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Las personas en unión matrimonial están invitadas a tener una vida unida en Cristo,
para que Dios pueda ser la misma guía para la nueva pareja, tomando en cuenta
que tienen derechos y deberes que tiene que cumplir a lo largo de la vida
matrimonial y la sociedad. La construcción de un núcleo familiar, es decir que la
pareja tenga hijos, pueda cumplir un rol materno y paterno dentro y fuera de un
cierto circulo fraterno.
“Dios es quien instituyo el matrimonio desde la creación, creo a hombre y mujer para
que puedan señoriar la tierra y que los hijos de sus hijos la habiten. Contiene
propiedades esenciales que son la unidad y la indisolubilidad para formar una unión
fuerte ante los ojos del Señor y la sociedad a la que pertenecen es el testigo de
dicha alianza” (Gomez,2014,p.33)
Para tener un matrimonio “perfecto” según la palabra de Dios debe ser una Unión
hecha por el mismo, ya que para que esta unión sea consumada debe haber
momentos de espera y oración continua por la persona idónea. Con el fin de que se
de el matrimonio sea para toda la vida y no sea una de ese felices por siempre de
dos o tres años que se ve más como una relación adolescente y no una de adultos
responsables y maduros.
“Tener metas y valores comunes es fundamental para empezar una vida en
común,tener opiniones y gustos diferentes no es un problema, siempre y cuando se
tenga un objetivo común. En realidad, diferir en algunos puntos le puede dar interés
a una relación y puede ser una fuente de enriquecimiento mutuo”
(Borquez,2015,p.78)
A lo largo de la vida del ser humano va en busca del amor, tanto un amor de pareja
como fraterno, para ello la persona debe tener un nivel de madurez y compromiso
alto ya que para cuando la llega del ser amado a su vida sea de una forma especial
y pueda ser comprometido (a) con su unión por el resto de la vida.