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Niños pasan corriendo por un costado jugando con un balón de medias medianamente
pequeño e improvisado por ellos mismos. Dos Militares pasan delante de ellos y Eduardo
mirándolo de forma hostigadora. Eduardo intenta ignorarlos, pero es empujado un choque
de hombros por parte de uno de ellos mientras pasan delante de él. Se acomoda el bulto que
carga como mochila y decide continuar avanzando ignorando la situación que lo hostiga.
Clara sale corriendo y sollozando y golpea sin darse cuenta, con los ojos totalmente
abiertos intenta disculparse mirándole al rostro, pero queda muda ante él por un segundo y
con un nudo en la garganta sale corriendo. Detrás de ella se escucha en todo corriente a un
hombre carajeando.
Eduardo intentando tapar del rango de visión el lado al cual había escapado Clara sabiendo
que ella aún estaba visible; se mueve un poco a un costado y apunta al lado opuesto
nervioso.
EDUARDO SAINZ
Se fue para allá … caballero. (nervioso)
El hombre robusto intenta mirar por detrás de Eduardo con el ceño fruncido, reacciona
repentinamente empujándolo.
HOMBRE ROBUSTO
¡Quítate pendejo! (molesto)
Eduardo se queda mirando esa escena, sorprendido muestra los dientes en señal de
intolerancia. Escucha los llantos de una mujer dentro de la casa, apoya su mano en la puerta
por la cual salió el hombre, pero sintiendo la presión militar cerca se aleja de modo
inhóspito y con mucha molestia
Escena 3: ATARDECER/CANTINA/BAR/PIANO
Un joven tocando la guitarra/piano se detiene y se lamenta.
JOVEN MUSICA (low voice)
Por qué no me querrá esa imillita …
Continúa tocando mientras pasa Eduardo ingresa al salón y observa un grupo de la milicia
embriagándose, decide pasar inadvertido y se retira rápidamente. Al marcharse se encuentra
con Jaime a quien se acerca con una sonrisa leve y lo aleja del lugar.
JAIME (contento)
¿Encontraste algo de comer?
EDUARDO SAINZ (cansado)
Nada, aún.
Mira Jaime, siento en el alma pena por estos pobres rostros enajenados a nuestro alrededor,
esta realidad no es la que merece esta gente.
Jaime saca un trozo de pan, lo parte por la mitad y se lo entrega con alevosía.
JAIME
Ahora tenemos que preocuparnos por nosotros, cuídate Eduardo, este pan es un manjar por
ahora, raciónalo y espero verte pronto ya que fácil morir de hambre en este rincón del
mundo.
EDUARDO SAINZ (sonríe)
Muchas gracias, se ve estupendo, lo aprecio. Cuídate Jaime.
Eduardo lo abraza y rápidamente se alejan el uno del otro por diferentes caminos. Pero él se
queda mirando el pan, por unos segundos.
Escena 4: ATARDECER//PRADERA/DETRÁS DE UN ARBOL.
Eduardo se aleja de la comuna, caminando lentamente por una pradera y se tumba
semirecostado sobre un árbol. Rebusca entre los viejos bolsillos de su saco un cigarrillo a
medio fumar, saca un encendedor y lo intenta prender, pero el encendedor ya está agotado.
Escucha un sollozo que viene detrás, se queda callado y espera. Pronto se acerca mira de
manera curiosa a una muchacha de cuclillas tapándose la cara con los antebrazos.
EDUARDO SAINZ
Hola, vi lo que sucedió ahí abajo, ¿podrías contarme que paso?
Clara se da la vuelta lentamente y aun llorando mira a Eduardo con los ojos llorosos
mientras él juega con las piedras de sus pies.
CLARA
mi padrastro me dijo que me mataría, estaba maltratando a mi mama así que me levante y le
dije que se detenga, tenía miedo.
Se le quiebra la voz y emite un agudo silencio, Eduardo evita mostrar emociones, se
arrodilla y se quita el saco que llevaba puesto.
CLARA
Mi madre también me maltrata, pero aun así la quiero y no quisiera que la lastimen de tal
modo, ahora no puedo volver o mi padrastro me matara, dijo que no vuelva jamás a su casa.
Eduardo coloca su saco viejo sobre los hombres de clara y en un segundo de silencio la
abraza y le rasca la cabeza con ternura en señal de confianza.
Ambos se quedan callados, y Eduardo es el primero en romper el silencio que se provoca
en esa situación totalmente sorpresivos para Clara, que tiene los ojos bastante abiertos.
EDUARDO SAINZ
Escapa conmigo, vámonos de aquí, yo te ayudare, tampoco tengo a nadie por ahora, solo
sigo el camino que es lo único que tengo más que un sueño que seguir.
Clara se levanta confundida, con la mirada triste pensante tarda en reaccionar, pero le
extiende la mano. Eduardo le toma la mano y juntos se miran por un determinado tiempo,
clara agacha la cabeza por su total vergüenza, sabiendo que dejara muchas cosas atras.
CLARA
(inexpresiva)
Vamos …
Eduardo la mira inexpresivamente, le acomoda el saco que ella lleva sobre sus hombros y
reafirma.
EDUARDO SAINZ
Vámonos …
Juntos un poco distanciados los unos del otro se alejan entre los arboles a paso lento
mirando el viejo atardecer que les dará un nuevo contraste a sus días.