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Caras y Caretas (Buenos Aires) - 2-1-1937, N.º 1.996 PDF
Caras y Caretas (Buenos Aires) - 2-1-1937, N.º 1.996 PDF
— No me dejes tu
CAR-ETA/^
<\^
mullicamos a los aficionados que han participado
/^ env^l 2? G R A N CONCURSO FUTBOLÍSTICO de
G r a n A p e r i t i v o , q u e h a b i é n d o s e terminado el
día 13 de diciembre el Campeonato de la Aso-
ciación A r g e n t i n a de F o o t - B a l l , estamos dedi-
cados a la clasificación de los cupones y etiquetas y
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irigoyen 682-94 - Buenos Aire».
Buenos Aires, 2 de
e n e r o de 1 9 3 7 .
COLABORACIÓN LITERARIA
Sl^CCIONES FIJAS
£ el nuevo año,
d e s p u é s de
d e s p e d i r al
viejo con las
buílidosas fiestas pú-
blicas y familiares que
la tradición ha impues-
to. Y ya en los um-
brales de" esta nueva
etapa que nos dispone-
mos a cumplir en la C O M E N T A R 1 O vS
incesante rotación del
tiempo, proclamemos, una vez más, el anhelo que encierra la frase titular: "Año nuevo, vida
nueva". Anhelo renovado cada trescientos sesenta y cinco dias, tiene el significado de un voto
y de una esperanza. Ojalá que este año la realidad nos diga que la "vida nueva" ha cobrado
formas efectivas, tanto para el individuo como para la colectividad, así para la Nación como
para el mundo. Ojalá que la realidad nos diga que se ha atenuado el odio, que se ha afianzado
la paz entre los pueblos, que han desaparecido recelos, que la Nación y el mundo han trabajado
con ardor y con entusiasmo en las creadoras tareas de la civilización, impulsando el progreso y'
colmando de bienestar a todos los seres humanos que habitan sobre la tierra. Esteres nuestro
voto-y tales nuestras esperanzas, al repetir hoy la frase-que la ingenuidad popular ha consar
grado como síntesis de sus más sanas inspiraciones.
DISPAROS
D E F I N
D E A S O
T
i onos los años,
j por estos diaSj
J l a s autorida-
des policiales y la pren-
sa malgastan el papel
y la tinta en bandos y
artículos que tratan de
reprimir esa costum-
A C T U A L I D A D bre de correr la polvo- ^
ra, costumbre digna""
* ^ ^ "tlel Rif, donde los fu-
siles continúan imitando a sus tatarabuelas las espingardas, demostración de júbilo belicoso bastante
salvaje, Pero es el caso que entre las cabilas morunas resultan pocos los accidentes lamentables.
Aquí, en una ciudad civilizada, todos los fines de año hay numerosos muertos y heridos. La barbarie
se desencadena en unos pocos minutos. No existen causas lógicas, capaces de justificar ese de-
rroche de proyectiles y sus sangrieptas consecuencias. Protestemos n u e v a m e n t e en desierto,
mientras la policía persigue a los invisibles y bárbaros contraventores. Tal vez si la Municipa-
lidad organizara un concurso de disparos en la Costanera, frente al río, con premios y todo,
se podría dar forma más vistosa y menos homicida a la tradicional costumbre. Mientras tanto,
lamentemos ese estallido anual de barbarie.
INSTRUCTORES Y NO EDUCADORES
i AL es la designación que inereccn: instructores. Si está fuera de toda discusión que las
T escuelas normales con sus planes de estudios actuales, no dan en la práctica los resultados
que se apetecen, no lo está de que el titulo, la dignidad del maestro obliga a observar una con-
I duda acorde con el noble apostolado que se ejerce.
Nos sugiere estos lugares comunes la reciente critica justificada que un escritor formulara
— dcíde una de nuestras emisoras — a un grupo de maestras y mae.<:tros reunidos en el peristilo de
«>w de nue.ttros cementerios, quienes a la vista no sólo del público, sino iambiéa de sus alumnos,
observó actitudes dignas de censura. No vaya a creerse que es el único caso que se puede cilpr; conO'
ccmos otros sobre los cuales es bueno silenciar por el momento.
Mal que le pese a los atacados de fobia modernista, que no quieren ver lús e.vcehncias que, en al-
gunos puntos,_ ofrecía la educación, pasallsta, debemos recordar o las educadoras norteamericanas traí-
das por Sarmiento, que ito desctiidm-on un solo instante la parte educativa, ¡os deberes que tiene el
hombre en sociedad y la cortesía que se ha de observar en lodos los actos y en todas ¡as circims-
tandas de la vida.
Entre esas educadoras, sabemos de miss Jeanne Howard, que en la escuela normal mixta de San
Nicolás, invitaba a concurrir a su casa todos loS, domingos, a los ahminos de anibos sexos que mejor
comportamiento y más altas clasificaciones habían obtenido durante la semana. Les ofreciOr i<» ié, m
ocasiones, con golosinas preparadas por ella misma; después se hacía buena música, se cantaba y
hasta se leían Irosos literarios plenos de elevados ideales y sentimientos, escritos por profesores y
alumnos aventajados. De esa manera, miss Howard les ensenaba ¡as buenas múivcras y aprovechaba
toda oportunidad para darles lecciones de cortesía, con una suavidad en el mtodo que ninguno de
aquellos jóvenes, hoy hombres, y mujeres cuya cabera nevada la 7'uelven con serena majestad hacia la
casa de estudios nicoteña, en cuyas pulas evocan a la educadora eximia con gratind, con amor y con esa
serena majestad del que ha cumplido con su deber.
La tradición de educar parece que se ha perdido por completo en nuestras escuelas normtdes y por
eso se producen casos como el que comentamos.
"Un gran carácter — se ha diiho — es mucho más raro que un gran taimto, pues ésk es da» de fe
natur'alesa, mientras que en el carácter tiene gran parte la cducacién", -
UN GRAN CAMINO
——I A e.«tán unidas por «n camino, verdaderamente espléndido, las dos ciudades mayores
y de !a Rcpúbh'ca: Buc:nos Aires y_ Rosario. Esta carretera es más bien una avenida pa-
vimentada, CHIC corre sobre un eje de 306 kilómetros, pero no en línea recta, sino
^ — 1 buscando el modo de unir los numerosos centros de población, industria, comercio y
nrricullura de ricas regiones, como una columna vertebral. El camino gigantesco es
íni alarde de ingeniería, llevado a cabo con bastante ranidez. Es necesario <iue esta construc-
íión sea un ejemplo para otras provincias, necesitadas de cómodas y útiles vhs de comunicación,
libres de lot: informes «ioijrc el estado de los caminos, a que licúen que atenerse los viajeros.
Jlay provincias en las que sC han realizado obras beni'íirio,-.aí ¡ura e! de.sarrolio dci íttrismo y el
transporte de producios, la^; cuales han servido de rsiímnlo, F.l turismo resulta una fuerza de vi-
tal importancia para el progj'cso de ntic&tro país. Ya lo han experimentado laí ciudades y ptse-
1>!os unidos por caminos pavimentados. La República Argeniína cst.á de plácemes por la inau-
guración de CSA carretera sin carretas, vinculo de luiión y de mutuo conociiirenlo cr.irc graiídes
fycos de la actividad nacional.
C A R y V Y CARETAJ"
Los granos...
forúnculos, barros, eczemas, her-
pes, psoriasis, acnés, empeines y
"'•íiAiíW" lá
otras enfermedades cutáneas, son
pruebas evidentes de una sangre
impura. La sangre, cargada de
activas toxinas, al expulsarlas por
los poros de la piel, provoca en ella
todas esas desagradables manifes-
taciones.
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C A - K A / Y CARET>^/
"^
18
— ¿Y qué sucedería «i m¡ hombre que conoce Por otra razón, Jack y yo debíamos mostrarnos
€l árbol tuviera el control de las fü<entes produc- precavidos: el distrito entero estaba lleno de le-
toras de chaulmoogra? prosos. Debíamos evitar que Mawlay descubriese
Hicimos proyectos durante toda la noche. Jack nuestro plan y necesitábamos hacerle firmar antes
ponía !a materia prinaa y yo la ciencia, y nos re- de que le llegasen noticias. En cuanto su cerebro
partiríamos luego los beneficios. A! día siguiente simple concibiese !a idea de que aquellos árboles
partimos. La primera etapa en tren hasta e! Irra- podían salvar a sus subditos de la lepra, no cam-
waddy; luego seguimos con una casa flotante, cu- biaría sus deredios ni por toda el Asia. Le adver-
ya tripulación no apartaba los ojos dei cinturón tí a Jack que era menester regalarle algo a Maw-
abultado de rupias de mi compañero. No dábamos layk, como se acostumbra en todo el Oriente. Mi
la espalda a esos hombres en ningún momento y compañero se hurgó los bolsillos, y al cabo de un
jamás dormíamos al mismo tiempo. Pero un día instante una amplia sonrisa .se pintó en su rostro:
nos asaltaron. Uno me aplicó un golpe a traición y — i Ya lo tengo 1 — exclamó, — Le daré el
trataron de saquear a Jack. Este mató a dos de dije de mi reloj. Es un diente del dragón blanco
ellos y mantuvo a raya a los demás hasta que del Wat Phra Sing. ,
conseguí incorporarme, revólver en mano. Nos — ¿Y le dirá que lo rotó?
pidieron de rodillas que les perdonáramos la vida, Resuelto ese pwito, seguimos adelante, Al cabo
achacando el ataque a los dos que Jack había de una semana llegamos a Ja sede del duwa. En-
imierto. contrába,se en un lindo paraje, en un valle ílan-
— Que tengan mejor suerte la próxíima vez — qTX>ado por laderas boscosas; y un anclio arroyo
les dijo Jack, riendo. — Y ahora, a trabajar. cortaba por la mitad al pueblo. Un puente que
Ese incidente hizo que los hombres se mantu- podía soportar a una muía cargada, unía a los dos
viesen fieles a mi compañero, y que les rogaran partes. Un centinela, armado hasta los dientes,
que los dejase acompañarnos has-ta el final. Pero vigilaba en d extremo norte del puente.
los despedimos en la boca del Maniptir, para que — Parece en pie de guerra — me dijo Jack.
no volvieran con chismes a Raongoon. Seguimos Estábamos escondidos entre los árboles, estudian-
01 carretas de bueyes por las colinas, en dirección do las condiciones del avance. Un hombre apa-
noroeste, hacia Assam, hasta que el camino se reció en la puerta de una choza próxima a nos-
convirtió cti un sendero, a través de tm ttqiido bos- otros, y Jack retrocedió, lanzando una exclama-
que de maderas duras. En ese bosque vivía un la- ción. Había comprendido: allí estaba la peste.
drón de caballos profesional, a guíen yo caiocía, Nos habíamos acercado a la ciudad por el ladá
y que nos entregó dos burros a cambio de un re- de los leprosos. Si nos veían, estábamos perdido.s
vólver. Es claro que avisó a sus cómplices y éstos para siempre. Retrocedimos, y luego de escalar
nos asaltaron, emboscados entre ios árboles; pero una ¡adera del valle, dcscenditnos a un punto seco
matamos a tres y los demás huyeron. Jack recibió del lecho dei rio, que cruzamos de noche. Por la,
«na herida en el flanco, pero se negó a descansar. madrugada consideramos nitcstra pcsición. El pue-
Seguimos la marcha durante seis días, con el es- blo estaba formado por unas doscientas casas,
tómago casi vacio. I ^ herida de Jack debía ator- sombreadas por nat-sin y pagodas. La principal
mentarlo, pero valiente como era, apretaba las ocupación de los habitantes parecía el cuidado
mandíbulas y seguía adelante. del nat-sin, templos piramidales, cercados con
De iodos modos, conseguinio,s llegar con nuestras agudas empalizadas, coronadas con cráneos huma-
armas y nuestro dinero a las regiones donde no nos. Eran trofeos de guerra.
debíamos temer al gobierno. Aquellos templos, hechos de maderas duras,
Cruzamos algunos bostjues con árboles _.chaul- marfil y jade, eran incongruentes con re,s.pecto a
moogra, pero que no podían compararse con los las miserables cabanas del contorno como un
que yo andaba buscando. sombrero de seda en la cabeza de un mendigo.
Matarnos a nuestros burros y les cortamos va- La calle, apenas un sendero de muías ensan-
rias lotijas de carne, dejando el resto para alimen- chado, estaba flanqueado de bazares y pesebres
to de los lobos. Cuando alcanzamos una aldea don- bajos. Mujeres con trajes amarillos y viejos de
de los hombres usaban cuchillos dha terciados so- dientes muy blancos, vendían amuletos y joyas a
bre el pecho, y tenían la cabeza cubierta con cabe- los guerreros de las colinas. Todo revelaba un
llos que parecían musgo, comprendí que nos apro- orden desacostimibrado en otros lugares del Asia.
ximátomos al final de nuestro viaje. Las cabanas Todo el mundo fumaba largos cigarros blancos,
de aquella aldea marcaban el comienzo de una hasta los chicos desnudos; un vicio adquirido de
vasta selva de kalaiv. Tres variedades de chaul- los nativos de Burma.
moogra crecían alli en abundancia, incluso la ge- La gente nos miraba con curiosidad, porque los
nuina, que los botánicos llaman TaraktogeHOs Kur- visitantes blanco.-; son raros. Nos dirigimos a los
ai. Yo estaba seguro de que en ningún otro rin- habitaíites en idioma de Burraa, que casi todos
cón de! mando po<Iía encontrarse utia cantidad tal entendían, y nos dijeron dónde podíamos ver al
como en aquellas colinas. Todo aquel territorio duwa. Los enconframos dentro de un círculo de
había sido motivo de un donativo imperial, mu- nat-iin. Estaba en el suelo, en cuclillas, a la som-
chos siglos antes, a un piadoso duwa llamado Maw- bra de un mango, leyendo un libro. Usaba rofias
iayk. Uno de sus antepasados hizo un servicio al sacerdotales, con un hombro a! desnudo, y un tur-
,Sefwr del Elefante Blanco, quien lo recompensó bante hindú por corona. Distinguí en su dedo un
con un dominio gigantesco. El actual duvt^a contro- elefante blanco de marfil, símbolo de su poder
laba algunos miles de millas cuadradas de ricos hereditario.
bosques, pero nunca había vendido una sola rama.
El y su gente creían que las almas habitan en lo» Nos acercamos a Mawlayk y lo saludamos. El
árboles de la selva y que no debían perturbárselas dnwa nos contestó sobriamente, invitándonos a
sin motivo. Por lo menoí un tercio de aquellos ocupar su estera. Llamó a una mujer que se en-
árboles eran "tabú". Como los animistas de Anajn, contraba cerca y le ordenó que nos trajese re-
ar(ue¡!o.<; habitantes creían en los poderes sobrena- frescos.
turales de las criaturas del bosque. Temían a los Le agradecimos con las frases gradilocuentes
catos, y a los tnonos, y a algunos pájaros, y el que se acostumbran en aquellos países, y le entre-
iolo nombre del tigre los hacía temblar. gamos el diente de dragón de Jack. Era el golpe
decisivo. Ei obsequio eníuíiasmó a nuestro hués-
CARA./ Y CARETAJ" 21
pee], y como advirtiéramos que había llegado el luchar. Un disparó de mi Colt bastó para ale-
momento psicológico, ]<¡ dijimos qiié nos habia jarlo. Recogimos a la víctima y le curamos las
llevado hasta allí. Queríamos arrendar sus bos- heridas con sal caliente.
ques, pagando, por supuesto, lo que se conviniera. El muchacho no podía hablar de terror, E! ti-
•Las benévolas maneras del duwa desaparecie- gre es un espíritu. Por qué es peor que lo mate
ron como si le hubiesen dado un golpe en la cara. a uno un espíritu que una simple fiera salvaje, es
— Lo siento — dijo, — pero no vendo made- cosa que no puedo comprender. Pero así es en
ra jamás. Burma.
Le explicamos que no coniprábaraos troncos y Durante toda la nodie, los nativos se apretuja-
que sólo deseábamos frutas, nueces y tellotas, pro- ron, dominados por el miedo. Hombres que habían
<luctos de los árboles. No dañábamos los árboles cortado ca:bezas en sangrientas batallas. Pero es que
mismos. Cuando el duwa logró asimilar esta idea, nada daña tanto como la imaginación. .Sólo cuando
su cara se iluminó con una sonrisa: las primeras luces de! alba empezaron a filtrarse
— Tomen entonces todo lo que quieran — nos por entre las hojas, nuestros servidores recupe-
dijo. raron su condición de hombres.
Tuvimos que retroceder y eaiipezar de nuevos Acomodamos al herido en una angarilla y ló
No le petjjamos eso para nosotros. Se trataba de enviamos a la aldea. Nuestros ilativos volvieron a
negocios, de simples negocios. Queríamos cose- la recolección de semillas, Pero al día sigtlient'e
char y vender. Y era justo que pagáramos lo que nos llegó la noticia de que Mawlayk había descu-
correspondía por d arriendo. bierto un nuevo leproso. El duwa y sus tenientes
Nos costó un trabajo enorme hacerle compren- estaban preocupados. Adiacaban el nuevo caso de
der esto. Al principio protestó que perderíamos lepra a las heridas que habíamos inflingido al
dinero: la cosecha del bosque no valía nada. Le tigre. Jack quiso reírse, pero no compartí su opti-
dijimos que correríamos el riesgo con el mayor mismo. La superstición es una cosa muy seria.
gusto. Luego nos explicó que no liacía falta arren- Dos días más tarde, para colmo, se encontró otro
<la.miento escrito, porque su palabra era ley en to- lepro,so, a quien .se obligó a cruzar el río. Según
ílas partes. Pero es que se podía morir — i Dios nos dijeron, el duwa se había pasado orando toda
no lo quisiera 1 — y alguna persona envidiosa po- la nodie.
día discutir nuestros derechos. Se dio cuenta de Eso debió servir para aplacar al espíritu ofen-
la objeción, y accedió. Firmaría el contrato, a dido ; pero sólo consiguió excitarlo. A la noche
cambio de un arriendo en plata. Y puesto que íba- siguiente, nn tigre apareció en la ciudad, atrapan-
mos a perder dinero nos cobraría una sola rupia; do a una diíca de diez años. El duwa, entonces,
una rupia de plata, y nada más. nos mandó llamar. Quería hablamos.
Jack Kcilh estaba radiante, pero a mí no me Apenas terminó de ofrecernos alimentos y be-
cau.5aba entusiasmo el arreglo en esa forma, que bidas, nos dijo solemnemente:
podía ponernos en un aprieto. Insistí ha,8ta que el — Nos han causado ustedes, mis amigos, un
duwa aceptó quinientas rupias, mientras Jack me gran infortunio. El espíritu que vive en la fiera
miraba como si quisiera asesinarme. está ofendido. Les ruego que no insulten ustedes
Cerrado el trato, exploramos nuestras posesio- más al espíritu del tigre, porque si no va a des-
nes. Eran tal cual las habíamos imagina<1o. Jack truir por completo nuestro pudjio.
empezó a contratar la mano de obra para juntar Y a continuación nos contó una leyenda. Ocu-
semillas mientras yo despachaba rápidos correos a rrió muchas veces, pej-o muchas generaciones antes,
Lumding, el sitio más próximo desde el cual po- cuando su pueblo llegó del norte. Era una raza
dían expc<lirse telegraimas. poderosa, de semidioses y héroes, libres de dolo-
Impuse mensajes a todos Jos grandes leprosarios res y enfermedades. No temían al hombre, pero
del mundo. Al cabo de una quinceti% mis envia- respetaban a los espíritus, y en especial ni espíri-
dos volvieron con las respuestas. Cuando las leí, tu del tigre. Todos, menos el impío Bré. Este Brc
me bailaba el corazón de alegría, Ca.da cable cr.i se escondió cerca de un pozo al que iba a beber el
un contrato, estipulando, por supuesto, que las se- Tigre Rey. Armó su gran arco de cuerno de bú-
millas debían ser de Taraktogenos Kurzii legí- falo y disparó una flecha contra la fiera. La bes-
timo. tia bramó de un modo tan .sobrenatural, que los
Yo conocía lo bastante de botánica como para ecos desencadenaron una tormenta en las colinas.
que eso no me preocupase. Nos quedaríaií cinco Un rayo mató al temerario Bré.
mil libras netas de beneficio en la primera esta- Desde aquel día, el pueblo de Mawlayk se vio
ción. Mi compañero y yo no.s reimos del estú- afligido por fieljres y epidemias. Y los tigres, des-
pido duwa que nos había vaidido el remedio, cendientes de aquel Rey de los tigres, todavía bus-
mientras él rogaba a sus dioses en el iiat-sín por can víctimas.
sus leprosos. I ^ pregunte al jefe si había alguna manera de
Jack coíitaba con sus hombres y em.p<;zamos a apaciguar al espíritu cvfcndido. Mawlayk me ase-
trabajar para cumplir los contratos. guró que sí. El espíritu de «n tigre puede tranqui-
Estábamos una noche junto a las fogatas de lizarse coíi mi sacrificio voluntario, ^ si un hom-
nuestro campamento. Los nativos elegían las se- bre, por ej«.mplo, se le ofrece a la fiera. Pero el
millas de chaulmoogra. Jack se había quitado la-s duwa e.speraba que no debiera llegarse a tanto.
botas y estaba cortándose las uñas con un gran Jack y yo nos apresuramos a declararle que así
"dha" brillante. Parecía muy entretenido. los csperátemos también no.sotros. Le prometimos
Sin el menor aviso, un terrible bramido con- portarnos bien con c! tigre. Es claro que, en el
movió los árboles hasta sus raíces. Tan súbito, fondo, no aihi'igábamos la me<ior intención de per-
tan cercano, tan cspanto-saracnfe alto que todos mitir que la fiei-a nos ataca.se. Se nos ocurría que
nos sentimos paralizados. En seguida, un tigre el pánico de los leprosos pasaría y que las cesas
enonne asomó eiitrc ios heléchos y alcanzó a un retomarían su curso normal. Nos despedimos del
nativo en un hombro. El mudiadio gritó, pidiendo duwa y regresamos a nuestro campamento.
socorro. Encontramos al personal murmurafldo sobré la
Desde donde estaba .sentado, Jack lanzó su cn- mala stterte que habíamos traído con nosotro."!.
diillo. El "dJia" golpeó a la fiera en una pata, cerca Jack ¥olvió a mostrar su diabólica sotirisa y le?
(IcJ anca. El tigre soító su presa y se dispuso a dijo que todo podía arreglarse, de acuerdo con sus
22 C A R A / Y CARETA/
tradiciones; que aquel de entre ellos que se negase — Usted lo ha dicho. Una ceremonia, un rito,
a trabajar sería atado para entregarlo esa misrna una especie de espectacular formalidad... Va-
noche al tigre, como víctima propiciatoria. mos a dormir.
i Gran Buda! i Cómo trabajaron' Se daban cuen- Nos tendimos en nuestras esteras. La selva es-
ta de que el patrón bromeaba, pero la sola men- taba moríalmente silenciosa. Todos nuestros hom-
ción del tigre los hacía estreinecerse de pánico. bres habían ido a la aldea para tomar parte en la
A la noche siguiente, una tropa de elefantes marcha alrededor de las pagodas.
enloquecidos atravesó la aldea, devastándola. Eso Aun sin ellos, semejante quietud era anormal.
no aumentó nuestro prestigio. Murieron dos per- Eso indicaba fieras 0:1 acecho. Me tanteaba la cin-
sonas y quedaron algunas heridas. Ya casi espe- tura para buscar mi Colt, cuando un furioso bra-
rábamos que Mawlayk cancelase nuestro contrato mido estremeció la selva. Pronto oímos el rumor
y nos hiciese salir de la región. Pero eso era lo de ramas y hojas aplastadas.
último que podia ocurrírsele. El había dado su pa- Jacy y yo nos quedamos alrededor de una hora
labra, que oral u escrita, no podía cambiar nin- esperando. Recordamos lo que había sucedido an-
gún acontecimiento. tes. Nada se movía. Volvimos a envolvernos en
A continuación del suceso de los elefantes, se nuestras frazadas, cuando un nuevo rugido reso-
encontraron dos nuevos leprosos en la ciudad. Es- nó más cerca. Parecía provenir de un lugar entre
to desencadenó el pánico. Para hacerlo más es- nosotros y el sitio en que se encontraron los des-
pantoso, uno de los recientes exilados trató de pojos de la criatura, el sitio en que debía esperar
cruzar el río a nado. El centinela armó su arco y Mawlayk.
la gente se agolpó en al orilla, gritando, gesticu- Otro rugido, y otro más. Jack dio un salto.
laíido, pidiendo gracia, El enfermo insistió en el — ¡ Maldito sea ! ¿ Por qué no me dejará dormir?
cruce. El centinela apretó los dientes e hizo pun- Al día siguiente, antes del amanecer, recorri-
tería. Una flecha atravesó la garganta del hom- mos el pequeño sendero que llevaba al pueblo. Vi-
bre, que se hundió en seguida. • mos huellas de zarpas en la arena. Cuando llega-
mos al pueblo, todos dormían, exhaustos por una
noche de lucha contra el demonio.
I, día siguiente llegó a nuestro campamento
A un jefe de tribu. Nos saludó de parte de
Fuimos a la casa de Mawlayk. No estaba. Des-
otro emisario; pero esta vez se trataba de pertamos a un hombre — uno de los que me hablan
servido para llevar los telegramas — y le pedi-
Mawlayk, y luego recorrió parsimoniosamente mos que nos condujese al sitio de la cita con el
nuestro campo. No creo que haya pronunciado cua- tigre.
tro palabras en total, pero en seguida, nuestros Mawlayk no estaba alli; pero había estado. Y
hombres, silenciosos, se apartaron de nosotros, pa- el tigre también. Y después del tigre, una banda de
ra discutir en voz baja en sus dialectos. chacales, porque veíanse dispersos algunos hue-
— No me gusta la cosa — murmuró Jack. sos humanos.
— Tratamos de saber qué diablos dicen — acon- Al pie de un árbol de chaulmoogra vi un dedo
sejé yo. con un anillo. Y en éste, un camafeo de marfil,
Jack, con su eterna mueca, empezó a moverse con un elefante blanco, símbolo de poderío.
de aquí para allá entre los nativos, que no le de-
jaban entrever nada. Los asiáticos son maestros en
el arte de hablar ininteligiblemente. Dan respues- T OE Felloes hizo una larga pausa en su relato
tas atravesadas y confusas, y desconcertaron por I y se quedó contemplando pensativamente el
completo a mi compañero. Entonces me acordé ^ ' Meh Ping.
del muchacho que habíamos salvado del tigre. Su — Sigue, Joe — le dije. Se sobresaltó.
padre trabajaba con nosotros, y cuando recurrí a — ¿ Qué ^ t a b a diciendo yo ? ¡ Ah, sí 1 Te ha-
él, se avino a revelarnos el misterio. blaba de Jáck. De ese hombre curtido que se lla-
El duwa nos daba esperanzas. Temía que la in- maba Jack Keith, Pues bien: se fué esa misma
surrección de los leprosos alcanzase proporciones noche. Tomó un guía y se hizo humo. Me dejó el
incontenibles. Para remediar eso, había resuelto dar contrato de arrendamiento y esta nota.
el paso supremo que aplacaría al vengativo demo- Joe me alcanzó el papel:
nio: él mismo iba a entregarse al tigre. "Estimado Joe: No me gusta este país. El cli-
Plabían encontrado los restos de la chica de diez ma es malo y no hay muchachas. Por otro lado,
años. El tigre volvería a ese lugar. Mawlayk iría en Honduras me está esperando un lindo trabajo.
allí para esperar a la fiera e Quédese con el arrendamiento y
inmolarse en beneficio de su pue- sáquele provecho mientras pue-
blo. Entretanto, en la aldea mar- da. Asi, su ganancia será doble.
charían, cantando y elevando • Jack."
oraciones para que el tigre fue- — Yo creo, Joe, que ese mozo
se bueno y perdonara la vida tiene razón, — observé. — La
del jefe. Cuesta por cierto un ganancia será doble. Pasarán
poco trabajo imaginarse un ti- años antes de que los níííívos se
gre benévolo,.. den cuenta de lo que te ven-
Jack y yo engrasamos nues- dieron. Y la firma de Mawlayk
tros fusiles esa noche, casi .sin te protegerá siempre.
dirigirnos la palabra. Por fin, — La firma de Mawlayk...
mi compañero se levantó y dió^ ¡ Bah 1... murmuró Joe.
un paso hacia el fuego. Sacó el contrato del bolsillo y
— ¡ Demonios! — exclanió. — io miró un instante.
Yo creo que no hará eso... •—Esc mozo Kcith no era tan
— Tal vez no sea más que valiente.,. — añadió.
una ceremonia — observé. Y arrojó el papel al río.
/Í5pínaofca
I
E manera que. debía cerrarlo con una Isuena acción. Sería
D — El señor Barteli no ha querido como un escape a sus ansias de amor in-
marcharse sin verlo. Lo aguarda en la satisfechas. Volcar un poco de corazón
sala contigua. en el corazón de los demás, es hacernos
Altamir comenzó a pasearse por el am- perdonar, en nosotros mismos, nuestra
plio despacho. Aun te-
nía en sus labios el ca-
lor de un beso. Al salir ,. .Acordamos cenar en
de su casa, dos brazos el reservado de un buen
restaurante para recibir
amorosos se le habían juntos el Año Nuevo...
echado, como dos arcos
de flores, alrededor de
su cuello. Y una voz,
alma y carne fundida
en una sola armonía,
habíale susurrado al oí-
do: "Al dar las doce,
recuerda que mi pensa-
miento e s t a r á fijo en
ti".
Altamir había dejado
apesadumbrado su ho-
gar. Aquel fin de año
debía pasarlo en la co-
misaría, c u m p l i e n d o
con su difícil deber de
a d m i n i s t r a r orden y
justicia en su jurisdic-
ción. Hubiera sacrifica-
do cuanto tenía por en-
contrarse en la mesa
familiar, entre su mu-
jer y su pequeño reto-
ño, tardío florecimiento
de un amor que se man-
tenía a prueba de que-
brantos. Pero el deber
hablóle en términos ru-
dos. Echóse sobre su
corazón, aplastó su emo-
ción. Después de lo cual,
trepó á g i l m e n t e por
su conciencia, prodi-
gándole, con su opre-
sión, el sosiego que ne-
cesitaba.
La noche, saturada de luz y de tibieza, mísera c o n d i c i ó n de s e r e s humanos.
se le adentró en el espíritu. Respiró hondo. Una buena acción... ¿Tendría oportuni-
En su pecho, ensanchado por la inspiración, dad de practicarla? La vida nos ofrece a
brotó de pronto un deseo: cumplir con su3 menudo estos sarcasmos. Estar plenos de
impulsos emotivos sin apartarse del recto buenas intenciones y no saber en quién pro-
índice de su deber. Ese último día del año digarlas. A veces, cuando la ocasión se pre-
CARyW Y CARETAS 25
D i b tt 1 o de R « « h a I ti
28 CAR.^y Y CARETAS
— ¡Cómo! ¿Está haciendo el puchero «1 el sombrero? — P e r o , ¿por que no se cubre la cabeza con el
— ¡Claro!, puesto qve con la cacerola me cubro la sombrero?
cabeza. — No puedo, puesto que en el estoy haciendo el
puchero. (De Marhnae, París)
LUCES DE
GALANTERÍA
Un abogado acaba de tornar para su estudio a un nuevo
portero. Este le anuncia h visita de una dama.
— (Es ¡inda? — k pregunta el patrón, intrigado.
— i Encantadora! — contesta el interpelado.
Después de tina larga tenida en el estudio, la mujer se
retira y el abogado dirigiéndose al portero le dice:
— No conoces nada de helleza femenina. jPor qué me
dijiste que era encantadora?
— Es que yo creía que era su señora... y se lo dije...
por si acaso.
— En efecto, es mi señora — repuso el abogado suspi-
rando desilusionado, .
•»-El albañll v e r a n e a . . .
<De Maríaaae, Parí»)
CARA./- y CARETA/ 29
B £ N €r A IJ A
EL PARAÍSO
En la pasada guerra de Filipinas, los fusilamientos de
indios insurrectos eran casi diarios y en grupos de cuatro
o cinco. A cada uno de estos infelices les acompañaba desde
la prisión un fraile que iba diciéndoles palabras de consue-
lo y resignación.
Uno de éstos se excedió de tal modo en su evangélica y
piadosa misión, y pintó a un indio con tan bellos colores la
felicidad que le aguardaba dentro de breves inojnentos, al
tener la dicha de verse delante del Altísimo, que aquél, si-
lencioso hasta entonces, paróse en seco, y encarándose con
el fraile le preguntó:
•—¿Qükres cambiáf.,.
D I S T R A C C I Ó N
El guarda de un tren pasa de coche en coche revisando — i Sube sin miedo, que yo te sos-
los boletos, y a cada uno de los pasajeros les dice: tengo fuertemente 1
— Usted se ba equivocado de tren. Debe descender en la (De MariaDttc, París)
próxima estación. ,
Estupor de los viajeros.
Llega la estación próxima. I^s pasajeros descienden,
inquietos y poco convencido.s. Tajitbién desciende el guarda,
qnieu al instante corre a refugiarse en la lamparería.
¡Era él quien se había equivocado de tren I
^ ^ ^
La polills marido, — ¡fío puede
jguantaíte m á s ! | M e suicido!
í^m^MAu^
(D« Estampa, Madrid)
30 C A R A / Y CARETAJ"
DEL HAMPJl
DE CHICAGO
-PoY LUIS BATARD
(Ex instructor de detectives)
tos, habitantes de otras ciu<]a<le5 que desean co- Si bien las mujeres van sin zapatos ni medias
nocer la zona esta. Van cuidados por detectives por las calles, me lie fijado en que los hombres
privados y oye<i a su paso algunos insultos de los usan sombreros que le son pequeños.
caminantes que no desean ser mirados como bichos Este misterio lo he podido aclarar y demuestra
raros. inteligencia.
Aquí el que no vive de lo ajeno lo hace hollando Usan el sombrero así, pues, no siendo de sti
la ley. Cuando de mañana salgo a comprar el pe- medida, cuando lo llevan, van con sombrero, no
riódico me saludan en italiano caitcstándoles en importa lo pequeño que le esté, pero, si en un
igual forma, pues he aprendido algunas frases, las asalto y robo o en una fuga se cae el sombrero y
más necesarias. es recogido por la policía como pieza de convic-
He podido observar existen vecinos que póde- ción, este bandido tiene una perfecta coartada, pri-
nlos calificar de "resi)etabks", pues, cada año mero presentando algún amigo que garantiza a esa
compran un camión con cinco toneladas de canas- hora estaban juntos en otro lugar y luego, porque
tos con uvas y hacen vino que venden a buen pre- puesto el sombrero en su cabeza no le sirve y por
cio en eüta era de la prohibición produciéndoles lo tanto, no siendo de su medida, no es suyo. .Si
sus cuatro o cinco mil dólares, por un trabajo de por casualidad es detenido cerca del lugar de lo.'!
horas. Esto sólo lo hacen los dueños de los edi- hechos y como está sin sombrero, .se le prueba éste,
ficios. al no servirle queda demostrado de que no era él
Otros propietarios se dedican a la fabricación de el autor ni suyo el sombrero.
alcohol y calcúlase existen unas veinte mil des- Después de todo, son inteligentes en burlar la
tilerías claJidestinas en esta barriada: todas tra- ley, esta goite a las que nunca falta en el bolsillO'
bajan y dan un buen rendimiento, siendo el alcohol billetes de a cinco ó de a diez, cuya procedencia
vendido a los agentes de Capone y es distribuido es dudosa.
no sólo en Chicago y el Estado de lUinoiSi sino Si en sus andanzas caen en las redes d* la jijs-
también es transportado a otros estados vecinos. ticia, sus familiares no carecen de nada; el gobier-
Casi todos los dueños viven en sus propias casas, no les paga la casa, (como indigentes), les sumi-,
dedicando el bajo a establecimiento de su propie- nistra víveres, ropa, carbón en invierno y hielo
dad, donde si no venden nada les sirve de coartada en verano, les jmga el gas y la electricidad asi co-
para sus negocios. Todas las casas tienen doble mo leche y medicinas, en fin, todo cuanto puedan
subterráneo, siendo uno, el último, secreto, fabri- necesitar, pues para eso están los concejales que n.i
cándose en él, vino, alcohol o cerveza, pero, algu- ueden negar nada a sus dignos votantes, Quie<i
nas veces se construyen en él calabozos y maz- paga los vidrios rotos al fin de la jornada es el
morras para deshacerse de enemigos o espías que pueblo trabajador y el capitalista.
sólo salen de allí muertos, pues, son encerrados en Ahora bien; un extranjero no recibe nada de
una estrechez de medio metro de ancho por uno esto y si por desgracia desea ganarse la vida .se le
de largo; una verja de hierro al frente, no pue- dará el trabajo que el nativo no puede desempeñar.
den moverse ni sentarse, no reciben alimentos, so- ' Viven en este barrio algunos mejicaitos cuyo
metidos al martirio de la .sed y del hambre, mor- conjunto puede calcularse en unos cuantos cien-
didos y devorados cn^^ vida por las ratas que los tos, los cuales han tenido que contagiarse un poco
infestan y sin ser oídos en sus súplicas... con los vecinos del lugar. Si se han mudado allí es
¡ Bien ha hecho el Gobierno en destruir este ba- por la situación de miseria que pasan y les obliga
rrio y ahora salen a la luz, las mazmorras y cala- a aceptar cualquier oferta remunerada.
Ijozos poniendo en descubierto sus horrores 1 Ellos son los escogidos para romper las grandes
Lo.s dueños que viven siempre en el primer piso vidrieras de los establecimientos cuyo propietario
del edificio, arriendan los otros a quienes acuden se ha borrado del seguro u otro motivo cualquie-
en busca de refugio que no se les niega. ra de venganza, en cuyo caso e! que desee ejerci-
AI fondo del patio y dando al callejón, está si- tarla irá al barrio de Jos tendidos y allí encontra-
tuado el garage que guarda costoso automóvil pro- rá lo que desea pagando de ocho a quince dólares
piedad del dueño y caso de que éste no posea gara- por vidriera, según el tamaño de la misma y el
ge está facultado por la ley del hampa a dejarlo lugar donde se encuentre.
en la calle o en la acera día o noche, siendo res- El intermediario recibe la orden y el dinero, pe-
l^ctado y nadie le robará nada de él. ro, busca a un mejicano y le ofrece por romi)€f
Ahora bien: cualquier jiersona que no pertenez- la vidriera, de dos a tres dólares, siendo él, el
ca al barrio y acuda al mismo en su máquina, de- más beneficiado sin compromiso alguno, pues íl
jándola a presencia de los vecinos, no acabará que rompe la vidriera está expuesto a recibir un
de Aandonarlo, cuando alguien se introducirá y balazo que lo deje muerto y esta gente <le] barrio
emprenderá una veloz carrera con la máquina ro- no arriesgají su vida por unos dólares, pero fi
bada, para venderla por piezM. matan a cualquiera por robarle unos centavos, lo
De nada vale el que solicite informes de los allí cual ¡es muy diferente!
presentes, ¡ninguno ha visto nada ni sabe nada de El mejicano, hombre trabajador y a veces car-
lo que ha ocurrido con el automóvil!... gado de familia sin socorro alguno, si acepta es
No sólo los habitantes de! barrio poseen buenos por miseria, no por bandidaje, mas sin anbargo,
autojnóvilcs, sino que tiaien las mejores radios, la policía les echa las culpas de todo lo malo t.'jíi
siempre listas para recibir las llamadas de la po- sólo porque son extranjeros, e igual sería si fue-
licía, e informarse de los asaltos y robos, autos ran argentinos, cubanos, o de otra nación. El his-
(luc .se pueden dar por iwrdidos, muertos en riñas panoamericano es despreciado. La colonia meji-
o venganzas de la "vendetta", personas o autos que cana en esta ciudad es la más numerosa, todos
son circulados para su detención, etc., etc., .siendo viven del trabajo honradamente, cuando lo obtienen.
éste un servicio que les da gratis la policía, y así He comenzado mis relaciones de amistad, in-
Se informan de las andanzas de sus familiares y dispensables, con algunos vecinos,^ los cuaks me
amigos. Poseen amplificadores que van hasta la consideran ruso y bolchevique, así como hombre
habitación dormitorio y cómodamente, durante la que se las maneja solo para vivir del prójimo. No
noche, sin levantarse de la cama, saben si al au- gasto muy buen carácter y tengo mis turbonadas
»nte que ha salido para "negocios" k ha ocurrido con los chiquillos que jugando a bandidos y po-
«Igw» novedad. licías en las aceras, corriendo, tropiezan con uno
32 CARAJ- Y CARETAS
o se recibe un buen encontronazo que puede oca- siempre que confiese la verdad e:n Id que se le
sionarme una caída. pregunte.
Juégase a los dados día y noche en las aceras Si el prisionero acepta y confiesa, los verdugos,
y algunas veces, por estar incluido e! dinero en después de obtenidos informes que le han de ser
el juego, éste termina a golpes o a tiros, lo cual no útiles para futuras venganzas, abren de un todo
tiene importancia ninguna. la tapa del tubo que va a la alcantarilla y no tar-
Mi finalidad y para lo que he venido, es para da mucho en ser invadido el subterráneo por una
tener contacto con el cuartel general de los ban- plaga de ratas que acaban con él en pocas horas.
didos de Alphonse Capone, situado en la esquina Si no confiesa sigue la misma suerte, pues el que
de Loomis y Taylor, a pocos pasos de donde yo baja vivo debe salir convertido en restos, después
resido y siendo ésta una tarea delicada y peligro- de una batalla con los animales que subiéndole por
sa, procedo sin apuros y paulatinamente. todo el cuerpo muerden las carnes de la cara y
Debo tener muchísimo cuidado en mis visitas manos con ponzoñosas y terribles mordeduras,
necesarias a las tabernas o "speakeasy", pues, si hasta que cansado, loco de dolor y de espanto, in-
se sospecha estoy expuesto a descender a un sub- clina ia cabeza y deja a los roedores terminar su
terráneo y ser encerrado en las mazmorras o ca- obra.
labozos, donde se muere sin remedio y devorado Cuando los huesos son sacados para lanzarlos a!
en vida por las ratas que los infestan y en banda- lago, unas botellas de creolina con agua lanzadas
das atacan a! prisionero que no puede soportar la desde el subterráneo superior ponen en fuga al
invasión. Sólo queda de él, los huesos blancos, lim- pequeño ejército que satisfecho de carne humana
pios de carne que son más tarde recogidos en se retira y el lugar queda expedito para servir de
un saco y lanzados al lago que todo lo borra. albergue moñientáneo a otra víctima.
Sé que muchos de estos "speakeasy" tienen en un Cuando existe un subterráneo de esta clase, se
lugar del piso la trampa que al pisar, se hunde y alquila a un buen precio y se hace este "favor" a
lanza la víctima al segundo subterráneo, cayendo algún poderoso que desea deshacerse de enemigos
sin sentido, pues la elevación es de unos diez o más o de espías.
metros, siendo arrastrada e introducida en el nicho . i E! Barrio de los Bandidos, deja muy atrás al
donde sólo horas estará con vida. Infierno del Dante!...
Suele haber algunos de estos subterráneos cuyo
suelo está cubierto de una gruesa capa de cemen-
to y las ratas no la pueden traspasar, pero, por un
refinamiento de crueldad, existe un ancho tubo
de hierro bien tapado y que va a dar a las alcan-
tarillas y el cual abierto por poco tiempo deja pa- I —I———•ff""^
sar un cierto número de roedores, los que famé-
licos no dudan en atacar al prisionero que en su
calabozo no puede defenderse por la estrechez del Chicago, 1S33.
mismo, y en medio de su desesperación y sufri- Ccpyriglít. Prohibida la reproducción.
mientos, con el terror en el semblante, ve llegarse
hacia él a los verdugos que le ofrecen la libertad, (Continuará en el próximo número)
uMHiUiHWttHtmi niMHiiitt)titi«nifi<irHintti(iiiii(titKiiii)tlHiiHt(tli<tHH)iiH(iit(riJ(ii(iamiiiHifiiitiiiiiriiiHiniti(iiiiu antmtmtitamtnitíuwnuniiim un 'iMiiiitiiiiiiiiiKiiiiiiiitiiiniiitiiitiiiiitiliifTtpiíiiiifiiriititnnrnriiPiimpinniriiiiMiniiiiiri
De la gracia ajena
•« t
ü n paraguas de ocasión,
pero fuerte y duradero,
por si cae un aguacero
con vientos de intervención.
FRESCO
ü n sucesor campechano
que no me patee el nido
y un homogéneo partido
para cuando esté en el llano.
JUSTO. Que, aunque al margen me manteng<^
me dejen votos juntar,
Que I<« matches sean sencillos, para ponerme a cantar
que fbs cracks no se envanezcan con toda la voz que tengo,
y los hinchas enmudezcan GALLO
y no vuelen los ladrillos.
M O N O S D E
ÜN " R E F E R E E " V A L D I V I A
CAR A r Y r-ARFTA.r
Fiestas
patronales
en Quilmes
En el salón de re-
cepciones del palacio
ttjunicipai, en el Jno-
mento de dai- la bien-
venida al doctor Ma-
nuel A, F r e s c o el
intendente, d o c t o r
Victoriano M. Hni i
Desfile de la es-
cuela Ni I , ante
las a u t o r i d a d e s
de la ciudad, pre-
sidida» por el Go-
b e r n a d o r de la
Provincia.
Un aspecto de la
solemne p r o c e -
sión. La imagen
de la Virgen, al
salir de! templo
parroquial.
fofosrfeDe !a Fuente
" L E S B 0 U E G E 0 I 3 DE CALAIS".
LCX C€DIN
de la
C€LECCICN
L L C BE T
Por RICARDO GUTIÉRREZ
^ «'4<^,
7
38 C A R A / Y CARETA/:
anguetes
Comida de camaradería
del personal sastre a do-
micilio de la Sastrería
Naval.
recas Suprímalas
dad, e! buen funcionamiento de los órganos inter-
nos es entorpecido, los trabajos intelectuales son
perjudicados — fatiga, constipación, dolor de es-
palda y €l reumatismo son algunas de las «mse-
cu<»ic¡as que pueden resultar del exceso de peso
í-n hombres y mujeres.
La manera más adecuada y eficaz para eliminar
L A "Crema Bella Aurora" de Stillman para
las Pecas, blanquea su cutis mientras usted
duerme, deja la pi«! íJiave y blanca, la tez
obesidad es evitar sus causas — haga una prueba
con Kruscheti tomando media cucharadita en un vaso
fresca y transparente, y la cara rejuvenecida de agua caliente todas las mañanas antes del des-
con la belleza del color natural. El primer ayuno.
pote deraueítra su poder mágico. Kruschen se basa en principios científicos —
Kruschen es una feüz combinación d« varias sales
CREMA mineraies que ayudaf a las glándulas, nervios,
sangre y órganos internos a funcionar debidamen-
B E L L A AURORA te y a conservar un alto grado de salud — resti-
tuye energía y fuerzas al mismo tiempo que usted
Qwiaias pacas \ Bhifgoeae/ei/fb trata de normalizar su peso. Usted se sentirá y
En venta en toda buena farmacia. parecerá más joven.
Las sales Kruschen se venden en todas las far-
Farmacia Fratie® Istglesa macias a I 2.20 el frasco, y duran mucho tiempo.
SARMIENTO Y FLORIDA - Buenos Aire».
C A R A / Y CARETA/ 39
ATKINJONJ
Absolutamente pura.
El Señor sea contigo, año Exfraordinaiia tp^\nñc\hn
nuevo. Perfume exquisiio y
Amén. durítdtfto.
I R E N E G. L. Asienta con naturaliclAcl Ptíjvjbuií/ores; Maye» Lfct/t. - BfffHW Ai^í • Monfev/t/^fO '
D E H U E R C O •>Ni;u!.<r.ift í * r O í AfiT.S
40 C A R A / Y CARETA/
del mundo
"Por
Christopher ísherwood
Traducido especiaLinente
para "Caras y Careta/'
ra decir una frase cortes, pero e! aquellas islas: una mera migaja a quedarnos. Quizás mejorara el
Capitán Explorador liabía regre- volcánica de Europa, desolada tiempo y se disipara ¡a neblina.
sado a montar guardia junto a y sumida en brumas, a la lin- — Muy bien. Ixi veré a usted
su valija de cartón, de de los trópicos. No hay puer- más tarde — dijo el húngaro.
— Un tonto heclio y derecho, to. Después de ser zangoloteados Luego, señalándonos al Capitán
jeh? ¡Vestirse de semejante en un bote de remos, que se des- Explorador, a quien veíamos,
manera! ¡Ni más ni menos que lizaba brincando a uno y otro desde la ventana, allá abajo, en.
un espantapájaros 1 costado, fuimos, como quien, di- tre la neblina, intentando "colo-
ce, arrojados a la playa, al pie car' su tarjeta en algunos visi-
Quien acababa de hablar así tantes poco dispuestos a aceptar-
era el joven del elegante traje de un precipicio y no lejos de
un grupo de chozas. Apeñusca- la, agregó: — Supongo que él
gris. No sin sorpresa advertí también se queda.
que hablaba correctamente el ale- dos en desvencijado ómnibus, su-
mán. El desdén sarcástico de su bimos por alarmante camino en — Así lo creo.
tono me indigtió un poco como tirabuzón, un simple sendero de — i Me lo imaginé! ¡Es tan
si pensase con qué derecho se muías, en dirección a Valverde, estúpido! — dijo el húngaro
permitía tal comentario, él, que la aldea principal, situada a mil con un tono que me pareció in-
no le había comprado una tar- quinientos pies de altura, en me- necesariamente grosero.
jeta. dio de una perpetua neblina es- En seguida nos estrechó la
— No veo por qué se burla cocesa. Llegamos temblando de mano y se retiró.
de él — repliqué secamente. — frío, húmedas las ropas, medio Pasamos como mejor pudimos
El pobre diablo tiene que vivir mareados por el trayecto en bo- los cuatro fastidiosos días. En
como cualquiera de nosotros... te, y con un apetito desesperan- el primero efectuamos una ex-
El joven no pai-eció incomo- te. El Capitán Explorador pare- cursión hasta la meseta centrai
darse lo más mínimo por esta cía también presa de abatimien- de la isla, alta entre nubes. Lu-
respuesta. Por lo contrario, son- to. El húngaro había desapare- gar muy caliente y muy seco.
rió con marcada amabilidad — cido. Tres colinas de ceniza se yer-
una sonrisa que dejó ver sus guen en medio de un desierto
dientes blancos e iguales; —era de arena y de lava. Una de esas
Se nos presentó cuando termi- colinas era, según me dijeron,
como si acogiese con generosa nábamos de comer. Por enton- ol pico más alto de Hierro.
tolerancia mi vivacidad dictada ces la vida parecía más llevade- ¿Cuál? Parecían las tres del
por la irritación. Su tez broncea- ra. La comida resultó mucho me- mismo tamaño. Salimos de la
da era tan tersa, sus ojos tan jor de la que esperábamos, la perplejidad resolviendo trepar
brillantes y su figura toda tan fonda, Iimpia,y se nos dio una ¡ha- .sucesivamente a las tres. Eso nos
esbelta que parecía casi un ado- bitación que, por casualidad, no llevó todo el día. El resto del
lescente. Pero no debía de ser daba a un patio interior con re- tiempo, en Valverde, lo p.asamos
muy joven pues noté algunas ra- tretes y aves de corral. El Capi- en un estado de convalecehcia:
yas grises en su abundante cabe- tán Explorador nos brindó mo- yo procuré entender algo de al-
llera negra. tivo de risueña diversión al dis- gunos periódicos cubanos, de
— ¡Oh, sil—asintió sonrien- cutir con el posadero condicio- tres años de atraso, y Heinz ju-
do. — Todos tenemos que vivir. nes especiales. Prometió, con gó al billar con los notables de
— Supongo que usted no es formalidad bastante patética, co- la aldea. Rara vez la lluvia cesó
alemán... mer poco y no pedir que repi- por más de un cuarto de hora.
— No. Soy húngaro. ¡ Mire! tieran un plato. ProbalDlemente Hablamos con frecuencia del
~ Y como si yo fuese un fun- el húngaro había almorzado en húngaro y del Capitán Explora-
cionario aduanero, sacó su pa- otro lugar de la aldea. Parecía dor que había partido para re-
saporte y poniéndomelo delante muy satisfecho. correr la parte sur de la isla.
de los ojos comenzó a volver las — Bien; ¡ya está! —ii,nos di- Nos formulamos no pocas con-
hojas cubiertas de sellos, — jo. — Despaché mis asuntos. He jeturas acerca de la profesión
Austria, Alemania, Bélgica, Ho- visto todo lo que necesitaba ver. del húngaro. Supuse que debía
landa, Dinamarca... Ya lo ve: No tengo nada más que hacer de ser algo así como un viajan-
hasta ahora, doce países. aquí. te de comercio. Heinz afirmaba
— Muy interesante... — di- — Al parecer, adopta usted sus que era un espía. Los viajantes
je; y como no deseaba parecer resoluciones, con suma rapidez de comercio, decía, no usan tra-
demasiado curioso, aparté la — comenté sonriendo. je de franela,
vista del pasaporte para ofre- — Efectivamente. He almor- San Sebastián, en Gomera, nos
cerle un cigarrillo. Pero su mi- zado con el alcalde. — Dijo es- brindó un cambio placentero:
rada y sus pensamientos habían to como quien no quiere la cosa, una hondonda, con su aldea a
•vuelto al Capitán Explorador. — Y el alcalde mismo me acon- orillas del mar. En este punto se
' —¡Un idiota I — murmuró. sejó que no perdiera tiempo detuvo Colón. Hay aquí palme-
1 Abordarlo aipenas subió usted aquí. Me voy esta noche. ras, camellos y muchas flores.
al vapor, aun antes <ie partir! Nos explicó que el vapor par. Con sorpresa nos enteramos de
Pudo dejarlo tranquilo cinco mi- tiría para Gomera a las nueve. que el dueño de la posada nos
nutos... Siempre hace lo mismo. En el caso de perderlo, nos se- esperaba.
— ¿Lo conoce uste<I? — pre- ría preciso permanecer en la isla — Sí, señores. El amigo de us-
gunté, con cierta .sorpresa, pues durante cuatro d'¡:\s, hasta la lle- tedes me dijo que llegarían hoy.
eiitre los dos no habían cambia- gada de otro vapor. El posade- Les tomó una hahitación. Los
do ni una inclinación de cabeza. ro había omitido, explicablemen- está aguardando.
— 1 Vaya si lo conozco I — El te, mencionar este detalle. Sin Y nós'condujo para mostrar-
húngaro dejó caer, con elegante embargo, decidimos que no nos nos habitaciones con dos cama.s.
ademán, la ceniza del fcigarrillo. sentíamos con fuerza para afron- En una de éstas se hallaha acos-
— i Y desde hace años f tar, tan pronto, otra noche de tado el húngaro. Parecía muy a
Llegamos a Hierro a las tres viaje por mar, con el consiguien- sus anchas y nos acogió como a
de la tarde. Es la más pequeña de te mareo. Estábamos dispuestos viejos amigos.
42 C A R A / Y CARETA/'
— No sabía a qué hora llega- llarse enfermo. — Estoy espe- — No hay prisa — respondí
ría el vapor. Por eso anoche to- rando que me planchen el traje. secamente, sin decidirme, en mi
mé este cuarto para ustedes. — Es el único que t r a i g o . . . tonto modo británico, ni a acos-
Sonrió con la. más amable cor- Fruncí el ceño. La situación tarme entre las sábanas que él
tesía y agregó, como anticipán- no era nada agradable. Mi com- acababa de dejar ni a decirle que
dose a una posible objeción; — pañero y yo llegábamos cansa- las hiciera cambiar. El húngaro,
P o - st^guesto, si ustedes hubieran dos, con sueño, después de una siempre sonriente, se instaló en
llegado anoche, yo habría dormi- noche en la cubierta y ansiába- una silla y se dedicó a rascarse
do en el suelo. mos darnos un baño y meternos las musculosas pantorrillas.
— Supongo que no se siente en cama. El húngaro debió adi- — ¿ Venia Martínez en el bar-
usted enfermo, ¿eh? — pregunté -vinarlo, pues saltó del lecho, en co? — preguntó.
con un dejo de sarcasmo. ropas menores, y me dijo ;imis-
tosamente: T Sí.
— i De ninguna manera, ami- ¿ Lé dijeron ustsdes que ve-
g o ! — y se echó a reír ante la — Acuéstese, amigo. Tiene man aquíí?
absurda idea de que pudiese ha- cara de cansado. — No. Por otra parte, no lo
hemos visto desde que desem-
barcamos.
El húngaro sonrió burlona-
mente.
— ¡ Siempre el mismo asno!
En Hierro conseguí que me per-
diera de vista. Apuesto que allí
no recogió ni un solo céntimo.
En cuanto a esta isla, bienveni-
do cuando s<: le ocurra venir. Ya
he cosechado yo todo lo que se
puede sacar de aquí. Cuando él'
la visite, lo correrán los perros.
Supongo que los dos lo mirá-
bamos boquiabiertos, porque se
apresuró a decir:
podrá disfrutar de la radio con un Receptor — ¡ Ah!, pero ¿ todavía no k s
. AMERICA, a pilas y baterías. he dado mi tarjeta?
Se acercó rápidamente a un
rincón de la habitación, abrió
Receptor AMERICA, a pi- una valija y extrajo de ella dos
las y b a t e r í a s . Circuito tarjetas, una, en alemán, para
Heinz, otra, en inglés, para mí.
Superheterodino de 5 vál- L a mía decía: "La vuelta alre-
vulas de nuevo tipo. Alto- dedor del mundo. Soy un estu-
parlante autodinámico de diante húngaro que recorro el
voz clara y potente. Dial mundo con el objeto de conocer
países, naciones, pueblos, cos-
cuadrante. Control de to- tumbres, etc. Una vez realizado
no. Gran selectividad. En mi viaj e publicaré un libro. Ten-
elegante y lujoso mueble. go el placer de solicitar favora-
Completo, g^g^mm ble acogida y estímulo para este
esfuerzo".
con p i l a » y 2 2 5 « - _Y allí aparecía el retrato .del
baterías, a $ húngaro, con su impecable traje
de franela, con bastón y guan-
FACILIDADES D E PAGO tes, apoyado en una columna de
estudio fotográfico.
— ¿Qué opinan? — preguiitó
con orgullo. — Algo mejor,,
ENVÍENOS ESTE CUPÓN ¿eh?, que esas anticuadas y ri-
diculas tarjetas de Martínez.
CASA AMERICA ce. Las he hecho imprimir en diver-
Avenida de Mayo, 959 . Buenos Aires. sos idiomas. Me las tradujo un
Sírvanse enviarme, sin compromiso, amplios detalles amigo mío que es mozo de café
sobre esta oierta especial. en Marsella. Habla pírfectamen-
te siete lenguas.
NOMBHE ^ . . . . . . . < Horas después el húngaro nos
DOMICILIO informó de algunas interesantes
particularidades' que le asegura-
LOCALIDAD . P. C. . . . . ban el buen éxito en su profe-
sión.
— Ante todo uno debe presen-
tarse vestido con elegancia, es-
pecialmente si el pueblo es muy
Q-e/nio-- , 'Uxi/xio- f<sru> pobre. Ningún aldeano suele dar
mucho a un individuo mísera-
mente vestido. Sospecha que lo
engaña, y tiene razón. Juzguen
Ont/rúdUx du TTUvuo- 9 5 9 — fiiM/r,&(, CúM^ ustedes por su propio caso: ¿por
CARAX Y CARETAT 43
quién pagan en el cine: por'-Gre- — Le llevo cinco días de ven- pesetas con el humor que es de
ta Garbo o i>or cualquier actriz taja — dijo el húngaro. — Tra- imaginar.
de quien nadie ha oído hablar? bajo mucho más ligero. Y, ade- Había estado en Tenerife en
Por supuesto que ustedes no más, aunque le acompañe la bue- otra ocasión, nos dijo, pero te-
piensan: Greta nada en oro y na suerte, no podrá tomar otro nía noticia de algunas aldehue-
esta pobre muchacha no tiene vapor hasta dentro de un par de las situadas en el oeste de la is-
probabicmente ni para una cena. días. Sin embargo, siempre se la, que nunca había visitado.
Por supuesto que n o . . . Otra las arregla para seguirme los "Sería una lástima .perderlas",
cosa: uno debe empezar siempre pasos. Lo encontré por primera agregó incidentalmente. Al des-
por lo más alto. Cuando llego vez en Granada, hace tres años, Ijedirnos le dejé en la mano, con-
a cualquier parte, lo primero que y desde entonces no he conse- fieso que con cierta imprudeticia,
hago es ir a visitar al alcalde. guido despegármelo. Viene tras diez pesetas. Me proponía dejar-
Los vecinos me ven salir de su de mí porque sal>e bien que yo lo sorprendido, Pero no se sor-
casa y piensan: "Es una perso- acierto siempre con los recorri- prendió en modo alguno. Las
na iniíportante". Muchos campe- dos más productivos. Vive de aceptó, complacido sin duda, pe-
sinos son tan ignorantes que mi inteligencia: ¡despreciable pa- ro con naturalidad, como cosa
creen que soy un funcionario re- rásito! que le correspondía por derecJio
caudador de impuestos. Cuando En el momento en que el hún- absoluto: un pago a cuenta de la
>'isito al alcalde no le pido di- garo subía abordo llegó corrien- tasa muy moderada que aplicaba
nero de buenas a primeras, co- do el ;posadero para reclamarle a la sociedad. Saludamos," agi-
mo^ ese bruto de Martínez. Le dos pesetas extras por el plan- tando la mano, a nuestro amigo
' solicito una carta de prcsenta- chado del traje. No etitendí parásito que partía en el vapor,
' ción para las autoridades de la bien qué le dijo, pero, con la y nos devolvió e! saludo con ale-
; aldea vecina. Luego le hablo de mayor desenvoltura, el húnga- gre cordialidad. No 10 hemos
niis viajes durante una o dos vuelto a ver. •
ro me lo envió. Pagué las dos
horas, le cuento chistes, lo entre-
tengo, en fin. Por último, le pido
directamente un duro. Si se nie- Chrístopher Isherwood
ga a dármelo, le digo: "En la
aldea de donde vengo me ofre-
cieron dos". Si sigue rchacio a
sokar e! duro, exclamo: "Cual-
quiera diría que este pueblo está
lleno de beduinos!" Esto lo so-
breexcita . . . Lo cierto es que ra-
ra vez fracaso. Pero, para ello,
es preciso ser elegante y sal>er
conversar.
Esa noche volvimos a verlo en
.el vapor que partía para Tene-
: rif<í; El Capitán Explorador ya
^nabía dejado San Sebastián pa-
ra recorrer el interior de la isla.
DON ANTONIO M E Ñ E G H I N I
VicepresidenlQ dclj- Nuevo Banco
Italiano, puesto de responsabilidad
y labor, al qua llegó después de
tina brillante carrera bancaria, fué
"na de las m á s conspicuas pcrso-
lustre a "mu-
ñeca'* eü t o -
nos claros u
o b s c u ros, a
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Peapachos inmediato».
*^alidades de la colectividad italia-
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poli, dislinguióse p o r s u s activida-
des de verdadero "pioneer" de la SOLICITE CATALOGO ILUSTRADO GRATIS. "
industria algodonera chaqueíía. P o r
j u s méritos y caballerosidad, la
desaparición de este incansable lu-
chador lu! cansado Jiener.il senti-
miento de pesar.
COI^I^IENTESÍ85iiSl
44 CARAJ' Y CARETAJ"
G. A . H í n k s o n , d e " T h e T i m e s " , L o n d r e s
El redactor corresponsal de "The Times", de Londres, señor G.
A. Hinkinson, dice:
Los grandes diarias argentinos reflejan en sumo*grado la vida del
país. Por la autoridad de sus artículos de fondo son muy parecidos
a sus colegas de Europa, mientras que por la cantidad de sus páginas
hacen competencia con los diarios más importantes de los Estados
Unidos. Los suplementos literarios que aparecen los domingos son
un concepto brillante y dan al mismo tiempo las ventajas de una
publicación noticiosa y una revista literaria. Los artículos que allí
aparecen sobre la vida en el extranjero pueden compararse con las
grandes revistas de Londres y París: la "Fortnightly Re-
^^-^ ¿5?. V ^ Í T U * - ^ «s-ff—l-^ view" o "La Revue des Deux Mondes".
Los diarios argentinos son una poderosa fuente de información para todo el que necesita
saber algo, y están muy al alcance de cualquier mano, pues su módico precio los hace accesi-
bles al último jornalero. Sus servados noticiosos ponen al país en conocimiento de las novedades
del interior y exterior con una precisión y rapidez que muchas veces sorprenderían al más
importante periódica europeo.
Las colaboraciones literarias firmadas por las mejores plumas del momento, sus hermosos
grabados, sus comentarios de actualidad, sus artículos que abarcan todos los ramos de la cien-
cia, proporcionan un gran placer aun hasta al lector extranjero
al que facilitan todos los conocimientos necesarios para convivir
entre los argentinos y familiarizarse con el espíritu del ambiente.
Las revistas argentinas continúan la obra constructiva y de eru-
dición aumentándola y completándola, si cabe, y constituyen
juntamente con los periódicos la prueba más evidente del pro-
greso cada vez más notorio del país".
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CARA^' Y C A R E T A J - 47
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sana, suave y sin irritaciones.
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para el cuerpo un verdadero custodio porque refresca, Co/orefes le Sancy x
suaviza y desinflama. Usielo al cambiar el pañal, o des- Lcip/ces p o r o íobí'os t e Sontf
pués de bañar a su bebé, , tópfces parcr ce/os te Soncy
¡Es algo más que un talco: es Po/vo cíe íoccfdof t e Soncy
Poívo p a r o eí cuerpo t e %anc'f i»
una fórmula de salud para la piel!
^ Po/vo prensodo t e Sancy g
' i a b ó n p a r o fa barba Le Süncy
Psrfun iobones de fococíor l e Sancy
48 CA-RA^ Y CAREXA^v
La cimitarra
'^or Víctor Cholnoky
A
DMITO — dice Higasi — 'que yo soy de- serpiente con grandes clavos de plata.
terminista, y no creo en efecto que el Cada vez que Takaissivo tomaba la terrible
hombre sea dueño de uno solo de sus arma, se producía un estremecimiento en el
movimientos, pues siempre hay alguien que tire público. La larga cimitarra silbaba en el aire
de la cuerda. Voy a contarle una historia, me- e iba a fijarse con su terrible punta, en preci-
jor dicho, un hecho indudablemente auténtico, sión inalterable, junto mi^mo al corazón de
contado por mi padre. Minamato,
Hay todo un barrio en la ciudad de Kiussin, Luego Minamato, sonriente, colocando I03
en Japón, en que los habitantes consagrados a brazos sobre su pecho, se desprendía del tablón,
los ejercicios de ilusionisnio y de acrobacia, ha- y el público constataba con una voluptuosa
teen profesión de su destreza y de su arrojo angustia que la forma de su cuerpo y los con-
corporal. tornos graciosos de su talk quedaban dibujados
Estos juglares de Kiussin_ recorren el mun- por los puñales.
do entero y son bien recibidos en los circos Este era el número de Takaissivo. Usted
y music-halls porque realizan verdaderas atrac- puede imaginarse el dinero que ganarían, pero
ciones gimnásticas. en ninguna parte como en San Francisco. Los
Takaissivo y su mujer Minamato, originarios habitantes del Far West, acostumbrados a las
los dos de Kiussin, recorrieron todos los países excitaciones nerviosas y cotidianas, se mostra-
exhibiendo su destreza y su audacia, obtenien- ban golosos de este espectáculo excepcional.
do grandes ganancias. Su núniero de mayor sen- Así Takaissivo ganó muchos dólares.
sación consistía en lo siguiente: _ El dinero, cuando falta, es un estimulante
Minamato, cubierta por una simple malla, se-'' para el trabajo y la sobriedad. Ganado en gran-
presentaba con los brazos abiertos en cruz fren- des cantidades desenvuelve el deseo de hacer
te a un tablón de madera. Takaissivo se colocaba el bien.
a una docena de pasos. A su lado, en una fuente Takaissivo se torna pródigo.
de paja, cuarenta y siete cuchillos afiladísimos
de acero pesado con mangos de madera, ¿Qué podría proporcionarLe su dinero? No
podía beber, porque el alcohol le hubiera hecho
Minamato se inclinaba sonriendo al público. perder su seguridad de vista y de mano. Tam-
Usted sabe que nadie sonríe más graciosamen-
te que un japonés. Y se colocaba los brazos (Conimia én la página 119)
CA.RA/ Y CARETAS 49
•EXTIÉNDAME UNA P Ó L I Z A ] :
50
CAKJ\J- Y CARETAT"
Egresados de la.
Capital Federal
Bachilleres egresados del colegio nacional
Juan Martin de Pueyrredón, tercera división,
turno de la mañana.
0 //
CENTAURO MARCA REGISTRA1>A
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Pidalas en todas las baenas casas.
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Ei cinematógrafo como
factor de educación
Por ADELIA DI CARLO
La selección d e la l e c t u r a d e lo»
niños es obligación de los p a d r e s . Señor Administrador de "CARAS Y CARETAS".
Chacabuco I S l . Ciudad,
C A R A S Y C A R E T A S publica sema-
n a l m e n t e l e c t u r a s m o r a l e s e ins- Adjunto remito la suma de
tructivas, q u e a d e m á s d e interesar importe do una subscripción a favor des
a los niños y deleitarlos por su a m e -
n i d a d , los o r i e h t a con v a l e n t í a e n Firma
la l u c h a d i a r i a .
Subscríbase a C A R A S Y C A R E T A S Dirección
P R E C I O S !
f Trimestre $ 2.50 f $ 3.~- (Escríbase con claridad).
Ciudad i Semeslie „ S.— Interior \ „ O-—
l A ñ o . . , „ 9.— I •• 1 1 - —
S4 ^
CARA/^Y CARETAJ*
segunda y tercera del Congre- ra la cual surgen actualmente
so Internacional de Cinemato- mil influencias que contribu-
grafía Educativa de la Liga yen a hacer dificultosa su edu-
de las Naciones, con asiento en cación moral. Avisos, láminas,
Roma. vistas, escenas que los niños
" También debo declarar que no debieran ver, desvían su
ha procurado "Educine" su imaginación e imprimen en su
vinculación con las entidades mente lo que es falso y malo.
Sjimilares extranjeras". ¿Nos puede informar, señora,
— Vasto y completo progra- sobre algún otro trabajo lle-
ína en verdad — argüimos. — vado a cabo?
Si se lleva a la práctica ten- — El mejor trabajo realiza-
drá una repercusión altamente do por "Educine" ha sido la en-
benéfica en nuestra niñez, pa- cuesta, a la que respondieron
CURRETRñCia
QM. AuJ
Esperan ser
Miss Capital
Dei Gran Certamen
organizado por ^^Caras y
i^.^ V 0
*«»
'-W
Hayóit DelU Ro-
tiMtu. Foto Ro»e
Marie.
Quermese de
Nochebuena
A beneficio del Asilo de
Huérfanos de Militares
Fotos de Bell.
Olivia de Havilland
NE que reaparecerá en La carga de ¡a brigada de
caballería, conjuntamente con Erroi Flyn.
.k
Té en honor de las egresadas
de la Escuela Industrial de
Señoritas N'-' 4, ofrecido por la
asociación cooperadora del es-
tablecimiento.
De
la vida
rosarina
Un enlace
Limpiar el patito, cortarlo en presas y condimentarlo
P a t i t o con arroz bien.
Poner en una cacerola el aceite, dorar el pato, agre-
INGREDIENTES
garle después la cebolla picada, dejarla dorar, ponerle
los tomates pelados y cortaditos, el ramito, los hongos
Tarta de frutas confitadas
Un patito especial.
remojados, la cascara de naranja cortada en tiras finas, INGREDIENTES
Yi taza de aceite.
R I S O T TO el vino, las aceitunas cortaditas, condimentar con sal y
pimienta, agregarle el caldo, tapar y dejar hervir des- TARTA CREMA VARIOS
1 cebolla. 150 gramos de arroz. pacio hasta que esté cocido y la salsa eapesita.
Un dedalito de azafrán. 180 grs. de harina. 2 huevos, 2 yemas. FRUTAS CONFITADAS:
Un ramito compuesto. Se prepara un "risotto" y se amolda en moldecitos a 4 higos, 3 peritas, dos peda-
1 cucharada de hongos se- SO grs. de manteca. 250 grs. de azúcar molida.
3 tomates. Savarin chicos (moldes de borrachitos) enmantecados. 1 huevo. zos de zapallo, 2 guindas,
cos. Ralladura de limón. 5 ó 6 frutillas grandes y fres-
20 aceitunas verdes. Se preparan seis huevos Mollets (ver forma de pre- 3 cdas. de azúcar. 2 cdas. colmadas de harina.
y¡ cebolla. cas, pedacitos de sandia.
La cascara de media i pararlos en páginas 98 y 99). 14 edita, de polvo de levadura. Yz litro de leche. Un paquete de gelatina de
ranja. Caldo. Una vez todo preparado, se colocan las presas de pato Ralladura de limón. frutas.
50 gramos de manteca. Sal, pimienta. en una fuente, se cubren con su salsa; alrededor se des- H litro de agua hirviendo.
1 vaso de vino blanco. 50 gramo.': de manteca. molda el arroz y en el centro de cada moldecito de éste, TARTA
Sal, pimienta. Seis huevos Mollet se coloca un huevo rodándolos con salsa. Hacer una masa, estirarla y forrar con ella un molde a tarta enmantecado y en-
harinado ; recortar los bordes y cocinarla en horno regular. Rellenar con crema pas-
telera, preparada con los ingredientes arriba indicados (ver forma de preparar en
páginas 98 y 99). Dejar enfriar la crema, colocarle entonces las frutas.
Ensalada de verano
I N G RE D I E N T E S
6 rodajas de jamón crudo. 1 tomate.
10 aceitunas negras. 6 filcts de anchoas.
ó sardinas. 50 gramos de manteca.
Unas hojas de lechuga^ % laza de aceite.
4 papas cocidas. Yi. taza de vinagre.
5 huevos duros. 1 cucharadita de mostaza.
12 aceitunas verdes. Sal y pimienta.
Cortar los huevos duros por la mitad al través, calarles los bordes
con un cuchillo, sacarles la yema, colocar ésta en un tazón, agregarle
la manteca, .sal y pimienta, aplastar con un tenedor formando una
pasta; colocar ésta en una maquinita cotí boquilla calada y rellenar
los huevos, adornándolos con tirita.s- de aceitunas negras.
Colocar en una fuente las rodajas de jamón, formando cartuchitos,
entre cada cartucho, una sardina previamente raspada, dos rodajas
de papas y sobre éstas una de huevo; en el centro unas hojas de
lechuga, los huevos rellenos, aceitunas negras y verdes, unas roda-
jitas de tomates y los filets de anchoas. Rociarlos por encima con
nna salsa, preparada con el aceite, el vinagre, sal, pimienta y mostaza.
Empezó
la temporada
veraniega en
^Ita Gracia
Irene Ayrolo.
Magdalena L. S. de Usanna, P.
Usanna de Yacapraro, María >%•
Luisa Serra, doctor Armando "^
Usanna, doctor Rogelio Yacapra-
ro y Antonio Usanna.
C/\RA/Y
CAÍIETA/
Veraneantes de
a palda
Una Feria
en Hungría
Fiesta característica
de A. L. B. A.
1^ C «I^P^ 4
1 ^1
QH
«*(*>
^ ^ •
En honor del
Gobernador de
Buenos Aires
fotos de S d ru b o! t n t
HECHOS Y
FIGURJS
Los doctores Ricardo Carrasco y Luis La señorita Zulema Rossi, rodeada pui
Barrencchea homenajearon a los repre- Bmig:as, a quienes ofreció un té, paia
ívcnlanlüs de Honduras y Guatemala a despedirse á^c la vida de solti^r-:, retribu-
yendo atenciones.
la Conferencia Intcramericana
Una de las vidrieras en que se
exhiben, en Sevilla, tos plie- Falangista bebiendo en un botijo, des-
gos de firmas para una colec- pués do la ruda tarea en el frente.
ta de dinero organizada por
los nacionalistas.
La guerra ctvi/
en España
CARA/Y
CAHETA/
Desfile de un batallón
de jóvenes revolucio-
^ narios listos para mar-
char a la guerra.
oooo
para MARISA por su in-
gramas especiales relacionados con ¡a Conferencia Interameri-
cana de Consolidación de la Paz. En ¡a foto número 1 se ve
al "embajador de Méjico, doctor Alfonso Reyes, junto con un
grupo de delegadas americanas del Mandato Popular (petición
terpretación de la zambra de paz firmada por un millón de mujeres); en la foto nú-
"María de la O", el martes mero 2, periodistas e intelectuales, americanos también, que
22, a las 13.25, en Radio han intervenido en otras transmisiones, todas a cargo del
Municipal. locutor especial de la N. B. C, mísíer Edvvard Tomlinson.
Kl ariiw Blas Dubarry largando la carrera automovi- Propalando dctaUes de la importante prueba. En primer
iistica "La caza del tesoro", organizada por la Perfu- término, a la izquierda: el señor Blas /Dubarry,
mería Dubarry y Radio Spléndid.
En Radio Spléndid
E l doctor Rafael Santos Giménez ante el micrófono. Después de la interesante disertación, d u r a n t e «I lunch
I-e acompañan su secretario, Maruja Pacheco Huergo, que le fué ofrecido por los señores Ibáñez« Del Ponte
Alfreda t» GreisroHo y Guillermo Del Ponte. y Cía., Evita Laurí le obsequió un ramo de flores, en
nombre de "'La Peña de Radio Cocktail",
IMPORTANTE
A partir del 16 de enero no se aceptarán cupones del
plebiscito radiotelefónico, correspondientes á números
de la revista que tengan m á s de una semana de atraso.
En Radío Belgrano (O Había D. B e n j a m í n G a c h é para Radio Cocktail
¿Doce meses de esfuerzos en 150 palabras?... Parece tar^a
' Entre las novedades que ofrece imposible querer resumir en tan breve espacio todo lo qu-e Ra-
«sta Broadcasting para el princi- dio Spléndid ha realizado en el curso del año que termina. Pero
pio del año entrante, se cuenta la puede sin embargo concretarse en estas palabras: afán de
presentación de Agustín Magaldi, superación y preocupación constante por servir siempre a
quien ha formalizado uno de los su público en la misma forma que siempre. Radio Spléndid
más importantes contratos efec- ha seguido siendo "la única" broadcasting argentina que
tuados por esta emisora para el ha contratado en el extranjero los servicios áe prominentes
año 1937. artistas con el fin de que actuaran por radio entre nosotros.
De ello son prueba palpable Dajos Bela, Frieder Weismann,
Juan García, Pedro Vargas, y última.Tiente la notable or-
questa húngara "Mandit's Coy" que desde su lejana patria
' El 31 de diciembre se efectua- nos ha traído la emoción de su bella música... Y en el
rá la tradicional trasmisión de Año orden deportivo, también Radio Spléndid ha sido la única
Nuevo, comeíizará a las 23.30 broadcasting que ha destacado cronistas especiales — por
y c o n t i n u a r á hasta pasada la primera vez en la historia del deporte argentino — para
medianoche, hora en que harán transmitir "exclusivamente" las alternativas de un encuentro
transmisiones desde distintos pun- de polo desde muchos miles de kilómetros de distancia. I^a
tos de la ciudad, recibifiíido a! nue- Copa de las Amértcas de 1936 puede así considerarse no
vo año; luego a las 0.14 co- sólo como un gran acontecimiento deportivo por sus con-
nectarán con Nueva York, a !a.5 secuencias para nuestro polo, sino también como uno de los
0.17 con Montevideo, 0.21 Córdo- mayores esfuerzos realizados hasta ahora por una broad-
ba, 0.30 Santa Fe para finalizar casting argentina en beneficio de sus oyentes. Y Radio
este iíiiportaHte programa de.sde Spléndid no se detendrá en esto, ciertamente.,.
los estudios del palacio.
RADIO-CARAS Y CARETAS 89
f"
L S 3 R a d i o Ult r a
SE DESTACA ALICIA CAMPOS E N L S 3 , RADIO ULTRA. -»
Constituye esta cancionista uno de los números d e m á s valor Que
inteirran los programas de L S 3, Radio Ultra.
Alicia Campos, a quien la prensa h a reconocido tináiiimemente
como u n elemento artístico de indiscutible eficiencia, no e s u n a c a s -
cionista rutinaria y satisfecha con los laureles cosechados. S u entu-
siasmo y su continuo y perseverante estudio, así como su interés pot
escalar posiciones cada vez m á s altas en el concepto del público
radioescucha, le mueven a renovar a menudo su extenso repertorio,
enriqueciéndolo continuamente con nuevas producciones de importan-
cia artística.
Desdo su contrato con L S 3, Radío Ultra, Alicia Campos ha reno-
vado su repertorio, imprimiendo a su a r t e una definida orientación,
por lo que su labor microfónica se ha tornado más eficiente.
Nuestros lectores podrán sintonizar a Alicia Campos loa lunes,
jueves y sábados a las 10 horas, por L S 3, Radio Ultra.
LOIS BLUE, LA CELEBRE I N T E R P R E T E DEL JAZZ. E N RADIO
ULTRA. — L S 3, Radío Ultra cuenta, entre los números más selectos
que realzan s u s proírramas, a la notable cancionista de jazz y can-
Dante-Noda, popular dúo que en el ciones negras Lois Blue.
próximo mes se incorporará a ios Después de una temporada de descanso durante la cual la mencio*
programas de Radio Belgrano, nada cancionista no dejó de perfeccionar su técnica y ampliar s«
repertorio, h a reiniciado s u s actividades
en h S 8, Radio Ultra, destacándose en
la interpretación del "Jazz hot", que ella
siente profundamente y expresa con ht
En R propiedad y exactitud de qiiíen, como
ella, se ha compenetrado del sentido y
del significado de la canción en que la
gente de color vuelca su alma acongo-
jada y melancólica, manifestada en su
exótica y característica música.
Los admiradores y aficionados a eate
erónero de expresión artística h a n reci-
bido con aplauso la noticia de la reapari-
ción de Lois Blue, a quien pueden escu-
char a través del micrófono d e Radio
Ultra, los martes a las 12.45 y los sába-
dos a las 12.30 horas.
2» P U E S T O
Un moderno receptor de dos ondas, marca
RADIO PRIETO.
Un precioso bronce de París, con la figura de
Patrocinio Díaz, i«. exi-eiente intérprete do nueí» Mozart, de 75 centímetros áe. altura, de la CASA
tro folklore, que prepara un nuevo repertorio RODOLFO EISLER, de Florida y Sarmiento.
para su actuación del próximo año, en Radío
Belgrano, donde continuará actuando con carác-
ter exclusivo. 3." PUESTO
Un receptor Superheterodino de dos ondas,
marca RADIO PRIETO.
Un finísimo Buda, de porcelana Satzuma, legí-
tima, de la CASA RODOLFO EISLER, de Florida
y Sarmiento.
4' P U E S T O
Un receptor Superheterodino, de onda larga.
solamente, marca RADIO PRIETO.
Una delicada guisera Luis XVI para 12 personas,
P L A T E R Í A LAPPAS, Sarmiento 2443 al 49.
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Un receptor Mignon, de ambas ondas, marca
RADIO P R I E T O .
Dos magníficas ánforas, estilo Versalles, de la
PLATERÍA L A P P A S , Sarmiento 2443 al 49,
í\ £) á\ presetita en su p r o g r a m a el m a y o r éxito_
8SIÜIIIB
V_,^ Ift BRO«OCASTIHG OE |
I /
^VxliíxlU
1 j»
TOBOS t o s HOaASES
f; radiotelefónico del a ñ o , la o r q u e s t a húngara*
THE
ESCÚCHELA
MANDIT'S
TODOS LOS
COY
DÍAS
O . R A / Y CMIETA^ 91
Notas generales
Scfiot Pedro J . Acosta, ganador de Señor Rogelio Huerga, q u e , con Señor Elíseo P . Jourdán, en el campo
la medalla "Caras y Caretas", en 9 2 puntos, se adjudicó la medalla do tiro de Villa San José,. ganó gano la
concurso celebrado por el Tiro Fede- "Caras y Caretas", en Tiro F e - medalla de plata de "Caras y Care-
ral, de San Pedro. deral, de Rufino. t a s " con 154 p u n t o s .
"PERGOLESE,
el Rafael de la música''
por MALERA SANDOR
Dibujo de Alvarez
LTO, pálido, gestos elegantes, ojos encendi-
A dos en hogueras de fiebre, testa soñadora,
porté altivo que justificaba su presencia en
un ambiente escalado; todas las condiciones de
una personalidad romántica se aunaban en el joven
profesor de música destinado a enseñarle el cla-
vicordio, a María Spinelli, la bellísima hija de
los príncipes de Cariati, Lo demás fué inevitable.
El amor sentó sus reales sobre el atril de! ins-
trumento. Las lecciones comenzaron a prolongarse
•en una embriaguez de acordes y miradas, en una
misma exaltación de arte y sentimientos. El rit-
mo se hizo cada vez más extraño, cada vez más
lleno de silencios que de notas. Un juramento se-
lló entre ambos la promesa de una consagración
total.
Cuando la familia adivinó el romance ya era
tarde. El drama estalló con toda la fuerza de los
prejuicios que sostenían a la MÍstocracia napoli-
tana. Absurdo el pensamiento de una unión entre
!a hija de los nobles Cariati y el nieto de un hu-
milde zapatero. Tenaz la decisión de la joven pa-
tricia frente a las dificultades que provocaba su
primero e inmenso amor. Instada por su herma-
no a elegir en la sociedad que le correspondía su
futuro marido, la bella princesita no valió un só-
lo instante: ¡Ninguno! Amenazada con violencia
la vida, de su maestro si no renunciaba a él, la
solución se planteó sin atenuantes: ¡ Monja 1
Sin embargo no estaba hecha para los rigores
de! claustro. El monasterio de las Clarisas fué
testigo de sus congojas; los corredores largos y
fríos la vieron pasar cada mañana y cada atarde-
cer con los ojos bañados de lágrimas y las manos de! tesoro artístico que guardaba su terni>eramen-
en cruz. Las paredes de su celda ahogaron cada to. Entonces fueron varios los maestros que se
noche los sollozos de su desesperada rebelión. dispusieron a modelar las formas del futuro ge-
Duró poco tiemiX). Un año más tarde velaron nio. Uno de ellos, Durante, influyó marcadamen-
sus restos en la iglesia de Santa Clara. Vestida te en su inspiración religiosa, aclimatando al jo-
de 'blanco en su prisión definitiva, la princesita ven en una atmósfera de misticismo que se tra-
María rendía el tributo de su inquebrantable amor. dujo e«i coros, misas y otras comiwsiciones de
Los acordes de una misa fúnebre rasgaban el si- iglesia. Pero lo que nadie le enseñó, lo que no
lencio con el amor patético de un gemido. Dirigía aprendió de nadie, fué sin duda la fluidez natu-
la orquesta un hombre alto, pálido, los ojos cn- ral con que se desprendíaíi sus armonías; la ri-
caididos en fiebre y la boca contraída de angus- queza de manantial profundo y cristalino que ha-
tia. Era el joven profesor de música enamorado bía en los flujos y reflujos de sus concepciones
de su alurana. Se llamaha Juan Bautista Pergokse. como si brotaran de las fuentes más secretas de su
naturaleza.
Convertido
al
Catolicismo
MonseSor A n d i n o Rodríguez y
Olnios, obispo de la diócesiSi ad-
ministrando el sacramento de la
confirmación al neófito.
Otro momento de ia solemne ce-
remonia, celebrada en ¡a capilla
de las Hermanas FrancÍ8¿ana£.
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1^0s religiosos S
ON numerosos los miembros de asociacio-
nes españolas tjuc buscaron asilo en la
península italiana,-con motivo de la guerra
civil. Muchos están en Roma, otros en Milán,
Genova y varias ciudades de la costa ügur,
donde existen conventos de religiosos ibéricos.
en Italia
las monjas, algniias de las cuales no vacilaro'.i
en ponerse al cuello un pañuelo rojo. Arreman-
gadas hasta el codo, con los labios pintados,
bajo' ¡a guía de personas fieles, pasaron en
grupos por las calles, mientras cantaban des-
agradablemente. Es cierto que sentían una ins-
Por tintiva repugnancia al hacerlo, pero no había
otro modo •de escapar. Coa frecuencia se les
RAFAEL SIMBOLI
100 CARA/ Y C A R E T A T
revisaban las manos, para ver si las tenían de- conventos se abrieron, y las hermanas se ali-
masiado delicadas y blancas. Por eso, se necesi- niaron en silencio, precedidas de la cruz, para
taba recurrir a tratamientos especiales con el abrazar y besar a sus correligionarias de España.
fin de prestar rudas apariencias, con objeto de Después, las puertas fueron cerradas de nuevo,
engañar a los perseguidores. y ei silencio volvió a los lugares de la plegaria
Una hermana joven hallábase en el hospital y el perdón.
cuando estalló la revolución. Auxiliada por sus El Papa quiso recibir en audiencia especial a
parientes, pudo escapar a tiempo. Su convento un grupo de sacerdotes y frailes españolea, de
había sido incendiado; varias de las hermanas ios cuales oyó detalles conmovedores. La voz
fueron muertas, otras hallábanse escondidas en del Santo Padre temblaba de emoción cuando
hogares amigos. Convaleciente aún, la joven les dirigió palabras de consuelo, de esperanza y
religiosa, después de peripecias de todo género, de fe. Para los religiosos que no consiguieron
logró ponerse en comunicación con otras her- salvarse Pío XI tuvo palabras de admiración, y
manas. A fuerza de buscar y de preguntar des- los puso como ejemplo. "Ellos cayeron a cente-
cubrió a la abadesa del convento, y de noche, lo- nares, a millares — dijo el Santo Padre, — y
graron Ikgar al consulado italiano. Estaban a todavía se ven en los ángulos de las calie.s, en
salvo. El buque "Sicilia" llevó a Genova 900 re- las márgenes de los bosques y sobre las playas
ligiosos, entre los cuales, unas treinta monjas del mar, cadáveres de sacerdotes, que no pue-
de Barcelona, de los monasterios, de Valdon- den tíner ni el honor de una sepultura".
c'ella y Santa Clara. Como lo ha recordado "L'Osservatore líoma-
Las dos abadesas se llamaban sor Escolásti- no" -— el diario del Vaticano, — los religiosos
ca Marugat y sor Margarita Sunol, esta última españoles afrontaron valerosamente la persecu-
hermana áel benedictino fray Gregorio Sunol, ción sanguinaria. Cuatro obispos cayeron bajo
inuy conocido por sus estudios de paleografía el furor de los comunistas: monseñores Neito, de
musical. Este residió en Milán, hasta el año Sigüenza; Huise, de Lérida; Borras, auxiliar de
1931, en que el cardenal Schuter le confirió la Tarragona, y Ascensio, de Barbastro.
dirección de la Escuela Superior de Música
Ambrosiana. Cuando sea escrita la historia de este marti-
rologio hará estremecer de horror;'
' El hermano y la hermana^ han podido así
volver a verse, antes de que ésta, que tiene 84
años de edad y 62 de clausura, volviera de rue-
vo a encerrarse en un convento milanés de
cirtercienses.
\MUÍ^I.^UÍZ/\'
' Fueron muy conmovedoras las ceremonias
religiosas realizadas con motivo de la llegada
de los prófugos españoles. Las puertas de las Roma, 1938,
CARA^ Y CARETAS 101
ncai; pero nadie dirigía un taller mejor que él, El prefecto, un antiguo camarada mfo de cole-
nadie mandaba con más energía a diez o quince gio, que una jira electoral había llevado hasta
hombres en un trabajo difícil; tenia el don de la d pueblo, quiso conocer al joven ingeniero.
autoridad. En el crudo invierno de 185..., ¡a ; Imaginaos la impresión que esto produjo en
invasión de los hielos arrastró un puente de •a aldea! Yo estaba presente al acto; el padre
madera: Villencuve, demostró en esa ocasión también estaba, pero allá en un rincón, confun-
que tenía dotes especiales de inventiva y de dido entre los espectadores, sin que su hijo,
valor. mareado por e! honor que se k hacía, ni siquie-
Cuando enviudó, quiso que su único hijo fue- ra pensara hablar de él al prefecto. Indignado
ra educado de distinta manera de lo que é! lo por ese abandono, fui a sacar al viejo obrero
había sido. A los doce años, lo puso en una de entre la multitud y lo llevé, casi a la fuerza,
escuela profesional; a los quince, lo envió a la hasta donde estaba mi camarada, diciéndole:
Escuela Central de Chalons. Sus vecinos y sus "Señor prefecto, felicitad también al padre, por-
amigos le criticaban que hiciera instruir a su que sin él, el hijo no seria lo que e s . . . " Pues
hijo como a un señor. a pesar de todo, el hijo no tuvo un buen arran-
— He sufrido demasiado con mi ignorancia que de corazón que le hiciera perdonar su pasa-
— contestaba él, — para dejar que mi hijo sea jera ingratitud; parecía estar más fastidiado de
ignorante. la profesión del padre, que dispuesto a asociar-
El día de la partida para la Escuela Cehtral, lo a su tiempo.
presencié la despedida del hijo, y me conmovie- Cuando hubo partido el prefecto, pedimos al
ron profundamente la amistad y el tierno cari- joven que nos diera algunas explicaciones sobre
ño que se profesaban. su proyecto, a ¡o que accedió con toda la gra-
Los volví a ver cuando hacía ya un año que ciosa deferencia del amor propio satisfecho. El
ej joyen había vuelto, después de terminar sus viejo carpintero, cuya actitud era a la vez digna
estudios. ¡Qué cambio! No porque hubiere de- y triste, le hizo algunas objeciones y le indicó
fraudado las esperanzas del padre; habiendo varias dificultades de ejecución práctica que su
entrado como primero a la Escuela Central, larga experiencia le sugería; el joven las recha-
había salido siendo primero, y se le citaba entre zó con toda la impaciencia de una vanidad irri-
los ingenieros civiles más distinguidos. Pero, tada, y con ese desprecio especial que tienen
e! padre ha perdido toda su alegría; su hijo no todos los teóricos por los hombres solamente
viene ya a su casa sino durante las vacaciones prácticos. Ei padre no insistió, y por toda res-
y como por casualidad; sus éxitos, los elogios puesta, me dirigió una mirada en la que leí
de sus superiores, la estúpida admiración de los todas sus penas. Me retiré con el corazón
habitantes del pueblo, lo han mareado. Apenas oprimido.
regresó de Chalons empezó a cambiar todo en Dos días después empezaron a llegar funestas
la casa paterna: la palabra "carpintero" escrita noticias al castillo en que yo paraba. El Cher
sobre la puerta, hería su vanidad; con el pre- crecía. Inmediatamente se presenta a todos los
texto de no sé qué reparación, la mandó borrar espíritus el fantasma de los espantosos desastres
y no la hizo volver a poner; el padre, a pesar ds los años de inundación. Se manda buscar
de sufrir como un noble a quien le sacaran las a Blois algún ingeniero para consolidar el mu-
armas de su escudo, se calló, resuelto a beber rallón de Rambourg, que situado a una media
su cáliz en silencio y hasta las heces. La blusa legua de aquí, es la única defensa de nuestro
de trabajo que usaba Villeneuve humillaba a valle; pero los ingenieros habían salido para
su hijo; pretendió que el viejo obrero renuncia- Ouzain que estaba'más amenazada todavía. Mi
ra a esa fiel compañera de su vida, y se disfra- amigo y yo, acompañados por todos los habi-
zara con no sé qué ridículo traje de burgués. tantes del castillo, nos dirigimos a la muralla.
Pero el padre se había sublevado a esta nueva Las oías, amarillentas, arrastraban troncos de
exigencia, y le había dicho con tono firme y árboles, resto.s de techos, trozos de embarcacio-
decidido: "¡Ah, eso jamás! nes, y los arrojaban como otros tantos arietes
E! viejo^ está triste, silencioso, con el corazón contra el muro, que vibraba y crujía a cada
Heno de lágrimas, pero se esfuerza por no de- golpe. Por todos lados, a pie, en carros, a ca-
mostrarlo. La actitud del joven par? con él, au- ballo, llegaban los habitantes de las comunas
menta _su dolor; no porque se haya hecho un vecinas, a ofrecerse para trabajar, como nosotros,
mal hijo, no usa en su lenguaje nada de duro por la defensa común. ¿Pero qué hacer? ¡sin
ni de irrespetuoso, y lo calumniaría si dijera que guía, sin jefe! No se oían más que estas pala-
ya no ama a su padre. .Sí, lo ama, pero lo des- bras siniestras que salían de la boca de los que
precia. Ya no tiene con é! esas efusiones y de- iban llegando: "¡La aldea do Brcuil está inun-
ferencias que tenía antes; ¡o abraza todavía, y dada!... ¡En la estación de Mesnil se han
hasta lo hace con cariño, pero sus carillas tie- derrumbado tres casas!..." ¡Y el Cher seguía
nen algo de chocante por su familiaridad mis- creciendo! Empezaban a producirse algunas
4na. Para él, su padre no es más que un "buen grietas en el costado norte de la muralla, nues-
hombre". El buen hombre ha intentado varias tra única defensa; ¡y allí estábamos todos inmó-
veces interrogarlo sobre sus estudios y sus tra- vües, desesperados!
bajos, pero él se ha sonreído y eludido toda con- De repente, a lo lejos, aparece un grupo de
testación. hombres agitando en el aire pañuelos, bastones
Hace poco, presencié un pequeño incidente e instrumentos de trabajo, y lanzando gritos de
que me reveló hasta dónde llegaba el mal. alegría. Son los habitantes de Dammartin que
Habiendo la municipalidad de Blois estableci- acompañan..., o mejor dicho, que traen como
do Un concurso para un proyecto de diques en triunfo a! joven Villeneuve! — ¡Oh, qué
destinados a contener las grandes crecientes de! gran cosa es la ciencia! A esa sola palabra:
Cher, el joven envió un ingenioso plano, para "¡un ingeniero!" la multitud sale al encuentro
cuya confección utilizó sus primeros estudios de del joven y casi prosternándose ante él: "Sal-
carpintería hechos bajo la dirección de su pa- vajinos! gritan las mujeres; ¡Mandadnos!" di-
dre. Ese proyecto fué aprobado por unanimidad. cen los hontbres. Y a su alrededor se elevan en
C A R A r Y CARETAS 103
el aire azadas, palas y hachas. El desorden era que forman los árboles acostados en el suelo,
fan grande como el espanto: "i Por aciuí está ei contiene los desmoramientos. Un grito unáni-
peligro I" le gritaban unos, señalándole la extrc- me de salvación sucedió a los gritos de espanto,
iiiidad_ norte del inurallón; "¡por allá se abren y los brazos agotados por la fatiga dejaron cacr
las grietas 1" decían otros, mostrándole el cos- por un momento los útiles de trabajo. Pero ci
tado opuesto. El joven, zamarreado en todas viejo Villeneuve que acababa de ponerse de
cirecciones,^ ensordecido por mil gritos desor- acuerdo con su hijo gritó: "No hay tiempo
denados, pálido de miedo, no de miedo físico, para descansar". El joven, que parecía otro des-
sino de miedo moral, por el peligro de los otros, de que el padre le servía de contramaestre, aña-
sintiéndose abrumado por el peso de la respon- dió con voz enérgica: "¡Construid sobre el cos-
sabilidad, corría de un lado a otro, hacía tapar tado norte una gran represa!... Echad allí to-
algunas brechas, daba órdenes inteligentes pero d o . . . maderas, piedras, vigas, sacos de tierra
inseguras, organizaba por cuadrillas a los obrc- y todo lo que arrastra el río!" Todo el mundo
'"os, pero parecía más bien consultarlos que
mandarlos. Su voz no tenia ese acento de au- obedecía sin chistar, ya nadie sentía fatiga ni
toridad que se impone. La primera necesidad de temor! ¡Electrizada por esos dos hombres, que
los hombres en el peligro, es creer en su jefe; se electrizaban uno a otro, la desordenada mul-
y }a. primera necesidad del jefe, es creer en sí titud se ha convertido en disciplinado ejército!
mismo. Los obreros, no sintiéndose sostenidos Dos horas después habían sido ya tapadas to-
por la convicción de su director, hesitaban y se das las brechas, tres horas más tarde, se elevaba
detenían. sobre el muelle una represa de un metro, y a
la puesta del sol, cuando llegaron en ayuda
Mientras tanto, el peligro aumentaba sin ce- nuestra los ingenieros de Blois, encontraron a
sar; sucede casi siempre que, conjuntamente toda la población agrupada en torno de sus
Con esas grandes crecientes, se levantan hura- dos salvadores.
canes que parecen marchar con las olas. Nues- Había para mí en ese cuadro, algo más
tro murallón está cubierto, en gran parte de conmovedor aún que la admiración agradecida
su longitud, por altos álamos, cuyas copas y del pueblo, y era la vista de esc hijo y esc padre,
troncos eran sacudidos violentamente por el vien- abrazados, reunidos en adelante y v^ra siempre,
to^ del oeste y trasmitiendo su balanceo a las por su heroica asociación de un momento, por
i'aices, conmovían todo el suelo. A medida que la comunidad de valor, de abnegación y de
se iban tapando las brechas, las repetidas sacu- peligro.
didas que imprimían a la tierra las oscilaciones Al día siguiente, como sintiera el desee de
de_ aquellos grandes árboles, volvían a abrir las volver a ver a los dos Villeneuve, me dirigí a
gi'ietas, esterilizando todos los esfuerzos. su casa; llegué a eso de las cuatro, y me pa-
J-Je repente, se derrumbó con gran estrépido reció notar que algo nuevo ocurría. En efecto,
un pedazo de la parte superior de la muralla; acababa de llegar una carta del prefecto para
ichzmente era del lado del valle. [Un grito de el joven, que estaba ocupado en contestarla.
desesperación sahó de todos los labios!... La Encontré solo al padre, en la misma sala en la
eatastrofe^ parecía inminente, cuando de pronto que lo había visto la primera vez; parecía tuie
el viejo Villeneuvc corre hacia nosotros. "¡Aban- esa carta lo había conmovido violentamente:
donad las brechas!...", grita a los obreros, ¿qué podía contener? El viejo se negó a de-
" i n °r'^'^" <ie mi hijo!...". Todos vacilan... círmelo.
iOs digo que es orden de mi hijo!...", repite — Mi hijo os lo explicará.
con voz atronadora. "¡Tomad las hachas! ¡To- A poco apareció el joven trayendo en la ma-
"lad las azadas! ¡Todo el mundo a los árbo- no dos cartas, la del prefecto y su contestación.
'"^s!... ¡Derribad los árboles!..." ¡Oh, qué ¡Qué diferencia en ¡a expresión de esas dos
pronto se somete el hombre a la voz del que fisonomías! la del padre reflejaba la mayor
sabe^ mandar A ese grito, a esa palabra de sal- felicidad, la del hijo era reposada y casi severa.
vación que todos hemos comprendido, "¡derri- Al verle, Villeneuve corrió hacia él, le tomó de
'^^d los árboles!" nos precipitamos todos, hacha las manos la carta oficial y me la dio:
cii mano, hacia los troncos. La presencia del — Tomad y leed, señor.
Viejo Villeiieuve, sereno y resuelto, y de su El prefecto escribía al joven diciéndole que
'lijo, no menos enérgico y más activo, parecen a pedido del Consejo Municipal, a ruego do los
duplicar el vigor de nuestros brazos. Cada gol- habitantes principales del país, y en vista dei
I'e produce una profunda herida en esos inmen- informe de los dos ingenieros, iba a proponerlo
sos arboles; los troncos oscilan; el viento, que para la cruz.
ci"a nuestro enemigo, se convierte en poderoso — ¡La cruz... mi hijo., a los veintitrés
auxiliar. Ahora, en vez de conmover las raices, años!...
sacude al tronco a medio tronchar, y agranda El viejo obrero no pudo hablar más ahogado
las heridas hechas en- el cuerpo del árbol. ¡Todos por la emoción. Después de un momento de
esos gigantes se inclinan, vacilantes ya, y están silencio añadió:
^ punto de caer! "¡Sostenedlos!.. . ¡Sostened- —-Y ahora, veamos tu contestación... léela...
' o s ! ' . . . , grita Villeneuvc, recorriendo a grandes — Mi respuesta es bien sencilla — dijo <*]
Pasos la muralla; "¡Obedeced las órdenes de joven con; un tono natural pero muy resuelta,
»ii hijo! ¡No tan ligero! Si caen bruscamente — no acepto.
sacudirán! el suelo húmedo... ¡Despacio!... — ¡No aceptas! — exclamó el padre. — ¿Por
lUespacio!... ¡Hacedlos bajar por medio de qué?
cuerdas! ¡Acostadlos lentamente!..." Todos — He aquí mis razones; estoy seguro que e!
todos obedecen, y una vez tumbados, esos gi- señor las aprobará.
bantes _ nos ayudan en lugar de amenazarnos, Abrió el joven la carta y leyó:
^as raíces, libres de sus troncos y de esos in- "Señor prefecto:
"lensos penachos de hojas, afirman y sostienen "No hablaré a usted de mi gratitud, porque
orno si fueran otros tantos estacones, a esa sé que usted la adivinará. Pero, no puedo acep-
'<^>Ta que poco antes sacudían; la masa misma tar ese honor, que creo no haber merecido".
U-4 C A R A / Y CARETA/
— ¡No haber merecido! — exclamó fuera de fué él quien la salvó, y con ello, señor prefec-
sí el padre. — Sin tu trabajo de ayer, estaba to, me habréis dado más que la cruz".
perdida toda la comarca. El padre había escuchado la lectura sin fuer-
— Sí, pero "mi" trabajo, ¿quién lo ha he- zas para interrumpirla, torturado como estaba
c h o ? . . . Pero dejadme concluir, padre. por tantos sentimientos encontrados; pero con
Y continuó su carta: Ja última palabra, se levantó bruscamente:
" . . . Q u e creo no haber merecido. Dos r.'.e- — ¡No mandarás esa carta! ¡Eso no es jus-
didas lo decidieron todo: e! derribo de los ála- to! ¡Eso no es cierto 1 Yo no sé de quién partió
mos y !a construcción de la represa. Las dos la idea de derribar los árboles, si de mí o de ti,
se deben a mi padre". pero lo que sé es que después de tu primer
— lA mí! azoramiento,.. ¿y quién es el valiente que no
— Dejadme concluir, pues — dijo sonriendo f.c turba la primera vez que entra en batalla?. . .
c! hijo, y continuó leyendo: volviste a encontrarte en posesión de todos tus
"El valor de los trabajadores, la unidad de medios; que uniste tu saber a mi práctica, que
¡Os esfuerzos y la energía en la dirección, con- regularizaste y diste forma a las ideas que yo
cluyeron la obra. Esfuerzos, energía, dirección, concebía confusas...
lodo se debe a mi padre. Yo había perdido la El hijo quiso interrumpirlo:
cabeza, la. responsabilidad me aplastaba, no — ¡No me interrumpas! Apelo al tcstiniomo
veía ya ningún medio de salvación, y me aper- del señor... ¡El te ha visto y te ha oído!...
cibía cruelmente de la diferencia que hay entre ¡Rehusar la cruz! ¡Es un absurdo!... Tuya es
un proyecto sobre el papel y un proyecto rea- como si yo k tuviera... En fin, le lo prohibo.
lizado. Fué entonces cuando mi padre vino en ¡Y no mandarás esa carta!...
mi ayuda, y en cinco minutos, con su experien- Y diciendo esto, tomó la carta haciéndola mi]
cia práctica y el hábito de mandar a los hom- pedazos.
bres, todo !o previo y nos salvó a todos. Me _ —¡Ya es tarde! — dijo tranquilamente el jo-
explico el error de los ingenieros y de los tes- ven; — había previ.sto lo que sucede. La carta
tigos de esta escena, porque durante todo el ya ha sido enviada, esa no es más que un
trabajo, mi padre gritaba: "¡Es orden de mi duplicado.
hijo! ¡Obedeced a mi hijo!" Pero la verdad es — ¡Ah, desgraciado! ¿Qué has hecho? — ex-
que él era el que mandaba, y yo obedecía. lEl clamó el padre dejándose caer en un sillón.
nq ha sido mi contramaestre, yo lo fui suyo!" — ¡Cumplir con su deber! — exclamé yo,
" N o podría, pues, señor prefecto, aceptar el .estrechando las manos al joven. .-
premio a un servicio que no he prestado; pero Y hubiera podido añadir; "¡Estad tranquilo,
íi creéis que mis esfuerzos y mis iníencicncs \v,-iy sacrificios que nO se hacen en vano!" Pero
ron dignos de alguna re- no quise empañar con la es-
compensa, haced públcia la J-i YYt P <i t n / peranza de una recompensa,
condacta de mi padre; que
toda la comarca sepa que
•'-'' r t C i t ü
D i b ü i o s de
L o
CabsUí
**'' bello ejcm;>Io de modfs-
t « y '^^ cariño.
CVRAJ- Y CARET>V/ IOS
A QUELLA noche era soberbia. El oficial en lo más alto del mástil, rechazando a cuan-
de cuarto me envió a revisar los fana-
les, y cumplida mi misión regresaba al
puente. Tenia un poco de sueño y caminaba
tos intentaban hacerlo bajar.
Allí permaneció dos días, y al llegar a puer-
to, con la ayuda de un indígena, que le habló
casi a tientas. como si fuera un hermano de raza, accedió a
Repentinamente vi una sombra que avanza- saltar a la cubierta. Del barco lo llevaron nue-
ba hacia mi y dos chispas que me miraban. vamente a la selva.
Instintivamente me hice hacia atrás. Escuché Y todavía, al desembarcar, cuando me al-
el ruido de la cadena. Luego un chasquido in- canzó a ver, sus ojos chispearon, celosos e im-
confundible, y casi en seguida fui derribado ponentes, demostrando que todo el afecto de
por un cuerpo enorme que se abatió sobre el los primeros días se había trocado en impla-
mío. cable enemistad.
Era Jock. Hay razones, pues, para que repita que los
No me dejó tiempo ni para gritar. Yo es- animales son tan capaces de amar como de
taba liviano de ropas y tenía la blusa muy odiar a los seres humanos,..
abierta en el cuello. De pronto sentí sobre él
un calor intenso y luego un terrible dolor,
Jock me había herido con sus garras. ASCANIO Me C A N N
CARAJ- Y CARETAjr 107
PALABRAS CRUZADAS
HORIZONTALES PROBLEMA NUMERO 79
1 Letra que, en números ro- / e ' 3 a s é ? f
manos, precedida de X, va-
1•
le noventa. '
/£? ii
3, Concluya, termine.
8. Pronombre personal de se- "
gunda p e r s o n a en ambos 13 •
géneros y n ú m e r o plural
en dativo o acusativo. /* 'S 16
10. Contracción de preposición
1
y artículo. "'*™°™* ~ "
11. Hacer cocos, adular, mimar. IS 19 10
12. Conjunción copulativa que
y
enlaza vocablos o frases de- 3.1 tí n
notando negación.
13. Hurtaban. "
14. Interjección. ¡ Tate !; poco zs Ih
a poco. "
16. Tuberculosis. 2? z?
17. Dativo y acusativo del pro-
nombre personal de prime- 31
ra persona de singular. ?0
18. Tercera persona del pre-
sente, singular, del verbo 32
• r
ser.
19. Hago ojales. 33 J>i JS
20. Antes de Cristo (inic.)
21. Recorra con la vista lo es- «-—«.
crito. La solución en e! próximo numero»
23. Dueño.
24. Combate, pelea, riña. tiene casamata, masculino.
25. Su mujer fué convertida en estatua de sal 6. De Babilonia, femenino, plural.
(Biblia). 7. (Benito), general español, nació en 1789.
26. Regalan. Tomó parte en la guerra contra Napo-
27. Levanto las vergas y velas. león y fué uno de los jefes del Ejército
28. Alza en motín la multitud. de la Fe (1821). Murió en 1835.
31. Molusco comestible, que vive dentro de su 8. Sufijo masculino aumentativo.
concha en espiral. 9. Figura de retórica que consiste en tomar
32. Golpe dado con la azada. una parte por el todo, o el todo por una
33. A d v e r b i o dé afir- parte, o la materia
mación. de una cosa por la
A A
f • Pmf •
34. A d j e t i v o pertene- cosa misma; plural,
í
/V
ciente al hueso. 15. Limpieza.
35. A l t e z a Serenísima L s
17. P l a n t a g r a m í n e a
P cc B E £ Ai
•
(inic). originaria de Amé-
rica, que p r a d u c e
M A L A C 1 T A N 0 S mazorcas de granos
VERTICALES
1. (Joaquín), autor de
E P 1 G £ N E LE 1 c0 amarillos.
22. Acomete.
"El borracho". C i N 0 C E r A L 0 s 24. Átala, enyolvela coa
2, Pronombre personal, cuerdas,
tercera persona,
Ti C A N A L A 0 U R A 29. Martillo grande de
U C JÉo_A N N E
masculino, singular.
3. Pongo cotos,
•
L A 1 £\oWái M 1 T 0
m madera.
30. C a d a u n o de i o s
puntos opuestos en
4. Que cobija o cubre,
femenino, plural.
5. Dícese de la batería
E S 0
• sRi^ 0 A s que corta la ec'íp-
aca la órbita tk ^r.i
D fortificación que SHN (?•/ • A\Sf^O cuerpo celeste.
Solución del problema número 78.
Las desventuras
108
CARA7" Y CARETA./
|lt\SPR0PIHÍ^SDEFlNDUNO
SOHÜHACRLRMIDAD.ATODO
llQUETOEPROPIHADEBÍfíH
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109
HAÍTAftUftRBONEROlt
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VAMOUVERSIA
ESTE eftRBOMERO
HAY POR DONDE
AGARRARLO...
11 12
lio C A R A T Y CARETA/
111 y¡y ^ H
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TURA
^m
UNA PELIGROSA AVEN- HACIENDO VOLAR EL
BARRILETE
ESTO PASA DE CASTA-
ÑO OSCURO
NICANOR EL CAPATAZ
por María Luisa Malder
por Osvaldo S. Montanari. por Pilar R. Córdoba Can- por Daniel Derdoy (Ettan-
cedo (Chaco). cía San Julián).
MI VERDULERO EN DÍA
E L ILUSTRE HUÉSPED BARTOLOMÉ MITRE D O M I N G O F, S A R - DE FIESTA
F R A N K U N ROOSEVELT por Horacio Vargas (ViUa MIENTO por Jüsé María Laniran-
per Reéita Tuttelémonda. Ocampo). poT Alda S, Poggi. eoní.
CARA./" Y C A R F T A r 111
E L RETRATO DE MI PAPA
por Nivia Zapata. MICKEY, DOMANDO
por Rodolfo Oquinodoz (E. Ríos),
EN LA ÉPOCA COLONIAL
por Anita Zamora (Río Ses^indo).
— Me regalaron estos leones, pero me parece — Vamos a hacer una primera prueba, como
que me quedan longínotis. . . dicen ]oB campeones de la tijera y la plancha.
— Un paco de tijera primero y después ag'uja — Aquí les hago iixi firulete para que no p.i-
con hilo fino. . . rezcan cola de barrilete.
— iCaracoles con coles! Una pierna en eí p r i - ^ |*v — Emparejemos ias medidas para Que no
mer pi£o y la otra en el segundo, s la izquierda^. JLXJ dis^n que los leones ios compré de quinl£<.
o £íxta mano.
113
— Como lo suponía, !OB icones son completa- — Eli psta vida hay qtie saber de todo psra no
mente l a r g o . , . Caballeros. . . meter ta pata » cada tranco.
— ¡Segunda prueba y a í u e r a ! Le en'¿ por un — Cortp por aquí y corte por oilá ¡eí corte oue
campólo y mcdío. 8 me voy a dar et domingo 7Í
He hablado de Benito Neto. Era un misterio profundo cómo Como prisioneros éranos forzoso contar con Benito cuando nos
había conseguido, allá en épocas remotas y sin duda a favor de animaba el propósito de evadirnos;. Benito nos escuchaba en silencio
algún sacudimiento, de alguna convulsión caótica, nada menos que y luego preguntaba tranquilamente: "¿Dónde vamos?" Porque él
una llave del portón de la calle Bolívar. Nadie sabía dónde la no prestaba la llave jamás, no la alquilaba, no la vendía. El era
guardaba y todas las empresas organizadas para robársela dieron siempre de la partida, fuere cual fuese el objetivo. En vano se le
siempre un fiasco completo. Benito la cuidaba, la aceitaba con fre- objetaba: "Benito, ¡estamos los tres invitados a un baile!" — "Me
cuencia y tenía un aparato especial para extraer del caño todas presentarán", respondía. — "¡Vamos a una comida a casa de Fula-
las pelusas que en él se alojaban. no" — "¡Comeré!", afirmaba.
•23 —
JUVENILIA, por Miguel Cañé, Adaptación en cuatro imágenes semanales, para los jóvenes lectores de "Caras y Caretas". (Sf
Para todo tenía una respuesta: "Una tía mía está muy enferma. Se educaba en el colegio, desde ti«mpo inmemorial, un tipo aca-
La velaré. Tengo que ver a una amiguita. Ha de haber una chinita bado de bohemio, lleno de buenas condiciones de corazón, haragán
con quien yo pueda c h a r l a r . . . " Así le hem.os visto asisúr grave- como una marmota, dormilón como el símil, con una cabeza enor-
mente,- con su eterno jacquet canela, a entierros de lejanos parientes me, cubierta de una melena confusa y tupida como la baja vege-
de algún estudiante cuya conducta no había merecido un permiso tación tropical, reñido con los libros, que nunca abría, y respon-
de salida y que acudía al arte de Benito. Era el lord Flambo- diendo al nombre de Galerón, sin duda por las dimensiones colosales
rough de Sandcau, pegado al joven homeópata como una ostra a del sombrero que tenía la función obligatoria y difícil de cubrir
la peña. aquella ciclópea.
_ 2 4 _ •Zl —
C A Í Í A / Y CARETA,/- 117
Reunión
deportiva del
Cluh Policial
Ln W jjt'daMn del Club Policial, durante uno de los asaltos del torneo
do csp ida, donde se disputaron las pruebas finales del Campeonato
Anual.
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* •. • ,•.. «
• *.••.
Direecj^
». .•. « * » A
Loealiéail Niños que asistieron a ift r4>uníón infantil IK^vada Ü efecto 4.:) Í..I.>.^ JÚ lus
« .* .« * m e&posos Ponce-PAÍÍiet, de Santiago del Estero, festejando «1 primer cum-
plbaaQ'i de ¿u hijita Alicia DoUy IViresita.
C A R A ^ Y CARETAJ" 119
(Continuación de la página 48)
poco podía saborear las delicias del opio ni Concursos semanales de
de la mesa. Por otra parte, nosotros los japo-
neses permanecemos sobrios at'in en la opu-
acertijos de
lencia. ce
Takaissivo no podía gozar de nada de esto.
Pero en San Francisco las geishas son bellí-
Caras y Caretas"
simas. A ellas ofrecía el champaña, las ostras
y el opio.
Pasaba las noches en las casas de té, donde
escuchaba con aire indiferente la música estú- Al a b r i r s e el sobre c o r r e s p o n d i e n t e a
pida e liistriónica, admirando a las bailarinas
y gastando su dinero. Volvía a su casa al la s e m a n a v e n c i d a el s á b a d o 19 d e
amanecer. diciembre, resultó ser el n ú m e r o 108
Entra una mañana en el momento preciso el c u a d r i t o l l e n a d o , h a b i e n d o a c e r t a -
en que Minamato vigila la salida de un magní- do las [siguientes p e r s o n a s : E n r i q u e
fico buscador de oro de California, de cabellos
extrañamente rubios. Del Buono, W a l t e r Rivero M a z a y
Para hacerle comprender la sensación de Francisco P a r í a s .
Takaissivo debo decirle que fué semejante a la
que experimenté cuando yo tomé el primer
helado en Europa — entre nosotros los japo- EFECTUADO EL SORTEO CORRESPONDIE-
neses no se conocen: — me sentí todo frío RON LOS PREMIOS EN LA SIGUIENTE
por dentro. ¿Me comprende usted? Takaissivo FORMA:
agregó este hielo al de su corazón para hacerlo Primer Premio • SIETE ARGENTINOS ORO
más frío, y lejos de estrangular a Minamato,
fué a dormir al hotel. Walter Rivero Maza, calle 8 N? 154S, La
Plata, F. C. S.
A la noche, cuando fué al circo, impasible
como una piedra, su mujer estaba ya. La hora Segundo Premio - DOS ARGENTINOS ORO
de su número llega. Una larga aclamación los Enrique D.el Buono, Arenales, 2686, Ciudad.
acoge.
La sonrisa de Minamato es imperceptible- Tercer Premio - UN ARGENTINO ORO
mente más pálida que de costumbre y la mira- Francisco Parías, Oran, 1698, Ciudad
da de Takaissivo solamente algo más sombría.
Los dos saben perfectamente lo que ha de En los trece sorteos efectuados hasta la fecha
ocurrir. han c o r r e s p o n d i d o ios premios a las siguiente»
Minamato toma su colocación sin hesitar, personas:
pues la mujer japonesa sabe cumplir hasta la
muerte con su deber, y Takaissivo no tiembla, PRIMER PREMÍO - 7 a r g e n t i n o s oro.
porque un japonés sabe dar y recibir la muerte
con la misma serenidad. Carlos llharreborde. Moreno, F. C. O.
Takaissivo toma el primer, puñal y lo lanza José M. Gemolo, Uspallata 553, Ciudad.
•con su calma habitual. Por su lado, Minamato J u a n BidoKBÍa, Suáren 1165, Ciudad.
está, bien tranquila sabiendo que no tiene nada I. H. OBgioni, A. Castellanos 660, Esperanza, S. Fo.,
Próspero Canabal, Guayaquil 6.40, Ciudad.
que temer a los primeros cuchillos. Julio Torres Palacios, G. Urquiza 2294, Ciudad.
; Pasan veinte, treinta, cuarenta puñales... To- Itaquel Carú, 25 de Mayo, F. C. S.
dos van a clavarse con una seguridad milagrosa. Raúl A. Villarroel, Amenábar 2880, Sania Fe,
IPronto no restan más que dos; uno pequeño Carlos Gosende, Tapalqué 5147, Ciudad.
y el grande. Takaissivo comienza a saborear Valentín Sacco, J u n í n ITIB, Ciudad.
la alegría de marrar el golpe. Podría lanzar el Vicente A. Di Gandió, J . M? Moreno 1671, Ciudad.
puñal, por ejemplo, sobre el ojo, con tal violen- Pedro J. Asquiní, Thompson 685, Ciudad.
Walter Eivero Maza, Galle 8 N9 1546, La Plata, F. C. S.
cia, que el cráneo quedara clavado sobre la
tabla. También podría lanzar la enorme cimi- SEGUNDO PREMIO - 2 argentinos oro.
tarra sobre el corazón ¿Qué elegir? Arrojar M. O. Alconero, Asamblea 686, Ciudad.
los dos. Takaissivo, con un movimiento rápido, l'^rancisco Rodrígruea Gamos, Carmen de Areco.
Francisco Echeverría, Chacabuco 950, Ciudad.
empuña las dos amias. Minamato sabe lo que Pedro de Tomasi, Castelli, F. C. Sud.
va a ocurrir. Ernesto Pérez, Montañeses y Echeverría, Ciudad.
i ¿Ha escuchado usted el aullido que lanza una Antonio Soljún, Arias, F. C. C. A.
fiera salvaje acorralada, cuando va a lanzarse .Francisco J . EcheverrLi, Chacabuco 866, Ciudad,
sobre el cazador? Bien, así aulló Takaissivo al Teodoro Duarte, Defensa 52S. Ciudad.
lanzar las dos armas. Y en el espacio de un Luis De Mayo, Bolívar 776, Ciudad.
relámpago, volaron de sus manos. Se diría lan- María Alicia Pereyra, Herrero 134, Ciudad.
D. V. Martíncí, Eduardo Acevedo 648, Ciudad.
zados hacia un mismo punto. Víctor.M. Kessler, Montes cje Oca 760, Ciudad.
Una aclamación formidable, tronante, explo- Enrique Del Buono, Arenales 2688, Ciudad.
tó en el circo. Jamás Takaissivo había osado TERCER PREMIO 4 .1 argeíntino oro.
un esfuerzo de tal audacia. iLas dos armas J. BosuB de Fernándesí, TjanÓB, F . C. Sud.
arrojadas a la vezr! Elena Vsfgsis, J u r a m e n t o 2100, Ciudad.
El puñal se había clavado junto al ojo dere- Enriqueta Avila de Averün, Chile 1320, Ciudad.
María Luisa I. de Spilmann, Castelli 140, (Jampana,
cho de la joven mujer y la cimitarra, tocando E r n e s t o Ratláelli, Estación Abasto, F . C. S.
el seno dere,cho, se sacudía todavía por la vio- Arturo Moreira, Martín García 700, Ciudad.
lencia d.cl choque, Horacio Rapalini, BúnCicld, F , C. Sud.
Ramón Torrea, Tucumán 2750, Ciudad,
Minamato cruza las manos sobre el pecho y Hijiólito II, IbAficz, Cuenca 716, Ciudad.
, saluda al público con la más radiante do sus M. E. Garibaldi, Ensenada 128, Ciudad.
sonrisas. Delia Müller, Desvío 236. P. C. Santo F e .
Francisco P a r í a s , OrAn 1698, Ciudad.
V Í C T O R C H O L N O K Y Francisco Faría», Oran 1698. Ciudad.
i 20 C A R A / y CARETA.^
É^m^f %^J
POEMAS DE LOS CÍRCULOS CONCÉNTRI- en que están sumergidos sus personajes una
COS, por Graciela Peyró de Martínez Ferrer, preciosa definición de sensaciones, percibidas
Corleta y Castro. Buenos Aires. a veces por los sentidos que no están directa-
mente en juego. Sensaciones auditivas explica-
Este libro de versos, el das y referidas a recuerdos de sensaciones del
nombre de cuya autora ine tacto o de la vista. Se ve a menudo en ellas una
era desconocido, se abrió por exactitud que no admite prueba material y que
primera vez en mis manos si bien, estilizada, no nos aparece menos sin-
en la página veintidós y se cera. "En el otro lado se oía la música que traía
fijó mi vista en: un olor a tarde alargada, y también a caramelo
"Alas de luz pasaban sobre de fresa. Ahí estaban las lindas mujeres asoma-
[las cosas das a los refrescos que saben a varillas de som-
madurándolas de alegria," brilla, las mismas que cuando pasan por el es-
No cabía duda. Nos en- tanque tuercen la cabeza para no verlo". Tam-
contrábamos en presencia de bién atribuye la autora gestos humanos a las
un nuevo poeta. Impresión cosas, comunicándoles una emoción a la qué
tan poco frecuente, que participa más de la estamos más acostumbrados, " . . . u n a tarde ha-
sorpresa que del júbilo. bía llegado hasta el rosedal donde están las
Hay en estos versos, gran variedad rítmica, rosas que ni pestañean". Al mismo tiempo ges-
y corresponde a cada situación emocional un tos humanos encuentran equivalentes que los
movimiento y una música diferente; atropella- explican en algunos movimientos habituales
do fervor en algunos: que se imprimen a los objetos y la compren-
"Me sentí ágil sión de ellos se hace total y perfecta. "Marga
frente a los caminos desbrozados; desanudó su triple sonrisa, y su pecho se que-
había una fuga de dudas dó grave y suntuoso."
delante de tus palabras". Parece poseer Luisa Sofovich una inagotable
Pausada intimidad en otros; cantidad de sensaciones y cada estado de espí-
"Tus palabras recogieron el paisaje ritu encuentra en alguna de ellas una analogía
y lo acostaron en mis brazos". tal, que no puede saberse si materializa ideas
Siente la autora una embriaguez de sonidos, o sentimientos o percibe las sensaciones de una
que nada tiene de común con el palabrerío manera en !a que predomina su sublimación
retórico y suele darle a las palabras o a algún espiritual.
conjunto de días un sentido, un significado, En los paisajes de este bello libro se navega
que no podrían tener fuera del verso del que a veces con lentitudes de profundidad subma-
forman parte. Esa parte mágica de la poesía, rina o se vuela en fulgente velocidad.
que escapa a cualquier definición precisa, plana
en todas las páginas del libro; en sus paisajes LOS GAUCHOS JUDÍOS, por Alberto Gerchu-
de luz graduada por el destello o por la som- noff. Editor Gleizer. Buenos Aires.
bra de la imagen interior. La señora de Mar-
tínez Ferrer es una poetisa que tiene mucho La primera edición de este
que decir y esperemos que continúe diciéndolo. libro data ya de un cuarto
de siglo. A pesar de la ex-
trema juventud del autor en
LA GRUTA ARTIFICIAL, por Luisa Sofovich. el momento de su aparición,
Edición de la Sociedad Amigo» del Libro ya son en él evidentes las
Rioplatcnse, Montevideo. cualidades literarias y el ta-
lento de Alberto Gerchunoff,
Una serie de novelas cor- tantas veces desmostrado en
tas prologadas por Ramón obras posteriores y en su
Gómez de la Serna. larga y cotidiana labor pe-
Toma la autora de la rea- riodística.
lidad, como sucede en las Está formado este libro por una serie de
alucinaciones oníricas, ele- pequeños cuadros de costumbres, inspirados en
mentos intermitentes, que la vida de los colonos judíos, que la obra filan-
van apuntalando la construc- trópica de! barón Hirsh, salvó de los "pro-
ción imaginativa, sin lograr groras" de la Rusia de los zares y proveyó de
desviarla de su curso. Se tierras en la provincia de Entre Ríos; donde
¿j, mueven todos los persona- pudieron revivir al amparo de las leyes de un
jes en una atmósfera donde país libre y generoso.
la confusión es voluntaria, y aparecen y se es- Todo el libro es un tácito agradecimiento al
fuman sin que pueda verse en sus actos_ ningu- país donde esas colonias se hallan instaladas
na ilación aparente, ni esa íógíca objetiva que y !a demostración de cómo esa raza se va
parece no ser imprescindible en las creaciones dejando asimilar por el país adoptivo, en igual
del espíritu. grado que cualquier otra. '
Contrasta con la vaguedad de 1» atmósfera De manera conmovedora se describe la ha-
C A R A / Y CARETA/ 121
O M N I A
El equipo electrógeno que proporciona
El mercado automovilístico
anuncia la llegada de un equi-
po electrógeno — sellado ya
como producto 1937. — Se tra-
ta del OmiTsa, que es, como lo
dice su mismo nombre, una
LUZ Y FUERZA MOTRIZ verdadera usina eléctrica por-
d e 6 y d e 12 v o l t s 2 1 0 w a l t s . tátil.
IDEAL PARAí Camping. Si bien el Omnia, sirve para
'Playas. Granjas. Chacra». producir luz y fuerza motriz
Talleres. Y a c h t s , etc. siendo jwr lo tanto un equipo
ideal para el campo, playas, es-
ENCIENDE 14 lámpara» tancias, granjas y chacras, es
de 15 watts. también, y doblemente ideal,
para el automivilismo, ya que
CARGA UNA BATERÍA es un equipo portátil — pesa
de 6 ó 12 vts. tan sólo 2.3 kilos, — y es in-
diípensable en los modernos
campings automovilísticos, eti
y CONSUME TAN SOLO los talleres, eti las estaciones
UN CUARTO DE LITRO
DE NAFTA POR HORA. de servicio, en las lanchas y en
los yates.
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P E D R O F I O R S
CARA./- Y CARETAJ- .123
N O t i €i a r io
gráfico del
interior
fotos de Pos, Pirez, La Via \j Torre.
Jujuy. —' El señor Jaime Molíns acompa-
ñado por la Comisión Provincial de Bellas
Arles que auspició su conferencia en el salón
de actos de la escuela Bclgrano.
El premio
de Navidad
dos del Banco
Buenos
Rodolfo Victoriano Ortúzar, el feliz José E. Esquerré, jefe de la sección, Otro» favorecidas: Baldomero Gl-
poseedor de dos vigésimos, y el úni. poseedor de dos participaciones, y
co que hizo abandono de su puesto. gan y Rodolfo E. Cabral. Esto
Helvecio B. Marti^noni.
también se sacó un auto.
GuiUcrmo A. R. GuUand recibo la Ricardo Chellé y Raúl A. Chateau» ha- Jorge G. Díaz felicita a los afortuna-
feUcitación del compañero Gcró- ciendo un paréntesis para comentar dos Ricardo O. Imbrogno y Lisardo
nimo A. Frangí. . «u buena estrella. Rodríguez,
Helvecio B. Martignoni roci-* Roberto G. Planes y Vicente Di Lorenzo pro- Luis D*Aprile, que había vj^n*
b 1 e n d o una feltcit:u ió» por curando concentrar un atención en el trabajo dido su parti(.»|>r*cion a Ro*
teléfono. úí* todos Jos días. doUo O» tuzar-.
126 CARA/^V CARETAT
einco
HUMORISMO en CINELANDÍ A
minutor
ínkrvala
Marlene Dictrkh y Charles Boycr en una
escena de "El jardín de Alá". Un binomin
cficas y que permitirá congregar para el
mismo espectáculo a los admiradores de él
y a las admiradoras de ella. Pero... ¿es que
en el cine, todavía, luego de algunas pruebas
en contra, sólo se logran los trinnjos a ba-
se de estrellas? ¿Es que no hay un solo
director capas de lograr una obra de arte
con una figura desconocida?
R I D G E
Por Aclolfa A. Gabarret
REPUDIO DEFINITIVO
Desde principios de este año he venido llaman- torneos en general, puesto que los que semanal-
do la atención de los aficionados sobre io erróneo mente se organizan en los clubs, así como los
e inconducente del sistema de clasificaíión que se campeonatos internos de los mismos, se ven cada
pretendía imponer y que, a pesar de todas las ad- vez más concurridos, debiendo en algunos casos
vertencias, halló eco entre la mayoría de los lla- limitarse de antemano el número de participantes.
mados a legislar sobre la materia. Aún después La Comisión Argentina de Bridge, cuyos actua-
de sancionado sostuve que su vigencia no podría les miembros se inspiran exclusivamente en el bien
durar porque sus fallas se harían más y más evi- de dicho esparcimiento y que no son de los que
dentes a medida que se fuera aplicando y que por haberse equivocado una vez, se emsjecinan en
la práctica se encargaría de destruid totalmen- mantener su error, había sentido ya la necesidad
te los rebuscados argumentos con que se lo de reabrir el estudio del asunto y de volver al ta-
defendía. pete la debatida cuestión, a cuyo fin procedió a
Poco tiempo bastó para qu¿ eso sucediera. El designar dos comisiones para que la asesoren en
fracaso del Campeonato de equipos por falta de lo que ha de proponer a ata asamblea que tiene
inscripciones, fué el primer tropiezo serio; el de- proyectado citar para principios de la temporada
sinterés, rayano en el desdén, demostrado por los próxima.
jugadores con motivo del último torneo clasifi- Una de esas comisiones tiene por misión estu-
catorio del año — que hubo de declarar desierto diar las modificaciones que debería sufrir el gali-
por haberse inscripto sólo seis parejas, — ha sido matías con pretensiones matemáticas que actual-
la puntilla con que la casi unanimidad de los brid- mente nos rige, para poder conciliarse con la prác-
gistas, evidenciando' de manera-» concluyente su tica y convencer a los aficionados; ímproba ha de
buen sentido y demostrando que no se deja enga- ser la tarea y tanto, que me atrevo a afirmar que
ñar por relucientes oropeles ni seducir por dulces es tiemp<j perdido. La otra comisión estudiará el
cantos de sirena, ha h^cho pasar a mejor vida a! asunto ampliamente y es de esperar que lo haga
sistema Gíssio del cual noi quedará como recuer- con toda la ciencia y conciencia de que sean ca-
do los bonitos cuadros, los bien diseñados gráficos paces sus miembros para que tengamos tma vez
y e! bello aunque oneroso libro mayor en e' cual por todas un reglamento definitivo y que los afi-
se registraban meticulosamente los resultados de cionados puedan saber a qué atenerse y no estar
su artificiosa ecuación. supeditados a que cada ño se introduzcan modifi-
Y no podrá alegarse que esa ausencia de ins- caciones que todo lo alteran y que sólo redundan
cripciones es debida a una falta de interés por los en perjuicio de! bridge, .
LA C O P A M Y R I N
Como preveía en un comentario anterior, el re- una apreciable ventaja al Club Argentino de Brid-
sultado de los matches de la última rueda del ge, demuestra que para obtener buaios resultados
Campeonato Interclubs (Copa Myrin), ha deter- no basta la aplicación de una técnica irreprocha-
minado el empate en el primer puesto de los clubs ble, sino que se requiere también — y e:i mucho
"León Cajiabal" y Social de Bridge, cada uno de mayor grado de lo que se supone, — tener en cuen-
los cuales ha logrado_triunfar en seis de los siete ta ia psicología y la capacidad de los adversarios
encuentros que el "fixtnre" establecía. El match para poder, llegado el caso, recurrir a un ardid
de desempate, que se realizará en estos días, dará con el fin de confundirlos.
lugar a una de las ludias más interesantes de nues- El héroe de la mano que analizo fué el doctor
tros anales bridgísticos y es de esperar que sea Guillermo A. Salcedo, capitán del equipo citado,
una demostración del buen bridge que son ca- conceptuado como uno de nuestros buenos técni-
paces de practicar los representantes de ambas cos y que como jugador está a la altura de los
entidades. mejores, faltándole sólo la resistencia requerida
Los dos matches en que intervenían ios clubs para mantener su juego hasta el final de los lar-
citados fueron gauades por sus respectivos equipos: gos encuentros que estas pruebas implican. Sal-
el Social obtuvo una cómoda victoria sobre el cedo, que es sólido y claro en su reinate, cuidado-
Club Argentino de Ajedrez y el "Casabal" ven- so cuando cartea como declarante c imaginativo y
ció en lucida lucha al Club Argentino de Bridge, audaz en sus juegos de contra, es además el mejor
siendo este encuentro, por la calidad del juego compañero que pueda imaginarse, pues nunca aban-
desarrollado, uno de los mejores del certamen; pa- dona el tono afable y amistoso, sabiendo aceptar
ra probarlo b;ista decir que de las 36 maíios dis- con fiJ'isofía los mayores errores de sus compa-
putadas, 17 resultaron empatadas. ñeros con 10 cual logra mantener bii;n alto el ni-
El juego que comento a continuación, que dio vel moral de su bando.
C A R A / Y CARETA/ 129
LA R E D EC L A R A C 1 O N
( C o N T I N U A C I o N)
49 — Cuando se ha iniciado el remate con " 1 " una redeclaración alentadora y se haae conforme,
a palo 3; el compañero responde anunciando otro a la cuenta de Bazas Ganabks que hemos visto al
palo (de rango inferior) a nivel de "2", el abridor iniciar el tema que nos ocupa. Haciendo ese cálcu-
está obligado a hablar de nuevo, puesto que la lo se sabrá si conviene dar uno o más aumentos,
respuesta palo sobre palo es "forcing" por una pero en caso de que el color nombrado por e! com-
vuelta del remate. Sus posibles redeclaracíones pañero fuera un palo menor (<> o «^) en el cual
dei>enden de la fuerza y composición de su se requiere ir a "5" para hacer el "game", es
juego. preferible no levantar el remate a más de "3" pa-
A — La redeclaración del palo de apertura de- ra dejar lugar a que aquel contrate 3 S.T. si su
be considerarse como un "sign-off" y sólo mues- juego se lo permite. Ejemplo:
tra que dicho palo era rcdeclarable. La acción ul- A Q-x ^ A-Q-x-x-x O A-Q-.T-x 4> K-x
terior queda a cargo de la mano que resiMudc. Se ha abierto el remate con 1 's? ; c! compañero
B — El anuncio de un palo nuevo, siempre que responde 2 O. Aunque la mano autoriza un salto
no implique una inversión ni un encarecimiento del a 4 0 , no conviene hacerlo porque impediría un
remate, puede hacerse aunque no se posea valores contraío de 3 ST. que es lo que la manb que res-
suplementarios. Ejemplo: ponde ptiede estar buscando. La redecíaración jus-
é K-x-x <y A-K-J-x O K-lO-x-x ^ x-x ta es 3 0 .
Si sobre ai>ertura de 1 ^ el compañero contes- D ~ El anuncio de 2 ST. sobre respuesta de
ta 2 A , el abridor no pierde nada co«i anunciar "2" a palo es una redecíaración que debe hacerse
2 O, porque no encarece el remate y por otra con mucha cautela. La redetlaración 2 ST. hedía
parte su mano es demasiado débil para 2 ST. y con manos mínimas es uno de los .errores más fre-
su palo de apertura no es rcdeclarable. cuentes y graves de los jugadores medianos. No
Si la rcdeclaración del abridor ai anunciar un del>e hacerse tal anuncio con el fin de negar el
nuevo palo implica una inversión o se hace a nivel palo del compañero. Sólo en el caso de tener una
de "3", se delx: considerar que su nlano es fuerte muy buena mano (3 yí B.H. por lo menos) se
(4 B.H. o 3 J/2 distribuidas en tres palos inclusive está autorizado a hacer tal redeclaración, para lo
el anunciado por el compañero). Ejemplo: cual se requiere además un mínimo de dos cartas
é X 1^7 A-K-J-x-x O K-x 4» K-Q-x-x-x en el palo del compañero. Ejemplo:
Después de abrir con 1 ^ y de recibir una res é A-x-x ^ A-J-10-x-x O x-x 4b K-J-x
puesta de 2 0> la redeclaración de esta mano es Se ha abierto con 1 ^ y el compañero ha res-
3 4f, porque la falta de '/i B H. está compensa- pondido 2 O- No debe redcclararse k mano anun-
da por la ligera coincidencia (K-x) en el palo del ciando 2 ST.; su fuerza no lo autoriza. La rede-
compañero. •. cíaración cxacta.es 2 'v'.
C ~ El aumento ai el palo del compañero es (CoKííHuaró)
130
• El fútbo
EL REFEREE M A S R E G U L A R
COSITAS DEL AÑO
Los r e f e r e e s comenzaron
actuando en forma irregular. La cuarta división especial de River
Así p u d i m o s observar que Píate se ha clasificado nuevamente cam-
cuando un arbitro actuaba en peón, demostrando la regularidad y perso-
buena forma en un partido, en nería de los noveles elementos. Ha sido
otro lo realizaba de tal rnane- una hazaña formidable la de esos mucha-
ra que sólo obtenía recrimi- chos, que vieron al principio de temporada
naciones. mermados sus elementos, ya que muchos
Puede decirse, sin embargo,- de ellos pasaron a las divisiones superio-
que si bien no actuaron en la res. Los designados, sin embargo, dejaron
forma deseada durante el transcurso de la Copa bien sentados los prestigios de esa cuarta
de Honor, se reivindicaron en la Co'pa Cam» división que viene haciendo tabla rasa en
peonato, ya que en esta última puede decirse ios campeonatos: 17 partidos jugados, 13
actuaron con mayor regularidad en su eficiencia. ganados, 2 empatados y 2 perdidos, obte-
De todos los arbitros, Bartolo Máselas ha sido miendo 28 puntos a su favor y 49 goles
el más regular, ya que actuó demostrando ma- anotados, mientras que en contra sólo tie-
yor seguridad en sus fallos. Ha sido, pues, el ne 19. Como se puede apreciar constituye
que se destacó entre sus colegas del fútbol. ona gran campaña.
19 3 6 • C A R A / Y CARETAJ
R I V E R P L A T E
SAN L O R E N Z O
132
lí) P a r a que el voto tenga validez, el votante deberá llenar con letra
clara el cu¡)ón correspondiente indicando su nombre v dirección y lo
remitirá, bajo sobre, a: S E C U N D O C R A N C O N C U R S O F U T B O -
L Í S T I C O D E "CARAS Y C A R E T A S " , C H A C A B U C O N ' I5I,
CAPITAL FEDERAL.