tarea de la
conciencia del hombre es percibir la realidad, no crearla o inventarla. Así, el objetivismo, rachaza
toda creencia en lo supernatural, y cualquier aclamación de individuales o grupos que dicen crear
su propia realidad.

EPISTEMOLOGIA: La razón del hombre es completamente competente de conocer los hechos de la


realidad. La razón, facultad conceptual, es la facultad que identifica e integra el material provisto
por los sentidos del hombre. La razón es el único medio del hombre para adquirir conocimientos.
Así, el objetivismo, rechaza al misticismo (no acepta a la fe y a los sentimientos, como medios de
conocimiento); y al escepticismo (que proclama la imposibilidad del conocimiento y/o estar seguro
de algo).
LA NATURALEZA HUMANA: El hombre es un ser racional. La razón, único medio de conocimiento
del hombre, es su medio de supervivencia. El hombre es un ser de conciencia volitiva, por eso el
ejercicio de la razón depende de la elección de cada individuo. Tu conciencia es lo que solés llamar
alma o espíritu; y a lo que llamás 'libre albedrío', es a la libertad que tiene tu mente de pensar o
no. Esta es la única elección que tienes. Es la elección que controla tadas las otras elecciones que
hacés; y determina tu vida y tu caracter. Así, el objetivismo, rechaza toda forma de determinismo;
la creencia de que el hombre es víctima de fuerzas que escapan a su control (como ser: dios, el
destino, los genes, condiciones de nacimiento o económicas).

ETICA: La razón del hombre es la única fuente que le permite juzgar valores y guiarlo hacia la
acción. Un estándar de ética correcto es: la supervivencia del hombre como hombre, es decir, lo
requerido por su naturaleza para sobrevivir como un ser racional (y, no una momentánea
supervivencia física como un bruto sin mente). La virtud básica del hombre es su racionalidad, y
sus tres valores fundamentales son: razón, propósito, auto-estima. El hombre es un fin en sí
mísmo, y no un medio para los fines de los demás; debe vivir por su propio propósito, sin
sacrificarse para otros o sacrificar a otros para sí; debe trabajar por su propio interés racional y
lograr su propia felicidad como el propósito moral más alto de su vida. Así, el objetivismo, rechaza
cualquier forma de altruismo (que dice que la moralidad consiste en vivir para otros o para la
sociedad).

POLITICA: El principio social básico de la ética objetivista es que ningún hombre tiene el derecho
de buscar valores ajenos por medio de la fuerza física. Ningún hombre o grupo tiene el derecho de
usar la fuerza física contra otros; con exepción de cuando actúa en propia defensa y solo contra
quienes inicien su uso. Los hombres deben tratar unos con otros como comerciantes, dando valor
por valor, por medio de un libre y mutuo consentimiento y mutuo beneficio. El único sistema
social que erradica de las relaciones humanas, la fuerza física, es el capitalismo de laissez-faire
(libre comercio). El capitalismo es un sistema basado en el reconocimiento de los derechos
individuales, y protege a los hombres de aquellos que inician el uso de la fuerza física. Así, el
objetivismo, rechaza cualquier forma de colectivismo, como lo son, el fasismo y el socialismo.
También rechaza la actual 'economía mixta', noción de que el gobierno debería regular la
economía y redistribuir la riqueza.

ESTETICA: El arte es una re-creación selectiva de la realidad, acorde al juicio metafísico del artista;
es concretizar su visión fundamental de la existencia. Ayn Rand, describe su aproximación al arte
como: "Realismo Romántico": "Yo soy Romántica en el sentido de que presento a los hombres
como deberían ser. Soy Realista en el sentido de que los ubico aquí, ahora y en esta tierra". El
propósito de las novelas de Ayn Rand no es didáctico; es artístico: la proyección de un hombre
ideal: "Mi propósito, primera causa y desencadenante, es el retrato de Howard Roark o John Galt
o Hank Rearden o Francisco d'Anconia como un fin en sí mísmo, y no como un propósito para un
fin posterior".
info@objetivismo.com

Posted: Mayo Von Höltz ®

Cambió su nombre de Alice Rosenbaum por el de Ayn Rand cuando emigró a los Estados Unidos
(su apellido fue por elección en honor de una máquina de escribir Remington Rand que llevó con
ella en su viaje). Cursó estudios de filosofía en la Universidad de Petrogrado y luego de su llegada a
Estados Unidos trabajó como escritora de películas de Hollywood. Sus novelas filosóficas fueron
un éxito. Se la conoce como la fundadora de la filosofía objetivista. La idea central de sus trabajos
es que la felicidad es el fin moral de la vida humana, la productividad es la actividad superior y la
razón su absoluto. En el Manifiesto Romántico explica la importancia de la estética y el arte para la
conciencia humana: la expresión artística -sostiene- solidifica lo que de otro modo serían meras
abstracciones filosóficas, lo cual apoya su elección de la literatura como modo de hacer filosofía.

Alfredo, salvo por razones laborales sólo leé lo que te de placer. Si no estás en vena para leer el
mamotreto de 1600 páginas que es "La rebelión de Atlas", leé sólo el discurso de John Galt, que
serán sólo unas 40 páginas.

Queda muy bien decir que Ayn Rand era una pésima escritora, pero decir eso es sólo repetir un
cliché snob. Este tipo de opiniones son dichas para ocultar la falta de lectura de quienes se creen
muy cultos sólo por repetir cosas como que Rand escribía mal, o por decir cosas como que las
traducciones de la editorial Porrúa son pésimas (como si ellos leyeran a Dostoievsky en ruso, luego
la traducción de Porrúa, luego varias traducciones mas, y luego concluyeran que es pésima la
traducción de Porrúa), y por decir un sin fin de pavadas por el estilo que cacarean siempre en tono
displicente como si la repetición de slogans berretas pudiera reemplazar la lectura de libros. Los
eruditos a la violeta además de ser vulgares estafadores que quieren venderse por mil sabiendo
que valen uno, son velados ignorantes que presumen de sabios, prescindiendo siempre con
riguroso ascetismo -como si fuera un crimen imperdonable- del fructífero hábito de la lectura.

Yo que estudié con pasión bibliófila a todos los escritores clásicos desde Homero hasta Borges, te
digo que muy pocos escritores te hacen pensar tanto como Rand, y no hay cualidad mayor a la que
pueda aspirar un escritor que ésa. Quizá cuando todas las ideas de Rand hayan sido impuestas por
largo tiempo en el mundo, su obra sea innecesaria*, como no lo será nunca la obra de
Shakespeare o Dante, siendo que la primera trata de imponer una tesis, mientras que la segunda
le habla al corazón humano, que no cambia; no tiene sentido hablar una y otra vez de las tres leyes
de Newton, pero como son infinitas las variaciones que pueden pergeñarse a la hora de hablar de
celos, de envidia, de odio y de amor, nunca se dejará de contar historias que giren al rededor de
estos temas. De todos modos la obra de Rand es aun imprescindible, ya que estamos a años luz de
que la humanidad se vuelva sensata.

Es verdad que los largos monólogos de Rand son absolutamente inverosímiles, pero eso no
importa, uno tolera tal circunstancia como una convención de género (en los albores del cine el
día era color sepia y la noche color azulado, y todos toleraban tales convenciones sin la menor
violencia), por otra parte, si extractamos ciertos pasajes de su obra, son bellísimos y pudieran
haber sido escritos por las grandes plumas de la historia de la literatura. A modo de prueba
extractaría algún pasaje ahora mismo si estuviera en vena, pero no lo estoy... e incluso no descarto
la hipótesis de que nunca lo estaré.

* "En casa de muñecas" Ibsen desarrolla la idea de que la mujer tenía derecho a llevar su propia
vida al igual que el hombre, en lugar de ser un mero satélite de su marido, signando su felicidad o
infelicidad a la suerte de su "astro", de quien ella no tenía control. El éxito del libro fue tremendo,
siendo que en el Siglo XVIII tal idea era una idea originalísima, hoy nadie lee el libro porque en el
Siglo XXI tal idea es una obviedad que ningún ser civilizaddo puede poner en duda.

Posted: Mayo Von Höltz

El monólogo más famoso de la Rebelión de Atlas es el que profiere John Galt hacia el final de libro,
donde Ayn Rand resume los fundamentos de la filosofía objetivista, tendrá unas 40 páginas; le
sigue en fama el discurso sobre el dinero que da Francisco D´Anconia al principio del libro y que
tendrá unas 8 páginas; rescato a continuación el que considero el tercer mejor monólogo que
tiene el libro mas influyente de la historia de Estados Unidos, discurso que raramente se lo ha
ponderado -a diferencia de los otros dos- y es el relato que refiere un Linyera que Dagny
encuentra viajando de polizonte en uno de sus trenes, a quien invita a almorzar escuchando la
fantástica historia de su vida labroral, cuando trabajó como mecánico tornero para la Hammond
Motor Company primero, hasta que Hammond, que es un alter ego de Henry Ford, desapareció
del mundo yéndose a vivir al Valle de Galt, cerrando luego su fábrica ante la ausencia de su
promotor; y segundo (y esto es la sustancia del monólogo del linyera): cuando trabajó durante 4
años en la fábrica de motores Twentiest Century Motors Company, al principio bajo el mando de
su dueño quien llevó a su fábrica de motores a ser la mejor de Estados Unidos, y luego, a la muerte
de éste, trabajando bajo las órdenes de sus hijos, quienes abandonaron el sistema capitalista de
eficiencia que impuso su padre a su fábrica, decidiendo pasar a administrarla con los mismos
patrones que los progresistas administran el Estado, llevando a la empresa mas existosa de
Estados Unidos a la inexorable quiebra luego de aplicar esa fantástica forma de administración.

En esa fábrica trababa el mismísimo Johh Galt, quien luego de escuchar que la fábrica, por una
decisión fruto de la votación de todos sus integrantes, dejaba los patrones capitalistas de
administración, para administrarla de acuerdo a las leyes de redistribución de la riqueza, como si
en vez de ser una fábrica competitiva, fuera un gobierno progresista. Se abandonaba entonces el
noble fin de lucro para administrar siguiendo el precepto progresista que reza que "cada uno debe
trabajar según sus capacidades, para cada uno de acuerdo con sus necesidades". Cuando John Galt
escucha a qué decisión se arribó por voto, se para adelante de todos en la asamblea, y dice: "Yo no
acepto", y se va para nunca más volver. Antes de abandonar la habitación, dice: "Voy a parar el
motor del mundo", cosa que efectivamente hace al convencer a los mejores hombres de Estados
Unidos a que abandonen el mundo hasta que éste no se vuelva a guiar por patrones capitalistas,
es decir, por patrones racionales.

El "monólogo" que adjunto tendrá unas 15 páginas o menos, si no se leyó la obra de Rand, no se
entenderán algunos pequeños detalles que se refieren a lo sucedido antes, pase por alto el
temerario lector estos detalles, y siga adelante leyendo que la sustancia del relato no está en estos
detalles.

Cabe referir previamente un experimento que hiciera el célebre profesor Holleben Licht en uno de
los cursos del MBA dado en el célebre M.I.T.:

"Un profesor de economía dijo que nunca había reprobado a un solo estudiante, hasta que una
vez debió reprobar a una clase entera. Esta clase particular había insistido en que el socialismo
realmente funciona con un gobierno asistencialista que intermedie sobre la riqueza, entonces
nadie sería pobre y nadie sería rico, todo sería igual y justo. El profesor entonces dijo: " Está bien,
vamos a hacer un experimento socialista en esta clase. En lugar de dinero, usaré las notas de sus
pruebas. "Todas las calificaciones se otorgan en base al promedio de la clase, y por lo tanto sería"
justo ". Todos reciben las mismas notas, lo que significa que, en teoría, nadie va a fallar, así
cualquier persona podrá recibir una "A". Después de calculada la media de la primera prueba,
todos recibieon una "B". Quién había estudiado con dedicación se indignó, pero los estudiantes
que que no se habían esforzado estaban muy contentos con el resultado. Cuando se tomó la
segunda prueba, los perezosos estudiaron aún menos, ya que esperaban obtener buenas
calificaciones de todos modos. Aquellos que habían estudiado bastante anteriormente, decidieron
que ellos también se aprovecharían de las notas de otros. Como resultado, el promedio de la
segunda prueba fue una "D". A nadie le gustaba ella. Después de la tercera prueba, el promedio
general fue de una "F". Las notas no han vuelto a los niveles más altos, pero los desacuerdos entre
los estudiantes,la búsqueda de culpables y malas palabras se han convertido en parte de la
atmósfera de esa clase. La búsqueda de la "justicia" de los estudiantes había sido la causa principal
de las quejas, el odio y el sentimiento de injusticia que han pasado a formar parte de esa clase. Al
final, nadie quería estudiar para beneficiar al resto. Por lo tanto, todos los estudiantes repiten el
curso ... Para su sorpresa total. El profesor explicó: " el experimento socialista fracasó porque
cuando la recompensa es grande el esfuerzo por el éxito individual es grande. Pero cuando el
gobierno quita todos los premios a la hora de tomar las cosas de los demás para dar a los que no
lucharon por ellos, entonces nadie va a tratar o querer hacer lo mejor posible. Tan simple como
eso ".
1. No se puede llevar a la prosperidad a los más pobres, sólo sacando la prosperidad de los más
ricos;

2. Para recibir sin tener que trabajar, una persona tiene que trabajar sin recibir;

3. El gobierno no puede dar nada a nadie que no lo ha tomado de otra persona;

4. Al contrario de lo que se cree, es imposible multiplicar la riqueza, tratando de dividirla;

5. Cuando la mitad de la población cree la idea de que no tienen que trabajar porque la otra mitad
de la población va a apoyarla, y cuando la otra mitad cree que no vale la pena trabajar para
mantener a la primera mitad, entonces llegamos al principio del fin de una nación."

A través de un personaje lateral Ayn Rand explica qué sucedería en una fábrica si en lugar de
regirse por el fin de lucro se aplicaran leyes solidarias análogas al experimento de Holleben Licht
de la calificación de los alumnos.

Habla entonces un operario de esa fábrica solidaria:

—Votamos por el plan en una gran reunión a la que asistimos unos seis mil, es decir, todos
cuantos trabajábamos alli ́. Los herederos Starnes pronunciaron discursos que no resultaron
demasiado claros, pero nadie formuló* preguntas. Ninguno estaba seguro de cómo funcionari ́a
aquel plan, pero todos pensábamos que nuestros compañ eros si ́ lo habi ́an comprendido. Si
alguien abrigó dudas, no las quiso expresar y se mantuvo en silencio porque quien se opusiera al
plan hubiese parecido un forajido al que no era justo considerar humano. Me dijeron que aquel
plan significaba la concreción de un ideal muy noble. ¿Cómo i ́bamos a pensar en lo contrario? ¿No
habi ́amos oi ́do decir durante toda nuestra vida, a nuestros padres y maestros, y a los ministros, y
lei ́do en todos los periódicos y visto en todas las peli ́culas, y escuchado en todos los discursos
públicos que aquello era recto y justo? Quizá nuestra conducta en la reunión pueda resultar
comprensible hasta cierto punto. Votamos por el plan, y conseguimos lo previsto. Quienes
trabajamos durante los cuatro años del plan en la fábrica de la «Twentieth Century» somos
hombres marcados. ¿Qué se supone es el infierno? La maldad, la maldad pura y simple, ¿verdad?
Pues bien, eso es lo que vimos alli ́ y lo que ayudamos a construir. Creo que estamos condenados y
quizá no se nos perdone nunca...

»¿Sabe cómo funcionó aquel plan y cuáles fueron sus efectos en nosotros? Intente verter agua en
un depósito en cuya parte inferior haya un escape por el que se vaci ́a con más rapidez de la que
usted lo llena; cada cubo que echa dentro aumenta ese desagü e, ensanchándolo un poco más;
cuanto más duramente trabaja, más se le exige, y termina laborando cuarenta horas semanales,
luego cuarenta y ocho, luego cincuenta y seis... unas veces para la cena del vecino, otras para la
operación de su mujer, otras para el sarampión del niñ o, o para el sillón de ruedas de su madrero
para la camisa de su ti ́o, o la escuela del sobrino, o el niñ o que ha nacido en la casa de al lado, o el
que va a nacer; en fin para cuantos le rodean, y que han de recibirlo todo, desde pañ ales a
dentaduras postizas, mientras uno trabaja desde el amanecer hasta la noche, un mes tras otro y
un añ o tras otro, sin nada más que el propio sudor; sin nada a la vista sino la complacencia de los
demás para el resto de su vida, sin descanso, sin esperanza, sin fin... Dé cada uno según sus
condiciones; para cada uno de acuerdo con sus necesidades...

»Nos dijeron que formábamos una gran familia, que todos participábamos en la empresa. Pero no
todos trabajábamos ante una luz de acetileno diez horas diarias, ni todos padeci ́amos a la vez un
dolor de vientre. ¿Cómo establecer de un modo exacto la habilidad de unos y las necesidades de
otros? Cuando todo se hace en común, no es posible permitir que cualquiera decida sobre sus
propias necesidades, ¿verdad? Si lo hace, pronto acabará pidiendo un yate, y si sus sentimientos
son lo único en que podemos basarnos, hará uso de ellos también. ¿Por qué no? Si no tengo
derecho a poseer un automóvil hasta yacer acabado en la sala de un hospital, luego de
proporcionar uno de tales automóviles a cada oportunista y a cada salvaje del mundo, ¿por qué no
ha de exigirme también un yate, si sigo en pie sin desplomarme al suelo? ¿Por qué no? Y entonces,
¿por qué no exigirme también que prescinda de la nata de mi café, hasta que él se haya pintado su
habitación...? ¡Oh, bien!... Acabamos decidiendo que nadie teni ́a derecho a juzgar sus propias
necesidades o sus propias convicciones, y que era mejor votar sobre ello. Si ́, señora; votábamos
sobre ello en una reunión pública que se celebraba dos veces al añ o. ¿De qué otro modo hacerlo?
¿Imagina lo que sucedi ́a en semejantes reuniones? Bastó la primera para descubrir que nos
habi ́amos convertido en mendigos, en podridos, gimientes y temblorosos mendigos, porque nadie
podi ́a reclamar su salario como una ganancia li ́cita; nadie teni ́a derechos ni salarios; su trabajo no
le perteneci ́a; perteneci ́a a la familia, mientras que ésta nada le debi ́a a cambio, y lo único que
podi ́a reclamarle eran sus propias «necesidades», es decir, suplicar en público un alivio a las
mismas, como cualquier pobre cuando enumera sus preocupaciones y miserias, desde los
pantalones remendados al resfriado de su mujer, esperando que «la familia» le arrojara

575

una limosna. Teni ́a que declarar sus miserias porque miserias eran y no trabajo lo que se habi ́a
convertido en moneda de aquel reino. Nos transformamos, pues, en un inmenso grupo de
pordioseros, cada uno de los cuales se esforzaba en demostrar que su necesidad era mayor que la
de sus hermanos. ¿Qué otra cosa hacer? ¿Quiere saber lo que ocurrió? ¿Qué clase de hombres
mantuvieron la calma, sintiéndose avergonzados, y qué clase de ellos se aprovecharon de aquella
situación?

»Pero no fue eso todo. En la misma reunión se descubrió otra cosa. El rendimiento de la fábrica
habi ́a disminuido en un cuarenta por ciento en aquel primer semestre, y se llegó a la conclusión
que alguien no habi ́a trabajado «de acuerdo con sus condiciones». ¿Quién era? ¿Cómo
averiguarlo? La «familia» votó también sobre aquello. Quedó declarado qué hombres eran los
mejores, y a éstos se les sentenció a trabajar horas extras cada noche durante los siguientes seis
meses. Horas extras sin paga, porque no se pagaba de acuerdo con el tiempo trabajado, ni por la
tarea realizada, sino tan sólo por las necesidades.

»¿Quiere que le cuente lo que sucedió después? ¿En qué clase de seres nos fuimos convirtiendo?
Empezamos a ocultar nuestras habilidades y conocimientos, a trabajar con lentitud y a procurar no
hacer las cosas con más rapidez o mejor que un colega. ¿Cómo obrar de otro modo, cuando
sabi ́amos que rendir al máximo para «la familia» no significaba que fueran a damos las gracias ni a
recompensarnos, sino recibir castigos? Como sabi ́amos que si un sinvergü enza estropeaba un
grupo de motores, originando gastos a la compañ i ́a, ya fuese por descuido o por incompetencia
total, seri ́amos nosotros quienes pagáramos con horas extraordinarias y con trabajo los domingos,
hicimos lo posible para no sobresalir en ningún aspecto.

^Recuerdo a un joven que empezó todo aquello lleno de ardor ante el noble ideal; un muchacho
brillante, sin estudios, pero con una inteligencia asombrosa. El primer añ o ideó un plan de trabajo
que nos ahorró miles de horas-hombres y lo entregó a «la familia», sin pedir nada a cambio,
aunque tampoco hubiera podido hacerlo. Se portó bien. Obraba por un ideal. Pero cuando en una
votación lo declararon el más inteligente de todos, y lo sentenciaron a trabajar de noche, porque
no habi ́amos conseguido extraerle aún lo suficiente, cerró la boca y el cerebro. Le aseguro que el
segundo añ o no salió con ninguna idea nueva.

»¿Dónde quedaba todo cuanto nos estuvieron diciendo acerca de la desleal competición del
sistema de ganancias, de acuerdo con el cual los hombres debi ́an contender por conseguir mejores
empleos que sus colegas? Aquellas personas debieron haber visto lo que ocurre cuando todos
competen entre si ́ para trabajar lo peor posible. No existe medio más seguro para destruir a un
hombre que obligarle a un puesto en el que no sólo se siente deseo alguno de mejorar, sino que,
por el contrario, di ́a tras di ́a se esfuerza en cumplir peor sus obligaciones. Dicho sistema acaba con
él mucho antes que la bebida o el ocio, o el vivir a salto de mata. Pero no podi ́amos hacer otra
cosa, excepto sentir una incapacidad total. La acusación que más temi ́amos era la de resultar
sospechosos de habilidad o diligencia. Era una especie de hipoteca sobre nosotros mismos que
nunca podri ́amos liquidar. ¿Para qué esforzarnos? Sabi ́amos que el elemento básico se nos
entregari ́a del mismo modo, tanto si nos esforzábamos como si no. Se la llamaba «asignación para
casa y comida». No podi ́amos planear la compra de un traje nuevo al año siguiente porque quizá
nos entregaran una «asignación para ropas» o quizá no. Dependi ́a de si alguien se rompi ́a una
pierna, necesitaba una operación o trai ́a al mundo más niñ os. Y si no habi ́a dinero suficiente para
adquirir ropas nuevas para todos, tampoco lo habri ́a para uno en particular.

»Recuerdo a cierto hombre que habi ́a trabajado duramente toda su vida porque siempre deseó
que su hijo estudiara. El muchacho se graduó en el Instituto durante el segundo añ o del plan, pero
«la familia» no quiso entregar al padre ninguna asignación para que continuara. Dijeron que su
hijo no podi ́a estudiar a menos de que estudiasen todos. Y no

576

habi ́a suficiente dinero para ello. El padre murió al año siguiente, en una riñ a con otro en un bar.
Una pelea sobre nada de particular, en la que salieron a relucir navajas. Semejantes altercados se
iban haciendo muy frecuentes entre nosotros.

»Habi ́a un viejo viudo y sin familia que teni ́a una afición: los discos fonográficos. Creo que era todo
cuanto pudo conseguir de la vida. En otros tiempos soli ́a escatimar sus comidas para poder
comprar algún nuevo disco de música clásica. Pues bien; no le dieron asignación para discos por
considerarlo «un lujo personal». Durante la misma reunión, una muchacha llamada Millie Bush,
fea y desagradable, de dieciocho añ os, consiguió un par de soportes de oro para sus dientes de
oveja, porque aquello constitui ́a una «necesidad médica» según el psicólogo que la visitó. Dicho
especialista dijo que la pobre se veri ́a agobiada por un complejo de inferioridad muy acusado si
sus dientes no eran objeto de aquella reforma. El viejo amante de la música se dio a la bebida,
hasta tal punto que rara vez lo vei ́amos sereno. Pero habi ́a algo que no podi ́a olvidar
completamente. Cierta noche, mientras bajaba haciendo eses por la calle, vio a Millie Bush y
empezó a darle puñ etazos hasta dejarla sin un diente. Sin uno solo.

»La bebida era lo único que nos proporcionaba algún consuelo y todos nos aficionamos a ella en
mayor o menor grado. No pregunte de dónde sacábamos el dinero. Cuando todos los placeres
decentes quedan prohibidos, existen siempre medios de, utilizar los perniciosos. No se entra en un
establecimiento luego de esperar a que sea de noche ni se registran los bolsillos de un compañ ero
para comprar sinfoni ́as clásicas o para adquirir aparejos de pesca, sino para emborracharse y
olvidar. ¿Aparejos de pesca? ¿Escopetas de caza? ¿Cámaras fotográficas? ¿Aficiones de este tipo?
No existi ́an asignaciones para ello.

»La «diversión» fue lo primero que quedó descartado. Se dio por descontado que uno se
avergonzari ́a al pretender no renunciar a algo que le proporcionara placer. Nuestra «asignación
para tabaco» quedó reducida a dos paquetes mensuales, porque, según dijeron, el dinero debi ́a
emplearse en el fondo para leche infantil. La producción de niñ os fue la única que no disminuyó,
sino que, por el contrario, se hizo cada vez mayor. La gente no teni ́a otra cosa que hacer y, por
otra parte, no habi ́an de preocuparse de nada, puesto que los niñ os no eran una carga para ellos,
sino para «la familia». En realidad, la mejor posibilidad para obtener un respiro durante algún
tiempo, era una «asignación infantil». O una enfermedad grave.

»No tardamos en darnos cuenta de cómo funcionaba aquello. Quien quisiera jugar limpio, teni ́a
que privarse de todo. Perdimos el gusto hacia los placeres; aborrecimos fumar o masticar goma,
preocupados siempre por si alguien necesitaba aquellas monedas más que nosotros. Nos
avergonzaba la comida que tragábamos, preguntándonos quién la habri ́a pagado con sus horas
extraordinarias. Sabi ́amos que aquella comida no era nuestra por derecho propio y preferi ́amos
ser engañ ados antes que engañ ar. Podi ́amos ser unos aprovechados, pero no hasta el punto de
chupar la sangre a otro. Nadie se casaba ni ayudaba a los suyos en el hogar, ni queri ́a constituir
una nueva carga para «la familia». Quien conservara cierto sentido de la responsabilidad, no podi ́a
casarse y tener hijos, puesto que no le era posible planear, prometer, ni contar con nada. Los
desorientados y los irresponsables se aprovecharon de ello. Trajeron niños al mundo, provocaron
conflictos con muchachas, y arrastraron tras si ́ a todos los indignos parientes que teni ́an por el
pai ́s, y a cada hermana encinta y sin casar con el fin de obtener «subsidios por necesidad
urgente». Contrajeron más enfermedades de las que cualquier doctor podi ́a atender. Estropearon
sus ropas, sus muebles y sus casas, pero ¡qué importa! «La familia» pagaba por ellos. Encontraron
más modos de contraer necesidades de lo que nadie hubiera podido imaginar. Desarrollaron una
habilidad especial, la única de que se mostraron capaces.

»¡El cielo nos asista, señ ora! ¿Se da usted cuenta de lo que sucedió? Se nos habi ́a dado una ley de
acuerdo con la cual vivir y que llamaban ley moral; pero castigaban a quienes

577
la observaban. Cuanto más tratábamos de vivir de acuerdo con la misma, más sufri ́amos; cuanto
más nos burlábamos de ella, mayores recompensas obteni ́amos. La honradez era como una
herramienta puesta a merced de la maldad ajena. Los honrados pagaban, mientras los
deshonestos recogi ́an. El honrado perdi ́a y el malvado ganaba. ¿Cuánto tiempo puede un hombre
permanecer bueno con semejante ley? Cuando empezamos, éramos gentes decentes y felices. No
existi ́a entre nosotros demasiada gente ruin. Conoci ́amos bien nuestra tarea, nos senti ́amos
orgullosos de ella, y trabajábamos para la mejor fábrica del pai ́s, propiedad del viejo Starnes, que
sólo admiti ́a a lo más selecto de la clase obrera. Al cabo de un año de regir el nuevo plan, no
quedaba entre nosotros ni una persona decente. Aquello si ́ era maldad; la clase de horrible e
infernal maldad con la que los predicadores soli ́an asustamos, pero que uno nunca imaginó
existiera. El plan no favoreció a unos cuantos bastardos, sino que volvió a la gente decente en
bastardos, sin que se pudiera obrar de otra manera... I y a eso se le llamó ideal moral!

»¿Con qué propósito queri ́an que deseáramos trabajar? ¿Por amor a nuestros hermanos? ¿Qué
hermanos? ¿Para los aprovechados, los sinvergü enzas, los holgazanes que vei ́amos a nuestro
alrededor? Si eran unos charlatanes y unos incompetentes, si no queri ́an trabajar o estaban
incapacitados para ello, ¿qué nos importaba a nosotros? Si quedábamos reducidos para toda la
vida al nivel de su capacidad, fingida o real, ¿para qué preocupamos? No teni ́amos medio alguno
para saber cuáles eran sus condiciones verdaderas; careci ́amos de medios para controlar sus
necesidades. Todo cuanto sabi ́amos era que estábamos convertidos en bestias de carga,
contendiendo ciegamente, en un lugar medio hospital, medio almacén, sin marchar hacia ningún
objetivo, aparte de la incompetencia, el desastre y las enfermedades. Éramos bestias colocadas alli ́
como instrumentos de quien quisiera dictaminar las necesidades de otro.

»¿Amor fraternal? Es alli ́ donde aprendimos a aborrecer a nuestros hermanos por vez primera en
nuestra vida. Los odiábamos por todas las comidas que ingeri ́an, por los pequeños placeres de que
disfrutaban, por la nueva camisa de uno, por el sombrero de la esposa de otro, por una excursión
familiar, por la pintura de su casa. Porque todo aquello nos era arrebatado a nosotros; era pagado
con nuestras privaciones, nuestras renuncias y nuestra hambre. Empezamos a espiamos unos a
otros, con la esperanza de sorprendemos en alguna mentira acerca de nuestras necesidades y
disminuir las asignaciones en la próxima reunión. Y empezamos a servimos de otros espi ́as, que
informaban acerca de los demás, revelando, por ejemplo, si alguien habi ́a comido pavo el
domingo, posiblemente pagado con el producto del juego. Empezamos a metemos en las vidas
ajenas, provocamos peleas familiares para lograr la expulsión de algún intruso. Cuando vei ́amos a
alguien hablando en serio con una chica, le haci ́amos la vida imposible. De este modo dimos al
traste con numerosos compromisos matrimoniales. No queri ́amos que nadie se casara, no
queri ́amos más gente a la que alimentar.

»En los viejos tiempos, el nacimiento de un niñ o era celebrado con entusiasmo; por regla general
ayudábamos a las familias apuradas a pagar sus facturas de cli ́nica. Ahora, cuando naci ́a un niño,
estábamos vari ́as semanas sin dirigir la palabra a sus padres. Para nosotros, los niñ os veni ́an a ser
lo que la langosta para los agricultores. En otras épocas ayudábamos a quien tuviera enfermos en
su casa; ahora... Voy a contarle un solo caso. Tratábase de la madre de un hombre que llevaba con
nosotros quince años. Una anciana afable, alegre e inteligente, que nos llamaba por nuestros
nombres de pila, y con la que todos simpatizábamos. Cierto di ́a se cayó por la escalera del sótano,
rompiéndose la cadera. Sabi ́amos lo que ello significaba, a su edad. El médico dijo que teni ́a que
ser internada en una cli ́nica a fin de someterla a un tratamiento costoso que se prolongari ́a
bastante tiempo. La anciana murió la noche antes de abandonar su casa. Nunca se pudo
establecer la causa del fallecimiento. No sé si fue asesinada. Todo cuanto sé es que... y

578

esto es lo que no puedo olvidar... es que yo también deseé que muriera. ¡Que Dios nos perdone!
Tal era la hermandad, la seguridad, la abundancia que el plan nos procuraba.

»¿Qué motivo existió para que esta clase de horror tuviera que ser predicado? ¿Sacó alguien
provecho del mismo? Si ́. Los herederos Starnes. No vaya usted a replicar que sacrificaron una
fortuna y que nos entregaron la fábrica como regalo, porque también en esto sufrimos un engañ o.
Si ́; entregaron la fábrica, pero los beneficios, señ ora, dependen de aquello que se quiere
conseguir. Y lo que los Starnes queri ́an no podi ́a comprarse con ningún dinero. El dinero es
demasiado limpio e inocente para ello.

»El más joven, Eric Starnes, era una especie de medusa, sin valor ni energi ́a. Fue, elegido por
votación, director del Departamento de Relaciones Públicas. No haci ́a nada y teni ́a a sus órdenes a
un personal ocioso; por tal motivo no le era preciso siquiera holgazanear por la oficina. La paga
que se le satisfaci ́a, en realidad no deberi ́a llamarla asi ́, porque no se «pagaba» a nadie, la
asignación que se votó para él era muy modesta, cosa de diez veces mayor que la mi ́a; pero a Eric
no le importaba el dinero, porque no hubiera sabido qué hacer con él. Pasaba el tiempo entre
nosotros, demostrándonos su compañ erismo y su espi ́ritu democrático. Le encantaba que la gente
le demostrase afecto. Su mayor empeñ o consisti ́a en recordarnos a cada instante que nos habi ́an
dado la fábrica. Llegamos a no poder soportarlo.

»Gerald Starnes era nuestro director de producción. Nunca pudimos averiguar el volumen total de
sus ganancias. Hubiéramos necesitado todo un equipo de contables. Y un equipo de ingenieros
para saber de qué modo todo aquel dinero pasaba directa o indirectamente a su despacho. Sin
embargo, nada figuraba como beneficio particular, sino como medios con los que pagar los gastos
de la compañ i ́a. Gerald teni ́a tres automóviles, cuatro secretarias y cinco teléfonos, y soli ́a celebrar
fiestas a base de champañ a y caviar, que ningún gran industrial que pagara impuestos podi ́a
permitirse. Gastó más dinero en un añ o que el ganado por su padre en los dos últimos de su vida.
En su despacho encontramos un montón de cuarenta kilos de revistas, llenas de arti ́culos sobre
nuestra fábrica y nuestro noble plan, con grandes retratos de Gerald Starnes, en los que se le
llamaba «cruzado social». Por la noche le gustaba entrar en las tiendas vestido de etiqueta, con
gemelos de brillantes, del tamañ o de monedas, desparramando la ceniza de su puro por doquier.
Un rico vulgar, sin otra cosa que exhibir aparte de su dinero, ya es un tipo desagradable; pero al
menos no se recata de demostrarlo y uno puede contemplarlo con la boca abierta si lo desea,
aunque en la mayori ́a de los casos no suceda asi ́. Pero cuando un bastardo como Gerald Starnes se
exhibe de ese modo y declara una y otra vez que no le preocupa la riqueza material y que sólo
sirve a «la familia», que todos aquellos lujos no son para él sino en beneficio del bien común
porque es preciso mantener el prestigio de la compañ i ́a y del noble plan de la misma... entonces
es cuando uno aprende a aborrecer a esos seres como nunca se ha aborrecido a ningún
semejante.

»Su hermana Ivy era peor. A ésta no le importaba verdaderamente la riqueza material. La
asignación que recibi ́a no era mayor que la nuestra, y siempre iba con zapatos planos y simples
faldas y camisas, con el fin de demostrar su indiferencia. Teni ́a el cargo de directora de
Distribución. Era la encargada de nuestras necesidades; la que, en realidad, nos teni ́a aferrados
por la garganta. Se suponi ́a que la distribución se ejerci ́a por voto: por la voz del pueblo; pero
cuando dicho pueblo 'posee seis mil roncas voces que tratan de decidir sin rasero ni medida,
cuando no existen reglas y cada uno puede pedir lo que quiera sin tener derecho a nada, cuando
cada cual ejerce derecho sobre la vida ajena pero no sobre la suya, se acaba como sucedió alli ́, con
que la voz del pueblo acabó siendo la de Ivy Starnes. Al finalizar el segundo añ o abandonaron
aquella farsa de las «reuniones de familia» en favor de la «eficacia productora y de la economi ́a de
tiempo», que soli ́an durar diez di ́as, y todas las peticiones fueron enviadas simplemente al
despacho de Miss Starnes. Mejor dicho, debi ́an ser expresadas ante ella en persona, por cada
peticionario.

579

Entonces elaboraba una lista de distribución que nos lei ́a, para su aprobación, en una reunión que
duraba tres cuartos de hora. Siempre votábamos afirmativamente. En el orden del di ́a figuraba un
peri ́odo de diez minutos para la discusión y las objeciones. Pero no formulábamos ninguna.
Habi ́amos aprendido mucho. Nadie puede dividir la renta de una fábrica entre miles de obreros,
sin un rasero o norma con que medir el valor de cada cual. El de Miss Ivy era la sumisión y la
obsequiosidad ajenas. ¿Egoi ́smo? En los tiempos del fundador de la empresa todo el dinero de
éste no le hubiera permitido hablar al tipo más bajo como ella hablaba a nuestros más hábiles
obreros y a sus esposas. Teni ́a unos ojos pálidos, que miraban vidriosos, fri ́os y muertos. Si se
queri ́a tener noción de la maldad total, bastaba con observar cómo resplandeci ́an al ver en la lista
el nombre de alguien que en cierta ocasión le hubiera contestado airadamente. Al observar
aquello, comprendi ́amos el motivo real de quienes en otros tiempos predicaron el slogan: «Dé
cada cual según su habilidad; a cada cual según sus necesidades».

»Alli ́ residi ́a el secreto de todo. Al principio no cesaba de preguntarme cómo era posible que
hombres educados, justos y famosos, pudieran cometer un error semejante y predicar como
buena tal abominación, cuando cinco minutos de reflexión les hubieran indicado lo que sucederi ́a
caso de que alguien pusiera en práctica semejantes ideas. Pero ahora comprendo que no obraron
asi ́ por error, porque errores de este género no se cometen nunca de manera inocente. Si los
hombres se hunden en alguna forma de locura, imposible de llevar a la práctica con buenos
resultados, ni existiendo, además, razón que la explique, es porque tienen motivos que no quieren
revelar. Nosotros no éramos tampoco tan inocentes cuando votamos en favor del plan, en la
primera reunión. No lo hicimos sólo porque creyéramos que la directriz fuera buena. Teni ́amos
otra razón, pero la ocultamos a nuestros semejantes y a nosotros. La directriz nos daba una
posibilidad de hacer pasar como virtud algo de lo que nos hubiéramos avergonzado. No existió
nadie que votara por la misma y que no pensara que bajo una organización de tal clase participari ́a
en los beneficios de quienes eran más diestros que él. Nadie se consideró lo bastante rico y listo
para no creer que alguien lo sobrepasari ́a. Gracias al plan participari ́a de la riqueza y de la
inteligencia ajenas. Pero pensando conseguir beneficios de quienes estaban por encima de él, se
olvidó de que habi ́a seres inferiores que también opinaban igual. Se olvidó de los inferiores que
tratari ́an de explotarle del mismo modo que él pensaba explotar a sus superiores. El obrero
encariñ ado con la idea de que sus necesidades le daban derecho a un automóvil como el de su
jefe, olvidó que todo pordiosero y vagabundo de la tierra empezari ́a a clamar que las suyas le
daban opción a un frigori ́fico. Ese fue nuestro motivo real cuando votamos. Tal es la verdad; pero
no nos gustaba recordarlo, y cuanto más lo lamentábamos, más alto gritábamos nuestro amor
hacia el bien común.

»Conseguimos lo que nos habi ́amos propuesto. Pero cuando nos dimos cuenta de lo que aquello
representaba, era demasiado tarde. Estábamos atrapados y no podi ́amos ir a ningún sitio. Los
mejores de entre nosotros abandonaron la fábrica en la primera semana del plan. Asi ́ perdimos
excelentes ingenieros, superintendentes, capataces y obreros especializados. Todo aquel que se
respeta no gusta de verse convertido en vaca lechera de la comunidad. Algunos intentaron
impedir el proyecto, pero no lo consiguieron. Los hombres hui ́an de la fábrica como de un núcleo
de infección, hasta que no quedaron más que los necesitados, sin habilidad ni condiciones.

»Si algunos de nosotros, dotados de ciertas cualidades, optamos por quedarnos, fue porque
llevábamos alli ́ muchos años. En los viejos tiempos, nadie abandonó voluntariamente la
«Twentieth Century» y no podi ́amos hacernos a la idea de que aquellas condiciones no existieran
ya. Transcurrido algún tiempo nos fue imposible marcharnos, porque ningún otro empresario nos
habri ́a admitido, cosa natural. Los dueñ os de las tiendas donde comprábamos empezaron a
abandonar Starnesville a toda

580

prisa, hasta que no nos quedaron más que los bares, las salas de juego y los tenderetes de algunos
aprovechados, que nos vendi ́an bazofia a precios abusivos. Nuestras asignaciones fueron
perdiendo valor conforme el coste de la vida aumentaba. La lista de los necesitados se fue
alargando, al' tiempo que la de sus proveedores se acortaba. Cada vez era menor la riqueza a
dividir entre más y más gente. En los viejos tiempos soli ́a decirse que la «Twentieth Century
Motors» era una marca tan buena como el oro. No sé qué pensari ́an los herederos Starnes si es
que pensaban algo; pero tengo la impresión de que, igual que todos los planeadores sociales y los
industriales insensatos, estaban convencidos de que aquella marca era en si ́ misma una especie de
emblema mágico dotado de un poder sobrenatural que los mantendri ́a ricos, igual que a su padre.
Pero cuando nuestros clientes empezaron a notar que no servi ́amos un pedido a tiempo, ni
entregábamos un motor que no tuviera un fallo, el mágico emblema empezó a operar en sentido
contrario: la gente no aceptaba un motor ni regalado si llevaba la marca «Twentieth Century».
Llegó un momento en que nuestros únicos clientes fueron los que nunca pagaban ni pensaban
pagar; pero Gerald Starnes, embrutecido y engrei ́do por su propia publicidad, empezó a ir de un
lado para otro con aire de superioridad moral, exigiendo que los industriales nos pasaran pedidos,
no porque nuestros motores fueran buenos, sino porque los necesitábamos urgentemente.

»Por aquel entonces, cualquier tonto de pueblo hubiera visto claramente lo que generaciones de
profesores pretendieron no observar. ¿Qué beneficios podri ́a reportar nuestra necesidad a una
central eléctrica, por ejemplo, si sus generadores se deteni ́an a causa de un defecto en nuestras
máquinas? ¿Qué beneficio reportari ́a a un hombre tendido en una mesa de operaciones, si, de
pronto, se apagaba la luz? ¿Qué bien hari ́a a los pasajeros de un avión si el motor fallaba en pleno
vuelo? Y si adquiri ́an nuestros productos no a causa de su mérito sino obligados por nuestra
necesidad, ¿la acción moral del propietario de la central eléctrica, del cirujano y del fabricante del
avión seria buena, justa y noble?

»Sin embargo, tal era la ley que profesores, directivos y pensadores habi ́an querido establecer en
la tierra. Si esto es lo que ocurri ́a en una pequeñ a ciudad donde todos nos conoci ́amos, ¿imagina
lo que hubiera representado en una escala mundial? ¿Imagina lo que hubiera ocurrido si
hubiéramos tenido que vivir y trabajar sujetos a todos los desastres y a todos los inconvenientes
de la tierra? Trabajar pensando en que si alguien fallaba en un lugar cualquiera, era uno quien
deberi ́a solucionar el conflicto. Trabajar sin posibilidad alguna de progreso personal; con las
comidas, los vestidos, el hogar y las distracciones pendientes de una estafa, una crisis de hambre o
una peste en cualquier lugar del mundo. Trabajar sin posibilidades de una ración extra, hasta que
los habitantes de Camboya tuvieran alimento suficiente o hasta que todos los patagones hubieran
pasado por la Universidad. Trabajar con un cheque en blanco, exhibido por hombres a los que
usted nunca veri ́a, cuyas necesidades no conoceri ́a, cuya laboriosidad, pereza o mala fe no podri ́a
usted observar nunca. Tan sólo trabajar, trabajar y trabajar, dejando que las Ivys o los Geralds del
mundo decidieran qué estómagos habri ́an de consumir el esfuerzo, los sueñ os y los di ́as de
vuestra vida. ¿Era aquélla la ley moral a aceptar? ¿Aquél un ideal moral?

»Lo intentamos y aprendimos la lección. Nuestra agoni ́a duró cuatro añ os, desde la primera
reunión hasta la última, y todo terminó del único modo que podi ́a terminar: en la ruina total.
Durante la última reunión, Ivy Starnes fue la única que intentó forcejear un poco. Pronunció un
corto, desagradable y agresivo discurso en el que dijo que el plan habi ́a fracasado porque el resto
del pai ́s no lo aceptó; que una sola comunidad no podi ́a llevarlo a la práctica y triunfar en medio
de un mundo egoi ́sta y avaro; que el plan era un ideal noble, pero que la naturaleza humana no
estaba a la altura del mismo. Un joven, el mismo castigado por habernos dado una idea útil
durante el primer añ o, se puso en pie,

581

mientras todos segui ́amos sentados en silencio, y dirigióse a Ivy Starnes, que ocupaba el estrado.
No dijo nada. Le escupió en la cara. Y éste fue el fin del noble plan de la "Twentieth Century".»

El desconocido habi ́a estado hablando como si el fardo de sus añ os de silencio se hubiese
desprendido repentinamente de sus hombros. Dagny comprendió que era su tributo hacia ella. No
habi ́a demostrado reacción alguna ante su amabilidad; pareció insensible a los valores humanos o
a la esperanza, pero algo en su interior habi ́a quedado al descubierto y la respuesta era su
confesión; aquel largo y desesperado grito de rebelión contra la injusticia, retenido durante años y
expresado ahora en reconocimiento a la primera persona frente a la cual su llamamiento a la
justicia no resultaba vano. Era como si la vida a la que habi ́a estado a punto de renunciar hubiera
vuelto a su ser, gracias a dos necesidades esenciales satisfechas: la comida y la presencia de un ser
racional.

—Pero ¿no iba a hablarme de John Galt? —preguntó Dagny.


—¡Oh! —exclamó él, recordando—. ¡Oh, si ́!...

—Iba a explicarme por qué la «gente» habi ́a empezado a formularse la famosa pregunta. —Si ́.

Miraba hacia la lejani ́a como si contemplara algo que, luego de estudiar durante añ os, siguiera
invariable y sin solucionar. En su cara se pintaba una extrañ a e intrigante expresión de terror.

—Pensaba contarme a qué John Galt se referi ́an... si es que existió.

—Confi ́o en que no, señ ora. Quiero decir, confi ́o en que se trate sólo de una coincidencia, tan sólo
de una frase sin significado.

—Recuerda usted algo, ¿verdad? ¿De qué se trata?

—De algo... de algo sucedido en la primera reunión de la «Twentieth Century». Tal vez se tratara
del principio del fin. O tal vez no. No lo sé... Aquella reunión se celebró cierta noche de primavera,
hace doce años. Seis mil de nosotros nos aglomerábamos en unos grádenos que se elevaban hasta
casi el techo de la mayor nave de la fábrica. Acabábamos de votar por el nuevo plan y nos
senti ́amos muy nerviosos. Armábamos mucho ruido, vitoreando el triunfo del pueblo,
amenazando a ciertos desconocidos enemigos y ansiosos de lucha, igual que matones con la
conciencia intranquila. Estábamos iluminados por potentes luces blancas, y nos senti ́amos
enérgicos y susceptibles. Una muchedumbre de feo aspecto, realmente peligrosa. Gerald Starnes,
que presidi ́a la reunión, no cesaba de golpear la mesa con su maza, imponiendo silencio. Nos
tranquilizamos un poco, pero no mucho. Podi ́an observarse los movimientos de la muchedumbre
como una marea, como agua agitada en un recipiente. «¡Estamos viviendo momentos cruciales en
la historia de la Humanidad! —gritó Gerald Starnes sobreponiéndose al barullo—. Recordad que a
partir de ahora ninguno de nosotros puede abandonar esta fábrica, porque todos nostalgia
pertenecemos mutuamente, según la ley moral que acabamos de aceptar.» «¡Yo no la acepto!»,
exclamó un hombre poniéndose en pie. Era uno de nuestros más jóvenes ingenieros. Nadie le
conoci ́a demasiado porque casi siempre se mantuvo aislado del resto. Al decir aquello, nos
quedamos como petrificados. Nos asombró el modo en que manteni ́a erguida la cabeza. Era alto y
delgado, y recuerdo haber pensado que cualquiera de nosotros le habri ́a retorcido el pescuezo sin
dificultad. Pero, no obstante, sentimos miedo.

»Permaneci ́a en pie, como quien está convencido de su derecho. «Voy a poner fin a todo esto de
una vez para siempre», dijo. Su voz sonaba clara, sin inflexión alguna. Fue todo cuanto dijo y
dirigióse a la salida. Caminó a lo largo de la nave, bajo la blanca claridad, sin apresurarse y sin
fijarse en nadie. Ninguno se atrevió a detenerlo. Gerald Starnes gritó de repente: «¿Cómo ha
dicho?» El joven se volvió y contestóle: «Detendré el motor del

582

mundo». Salió, y nunca más hemos vuelto a verle, ni hemos sabido de él. Pero años más tarde,
cuando notamos cómo se iban apagando las luces, una tras otra, en las grandes fábricas que
durante generaciones se mantuvieron sólidas como montañ as, cuando vimos cerrarse las puertas
y detenerse las cintas transportadoras, cuando las carreteras fueron quedando vaci ́as y cesó la
corriente de vehi ́culos, cuando empezó a parecer como si una silenciosa fuerza inmovilizara los
generadores que mueven el mundo y éste se fuera desplomando en silencio, como un cuerpo
privado de espi ́ritu... empezamos a reflexionar y a formularnos preguntas acerca de aquel joven;
Nos preguntábamos unos a otros acerca de lo que le habi ́amos oi ́do decir. Empezamos a pensar
que habi ́a mantenido su palabra y que quien habi ́a visto y conocido la verdad que nosotros
rehusábamos, constitui ́a ahora el castigo que pendi ́a sobre nuestras cabezas; era el vengador, el
hombre que imponi ́a la justicia desafiada por nosotros.

»Empezamos a pensar que aquel hombre nos habi ́a maldecido, que no teni ́amos escapatoria para
su veredicto y que jamás lograri ́amos escapar a él. Todo aquello resultaba todavi ́a más horrible
porque no nos persegui ́a, sino que éramos nosotros quienes de repente lo andábamos buscando,
luego de desaparecer sin dejar huella. No lo encontramos en ningún lugar. ¿Gracias a qué
imposible fuerza habi ́a podido realizar lo que anunció? Pero tampoco habi ́a respuesta para esto.
Nos acordábamos de él cada vez que presenciábamos un nuevo colapso en el mundo, que nadie
podi ́a explicar; cuando recibi ́amos un nuevo golpe, cuando perdi ́amos otra esperanza, cada vez
que nos vei ́amos atrapados en esa niebla gris y mortecina que ha descendido sobre toda la tierra.
Quizá algunos, al oi ́rnos gemir formulándonos semejante pregunta, no supieran a qué nos
referi ́amos, pero lo que no ignoraban eran los sentimientos que nos obligaban a ella. También
estas personas sabi ́an que algo acababa de desaparecer en el mundo. Tal vez por ello empezaron a
pronunciar la frase cuando vei ́an venirse abajo sus esperanzas. Me gusta pensar que pude
equivocarme, que aquellas palabras no significaban nada, que no existe intención consciente ni
afán vengador tras el final de la raza humana que estamos viviendo. Pero cuando les oigo repetir
la frase tengo miedo, y me acuerdo del hombre que anunció detener el motor del mundo. Porque
se llamaba John Galt, ¿sabe usted?»

** *

583

Posted: Mayo Von Höltz ®

-Lo que no me gusta de los personajes de Rand es que son todos promiscuos, sobre todo Dagny,
que es casi una puta que se acuesta con tres tipos distintos en un mes; eso es deliberado para
destruir los valores de la familia tradicional, que se funda en la fidelidad y respeto de los conyuges.

-Eso es deliberado Alfredo en efecto, Rand no es como Proust que escribía cualquier cosa para que
el libro sea mas gordo, pero no como vos lo entendiste, no son promiscuos los personajes de la
Rand, y menos Dagny es una puta como decís, sus tres amantes consecutivos y no simultáneos en
los hechos, aunque sí en la reflexión ya que toda decisión importante requiere un tiempo de
maceración, es una manera de demostrar que el amor es racional y libre, en el sentido que la
mujer cambia, evoluciona, y también conoce a mas hombres en el transcurso de su vida que
pueden -obviamente- mejorar su elección pasada. Un hombre joven compra un Fitito, luego de
adulto un Toyota Corolla y luego un Rolls Royce de acuerdo a su capacidad de compra y su criterio
de cada momento. Si su evolución económica es vertiginosa, muy rápidamente pasará de un auto
al otro. Si evoluciona sus elecciones serán cada vez mejores. Dagny Taggart de joven se enamora
de Francisco D' Anconia, un idealista; luego conoce a Hank Rearden y se da cuenta que es un
hombre mejor, ya que es un hombre de acción que se hizo a sí mismo. Deja a Francisco y se va con
Hank. Luego conoce a John Galt, que es la síntesis perfecta de ambos, el idealista y el hombre de
acción, y se enamora de él porque es el mejor de todos. Sus novios anteriores, una vez que son
dejados por Dagny, no le reprochan nada porque saben que han sido abandonados por un hombre
mejor, han perdido justamente en el mercado de las relaciones humanas. No exigen un contrato
de exclusividad mercantilista, no exigen cazar y ser cazados dentro de su zoológico, donde por ley
el comprador es rehén de un sólo proveedor, donde el consumidor está obligado a quedarse con
la opción mas antigua, ya que le impiden ampliar el horizonte en busca de una oferta superadora.

Es mejor que te deje una mujer porque no te ama mas, que se quede por fidelidad física y lástima,
pero amando a otro. Las relaciones humanas fluctúan, evolucionan. Toda fijación es pues,
coercitiva, sea la coerción ejercida por la manipulación externa de un cónyuge totalitario, o por la
manipulación propia de una conciencia culposa. Tener a lo largo del tiempo siempre los mismos
amigos o la misma mujer implica una cosa, o ambos evolucionan parejamente, o la parte que
evoluciona mas estará disconforme con la otra parte, conservándola al costo de su propia
insatisfacción. Nadie es dueño de nadie, las relaciones humanas no son -o no debieran ser- un
mercado cautivo con aduanas infranqueables que impiden la salida de productos obsoletos y la
entrada de productos modernos que satisfacen mejor las necesidades del consumidor. No hay por
qué seguir tomando un mismo café si su calidad empeora, o si ahora tenemos mas plata para
tomar un café mejor o queremos tomar un licuado de banana en lugar de café. Todos los días
debemos elegir comprar nuestras relaciones, de igual modo que ellos todos los días deben elegir
comprarnos a nosotros. No debemos conservar relaciones por lástima, como mucho menos
implorar -implícita o explícitamente- que nos conserven por lástima a nosotros. Destruye nuestra
alma convivir con una persona a quien no admiramos; de igual modo que la destruye el convivir
con una persona que sabemos que no nos admira. Amarga estar con alguien que esté por debajo
de nuestras posibilidades y resiente que estemos con alguien que esté por arriba de nuestras
posibilidades, que íntimamente sabemos que nos desprecia. Amar es básicamente admirar.

Las elecciones de seres humanos responden (de igual modo que el desprecio) a los mismos
patrones que la elección de objetos. Eliges lo que te hace bien y desprecias lo que te hace mal, sea
la elección de un café rico, caliente y barato (o el desprecio de uno feo, frío y caro), o la elección
de una mujer hermosa, inteligente y honrada (o el desprecio de una fea, tonta y mentirosa). Nada
define mas a una persona que lo que libremente elige y desprecia. Sabés que es la vida Alfredo?,
una continua e ininterrumpida cadena de elecciones, estás aquí conmigo es porque elegís estar
aquí escuchándome, y dejarás de escucharme cuando elijás dejar de escucharme, o cuando yo
elija dejar de hablar. Cada cosa que hacemos desde que aprendemos a pensar hasta que morimos,
es una elección que lleva implicita el desprecio de lo que elegimos no hacer. Si elegís bien
alcanzarás la felicidad, si elegís mal merecerás tu desdicha. La única libertad real que tenemos en
nuestra vida es nuestra capacidad de elegir.

Posted: Mayo Von Höltz ©


Las guerras entre facciones de una misma ideología suelen ser mas furibundas que las que suelen
haber entre facciones de ideologías opuestas. Mi explicación a tal paradoja es que los odios se
fundan en la emoción y en la envidia, y es más natural tenerle envidia al vecino que se frecuenta,
por mas que piense casi lo mismo, que a un ser lejano y remoto, por mas que piense lo opuesto. El
odio que sienten entre sí las distintas facciones del comunismo argentino, es mayor al que sienten
todas ellas por el Ingeniero Alsogaray...

Lo que trato de decir es que a veces noto que los que sostienen que el Estado debe ser mínimo
como pensaba Ayn Rand, y los que sostienen que el Estado debe dejar de existir, como pensaba
Murray Rothbard, suelen odiarse mas entre sí que lo que ambos odian a los estadistas y dirigistas.
La lógica contradice estos humores, siendo que tiene mas sentido que haya empatía entre un
grupo que sostiene que una cosa debe ser muy pequeña, y los que sostienen que esa cosa
pequeña no debe existir, que la que sienten cada uno de estos grupos con los que sostienen que
esa cosa debe ser inmensa.

Los que creen que Rothbard estaba en contra de Ayn Rand porque ella sostenía que el Estado,
aunque pequeño y limitado a pocas funciones, debiera existir, a diferencia de él que sostenía que
el Estado debiera desaparecer, se equivocan: Murray Rothbard siempre dijo que los dos libros que
mas influyeron en su pensamiento fueron "La Acción Humana" de su maestro Von Mises, y "La
Rebelión de Atlas" de su amiga Ayn Rand.

Como se ve claramente en la carta que adjunto a continuación, las disputas subalternas entre
minarquistas y anarcocapitalistas no estaban en quienes luego las inspiraron. Si bien Rothbard
siempre sostuvo que el Estado debiera desaparecer ("el Estado sólo admite dos tipos de áreas:
unas deben ser privatizadas y las otras deben ser eliminadas"), eso no fue un obstáculo para que
pensara al mismo tiempo que Ayn Rand era una de las mentes mas brillantes que dio la historia de
la humanidad; ya Von Mises antes le había proferido elogios análogos.

La carta tiene mas valor histórico que sustancial, el abuso de superlativos insípidos que en nada
enriquecen al que ávido busca conocimientos, bordea incluso la mediocridad con que se expresan
quienes nada tienen que decir, sólo en ciertos pasajes de la misma la hacen notable, como por
ejemplo cuando Rothbard le dice a Ayn Rand, que a pesar de la gran admiración que le profesaba,
la esquivaba no yendo a los lugares donde sabía que se encontraría con ella, porque temía que si
estaba mucho a su lado, todos sus pensamientos personales y hasta todo su pasado emotivo, iba a
disolverse en la nada al fundirse ante la influencia total de tan tremenda inteligencia. Luego de
estar mucho tiempo con ella ya no sería mas Murray Rothbard, sería una fotocopia viviente de Ayn
Rand. Para defender su existencia pues, no le quedaba otra opción que esquivarla todo lo que
pudiera. Borges tiene un cuento que se llama "La memoria de Shakespeare" donde desarrolla la
misma idea.
Al respecto de la "pelea" Rothbard-Rand, Carlos Fajardo dice lo siguiente:

Carlos Fajardo preguntó en el artículo “Un día como hoy, hace 28 años, falleció Ayn Rand” qué
opinaba de lo dicho por Murray Rothbard sobre Ayn Rand y el grupo de estudio que tenía.

Rothbard acusó en un artículo a Ayn Rand y su grupo de ser una especie de secta. Primero, he de
decir que considero a Murray Rothbard y a Ayn Rand como dos de las mentes más brillantes del
siglo XX. Me fascina leer sus trabajos y podría pensar que cada parrafo que escribieron fue un
aporte importantísimo para la civilización humana. Junto a ellos, el trabajo de Ludwig von Mises
está entre los más importantes para mi educación y sus nombres son los que más resaltan en mi
biblioteca. Segundo, es necesario explicar brevemente quienes eran ellos dos para darles un poco
de contexto, Rothbard fue un estudiante de Ludwig von Mises y un importante académico de la
Escuela Austríaca de Economía. Esta escuela considera a la economía como el resultado de la
acción humana y, por lo tanto, algo imposible de predecir con fórmulas matemáticas. Esta ciencia,
a la que llamaron praxeología, considera que los seres humanos actúan y que toda la teoría
económica puede ser logicamente deducida de esta acción. Este es un axioma (algo parecido a un
absoluto irrefutable) que no puede ser negado ya que intentar hacerlo sería ilógico. Ayn Rand
elaboró un sistema filosófico completo llamado Objetivismo. En este, se explica de manera
coherente y objetiva, los motivos por los que el capitalismo es el único sistema social moral que
existe. Además, explica por qué el individuo ha sido condenado a una vida de sacrificio y denuncia
estos actos como inconsistentes con la vida humana. Es importante la influencia aristotélica en
muchos de sus trabajos y las refutaciones que hace de las ideas de Kant es fundamental para
entender su obra. Ambos, Rothbard y Rand, escribieron sus obras más famosas en una época
donde sus ideas no eran populares, fueron rechazados, ampliamente criticados y atacados sin
ningún fundamento racional y lógico. Esto, el que la mayoría de los ataques que recibieron eran
fundamentados por ser ideas falsas, ilógicas y que violaban las leyes de correspondencia e
identidad es que ambos continúan siendo tan influyentes e importantes para estudiar la acción
humana, a los individuos y estructurar una filosofía de vida. ¿Cuál es el problema entre Rand y
Rothbard? Las diferencias ideológicas que ambos tenían creo que han sido exageradas. Ambos
compartían y creían en los mismos fundamentos filosóficos como punto de partida. La imagen de
Rand como una “vieja cerrada y amargada” es ideal para Hollywood, pero ella no era realmente así
y sus escritos lo han demostrado. Ludwig von Mises, que fue el maestro de Rothbard también
estudio estas ideas y es por eso que puede encontrarse tantas conexiones, coherencia y
consistencia filosófica entre el trabajo que ellos tres realizaron. Sobre la propiedad privada ellos
partían de los estudios hechos por John Locke (la propiedad privada derivada como un derecho
natural) y la consideraban un componente esencial de la libertad. Creían que el derecho a la
propiedad humana, producto de la acción humana, era algo moral y Rand explicaba que atacar la
propiedad privada de un hombre era un acto directo contra el hombre mismo. Rothbard apoyaba
esta postura y creía que la propiedad era adquirida por aquel que utilizara este derecho de
reclamación antes que cualquier otro (de acá se derivan muchas opiniones respecto a los derechos
de propiedad intelectual). Ambos estaban a favor de un regreso al patrón oro y rechazaban
ferreamente el poder del sistema de Banca Centrales. En la moral y ética, Rand creía que la acción
del hombre en busca de mejorar su vida era un acto moral y que esta acción era un acto egoísta y
racional, si no era ambas cosas, era un acto inmoral pues iba contra la naturaleza humana. Rand
creía que todas las decisiones derivan de una decisión: vivir o morir; y también creía que el no
actuar es a la vez un producto de la acción pues implicaba una toma de decisiones (esto fue
ampliamente estudiado por Mises y Rothbard). Para los tres, era despreciable cualquier ser
humano que no era capaz de tomar decisiones por sí mismo y necesitaba la aprobación de
terceros. La diferencia más importante entre ambos radica en su postura teórico-política respecto
a la conformación de un Estado. Rand era una ferviente admiradora de los principios que
inspiraron la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y su Constitución Política. Se
mostró afín a la postura antifederalista respecto al tamaño del gobierno y su injerencia en la vida
social. Creía en un gobierno mínimo y limitado a asegurar la protección de los bienes de sus
ciudadanos y sus derechos como individuos, y en que debía ser el ejecutor de la justicia. Rothbard
por su lado, llevaba sus principios a una postura más radical (pero no menos lógica) y consideraba
que entregar sus derechos individuales a un monopolio de la ejecución de la justicia, a vivir con
una libertad limitada por el poder coercitivo del gobierno y tener que pagar impuestos bajo la
amenaza de un gobierno era incompatible con la libertad. Rothbard creía que todos los servicios
que existen o podrían existir podían ser provistos por el mercado y que el gobierno era, por
naturaleza, ineficiente en la provisión de los mismos. Rothbard estaba a favor de la privatización
de la policía, la defensa nacional y del ejército. En suma, Rothbard era un anarco-capitalista.
Entonces, ¿eran enemigos? Me parece que no lo eran. Simplemente tenían posturas distintas en
muchos temas y durante un largo período de su vida tuvieron una estrecha amistad. Esto lo
podemos comprobar con una carta escrita por Rothbard el 03 de octubre de 1957, en la que
felicitaba a Ayn Rand por la publicación de “La rebelión de Atlas”.

Adjunto a continuación el contenido de la mentada carta de Rothbard a Rand.

https://objetivismo.org/rothbard-a-rand-la-mente-mas-brillante-del-siglo-xx/

Posted: Mayo Von Höltz ©

También podría gustarte