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Universidad de Panamá

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas


Escuela de Derecho

Introducción al Derecho-Der100A
Profesor Eddie Hernández
Asignación #4

Estudiante: Año: Aula:


Roberto C. Robolt R. I A Matutino A-6
Céd. 4-713-1164

I. Análisis y comparación de los Mandamientos o Decálogos del Abogado en base a tres autores
diferentes que han expresado su opinión y escrito sobre los mismo. Ellos son: Eduardo Couture,
A. Ossorio y San Ivón Patrono de los Abogados.

Eduardo Couture

En los análisis pasados, escogimos de este autor, su séptimo mandamiento que nos hablaba
taxativamente de los siguiente: “ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la
convivencia humana; en la Justicia como destino normal del Derecho; en la Paz como sustituto
bondadoso de la Justicia y sobre todo, ten fe en la Libertad, sin el cual no hay Derecho, ni
Justicia, ni Paz”.
Este conjunto de preceptos, son los que he considerado para analizar, ya que recoge toda la
verdadera conceptualización tanto teórica como moral de lo que debería ser un verdadero y
formal abogado. Pero yo analizo, que en este mandamiento hay un concepto, una palabra que
nuestro autor señala y que es la que engloba a las demás, una palabra que encierra muchas cosas
más allá de la teoría, más allá de la práctica y que tiene que ver más con nuestra actitud espiritual
o personal como entes de sociedad, esa palabra es la Fe.
La Fe es de partida una firme creencia, es un crédito que nos damos nosotros mismos para con
perpetua confianza hacer o desarrollar una actividad, es seguridad en nuestros pasos, es lograr lo
deseado o prometido; no es un documento que entregamos o que firmamos, es nuestra palabra de
acción firme y constante hacia lo positivo, hacia lo verdadero, es nuestro compromiso con Dios,
de que con su amparo y positiva luz lograremos por medio de todos los engranajes salir airosos o
cumplir leal y firmemente con nuestro cliente o representado.

A. Ossorio

En las estructuras de este sensato y juicioso pensamiento presentado por nuestro autor,
observamos una peculiar relación con el pensamiento anterior: “Busca siempre la Justicia, por el
camino de la sinceridad; y sin otras armas que las de tu saber”. Lo que observamos es la
especial relación que se enfoca en la palabra Justicia, la Sinceridad que viene de la Honestidad y
el saber como trampolín hacia la verdad.

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Esto es lo que nos llama la atención, esos conceptos son para mí la piedra angular de todo
desarrollo personal profesional y más si la persona dedica sus intención al ejercicio del Derecho.
Este acápite, fundado en el decálogo número diez de nuestro autor Ossorio, lo que representa es
esa lucha constante, permanente, verdadera, indisoluble y perpetua de la búsqueda de la Justicia,
solo por el camino de la verdad, de la sinceridad, de la honestidad, de la capacidad, de la
experiencia, de la fuerza probatoria, de los positivos y exactos argumentos y sobre todo por la
transparencia de valores éticos y morales que garanticen y valorización el decoro y la
respetabilidad tanto del abogado como del defendido, representante funcional y legal de la
sociedad.
Entonces, este es el punto homogéneo en que se funda la profesión, la búsqueda profunda y
profesional de la Justicia. Cuando niño, escuchaba esa palabra y me imaginaba algo especial,
algo que respetar, veía las pancartas de protestas con ese frente (la Justicia) y siempre me
llamaba la atención, pero, nunca pensé que dedicaría gran parte de mi vida a unificar mis
pensamientos y mi actuar.

San Ivón
Patrono de los Abogados

“El abogado debe amar la Justicia y la Honradez, como a sus propios ojos”. Así describe San
Ivón el fundamento de todo abogado en su acápite número cinco en donde se repite dos
principios básicos que he escogido como la base específica, personal, íntima, de todo profesional
del derecho.
A mí persona, le llama mucho la atención estas palabras porque fundamentalmente son pilares
esenciales de toda escala de valores que irremediablemente se han perdido en muchas
sociedades del mundo, y Panamá no escapa a ello; nosotros necesitamos una real
reestructuración de valores que devuelva la solemnidad y efectiva participación de todos los
sectores para una sociedad más culta, más educada y más respetuosa de las leyes. Entonces, es
ese camino el que concibo, como el más beneficioso actuar para todos, es ese el camino más
admisible que fundamente una base profesional para todos, nosotros todos, la sociedad en su
conjunto no puede aspirar a mejores sistemas y días de vida para todos sino practica
categóricamente la educación, la ética, los valores morales, la búsqueda real de la Justicia, su
respeto y la Honradez como marco referencial de actitud y aprecio a la vida. Este manifiesto no
funcionaria si la Justicia y la Honradez no van de la mano. El hombre es el garante, la sociedad
es la norma y la verdad es la vida de esa sociedad. Enmarcar estas aptitudes como compromiso y
normatividad es el principal factor, que adolecerá si lo engañamos, si lo burlamos y si olvidamos
que el daño es para nosotros como sociedad que nos crea, nos mira y nos reprueba si le fallamos.

El redactar con firmeza un escrito de esta naturaleza, tras un análisis sustancial de estos
decálogos y mandamientos del abogado, nos trae como reflejo el resaltar aquellas actitudes que
nunca debemos olvidar cuando en algún momento desempeñemos esta profesión. Lo que más
me agrada de los decálogos, es su sencillez de redacción y al mismo tiempo el tan profundo
sentimiento y mensaje que nos produce en nuestras reflexiones. Considero, que el pertinente
reflexionamiento sobre los Decálogos del Abogado, representan para nosotros como futuros
abogados, la norma o patrón de conducta que debemos seguir, representan ese ente perdido en la
sociedad y en las personas que es la palabra, leal, real, firme y permanente que nos compromete
y nos simboliza como personas y profesionales justos, responsables y correctos.
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Los valores éticos y morales, son la piedra angular de éstos decálogos, son la importancia
máxima del porque ser honesto, del porque buscar y representar siempre la Justicia, del porque
tener Fe y del porque ser abogado. Estos son principios básicos elementales que toda persona
debe tener. La fiesta, el jolgorio, los chistes y la celebración se dejan en otro contexto al
momento de comprometer nuestro decoro y nuestra dignidad profesional con el cliente y la
sociedad. No es que uno sea la Santa Biblia o que uno sea el Señor Rectitud, uno puede ser
magnánimo y apacible en otras circunstancias, pero en nuestro trabajo, yo considero que la
profesión exige mucha responsabilidad, palabra y compromiso serio honesto y recto con la
ejecución de nuestros actos. Gracias profesor por iniciar la introducción al derecho, resaltando
estos valores, estos principios que en nuestra sociedad ya se han perdido y que mucha gente
necesita que se los vuelvan a recordar.

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