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LAS BASES DEL PENSAMIENTO POLITICO MEDIEVAL

El pensamiento político medieval se concentró esencialmente sobre la legitimación


trascendente del poder, es decir, sobre la gracia divina del rey, sin ninguna
participación del pueblo. Las teorías políticas que, a partir del S. XIII, se opusieron a tales
concepciones sobre los fundamentos del poder argumentaron desde el punto de vista del
“ciudadano”, es decir que parten del concepto de “civis”. Esta argumentación desemboca
en aquella monárquica (el status regalia) que lleva, en última instancias, el concepto de
Estado.
Dos fueron, entonces, las formas de gobierno y de legislación que predominaron
durante la Edad Media: la teoría ascendente (la más antigua cronológicamente),
característica de los pueblos germanos, y la teoría descendente o teocrática, cuyo poder
reside en Dios y por tanto el pueblo no tenía más poder que el que se le había dado
“desde arriba”.
La historia del pensamiento medieval se caracterizó por la interrelación entre el
Cristianismo y el poder político; el poder espiritual y el poder temporal, los dos pilares en
los cuales se fundamentó el Medioevo.
El Cristianismo supo volcar los elementos esenciales a la cultura europea. La Europa
medieval se identificó con la Cristiandad, la Universitas, la Res Publica Cristiana. La
Iglesia asumió el papel de cohesión de los valores fundantes (lo romano, lo cristiano, lo
germano) y se constituyó en la autoridad espiritual y cultural por excelencia.
En cuanto al poder político, sus postulados sentaron las bases de la modernidad: la
consideración de las monarquías, su relación con las instituciones feudales, el concepto
de universalidad a través de la figura imperial, constituyeron los sustentos de la época. La
interrelación entre ambos pilares es permanente y no podría entenderse uno sin el otro.
Las influencias son mutuas, pero también explican los constantes conflictos s lo largo de
la Edad Media.
No es propio del período medieval la existencia de Tratados de Políticos. Las ideas
políticas, las doctrinas políticas son de estudiosos, teóricos y filósofos de la época.
Fueron los mismos gobernantes, los papas, los reyes y emperadores, quienes mediante
sus medidas de gobierno crearon y aplicaron las ideas políticas. Las doctrinas políticas
respondían a situaciones y problemas reales y concretos.

- Continuidad del pensamiento político de la Antigüedad

No se puede hablar de una ruptura entre la historia del pensamiento de la antigüedad y el


pensamiento medieval, sino por el contrario existe una continuidad entre ambos. Se
produce un periodo de transición en el que se entremezclan las ideas de la antigüedad
con nuevas ideas del Medioevo.
Los siglos IV y V tienen un peso importante en este proceso de transición porque son
en estos donde quedan establecidas las ideas fundamentales y las bases acerca de las
formas de gobierno. Durante estos siglos se habla del Bajo Imperio Romano, también es
conocido como la Antigüedad Tardía. Se produce una fusión entre los reinos germanos,
las características romanas y las influencias cristianas.
Las concepciones durante esta época siguen teniendo una marcada impronta romana:
el Imperio cae pero no cae su bagaje cultural, la política y el derecho.
La Iglesia juega un papel sumamente importante, tanto la de Roma como la de
Constantinopla. Más allá de la decadencia del Imperio Romano de Occidente, Roma
continúa con el funcionamiento de sus instituciones administrativas. Sin embargo, este
imperio es una sombra de lo que fue en la antigüedad.
El Imperio podía considerarse como una entidad civilizada porque la ley era
considerada como una especie de poder supremo emanada del Emperador. Pese al
fantasma de su decadencia, el Imperio sigue conservando su carácter de universalidad.
Está idea de universalidad permanece latente a partir del siglo V y seguirá así para
concretarse con Carlomagno en el siglo VIII.
El Cristianismo se consideró como religión oficial. No sólo fue un paso histórico sino
que fue el instrumento necesario para que el papado pudiese considerarse como una
institución de gobierno. El Cristianismo como religión oficial le da una fuerza y mantiene
la unidad del Imperio decadente. La Iglesia es la única institución que con la llegada de
los pueblos germánicos logró la fusión entre éstos y lo romano. El obispo ejerce un cargo
social y a partir del siglo V se convierte en una autoridad civil y ciudadana.
La ley emanada del Emperador tenía un pasado bíblico: este es otro elemento de
continuidad entre la Antigüedad y la Edad media. El Antiguo Testamento está impregnado
de principios básicos de gobierno y en la Edad Media ejercieron una fuerte influencia;
por ello se utiliza la Biblia como fuente para el estudio medieval (como una fuente que
ayuda a explicar no sólo las bases de gobierno del pueblo judío sino también
característica que pasaron al mundo medieval).
A fines del siglo IV y principios del siglo V un padre de la Iglesia, San Jerónimo,
traduce la Biblia, conocida como la “Vulgata”, usando el lenguaje de las clases cultas y
utilizando términos en estrecha relación con los juristas romanos. Ese carácter legal de
la Biblia aparece en la Vulgata con un sustento jurídico propio de la ley romana con
aquello que tiene que ver con las formas de gobierno. Este texto fue el más utilizado por
el vulgo de la gente.
Hacia el S.V las funciones de la Iglesia Romana todavía no habían sido organizadas.
La práctica y uso atribuían s la Iglesia autoridad en cuestiones de organización y
preeminencias. A principios del S.V, y luego en el S.VI, los principios de gobierno son el
resultado de la aplicación de los temas bíblicos, manifestado en lo que se llamó la
“concepción o teoría teocrática descendente”: el origen del poder está en Dios.
El Cristianismo no rompe con las instituciones existentes sino que les da una nueva
impronta. En esto juego un papel importante la caridad o el amor.

Revolución cristiana

1- Los caracteres de la revolución cristiana

- Modificación radical del concepto de la divinidad que anteriormente tenía el


hombre. El Cristianismo afirma la trascendencia divina, en contra de la
antigüedad pagana y grecolatina. Sitúa a Dios fuera de la naturaleza visible y
por encima de ella.
- Mediante la encarnación del Verbo, la divinidad reviste la naturaleza humana.
El Cristianismo es una redención que tendrá su incidencia sobre el
pensamiento político.
- La revolución cristiana no engendra una ruptura total con el mundo antiguo.

2- Elementos de continuidad entre el mundo pagano y el mundo cristiano

- La enseñanza cristiana utiliza en el plano filosófico el pensamiento antiguo.


- En el campo de la vida pública, las instituciones existentes subsistirán.

3- Elementos de ruptura

- En lo político hay una ruptura con el mundo antiguo. El antiguo deber de


Justicia es sobrepasado por el nuevo deber de Caridad. El Cristianismo hace
un llamado al amor. Implica una renovación, un cambio de vida por la oración,
por la castidad, la sobriedad, preparando la unión con Dios.
- Noción de un Dios único, poder supremo.
- Moral trascendente ligada a la existencia de ese Dios.
4- El aporte judío

- La idea de un Dios único (monoteísmo). Es un pacto de carácter indisoluble; si


el pueblo lo viola, falta a sus obligaciones reconocida y es culpable. Dios
mismo conduce personalmente a su pueblo, pero respeta la libertad de Israel y
no lo obliga a un comportamiento determinado, sino que lo lleva por un camino
por medio de castigos o por la intervención de los profetas.
- El régimen político es el de una sociedad sin constitución política. Moisés
realiza una organización social sometida a la soberanía de una ley religiosa y
civil. Este régimen no pudo durar.
- Concepto de la autoridad: los reyes deben obedecer las órdenes de Dios. Está
autoridad será recogida enteramente por la tradición cristiana.

5- Primacía de la persona humana

- El Cristianismo quiere que el hombre deje de lado ciertas relaciones de


subordinación y rehace todo intento de absorción.
- La determinación de los límites de los derechos del Estado es algo esencial
para el Cristianismo.
- El ciudadano tiene un valor absoluto, en razón del bien espiritual
trascendental.
- El concepto de Estado soberano será aceptable únicamente en la medida en
que este Estado sea una sociedad abierta y en que no pretendes encerrar en
él al hombre y con él, al hombre cristiano. Nace así una nueva parte del
derecho que concierne a las relaciones del estado con los individuos o las
colectividades.

6- La Revolución Cristiana y el derecho constitucional.

Dos aportes esenciales que dominarán durante varios siglos la evolución de


las doctrines políticas:

- Idea de la unidad humana como reflejo de la unidad divina. El conjunto de los


humanos forma un todo, moralmente coherente y orgánicamente institucional.
- Idea de dualidad de lo espiritual y de lo temporal: principio de vida y principio de
organización colectiva.

Habrá que distinguir dos sociedades: una política y otra eclesiástica, que son
estructuras constitucionales nuevas, y que constituyen 3 problemas nuevos:

- el problema de la humanidad.
- el problema de la dualidad política-eclesiástica.
- el problema de la conciliación de estos dos puntos de vistas aparentemente contradictorios.

7- La noción de Humanidad.

El Cristianismo no admite ninguna diferencia de naturaleza entre los hombres.


Puede haber diversidades accidentales de función, de situación, de nacionalidad, de
raza; no las hay en cuanto la humanidad.
Todo hombre es igualmente hijo de Dios.
La palabra “humanidad” designará una entidad propis, constituida por todas las
generaciones y todas las razas, de todos los países, de todas las condiciones, entre
las cuales la presencia de Dios hs instituido una real solidaridad.
Una comunidad única y universal, fundada por el propio Dios. Realiza la mayor de
las universalidades.

8- La dualidad político-eclesiástica.

El Cristianismo distingue entre el campo de lo político y el campo de lo eclesiástico y


es la base de todo Derecho público moderno.
El poder político tiene su dominio en lo temporal, es decir, el gobierno de los
intereses presentes de la vida humana con las correspondientes sanciones
materiales.
El poder religioso se ejerce sobre lo temporal. Se refiere s las relaciones entre los
hombres y Dios. Su dominio es lo espiritual, los intereses eternos.

9- La armonía de las dos sociedades.

La dualidad de lo espiritual y lo temporal engendra como consecuencia la existencia


de dos instituciones distintas (laica y sacerdotal).
La Iglesia, en cuanto comunidad espiritual y moral, tiene una vocación más
extendida que el Estado ya que reivindica la dirección de toda la humanidad.
Modifica el dominio del Estado puesto que el individuo ya no pertenecerá sólo s él.
El Cristianismo introduce la idea fundamental de un Estado que no podrá bastarse a
sí mismo ni bastar al individuo. La comunidad religiosa forma en relación al Estado
un todo autónomo y homogéneo.
El individuo se encuentra liberado espiritualmente del Estado, pero por otro lado se
ve en el plano religioso, integrado en otra sociedad invisible y visible a la vez. Será
atraído simultáneamente por dos organizaciones opuestas: una política y otra
religiosa.
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